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Todo lo que puedas soñar por Aomame

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 Todo  lo que puedas soñar

 

Pude ver sus ojos entre las sombras. Brillaban como dos piezas de hielo teñido de azul, dos zafiros gélidos y violentos. Le vi y deje de respirar. Balbucee un sinsentido que sólo hizo que el silencio se volviera más demoledor.

Lo vi acercarse y permanecí clavado al suelo. Sus pasos eran firmes, seguros e insolentes. Se burlaba de mí. Se regocijaba con mi parálisis física y mental. Se reía de mí en las sombras. Sus ojos me lo decían todo. Pensé que no había manera de escapar, ni siquiera valía el intento de correr. Pensé que alguien como yo, qué digo, no hay nadie como yo. Quiero decir, yo, Tony Stark, tenía recursos para intentar una defensa satisfactoria, con un poco de suerte lograría salir de ahí con apenas unos rasguños. Pero no  iba a hacerle nada.  Y él lo sabía.

Su presencia me envolvió antes de estar a su alcance. Fue como gravedad aumentada. Mi estómago dio un horrible salto y tuve ganas de vomitar. Pero no tuve tiempo de prorrumpir en arcadas. Sentí sus dedos fríos cerrarse entorno a mi cuello lentamente.

—Steve

Murmuré con los labios secos. Quería preguntarle tantas cosas, quería decirle que volviera, que encontraríamos la manera de sanarlo, de regresarlo a su antiguo yo. Regresaríamos el tiempo, encontraría la manera de. 

“Por favor, vuelve”

—Tienes miedo—dijo él, aumentó la presión en mi cuello y tiró de mí hacia él. Sentí su respiración sobre mi mejilla.

Le sentí acercarse e instintivamente cerré los ojos. Su beso arrasó con mis labios. Fue un beso que me quemó  la lengua y quebró la poca cordura que me quedaba. Me aplastó contra la pared y me arrebató la voluntad con ello. E hizo lo quiso de la manera que quiso.

Atrás habían quedado las sesiones tiernas, las preguntas, los besos y mordidas juguetonas. Atrás había quedado su gentileza más pura, su tacto de caballero que alguna vez me había desesperado, pero que en ese momento extrañé por descontado.  Sin embargo, ante su arrebato de deseo descontrolado, caí redondo en un vórtice de placer inexplorado. Dije su nombre con voz en cuello, le suplique por más y busqué ansioso, como poseso, lograr satisfacerlo.

Golpeó mi interior con contundencia y derramó en mi toda su  agresividad contenida, selló mi piel con su marca, me envenenó con su saliva, corrompió mi sangre y asesino cualquier deseo de contradecirle. Y después, cuando la sed fue saciada, se levantó sobre mí y me miró con la profundidad de un mar insoldable. Hasta aquí llegaba el viaje, pensé. Hasta aquí llegaba esa cabalgata por el infierno. Me angustió saber que me causaba dolor.

Él se levantó sobre mí como una sombra. Pensé que su implacable puño hendiría mi última armadura y caería muerto, dormiría para no despertar. Pero en lugar de ello, sólo se alejó lentamente. Comprendí, en ese momento, que no había venido a matarme o a apartarme del camino, había venido para despedirse de mí.

Una nueva clase de desesperación ardió en mi pecho. Me arrastré hasta él y detuve su paso sujetándole el tobillo. Su mirada retornó a mí.

—Me niego—jadeé—, me niego a morir así.

—¿De qué hablas? No estoy matándote.

—Sí, lo haces—me senté sobre mis talones y  le miré desde ahí como un pecador dispuesto a confesar cada mala acción ante su pastor—. Vivir sin ti… es morir una y otra vez.

Él guardó silencio.

—¿Vas a torturarme así?—le espeté al tiempo que recuperaba lentamente mi personalidad—¿Vas a irte?

—¿No quieres?

Negué.

—¿Te das cuenta de que soy tu enemigo?—me preguntó.

—Siempre lo has sido, y no por eso he dejado de amarte.

Algo cruzó sus ojos. Una luz diabólica que, curiosamente, me excitó en lugar de atemorizarme. Se acuclilló frente a mí, y levantó mi barbilla con dos dedos.

—¿Qué harías por mí?

—Lo que quisieras que hiciera.

Vi su sonrisa torcida. Se puso de pie y me tendió la mano.

—Ven conmigo—dijo.

 

Y aquí estoy, a su lado, viéndole ascender por la montaña del poder. Todo aquello que pueda soñar, puede tenerlo. Siempre tuvo ese potencial en él. Terrible y magnifico, como una tormenta, como un ciclón. Violento y hermoso como una ola gigante. Yo estoy aquí codo a codo con él, forjando un imperio.

Mi corazón se justifica. Mi corazón se alimenta. Mi corazón late cuando él besa mi mano y me dice, que todo lo pueda soñar, puedo tenerlo.

No me ha fallado.

Siempre sueño con él. 

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado.

 Un exprés para la media noche... 

Perdone si hay mucho errores jaja 

(Ydiel nada de quejas, es lo que pude hacer XD)


Hasta la próxima!


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