Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Déjame darte las gracias por Mayumi

[Reviews - 36]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!!

No se si alguien leerá este one-shoot, porque la pareja es un tanto extraña. La culpable de esta cosa extraña es Zahia vlc, que me retó a escribir un ItaGaa... y ya que lo había escrito, decidí subirlo.

Al principio no sabía por donde empezar... y no es que no me guste la pareja, pk no quedan mal, pero es que no veía por donde cuadrarlo, pk apenas se conocen... me salió esto XDD Espero k sea aceptable!

Kissus!!

Basado en Naruto

Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto

 

***************

 

Déjame darte las gracias

 

***************

 

Por un instante me sorprende el hecho de que aún pueda respirar, de poder moverme, o simplemente de continuar vivo. Tosiendo por causa de la tremenda humareda, gateo hacia la salida posterior de la cueva. Noto un terrible dolor en el pecho y en la espalda cada vez que apoyo mis manos en el suelo… Tsk, el estúpido de mi ototo me ha atravesado con su ataque. Salgo de entre los escombros, medio aturdido, y me vuelvo para comprobar, a través de mi mirada borrosa, el desastroso estado en que ha quedado nuestra cueva. Permanezco impasible un largo rato, contemplando el horizonte. No me preocupan mis compañeros Akatsuki, se perfectamente que todos han podido escapar sin dificultad. Tampoco me preocuparía si no lo hubiesen logrado.

Suspiro y me pongo en pie. Un pinchazo de dolor vuelve a nublar mi vista, mientras tomo repentina conciencia del frío que hace aquí fuera. Tiemblo sin poder evitarlo, mientras empiezo a vagar sin rumbo fijo, maldiciendo a Sasuke con cada paso, intentando arrebujarme lo máximo posible en mi capa hecha jirones. Ahora mismo no tengo un lugar al cual acudir para refugiarme, el protocolo de Akatsuki exige que nos dispersemos durante dos semanas si somos descubiertos durante alguna reunión. Y diría que Konoha al completo irrumpió en nuestra guarida cuando nos disponíamos a extraer a Kyuubi. Dos semanas… se me van a hacer eternas.

Diviso a lo lejos una pequeña luz rompiendo la oscuridad de la noche. Parece una hoguera. Dirijo mis pasos hacia ella sin saber muy bien porque. Quizás en busca de calor, quizás esperando poder intimidar a algún pobre incauto para que cuide de mis heridas… quizás es simplemente que no tengo otro sitio a donde ir. Mis pasos se vuelven más sigilosos conforme me acerco. No soy tan incauto ni tan prepotente como para pensar que nada puede acabar conmigo. Me detengo a escasa distancia, observando la silueta que prepara algo de cenar en el fuego. Me resulta familiar, aunque me es difícil decirlo desde aquí en mi estado actual.

-El ataque de Sasuke debería haberte matado- susurra una voz sin ninguna clase de emoción, mientras su propietario se vuelve para encararme.

Me encuentro frente a frente con los ojos verde aguamarina de Sabaku no Gaara, que me observa impasible. Mis labios se curvan en una sonrisa cínica.

-Mira quien habla… el jinchuuriki que un día yació muerto a mis pies. Dime… ¿Cómo es que sigues con vida?

Gaara no se inmuta ante mis palabras, tampoco se toma la molestia de responder. Simplemente se vuelve hacia la hoguera y da media vuelta a su cena. Me sorprende un poco esa actitud. Es evidente que estoy herido, como bien ha dicho, es posible que ese ataque debiera haberme matado, así que perfectamente podría aprovechar mi aparente vulnerabilidad.

-¿No vas a atacarme?- pregunto, ocultando mi curiosidad a la perfección tras un tono de arrogancia.

Gaara se toma unos segundos antes de responder.

-No soy tan idiota como para buscarme la enemistad de Akatsuki. Naruto ya no corre peligro, así que no voy a darte un motivo para atacar mi aldea.

Asiento con la cabeza. Me gusta la actitud del Kazekage, aunque me irrita un poco que no se tome la molestia de mirarme cuando me habla. Me acerco con pasos lentos hasta él, y me siento dificultosamente junto al pelirrojo.

Por fin me presta atención, estudiándome detenidamente. Yo también me dedico a analizarle a fondo por primera vez, aprovechando esta cercanía. Tiene unos rasgos severos, misteriosos, aunque sin duda lo más impactante son sus ojos claros, delineados en negro, brillando intensamente con el reflejo de la hoguera. Creo que él se ha perdido en el rojo de mis pupilas como yo lo he hecho en el verde de las suyas. Pierdo la noción del tiempo que permanecemos así.

-No te has ido con los de Konoha- digo al cabo de un rato, cuando la situación empieza a ser tensa.

Chasquea la lengua, como si le molestase mi afirmación. Creo que le molesta el simple hecho de que intente entablar conversación con él. Saca la cena de encima del fuego, y un delicioso aroma a carne asada se cuela por mis fosas nasales. Tal vez debería preguntar si puede compartirla conmigo, no obstante vuelvo la vista a otro lado. Supongo que mi orgullo me impide hacer otra cosa. El peso de ser un Uchiha. Puedo intuir como deja la comida sobre el plato.

-Déjame ver esa herida- pide Gaara de improviso, con una entonación que demuestra que está acostumbrado a ser obedecido a la primera.

Le dedico una mueca de escepticismo.

-¿Vas a curarme?- le pregunto con burla.

-Me molesta el olor a sangre- responde con una sencillez encantadora. Ojalá yo pudiera verlo todo tan simple.

Sin ninguna clase de vergüenza, desabrocha el nudo que sujeta mi capa y la deja a un lado. Luego repite la misma operación con mi camiseta ensangrentada, provocándome un escalofrío al tocar mi fría piel con sus cálidas manos.

-Has tenido suerte, no te ha tocado el corazón por muy poco.

Resoplo molesto. Soy perfectamente consciente de ello.

-Creo que Sasuke ha fallado expresamente- le confieso.

-Yo también lo creo- coincide.

Me mira con curiosidad unos instantes. Sin duda la situación le debe parecer tan extraña como a mí. Un miembro de Akatuki, cazadores de bijuus, conversando tranquilamente al calor del fuego con uno de sus antiguos contenedores, al cual mataron, y especulando acerca de si un vengador puede renunciar expresamente a su venganza. Si tuviera sentido del humor, me pondría reír.

Gaara pasa a examinar la herida.

-Hay que vendarla- decide, y saca un kunai de su bolsa para desgarrar mi capa y empezar a envolver un trozo en mi pecho en un incómodo silencio.

-¿Por qué haces esto?- pregunto. Nadie ha despertado en mi tanta curiosidad como lo hace la actitud serena de Gaara. A penas le conozco, pero se que no se trata de alguien famoso por su altruismo.

-Ya te lo he dicho- responde secamente. Está claro que es persona de tan pocas palabras como yo.

-Una cosa es no atacarme y otra muy distinta ayudarme a sobrevivir. Sabes que soy un criminal- mi voz suena más acusatoria de lo que pretendía, pero es que este muchacho me desconcentra.

Sus labios se curvan en una sonrisa tenue, como si a su rostro le costase esbozar ese gesto tan inusual en él. Parece que está recordando algo.

-Alguien me enseñó que todo el mundo merece una segunda oportunidad.

Una imagen pasa claramente por mi mente. Un rubio revoltoso de ojos azules.

-Supongo que el estúpido de Naruto- digo, aunque se que no me equivoco.

-No deberías hablar así de tu cuñado- me reprende.

-¿Por qué no? Mi hermano es estúpido, es normal que tenga un novio estúpido.

Observo que Gaara frunce los labios intentando aguantar una risita. Parece que mi comentario le ha hecho gracia. Haciendo un esfuerzo para ocultarlo, acaba de anudar las improvisadas vendas.

-Ya está- anuncia, mientras me traspasa con esa mirada insondable.

Es un chico muy atractivo. Tiene algo que le hace ver salvajemente sexy, como si fuese una fierecilla que espera ser domada. Y entonces me sorprendo a mi mismo inclinándome hacia Gaara y juntando mi boca con la suya. Él se queda estático, rígido, pero a mi me ha gustado ese tacto suave. Aumento la presión, haciéndome con sus labios entre los míos. Él continúa sin responder, así que termino por apartarme de él.

-¿Por… por que has hecho eso?- me pregunta tartamudeando.

Sus mejillas se han vuelto tan rojas que parecen querer competir con el color de su pelo, mientras sus manos se mueven nerviosas.

¿Por qué? No lo se, siempre he sido bastante impulsivo. No soy persona de pensar demasiado en las cosas, no creo que hubiese matado a todo mi clan si lo hubiese analizado detenidamente.

-Es mi manera de darte las gracias- respondo, mientras me pregunto donde ha ido el Gaara sereno y calmado de hace unos momentos.

Pongo una de mis manos tras su nuca y le atraigo hacia mí, besándole de nuevo. Aunque no opone resistencia, sigue sin responderme. Muerdo su labio inferior, y parece entender que quiero que abra la boca. Me permite el paso, acercando con timidez su lengua a la mía. Puedo notar claramente su inseguridad. Me atrae mucho esa actitud vergonzosa en contraste con el impasible Gaara del que siempre he escuchado hablar. Es como si me hubiese estado esperando para desnudar su verdadero carácter. Le recuesto sobre la hierba, sin abandonar su boca. Parece que su lengua ha ganado un poco de confianza y juega más tranquila con la mía. Enredo una de mis manos en su cabello, y con la otra recorro cuanto queda a mi alcance de su cuerpo. Dejo que mis dedos curiosos se cuelen bajo su ropa, sintiendo lo sedosa que es su piel. Él se estremece con cada leve toque, como si todas esas sensaciones le resultaran nuevas. Apreso uno de sus pezones, ejerciendo una suave presión para endurecerlo. Un gemido apagado nace en su boca y muere en la mía, mientras que mi entrepierna empieza a reaccionar con la idea de que pueda ser su primera vez. Mi respiración se agita considerablemente cuando tomo la decisión de que quiero hacerlo mío. Mi beso se vuelve más necesitado, más feroz.

Y de repente Gaara parece ser consciente de lo que estamos haciendo y me aparta, empujando mi pecho con las dos manos. Quedo sentado sobre él.

-Esto no esta bien. Tú y yo ni si quiera nos conocemos- me reprende, e intenta deshacerse de mí.

Retuerzo una sonrisa. Parece que en temas de sexo posee una ingenuidad encantadora. Su actitud vuelve a ser severa e irritada al comprender que no le voy a dejar escapar. Me fulmina con la mirada, advirtiéndome sin palabras, recordándome que estoy tratando con el mismo Kazekage, dejando claro que es un digno rival. Aunque tendría su morbo dominarlo por la fuerza tras una pelea, me gusta más el muchachito inocente que esconde tras esa frialdad. Antes de que acabe de enfadarse y se decida a atacar, deposito un beso en su mejilla. Me mira confuso, sabe que es una falsa muestra de cariño que pretende engatusarle, pero es difícil escapar de los encantos de un Uchiha y no va a tardar en descubrirlo.

-Solo déjame darte las gracias- ronroneo con mi voz más sensual, mientras beso su cuello- Te prometo que no lo lamentarás- prosigo, dirigiéndome a su oreja y haciéndome con ella.

Gaara tiembla sutilmente y coloca una de sus manos en mi cintura, aceptando mis palabras. Sonrío complacido, y me decido a sacarle la camiseta. Como había supuesto, su cuerpo es fuerte y bien formado. Voy descendiendo por él, trazando un camino de saliva en dirección a su vientre. Desabrocho el botón del pantalón con mis dientes y bajo la cremallera con lentitud, notando claramente como su miembro empieza a endurecerse. Le dedico una sonrisa seductora mientras me deshago de la ropa que nos queda. Él admira mi cuerpo con las mejillas encendidas y por primera vez se decide a explorarlo, recorriendo los fuertes músculos de mis brazos, pasando al torso y a mis caderas. De nuevo se queda quieto, como si no supiera exactamente que hacer. Ese candor va a volverme loco. Le beso como un lobo hambriento mientras mis manos buscan con impaciencia su erección. La estimulo con mis manos expertas, y Gaara no tarda en empezar a gemir de placer, apretándome contra él para profundizar todavía  más el beso, con su respiración tan acelerada que se tiene que separar para tomar aire. Disimulo una sonrisa. Parece que en besar también es inexperto. Cuando recupera un poco el aliento retiro mi mano de su entrepierna y la acerco a su boca. Me mira dudoso antes de humedecer los dedos que le ofrezco.

-¿Es la primera vez que haces algo así?- no se para que se lo pregunto, la respuesta es más que obvia. Quizás sea un intento de tranquilizarlo un poco haciéndole saber que soy consciente de ello.

Con mis dedos todavía en su boca asiente con la cabeza, mientras sus mejillas se arrebolan más si cabe. Mi mano libre le acaricia el cabello.

-Puedes clavarme las uñas si te duele- ofrezco.

Saco mi mano de su boca y nos hago voltear, intercambiando nuestras posiciones. Me es más cómodo que él esté arriba. Uno de mis brazos le rodea con fuerza. No voy a dejarlo escapar. Él entierra su cabeza en mi hombro, mientras suelta un suspiro de resignación, de entrega total. Y esa rendición total a mí hace que dos de mis dedos lubricados le penetren con impaciencia. Se tensa. Se que no debería haber sido tan brusco, se que le ha dolido, aunque parece que él también dispone de su orgullo. No grita, no protesta, simplemente alza la cabeza para contemplarme con sus profundos ojos aguamarina, como si quisiera traspasar mis pensamientos, averiguar que pasa por mi cabeza, saber porque estamos haciendo esto. Pero no puedo darle una respuesta, así que simplemente intento tranquilizarle con una sonrisa. Él me devuelve el gesto tan torpe como el mío, es obvio que ninguno de los dos es demasiado dado a sonreír.

Empiezo a besarle antes de mover mis dedos poco a poco, dilatando su estrecha entrada mientras mi lengua se encarga de explorar cada rincón de su boca, sincronizándose con la suya cada vez más. Me gusta besarle, su manera entregada de corresponderme me hace pensar que, por primera vez en mucho tiempo, podría ser algo más que sexo. No soy tan estúpido como para creer en el amor a primera vista, pero es innegable que entre nosotros hay una conexión. Tal vez porque los dos estamos igual de solos, esperando encontrar a alguien que nos comprenda.

Gaara está bastante distraído con el beso y con sus manos recorriendo mi cuerpo, así que aprovecho para introducir un tercer dedo en su entrada. Me muerde el labio inferior y me clava las unas en la cadera. Se queda quieto un instante, y yo no se muy bien como reaccionar. Puede que le haya hecho daño con mi brusquedad, con mis prisas por sentirme en su interior, pero es que me excita como nadie había logrado hacerlo antes. Se apoya en mí para echarse hacia atrás, quedando un poco incorporado. Y entonces suelta un profundo gemido, mientras empieza a moverse arriba y abajo. Sonrío. No ha sido el dolor, si no el placer lo que le ha dejado paralizado. Le permito seguir unos segundos para que se acabe de dilatar antes de extraer mis dedos y penetrarlo de golpe. Vuelve a soltar un profundo aullido de placer, haciéndome pensar de nuevo en un animalito salvaje cuando empieza a moverse bruscamente sobre mí. Mi cuerpo no tarda en acomodarse a su ritmo frenético, embistiéndole profundamente. Gaara echa la cabeza hacia atrás, con las manos suavemente apoyadas sobre mi vientre y los ojos cerrados por el placer. Un placer que pronto será más intenso. Quiero que nunca olvide esta noche, que se llene por completo de mí. Busco con mi mano su erección y la estimulo.

-Ah… Itachi…- jadea al notar como empiezo a masturbarle.

Se que no aguantará mucho si sigo con eso, pero me ha gustado tanto como suena mi nombre en sus labios que solo puedo acariciar su miembro con más intensidad. Vuelve a gemir mi nombre entrecortadamente, respirando con pesadez. Él mantiene los ojos cerrados, pero yo no me pierdo nada de ese cuerpo que se ha entregado por primera vez, memorizando cada detalle de Gaara mientras le embisto con más profundidad. Su cabello rojo fuego está pegado a su frente por la humedad, sus mejillas no han perdido el intenso tono carmín que adquirieron en el momento que le besé, su boquita entreabierta suspira sin parar, reflejando el placer que está sintiendo, su pecho perfecto está perlado por el sudor, sus brazos tiemblan sutilmente cada vez que acierto en un punto sensible. Es una visión realmente hermosa, y me enloquece saber que yo soy el responsable de ella. Pero a pesar de ser tan sublime, aún no es perfecto, falta la profundidad de sus ojos verdes indicándome que también siente la conexión que hay entre nosotros.

-Gaara… quiero que me mires- pido entre jadeo y jadeo.

El lindo pelirrojo hace un esfuerzo por abrir sus ojos y clavarlos en mí. Parece que la visión le excita, porque acelera el ritmo y jadea más fuerte mientras me contempla. Y entonces le llega el orgasmo, haciendo que un líquido caliente se derrame en mi mano y que su interior sea sacudido por rítmicas contracciones. Le embisto con más rapidez y no tardo en acabar en su interior, mientras él se deja caer sobre mi pecho, completamente agotado. Le beso la cabellera color fuego, y esta vez el gesto de cariño ha sido sincero. Quiero hacerle saber que ha hecho llegar un poco de calor a mis fríos sentimientos. Creo que lo ha notado, porque me mira sorprendido unos instantes antes de depositar un beso fugaz en mis labios y dejarse caer de nuevo sobre mí.

Acaricio su espalda mientras nuestros cuerpos se van sosegando tras el pasional encuentro. Ni él ni yo vamos a decirnos que nos queremos porque sabemos que no sería verdad, pero se que ambos hemos sentido ese vínculo especial entre nosotros.

-Itachi- me llama, y vuelvo a sorprenderme al ver lo mucho que me gusta oírle pronunciar mi nombre.

-¿Hm?

-Si comparto contigo mi cena… ¿volverás a darme las gracias?- me pregunta tímidamente.

Mis carcajadas resuenan por el bosque. Es la primera vez que me río de verdad en años.

-Por supuesto, las veces que haga falta- respondo mientras le beso el kanji que lleva tatuado en la frente.

Su rostro recupera su frialdad habitual mientras se acaba de incorporar, se limpia con los trozos rotos de mi capa y se viste. Yo hago lo mismo mientras él reparte la comida en dos platos. Pero en lugar de ofrecerme uno de ellos, pincha un trozo de carne con el tenedor y me lo acerca a la boca.

Frunzo el ceño al acto. Es obvio que no estoy tan malherido como para eso. Me dispongo a regañarlo secamente cuando su voz me interrumpe antes de empezar.

-Quiero que tengas muchas cosas que agradecerme- explica, mientras me mete el tenedor en la boca.

Sonrío divertido mientras intento masticar. Se que algún día podremos decirnos “te quiero”, Gaara, y se que ese día no está muy lejos. Ahora… ya tengo un sitio al que regresar.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).