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Terapia singular por Nero Sparda

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Notas del fanfic:

Sí, ya sé, debería estar terminando mis otros fics en lugar de comenzar nuevos, pero sólo es un capítulo y está chiquito (?) lo tengo guardado desde el año pasado, no sé cómo o porqué se me ocurrió, pero pasó y mejor que el mundo lo vea <3 

Notas del capitulo:

Con mucho cariño para Eiri y también Karelin, si el sueño no me falla, ellas fueron la razón por la cual disfruté tanto rolear a mi Pietro y las extraño <3

Nuevamente despertó sobresaltado, sudoroso y con una de sus armaduras contemplándolo indiferente desde el otro lado de su desordenada mesa de trabajo.

Tony Stark seguía teniendo pesadillas, horrorosos recuerdos que se reproducían interminablemente cada noche desde lo sucedido con Loki, algunas veces su cerebro era más imaginativo y creaba crueles campos de batalla, futuros apocalípticos donde los veía morir a todos, cada uno de sus amigos, las preciadas personas que permanecían con él pese no ser una tarea sencilla, sin poder salvarlos, sin poder hacer nada más que mirar hasta el inevitable fin. Bruce, Thor, Nat, Clint, Steve, Wanda y Pietro Maximoff eran los actores principales, sobre todo tras lo sucedido con el Correcaminos, donde casi le perdieron, casi dejó a Wanda sin ninguna familia viva. Casi.

Tony aún temía que sucediese, llenarse de sangre inocente las manos, no terminar ese pesado legado que le había dejado su padre como constructor de la muerte, temía sólo ser espectador de la destrucción total del mundo y las personas que amaba en él.

Se frotó los párpados queriendo tener allí abajo alcohol suficiente para ahogar sus malos recuerdos, sabía que era una tontería, el estúpido símbolo americano había confiscado la mayoría cuando terminó desmayándose en pleno campo de batalla durante una extenuante misión.

Ese guapo bastardo egoísta.

Sólo deseaba dormir tranquilo, envidiaba a los sujetos en coma y anhelaba secretamente el día en que su relación con Pepper funcionara, tener una familia normal, envejecer con estilo a su lado y tener el mundo a salvo. Sin guerras ni súper villanos. Preocuparse únicamente por las arrugas.

En cambio creaba armaduras, seguía luchando contra todo tipo de criminales y amenazas. Era un interminable círculo aterrador.

—Mierda...

Se quejó llevando la diestra al cuello, donde un dolor punzante evitó que terminase de desperezarse. Definitivamente su escritorio no era el mejor lugar para echarse una siesta.

—Friday ¿Qué hora es?

—Las tres cuarenta de la madrugada señor.

Doble mierda, había quedado desmayado apenas dos horas, el excesivo estrés al que se sometía y la falta de sueño seguramente fueron un factor importante. Tal vez incluso su negativa a comer algo decente.

Caminó a tropezones por los oscuros pasillos de la torre, buscando la cocina o sala, cualquier cosa era buena, no quería estar solo en su habitación con semejante inquietud o terminaría sufriendo un ataque de ansiedad.

Esas malditas cosas lo atormentaban sin tregua y no quería a nadie enterándose, sintiendo lástima por el millonario con insomnio.

Llegado a su destino fue inmediatamente al pequeño bar que insistía en mantener, específicamente la parte trasera donde había escondido un par de botellas, en caso de sequía. Bebidas que no encontraba.

—Estúpido Rogers con su estúpida regla de no alcohol...sigue siendo mi maldita torre...

—Lenguaje...además él es el líder ¿no?

Tony casi tuvo un infarto ante esa inesperada voz que se elevó ronca por encima de la calma reinante. Pidió luz, al menos suficiente para identificar al intruso pero no para delatar que estaba presente, insomne como un maldito espectro. No quería a nadie más quejándose o deambulando a esas horas por la torre ni regañándolo.

Fue Pietro quien parpadeó, recargado al sofá y sentado sobre la alfombra, gruñendo algo que no pudo entender. Iba descalzo, vestido con un amplio suéter negro, los pantalones grises usuales durante sus entrenamientos y el platinado cabello revuelto. El chico también se bebía su reserva de alcohol.

— ¿Qué haces despierto a esta hora rapidin? Los niños deben acostarse temprano.

—Lo mismo podría decirte, viejo.

Así se observaron durante un rato, analizándose mutuamente eternos segundos que se volvieron minutos, tras el inicial escrutinio fue Pietro quién le ofreció la botella. Tony la tomó al igual que una copa para servirse, intentando así volver a dormirse sin ninguna pesadilla lo que restaba de noche.

Ninguno dijo nada, no era necesario, Tony sospechaba que el muchacho tendría sus propios demonios, recuerdos de cuando fue una rata de laboratorio o bien sobre la linda familia que él le había arrebatado.

Tras su recuperación milagrosa y lo sucedido en Sokovia Tony intentó muchas veces disculparse, practicaba frente al espejo o lo memorizaba estando en el taller con algún nuevo proyecto. Porque Pietro había dejado muy claro una cosa nada más despertarse: no quería ver al Stark, ni llevándole flores ni dándole buenos deseos de pronta recuperación.

Así que Tony estuvo alejado, preguntando muy casualmente a Clint, quien parecía ser el guardián no oficial de los gemelos, si ellos necesitaban algo, si estaban bien o lo estarían.

Sus primeros intentos nada más llegar al equipo Avenger fueron basura.

Pietro le era esquivo, huraño sino es que hostil, solía debatirle cualquier intento de explicación e incluso unas cuantas veces fue Steve quien terminó separándolos.

Sabía bien que le había causado mucho daño sin siquiera saberlo, así que optó por darle espacio, evitaba aparecer cuando él desayunaba o entrenaba, si tenían reuniones de equipo buscaba el lugar más alejado y no intercambiaba palabra con el joven salvo que fuese muy necesario.

Wanda parecía más accesible, tenía su reserva pero ella al menos no lo evitaba tajantemente ni le alejaba, tal vez porque conocía las pesadillas que le atormentaban y sabía cuan duras eran sus noches.

Pietro no se movía, salvo para servirse más whisky o beberlo. Tenía los imposiblemente azules ojos fijos en el paisaje, las brillantes estrellas opacadas por gruesos nubarrones, quizás minimizadas debido a tantos edificios y luces falsas. La ciudad no era el mejor lugar para apreciar el cielo nocturno, Tony ni siquiera quería recordar lo que había visto allá arriba, tras los rascacielos, no de nuevo y no esa noche.

— ¿Recuerda a sus padres, señor Stark?

—Tony— Le corrigió amablemente antes de acabar su trago. —Algo así, nunca tuve muy buena relación con mi padre...

Pietro estuvo en silencio lo que pareció ser una eternidad, los minutos se volvían horas a la espera del sueño.

—Yo tenía mis momentos con el mío, fui un chico problemático.

Tony no lo dudaba, pero se sentía ligeramente curioso y ¿por qué no admitirlo? Hasta esperanzado de que el muchacho abriese aunque fuese un vestigio tan pequeño de sí mismo.

—No hablan mucho sobre ellos…

— ¿Espía nuestras charlas? Eso es maleducado, además, no tenemos mucho a lo cual aferrarnos...salvo aquel día...el último día.

Ahí nuevamente en terreno peligroso que hacia doler su pecho en recuerdo de todas las almas que sus "creaciones" marcaron, un legado de muerte.

—Sé que no vale nada y que no justifica ni repara el daño pero, lo siento Pietro, por lo de tu familia, lo que te hicieron y...

El muchacho elevó la diestra, pidiendo silenciosamente que se callara. No le había mirado a la cara pero Tony sospechaba que su mirada celeste ya no estaba tan perdida ni tan seca.

—Wanda me explicó las cosas que vio en su mente, ese miedo que creo a Ultron y casi nos mata a todos. Un hombre cruel no estaría tan preocupado por dos críos problemáticos ni se tomaría las molestias de salvar el mundo a costa de todo lo que tenía antes. Sé que perdió una vida bastante cómoda y una novia, no apoyo sus ideas, las encuentro estúpidas, pero sé que no mató a nuestros padres ni nos hizo daño a propósito, tampoco nos obligó a enlistarnos para ser esto.

Abarcó su propio cuerpo con un ademán vago. Había sido un bonito discurso y Tony estuvo casi seguro de que Pietro se encontraba ligeramente (muy) ebrio, pues no se atrevería a decir tales cosas estando cuerdo. La gente usualmente no halagaba a Tony Stark.

Lo peor es que se sentían bien, llenaban ese hoyo profundo que lo estaba desgarrando desde dentro, la herida sangrante que jamás cerraba ahora parecía un poco menos fría, un poco más reconfortada.

Palabras para dormir tranquilo esa noche, palabras dulces del chico al cual le rompió el corazón.

—Está bien correcaminos, será mejor llevarte a dormir, dame la botella, anda.

Pietro no se movió, volvió a contemplar aquella amplia ventana que daba una vista magnifica de la imponente ciudad.

—Dormiré aquí.

—Te resfriaras, sino es que los otros te hacen alguna broma pesada, anda, a la cama.

Intentó tirar de él con su mano libre, era un pequeño juego compartido, la esperanza brillando en sus enormes ojos castaños de que tal vez ahora no fuese tan cruelmente rechazado y dejado de lado como el tipo egoísta al cual todos odiaban. Pietro en cambio tiró bruscamente del millonario, sus brazos rodeándole sin importar dónde o cómo caía la botella.

—No. Ayúdeme a dormir, señor Stark.

El espeso acento pareció arrastrar consigo las palabras hasta convertirlas en algo más, un elixir, el más exótico afrodisiaco que Tony hubiese probado. Tragó, porque comprendía bien cuan joven y atolondrado podía ser Pietro y quizás aquello no fuese más que un malentendido de ebrios.

—Claro, primero vamos a la cama ¿sí? Luego te contaré un cuento y…que Einstein me ampare…

Volvió a intentar levantarse, sus piernas ligeramente temblorosas pese a su poca ebriedad, al menos él podría caminar en línea recta si se lo proponía, o si Pietro le permitía un poco de espacio personal.

Lo traía encima, olisqueándole el cabello y jugando sus largos dedos por el contorno vulnerable de su espalda hasta donde comenzaba la cadera. Parecía ni siquiera darse cuenta de lo peligroso que era ese juego compartido y por un momento Tony se olvidó de cualquier pesadilla, cualquier miedo, sólo centrándose en el muchacho, lo que le hacía sentir.

—Niño…basta— Sintió sus labios, la boca caliente moviéndose experta sobre él, la manera en que su barba raspaba y aun así llegaba a ser sumamente excitante. —No es correcto…tú…no deberías.

Pero se derretía, Tony quería derretirse en sus brazos, volverse cenizas ante el fuego con el cual era tocado, tan necesitado, tan perfecto que no pudo seguir replicando y ni siquiera se dio cuenta de cómo llegaron a la habitación o en qué momento comenzaron a desnudarse.

Sólo sintió la piel caliente frotándose contra la suya, chamuscándoles el esqueleto de forma sublime mientras Pietro gemía su nombre en intercalados besos y caricias indecorosas.

Ya llegaría el amanecer para esclarecer preguntas, ya tendrían la luz del sol que iluminara cualquier pecado, justo ahora, sólo quedaba entregarse a lo imposible, a lo confuso, disipar los miedos en los brazos de alguien que le sostuviera.  

 

 

 

 


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