Te Odio...
Capitulo I: Sentimientos podridos.
Una figura oscura se mueve de manera delicada, y al mismo tiempo sigilosa, como si a pesar de cumplir con sus deberes como un simple mayordomo, estuviera cazando una presa.
Abre con un movimiento rápido las cortinas despertando a su amo. Su señor apunta su mirada fija hacia aquella extraña figura. En un principio y tan solo por un segundo parece un inocente niño, lleno de belleza y vida, eso es lo que aparenta cuando está medio dormido. Aunque la realidad es otra.
-Buenos días mi señor, aquí le tengo preparado su desayuno. Tiene para elegir...-
El mayordomo hace un leve reverencia, intentándo demostrar delicadeza y encanto, todo lo necesario para satisfacer a un señorito de la clase alta.
Pero el “Dulce niño” que apenas logra abrir sus ojos en la mañana ya recobró completamente su sentido y alzando la vista le clava una mirada de odio, llena de amargura.
-Cállate Sebastian, no me interesa realmente, sal de mi habitación- lo interrumpió bruscamente.
-Yes, my lord- El mayordomo un tanto frustrado abandonó la habitación.
Últimamente todas las mañanas eran así, por lo que el bien preparado mayordomo de la casa Phantomhive, había dejado un bandeja de plata con un desayuno recién hecho en la mesa, junto a la cama del conde.
Ciel por su parte, miró su dedo indice, la soledad de esa inmensa habitación lo angustiaba. No había forma de opacar los sentimientos que tenía. La necesidad de ocultar la prueba de que es humano, y siente como todos, lo llevó a buscar formas de “matar” sus sentimientos. Siguió observando su dedo, entonces destapó la tetera y lo dirigió hacia el agua hirviendo, lo metió e hizo un expresión ahogada de dolor. Mordió su labio inferior, cada día era peor, muy pronto terminaría muy mal. Pensaba "si pudiera llorar lo haría, pero hace años que ya no puedo".
pov Ciel
Cada mañana es peor, tengo la misma sensación casa vez que Sebastian se acerca al despertarme, veo "Su" rostro. Por eso lo Odio, seguramente es algo intencional, como demonio sabía que me irritaría. Nunca pude ver su forma original, pero su silueta es muy parecida a la de mi padre. De no ser por su cabello y aquellos ojos rojos, yo caería en la desesperación. Mi cuerpo lo anhela, pero seguramente solo necesito de cualquier persona. Podría ser Lizzy, o quizás hasta un hombre, ese demonio lo sabe, lo presiente y por la misma razón debe estar jugando con mi cabeza, hace que reaccione en las mañanas. Pero a Ciel Phantomhive nadie, lo hará caer.
De todas formas la culpa me carcome, aunque no lo entiendo, puedo matar sin piedad, ser egoísta, frívolo, insensato, egocéntrico, y tantas cosas mas sin derramar una lágrima, completamente libre de culpas. Pero el hecho de que mi mente quiera a ese demonio para otra cosa además de mi venganza es algo imperdonable. A todo esto, muy en el fondo me recuerda a Vincent. LO ODIO.
A la hora del almuerzo
-Bocchan, permítame distraerlo por un momento, pero he notado que últimamente se encuentra irritado, ¿Le sucede algo?- le dijo su mayordomo mientras acomodaba, perfectamente los cubiertos.
-Nada que sea de tu incumbencia- Le respondió mientras fijaba su mirada penetrante en Sebastian. Los ojos del conde últimamente eran seductores, con un aura único en el mundo. Sebastian esbozó una leve sonrisa.
De repente Finnian queriendo entrar al salón rápidamente rompió una puerta, pidió disculpas y dijo exaltado que Lady Elizabeth había llegado repentinamente.
Ciel puso los ojos en blanco, ella solo podía traer problemas. Pero luego tocó sus labios, reflexionó un momento y dijo- Díganle que la espero en mi habitación-
Sebastian pegó un pequeño salto que disimuló completamente. Al mismo tiempo Ciel se levantó para dirigirse allí. El mayordomo lo siguió por las escaleras y le preguntó "Acaso no va a comer"
Ciel se rió- Como tu tienes hambre, yo también tengo, solo que ocasionalmente mi apetito quiere otras cosas.- Y continuó su camino.
Finnian también rió- Parece que el amo hoy está algo seductor, hasta se me puso la piel de gallina-
Con un color de ojos rojos, tan intensos como la sangre Sebastian continuo caminando con la cabeza altiva.
pov Sebastian
Oh, he quedado tan aturdido, esa alma tan malévola siempre tiene algo nuevo que mueve todo mi ser. Si no es su maldad, es su valor, si no es su rencor, es su debilidad, y si no es su seriedad, es su sensualidad. En tanto tiempo de existencia nunca creí encontrar algo que me hiciera dudar de esta manera. Lo que siento es deseo. Deseo de comer esa alma, deseo de disfrutarla una eternidad, cuan efímero es al mismo tiempo ese deseo, se desvanece al momento de tenerlo cerca, quiero hacerlo enojar, sentir y caer ante mi. Si no lo lograse, no podría comerme su alma y todo esto junto hace que desee su cuerpo también.
Aquel ser humano que puede despertar cosas extrañas en un demonio, el mismo que elije a esa Lady antes que a mi. Por lo menos tengo el consuelo, de ser quien ve todo de él. Y de cierta forma me pertenece, como admito que también le pertenezco yo a él. Lo odio.