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El café más delicioso... por milo gallardo

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, si no al maestro Masami Kurumada 

Notas del capitulo:

Es un pequeño escrito por el cumpleaños de Hyoga del Cisne el pasado 23 de enero, que es uno de mis Caballeros de bronce predilectos y es la primera vez que escribo algo de mi amada pareja  bronceada Ikki X Hyoga 

El café más delicioso…
POV HYOGA

Otra vez en Japón, después de pasar un largo invierno en Rusia. Como siempre regreso a la mansión Kido donde Seiya y los demás me esperan, seguro Shun me saludará con la amabilidad que lo caracteriza, Shiryu con un “Bienvenido amigo” y Seiya con un fuerte apretón de manos. ¿Pero ikki?... ¿Estará también en casa?

Me vi pensando en el ser más antisocial que conozco, aparte de mí. No es que no me guste convivir con los demás, pero disfruto tanto la soledad y el ambiente frío que me brinda Siberia. 
Caminaba por la calle, mirando los comercios y la gente con su ajetreada forma de vida. No le di importancia  y seguí caminando hasta llegar a una Cafetería, siempre que volvía de Rusia me encantaba tomar el café de ahí ¡Es tan delicioso! Claro, ese es mi pequeño secreto.

Así que me dirigí a una mesa que estaba hasta atrás, para pasar desapercibido, justo entonces llegó la persona que menos esperaba. Ikki
El tomo un lugar cerca de la ventana, sus ojos permanecían mirando a través del cristal esperando a que tomarán su orden. Una chica se acercó a él sonriéndole y el sonrío también, le dijo lo que deseaba y ella se retiró.

-Disculpe… ¿Qué desea ordenar?- dijo un chico, atrayendo mi atención, sabrá dios cuantos minutos lleva esperando para tomar mi orden y, yo embobado con el moreno- Un café negro, nada más- quería que me dejará solo, para que ikki no me descubriera.
- En un momento se lo traigo- se fue
La chica volvió con ikki, le dejó su café y se alejó después.

Lo tomó entre sus manos, mientras el vapor salía de este, le dio el primer tragó y se quemó .Dejó el vaso en la mesa mientras se reponía de la quemada. Verlo así en esa situación, hizo que llamara más mi atención. Ese hombre tan varonil, disfrutando solo de un café era una maravilla, sus labios carnosos abrirse en cada sorbo, su mirada tan absorta en lo que hacía, era placentero. Hacía que cualquier café pareciera el más exquisito del mundo. 
- Aquí tiene- era el chico de nuevo- Gracias- dije con un poco de molestia, tan cómodamente que estaba contemplando a mi ikki. Espera… ¿Dije MI Ikki?... ¿Desde cuándo era Mi Ikki?. Sin más cuestionamientos mentales, seguí observando al moreno solitario. 
Se recargó en la silla, y buscó algo en su bolsillo quizá sería el dinero, oh no! seguro ya se va y, yo perdiendo el tiempo con el mesero. Pero no, se veía una cosa brillante, mis ojos se abrieron más al saber lo que tenía en sus manos. Mi cruz.
Aún la conservaba… ikki yo creía que estaba perdida, pero Tú y nadie más que tú la tienes, sonreí al saber que lo más valioso para mí, lo tenía la persona que me gustaba. Hasta este momento me di cuenta de la verdad porque me importaba que tú estuvieras en la mansión kido. Porque te sentía mío aunque no supiera de tus sentimientos ikki, porque yo era tuyo desde ahora, desde siempre. 

Mi café se enfrío. Pero no me importó, lo tomé como si fuera agua y dejé el envase vacío en la mesa. Ikki guardó la cruz,  ahora si buscó su billetera y sacó  el pago del café, se levantó estirando los brazos, dejó el dinero en la mesa para después dirigirse a la salida. 
Yo rápidamente busque el dinero en una de las bolsas de mi chamarra y lo dejé en la mesa para poder seguir a ikki, deseaba saber a dónde iba después. Lo seguí por unas cuadras hasta que escuche su voz

- ¿Pato que quieres?- dijo sin mirarme, me puse nervioso
- Nada… 
- Así que nada…Mmm… ¿Acaso tu nuevo hobbie es espiarme? O ¿Quizá Athena te mando a seguirme?- se volteó, para verme con esos burlescos ojos azul obscuro. ¿Dónde quedó ese sereno hombre de la cafetería?
-Athena no me envió… solo coincidí contigo en la misma cafetería- respondí lo más tranquilo que pude, no quería que Ikki se diera cuenta que me hacía temblar con tan solo escuchar su voz.
-¿Por qué no me hablaste? Hubiéramos podido compartir un café, ni que fuéramos unos desconocidos Hyoga-  aparté la vista no deseaba que ikki se burlara de mí, al notar que moría por el. Susurró mi nombre cerca de mi oído haciéndome estremecer
hyoga… 
-¿Crees que ibas a pasar desapercibido por mi ruso?- puso su mano en mi hombro acariciando despacio, sus dedos se pasearon por mi  nuca y cuello. Mi corazón latía de prisa, no podía calmarme
Levanté mi rostro, encontrándome con esos bellísimos labios y después ver esos ojos que tanto me gustaban, su expresión era preciosa. Su sonrisa era solo para mí en ese instante, quizá nadie ha visto a ikki de esa manera, su mirada parecía desnudarme mientras me miraba de arriba abajo, sentía algo realmente magnifico en mi interior. 
Me besó. Sus labios se sentían muy bien, a pesar de que yo no sabía hacerlo, el parecía llevarme al cielo en mi primer beso, lo hizo lento para que yo pudiera disfrutarlo, podía sentir su aliento, sus labios acariciando los míos,  sus manos permanecían en mi nuca 
Ikki…
 - Hyoga otro día que coincidamos en un café, acércate que no te haré nada malo, bueno si - se alejó. Ahora con qué cara me presentaría ante Ikki , en la fiesta de cumpleaños que Saori y los demás me preparaban, seguro que ikki estaría para reírse de mí.

Sin embargo hoy tomé el café más delicioso que existe… 

Notas finales:

Muchas gracias, a los que leyeron. deseo que lo hayan disfrutado 


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