—¿Recuerdas el día de nuestra boda?— pregunta un hombre castaño con canas, esbozando una pequeña sonrisa triste. Sus ojos lucen cansados, su rostro tiene arrugas que evidencian el paso del tiempo. Entre sus manos sujeta con dulzura la trémula mano izquierda de su pareja .
— Claro que lo recuerdo. Jamas lo olvidaría. — contesta con voz débil y apenas audible bajo el ruido de las máquinas que lo mantienen con vida. — Estábamos en New York y había pizza — continua con intención de bromear y con una sonrisa que pretende ser juguetona.
Hace años nadie imaginaria que durarían tanto. Bruce Banner y Clint Barton; Hulk y Hawkeye . Ambos tan diferentes en muchos aspectos, tal vez demasiados. Pero justo ahora un poco mas de 20 años juntos y una hermosa familia.
—No puedo creer que solo recuerdes eso — regaña el castaño con una sonrisa que se torna mas real a pesar de que conoce el triste final.
No sabe porque comenzó esa charla sobre el día de su boda, pero se siente como si fuera necesaria tenerla en ese momento.
— Dejame intentar recordar — habla un poco mas serio, intentando superar la bruma de drogas. — Era uno de esos días donde no teníamos que salvar al mundo de colapsar sobre si mismo. Te veías increíble... —
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A pesar del tiempo, todavía podía recordar con claridad cada momento de ese día. Como se veía, como olía, cada palabra que había salido de la boca de ambos. Todo.
El clima del atardecer era agradable. El cielo libre de nubes dejaba que los colores naranjas y purpuras brillaran detrás del viejo edificio de departamentos. Era una época inusual para casarse, pero eran vengadores. Lo inusual era normal.
Barton no podía creer que ahora se estuviese casando. Sabia que se conocían hace unos años y que después de mucho dar vueltas sobre el otro casi a propósito o casi sin querer se habían confesado aquellos sentimientos tan difíciles de expresar para ambos; pero casarse era diferente, tantas dificultades al acecho hacia que todo fuese mas aterrador.
— ¿Estas listo? El juez ya llego— pregunto Natasha desde la puerta de la habitación donde se estaba cambiando para la ceremonia.
— Si, estoy bien. ¿ Bruce?.— respondió con algo de aprensión en el pecho. Todavía se miraba al espejo, verificando que el sencillo traje negro estuviera perfectamente en su lugar.
— Esta afuera esperándote. — dijo la pelirroja con una sonrisa. — Lo harán bien. — intento tranquilizar al arquero.
—Entonces, vamos. — exclamo pasando a lado de la espía.
En la azotea del edificio adornada con luces colgantes, los esperaban, el juez, Bruce, Kate, Coulson, Rick y Betty acompañada de su esposo. Pocos invitados a esa boda casi clandestina.
Bruce levantó la vista y le sonrió de esa manera que hacia que todo al rededor dejara de existir por un momento. Traía puesto un traje exactamente igual al suyo, su cabello castaño perfectamente acomodado y no llevaba sus gruesas gafas.
Se veía simplemente maravilloso.
El juez los saludo y dio inicio a la ceremonia.
El momento de los votos fue hermoso para ambos.
Bruce comenzó. Miraba a Clint a los ojos mientras hablaba.
— Clint, por mucho tiempo me había sentido solo, como si solo fuera un monstruo, pero cuando estoy contigo siento que todo eso desaparece y solo soy aquello bueno que vez en mi. No puedo prometerte mucho, pero te amo como a nada y quiero estar para ti siempre que me necesites, prometo hacer todo para que eso sea posible y luchar a tu lado por un futuro juntos. — su voz calma y varonil guardo silencio.
Kate puso los anillo frente a ellos; dos simples bandas color negro con el interior grabado con la fecha de ese día .
El científico tomo una de las argollas y lo coloco en el dedo del sonriente rubio
— Bruce,— comenzó el arquero después de que el juez se lo indicará. — solo soy un desastre humano andante con un arco y flechas al hombro. Jamas pensé que podría amar como te amo. Es seguro que termine perdido en algún momento porque me meto en problemas sin darme cuenta, pero te juro que siempre intentaré a volver a ti con todas mis fuerzas...
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El relato se vio interrumpido por un ataque de tos.
—Deberías descansar. Los chicos vendrán en un rato. — sugirió mientras le ofrecía un poco de agua, sintiendo como su corazón se rompía solo un poco mas con cada minuto que veía a su marido tendido en aquella cama luciendo como una sombra del hombre con el que se había casado y con la impotencia de que no podía hacer nada por salvarlo.
Había sido demasiado tarde cuando encontraron el cáncer que lo estaba matando y ahora ya no había nada que hacer, mas que mantenerlo cómodo para las siguientes horas.
—Estoy bien — Respondió a pesar de que estaba consiente que no le quedaba mucho, antes de beber con calma el agua que le tendía el otro. — Natasha estaba llorando cuando termino la ceremonia. ¿Recuerdas?— comento antes de beber un poco mas de agua.
— Si, nos hizo jurar que jamas se lo diríamos a nadie.
— Eso fue después de nuestro baile con nuestra canción.
Bruce soltó una pequeña risa que casi se torno en llanto al llegar al final.
— Solo nos movíamos lado a lado.
— Y eso lo hizo fantástico.
Un toque en la puerta los distrajo.
— Adelante — dijo Bruce limpiándose las lágrimas que comenzaban a salir y cuatro muchachos se hicieron presentes. Eran los hijos de ambos.
Clint les pregunto sobre su día en la escuela. La mas pequeña comenzó primero; Michelle de tan solo 7años con su largo cabello rojo zanahoria trenzado se acerco a mostrarle un dibujo que había hecho en la escuela esa mañana y esforzándose por lucir feliz para su padre.
Los siguientes fueron un par de mellizos. Una chica y un chico de 16 años; sus ojos azules eran iguales a los del arquero. Ambos siempre juntos, tan diferentes entre si, pero cuidándose el uno al otro. Richard le hablo sobre su practica de baloncesto y sobre su nuevo novio. Edith sobre su practica con las porristas y su calificación sobresaliente en Biología. Y por último, Kievan de 21, pecoso y con el cabello despeinado le hablo de un arresto que había hecho en su turno como oficial de policía y como sentía que tal vez su ascenso a detective estaba cerca.
La familia paso horas hablando y haciendo bromas hasta que el médico les indicó que debían dejar descansar al enfermo.
Barton se quedó dormido unos momentos después de su partida y ya jamás despertó.
Fue entonces, que Bruce recordó, con los ojos clavados en el cuerpo inerte de su compañero porque le había preguntado sobre el día de su boda. Había sido en septiembre cuando unieron sus vidas, justo el primer día del otoño de hacia 25 años. La primer noche de otoño donde habían bailado bajo el cielo claro lleno de estrellas una alegré canción que hablaba del amor. Ambos llenos de sueños sobre el futuro.
Todo eso ahora solo un lejano recuerdo. Un triste recuerdo.
El otoño comenzaría al día siguiente y sería ese el primer otoño que no estaría lleno de días sin nubes o noches estrelladas.
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