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Nuestro peligroso secreto. por Alabama Now

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Notas del fanfic:

Hola a todos !!!! 

Bienvenidos a una nueva entrega en universo alterno de mi pareja favorita ! Les agradezco haberle dado una oportunidad a esta propuesta y espero la disfruten. No es un fic largo, les digo enseguida, pero espero compensarlos con entregas algo mas rapidas. 

Mi otro fic sigue en produccion asi que no pierdan esperanzas!  

Notas del capitulo:

Saludos !!!

Bienvenidos a una nueva obra que espero sea de su completo agrado y pueda entregarles unos minutos de entretencion. 

La historia quiero que sea rapida, por lo que si hay algo que no se entiende de buenas a primeras por favor pregunten. No hare adelantos pero puedo ayudar jajajaja. 

 

 

 

Revelaciones y secretos. 

 

 

 

En sus ojos, aquellos que tanto le gustaban, podía ver con claridad la sorpresa, el asombro. El mismo asombro que sentía él en el pecho. A su alrededor la noche se había tragado a la ciudad y en la oscuridad el parpadeo incesante de las luces artificiales era lo que presenciaba la escena en la que estaban esos dos muchachos. Absortos por completo en los ojos del otro, ajenos a toda la actividad. 

 

No podía respirar con naturalidad, su pulso estaba acelerado, con los sentidos alerta por el miedo y la adrenalina corriéndole por la sangre. Y sobre su pecho, sentado con ambas rodillas inmovilizándole los brazos, tenía a su amigo. Estaba inclinado sobre él y con ambas manos sostenía un puñal tan largo como su antebrazo apuntando a su cuello. Sentía la punta metálica quemarle la piel de la garganta cada vez que tomaba una nueva bocanada de aire. Estaba tan cerca del rostro ajeno que podía sentir la respiración tibia en su nariz y pudo comprobar que estaba igual de agitado que él. 

 

-Sasuke. – 

 

El oírle pronunciar su nombre con un tono de enfado y rabia le sorprendió, sobre todo porque en los meses que llevaban siendo amigos jamas le había hablado de aquella forma. Mantuvo su rostro sereno e inmutable, intentando analizar las expresiones que rodeaban la preciosa cara de su compañero. Siempre le había parecido un libro abierto, de esas personas que puedes saber exactamente que están pensando. Y ahora veía con claridad algo que nunca antes había notado. Sus ojos no lo estaban viendo, sus pupilas se agitaban, estaba pensando tan deprisa que no notaba su alrededor, estaba en su mente tramando algo tan rápido como le fuera posible. 

 

-Naruto. – dijo intentando atraer su atención, y vio el momento justo donde el brillo de sus ojos enojados lo miró con el ceño fruncido.

 

Y un enorme chispazo de color azul eléctrico se hizo ver cerca de ellos. Un rayo de energía cayó a pocos metros de la azotea en la que ellos se encontraban iluminándoles el rostro, y Naruto pareció salir de su trance y de un salto se agazapó sobre el cuerpo del pelinegro, le agarró de las solapas de la chaqueta negra que llevaba levantándolo ligeramente del suelo. 

 

-Levántate, Sasuke. – le ordenó, tirando de él. - ¡Maldita sea, muévete! – 

 

El moreno obedeció, solo persuadido por al urgencia en la voz del mas bajo. Una vez de pie los dos, vio como el rubio miraba a todos lados en el cielo nublado de la metrópolis buscando algo que solo ellos podían percibir. Una corriente fría le recorrió la nuca al mas alto y volteó a su izquierda percibiendo la presencia de la magia, el ramalazo de la familiaridad. Sintió la pequeña mano del rubio aun en su pecho y como este tiró de él con una fuerza inusual para su estatura hasta arrastrarlo a una pequeña caseta en esa azotea oscura de un edificio del centro empresarial. 

 

-Date prisa. – dijo el rubio, y el otro no supo definir si se lo decía a si mismo o a él. – Esta cerrada. – 

 

Sasuke tuvo la intención de adelantarse, con un solo movimiento de muñeca podría abrir hasta una caja fuerte, pero le sorprendió de sobre manera cuando de una sola patada del rubio la puerta cedió y se abrió. Se vio arrastrado con fuerza y prisas. La oscuridad lo envolvió cuando se cerró nuevamente la puerta y se sacudió con violencia cuando el menor lo estampó de un duro empujón contra la pared.

 

-Me vas a decir en este momento que diablos pensabas al salir esta noche. – le dijo Naruto a un palmo de su cara a pesar de la abismante diferencia de alturas que tenían.

 

-¿Me lo estas preguntando enserio? – le dijo el otro con sarcasmo. 

 

-¡Maldita sea, Sasuke! – se desesperó. - ¿Tienes idea la noche que es? ¿Es que aun no lo entiendes? –

 

-Casi me matas ahí afuera. – le espetó con fastidio, lamentando su poco poder de comunicación en ese momento tan importante. 

 

Y el sonido metálico junto con el reflejo en la oscuridad del metal fue una pobre advertencia. Sintió el frío tacto del puñal de Naruto enterrarse en la pared de cemento a su espalda, justo a un lado de su oído. El tacto con su piel le quemó la oreja. Se sorprendió del arrebato tan violento. Con gran fuerza el arma había dado a parar junto a su rostro y se quedó incrustada en la pared de cemento. Naruto era muy bajo, había chicas en su clase que eran mas altas que él; y tenia la contextura física delicada y muy delgada. Pero Sasuke nunca había conocido a alguien que tuviera tal velocidad y tal fuerza en un cuerpo que se veía tan débil a simple vista. Y en ese momento, en aquella noche entendió a la perfección esa dualidad. Su amigo rubio estaba diseñado para pelear. Para atacar. Para matar. Para matar seres como él.

 

-¡No te atrevas a enojarme! – le gritó el menor. – ¡Pude haberte matado! ¡Debería matarte en este momento! – 

 

-Tu… lo sabes… - murmuró el mayor, sin querer moverse. 

 

-Claro que lo sé. – dijo en voz baja. – Desde la primera vez que me diste la mano. Estoy seguro que tu también lo sentiste. – 

 

Sasuke rememoró ese momento hace ya seis meses, donde el alumno nuevo que llevaba solo tres semanas en el instituto fue su compañero en laboratorio de informática y juntos en el mesón Sasuke le sacó de las manos los apuntes haciéndole burla por no entenderlos. Cuando ambas manos se tocaron sintió la sangre hervir y un chispazo eléctrico en la espalda. Había mirado al rubio con atención para ver si este también lo había sentido, pero Naruto solo le había mirado con atención unos segundos para luego sonreírle con tranquilidad como siempre. Habría jurado que solo era una ilusión, una de las tantas reacciones desagradables de su cuerpo sobrenatural, pero no había sido así. 

 

-Lo recuerdas, lo sé. – la voz de Naruto le llamó la atención. – Eres un brujo, Sasuke. – dijo la frase con un tono acido que lastimó un poco al moreno. – Y yo… yo soy un cazador. – agregó con tanto pesar que el moreno sintió deseos de abrazarle. 

 

La realidad era tan pesada que a Naruto parecía que los hombros le  iban a ceder. Allí, encerrado con Sasuke, su amigo, un brujo que el debía eliminar, el mundo le parecía ridículo y poco relevante. Desde hace siglos que deambulaban en la tierra las brujas. Las historias ancestrales hablaban de mujeres que habían hecho pactos con el diablo para obtener poderes sobrenaturales que pudieran cambiar la realidad del mundo y la naturaleza de las cosas. Y estas se habían expandido y creado su propia especia junto con los mortales, alimentándose de sus almas perdidas. Y el era un cazador, de aquellos que habían arrastrado a las hechiceras hasta la extinción hace eras y que ahora debían proteger a los mortales de las atrocidades de esos demonios con cuerpos humanos. Naruto era descendiente de guerreros, toda su vida había sido entrenado para matar brujas. Sabia donde apuñalarlas, como sobrevivir a sus hechizos, como percibirlas y a sus escasos dieciséis años había cobrado varias vidas de esas condenadas criaturas. No tenia elección, el solo debía matarlas, así el mundo se salvaría. 

 

Pero mirando a la cara a Sasuke, a su amigo, al chico que le gustaba como nadie aun sabiendo que era un brujo, no podía eliminarlo. Jamás podría hacerle el mas mínimo daño. 

 

Relajó los músculos por un segundo y dejó caer la cabeza en el pecho de Sasuke, cerró los ojos cansado. Sabía que el momento de enfrentarse llegaría, pero siempre pensó que habrían pasado años para ese entonces. Y sintió los brazos del moreno rodearle, como si fuera algo delicado, con mucho cuidado, quizás temiendo algún otro arrebato como el anterior. 

 

-Naruto. – le llamó Sasuke, con aquella voz ronca que le había dado la pubertad. 

 

Aunque había estado deseando poder abrazar a Naruto desde hacia un par de meses no era la manera en la que se había imaginado. Ni el lugar tampoco. Develando todos sus secretos en una noche de luna llena donde los brujos salen a recibir la energía del astro y donde los cazadores saben que encontraran carne fresca para eliminar y agregar tatuajes de muerte en sus brazos. Cuando los cazadores atacaron solo vio las explosiones de luz de colores y un par de rayos antes de escapar. Y en uno de sus saltos había sentido en la pierna el corte de las lamina de oro blanco bendecido de un cuchillo y había perdido el equilibrio. Y luego vino el golpe duro en la espalda que lo había hecho caer. Rodó por el suelo y terminó con ese precioso cazador sobre el, apunto de atravesarle el cuello con el puñal. 

 

Se escuchó otra explosión y por la rendija de la puerta entro un resplandor rojizo. Naruto se revolvió con violencia entre los brazos del mas alto hasta separarse de él. 

 

-Tienes que irte. – le dijo. 

 

-¿Irme? – preguntó incrédulo. - ¿Y dejarte aquí? – 

 

-Sasuke, - el rubio le tomó el brazo, con aquella fuerza sobre humana, hundiéndole los dedos en la carne. – yo soy un cazador, no soy como tu. Son los míos los que están cazándote allá afuera. – lo miró a los ojos con una seguridad pasmosa. – Yo no voy a matarte. No seria capaz de matarte. – otro estallido aun mas cerca se dejo oír y una luz amarilla se percibió cubriendo el suelo.  El rubio desincrustó su puñal de la pared y lo hizo girar en su mano. – Tienes cinco segundos. – le advirtió. 

 

-¿Y como quieres que me vaya de aquí? – 

 

-No te hagas el tonto, solo haz uno de esos trucos que te enseñan y vete a tu casa. – lo apuntó con el puñal. 

 

-¿Quieres que haga magia? ¿Aquí? – su voz sonó incrédula y no le importó.  - ¿Delante de ti? – 

 

-Apresúrate, los oigo. – le urgió, alzó el brazo y apuntó hacia donde estaba Sasuke. – Si no te vas voy a desintegrarte un brazo, lo juro. – 

 

El moreno le sostuvo la mirada, apreciando a su amigo como  nunca antes lo había hecho. Con los ojos asustados y la pose tensa, dispuesto a lanzarle ese enorme puñal plateado. Y escuchó unos pasos en la azotea. Tenían menos tiempo del esperado. Estaba nervioso. Una de las mayores reglas que se les inculcaba a los brujos era el de nunca hacer hechizos delante de otros mortales, menos de un cazador. Miró el suelo y separó las piernas. No tenía mas opción. Estiró el brazo hacia abajo y con la palma mirando al piso solo tuvo que mover la muñeca y el suelo se iluminó. 

 

-Naruto… - dijo al tiempo que comenzaba a desvanecerse. 

 

-Nos vemos. – y lanzó el puñal con fuerza justo al momento en el que la imagen de su amigo desapareció dejando un halo brillante tras de si, y la puerta se abrió con violencia. 

 

Tras su espalda apareció un hombre alto, con el cabello plateado y medio rostro cubierto por una mascara. Iba con el típico uniforme de los cazadores de brujas, chaqueta negra de cuero y pantalones negros. Tenía una espada a la espalda y la otra la llevaba en la mano, manchada de sangre espesa y negra. Se apoyó en el marco de la puerta mirando con atención al rubio mientras este se acercaba al puñal y lo sacaba de la pared sin esfuerzo. 

 

-¿Se te ha escapado?  - le picó el adulto.

 

-¿Qué no es obvio? – le dijo escondiendo su alivio con un malhumor. – Los desgraciados son rápidos. – 

 

-Ni que lo digas. – se hizo a un lado cuando el menor quizo salir hacia el frió de la noche. – Perseguí a uno por al menos doce edificios antes de cortarle una pierna. El dolor los vuelve inútiles. – 

 

-Es verdad. – rió un poco. Siempre le había parecido que los brujos eran intolerantes al dolor, todos los cazadores lo sabían y se burlaban a menudo de ello. – Invítame algo, Kakashi. – le dijo al adulto que caminaba tras él. – Hoy no he rebanado a nadie y me siento mal. – 

 

-Eres un malcriado. – le dijo el peliplata, sonriendo tras su mascara y alborotándole el pelo al rubio. El mas bajo le sonrió, agradecido de que su mentor parecía no haber notado nada de lo que había pasado con Sasuke, su amigo brujo. 

+ + + + + + + 

Cayó sobre el suelo de la sala de su departamento con fuerza, azotándose contra el pulido piso. Se hizo un ovillo y llevó su mano al hombro que le ardía como si le hubieran puesto un hierro caliente. Sintió el tacto de su sangre, parte de una herida abierta. El idiota de Naruto le había lanzado el puñal antes de que pudiera terminar de desvanecerse. La hoja apenas si le había rozado que abrió esa herida ardiente en su piel. Jamas había experimentado el ardor del oro blanco bendecido, había escuchado historias de lo letal que era, pero no podía compararse a lo que sentía en ese momento. Era como si su carne se estuviera desintegrando.  

 

Se irguió como pudo y, sosteniéndose el brazo para inmovilizarlo, caminó hasta la cocina. Buscó aquella muralla que tenia una salida oculta donde su hermano guardaba todas las cosas de brujería, debía haber algo que le ayudara. Estaba en eso cuando la puerta del departamento se abrió con prisas y una figura alta entró caminando con fuerza. Sasuke se volvió el momento justo cuando tenia al mayor de los pelinegros a su lado mirándolo con preocupación, este chasqueó los dedos una vez y las luces se encendieron.

 

-¡Sasuke! – exclamó aliviado. - ¿Te encuentras bien? – le preguntó ansioso. 

 

-Si, solo un rasguño. – dijo el menor indicándole con la mirada el hombro lastimado. 

 

-Déjame ver. – examinó unos segundos el corte para chasquear la lengua con enfado. – Te ha rozado oro blanco, esto pinta mal. – el mayor rebuscó en la alacena oculta un poco hasta sacar un frasco con un reluciente polvo verde. 

 

-Duele como los mil demonios, Itachi – dijo el menor. 

 

-Es normal, nunca antes te había pasado. ¿Te puedes quitar la ropa? – el menor negó con la cabeza. - ¿Puedes mover el brazo? – preguntó mas preocupado. 

 

-Siento que me arde hasta el codo. – fue la respuesta entre dientes de Sasuke.

 

Itachi lo miró un poco, ardiendo en rabia por la mueca de dolor que deformaba el pálido y perfecto rostro de su hermano menor. El habla vivido cien años, los suficientes para sufrir uno que otro ataque de los cazadores, pero ver como la persona mas importante para ti sufre el ardor del oro sobre la piel era horrible. Tenia deseos de arrancarle la cabeza a los cazadores de brujas. Chasqueó los dedos y la chaqueta y camisa de Sasuke desaparecieron, dejándole el pálido torso al descubierto y pudo apreciar la magnitud de la herida. Era un corte pequeño, pero se había hinchado y supuraba sangre. La piel a su alrededor se estaba volviendo negra de a poco. 

 

-O tu cazador tenía mala puntería o tienes mucha suerte. – abrió la botellita de polvo y la acerco a la herida. – Te va a arder un poco. – 

 

Si antes le dolía el hombro lo que sintió cuando las brillantes partículas tocaron su herida fue lava pura corriéndole en las venas. Ahogó un alarido en su boca intentando quedarse quieto, un acto casi imposible. Su hermano terminó rápido mirándolo con culpabilidad por provocarle aquel insoportable dolor. Unos segundos después la sensación remitió y sintió como si dentro de la herida tuviera hielo, el tacto frío y calmante del hielo. Solo en ese momento pudo tomar una bocanada de aire y estremecerse. De seguro era la peor experiencia de su vida. 

 

Itachi había sacado de la nada una venda y le ordenó al pelinegro menor que se acomodara para vendarle el hombro. El dolor había remitido, pero aun sentía adormecido el brazo. Se dejó mimar por su hermano aun demasiado absorto en la disparatada noche que había tenido. 

 

Siempre había sabido que era un brujo, había sido criado como tal bajo el cariño de un hermano mayor que ya había vivido mas de cien años y podía cuidar de él. Había aprendido lo básico de toda educación mágica, y cuando cumpliera los dieciocho se iría al instituto de magia donde todos debían ir en algún momento de su vida. Sabía de no mostrar su existencia a los mortales, estaba acostumbrado a las cosas que para sus compañeros de clase comunes serían extrañas. La comida en dos segundos, cosas que aparecen y desaparecen, cambios de clima, calderos con pociones ridículas, hechizos complicados, la capacidad de volar. La vida normal de un brujo.

 

Así como también siempre había sabido de los cazadores de brujas. Eran sujetos encomendados en la religión que creían en criaturas diabólicas, vestidos de cuero y con chapas de oro en el uniforme, parecían góticos de las películas fantasiosas. Usaban armas de oro blanco bendecido que quemaba hasta la muerte a las brujas y a las que sobrevivían a un ataque directo les prendían fuego hasta reducirlas a cenizas. Incluso sabia que en esta época había armas de fuego que disparaban balas con oro liquido que se mezclaba en las venas y te mataba en segundos, quemándote por dentro. Los brujos escapaban, se ocultaban de sus cazadores, pero estos se habían vuelto letales. 

 

Algunas noches de luna llena al año los brujos salían a absorber energía de su luz, era algo normal, algo que renovaba sus poderes y les daba vitalidad. Pero eran esas mismas noches las mas peligrosas. Un brujo necesitaba como mínimo tres horas de luz lunar para estar recargado, pero era difícil cuando esas mismas noches los cazadores salían en busca de brujos a quienes eliminar. Ellos parecían tener un sensor para la magia, un olfato entrenado para buscarlos. Sasuke había escapado antes de esos ataques, pero esa noche había sido diferente. 

 

-¿Tú estas bien? – le preguntó a Itachi cuando este hubo terminado de vendarle. 

 

-Si. – le respondió acariciándole la cabeza a su hermano menor. – Con Kakuzu nos fuimos de inmediato, pero tuvimos que quedarnos fuera un poco mas porque a él le faltaba energía. – luego miró a su hermano. - ¿Tienes alguna otra herida? – 

 

Sasuke asintió. Se levantó el pantalón y en el músculo de las pantorrillas había una línea delgada como un trazo de lápiz, que supuraba sangre. Aquella marca no dolía tanto, pero ardía lo suficiente para incomodarle. Itachi se arrodilló ante su hermano y puso un poco mas de ese condenado polvo verde en la herida y le vendo el corte. El menor pensó que su amigo Naruto tenía una puntería letal, porque ese corte había logrado su objetivo, herirle para luego golpearle y derribarlo. 

 

Aquella noche había decidido ir con Karin a  tomar luz de luna al barrio empresarial, donde los edificios eran altos y las nubes estarían cerca sin impedir el brillo del astro por completo. Tuvo que convencer a su hermano para que le dejara ir solo, Itachi tenía sus aprensiones pero terminó cediendo, confiando en que si algo ocurría los chicos podrían arreglárselas. Cual seria sus sorpresa que una vez allí los emboscarían una gran cantidad de cazadores, incluyendo su querido amigo Naruto. Karin se había ido por su lado y él había tratado de huir por el otro, y tuvo suerte. Suerte de que hubiera sido el rubio quien le hubiera atacado. De ser otro cazador estaría convertido en cenizas para ese entonces. 

 

-Tendremos que tener mas cuidado, si alguno de ellos logró verte la cara, tendremos que irnos. – dijo Itachi levantándose para guardar todo lo que había usado para curar al menor. –Ve a dormir, necesitas descansar. – 

 

Y con un escueto buenas noches Sasuke se levantó y se fue a su cuarto, intentando mover el brazo lo menos posible. Chasqueó los dedos para encender la lampara en la mesita de noche y tomó su teléfono para asegurarse de que sus conocidos y amigos se encontraban bien. Aquellos chispazos de luz que habían alertado a Naruto en la azotea del edificio eran ataques mágicos de otros brujos intentando defenderse de sus cazadores. Solo esperaba que no hubiese caídos. Y su mente volvió a Naruto de inmediato, preguntándose que habría sucedido con el, si los habían descubierto, si estaba bien. 

 

O si había seguido cazando.

 

Un escalofrío le subió por la espalda ante la terrible idea. 

 

Si bien el hombro ya no le dolía de aquella forma punzante lo tenia adormecido y cansado. Como pudo se puso la parte superior del pijama cuyo ancho cuello y desgastada tela le facilitaron la tarea. No quería dormir. Ni siquiera quería sentarse en su cama. Estaba inquieto y nervioso, como alguien que ha hecho algo malo y no puede con la culpa. No sabía como debía reaccionar ahora ante su amigo. Su compañero de clases que debería ver al día siguiente en la escuela, aquel que ahora sabia su secreto y que estuvo a punto de matarlo. No sabia si debería decírselo a su hermano, que tenían un cazador pisándole los talones o si el rubio le contaría a alguno de los suyos sobre lo ocurrido. 

 

Dio un respingo cuando unos ansiosos golpecitos quebraron el silencio del cuarto. Miró a su alrededor justo cuando volvió a oírlos y se percató que venían desde las puertas de vidrio que llevaban hacia su balcón. Todos sus nervios se pusieron en alerta, debatiéndose en lanzar un ensordecedor conjuro o llamar a su hermano es que se acerco a la cortina y la descorrió de un brusco movimiento. 

 

-Naruto. - dijo sorprendido cuando reconoció a quien estaba tras la mampara. Sin dudarlo abrió y dejó que el mencionado entrara en el cuarto.

 

-Cielos, Sasuke, estaba preocupado. - le dijo el mas bajo mirando a su amigo de arriba a abajo. - ¿Te encuentras bien? - 

 

-Te falto poco para arrancarme el brazo, dobe. - se mofó tirando del cuello de su camiseta con el brazo contrario y mostrándole parte del vendaje en su hombro.

 

-¡Maldición! - en dos pasos Naruto se acercó al moreno y él mismo apartó el cuello de la prenda para mirar con mas atención la venda. - Pensé que no te había alcanzado. - 

 

Los ojos negros de Sasuke descendieron para ver como su amigo le evaluaba con sus brillantes ojos azules. El aroma del jabón y el rubio cabello húmedo le indicó que el mas bajo venía recién duchado y probablemente su cacería ya había concluido por esa noche. No tenía puesto aquel escalofriante mono negro ribeteado en oro ni las pesadas botas de combate, sino que estaba usando unos ajustados jeans negros y una sudadera con cierre frontal que le quedaba enorme. Se veía mucho mas amigable y mas joven que en su pose de asesino de brujas. 

 

Naruto levantó la mirada y su rostro expresó un arrepentimiento tan genuino que por un segundo Uchiha quizo abrazarle y decirle que todo estaba perdonado. El rubio se volvió y caminó unos pasos dando vueltas por la habitación en círculos al tiempo que se pasaba exasperado las manos por el rostro, murmurando palabras de paciencia y disculpas a si mismo. A Sasuke le preocupó verlo tan nervioso. Se quedó quieto esperando a que su amigo se decidiera a hacer algo, a decirle algo. Lo que fuera lo habría tranquilizado en ese momento.

 

-Esto esta mal. - fue finalmente lo que salió de los labios del mas bajo. - Lo que voy a hacer esta mal. - murmuró enfadado. 

 

Se acercó nuevamente al mas alto, con un paso firme que alertó al pelinegro, quien dio un desconfiado paso hacia atrás. Ante ese precavido movimiento Naruto detuvo sus pasos de inmediato. No había tenido intención de asustarlo. Levantó las manos frente a él en señal de indefension. 

 

-No..no quiero hacerte daño, Sasuke. - 

 

-Yo… - el pelinegro dudó. - lo siento. - 

 

-Creo que debemos conversar un poco. - al ver que su anfitrión asentía, continuó. - No debería hablarte de esto, pero ya que tu has confiado en mi lo suficiente como para dejarme entrar en tu casa sabiendo que puedo matarte aquí y ahora, mereces la misma confianza de vuelta. - 

 

-No es la mejor frase que se te haya ocurrido. - le recriminó el mas alto con el ceño fruncido. - 

 

-Lo sé, pero quiero ser franco contigo, Sasuke. - se acerco con cautela. - Soy un cazador de brujas. Me he dedicado toda mi vida a ello del mismo modo que tu te debes haber dedicado a tu magia extraña. Cuando llegué a esta ciudad… jamas creí tener que compartir día a día con un brujo… tenerlo tan cerca, sabiendo todos los días que debía matarte, que estaba dejándote vivir a pesar de saber exactamente lo que eras. - Sasuke dio otro paso hacia atrás. - No, no te asustes. Lo siento, nosotros solemos hablar así. Puedes creerme cuando te digo que no voy a lastimarte. - 

 

-¿Porqué? - preguntó de pronto el moreno. - ¿Porqué no vas a hacerme daño? Sabes desde hace meses lo que soy, lo sentiste desde el principio. Hoy pudiste haberme matado ¿Porqué no lo hiciste? - 

 

Con una velocidad abismante Naruto quedó a un palmo de Uchiha y le tomó ambas manos con fuerza, como si quisiera detener las palabras que salían de su boca. El moreno enmudeció cuando lo tuvo tan cerca y se sorprendió de sentir los dedos del mas bajo temblar. 

 

-No pude. -le confesó. - No puedo hacerlo. Eres… - tragó saliva con dificultad. - eres… mi amigo… - luego soltó un taco entre dientes y, sin poder seguir sosteniendo la mirada de Sasuke, apoyó la frente en su pecho al tiempo que afianzaba el agarre en sus manos. - Dije que seria sincero contigo… después de esto ningún secreto puede ser peor… - el moreno le escuchó soltar un suspiro. -Tú… tú me gustas, Sasuke. No podría haberte hecho daño… porque me gustas de verdad. - 

 

Uchiha abrió los ojos con sorpresa, incluso dejo de respirar. Su corazón se había lanzado en un bombeo frenético y sentía el rugido de la sangre en los oídos. Notaba como el rubio, aun escondido en su pecho, no paraba de temblar como un cachorro asustado. No sabía qué decir, algo parecía haber detenido el tiempo por completo. Era tan extraño, tan maravillosamente extraño. Cuando soltó el aire que había retenido en los pulmones, su respiración revolvió los suaves cabellos de Naruto. Contagiado con el nerviosismo fue que pudo murmurar una respuesta. 

 

-Me alegra que no me hayas matado. - se soltó del agarre en sus manos y rodeó la cintura del mas bajo en un cariñoso abrazo. -De otra forma no podría haberte respondido. - 

 

La cabecita rubia se alzó, chocando su mirada azul con aquella negra y profunda. Naruto tragó de forma sonora producto de los nervios, sentía la cara arder y sus temblores aun no habían cesado. Esperó con su limitada paciencia a que su amigo dijera algo, pero este simplemente se limitaba a mirarlo, con tal intensidad que solo lograba aumentar sus nervios. Tenían los cuerpos muy juntos en aquel cariñoso abrazo y sus pechos se rozaban al respirar. Finalmente, después de eternos segundos, los brazos de Sasuke soltaron a su presa y con ambas manos sujetó el rostro tostado de su compañero. 

 

-Tú también me gustas, dobe. - le dijo en un susurro al tiempo que juntaba sus labios con los contrarios. 

 

Naruto cerró los ojos al momento que sintió aquellos cálidos labios sobre los propios, con el corazón tronando en los oídos subió sus manos por el pecho de Uchiha aferrándose a su camiseta. La boca del pelinegro tomó la contraria con cuidado, moviéndose en una lenta caricia. Sujetó el labio inferior de rubio y tiró de el, sintiendo como el mas bajo abría la boca en un acto ansioso para sentirle. Encajó sus labios y su lengua se aventuró en la humedad cavidad de Namikaze con suaves toques, buscando a su compañera, que salió a su encuentro de forma juguetona. La sensación de besar a Naruto era increíble, como sentir la luz de la luna sobre la piel por primera vez, le insuflaba energía, le embotaba los sentidos. El beso se volvió mas ansioso, menos suave, mas apasionado. Las manos de Sasuke se aferraron a la nuca del mas bajo sin querer que se apartara. 

 

El aire iba a ser necesario, no lo podía evitar. Algo mareado el pelinegro se separó de su amigo, sintiendo como este le sujeto unos segundos el labio inferior con los dientes antes de soltarlo. El rostro del rubio mostró una enamorada sonrisa y tenia los ojos azules brillantes de emoción. Sasuke le correspondió con una sonrisa de medio lado. 

 

-Creo que esto compensa la noche. - dijo el rubio con una risita nerviosa. - No esperaba que después de lo de hoy… ya sabes. - 

 

-Llevo un par de meses con el secreto. - le dijo con tono de burla. - Saber que eres un asesino a sangre fría no iba a cambiar las cosas. - 

 

El rubio volvió a soltar una risita nerviosa por la broma. Las palabras de Sasuke aunque frías eran completamente ciertas desde su punto de vista. Ahora el sabía a qué se dedicaba, qué hacia por las noches en esa enorme ciudad. Y aun así le había besado con tal calidez y anhelo como si realmente no le importara. Cambió el peso de una pierna a otra aun nervioso. Naruto odiaba los secretos, odiaba no ser sincero con la gente que quería. Sufrió muchos meses con la idea de tener que ocultar de su familia la existencia de un brujo que convivía con el día a día en la escuela. Y cuando supo lo que sentía por Sasuke tuvo que guardar el secreto de ser quien era y de sus sentimientos. Se sentía liberado ahora que todas las cartas parecían haberse puesto sobre la mesa. 

 

O casi todas. 

 

Con vacilación Naruto se apartó un paso del dulce agarre de su amigo, quien le miró extrañado. Tomó las blancas manos entre las suyas mas tostadas y las llevó hasta el cierre frontal de su sudadera, haciendo que lo sujetara. Los ojos negros se tornaron confundidos. 

 

-Has dicho que te gusto, verdad? - el mas alto asintió. - Ojalá esto no te haga cambiar de opinión. - e instó a que el otro bajara el cierre. 

 

Con manos temblorosas Sasuke abrió completamente la prenda y la tomó del cuello para bajarla por los delgados hombros. Sentía como si estuviera haciendo algo malo, algo prohibido. Y tuvo la perversa satisfacción de ver como el rubio se sonrojaba cuando dejó caer la ropa al suelo. Y entonces vio los brazos desnudos de Namikaze que su camiseta sin mangas no podía ocultar y las alarmas se encendieron en su mente, como quien se encuentra de lleno con un letrero de ALTO en medio de su camino. 

 

La piel de los brazos tenía varios tatuajes hechos de brillantes colores repartidos por su superficie. Intrincados diseños de símbolos antiguos que le provocaron escalofríos de inmediato. No necesitaba que nadie se lo dijera, sabia exactamente lo que eran. Siempre había escuchado historias terroríficas sobre las costumbres de un cazador de brujas. Eran seres sorprendentemente veloces y fuertes que entrenaban sus cuerpos por sobre su capacidad humana y tenían sangre pura y angelical corriendo por las venas. Un cazador de brujas tenia complicados tatuajes en el cuerpo hechos con una sustancia bendecida que los protegía de los hechizos de los brujos y también marcaban cuantas vidas habían cobrado. Cada símbolo hecho en sus pieles era un recordatorio de un brujo que habían matado, cuan poderoso había sido y donde había ocurrido. Era como llevar anotaciones de victoria en un macabro juego. 

 

Sasuke se apartó asustado unos pasos sin poder apartar la vista de las vistosas marcas en los brazos de su amigo. No quiso siquiera contarlas, aquellos dibujos parecían diseñados especialmente como advertencia. “Este cazador es peligroso.” Fue la terrible voz de su conciencia. Mientras mas marcas tuviera un cazador mas letal era, mas habría sobrevivido a peleas con brujos, mas habría cazado. Tragó duro antes de preguntar:

 

-¿Cuantos… - carraspeó. - ¿Cuantos tienes? - 

 

Naruto parecía angustiado por la alarma que veía en el rostro del mas alto, pero se quedó allí de pie, estoico, ante los ojos negros. Ese era él, no había mas ni menos. Era su realidad y aunque una parte de su mente se arrepintió de haber roto la magia de aquel momento de confesiones, pensó que la sinceridad era importante. Porque para él Sasuke era importante. Demasiado importante. 

 

-Diecisiete. - dijo en un murmullo. - De caza. - aclaró después. 

 

Giró los brazos para que el moreno pudiera verlos completamente. Este tragó saliva asustado, sintiendo aun el grito de alarma en sus sentidos. La misma sensación que tenia cuando salía en las noches y había un cazador cerca. Se preguntó si su hermano lo sentiría también, qué pensaría de aquellos dibujos tan brillantes y llamativos. Diecisiete. Diecisiete vidas perdidas a manos de ese pequeño adolescente que tenia frente a él encogiéndose de nervios, mirándolo con los brillantes ojos asustados. 

 

-Tengo dos mas… - siguió Naruto intentando que el nudo en su garganta se disipara. - de protección. - se llevó con lentitud la mano derecha a la altura del corazón. - Uno para purificar la sangre y extender los sentidos. Y el otro en la espalda, para la protección contra los hechizos. De esa forma no puedes herirme. - 

 

Naruto no sabía que mas hacer o que mas decir. Si bien no era un secreto en el mundo de ambos lo que acaba de contarle, si era un ofensa enseñar a un brujo la magnitud de sus tatuajes de caza a menos que se quisiera asustarlo. Se llevaban como medallas, como logros y el rubio siempre había estado orgulloso de ellos. Porque a su corta edad era considerado un prodigio entre los suyos por sus increíbles habilidades y sangre fría a la hora de cumplir su papel. Pero mirando la expresión de alarma en el rostro de Sasuke ya no estaba tan seguro de sentirse a gusto con ellas. El moreno permanecía estático, aun alejado de él, con los ojos fijos en su persona. Ni siquiera pareció escucharle. 

 

Con la vergüenza de haber cometido una estupidez en su intento de ser sincero, tomó la sudadera del suelo con intención de colocársela de nuevo.

 

-Espera. - fue la cortante orden del pelinegro. - No te muevas. - 

 

La naturaleza de un cazador era bastante rebelde, Naruto no soportaba las ordenes y mucho menos las de alguien que ante sus ojos era inferior a él. Pero en aquella tensa situación no le importó obedecer a la voz ronca del pelinegro. Se quedó inmóvil, exponiéndose a todo el ímpetu de la mirada oscura. Sasuke se acercó a un palmo del mas bajo y alargó la mano con cierta duda hasta que sus dedos rozaron una de las terribles marcas. La sintió fría, como si ese trozo de piel pintado fuera de un material inerte. Recorrió completamente el brazo viendo como la piel mas tostada se erizaba, notando el contraste extraño de las frías marcas y lo cálido de la piel limpia. 

 

-Asustan. - concedió Sasuke con la voz ronca. Era la primera vez que acariciaba al mas bajo y la sensacion era fascinante. - Pero creo que puedo acostumbrarme. - 

 

La expresión de Naruto fue de puro alivio, soltó una gran bocanada de aire y sin pensarlo pasó las manos alrededor del cuello de Uchiha y atrajo su rostro hacia si, besando sus labios con desmesurada alegría. El moreno rodeó la estrecha cintura al tiempo que abría la boca y cedía paso a la inquieta lengua del rubio, la cual acarició la propia con movimientos ansiosos, hechos para volverlo loco. Había pasado varias semanas deseando besar a aquel alegre rubio, imaginando como sería tenerlo entre los brazos, haciéndose ideas erróneas de como se sentiría el poder tenerlo solo para el. Y eran erróneas porque jamas podría haber comparación a lo que sentía en ese momento. 

 

Se escuchó una puerta cerrarse fuera del cuarto de Sasuke y ambos chicos se separaron unos centímetros y se quedaron viendo, completamente estáticos, aguardando hasta que todo volvió a estar en silencio otra vez. Estaban tan absorbidos por el momento que el moreno había olvidado por completo que tenia a un cazador en su cuarto, que se habia descubierto que era un brujo y que se estaba besando con él a unos metros de su hermano. La idea le hizo sonreír.

 

-Creo que mi hermano esta despierto aun. - le dijo en un susurro el moreno.

 

-¿Itachi Uchiha esta aquí? - dijo Naruto con los ojos brillándole de emoción y la voz cargada de admiración.

 

-¿Lo conoces? - preguntó alzando una ceja. 

 

-¡Por supuesto! Es uno de los brujos mas poderosos de este siglo. - Exclamó emocionado. - No hay nadie que no quiera matarlo. - 

 

Sasuke simplemente parpadeo sin saber que agregar a ese comentario. Los ojitos brillantes y la emocionada sonrisa de Naruto le quitaron toda la seriedad a ese comentario tan brutal de tener deseos de matar a su hermano mayor. Soltó el aire por la nariz y elevó levemente la comisura de sus labios conteniendo la risa. Definitivamente Namikaze era único. Acercó los labios hasta apoyarlos en la morena frente y afianzó el abrazo en la cintura, aspirando el aroma de su amigo. 

 

-Será mejor que me vaya. - dijo en un susurro Naruto. - Es tarde. - 

 

-Ve con cuidado. - 

 

Recogió su sudadera nuevamente y se la puso de nuevo cubriendo aquellos tatuajes llamativos y macabros. Se encamino hacia el ventanal siendo seguido de cerca por el pelinegro. En cuanto el menor salió al pequeño balcón una duda asalto al brujo, algo que no parecía haber tenido importancia con anterioridad. 

 

-¿Como es que llegaste hasta mi balcón? - 

 

-Lo creas o no, puedo escalar un edificio. - le dijo risueño Naruto. 

 

Sasuke lo siguió hasta afuera y vio con terror como el cazador se subía de un salto al borde, agazapado como un gato. Él vivía en un piso quince, el ultimo piso de un enorme edificio. Si el rubio caía nadie seria capaz de evitar que se matara en el acto.

 

-Demonios, Naruto. - Exclamó el moreno. - Ten cuidado. - 

 

El rubio lo miro extrañado unos segundos antes de soltar una risita de burla por la preocupación que mostraba Sasuke. Aun no tenía idea de sus verdaderas habilidades y su preocupación rallaba en la ternura. Era casi imposible que el perdiera el equilibrio en algo tan resguardado como una baranda. Le hizo un gesto al mas alto para que se acercara lo suficiente para robarle un fugaz beso.

 

-Buenas noches, Sasuke. - le dijo de forma dulce y dio un salto hacia arriba agarrándose de un borde saliente y trepando con una facilidad pasmosa hasta perderse en el borde superior del edificio. 

 

Uchiha sonrió. Había sido una noche extraña, llena de revelaciones y emociones. Y no sabia que mas esperar de ella. Con la mente agotada y el dolor desapareciendo en su hombro se fue a dormir, sabiendo que solo esperaba el día siguiente para poder ver a su inquieto rubio. 

 

+ + + + + + +

No sabia si había ocurrido algo la noche anterior, o si los habían descubierto. Quizás de verdad ese rubio idiota se había partido la cabeza escalando los edificios como un maldito circense, pero la inquietud estaba creciendo en su pecho al tiempo que los minutos pasaban y no había ni señales de Naruto en la escuela. La campana había sonado y la maestra había entrado y comenzado la clase de literatura con su aletargada voz, mientras Sasuke solo era capaz de mirar cada tanto el pupitre vacío de su cazador. 

 

-Al menos parpadea, Uchiha. - le picó el chico a su lado. - Vas a perforar su mesa de tanto que la miras. - 

 

Por respuesta solo recibió un bufido indiferente. Se tuvo que forzar a apartar la vista para que el idiota de Suigetsu no siguiera fastidiándolo. 

 

La primera hora pasó sin señales de vida del rubio y a pesar de que el moreno le escribió mensajes a su móvil no recibió ninguna respuesta. Y así paso la segunda hora completa y Sasuke ya estaba enfadado. Se sentía ignorado y que se estaba preocupando de mas. En el receso sus amigos Karin y Suigetsu estaban discutiendo sobre como habían logrado escapar la noche anterior sin un solo rasguño de los cazadores de brujas, en un salón casi vacío. Según contaban cada uno había huido sin percances a sus casas y habían podido recuperar toda su energía en las pocas horas que tuvieron de luz de luna. 

 

-Sasuke. - le llamó la chica pelirroja. - ¿Como lograste irte? Nos estaban persiguiendo. - 

 

-Si. - concordó Suigetsu. - No te vimos cuando nos reunimos en el lugar de siempre, pensamos que te habían pescado. - el moreno solo se encogió de hombros.

 

-Sufrí toda la noche pensando que algo te había ocurrido. - la chica se colgó al brazo de Sasuke de forma mimosa. - ¿Que haría yo sin ti? - el pelinegro simplemente rodó los ojos con fastidio.

 

-Probablemente quedarte mas idiota. - se burló Suigetsu y luego se echo a reír por su propia broma. 

 

En ese momento la puerta del salón se abrió y apareció Naruto con la mochila colgándole a un hombro y aspecto cansado. Inmediatamente Sasuke se irguió y fijó sus ojos negros en la figura delgada de su amigo que avanzaba por el salón. El corazón comenzó a palpitarle de forma violenta mientras a su mente volvían los recuerdos de sus besos. 

 

-¡Namikaze! - le llamó el peliplata con una sonrisa. - Vaya manera de dormirte. - 

 

-Ha sido una larga noche. - le respondió el rubio mientras se acercaba a su pupitre y dejaba la mochila sin ningún cuidado sobre este. 

 

-Naruto. - le llamó Sasuke. Este solo se volvió un poco para dirigirle una mirada en sumo enfadada y luego ignorarle expresamente al tiempo que salía del salón sin dirigirle una palabra. 

 

Uchiha se quedó plantado ahí, con la chica enganchada a su brazo que comentaba lo extraño que estaba Naruto y seguía discutiendo con Suigetsu por alguna estupidez. El pelinegro estaba lejos de aquella conversación. No entendía que había sucedido. Se había pasado toda la maldita mañana deseando verlo y así sin mas ese rubio idiota no le había siquiera saludado. Eso no se iba a quedar asi. 

 

Se soltó del agarre de su amiga sin cuidado y escuchando sus protestas salió del salón. Miró a ambos lados del pasillo buscando una cabeza rubia, pero no iba a ayudar que el cazador fuera bajo y ademas fuera receso y todos los alumnos estuvieran fuera de sus salones. Avanzó únicamente guiándose por su intuición y recuerdos de él y el rubio escaqueándose las clases y se dirigió al patio trasero de la escuela donde había una buena porción de césped y arboles bajo los cuales sentarse a almorzar. Agradeció que sus suposiciones fueran correctas y se encontró con el pequeño cazador apoyado de espaldas en un árbol Tenía las manos metidas en los bolsillos y los ojos cerrados con el rostro hacia arriba y una expresión enfadada. Sasuke se acercó con paso firme.

 

-Naruto. - le llamo cuando estuvo frente a el. - ¿Que te pasa? - 

 

Con esa sorprendente velocidad y fuerza que tenia el mas bajo, Sasuke se vio sujeto por la pechera de su camiseta y estampado contra el árbol en un golpe que le hizo soltar un quejido. Namikaze le miraba con los ojos enfadados y una expresión seria en el rostro. Lucía cansado y molesto.

 

-¿Que qué me pasa? - le dijo. - Pasa que ha sido una noche larguísima. Pasa que he dormido solo tres horas. Pasa - espetó a un palmo de su rostro. - que solo quería venir a la escuela para verte y me encuentro con esa maldita bruja cogida a tu brazo. - 

 

-¿Que? - fue todo lo que salió de los labios de un impresionado pelinegro. 

 

-¡Estoy molesto! - le exclamó el rubio. - ¿Como se te ocurre hacer eso después de lo de ayer? - al ver la satisfecha sonrisa en los labios del brujo su enfado pareció crecer. - ¿De que diablos te ríes, maldito idiota? - 

 

-De ti. - fue su respuesta antes de tomar el tostado rostro en sus manos y regalándole un beso.

 

Toda la rabia que sentía Naruto al ver al peligro tan cerca de aquella bruja desapareció en el mismo instante en que se besaron. Con un jadeo complacido permitió al mas alto entrar en su boca y dejarse invadir de forma amorosa mientras se pegaba a él con mimo. Saboreó aquella esencia que le volvía loco y que casi no lo había dejado dormir en toda la noche, retorciéndose de deseo y anhelo por volver a su lado. Sentía los dedos de Uchiha acariciarle las mejillas y enredarse en su cabello en caricias de adoración. Cuando se separaron el moreno le regaló fugaces besos en el rostro, los párpados, la frente y la nariz. 

 

-No sabia que podías ser celoso. - le dijo con burla Sasuke.

 

-Cállate. - fue toda la respuesta que obtuvo. Se apoyó por completo en el pelinegro, ocultando su rostro mimosamente en su pecho mientras era abrazado por la cintura. 

 

-¿Porque llegaste tan tarde? - 

 

-¿Estabas preocupado? - preguntó feliz. - ¿Me extrañabas? - 

 

-Cuando mi novio esta por matarme y no me responde los mensajes al día siguiente tiendo a preocuparme. - soltó con toda naturalidad. 

 

Siguió un largo silencio. Naruto había dejado de respirar con el corazón latiendo con desenfreno ante sus palabras. Sintió bajo la mejilla el latido rápido del corazón de Uchiha, casi tan rápido como el propio.

 

-¿Que…que has dicho? - 

 

-He dicho… - le dijo en un murmullo directamente en su oido. - que eres mi novio, Naruto. - 

 

Solo con esa frase todo el cabello de la nuca del cazador se erizó y los colores le subieron hasta que sintió el ardor del calor en la punta de las orejas. Ocultó el rostro en el pecho del mas alto con la felicidad que parecía fuese a reventarle el pecho. Allí, cobijado el los brazos de Sasuke, nada importaba. Todas las diferencias que pudieran tener, lo prohibido que estaban haciendo, el riesgo al que se estaban exponiendo, nada importaba salvo esos minutos de tranquilidad. Finalmente alzó sus manos rodeando el blanco rostro y se puso de puntillas para regalarle un tierno beso en los labios. 

 

Por el rabillo del ojo el moreno notó algo extraño en la mano derecha de su cazador. La tomó para verla mejor y descubrió con claridad un vendaje nuevo que le rodeaba la muñeca y resaltaba por su blanco inmaculado sobre el sweater color vino que llevaba el rubio. 

 

-¿Que es esto? - le preguntó Sasuke. 

 

-No… no es nada. - respondió Naruto tratando de apartarse y retirar su mano, pero fue detenido y al aplicar presión al agarre soltó un quejido de dolor. 

 

Sin pensarlo Sasuke levantó la manga y vio con claridad como el vendaje le llegaba casi hasta el codo y estaba envuelto en plástico. Agrandó los ojos al comprender lo que era. Naruto no tenia una herida en la muñeca ni tampoco en el antebrazo, tenía un tatuaje nuevo. No supo como reaccionar, solo sujetó con mas fuerza aquella morena muñeca cuando sintió como el rubio quería rehuir su contacto. Namikaze sabia que no era agradable ver algo así para él, por eso no había querido que lo viera. Y aunque siempre utilizaba mangas largas, incluso en la clase de deportes, se había puesto aquel sweater con las mangas mas largas de lo normal para evitar aquello, pero había sido inútil. 

 

-¿Cuando fue? - la voz de Sasuke le llegó entre dientes, como si realmente no quisiera oír la respuesta. 

 

-Ayer cuando iba hacia mi casa. Apareció de la nada, los míos lo estaban persiguiendo. - 

 

Uchiha no sabia que hacer con una noticia así. No era fácil digerir que la persona que quieres, a quien has estado ansiando ver y con quien sueñas, sea responsable de una muerte de alguien de tu especie, de tu raza. Bien podría ser Karin, Suigetsu, incluso su hermano. Cualquiera podía morir bajo la fuerza de esa personita que le miraba con los arrepentidos ojos azules mas hermosos que el conocía. Maldiciendo entre dientes acercó el brazo a su rostro y depositó un suave beso sobre el vendaje que sorprendió al mas bajo. 

 

Nada tenia mas importancia en ese momento que Naruto estuviera a su lado. Bajo la idea de estar juntos todo le parecía ridículamente irrelevante. La magia, los cazadores, las muertes, los tatuajes. Solo importaban sus ojos negros perdidos en aquellos pedazos de cielo y sus labios unidos en un beso. Ya verían luego como lidiarían con la catástrofe que se les venia encima. 

 

 

 

-XxX-

Notas finales:

Estoy emocionada! Siempre una nueva entrega es motivo de celebracion.

Espero les haya gustado.

Besos !


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