Iba con el ceño más que fruncido sin quitar la vista de los árboles que pasaban, apoyando su mano en su mejilla, sus labios parecían congelados porque mantenían el mismo puchero desde que supo que estaban perdidos. Su compañero, solo miraba al frente tratando de encontrar el camino pero nada, parecía que solo iban en círculos, su compañero ya no pudo más
- Te lo dije, grandísimo idiota - viéndolo molesto - te dije que no dieras vuelta a la izquierda, pero no… tenías que ir a la derecha, diciendo: “es un atajo” y ya vez, ¡estamos perdidos!
- Vamos, no es para tanto - sonriendo - ya verás que saldremos de aquí
- Si claro - parpadeando de sorpresa - ¿Por qué te detienes?
- Je… se terminó la gasolina - con una gotita - ¿Judal?
- Si serás idiota - mirada asesina- ¡¿Qué vamos a hacer ahora?!
- Tranquilo algo se me ocurrirá…
Pero el pelinegro salió del auto hecho una fiera, su compañero al verlo salir fue tras él
- ¿A dónde vas?
- A donde sea que se me pase el enojo… es increíble - cruzando los brazos - y lo peor es que aún sigo contigo - escuchando la risa del otro
- Porque me amas… por eso - abrazándolo de la cintura
- Si claro, no te creas tan importarte, Sinbad
- Para ti lo soy
El menor frunció el ceño para que después, su pareja le robara un beso. No supieron cuánto tiempo estuvieron así, pero cuando el viento golpeo sus cuerpos
- Hace frio - el menor se abrazó más al mayor- no podemos quedarnos aquí
- Lo sé - quitándose su chaqueta para colocarla sobre el menor
- Gracias, Sinbad… ¿Qué hacemos?
- Caminar, tal vez alguien pase por aquí y nos pueda ayudar
- De acuerdo
Y así fue, la pareja empezó su camino, pero para su mala suerte no pasaba ningún vehículo, sumando que pronto anochecería. Judal no pudo dar un paso más dejándose caer a mitad de la carretera
- No puedo más… estoy cansado
- Lo sé, pero debemos seguir
- Sinbad, no vamos a ningún lado y ya está oscureciendo - el mayor bufo
- Lo sé - viendo a ambos lados - la verdad no sé qué hacer - hincándose dándole la espalda - anda, yo te llevo
- Pero…
- No te preocupes - sonriéndole sobre el hombro - yo te metí en esto, es mi debes tratar de remediarlo
Judal miro no muy convencido a su pareja, comenzaba a sentir un poco de culpa por haber regañado a su pareja momentos atrás; rodeo el cuello del mayor con sus brazos mientras sus piernas eran sujetadas por el mayor para seguir el camino. Duraron una hora más de camino hasta que prácticamente cayó la noche. El menor comenzó a preocuparse tanto por sí mismo como por su pareja, cuando este se detuvo
- ¿Sinbad? - viendo al frente- ¿Qué eso?
Con cuidado, el peli morado bajo al moreno de su espalda para usar su cuerpo como escudo si se requiriera, puesto que un brillo iba avanzando hacia a ellos, Judal se aferraba al brazo de su amado nervioso, conforme la luz se iba acercando más, se escuchaban pasos que poco a poco fueron formando una silueta
- ¡¿Quién es?! - Sinbad alzo la voz
- Ah… pero que tenemos aquí - era la voz de un hombre mayor - viajeros perdidos, como muchos otros
- ¿Quién es usted? - pregunto de nuevo el peli morado
- Jajaja… tranquilos - acercando la luz a su rostro - no voy a hacerles daño - la pareja suspiro de alivio - vengan conmigo, la noche es peligrosa por estos rumbos
Sinbad y Judal se miraron entre ellos, si bien sentían alivio por encontrar a alguien más, era normal sentir algo de desconfianza después de caminar horas y horas para no encontrarse a alguien en su camino. El hombre solo sonrió
- Entiendo, es normal que desconfíen de mí y tienen razón, en este camino es muy raro que pasen más personas pero eso no significa que les hare algo malo. Mi nombre es Sage, ¿puede saber sus nombres?
- Soy Sinbad y él es Judal, mi novio. Íbamos a una fiesta, pero - sonriendo
- No me digan - sonriendo - equivocaste el camino, como muchos otros
- ¿En serio?
- Si, verán, los caminos son engañosos y no importa si tienen brújulas o mapas, siempre terminan perdidos
- ¿Y que hace un señor como usted? - pregunto Judal
- Bueno, conozco muy bien esta zona como la palma de mi mano, así que construí una cabaña para alojar aquellos que se pierden. Pueden pasar la noche y mañana los llevare de vuelta al camino correcto
- Gracias - respondió Sinbad - pero vera nuestro auto…
- Descuiden, también tengo gasolina para estos casos. Anden sigamos
La pareja asintió para seguir a Sage hasta una posada la cual se veía bastante cómoda, una vez dentro
- ¿Qué es esto?, ¿más visitas viejo?
- No seas grosero, son nuestros invitados, así que trátalos bien
- Y que invitados… una pareja de tortolitos, díganme, ustedes ya…
Ante esa insinuación, Judal se sonrojo cubriéndose más con la chaqueta de Sinbad, mientras este se preguntaba si responder o no, Sage intervino
- Ya fue suficiente, compórtate - el mayor suspiro y dirigiéndose a la pareja - lo siento, mi hijo no tiene buenos modales
- Y que lo diga - comento Judal
- Les pido lo disculpen, su nombre es Manigoldo y me ayuda a cuidar esta posada
- Es un placer - respondió el hombre de cabello azul peinado en punta, con tono irónico y sonrisa burlona
- Ellos son Sinbad y su pareja Judal - hablo Sage - así que se más respetuoso, ¿entendido?
- Si, si… como digas - dándoles la espalda - por cierto, la cena esta lista en diez minutos
- Ese muchacho - bufo Sage - discúlpenlo por favor - reverenciando
- Está bien - sonrió Sinbad
- Vengan, los llevare al cuarto que ocuparan
La pareja siguió al mayor al segundo piso, donde pudieron ver más cuartos, cuando llegaron al que ocuparían, este era cómodo y amplio. Sage les mostro donde estaba el baño y el cuarto de lavado. Así como también les proporciono unas yukatas y unas pantuflas. La pareja agradeció de nuevo, al poco rato, Judal entro al baño donde encontró una variedad de jabones y shampo.
Sin perder tiempo se dio un refrescante baño, luego de atrancar la puerta para evitar la entrada a Sinbad, quien triste, obedeció lavar la ropa de su amado. Una vez que el moreno se aseo, fue el turno del peli morado darse una ducha. Ahora era el turno del ojirojo lavar la ropa del oji dorado junto con las suyas. Mientras esperaba
- ¿Terminaron de asearse?
- Yo ya, mi novio recién entro, solo espero a que la ropa se lave
- Descuida la lavadora es automática, sola lavara, exprimirá, enjuagara y secara la ropa solo deposita el suavizante. Mientras puedes bajar a cenar
- Gracias - sonriendo - Sinbad ya no tarda en salir, así que lo esperare
- De acuerdo, espero que estén cómodos
- Por cierto, si no le molesta señor
- Dime
- Si casi no vienen personas, ¿Cómo mantienen el lugar?
- Bueno, de día casi no esta tan solo como en las noches. Las personas vienen a descansar o a comer. Igualmente, mi hijo y yo les indicamos el camino para salir
- Ya veo
- Eso suena interesante - apareció Sinbad - huele bien
- Pese a sus modales, Manigoldo es un buen cocinero. La cena esta lista
La pareja y Sage bajaron al segundo piso, donde Manigoldo ya había servido la cena, la cual consistió en sopa y caldo de pollo con verduras, las cuales Judal comió gustoso. Cuando terminaron y como si la naturaleza lo deseara, comenzó a llover
- Sí que tuvimos suerte de que el señor Sage nos encontrara - expreso Judal
- Me alagas jovencito, aquí traigo café o chocolate caliente, por si gustan y más porque es ideal para este momento, cuando llueve, hace frio
- Gracias - reverencio Sinbad - ¿quieres?
- Chocolate está bien - respondió Judal
- Ey viejo - Manigoldo - se dejó caer sobre la silla - ¿Por qué no nos cuentas alguna historia de terror?
- ¿Sabe historias de ese tipo? - Judal interesado
- Si - dándole un sorbo a su café - pero supongo que deben estar cansados
- Al contrario - sonrió Judal - yo quiero escuchar
- ¿Qué me dices tú, Sinbad? - el mencionado sonrió
- Que suena interesante, pero antes, las historias
- Cuando era más joven, tuve la fortuna de viajar por diferentes regiones del mundo - mirando su taza - algunas de suspenso, otras no, un final feliz o no. Hay muchas historias, ¿quieren escucharlas? - la pareja asintió- bien, la noche aun es joven… ahora sé porque prepare tanto café y chocolate, ¿listos?
Judal y Sinbad asintieron con una sonrisa, la verdad les llenaba de ilusión escuchar de otros lugares distintos a de donde vivían. Sage, Manigoldo y Sinbad se sirvieron más café y Judal hacía lo propio con el chocolate
- Bien - comenzó Sage - aprovechando la lluvia y el frio que se siente, conozco la indicada