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Witch Hunt por camilita4045

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Notas del fanfic:

Historia basada en la canción: Witch Hunt de Vocaloid de: Kagamine Rin, Kagamine Len y Merigune Luka.

Notas del capitulo:

Palabras en otro idioma que aparecerán:

¡Penitenziagite! ¡Penitenziagite!: Arrepientete arrepientete
"Opus transit in otium": la dedicacion se convirtio en olvido
"¡La mortz est super nos!: la muerte esta sobre nosotros
Exorbitant a semita: enloquecio y su camino perdio
"Virtus migrat in vitium": la virtud se hace vicio
"Nunc cuncta rerum debita": ahora todas las cosas deberán  

Hola... y bienvenidos sean para ver esta triste historia, de un amor que no pudo funcionar por los celos, odio y envidia de otro ser...

"Vengan, todos aquí, voy a contar una historia, Vengan todos aquí y no olviden el pañuelo..." 

"Cuentan, que en algún lugar, vivía un brujo, Cuentan que enamorado de un príncipe estaba."

(...)

En la Época Medieval, en sus calles empedradas, se encontraba un albino de cabellos largos, atados en una coleta con un listón rojo, sus ojos dorados, bellos por ese color amarillento como los ojos de un felino, arriba de esos tenía aquel cerquillo que los escondía de su exterior, protegiéndolos, pero eso no le quitaba su belleza. Vestido, con un traje largo hasta sus pies, de color violetas, con varios retoques en dorado y en blanco.

Este joven, llamado Minos de la Creta, conocido como aquella bestia mitológica, Griffo, se encontraba cargando una bolsa mientras iba caminando tranquilamente por allí, pero su tranquilidad se fue cuando una pequeña ráfaga de viento, causo que sus cabellos se movieran, causando que el listón que los mantenía en una coleta saliera volando de allí.

- ¡NO! ¡VUELVE! -Gritó el albino mientras que corría persiguiendo su listón rojo por aquella calle empedrada.

Sin quitarle la vista a su listón que volaba por los aires, ese mismo fue sujetado por alguien.
Un joven, con un traje realmente elegante y costoso. Su rasgo más característico era su bella apariencia. Esos ojos de color azul oscuro mientras que su cabello de color aguamarina oriental, el cual mantiene largo con dos mechones que enmarcan su rostro y un fleco que cubre la mayor parte de su frente. Su tez es blanca y de rasgos definidos... ¡Era más hermoso que una misma mujer!.

- Supongo que esto te pertenece. -Dijo extendiendo su mano derecha, la cual tenía el Listón del mas bajo.
- Así es... Muchas gracias por agarrar mi listón. - Agradeció Minos al más bello. - ¿Cómo te puedo agradecer? em... -Trataba de terminar su pregunta, pero no sabía el nombre de quien lo ayudo.

Él mas alto se río, miro directamente a los ojos al Griffo, para mostrarle la sonrisa mas cálida, lo cual era raro de ese, pues nunca mostraba su sonrisa.

- Albafica, Albafica Piscis -Respondió el peliceleste.

Minos, quien al escuchar aquel nombre tan famoso por él lugar se sorprendió bastante.
No podía creer que enfrente de él tenia a un príncipe. 
Sus ojos se ampliaron al mismo tamaño que un plato, mientras que un leve sonrojo apareció en sus mejillas por la vergüenza.

- ¿C-Cómo puedo agradecerte... p-príncipe? -Preguntó Minos, sin quitar su asombro y nerviosismo en sus palabras.
- Pues me gustaría que me llamaras solo por Albafica, y volvernos a encontrar. -Respondió con total amabilidad en sus palabras. -Por cierto. ¿Tú cómo te llamas? -Le preguntó al peliblanco.
- Minos... Minos de la Creta - Respondió el ojidorado.
- Un peculiar nombre para alguien como tú. Espero volvernos a ver, Minos-san. - Dijo Albafica, mientras hacia una leve reverencia y comenzaba a alejarse de allí.

No muy lejos de allí, un joven llamado Aspros de Géminis, joven corpulento, que se puede también apreciar que es alto, de cabellera azul.
Observaba con re celos aquella escena, por varios años este joven se encontraba enamorado del príncipe, el cual no le prestaba ninguna atención, y ahora lo hacia con un hombre cualquiera.
A este le parecía totalmente extraño aquello... que no le quedo mas opción... aquel muchacho no era nada mas y nada menos que un brujo.

Él, al observar como el chico se retiro de allí, se dirigió corriendo hacia la iglesia del pueblo.
Al abrir las puertas observo a la Sacerdotisa, Athena y su compañero Alone.

- ¡Athena-SAMA! -Gritó Aspros, irrumpiendo la paz de aquel lugar sagrado.

Athena, quien a escuchar que lo llamaba, frunció el seño y observo al joven enojado.

- Aspros..., este es un lugar sagrado como para gritar. -Respondió con total seriedad.
- ¡Pero Athena-Sama! ¡Hay un brujo suelto por la ciudad! -Grito Aspros.

Athena, al escuchar aquellas palabras amplio al máximo sus ojos, asombrada por aquello.

- ¿Un brujo dices? -Preguntó Alone, mientras aún se encontraba asombrada la sacerdotiza.
- ¡Así es! tiene bajo su poder a Albafica!.
- ¿Y porque piensas eso? -Preguntó Athena, quien comenzaba a salir de su asombro.
- Es muy obvio. Ningún príncipe se enamoraría tan fácilmente de un plebeyo la primera vez, no vivimos en cuantos de hadas. - Comento Aspros.
- En un punto tienes razón Aspros. ¡Alone! ¡Trae la biblia y el agua bendita! ¡Dile a los demás que preparen una cruz para exterminar al brujo! -Pidió Athena.
- ¡Ahí voy! -Respondió Alone, retirándose lo mas rápido de allí para cumplir la orden la sacerdotisa.
- ¿Y yo que hago? - Preguntó Aspros preocupado.
- Tú. Ve y habla con el príncipe, necesitamos que él mismo haga caer al brujo en una trampa para capturarlo.
- A las ordenes. - Y sin mas remedio, él se fue corriendo lo más rápido que pudo, en dirección al castillo.

"Cuando logremos detener la magia del tiempo. Los momentos felices ya no estarán." 

Las horas pasaron lentamente, en aquel lujoso castillo se encontraba hablando Aspros, quien portaba un rosario en su cuello, hablando con el príncipe Albafica.

- ¡PERO PRÍNCIPE! ¿¡NO VE QUE LO ESTA USANDO!? -Gritó Aspros, tratando de que él príncipe razonara. 
- Pero Aspros... yo me he enamorado, no creo que el chico sea un brujo, parecía muy agradable. -Contesto Albafica, con toda la paciencia del mundo.
- Pero príncipe... -Dijo triste. - Usted nunca se enamoro de nadie antes, ni siquiera de alguien de la realeza, y de un segundo a otro se enamoro de ese chico... ¿No es raro eso? 

El Pisciano, al escuchar aquella pregunta quedo totalmente pensativo, había escuchado por allí que muchas brujas y brujos encantaban a las personas con amor para luego matarlos o convertirlos en sus esclavos.

- Puede ser que tengas razón... -Dijo Albafica, quien en sus palabras se podía denotar tristeza.
- ¡PUES CLARO QUE LA TENGO! ¡ESTAS CONTRADICIENDO A LA MISMA IGLESIA, AMO! -Gritó Aspros, colocando una mano en su pecho mientras observaba directamente a los ojos del príncipe, él cual se dejo caer por las palabras del joven.
- Dime. que debo de hacer para capturarlo. -Habló totalmente serio el príncipe.

Toda la noche, Apros practico y le contó al príncipe que tenia que hacer algún día cuando encontrara al chico.

(...)

Los meses pasaron rápido, ese día Albafica se encontraba sentado en la quinta escalera de la puerta de la iglesia, esperando a Minos, él cual pronto apareció allí.

- ¡Minos! - Gritó el príncipe, para pararse e ir a abrazar al joven, al abrazarlo ese mismo correspondió el abrazo extrañado por aquella actitud rara.
- Albafica... me alegra verte. -Comento Minos.

Albafica, separo el abrazo y dirigió su mano derecha hacia los cabellos de Minos que estaban atados en una coleta, la cual desato el listón, dejando los bellos y largos cabellos sueltos del joven.

- Albafica... -Comentó sorprendido por aquel acto.
- Te vez más lindo así, Minos. -Dijo el peliceleste observando al albino, quien se sorprendió por las palabras.

No muy lejos de allí, muy escondido, se encontraba Aspros, quien sujetaba con ambas manos y mucha fuerza su rosario, mientras rezaba y dejaba caer aquellas lágrimas de sus ojos.

- Minos... -Dijo acercándose Albafica a Minos, luego procedió a sujetar el mentón de Minos con su mano y pulgar derecho.
- Albafica... -Menciono Minos en un susurro.

Poco a poco el príncipe acerco sus labios y comenzó a besar al plebeyo en su boca, al principio el de menor rango se había sorprendido, pero luego comenzó a cerrar sus ojos y dejarse caer en aquel profundo beso, colocando sus brazos en la cintura del príncipe.
Albafica, lentamente paso sus manos por los hombros del ojidorado hasta sus cabellos. En el momento que rompió el beso los jalo con fuerza y con una daga, la cual tenía escondida en la manga de su brazo izquierdo corto los cabellos de Minos.

Minos se encontraba totalmente desconcertado por aquello, sus cabellos caían al suelo, algunos volaban por el viento, su corazón comenzó a latir fuertemente, mientras alzo su mirada y observaba con asombro al mayor.

- Alba... -Dijo en un pequeño susurro, sin quitar su mirada de su superior.
- ¡Brujo! - Gritó Aspros, quien salió de su escondite.

Las personas de aquel lugar comenzaron a susurrar, algunas con desprecio, otras con miedo y otras con asco hacia el pobre Cretense, quien cayo de rodillas al suelo, muy desconcertado.

-¿Q-Qué...sucede? -Preguntó nervioso.

(...)

A las pocas horas, Minos fue capturado por los mismos pueblerinos, quienes lo guiaron al centro de la ciudad, en el cual había una cruz hecha con troncos de madera, bajo de esa se encontraban varios troncos pequeños de maderas, uno apilado sobre otro.
Alone se encargo de colgar al peligris en la cruz, con varias cuerdas, las ató con bastante fuerza, dejando inmóvil a Minos en esa cruz.
Minos se encontraba crucificado, su hermoso traje y zapatos se lo quitaron y colocaron una bata blanca en su cuerpo.

Frente de él, se encontraba Athena, con una estaca, la cual estaba prendida fuego, Aspros, quien portaba la biblia, él llevaría a cabo el exorcismo, Albafica, quien estaba al lado de ese, observando muy nervioso la escena, y en todo el lugar, el pueblo completo, contemplando la ejecución del brujo.

Minos no mencionaba ni una sola palabra, solo se concentraba en observar con mucha pena y dolor a Albafica mientras que de sus ojos emanaban sus lágrimas.
Poco a poco comenzó a susurrar palabras en voz alta, cada vez más y más, hasta que se volvieron palabras, aquellas palabras eran suplicas al mismo cielo.

"Colgado en la cruz, suplicando al cielo." 
¡Penitenziagite! ¡Penitenziagite!

- ¡Penitenziagite! ¡Penitenziagite! - Gritaban todos, todos menos Albafica y Minos.

"Las voces rezando se perdieron en el tiempo" 
"Opus transit in otium"

-Opus transit in otium - Gritó Aspros, dirigiendo sus palabras al acusado como "brujo".

Este amor fue provocado por la magia 
¡Penitenziagite! ¡Penitenziagite! 

- ¡ESTE AMOR FUE PROVOCADO POR LA MAGIA DE ESTE BRUJO! ¡PENITENZIAGITE! ¡PENITENZIAGITE! -Gritaba Aspros, mientras extendía su mano izquierda un bastón, y con la derecha sujetaba la biblia.

Libera las llamas del odio
"¡La mortz est super nos!" 

- ¡Liberad las llamas sagradas del odio! ¡La mortz est super nos! - Gritó Aspros, dándole la señal a Alone, el cual se acerco con la antorcha en llamas, lanzo la antorcha contra los troncos bajo de Minos, estos comenzaron a incendiarse, poniendo en pánico al albino, el cual al ver el fuego avanzar comenzó a dar mas rápido sus plegarias al cielo mientras que de sus ojos emanaban más lágrimas.

"Vengan todos aquí, vean el cielo arder, Vengan todos aquí, y no olviden las llamas juntas." 

"Cuentan, que en algún lugar, vivía un brujo, Cuentan que a un príncipe engaño." 

"La magia de un humano ha sido la que te cautivo, y has destrozado los momentos felices"

-La magia de un humano ha sido la que te cautivo, y has destrozado los momentos felices. -Gritó Minos, tratando de hacer razonar a Albafica y poder lograr que ese lo salvara de su cruel destino.

"Colgado en la cruz el demonio te tienta" 
¡Penitenziagite! ¡Penitenziagite! 

Cada vez el viento se volvía más fuerte, de la frente del príncipe caían leves gotas de sudor, muchos observaban aquello con entusiasmo, otros con dolor, y otros con odio hacia Minos.

"Antes de que formules un hechizo maligno" 
 "Virtus migrat in vitium" 

- ¡ANTES DE QUE FORMULES UN HECHIZO MALIGNO! ¡VIRTUS MIGRAT IN VITIUM! -Gritó Aspros.

"El crimen convertido en un muerte de un brujo" 

"Nunc cuncta rerum debita" 
"Libera las llamas sagradas! Exorbitant a semita!!!"

- ¡Exorbitant a semita! - Cuando Aspros gritó aquellas palabras, Minos lanzo un gritó de dolor a todo pulmón, mientras que el fuego consumía sus pies.

Albafica observaba con mucho dolor aquello, no podía creer lo que sucedía.

"Se extiende mas allá del cielo la estupidez humana, ¡Penitenziagite! ¡Penitenziagite! ,Las llamas colorean la roja apuesta del sol, "¡La mortz est super nos!"

Mientras el fuego avanzaba por las piernas de Cretense, este rezaba mas suplicas al cielo,  tiró su cabeza hacia atrás y miraba las nubes, sintiendo el dolor en sus piernas.

Colgado en la cruz, suplicando al cielo, ¡Penitenziagite! ¡Penitenziagite!,Las voces rezando se perdieron en el tiempo. 

"Opus transit in otium" 

Si este amor es fruto de la hechizeria 

"Nunc cuncta rerum debita" 

Que libere las llamas del odio "Exorbitant a semita" 

- ¡Exorbitant a semita! -Grito Aspros, allí Minos gritó de nuevo de dolor, a todo pulmón, apareciendo en el lugar violentas ráfagas de viento, obligando a todos los presentes a cubrirse con sus brazos. 
Aún cubiertos pos sus brazos observaban lo que sucedía, todos en especial Aspros, Albafica y Athena quedaron sorprendidos al ver lo que ocurría. De la espalda de plebeyo de Minos nacieron dos enormes alas negras.

En los ojos de Minos se podía notar el mismo odio hacia los humanos, mientras que su rostro se decoraba de aquella sonrisa sádica con sed de sangre y venganza.

Un rojo tan ardientes como las llamas 

Las lágrimas de Minos ya no eran de agua, ahora ya eran de sangre pura, gracias a sus alas, se libero del agarre de la cruz y se alejo volando, dejando varias plumas atrás.

- ¡Minos! - Gritó Albafica a todo pulmón, dejando de cubrirse para ver como el peligris emprendía vuelo.

¡Penitenziagite! ¡Penitenziagite! recuerda la razón de tus lagrimas de sangre, "¡La mortz est super nos!" 

Aspros, se encontraba realmente desconcertado, no podía creer que aquel chico fuese un ángel caído.

Mientras las plumas caían del cielo, todos los pueblerinos, los de clase alta y la misma sacerdotisa se encontraban sorprendidos.
Albafica extendió su mano derecha, dejando que en ella, cayera una pluma de Minos de la Creta. 
La cual apretó con fuerza en su puño y acerco a su pecho, mientras que de sus ojos comenzaron a emanar sus lágrimas.

Todo el suelo estaba lleno de las plumas negras de Minos, nadie sabia a donde se había ido volando ese joven, pero lo que se sabia, era que Albafica estaría en espera por él.

Al final... el brujo... o mas bien... bruja en esta historia no fue Minos, si no Aspros.

(...)

- Hermano Minos... ¿Acaso nunca escuchas mis palabras?, te dije que los mortales nos juzgan siempre por cosas patéticas. - Dijo otro ángel caído en el cielo, que volaba junto a Minos, su diferencia, era su cabellera rubia y sus cejas pobladas.
- Nunca entenderá... - Comento otro de cabello violetaseo.
- No comenten nada... me di cuenta... la humanidad no es buena... 

Fin.

Notas finales:

Espero que les haya gustado


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