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De las Aves y las Abejas por Kikyo_Takarai

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Notas del capitulo:

Hannigram para empezar, no sé me ocurría nada sobre esto, así que la solución fue improvisar y basarme en los comics de Camille FliynRottem en Tumblr.

Will llevaba días en el bosque, tenía hambre y frío. Había matado un venado hace casi una semana pero en el frío invernal la comida escaseaba, un lobo solitario, expulsado como él de su propia manada, tenía los días contados si no encontraba refugio, alimento o un nuevo grupo dispuesto a recibirlo.

Pero en invierno los grupos no querían más miembros Alfa. Los Alfa comen más, cojen más y provocan más peleas. Los Alfa matan cachorros, cosa que Will jamás haría, y reclaman omegas cuándo el celo los invade con fuerza para compensar por el clima frío.

Al final de su tercer día sin comer estaba agotado, los pies entumidos por el esfuerzo de caminar entre la nieve y llevar a cuestas un cuerpo adulto sin más combustible que un poco de corteza de árbol.

Entonces la olio. Sangre. Sangre fresca, mucha, manchando la nieve y derrochando su aroma sobre cada centímetro cuadrado de aire viciado que rodeaba el claro al que Will corrió, decidido a comer, a comer lo que estuviera sangrando y a comerse lo que lo hubiera hecho sangrar.

En medio del claro estaba otro lobo. Su pecho ancho estaba cubierto de pelo al igual que su rostro, un lobo mucho mejor protegido que Will por la misma naturaleza. Su boca estaba teñida de sangre que bajaba roja y viscosa por su pecho y sus manos, miraba la luna con una aire ausente. Las gotas que caían en la nieve blanca soltaban vapor a la noche blanca.

En el suelo, a sus pies, tiñendo nieve pulcra, estaba el cuerpo de otro lobo. Un caníbal pensó Will. Uno hermoso, con poderosas facciones y ojos salvajes  que ahora lo miraban directamente. Will se paró frente a él, pecho hinchado y cabeza en alto. El aroma era increíble, incluso debajo de la sangre y la mugre, debajo de la humedad de la nieve, era el aroma a violencia y almizcle de otro alfa, tan puro y tan podrido como él. El aroma de uno que es expulsado de su manada por recurrir a sus hermanos como comida cuando no son dignos de nada mejor.

Will vio en sus ojos algo muy similar a lo que veía en los propios cuando veía su reflejo en un estanque. Entendía todo, ese era el lugar en que ambos debían estar en ese momento. El alfa pateó un brazo hasta él y Will se arrojó de inmediato, la carne cediendo con facilidad bajo sus garras. Gruñó como advertencia cuando el Alfa se acercó a él, pero se quedaron quietos, estudiándose mutuamente hasta que el otro habló.

—La sangre se ve negra a luz de la luna- ¿No lo crees?

—Es hermosa.

—Igual que tú. —Dijo el Alfa y Will sonrió, los dientes manchados de negro como la nieve. Fue una sonrisa canina, un rato. Un reto para estar juntos o para matarse el uno al otro. Lo que no sabía era el orden. Ya resolverían los detalles cuando ese cuerpo no fuera más que huesos reposando en medio del bosque, ocultos hasta la primavera, cuando quién sea que los encuentre comparta su mismo destino, asesinado por dos mandíbulas en vez de una.


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