Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No es suficiente por Kaiku_kun

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

De nuevo, este fic ha sido originalmente redactado para el 19avo reto literario de Mundo Yaoi, "Flowers' Language", en el que se usan las flores y su significado para enfocar la historia.


En este caso, la flor usada es el nenúfar: “Eres de hielo”. En el lenguaje de las flores, el nenúfar significa: “tu corazón de hielo no sabe valorar lo mucho que te quiero”

No es suficiente

 

Existen relaciones tiernas hasta el punto de querer vomitar. Existen relaciones que esperan a la intimidad para ser diabéticas. Hay relaciones en las que parece que nunca vaya a pasar nada, porque la pareja tiene una cara de póker impresionante. Hay otras en las que todo el mundo sabe lo que pasa y la pareja es tan inocente que no se da cuenta.

O, por ejemplo, están Atem y Yugi. Cuando Joey y sus amigos les miraban, todos sabían que algo muy dulce latía en su interior. Tenían una relación perfecta, pues se conocían a un nivel muy extremo, vivían juntos, confiaban el uno en el otro y, según Yugi, se guardaban bastantes secretos que con el tiempo se irían contando. Cada vez que les miraba estando juntos, Joey recibía una onda expansiva de amor. ¡Es que ni se miraban entre ellos y se podía ver lo mucho que se querían!

Ni Tea, ni Tristán, ni ninguno de los otros amigos de la pareja tenía una relación… excepto el propio Joey. Aunque él mismo no sabía si llamarlo así. Joey estaba… “lo que fuera” con Seto Kaiba, y la tónica diaria entre Joey y Yugi (su confidente) era más o menos esto:

—¿Qué tal con Kaiba?

—Bu-bueno, ¡pues bien!

—Se te nota, vienes avergonzado —se rio Yugi, con ternura—. Hoy os habéis besado pero a fondo.

—Pues sí, para qué te voy a engañar… —se rio, sonrojado.

O también pasaba esto:

—Hola.

—Uy, mal día.

—¿Qué onda con esa percepción tuya? Ni que me estuvieras espiando.

—Es que eres fácil de leer.

—Kaiba es imbécil, le hago un detalle al hacerle la comida y me dice que podríamos haber comido en su casa, que su mayordomo me habría hecho un plato genial con lo que le había puesto en la mesa.

—Dios, eso duele.

—¡No tiene consideración por lo que hago! ¡Ya sé que cocino como el culo, pero me esfuerzo! ¡Él debería entender lo del esfuerzo!

—Podría haber sido peor, podría haberte llamado segundón, o perdedor, como cuando os peleabais al principio.

Joey bufó ante ese comentario, pero tenía cierta razón. Kaiba sí había aligerado sus ataques contra Wheeler, pero es que simplemente era inevitable que chocaran trenes cuando se trataba de valorar lo que fuera. Todo el mundo sabía la pasta de la que estaba hecho Kaiba, era orgulloso, frío, desconsiderado, pasota, infravaloraba a todos sin apenas diferenciar (excepto si le vencían en duelo o el caso particular de Joey) y su egoísmo apenas ronzaba el nivel de su egolatría.

Y lo peor era que Joey lo sabía. Lo sabía y se había enamorado de ese desgraciado. Tenía esperanzas de que el amor le diera una soberana leche a Kaiba y empezara a tratarlo como lo que era, su pareja, pero esas esperanzas tenían un límite.

Lo más curioso de todo era que Kaiba disfrutaba de cosas normales en una pareja. Le parecía bien pasear (aunque lo de hablar de algo mundano ya era otro tema), comer en un restaurante (independientemente de las críticas a todo), viajar, pero no parecía que le pusiera una gran pasión.

Eso sí, cuando le entraba la vena juguetona, se agarraba el jet privado o el helicóptero, aterrizaba en cualquier parte de la ciudad, se llevaba a Joey sin preguntar y pasaban vaya usted a saber cuántos días haciendo travesuras, “sexajándose” en cualquier lugar que a Kaiba le viniera bien. Entonces era cuando se decían cosas bonitas (más Joey que Seto, por supuesto) y realmente parecía que Kaiba mostrara algo de su interior.

¿Cuánto se puede tensar la cuerda de una guitarra? ¿Cuánto dolor puede aguantar una persona a cambio de un poco de amor? ¿Cuándo Joey se cansaría definitivamente y le dejaría? Era cuestión de tiempo, según sus amigos.

—Joey, debes dejarle ya, no puedes vivir así —le decía Tea.

—Te mereces mucho más, tío, Kaiba no lo vale, por mucho que diga —apuntaba Tristán.

—Ese desgraciado no tiene alma, dale una patada en el culo como se merece —añadía Duke Devlin.

Los únicos que se resistían a decirle algo así al pobre Joey eran Atem y Yugi. También ellos creían que al final Kaiba se daría cuenta de lo que hacía Joey, pero no eran tan positivos como el propio Joey.

—He quedado con él mañana para dar un paseo —le dijo a Yugi—. Me ha dicho que le apetecía.

—Bueno, a ver cómo sale.

—¡Irá bien! ¡O me va a oír!

Yugi no supo que cara poner ante tal comentario, pero agradeció que luego se calmara y hablara en un tono normal por la calle, sin llamar la atención.

Joey no tenía ningún plan en mente. De hecho, intentó pensar en algo antes de irse a dormir, pero todo le parecía tan absurdo… Kaiba aceptó salir con él por ser él, no por andar con trucos para que se enamorara o algo por el estilo. Solamente tenía que hacer lo que de costumbre, las mismas tonterías. A Seto le gustaba verle hacer el payaso.

—Ah… maldito, y aun así te quiero…

A la mañana siguiente, Joey se levantó con buen ánimo y se duchó y arregló debidamente. Llegó temprano a las oficinas donde Kaiba solía pasar la noche trabajando, para no tener que volver a casa, y le esperó.

—¡Hola! —Y le vio las ojeras—. Uau, que cara que traes.

—Lo siento, esos estúpidos de informática me han venido con quejas nada más levantarme por algo que ellos mismos han causado.

—¿No les habrás despedido… de nuevo?

—Están en la cuerda floja. En su defensa, no tenían ni puta idea de lo que estaban haciendo y se lo he tenido que enseñar.

—Eh… ¡bueno! Pero ahora estás fuera del trabajo, vamos a pasar un buen día.

—Tienes razón, vamos.

Joey estuvo a punto de cometer un error de novato: darle la mano a su chico. No podía hacerlo. Al parecer, Kaiba tenía una imagen importante que dar ante el público, y eso incluía no verse inmerso en prensa rosa. Siempre había alguien dispuesto a sacar un buen titular de ello, aunque ya había pasado. Todo el mundo sabía que Seto y Joey estaban juntos, pero Kaiba se resistía a mostrar afecto fuera del ámbito privado.

Una gilipollez, según Wheeler. Una vez le dio la mano sin pensar y Kaiba le dio un soberano manotazo, de esos que te pican las venas de la mano, para evitarlo. Le costó tres días averiguar qué le pasaba a su novio por no querer algo así, y ya ni hablar de una disculpa. El único problema que tenía ese tipo era su orgullo.

Así que caminaron como si fueran dos amigos cualesquiera.

—Hacía días que no nos veíamos.

—Sí, es verdad. —Y nada más.

—Debes de estar muy ocupado con todos los líos en los que te meten los de la empresa. ¿No tienes vacaciones?

—¿Quieres que tenga vacaciones? —le preguntó con una mirada oscura y perversa, la que ponía cuando pensaba en un Joey a su merced.

—¡E-eres un malpensado! Dios, no se puede hablar contigo.

—Hmm… —suspiró, escondiendo una risita.

Estuvieron un rato paseando hasta que se cruzaron con un restaurante que a Joey le gustaba mucho. No era hora de comer aún, pero a ninguno de los dos le molestó avanzar un poco el reloj. Tendrían el restaurante para ellos solos, después de todo. Cuando les trajeron la comida, Kaiba fue el primero en probar. Joey solamente aguardó porque sabía que los pondría a parir diciendo que su mayordomo lo haría mejor con los pies y alguna que otra barbaridad parecida. Seto abrió la boca y Joey vio el momento.

—Si vas a llamar al camarero, no lo hagas. No quiero pasar vergüenza. ¿Sabes lo pretencioso y arrogante que queda cuando les hablas y criticas todo lo que hacen? Esto no es un restaurante de tenedores, se ganan la vida como pueden.

—Si se ganan la vida con esto, se podrían ganar la vida MEJOR —resaltó.

Pese a todo, Kaiba se comió el plato con diligencia, dejó la propina socialmente aceptada y no dijo nada.

Nada más salir, las cosas se pusieron raras. Había una gran manifestación empezando al final de la calle y un montón de gente aglomerándose en la calle. Iban todos disfrazados de bichos raros. Kaiba se empezó a reír a carcajada limpia, era toda una asquerosidad, parecían aliens todos ellos.

—Vale, esto me está alegrando el día.

“Y ver a tu novio después de casi dos semanas no, ¿verdad?”. Pero se lo calló.

Decidieron que era buena idea seguir el desfile, solamente por pasar un rato más. A Joey le pareció curioso que Seto disfrutara de las multitudes, con lo cansado que le parecía socializar. Quizás como él no era el foco de atención…

—¡Todo el mundo al suelo! —gritó alguien.

Empezaron a oírse disparos y todo el mundo empezó a gritar y a correr sin control. Una de las carrozas del desfile inexplicablemente explotó delante de la pareja y Joey saltó sin pensar sobre Kaiba, para cubrirlo. La carroza se desvió en la explosión y sencillamente rodó hacia un lado, sin hacer daño a nadie.

—¡Mierda, allí está el tirador! —vio Joey.

Cogió la mano de Kaiba y se desviaron por una callejuela hasta reaparecer en un parque, cerca de un estanque con nenúfares.

—Pensaba que te tenían vigilado todo el tiempo —refunfuñó Wheeler.

—No directamente, pero no creo que tarden mucho en llegar.

Las sirenas de la policía ya estaban cerca y no se oían tiros. Un montón de gente seguía corriendo, algunos cruzando el parque. La pareja frenó al lado del estanque, para respirar.

—De nada, ¿eh?

—¿Qué?

—Te he intentado salvar la vida y tú como si nada.

—Bueno, no iba a pasarnos nada —dijo secamente Kaiba, recuperando el aire.

—¡¿Qué?! ¡Tienes que estar tomándome el pelo! ¡¿Un loco dispara y hace estallar una carroza, inconscientemente te protejo y ni siquiera me merezco un gracias?!

—No hay para tanto.

—¡¿Qué no hay para…?! ¿Sabes qué? ¡Estoy harto! ¡Nada es suficiente! —estalló, caminando rápidamente de un lado para otro—. Imagina que hubiéramos estado realmente en peligro allí, doy mi vida ¿y no es suficiente? No me merezco nada. ¡Pues yo sí he tenido suficiente!

—Estás alterado, acaba de pasar un atentado delante de nuestras narices, ¿podemos dejar esto para otro maldito día? ¡No estás pensando!

—¡Y ahora le preocupa esta relación! ¡No te jode! ¡Pues mira, es un momento perfecto, porque por fin te he dicho lo que siento! —le dijo a centímetros de su cara, señalando su pecho con el dedo. Los nervios le hicieron separarse y acercarse una y otra vez, de la ira que sentía—. ¡Me siento menospreciado! ¡Me siento como tu maldito perro faldero, intentando sacarte una sonrisa, o un “gracias”, o cualquier mierda que me haga pensar que no estoy perdiendo el tiempo! ¡¿Y después de lo que acaba de pasar me tengo que calmar y pensar?! ¡¡Pues te puedes ir a tomar por el culo ahora mismo!!

—¡Joey!

—¡¡Que te vayas a tomar por el culo!!

Y, repitiendo eso, le dio un empujón que hizo que Kaiba se cayera al estanque de los nenúfares. Wheeler se fue dando pisotones, a paso ligero, pero sin correr. Kaiba le miró, enfadado, sin decir nada, hasta que le vio desaparecer del parque, a dos calles del atentado. Justo después, se oyeron coches girar deprisa entre las calles. Uno de ellos venía por otra entrada del parque, era su limusina.

—Señor, tenemos que irnos —dijo su chófer inmediatamente. Le vio ahí tirado en el agua, que no cubría más allá de unos pocos centímetros y tuvo que preguntar—. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Wheeler?

—Se ha marchado a su casa.

Kaiba se levantó y salió del agua, bastante molesto. Se metió en la limusina intentando digerir de alguna manera lo que acababa de pasar. No entendía el cabreo de Joey, no podía ser todo por un “gracias”. Ni siquiera se había sentido en peligro durante el atentado, por peores cosas había pasado. No se sentía agradecido por un movimiento que más que proteger, podría haberlos matado a los dos.

—Es idiota —susurró Seto.

—Si me permite el comentario, creo que no ha considerado del todo las emociones del señor Wheeler —le comentó su chofer, pensando acertadamente que la pareja había roto—. En mi opinión, no se sentía dentro de la relación.

—No te he pedido consejo —le espetó.

Estaba seguro que ese tío tendría todo un discurso preparado para echarle en cara todo lo que no había hecho bien, que ya lo sabía, pero era así como Seto Kaiba era. Las quejas de unos pocos no iban a cambiarlo, aunque él mismo quisiera.

—Es usted frío como el hielo, señor. Como siempre.

Kaiba no contestó, pero le estuvo a punto de despedir allí mismo, aunque tuviera que volver conduciendo él mismo.

Cuando llegó a las oficinas y se pudo cambiar de ropa y darse una ducha, Mokuba entró en su cuarto atropelladamente.

—¿Qué ha pasado?

—Que hemos roto. —Se fijó un poco más en su hermano—. ¿Con quién hablas?

—E-es Yugi, me ha llamado… Joey aún no ha vuelto a su casa.

—Debe de estar cabreado conmigo, es lo suyo.

Kaiba se quedó mirando el techo. Después de todas las locuras que había hecho con Wheeler, no le parecía que hubieran roto. Le parecía una riña como cualquier otra, de hecho. Solamente llevaba el cabreo encima, nada más. Y eso le cabreaba aún más, porque por una vez desearía poder sentir algo más aparte de despotricar contra todo idiota que viera.

Mokuba entró al cabo de una hora, de nuevo con el teléfono en la mano, pero esta vez no hablaba con nadie. Parecía abatido.

—¿Qué ocurre?

—Es Joey… ha muerto.

—¡¿Qué?! ¡Imposible! ¡Dame ese teléfono!

—Me han dicho que no llame, que no lo cogerán —sollozó Mokuba.

—¡Tienes que estar tomándome el pelo! —Mokuba negó, llorando—. ¡Pues vamos a su casa! ¡Ahora!

Kaiba se enteró de todo en el viaje hasta la casa de Wheeler, por las noticias. El tirador había robado un coche y huido. La policía lo siguió, pero no pudo hacer nada cuando el fugitivo se subió a la acera y atropelló a varios peatones, incluido Joey. Solamente él había muerto, pues fue el primero en recibir el impacto.

—Dios… —soltó Kaiba. Mokuba le intentó abrazar, pero Seto no se dejó, aunque fue más suave al negarlo.

—Hermano…

¿Cómo podía haberse ido así, sin más? No se sentía culpable de nada, aunque sabía que debería. No estaba enfadado ya. Tampoco se quejaba de no poder enmendar sus errores. Lo único que notaba era tristeza por un vacío que no sabía que había llenado Wheeler mientras estuvieron juntos. Y saber que lo único que sentía era eso, hacía que le hirviera la sangre. No era capaz de sentirse mal por nada más.

Evidentemente, nadie respondió a los timbrazos de Kaiba, en ninguna casa. Tampoco le dejaron entrar al hospital donde tuvieron a Joey. Nadie le dejó hacer nada. Kaiba encontró algo de justicia poética en esa eterna negación. Ahora sería él quien no estaría incluido en lo que quedaba del mundo de Joey. Le hicieron el vacío y tuvo oportunidad de sentirse solo, por una vez.

La última ocasión que tuvo para ver a Joey fue durante su entierro. No trajo nada. Ni flores, ni un recuerdo, ni comida de perro (una broma común entre Joey y él). Todos los asistentes, por lo menos los que más le conocían, le fulminaron con la mirada. Nadie dijo nada. Toda mirada bastaba: “no te merecías a alguien como Joey”, “fuiste un desgraciado y desagradecido con él hasta su muerte”, “ni le querías una milésima parte de lo que te quería él”, “es tu culpa”, “ojalá te pudras en el infierno”, “ojalá hubieras sido tú”. Kaiba notaba cada una de esas miradas, estaba acostumbrado a ellas. Tampoco tenía sentimientos negativos contra eso, aunque sabía que se las merecía. Ellos estaban sufriendo más que él, era lógico buscar una justificación a la desgracia, y Kaiba era el blanco perfecto.

Solamente hubo un momento en el que esas miradas parecieron no ser tan intensas. Cuando le tocó a Seto despedirse de Joey, ya enterrado, puso una mano en la tierra removida y llena de flores y sintió la distancia entre los dos. Los pocos sentimientos sinceros que había tenido desde que empezaron a salir afloraron.

—Lo siento.

Sin lágrimas. Sin gritos. Un susurro. A nadie le parecía suficiente excepto a él, que nunca se había disculpado con tanta sinceridad.

Nunca más pudo acercarse al grupo de Joey. Nunca más se encontraron, ni en duelos, ni en negocios. Nunca más tuvo oportunidad clara de hablar de ese rubiales testarudo. Nunca más se atrevió a acercarse a nadie tanto como se había acercado a él. No podía sentir nada. No podía hacer daño a nadie más.

Para él sí era suficiente.

Notas finales:

Espero que os haya gustado el drama jeje buscad en mi perfil mis links maravillosos y mis otras historias, de veras que lo necesito para seguir esciribiendo fics :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).