Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

RDragón por MiRoApril

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Las historias medievales eran parte de la familia. Un cuento de fantasía paso de generación en generación siendo contada siempre por la voz de un abuelo o el padre. La imagen de la madre contando cuentos a sus hijos antes de dormir existió siempre, su familia no era la excepción, pero no existían historias más interesantes que las de su abuelo y por más que le pedía a su madre que le hablara de los cuentos de su abuelo esta no accedía. La escuchaba regañar a su abuelo por las historias que había estado metiendo en su cabeza cada día que se escabullía al jardín de su casa a pasar la tarde con el viejo, sentarse sobre sus piernas a escuchar una vez más la famosa historia del dragón rojo y aunque era siempre la misma historia sin cambiar ningún acontecimiento le divertía escucharla.

 

Parte de su infancia se divirtió siendo el gran dragón rojo. Con una edad más avanzada recibió por primera vez una burla con respecto al cuento de su abuelo. Ese día no lo podría borrar de su cabeza, su historia favorita era una burla para sus amigos. Había sido un juego más de esos donde elegían ser superhéroes y salvaban a sus compañeras que fingían nada más ser damiselas en peligro. Lo extraño era que Jiyong no elegía ser un héroe más, el felizmente se encargaba de ser el villano, la burla no se había dado en ninguno de los juegos anteriores, todos pensaban que se trataba de un dragón cualquiera que atacaba la ciudad, pero cuando recibió por primera vez una pregunta de sus compañeros, él la contesto.

 

—¡El gran dragón rojo! ¿No lo conocen? ¿No les contaron sobre él?

 

—¿De que estas hablando? ¿Quién contaría una historia de un dragón?

 

—Mi abuelo me contó de él. —Dijo emocionado. — Era un dragón que se hacía pasar por un humano, aquí en Seúl. ¡Un día atacó la ciudad! —Enfatizo con sus brazos estirados al aire. — Se transformó en un gran dragón, era enorme, más grande que los edificios. Comenzó a destruir la ciudad, tiro todo a su paso y entonces apareció una mujer. Una hermosa mujer que tenía poderes.

 

La gran parte de sus amigos estaban sumergidos en su historia, asombrados y disfrutando en sus palabras, era una historia que nunca antes habían escuchado, de hecho, solo tomaron atención cuando había pronunciado su ciudad, así se creó la disputa en la cabeza de los pequeños, ¿Sería real?

 

—¡La mujer tenía colas blancas! Ocho, como una Gumiho. Y atacó al dragón ella sola. Levanto paredes para detenerlo e incluso así salvo a las personas. Pero por salvar a unos humanos se distrajo y el dragón la atacó. ¡Entonces! —Exageró. — Llego otra criatura a salvarla. Pero el dragón rojo atrapó al demonio con sus garras y lo devoro frente a los ojos de la mujer. ¡Y-y-y! ¡La hizo enojar! La mujer encadeno al dragón, lo atacó y lo obligo a volver a su forma humana, intento matarlo o eso dicen.

 

Espero ansioso por la reacción de sus compañeros. Con la expresión de muchos notó que estos habían quedado fascinados con su historia, ahora entendían porque le gustaba ser el gran dragón rojo.

 

—Jiyong. ¿Por qué te gusta el dragón rojo si es malo? —Pregunto uno.

 

—Me gustan los dragones, imagina poder transformarte en un dragón.

 

—¡Eres el único raro que cree en los dragones!

 

El niño más “popular” de su clase en su contra no era la mejor idea, la envidia de tener la atención y no él. El niño siempre debía ser el más poderoso, siempre tenía que ganar, todos los demás lo seguían, siendo pequeños no tenían más imágenes a seguir, el niño que tenía la palabra era aceptado por todos, típico líder, todos seguían al “Monito mayor”.

 

—¡Existieron!

 

—¿Por qué no lo pruebas?

 

—Entonces, ¿Por qué crees en dinosaurios?

 

En cierto punto Jiyong era inteligente para su edad, sabía cómo defenderse de aquellos que iban en su contra cuando lo juzgaban por su gusto por los dragones. Quizás nadie más entendía por qué Jiyong disfrutaba de la historia de un villano, después de todo la historia contaba perfectamente que un dragón había destruido la cuidad o era eso lo que se decía.

 

Una leyenda más que una historia. Con el paso del tiempo fue encontrando libros que hablaban exactamente de esa historia, nombraban más de una criatura sobrenatural, vampiros, demonios, lycans, ángeles. ¿Realmente existieron los ángeles?  La historia de su abuelo fue una inspiración para aventurarse en o sobrenatural, aunque seguía prefiriendo los dragones antes que otras criaturas.

 

El pasar de los años dejo sus gustos por los dragones, en realidad habían quedado en el olvido, con la madurez, las nuevas amistades, novias y demás, no podía estar pensando en gustos que había tenido de pequeño, además con el tiempo se había convertido en un simple cuento infantil. No dudaba en contárselo a uno que otro niño pero más allá a darle importancia, el cuento se mantuvo nada más en su cabeza.

 

A nada de empezar su último año en el instituto, en realidad días, sus padres le llamaron a una “Reunión familiar”. Se preocupó desde el momento que le dieron ese nombre a una simple conversación padres e hijo, no era común que sus padres llamaran reunión familiar a querer hablarle de unos cuantos temas, lo habían hecho antes, pero, ¿Por qué darle tanta formalidad?

 

Explicar detalladamente la conversación no tendría sentido, sus padres se encontraban extraños, no hablaban como normalmente lo hacían, era como si estuvieran perdidos en otro mundo, solo le entregaron un sobre negro, si, negro, ¿Qué tipo de cartas llevaban ahora a casa que debían ser en color negro?  Ellos lo llamaron como, la alegría de su hijo. ¿Alegría?

 

Black Rose School le da la agradable noticia a Kwon Jiyong por su ingreso a la academia. Su beca será completamente pagada por el instituto, sus habilidades impresionaron a nuestros académicos, tenerlo con nosotros sería todo un honor.”

 

Los siguientes escritos de la carta trataban más sobre el instituto, ubicación, materiales, enseñanzas, valor en el área educativo, etc. Temas que a el no le interesaban pero claro, a sus padres les había encantado la idea de tener una beca en una prestigiosa academia. Como todo niño bajo la educación de sus padres, mantenido por ellos, sin la mayoría de edad, no le quedaba otra que acatar sus decisiones, y esa fue claramente la que tomaron.

 

Era exagerado si decía que se despediría de sus amistades, pero era cierto, tendría que despedirse no como un “Adiós para siempre” Sino porque ni siquiera podría encontrarse con ellos todos los fines de semana, ni menos durante la semana. La academia era un internado,  tendría que llevar sus cosas, cumplir con un horario y un toque de queda, parecido a algunas universidades con campus, solo que las habitaciones se encontraban en la misma zona del instituto. Existía un bus que podía llevarlo hasta la ciudad para pasar el fin de semana, pero una vez la vez que la semana empezara en un lunes, debía volver y quedarse por otros cinco días. Así era, la academia estaba lejos de la ciudad, solo entregaba la ruta por donde debían dirigirse hasta la academia, era la única presente en el camino, así que no se perderían, el otro detalle que dejaba en negritas era el hecho de presentar la carta en su primer día.

 

No podía definir la alegría de sus padres, era una extraña emoción en realidad, una especie de felicidad robótica o algo parecido, puesto que la sonrisa no se iba de sus bocas ni mucho menos para tragar el té que estaban consumiendo.

 

—¡Esta decidido! ¡Irás a Black Rose School!

 

Sin duda era una extraña emoción de explicar.

 

No tenía de otra que obedecer a sus padres, por lo que sus siguientes días fueron nada más festividades con sus amigos para un “Adiós” A todos les dio la noticia de su cambio de escuela, algo que lo habían tomado con naturalidad, a muchos les pasaba, tampoco era como si estuviera muriendo, así lo definían sus amigos ante su exageración de “No los volveré a ver”, porque era claro, ¿Ir y volver todos los fines de semana? Sería una gran molestía, sin contar que no sabía el tipo de estudios que realizaba la academia, el ritmo que tenía, como debía estudiar o como serían los parciales, exámenes, pruebas, test, ni idea de cómo le llamarían a la forma de evaluarlos.

 

—¡No exagero! —Volvió a recalcarle a gritos a sus amigos.

 

—Si que  haces. Solo te vas del instituto. —Dijo su mejor amigo, como el le llamaba Taeyang.

 

—Solo podré verlos los fines de semana, si es que se me da la gana o estoy libre. Quizás tenga exámenes y no pueda venir.

 

—Lo haces sonar como si te mudaras a otro país. — Rio otro de ellos, este apodado simplemente como Ri.

 

—¿Por qué te cambias? No nos dijiste la razón.

 

Taeyang llevaba una cerveza a sus labios con tranquilidad. Apoyado contra la cama mientras se encontraban sentados los tres en el suelo comienzo snacks y bebiendo como si la vida dependiera de eso, claro, eran los últimos días de vacaciones, faltaba una semana para ser exactos para el ingreso y él debía irse en dos días para conocer la institución.

 

—Gané una beca. —Pronunció con simpleza dejando a un lado la cerveza. — Ni siquiera postule a una. ¿El instituto puede hacer eso sin tu consentimiento?

 

—¿No postulaste? Eh… No que yo recuerde. —Respondió el de voz más ronca, Tae.

 

—¿Dónde ganaste la beca? Si es una beca debe ser un lugar estupendo, pero nuestra academia tiene bastante prestigió, ¿Por qué irte a otra? ¿Qué diferencia tiene?

 

—Hm.. Algo de Rose Black, Black Rose. —Pronunció tomando de nueva cuenta el alcohol deteniéndose apenas toco sus labios. — La academia de la rosa negra. —Dijo sin más, no complicaría a sus amigos con su inglés.

 

—¿Qué rayos es esa academia? Nunca había escuchado de ella.

 

—Black Rose…—Repitió Seungri en un susurro pensante, por lo cual el ignoro.

 

—¡No lo se! Queda a las afueras de Seúl.

 

—¡Espera!. — Interrumpió Ri. — ¿Es esa academia en el bosque?

 

—¿Queda en el bosque? ¿Quién pondría una academia ahí?

 

—Escuche a alguien hablar de esa academia, no recuerdo bien, debió ser cuando venía camino a casa, pero, hablaban de que se había “Re abierto” —Ri realizo comillas justamente en sus últimas palabras. —Lleva unos años funcionando, pocos han salido graduados de ese lugar, creo que es muy difícil.

 

—¿A que te refieres con difícil?

 

—Difícil, que no te dejaran graduarte a menos que seas un cerebrito.

 

No pudo evitar sentir una corriente fría recorrer su cuerpo del miedo que había sentido. Si ya tenía ciertos problemas en el instituto al cual asistía, no quería imaginar cómo sería Black Rose. ¿Cómo se supone que había ingresado? Tenía serios problemas con las matemáticas. ¿¡Y quién no!? Eran unos números de mierda, fórmulas que no servían ni siquiera para ir a comprar a la tienda más cercana, no pediría raíces de nada, dios, como odiaba todas esas fórmulas. No tenía sentido ingresar a ese lugar, se quedaría ahí hasta hacerse viejo, sus padres lo estaban enviando a una trampa.

 

 

Organizar sus cosas fue la peor parte, realmente parecía que se mudaba. Llevaba todo lo que era necesario, utensilios de aseo para aproximadamente el mes, era un hecho que volvería una vez al mes para ver a sus padres, a sus amigos y para comprar lo que fuera necesario. Ropa, la carta no especificaba el uso de uniformes ni donde debía comprarlo, por lo que supuso que era de los modernos institutos donde podía ir vestido como se le diera la gana, un pensamiento positivo ya que podría hacer de las suyas con su estilo para conquistar a unas cuantas, lo aburrido era que de seguro todas eran unas cerebritos. Tecnología, no podía faltar su computadora portátil, unos parlantes pequeños, cargador del móvil, reproductor de música, quizás una cámara, de algo la utilizaría. En fin, todo organizado, empacado y listo sobre el vehículo de su padre para su “mudanza”

 

El viaje se le hizo eterno, aproximadamente de una hora en viaje, contando que las calles de la ciudad no eran nada expedita a esas horas de la mañana, porque si, sus padres prefirieron ir a dejarle temprano para no tener problemas en el camino, además de no saber la dirección exacta del lugar, era todo un extraño viaje a las salidas de la ciudad. Mucho verse, flora, fauna, ni una alma pasaba por el lugar a excepción de unos cuantos autos y buses que iban en el camino contrario a ellos, seguramente viajeros que llegaban recientemente a la ciudad. Dejo de pensar en los minutos que pasaban cuando vio finalmente a lo lejos lo que era un, ¿Castillo?

 

No podía creerlo, podría decir que estaba en un sueño, por primera vez experimento esa sensación de movimiento como si su alma se encontrara en otro lugar, estaba sentado ahí en el vehículo viendo a su padre conducir como si nada sin hacer comentario de la estructura del edificio y mucho menos su madre, ¿No lo estaban viendo? ¡Era un maldito castillo!  Cuando investigo de Black Rose, porque fotografías del lugar no existían, nada más mostraban imágenes de las aulas, los jardines, la oficina de la directora, la cual pudo sospechar por su gusto por lo vintage, que ni se acercaba a eso, ahora podía decir que todo era una especie de combinación medieval, entre varias épocas, no tenía una infraestructura definida, era un enredo.

 

—¿Están viendo eso? —Preguntó a sus padres posicionándose en medio del asiento trasero tocando a ambos los hombros. — ¿Lo ven? ¡Es un castillo!

 

Imaginaba la estructura como algo más…¿Tecnologico? ¿Futurista? Esperaba ver miles de vidrios, edificios gigantes, autopistas, casas de “fraternidades” o algo parecido a lo que era un internado, pero no, nada de lo que paso por su cabeza era lo que sus ojos veían. Nada.

 

—¡Claro! ¿No es hermoso? —Hablo su madre en ese mismo tono de felicidad fingida.

 

—Si, lo es pego digo… ¿No se supone que es una academia?

 

—La academia The Black Rose School hijo, lleva años ahí, ¿No la conocías?

 

¿Cómo es que de la nada su madre sabía tanto de ese lugar?

 

—¿Años? ¿Por qué cerró? —Preguntó curioso.

 

—Ohh… Eso nadie lo sabe. — Rió levemente su padre. — Creo que fue a antigua directora, necesitaba una nueva aprobación del ministerio de educación y no la obtuvo. Remodelaron el lugar y está de vuelta. ¿No te gusta? —Hablo a su esposa.

 

—¡Claro! ¿No es hermoso? —Volvió a repetir.

 

—Si, eso ya lo dijiste.

 

Volvió a su asiento apoyando su espalda contra el respaldar. No podía ser que todo fuera tan extraño, se suponía que era nada más un instituto, ¿Por qué parecía que estaba en una especie de máquina del tiempo? Fue tan lógico su razonamiento que llevo la vista hasta sus ropas y sus manos, aún tenía su móvil y vestía a la moda del siglo veintiuno.

 

Al estacionar el vehículo en frente del castillo, porque ya no podría llamar a ese lugar instituto, su padre bajo sin más para quitar sus pertenencias de la parte trasera, mientras el con su madre se mantenían sumergidos en la vista que les daba el gran castillo de nada más cuatro pisos, pero parecía tener cerca de cinco metros o más de altura por piso.

 

—Cuídate hijo mío. —Esa voz si era la de su madre.

 

—Lo haré mamá. — Respondió con naturalidad.

 

Ambos terminaron afuera del vehículo para una despedida, la abrazo con fuerza al igual que su padre, un par de besos en sus mejillas y logro ver la naturalidad en sus caras. Si, estaba paranoico e imaginando cosas, sus padres lo cuidaban demasiado, no lo enviarían a un lugar donde peligrara su vida, además, como todo lugar, la seguridad debía existir, ¿No?

 

No era el único que había llegado, claramente muchos habían sido citados, tampoco podía decir que el estacionamiento estaba repleto, en realidad eran cerca de unos quince a veinte vehículos, alumnos nuevos al igual que él, sin quitar la mirada de la gran infraestructura que tenía el edificio, sentía que si cruzaba esa puerta, probablemente lo transportaría a un lugar lejano, ¿Qué lugar? Al mismo pasado.

 

Las grandes puertas estaban abiertas, podía ver parte del interior, con eso ya estaba asombrado. Con dificultad logro subir sus maletas por las escaleras, una vez arriba, ingreso la puerta con el miedo que le había provocado su cabeza, pero no, seguía ahí, siglo veintiuno, nada había pasado.  Tal y como había calculado, el techo medía cerca de unos cinco metros, desde el interior parecían que eran aún más, cerca de seis o siete, tal cual las estructuras antiguas, el suelo a una larga distancia del techo, parecía más un castillo de cuentos de hadas, tipo cenicienta, la bella durmiente, la bella y la bestia. Gracias a ese pensamiento regreso a cuentos de la infancia, todos crecieron con Disney, niños y niñas, no sería el único que pensaría algo como eso.

 

—Buen día. — Hablo finalmente un hombre frente a él.

 

—Buen día.. —Respondió con cierta timidez.

 

—Esperaremos al resto y comenzaremos. ¿Si?

 

Simplemente asintió, no era el único en la entrada, habían otros dos esperando, por lo cual seguramente esas palabras eran reiterativas para el que llegaba a sumarse a los recién llegados. Una vez que estuvieron todos, las puertas, las grandes puertas en realidad fueron cerradas por el mismo hombre que les hablo antes.

 

—Bienvenidos a Black Rose School.

 

La voz, tan suave, sin alzarla y con tanta formalidad, capto la atención de todos, girándose algunos que se encontraban en posición opuesta al hombre.

 

—Mi nombre está de más en este lugar, simplemente soy un guía el día de hoy.  Pueden llamarme como se les guste, preferiría señor si es que desean alguna sugerencia. Cualquier duda o consulta pueden hacerla mientras los guio hasta los aposentos de su directora. 

 

—Disculpe. —Hablo una chica no muy lejos de su ubicación. — ¿Solo nosotros somos los nuevos?

 

—No, todos llegaran a diferentes horarios, ustedes son los primeros y como vera señorita, un guía para todos los recién llegados es bastante trabajo. Yo soy su guía esta mañana.

 

—Eh.. Claro. Disculpe la pregunta.

 

—No hay problema.

 

Estaba odiando la formalidad, sin duda la odiaba. ¿Por qué sentía que ese tipo estaba aquí desde que los reyes y reinas existieron?

 

—Sus pertenencias pueden dejarlas aquí, serán llevadas a sus habitaciones. Síganme.

 

 

No pudo evitar el girarse para saber si existía otro empleado en el lugar pendiente de su equipaje, ¿Alguien estaba anotando que maletas le pertenecían? Porque era claro que nadie más se encontraba con ellos, ¿Cómo se supone que llegarían esas cosas hasta su habitación?

 

—¡Hey! Espere.

 

Hablo otro. Un tipo con una fachada de no ser muy agradable, esperaba que existiera un tipo como ese en el instituto, incluso siendo uno donde se consiguieran becas o era para sabelotodo debía existir un brabucón que disfrutara de las peleas.

 

—¿Por qué tanta formalidad? ¿Eh? ¿Y como se supone que llegaran nuestras cosas a las habitaciones? Nadie más está aquí. ¿Qué este es un truco para robar?

 

—Por si no notas, la estructura tiene gran parte de ella en oro, plata y otro tipo de detalles que valen mucho más de lo que puede pagar el mismo presidente, no necesitamos el dinero. La formalidad es algo que se me exige como empleado. Sus cosas llegaran sin problema hasta sus habitaciones, no debe preocuparse. Ahora.. Su directora está esperando por ustedes.

 

 

Tuvo que tragar en seco para no dejar salir ni una sola palabra de su boca. ¿Quién no tendría curiosidad con todo eso? Estaban en un castillo y tal como había mencionado el tipo, el guía para destacarlo mejor, eran detalles en oro, que podría pasar fácilmente por una mala pintura que asimilaba el color, ¿Y si solo lo dijo para engañarlos? ¿Podría tener un castillo ese tipo de detalles?

 

Las ventanas eran enormes, mientras caminaba podría jugar que estaba en uno de los libros de Harry Potter, no le impresionaba que tomaran como inspiración la estructura de las ventanas de esos libros o películas, diría más que era la película sino, ¿Cómo sabían que tipo de ventanas hacer? Bien, el castillo si era uno de tantos films, antiguo con todos los detalles, aunque extrañamente estaba hecho para ser un instituto. A diferencia de su instituto anterior, los salones tenían asientos como si fuera una especie de auditorio, claro todo medieval, madera por todos lados, y donde se suponía que debía estar el escenario se encontraba el escritorio del maestro, tras este un gran pizarrón de tiza.

 

—Wooh —Se expresó, aunque no fue el único que dejo salir tan expresión.

 

—Es increíble. Me encanta. — Dijo una chica a su lado.

 

—¿Cierto? Me siento en una película.

 

—Digo lo mismo…

 

—¡No se separen! —Advirtió el hombre.

 

Lo siguiente fue apresurarse a la gran caminata por las escaleras, subieron hasta el tercer piso. Las escaleras eran otro detalle antiguo, pero a diferencia de la entrada que tenía un estilo de castillo más moderno, las escaleras eran de otra época, más antiguas aun, cemento, piedras y probablemente era de otro tipo de arquitectura, otra mezcla.

 

Toc-Toc-Toc

 

Sonó la puerta tras el golpetear de esta por el supuesto guía.

 

—Adelante… 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).