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Without Purity [Sirius x James] por Sailor cosmos

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— ¿Estás seguro de que funciono?

—Por supuesto que si ¿Por quién me tomas?

—Por un perro descuidado.

—Un perro ofendido por un cervatillo, algunas veces puedes llegar a ser muy cruel...

Las risitas y comentarios jocosos no paraban en ningún momento tras las cortinas de la cama que en lugar de estar una, estaban dos personas. Aunque iba subiendo de tono lo que ocurría ahí, ninguno de sus compañeros de habitación se enteraba de lo que ocurría por el hechizo de silencio que se hizo.

Aparte, aunque dos de sus amigos estaban ahí, no querían despertarlos por vergonzosamente escandalosos que podían llegar a ser, porque si, Sirius Black y James Potter tenían un juego que de inocente tenía prácticamente nada y que cualquiera podría ver mal.

Sabían que era visto mal, de hecho, inició como juego por eso, algo que terminarían pronto una vez las hormonas se tranquilizaran junto a la curiosidad que tenía uno por el otro. El problema venia a que esto no ocurrió, sino que se hizo más fuerte, más pasional y sentido por ambos magos que ya no podían estar más unidos -tanto figurativa como literalmente-.

Encontraban placer y comodidad en tocarse el uno al otro, en lugares que nada de raro tenían, como las mejillas, el cuello hasta bajar a la cintura, habiendo hecho un recorrido por la espalda, dejar las manos ahí para dirigirse sonrisas cómplices y acabar como están ahora, un encuentro con cuatro personas más en la misma habitación sin enterarse de nada.

—Oye, no es justo, se supone que hoy me tocaba a mí. —cierra un ojo, aparte de no ver casi nada por tener los lentes a un lado. Sirius soltó una risita, sacando su rostro de la pequeña curvatura entre el cuello y los hombros.

—Hoy entrenaste y apenas caminas, así que no, me toca a mí —concluyó con un mordisco en la piel apenas más oscura que la suya. James hizo una especie de puchero al momento de rodar los ojos—. La próxima vez será tu turno.

—Que mentiroso, te fascina la idea de ser tu quién está dentro ¿No es así? —pregunta con cierta burlonería, sacando como puede la pijama que carga su compañero.

—No hay como negar lo obvio, me fascinas más abajo que arriba. —bromea sonriendo, con esa mala manía que tiene de hacer sus colmillos un poco más largos por la forma animaga.

Hacerse más íntimo no era cuestión difícil o de mucho tiempo, no con el par de impulsivos Gryffindors con los que estamos tratando. Mientras la mano del más bajo se encargaba de despertar el órgano sexual ajeno, Sirius prestaba atención al pecho de James, mordisqueándolo y chupándolo para endurecer los pezones de este.

James estaba a nada de pensarlo un fetichista de pezones por esto. Siempre hacia lo mismo, no negaría que le gusta, pero es... "Raro"

—No me hare mujer por más que chupes, sabes. —comenta en un jadeo, ya un tanto impaciente por lo poco que se estaba tomando enserio el único Black de Gryffindor... o mejor dicho, fuera de Slytherin.

—Ni me gustaría que lo fueras, menudo fastidio.

— ¿te gusta más la leche? —la sonrisa de aire zorruno y lujurioso causó una similar, respingó debido a la mano llevada a su entrepierna para estimularla.

—Si, una espesa y de mal sabor, aunque tu la prefieres en otro lado. —James lo miró con una comiquísima expresión, empujándolo y poniéndose más erguido sobre Black.

— ¡¡Eres un odioso!! Apúrate de una santa vez, por Merlín. —exige con tono frustrado. Sirius sonrió más ampliamente, nunca dejaría de hacerle gracia que James fuera más bajito e intentara exigir cuando el rol no estaba de su lado.

De forma brusca lo sentó en la parte más baja de su abdomen, James siguió sin mostrarse conforme, pero había dejado escapar una pequeña exclamación de susto que produjo el movimiento repentino. Sirius aún tenía parte de la pijama, James también, sin embargo, ya no prestaron atención a las prendas.

James gruñó por lo bajo, cerrando un ojo, Sirius seguía con las manos en su cintura, como ayudándolo o sencillamente acariciándolo, la cara de placer que tenía el más alto evidenciaba que la cosa iba bien.

No se caracterizaban por su sigilo precisamente, pues de no estar insonorizada la cama a más de uno abrían avergonzado y ahuyentado por lo que hacían, James en reacción a lo excesivamente brusco que es Sirius no podía evitar dejar ir hasta gritos con el nombre de su amante.

También estaba el hecho de que parecían quererse comer, de manera muy literal, no paraban de morderse, Sirius no dejaba el pecho de James en paz, mientras este no lo hacia con el cuello, incluso mordiéndole la mejilla de forma coqueta. Se volvió una competencia de quién llevaba el pelo más desordenado -claramente James seguía ganado en ese detalle-

— ¡Ugh! —miro espantado a James por un instante que sonreía travieso.

—Aha... Perdón joven Black~—canturreo con ojos desenfocados, apenas viendo una mancha borrosa.

Sirius hizo una mueca, no le gustaba que tocara su parte trasera cuando estaba tomando el papel de activo, sentía que acabaría cediendo a la tentación que daba ese placer y no podría hacer todo lo que quería con amigo, el cual apretó las sabanas y de manera inconsciente se cubrió la cara con ellas.

Tomándolo de las manos y sin dejar de moverse insto la unión entre sus bocas, ahogando en gran medida el sonido producido por sus cuerdas vocales, dejando como protagonistas al choque de pieles ya sudadas por el calor extra que da las cortinas cerradas.

Hasta que finalmente llego el silencio, total y sin que sea efecto de ningún hechizo impuesto por alguno de los dos, simplemente ahora duermen, aprovechando el poco tiempo que tienen para dormir juntos antes de que sus compañeros de habitación despierten y se pregunten a donde se ha ido Sirius.

~***~

—Oigan... No pueden estar saliendo de noche.

Sirius dejo caer su cubierto, creando apenas un repiqueteo que no interrumpió la bulla que se forma en el gran comedor durante el desayuno. Miró a Remus por un instante, analizándolo para encontrar cualquier clase de reproche, bufo y tomó su cubierto para seguir comiendo el tocino de su plato.

Por un momento pensó que los había visto, pero solo es la sospecha de una salida nocturna, nada nuevo o raro considerando la de veces que lo han hecho con ayuda de la capa invisible de James, quién por cierto...

—Estas llenando de avena, otra vez. —bufa Black, levantándole la cara para quitar el plato y que caiga de golpe contra la madera.

— ¡AY! Ah... eh... ¿Eh? —james parpadeo repetidamente, con un poco de avena en al frente y los lentes redondos torcidos en el puente de su nariz—. ¿Dónde estoy...? —balbucea viendo a los lados, Remus ríe suavemente y Sirius se carcajea.

—Desayuno... Gran comedor... Espabila, no tendrás clases hoy, pero estoy seguro de que deberías entrenar para el próximo partido, es en una semana ¿no? —Remus, como es su costumbre, luce preocupado por ambos.

Desde hacía un buen tiempo parece una competencia de ver quién estaba más demacrado que el otro. Ellos no estaban precisamente demacrados, pero si ojerosos y tenían más sueño del habitual, como si Sirius no roncara como un maldito gigante e hiciera casi imposible caer en los brazos de Morfeo con rapidez.

De hecho, desde el inicio del año o poco más, los dos han demostrado esos raros síntomas de estarse desvelando cada noche, casi sin excepción. Se preguntaba si tendrían algún nuevo entretenimiento y...

— ¿Es algo a lo que no puedo ir? y-ya sé que no soy como ustedes, pero-

— ¿Qué cosas dices? No hacemos nada que no sepas Remus. —asegura Sirius con una tensa sonrisa.

—Eres nuestro amigo a pesar de cualquier circunstancia, no te esconderíamos nada que implique diversión. —James mostró más firmeza en sus palabras en diferencia con Sirius, agregando una tranquila sonrisa que apenas pudo aplacar la preocupación creciente de Remus.

—Pero... ustedes han estado muy raros desde este inicio de año, no dejan de venir con ojeras y tú te has caído de la escoba por dormirte. —sonaba como una regañina y en parte lo era, sin embargo, James y Sirius volviendo a negarse con el corazón en la garganta.

Como queda claro, Remus no tiene ni la más remota idea de porque se desvelan casi cada noche sin excepción, no lo sabe, no debe enterarse. Nadie lo puede saber, ni siquiera ese nervioso hombre lobo temeroso al abandono. se dirigieron unas discretas miradas de complicidad para seguir desayunando con aquella carga de sueño que llevan encima, por no decir que James volvió a dormitar metiendo la cara en la comida.

—A buena hora lo haces, Lily acaba de pasar. —Remus niega con la cabeza. James alzó la suya, llena de mermelada de fresa y mirando a la chica pelirroja que toma asiento un poco apartada.

—Sip, tan mala puntería en los gustos que me sorprende que seas un cazador y no un buscador. —burla Sirius con complacida sonrisa ante el comportamiento de Lily.

—Algunas veces prefiero a los balones que a las mujeres. —comenta sin demasiado humor, aunque Sirius capto el doble sentido y se puso rojo para extrañeza de Remus.

Ellos saben que es una simple mímica, que a James y a Lily Evans le da exactamente lo mismo que el resto de chicas de su curso, casa y Hogwarts entera, ahí amigos míos, es donde radica el pequeño problema por el cual aparte de la actuación, se ven obligados a guardar el secreto a su mejor amigo Remus: Nadir debe enterarse.

Si alguien lo supieran temían lo peor, homosexualidad en el mundo mágico no es mejor que en el mundo Muggle, quizá no tan acribillada como con esos seres, pero no deja de ser un tema que, al discutirse, acabara en un revuelo por la repulsión que causa a gran parte de la población mágica. Esto no es lo único, no, no, no... hay un detalle, mínimo y que para ellos como un par de "amigos" en un "juego" erótico y pasional no tomaron en cuenta en un principio... Ambos son sangre pura.

James es sangre pura y único heredero de los Potter, una familia que tiene por ancestro al mismísimo Ignotus Peverell y se cree que incluso, a Godric Gryffindor. Por el otro lado esta Sirius, hijo mayor y perteneciente a la noble y ancestral casa de los Black, una familia con notoria fama por su naturaleza oscura que no se esfuerzan en disimular. Con estos dos elementos está más que obvio la sarta de razones por la cual es más que prohibido lo que hacen ¿Como los herederos de tan grandes familias sangre pura tendrían una relación homosexual?

No cabe en la cabeza de nadie, incluso a los que están a favor de estas relaciones harían hipócrita caso omiso a la causa que llevan y los atosigarían de la peor manera. Ser "desviados" o "raros" es el arma para destruir una reputación, sea de quien sea...

Por ello se ven obligados a guardarlo bajo secreto, hechizo de confidencialidad si es necesario. James creía con absoluta seguridad que los magos aceptarían a los Muggles antes que a los "raros"

— ¿Y bien? ¿Has logrado algo? —pregunta Remus con interés. James dio un bufido, rascándose la cabeza de cabello alborotado.

—Solo conseguir que me dijera que tengo un nido de polluelos en la cabeza, de ahí en más, sabes con quien anda. —se encoge de hombros y Sirius giró el cuello para ver la primera mesa del lado izquierdo del Gran comedor. En la mesa Slytherin apenas había ruido, como siempre que no hay nadie de quien burlarse.

Su mirada se clavó en la de un muchacho de cabello negro grasiento y nariz pequeña pero ganchuda, quien al sentir la mirada alzó la suya y miró a Sirius con aire receloso. Sirius dio una larga carcajada, volviendo su vista al frente y encontrando un gesto de cansancio de parte de Remus.

—Que te gusté la novia de Snivellus es un golpe muy fuerte a la estima que tuve por ti durante todos estos años. —con una mano en el pecho a modo de chiste, logro molestar a James que le dirigió una mala mirada para luego continuar con su comida.

—Creo que la hartó mi trato hacia él. Trata de visitarlo molestarlo, cruzártelo en los pasillos también, solo no inicies una tontería.

— ¿Crees que sería incapaz de andar a lejos de Snivellus? Por favor, solo han sido pequeñas peleas en el pasillo. Podre evitarlo... al menos la mayor la Hogwarts está aquí

—Sirius. —regañaron al mismo tiempo, alzó las manos.

—Está bien, está bien... pero no será culpa mia si hago algo porque ha estado metiendo las narices donde no lo llaman. —refunfuña con sonrisa prepotente.

—Ahora que lo pienso... ¿Dónde está Peter? Es quien siempre tiene hambre, pero no está aquí. —Lo busca con la mirada y Remus termina su jugo de calabaza.

—Estaba dormido cuando bajamos, quizá aun-

— ¡¡YA ESTOY AQUÍ!! Ya... llegue...

—Que oportuno, pensé que nos tocaría ir a la cocina para que desayunaras. —comenta Remus con ese tono nervioso que dependiendo de la situación o conversación aumenta, disminuye o simplemente parece estar al borde de un ataque.

Peter, que es el más relleno de los cuatro, con cabello en un rubio cenizo tirando a gris y ojos claros, tomó lugar junto a Remus para verse a la cara los cuatro, comenzando a hablar y siendo observados de tanto en tanto por las personas con algunos pensamientos sueltos al respecto.

Como James que es guapo, heredero de los Potter, Capitán de Quidditch; Sirius es llamativo, el heredero de los Black más rebelde y loco; Remus se califica como el prefecto más amable de todos y que no es capaz de regañar a prácticamente nadie; Peter que para casi todos es amigo de esos tres de manera incomprensible, muchos lo achacan a que Peter quería a quien lo defendiera... Pues James y Sirius lo hacen, Remus algunas veces por sus pocas ganas de entrar en conflicto.

El pequeño grupo andaba día y noche juntos, sobre todo siendo fin de semana.

— ¿Irán a casa por Navidad? —pregunto Peter con las mejillas llenas de comida, luciendo como un hámster.

—No. —corearon James y Sirius, el de gafas de palmeaba la barriga.

—Creo que yo tampoco, mientras menos moleste... En navidad... ya saben... —balbucea con aire receloso a hablarlo ahí. Peter miró a James y Sirius alternativamente.

—Entonces me quedaré, a mis padres no les molestara que lo haga. —responde con la boca llena, el par asintió con una sonrisa y Remus solo miró la mesa con cierta culpa.

Una vez terminado el desayuno -Y aprovecharse de que los Elfos aman las visitas a la cocina-. Tomaron provecho del soporífero estado que da las vacaciones para andar por donde quisieran, aunque James chocó contra un muro por andar medio dormido y cabeceante.

—Muy atractivo Potter. —acomodándose los lentes alcanzó a ver la espalda de Severus, agarró a Sirius del brazo, antes de que se le ocurriera alzarlo de un pie y que colgara del techo por más de una hora.

—Sabemos que es insufrible, no vale la pena dos horas en las mazmorras y cincuenta puntos menos por esto. —farfulla sobándose la nariz.

—Jump, parece que le arde demasiado que puedas conquistar a Lily y él no.

—No quiere que su amiga este con un presumido Don Juan... ¿Qué? —James lo miró haciendo una especie de puchero.

—Tus ánimos me embargan.

—Quiero decir... no ha todas las chicas les vas a gustar...

—Gracias a Merlín. —dijo Sirius en un susurro.

—Así que al menos a una no iba a gustarle como eres y esa es Lily Evans, aunque a tus padres posiblemente les dé un ataque si saben que te gusta una muggleborn.

—Nah, no creo que pongan trabas con eso, nunca han sido de esa clase de Magos... Por algo son más queridos que los Malfoy. —pone las manos en su nuca para seguir caminando.

—Eres muy empedernido, acabarías enamorándote de quien ellos crean mejor para ti. —comenta Peter con diversión al respecto.

—James es capaz de enamorarse de Myrtle la Llorona si pasa el suficiente tiempo con ella. —Sirius se comenzó a reír de una manera muy exagerada, James se puso rojo ¿Que tantos tonteos ha tenido para que lo vean así?

Eso sí, el gesto de Sirius era para disfrazar el fastidio que le provoca la idea de James con alguien más. Son amantes, es como una relación cerrada donde no quiere el más mínimo signo de alguien más entrometido o que propicie el final del pequeño secreto que tienen.

Porque si, esa posibilidad está ahí, James tenía una mala tendencia de fijarse mucho en las mujeres, la mayoría del tiempo solo para pasar el rato en un enamoramiento fogoso, el ejemplo perfecto para esto es Lily, aunque ella jamás acepto la propuesta por el tema Snivellus.

Sin embargo, no quita que no sea a la inversa, no fijarse de James era casi un pecado si hablamos desde el punto físico. Podría ser bajito -al menos más que Remus y él-. Pero, aunque delgado estaba muy marcado, era fuerte, no por nada es capitán del equipo de Quidditch.

Mejor paraba el tren de pensamientos antes de que fuese muy evidente que se lo quedó viendo con otros ojos en otras zonas que no han de ser normales.

~***~

—Lucius Malfoy está demasiado sonriente como para ser normal...

—Él siempre va a estarlo cuando sea un partido entre Gryffindor y Slytherin, más que todo sabiendo que posiblemente me caiga de la escoba con el maldito viento de mierda que hay hoy ¿De quién es la brillante idea de ponernos en situaciones extremas? —farfulla con tono mordaz y claro desagrado.

—Es el clima. —James lo miró por un instante, poniéndose el guante y apretando la correa.

—si, claro, el clima, con la brillante casualidad de que ya no es contra Ravenclaw, sino Slytherin. Saben perfectamente que no soy tan pesado como Régulus, este clima los favorece.

—Bueno... si... a nivel de fuerza, pero ustedes tienen estrategia... ¿No? —preguntó un poco asustado, James con el Quidditch adoptaba una actitud un poco más sería, lo cual era un tanto extraño considerando lo risueño y travieso que suele ser.

—Por supuesto, contra Ravenclaw, también había pensado en algo contra ellos, pero no lo hemos practicado, esto es una MIERDA. —bramó enojado, con la certeza de que Horace había logrado hacer esto por sus adorados niños de Slytherin.

Y luego decían que Gryffindor tenía preferencia.

—Regulus no es tan... astuto, al menos no en este terreno, estoy seguro de que podrás con el fácilmente... Ven aquí —llamó una vez se percató de que no había más nadie en los vestuarios, donde era costumbre ver a Sirius acompañando a James. Este lo siguió un poco extrañado—. Si logras ganar hoy con... más de doscientos puntos, te daré un premio por la noche.

El ofrecimiento fue como un ronroneo, pasando los brazos por sobre los hombros de James y juntando mucho sus rostros. James sonrió con ojos brillantes por el desafío que le estaban imponiendo, llevó sus manos a la cintura de Sirius y culminó el acercamiento con la unión en un beso que fue corto.

— ¡¡JAMES, YA VA A EMPEZAR!! —ambos se sobresaltaron, James tomó su escoba y se fue corriendo. Sirius dio un bufido, esperaba que enserio James no acabara cansado, la idea de quedar a medias no le encantaba precisamente.

Aunque el Quidditch le fascinaba, no iba a negar que con el clima que hay es una mierda verlo, por no decir que cuesta cumplir con su misión cada vez que Gryffindor juega: Ver a James. Tal como se predijo, era bastante obvio que James tenía pequeños problemas por las cuestiones de los ventarrones y que parecía que estaba a nada de salirse volando de la escoba voladora -valga la ironía-.

Sin embargo, estaba muy centrado en anotar puntos, tanto que ya iba 70-20 a favor de Gryffindor con solo treinta minutos de juego. Regulus, el hermano menor de Sirius iba de vez en cuando a meterse en medio, impidiendo que James arrojara la quaffle y ganándose una falta en el proceso.

— ¡SE VA A CAER! —Peter se tapaba los ojos, Sirius tan solo fruncía el entrecejo ante las tantas volteretas que hacía James en el aire por el golpe directo de bludger, solo podía decir que su compañero tenía cabeza dura si no estaba muriéndose en ese instante.

—N-no se va a caer, pero no se si pueda ver bien ahora. —comenta Remus achinando los ojos, los lentes de James estaban aparentemente torcidos, posiblemente rotos, pero desde tan lejos que esta no alcanza a ver.

— ¡DEBES GANAR POR MÁS DE DOSCIENTOS PUNTOS POTTER! ¡EL ESTIRADO DE MI HERMANO NO TE PUEDE GANAR! —grita por sobre la multitud, logrando que se distinguiera bastante bien.

La Snitch ya había sido vislumbrada y el par de buscadores se estaban persiguiendo el uno al otro, aparénteme mientras Regulus perdía la vista de su objetivo, el contrario si la lograba ver. Se hizo incluso gracioso y dado que los bramidos crecían por la impresión de haber atrapado la escurridiza y dorada bola, el juego se acercaba a su fin.

Apenas un segundo antes de que el buscador de Gryffindor tomara la Snitch, James lanzó la quaffle, asestando al aro más alto, pero cayendo por el golpe en el abdomen de una bludger. Al final, con el estallido de alegría de las tres casas de Hogwarts se dio por concluido el partido.

— ¡JAMES! —Sirius, seguido de Remus y Peter un tanto aturdidos, corrieron por las gradas para bajar a la grama, donde James de medio retorcía de dolor por la caída que gracias a Merlín no era tan alta.

Los profesores por supuesto también hicieron lo mismo, aunque Sirius fue el primero en llegar y prácticamente lanzarse sobre James, con la posibilidad de lastimarlo el triple, pero la sonrisa en el rostro de James enojo a Black.

— ¿¡De que te ríes pedazo de mierda!?

— ¡JOVEN BLACK! —bramó McGonagall con sumo desgrado por el lenguaje que empleó alguien de su casa.

—Son doscientos cuarenta y siete puntos Sirius~—canturrea con enorme sonrisa, de oreja a oreja. Sirius tuvo un repentino sonrojo ¿Enserio solo estaba pensando en eso? Ahora tenía más ganas de insultarlo por imbécil y descuidado.

—tenemos que llevarlo con la Señora Pomfrey-

—Y asegurarnos de que no se le hayan dañado las pocas neuronas que tiene en la cabeza. —bufa interrumpiendo a la profesora y jefa de casa, tomándolo en brazos sin demasiada dificultad, James seguía riéndose de oreja a oreja con la mayor satisfacción del mundo.

...

—No es grave, pero deberá pasar la noche aquí. —dictamina la enfermera, James hace un puchero, mirando a un lado, aunque igual todos son manchas borrosas, sus lentes estaban fuera de su alcance.

— ¿No tiene nada para meterle en la cabeza que reírse de una caída de casi diez metros es de imbécil? —pregunta Sirius.

—Gracias señora Pomfrey. —dijo James, la mujer se fue refunfuñando mal humorada por lo que dijo Sirius.

—Enserio, estás igual de loco que una cabra. Remus niega suavemente con la cabeza.

—O tan loco como quién le hace el guardarropa al director—dijo Peter con voz baja—. ¡Felicidades por ganar el juego! —felicita con una sonrisa en su regordete rostro, James se la devuelve, aunque viendo a Remus y confundiendo ambas manchas que a su vista de mierda le son parecidas.

— ¿alguno es tan amable de darme mis lentes? Se que estamos en la enfermería porque lo dijeron, pero no alcanzo a ver nada, creo que acabare ciego un día de estos. —tantea la cama con las manos, rozando las de Sirius en el proceso.

—La profesora McGonagall los tiene, no sé si ya los reparo, tenía ambos cristales rotos. Siempre puedo mandar una lechuza para pedir que te hagan unos nuevos. —ofrece jugando levemente con la mano de James, Remus se hizo el que no veía eso, pensando que quizás era una de las tantas tonterías que esos dos se inventaban a cada minuto.

—No, no hace falta... Supongo que está bien esperar a que la Profesora me los dé—refunfuña, soplando un pequeño mechón de su cabello—. ¿me acompañaras para dormir? Estoy empezando a creer que me da miedo dormir solo.

Aquello no era del todo falso, a los tres les había llegado cartas durante el verano que a James le daba una especie de incomodidad dormir solo, teniendo la mayor parte del año que compartir cuarto con tanta gente, la soledad era... rarísima. Se miraron entre ellos, Sirius se hizo el que lo tomaba como un gran sacrificio.

El tiempo pasó relativamente rápido en la enfermería, fue felicitado por el equipo, por su casa, amenazado por McGonagall que quería tener la copa en su despacho, cosas así. Por la noche, Pomfrey se mantenía casi siempre en su oficina y dormitorio, por lo cual...

— Le dejaste mis gafas a propósito ¿cierto? —preguntó entre beso y beso en el hueco que se forma entre cuello y hombro derecho, mientras su mano derecha se encuentra con los dedos en la entrada de Sirius.

—Para nada, fue solo una coincidencia. —jadea con una sonrisa satisfecha y torcida, siendo sincero le daba un poco de vergüenza poner esta clase de cara cuando esta con James, verse más... "Zorra", al menos eso era lo que pensaba.

Sin embargo, James no lo llamaría así jamás aunque lo pareciera, tenían un acuerdo mutuo, un respeto que de decírselo, sería tan obvio el juego y nula seriedad que acabarían olvidando el asunto... Después de todo, lo común y que han oído de sus familias con respecto a las relaciones que llevan, son esa clase de apodos e insultos, de cierta manera eso los restringe, se sienten temerosos del escrutinio, aunque no lo acepten.

Volviendo al meollo dado en la enfermería de Hogwarts bajo las narices de la Enfermera Pomfrey, Sirius como casi siempre tomaba una determinación un poco más brusca, ignorando por completo lo que duele tan solo zumbarse y ya, su gemido complacido acompaña al de James, que aprieta los labios y abre los ojos poco después, recibiendo un camino de coquetos besos por el pecho de parte de Sirius.

—Estuviste muy bien hoy mi buen capitán~ —da una lamida a la mejilla de James, esa mala costumbre que tiene desde que logro convertirse en animago.

—Si no, no ameritaría este premio. —responde con el mismo tono seductor, con las manos en la cintura de Sirius, que siendo sinceros y de forma misteriosa es mucho más masculina que la suya ¿Por qué rayos tarda tanto en crecer? Estar en iguales condiciones corporales no vendría mal jamás.

—Pues este premio quiere que sea antes de que acabes muerto de cansancio.

Para Sirius lo que hacía valer este orden de factores, era la cara de James ante la misma dominación al estar invertidos -o en su orden natural si lo preguntan-. O sencillamente el placer que podía llegar a proporcionarle, era como un orgullo morboso que florece desde la parte más baja de su abdomen, moviéndose con frenesí sobre el más bajo y recibiendo las torpes, pero efectivas atenciones de su amante.

Quizá estar conscientes de donde lo hacen agrega un poco de emoción al asunto, como aquella vez en que se metieron en el aula de adivinación y engañaron a la profesora diciendo que estaban ahí para abrir su mente ante la clarividencia. Está vez es mucho más peligroso porque Pomfrey no se creería ninguna excusa y a saber que tan mal se tomaría el asunto de ver a su paciente con su mejor amigo actuando de jinete a todo lo que da.

Sirius se encorvó hacia adelante, apretando los dientes y tras unos minutos, sintiendo un hormigueo por todo su cuerpo. Con la respiración entrecortada alzo la vista, parte de su cerebro se encontraba en las nebulosas a decir verdad, percatándose de que había manchado sin querer la pijama de James con su semen y este estaba profundamente dormido. Dio un bufido, claro, obviamente lo mejor después de tener el sexo que quería es dormirte sin más sin dar un miserable cariñito al perro que estaba moviendo la cola por él.

—Los ciervos son tan crueles. —lamenta lleno de drama. Al levantarse casi se cae como plátano al suelo, haber hecho la mayor parte por si solo debido a las ganas no era la mejor idea, sobre todo cuando no deberías estar haciendo dicha actividad con la idea de irte para no levantar sospechas. Con una fuerte incomodidad se puso su ropa y tras acomodar a James de modo que no levantara sospecha, deposito un beso en la frente de este y se fue en silencio.

Podría decirse que estaba satisfecho, el lugar y su adrenalina compensaba que fuese solo una vez.

~***~

—Hoy es navidad, Remus.

—Por eso no creo que-

— ¡Es mayor razón para estar contigo Moony! —exclama Sirius con optimismo—. No permitiremos que pasen este día tan bonito solo y llenándote de marcas la cara.

—Aprecio el gesto, lo sigo muy enserio, pero no vale la pena gastar su navidad en la casa de los gritos. Es-

— De lo mejor siempre que estemos todos ¿A que sí? —Sirius y Peter asintieron de forma repetitiva. Remus apretó los labios mirando el suelo, sintiéndose culpable—. Hey, nosotros lo queremos así, no es una obligación.

—Lo sé, tan solo... Ah... llevemos comida, tendremos hambre y estómagos más grandes... Aunque el de Peter siempre será igual de interminable. —el nombrado se puso completamente Colorado por el comentario. James se detuvo fuera del retrato de la señora Gorda, tanteando su ropa.

—Mierda, deje la varita... Adelántense, no devoren todo. —advirtió retornando por el agujero del retrato.

Sirius hizo un ligero movimiento de cuello y Remus se limitó a seguir caminando junto a Peter. Black entró por el agujero del retrato también, con paso calmado y excesivamente lento. James por su parte, revolviendo su desastre de cama, baúl y a poco de ser un desastre de existencia también. Encontró su varita tras unos segundos y cuando pensaba salir de la habitación corriendo con la esperanza de alcanzar a sus amigos de camino al gran comedor, se fijó en algo que había en el revoltijo de su cama, tomándolo en su mano lo examinó.

Era una carta en papel rojizo que tenía su nombre más no su remitente. No solía recibir cartas anónimas, quizás ninguna de las que entregaron cartas a él no eran lo suficientemente tímidas o quien enviaba ésta quería evitarse el bochorno. Abrió la carta y...

Cayó al suelo de espaldas, soltando el papel en sus manos y llevando las manos a su cuello, sintiendo que lo estaban asfixiando y eso ocurría con una especie de hilo grueso que también empieza a cortar la carne de su cuello. Intentó alcanzar la varita, algo nulo pues había caído lejos y ya no sentía aire en sus pulmones.

—Amigo, estoy a poco de pensar que perdiste la- ¡JAMES! —Sirius perdió cualquier rasgo bromista y perezoso al instante. Sacando su propia varita—. FINITE INCANTATEM. —el extremadamente largo hilo dejó su intento de asfixia a James, quien tomando largas bocanadas de aire que necesitaba.

—joder... Que regalito navideño.

— ¿Qué pasó?

—Abrí esa carta y tenía este hilo encantado, no sé si quería dejarme sin cuello o asfixiarme, están muy difusas las intenciones en este momen-

— ¿Quién la envió?

—No tengo-

—Fue Snivellus. Es el único imbécil que haría una cosa tan rastrera— bufa con total seguridad de su suposición. James niega con la cabeza —Voy a-

—A nada, ya te lo dije, no vale la pena ni tiene sentido molestarlo, si quiere hacer este tipo de cosas que siga, si empeora le diré a Dumbledore o McGonagall lo que ocurre. —se encoge de hombros despreocupado por el asunto. Sirius lo persiguió escaleras abajo.

— ¿Por qué? Vamos James, podemos aprovechar justo ahora que no hay muchas serpientes colgarlo de un poste del campo, será divertido. Nadie lo bajará hasta que este azulito y con todo arrugado del frío. —su sonrisa de mal sana diversión provocó un parón en James.

—Sirius, por mi parte Snape paso a ser un Gusarajo: Inútil, aburrido, desperdicio de existencia y espacio, así que la idea de tomarme tanto rato fastidiándolo solo a él teniendo tantas cosas más en mente que pueden ser igual de divertidas, hacen que me olvide una vez más de él. —explica y el ceño de Sirius no podía estar más fruncido.

—Es divertido molestarlo ¿Por qué perder ese entretenimiento que tenemos desde primer año...? —estaba ofuscado, jamás se podría haber planteado que James diría algo como esto.

—Ya te dije porqué.

—Pero-

—Si quieres hacerlo ve y hazlo solo. Yo, iré al comedor, desayunaré y encantaré cada perilla que me cruce para que se un traslador que tira estudiantes al lago prohibido. —sonrió satisfecho por su imagen mental. Ya había practicado hacer trasladores, principalmente por transformaciones para así estar precavido cuando el hechizo de desaparición no le funcionara del todo bien. Sirius parecía mudo.

—E-es... molestar a Snivellus... eso es sagrado.

—No lo es, pero como dije, si quieres hacerlo, adelante, no eres mi perro así que no puedo ordenarte nada. —llegaron finalmente al comedor, donde Remus y Peter hablaban animadamente. Como no hay muchos estudiantes durante las fiestas, hay una sola mesa para los estudiantes.

Sirius no dijo mucho al principio de la comida, con aire ciertamente rencoroso por el "desplante" de James. Sentía una mirada de vez en cuando y con discreción veía en la dirección correcta, Snape lo observaba como casi siempre, ese aire envidioso y casi malvado que lo rodeaba impedía que las palabras de James entraran y se acentuaran en su cabeza.

Molestar a Snape lo divertía, era de sus actividades favoritas y predilectas sin duda alguna. La insinuación de no hacerlo la consideraba herejía y una broma de mal gusto por parte de James, quizá su enamoramiento hacia Lily causaba esta reacción, porque la pelirroja evidentemente no iba a acercarse a alguien que molesta a su amigo de forma constante y pesada.

Solo comenzar a hablar lo hizo olvidarse medianamente del tema, alejar la envidia que traía la sola idea de James aun interesado en Lily en el fondo, que no lo decía para evitar que se enoje y dejen de tener sexo prácticamente cada noche.

El día transcurrió bastante rápido, habiendo cumplido con su amenaza de hacerle algo a Snape, aunque fue muy simple, un simple maleficio de piernas gelatina, verlo sufriendo por no entender como coño pasó alegró todo el momento de amargura causado por James. Finalmente, por la noche y después de la cena de navidad, Lupin prácticamente corrió al sauce boxeador y al camino estrecho bajo este.

—Muy bien... nadie nos sigue... Maldita sea, la gata viene para acá. —bufa deteniéndose, Sirius veía por sobre el hombro de James los nombres en el mapa que habían hecho el curso anterior.

Un pequeño pedacito de pergamino llamado cariñosamente: El mapa del merodeador.

— ¿Qué hacemos? —pregunta bajo, encorvado por ser muy alto y propenso a ser descubierto por dejar ver sus pies bajo la capa de invisibilidad de James.

—Seguir... agradeciendo que Colagusano ya se fue, no me imagino su susto. —ríe bajo. Caminando con un poco de prisa hasta las afueras del castillo, pasando sin dificultad bajo el sauce boxeador gracias al truco que este tiene. Una vez dentro del túnel que lleva a la llamada casa de los gritos en Hogsmade, se quitaron la capa de encima.

—Este lugar es tan jodidamente asqueroso, está bien que solo Remus pasara por aquí, pero... ¿Dumbledore no podía al menos intentar que no saliera mugriento después? —bufa con mal humor, James lo mira con una sonrisa que vaticinaba una tontería.

—Eres muy niña Sirius, que diría tu madre de saber está clase de comportamiento de su heredero —dice con falsa pena—. Quejándote por un poco de tierra... ¿Será que se metió mucho complejo de Soy parte de la noble y ancestral casa de los Black?

No soy niñita James, no sé qué es lo que te- ¡¡ASCO, ASCO, ASCO!! —dio pisotones sin cesar a una cucaracha, en un principio para quitarse del pantalón el desagradable insecto de color marrón, una vez en el suelo quedo reducido a una pequeña masita viscosa en el suelo.

—Noooo~ Para nada, mi gran y valiente Joven Black. —James no se guardaba ni una sola carcajada por lo ridículo que aparentó ser ese momento, su amigo chillando como un cerdo pavorisado por una miserable cucarachita.

— ¡¡CÁLLATE!! —grita con las mejillas rojas de vergüenza por la risa incesante de su compañero, que se dobla y lagrimea, llenando el oscuro pasadizo con sus risas.

Cuando llegaron a la destrozada casa de los gritos, no tardaron en escuchar los jadeos de Remus, que apenas cambiado parecía aturdido. Sirius fue primero, volviendo un perro del tamaño de un oso no tan grande, de pelaje negro y sus ojos claros resaltando, muchos lo confundirían con un Grimm. James por su lado, con la mirada de Sirius fija en él, cambio, volviéndose un ciervo de enormes y prominentes astas.

Sería el mejor premio de cualquier cazador, a decir verdad.

Sobre la cabeza de Remus había una rata regordeta de pelaje grisáceo, moviendo su pata delantera a modo de saludo. Con un balido James dio al indicación y saltaron por la enorme ventana rota, introduciéndose en el bosque que había cercano a la casa.

Hacer esto era liberador a unos puntos impresionables e inexplicables, como se hacia todo más simple, jugueteando por el bosque prohibido. Sirius solía saltar sobre Remus, ambos como caninos se veían gracioso e incluso adorables haciéndolo. Peter de vez en cuando corría por su cuenta o se montaba en alguno de los tres, las astas de James eran muy buenas para sentirse alto.

Remus, sin embargo, se distrajo horriblemente, llevándose a Peter en el proceso y sin querer, por una gran cantidad de murciélagos volando y buscando atrapar uno para devorarlo. James Sirius no prestaron mucha atención, jugando ellos solos y logrando que Sirius acabase bajo James.

Un chillido junto a una lamida en el hocico del ciervo fue todo lo que el gigantesco perro hizo, moviendo la cola con ánimo y sacando la lengua poco después. James se echó, recostando su cabeza en el lomo de Sirius que se había girado, con un poco de dificultad seguía lamiendo el hocico de James.

De nuevo chillo, juntando su frente con la de James. Como Animagos de vez en cuando se hacían muchos más simples sus pensamientos, llegando al punto de olvidar tantas cuestiones que acababan mostrándose más cariño del normal y esta vez... Con la mala suerte de que alguien si los vio en ese apogeo.

...

— ¿No crees que Remus está callado últimamente? —Sirius vio con preocupación a Remus y luego a James que tenía una mueca de fastidio.

—Si, no sabía que habíamos hecho a algo malo en la noche... ¿O lo hicimos? —ambos se vieron con la misma confusión. Peter estaba en la cocina aprovechándose de las ansias de los elfos y ya que más nadie se quiso quedar, la sala común de Gryffindor estaba solitaria.

Se acercaron y Sirius tocó el hombro de Remus— ¿Estás bien Lunat...? —Remus le aparto la mano de forma un tanto brusca, se veían como molesto y triste al mismo tiempo, sin mirarlos a la cara.

— ¿Por qué no me lo dijeron?

— ¿Decirte que? —Remus se tomó la respuesta a tonteo de parte de James.

—A que tienen... Algo... —James y Sirius se miraron de nuevo, con aire nervioso.

—N-no-

— ¡No lo niegues Black! Los vi... Se hacen más honestos como animales, se estaba... acurrucando y dándose... mimitos raros—sus muecas podían ser tiernas si no fuera por la situación tensa—. También está que se... acarician y tocan, demasiado discretos ¡pero se nota! El día del partido casi te... vuelves loco y ustedes dos... UUUGHGHHHH. —zarandeó a Sirius con la mayor frustración del mundo, sintiéndose tonto por no haberlo captado antes.

¡¡Estaban casi todo el día juntos y eran "obvios"!!

— ¿Po-por qué te molesta? —pregunta Black mareado por el zarandeo, aunque James no se aguantó la risa.

— ¡Y-yo les dije de mi licantropía! ¿Por qué no confiaron en mi...? No se lo hubiera dicho a nadie, se lo importante que son sus nombres y... y... ¡¡Somos amigos!! Moriría antes de hacer algo que perjudique a cualquiera de nosotros. —aseguraba en tono herido. James sintió un mal sabor de boca.

—Es... complicado, apenas ha pasado este año Lunático, no tenemos... idea de cómo... decirlo. —respondió y Sirius con un pequeño gesto le dio la razón, desviando la mirada y metiendo las manos en los bolsillos—. Somos... raros.

—Son Animagos ilegales y yo un licántropo, que ustedes estén juntos no es tan raro. —acoto. Sirius dio un bufido, con mala mirada y frunciendo el entrecejo.

—Para los Black sería menos que escoria si llegan a enterarse, no como que me importe, pero James si se lleva bien con sus padres y...

—Eso no viene a cuento.

— ¡Por supuesto que sí! Mientras más encendido mejor, somos más felices así y... somos sangre pura, lo que menos quiero es joder mi tiempo en este colegio aparte de lo jodido que es ya. —no era común mostrarse enfurruñado con ellos, pero era lo que ameritaba la situación de su parte.

—sería más fácil disimularlo si no quieres hechizar a todo el que hace algo en contra mia.

—Me duele que no hagas lo mismo. —aunque fue drama, iba enserio.

— ¿Por qué debería? Sabemos cuidarnos solos.

—ya lo sé, pero no quita–

— ¡YA! —Remus se metió entre ambos—. Está bien, es complicado, escapa a mi entendimiento, pero cálmense. —ambos se cruzaron de brazos, resoplando al mismo tiempo.

Al final, le contaron a Peter la verdad, aunque este casi se infarta por dicha verdad y prometió no decirle a nadie. Con el secreto desvelado, era mucho más normal para James y Sirius hacerse bromas morbosas frente a sus dos amigos sin el temor que supieran interpretarlas.

La navidad pasó -junto al susto de Remus de que James no le gusta Lily-. Y también el segundo partido de Quidditch de la temporada, donde Hufflepuff perdió contra Slytherin por desgracia. James se notaba demasiado ansioso por volver a jugar, demostrado en los constantes entrenamientos. Hay otro ansioso y ese es Remus, cuya desgracia es y siempre será que el tiempo entre cada una llena es una maldita fracción de segundo.

Ya era nuevamente la noche, se estaban preparando para ello, lo único distinto es que Sirius alcanzó a notar una nariz ganchuda metida en el asunto desde hacía unos cuantos días.

—No para de intentar seguirnos y escucharnos ¿Qué se cree? —bufa, James rodó los ojos, viendo a Severus hablar con Lily, o Lily hablando y Severus escuchando.

—Solo ignóralo, no tenemos tiempo para eso ¿Peter guardó la comida? —pregunta bajo.

—Por supuesto que sí, a veces piensa más en comida que en otra cosa.

— ¿Y lo reprochas? —alzó una ceja con diversión, Sirius hizo una especie de puchero—. Iremos con el mapa y-

—Tranquilo, no creo que se meta en esto... —murmuró. James no prestó mayor atención. Ya era de tarde y el cielo se veía anaranjado por las ventanas del enorme castillo escoces.

...

—Sniiiveeeeeluuuus~ Mi buen y grasiento cabello amigo del alma. —se guindó de manera aplastante en Snape, que apenas se pudo mantener en pie del susto que produjo la aparición de Sirius, peor aún, que se diera cuenta de que estaba ahí.

—Suel-suéltame Black. —farfulla moviéndose rabioso para quitárselo de encima, sin mucho éxito dadas las diferencias de tamaño.

— ¿Qué haces fuera de cama a estas horas? No sabes que pueden haber cosas por ahí dispuestas a tragarse hasta el último de tus pelos. —comenta burlón, dando un tironcito a uno de los mechones de cabello negro. Separándose finalmente, Severus sacó la varita, apuntándolo.

—Puedo decir lo mismo de ti... ¿Dónde está Potter? Pensé que no podías salir sin él, siendo su perro faldero. —Sirius se encogió de hombros con sonrisa confiada.

—Ya sabes dónde está, después de todo por algo nos estabas observando y siguiendo ¿no es así? Hacer eso es de mala educación, mal Snivellus, mal. —reprende con tono paternal. Severus frunció a un más el entrecejo.

—Ustedes están haciendo algo y yo voy a descubrir que es ese algo, quizás por fin les baje la confianza a-

— ¿A estos sangre pura que tanto envidias? —cerro un ojo aun sonriente, Severus se puso colorado por la ira—. Bien, bien, si quieres saber eres libre de ir a investigar, yo no podría hechizarte, más que todo porque no vale la pena—Snape bajó la varita, confuso—. Solo te diré que, si tocas el nudo, se calma. Adiós~

Tras salir se escondió convertido en perro, siguiendo desde la penumbra lo que Snape hiciera, notando que realmente no dudaba en ir a descubrir lo que pasaba. Sabía que no podría con el nudo del sauce, esa cosa costaba a menos que supieras donde estaba con exactitud, en el mejor de los casos llegara a la casa de los gritos donde ya Remus no estaría, James y Peter tenían rato con él.

Se volvió a transformar, rondando la zona sin que él se diera cuenta, sonriendo ampliamente por la satisfacción que traía la idea de verlo golpeado por el sauce, se lo merecía, habiendo mandado más cartas a James con maleficios que pudieron ser mortales como el anterior, solo que esta vez él interceptaba las cartas y las quemaba.

El momento llego y cuando el primer golpe violento ocurrió, Severus quedó guindando de una de las largas ramas del sauce, con la nariz sangrando y notablemente aturdido. Comenzó a reírse, estando un poco más cerca, Snape lo vio, casi, casi esperando que lo ayudara.

— ¿Contento con el descubrimiento Snivellus? —pregunta en tono mal sano y petulante. Quizás unos golpes más y-

— ¡¿QUÉ RAYOS ES ESTO!? —Sirius se sobresaltó enormemente por el repentino grito de James, saliendo del túnel bajo el sauce, que tan furioso casi lo golpea a él también.

Como pudo se libró, sacando la varita y de alguna manera sacando a Severus del aprieto, el sauce se calmó porque Sirius presiono el nudo de este. — ¿E-estas bien? —preguntó genuinamente preocupado. Quizás hacia bromas pesadas, pero nunca amenazaban de esta manera la vida de nadie, solo el orgullo y de eso no te vas a morir.

— ¡¡TU LE DIJISTE QUE VINIERA ACÁ, POTTER!! —acusa rabioso, apartándose, James miró a Sirius incrédulo por un instante, frunciendo el entrecejo.

—Yo no-

Una especie de ladrido los interrumpió, por el agujero bajo el sauce salió Remus, hecho un lobo de hocico chato. El poco color que tuviera Severus en la piel lo abandono, casi cayendo de la impresión. Remus, fuera de si como nunca, pues nunca había estado frente a otro humano, se lanzó para morderlo, siendo interceptado.

Sirius comenzó a ladrarle y peleando los dos, iban retrocediendo y alejándose muy apenas, aunque el daño que se hacían era bastante— ¿¡Que estas esperando!? ¡LÁRGATE! —Severus apenas pudo ponerse de pie, viendo a James hacerse ciervo y embestir a Remus con sus astas para llevarlo directo al bosque prohibidos.

Sirius dio un último ladrido y gruñido a Severus para seguir a James, un quejido salió cuando una mordida fue propinada en su dedo índice, apenas logro ver a una rata gris y regordeta, perdiéndose en la penumbra. El joven de Slytherin se levantó y entró corriendo al castillo.

...

—Yo-

— ¿¡Qué!? CASI MATAS A SNAPE, LLEGASTE DEMASIADO LEJOS POR UNA... UNA... TONTERÍA. —que James lo recriminara de algo era todo un suceso.

—N-no era mi intensión, qu-quería que se fuera, estaba siguiéndonos...

— ¿¡Y eso que!? ¡¡Si pasaba iba a ver a Remus y ya a estas alturas debe saber que es él aun si no lo puede confirmar!! ¿¡QUÉ PASA SI DUMBLEDORE SE ENTERA Y LO EXPULSA!? ¡¡TODO ESTO PASO POR QUÉ NO SABES MEDIRTE NUNCA!!

— ¡¡Tú eres igual que yo!! ¡¡No puedes hacerte el santo!!

—Quiero que me digas una sola vez en la que haya puesto en peligro de muerte a alguien, nunca hemos llegado tan lejos aún si fuera Snape. Tampoco arriesgaría el futuro de Remus por algo tan ridículo. —su voz sonaba fría, ajena a lo normal. Sirius intentó acercarse, ambos llenos de vendas.

Calmar a Remus había costado demasiado, por no decir que hallarlo después también, aun después de tres días seguía en la enfermería, normalmente dormido. James se apartó, con el ceño fruncido y notablemente enfadado.

No le dijo nada más en casi un mes, apenas hacia cabeceos de asentimiento, lo evitaba a como diera lugar, Remus más que resentido, se veía herido, más de lo que podría estar jamás. Peter trataba de hacer calmar la situación, pero incluso él tenía dificultades para aceptar del todo la estupidez que hizo Sirius.

Por qué lo fue, una soberana estupidez. A pesar de eso, seguía pensando que lo que hizo no estuvo tan mal, después de todo, Severus no había vuelto a fastidiar a James... Eso valía un poco del desplante de sus amigos, con los cuales se lograba reducir al punto de seguirlos como un perro faldero.

...

—Potter. —giró para ver a quién lo llamó, encontrándose con Severus.

— ¿necesitas algo? —preguntó en tono seco, lo normal entre ellos dos desde que había dejado de fastidiarlo o siquiera notar que existía.

—Necesito... hablar algo contigo. —musitó con voz tenue, casi revisando que nadie los hubiera escuchado. James alzó una ceja extrañado por eso.

— ¿Ah sí?

Con un ligero gesto, Snape le indicó que lo siguiera y dado que no era a las mazmorras, no vio absolutamente nada de raro en eso, era un pasillo común del séptimo piso donde cualquiera podía pasar. Sin embargo, después de pasar unas tres veces como idiota frente a la misma pared, brotó una puerta mágicamente.

Debería agregar esto al mapa... —pensó de manera distraída, seguro de que ese lugar no estaba marcado ahí—. ¿Y bien? ¿De qué quieres hablar? Además ¿Qué es este lugar?

—Se llama sala de Menesteres, aparece cuando alguien al necesita. —se encoge de hombros, el lugar estaba recubierto de espejos sin más nada en especial.

—Genial, la probare algún otro día. Si venimos a hablar de Lily-

Imperio.

James se contrajo, aflojó y sintiéndose en blanco por completo tras unos segundos, habiendo estado desprevenido. No veía nada en ese momento, solo había una orden repitiéndose constantemente en su mente, se sentía obligado y tentado al mismo tiempo a responder.

¿Qué hacías saliendo del túnel del sauce boxeador? ¿Es Remus Lupin un hombre lobo...?

— ¡GGAH! —se llevó las manos a la cabeza, sujetándosela, rompiendo el maleficio para sorpresa de Snape, que retrocedió un tanto asustado—. ¿¡PERO QUE COÑO TE PASA!? —grito alterado, se había sentido horrible y si no había cedido, había sido pura suerte o cuestión de fidelidad a sus deseos, quién sabe. — ¡¡SNA...!!

— ¡¡CRUCIO!! —y James comenzó a gritar como si la vida se le iba en ello, cayendo al suelo de bruces por el dolor que producía la maldición, no tardo en tenderse por completo, retorciéndose y viendo estrellas de dolor, como si unas cincuenta bludger lo estuviera golpeando al mismo tiempo y mucho peor—. Dime que hacías bajo el sauce boxeador. —ordenó con el ceño fruncido y levantando la maldición. James giró en sí mismo lentamente.

—Mal-maldito imb-

Crucio—aunque lo intentó, los gritos volvieron a salir por su garganta hasta el punto de sentir que iba a quedarse sin voz. Severus repetía una y otra vez las mismas dos preguntas, que hacia allá y principalmente, si Remus era un hombre lobo—. ¡¡PARECIERA QUE TE GUSTA TODO ESTO!! ¿¡QUE NO TE CANSAS DE QUERER LLAMAR LA ATENCIÓN O QUE!?

—Estás... loco si cre-es que te diría eso... —balbuceo con los ojos llorosos e irritados. Prosiguió así, lanzando el maleficio una y otra vez con la esperanza de que respondiera, hasta que perdió la paciencia.

— ¡¡ADMITE DE UNA MALDITA VEZ QUE LE DIJISTE A BLACK QUE ME CONTARA SOBRE ESE CAMINO!! ¡¡QUE QUERÍAS MATARME O CONVERTIRME EN UN HOMBRE LOBO COMO ESE IMBÉCIL DE LUPIN!! —exigió a gritos, considerando insoportable la renuencia de James para hablar.

—Ese... ta-tarado... —balbuceo, ya tan encogido que Severus, quién no iba a negar que disfruto por un buen rato que lo hacía, se fijó en algo.

De su nariz estaba brotando sangre y temblaba tanto que dudaba que ya fuera normal. Con el corazón acelerado guardó la varita y tomó los lentes del suelo, guardándolos en la túnica de James y sujetándolo por debajo de los brazos. Miró el reloj en la pared, quedándose frío por un segundo.

Pensó que con los maleficios imperdonables James iba a hablar, principalmente con Imperius, la renuencia y resistencia fue sorprendente pues consideraba los hechizos como infalibles. Con sus brazos de fideos logró a duras penas arrastrarlo hasta afuera de la sala de menesteres y dejarlo en el suelo apoyado de la pared.

No puedo borrar toda una hora de su cabeza... lo notaria... —pensó ofuscado y nervioso, con la varita en mano. Sobresaltado se fue corriendo cuando escucho voces.

—Más te vale que tu disculpa con él sea igual de buena, porque no creo que te perdone tan fácilmente. —Remus era de corazón blando y el arrepiento de Sirius genuino, por lo que el muchacho no tardó demasiado en perdonarlo.

—Lo será, con creces. —aseguró con una sonrisa enorme, solo debía ser sutil... algo que como pueden adivinar, no va con su persona, para nada, en lo absoluto.

—aunque es raro que no esté por ningún lado ¿no lo creen? Ni siquiera en la biblioteca ¿Estará haciendo alguna broma a alguien? —se preguntaba Peter viendo a todos lados.

—Puede ser, quizá se fue al bosque para... correr un... ¡¡JAMES!! —con el sabor a bilis en la garganta, las tripas estrujadas y el corazón a punto de salirle por la boca corrió a donde vio al muchacho recostado, con la cabeza guindando—. ¿¡James!? ¿¡Que te pasa!? —tuvo un pequeño tic, más no respondió, como en blanco e inconsciente.

—tenemos que llevarlo a la enfermera, VAMOS. —Sirius lo tomó en brazos, aturdido, aunque Remus atajó al situación con mayor rapidez. Snape que permaneció escondido trago grueso.

~***~

—Así que Cruciatus...

—No te lo recomiendo jamás... Es... horroroso. —suspiró y los tres se removieron inquietos.

Tenían alrededor de una semana yendo y viniendo a ese lugar, tanto que la enfermera ya estaba un poco fastidiada de su presencia y las preguntas constantes. James había reaccionado dos días después, hablar le había costado y que decir de la ira que mostró al enterarse de que el partido contra Ravenclaw ya se había celebrado y ganaron apenas por cinco puntos.

Había dicho lo que paso, al menos a medias: Fue atacado por la maldición Cruciatus y poco más, como haberse arrastrado fuera de la única sala donde nadie se pudo enterar que ocurrió el incidente. Sirius ya tenía marcado a su culpable, aunque no hallaba la manera de vincularlo, pues aparte de su hedor, no hay evidencia de ello.

—Según la señora Pomfrey estarás aquí una semana más...

—Supongo que está bien, aun siento como si la sangre me hirviera e intentara salir de mi cuerpo. —suspira hondamente, recostado y sin los lentes puestos.

—Quisieras que-

— ¿Quién tomó mi lugar como cazador...? —preguntó bajo.

—Lo hice yo. —respondió Sirius, quién había sido interrumpido antes. James hizo una especie de mueca.

—Eh... nosotros... los dejamos solos... Ven. —Remus jaló a Peter que no entendió que pasó.

—Oye...

—Cree que te pedí hacerlo ¿sabes? Supongo que es obvio, siempre hacíamos esta clase de cosas, aunque tú fuiste el que lo llevó a otro extremo.

—Igual que él—bufa arrugando el entrecejo—. Le diré a Dumbledore que fue él, quizás-

— ¿Y que él diga que somos Animagos? ¿Qué sacamos a Remus de la casa de los Gritos? ¿Qué quede expuesto? Créeme, no vale la pena perder la varita por algo como esto, estoy... bien. Dudo mucho que se atreva a delatarnos o hacer esto de nuevo, sería sospechoso.

—Pero-

—Sirius ¿Qué rayos es lo que te pasa? Andas... Tonto, no lo entiendo.

— ¿¡Que tiene de tonto que esté preocupado por ti!? Solo quiero un pequeño escarmiento, si él empezó, que la pague. —recriminó con alteración.

—Ay por el amor a...

—No es justo que simplemente haga lo que quiere y tu no respondas.

—antes, era por Lily, ahora que no hay nada que me ponga en su contra simplemente no me interesa ¿Para que seguir con algo tan inútil? Enserio siento pena por su vida si está tras de mi por algo más aparte de Lily. —suspira lánguido.

—aun así, no excusa esto. Es... —dio un pequeño bramido fastidiado. Recostando la cabeza en la camilla. James comenzó a acariciarle le cabello.

—Calmate, ya sabes que puedes destrozarle el orgullo siendo mejor que él en todo, ya sabes... somos lo que el sueña ser, sangre pura. —sonríe cínico. Por lo general no le gustaba esa clase de degradación por el origen, sin embargo, si se estaban metiendo con alguien que se lo toma tan pecho, le seguirían la corriente. Sirius resopló, conformándose por ahora con el contacto cordial.

Con rapidez, se acercó a James y le dio un pequeño beso en los labios, este no dijo absolutamente nada, pero se notaba que no iba a permitirle un segundo acercamiento.

Aunque la tensión se había disipado, James permanecía un tanto distante con Sirius, como una especie de última fase para levantar el castigo al perro que hizo una horrible travesura. Severus no había ni dirigido la mirada a ninguno de los dos -más bien cuatro-. Podía sentirse la tensión entre ellos, pensando que uno delataría al otro.

El problema surgió por el hecho de que Snape rígido era sinónimo de que algo había ocurrido y Lily Evans en su mala manía de protegerlo achaco la culpa a James... quién aun estando caliente por el tema no pudo responder con la elocuencia de siempre.

—Obviamente tuviste que ser tú, nadie más lo molesta. —acusa con el ceño fruncido la leona de cabello pelirrojo, James se rascó las sienes, aparentemente siempre que había que hablar, hay que ir a una zona desierta y desprovista de posibilidades de que haya gente.

—a veces uno puede estar rígido por su propia culpa, así que a mí no me inmiscuyas en esa clase de estupideces.

— ¿¡COMO QUE NO!? ES CULPA TUYA QUE SIEMPRE ESTÉ MAL EN DONDE SEA, NO LO DEJAS DE MOLESTAR JAMÁS. Que cuesta tan solo seguir con tu vida y dejarlo seguir con la suya. —este comentario, termino de encender la dinamita que el mal humor de James Charlus Potter, con el simple refulgir de sus ojos y el enrojecimiento de sus mejillas estaba claro que venía algo grande.

— ¿¡TU CREES QUE ME IMPORTA LO QUE SNAPE HAGA O DEJE DE HACER!? ESE IMBÉCIL PUEDE PUDRIRSE EN EL INFIERNO SI QUIERE. NO LO HE MOLESTADO EN TODO ESTE AÑO.

—SOLO PORQUE YO-

—NO TE HAGAS LA IMPORTANTE—interrumpe, dejando a Lily impresionada. James jamás se había comportado así con ella, siempre era coqueto y bromista, algunas veces incluso llegaba a ser tierno—. Tú y él pueden irse a ser muy tranquilos y felices porque no me IMPORTA una mierda lo que hagan. Solo te diré que vayas abriendo los ojos para darte cuenta de que no es una santa paloma blanca.

—Si lo dices por las veces que se ha vengado, no tiene importancia. —replico con firmeza.

—Es decir, está bien que lo haga él, pero si lo hago yo soy malo. Ese desgraciado sigue aquí porque no he abierto la boca sumado a la pena que me da su existencia. Para que te enteres, lo único que quiere es que me boten de este colegio, rompan mi varita y así regodearse de ser superior a un sangre pura.

—Eso no-

—Y, por si fuera poco, inmiscuir a Remus que es de las personas más amables y maravillosas que he conocido en mi vida, intentando hacer ver que es una amenaza por algo que no decidió. Snape no se venga, él ataca a todo aquel que lo moleste sin importar la manera.

—Deja de decir tantas mentiras. Tampoco podrías expulsarlo, el no ha hecho nada malo o peor a lo que-

—ME METIÓ EN LA SALA DE MENESTERES Y ME TORTURO POR UNA HORA, NO LE IMPORTO QUE ES UNA MALDICIÓN IMPERDONABLE, ÉL LO HIZO PORQUE ME ODIA Y QUERÍA QUE LE DIJERA LA VERDAD DE REMUS.

—¡MENTIROSO! SEVERUS NO HARÍA ALGO COMO ESO.

—Pues ve y pregunta, anda, quiero saber que te dirá ¿Tú crees que dejaría a mi equipo por un resfriado? ¿Que dejaría de ir a clases por un simple golpe? Intento Imperius, pero no funciono así que trato de sacarme la información a la fuerza a punta de Crucio—Lily permanece en silencio—. Dime otra vez que es válido, termina de ir a Slytherin donde solo importa tus intereses y no la manera en que los haces cumplir.

Sirius escucho los pasos acercándose a la puerta, estaba demasiado aturdido como Lara esconderse. James lo vio, pero pasó de largo, hecho una furia con prácticamente todo el mundo exceptuando a Remus y Peter que verdaderamente no tienen nada que ver. Vio dentró de la habitación, Lily se tapaba la cara con las manos, llorando. Una especie de retorcida satisfacción lo inundó por la imagen, por el recuerdo de James apartándola con aquellas hirientes palabras.

Era como un sueño hecho realidad, donde ahora no se preocuparía en lo más mínimo por Lily Evans.

...

— ¿James...? —abrió lentamente la cortina de la cama, James se pasó toda la manga de la túnica por el rostro y se puso los lentes, suspirando.

— ¿Qué? —su voz sonó ronca. Sirius se subió a la cama, poniendo de nuevo la cortina y gateando hasta quedar a su espalda.

—No pienses en ella, sabes que lo va a defender pase lo que pase—James dio un resoplido, con los ojos cristalinos—. Pensé que ya no te gustaba.

—No lo hace, es... nada, no pasa nada. —negó, decía la verdad, pero de cierto modo había planteado la idea de que podrían al menos ser amigos, están en la misma casa, ella es simpática cuando no está de malos perros... Pero no, el tema Snivellus siempre sería un dolor en el culo.

Quizás estas son las consecuencias de las acciones de las que tanto habla su madre.

—Oh... si. Claro. —alzó una ceja viéndolo, tal vez no era el momento de preguntar, aquella discusión estuvo fuerte por no decir que James tenía una especie de espasmo de vez en cuando por el uso prologado de Cruciatus en su persona.

— ¿crees que seamos más como Slytherin? —preguntó de repente, nunca había dudado de ello, sin embargo, era un asunto curioso en este instante—. Estoy más preocupado de mi pellejo que de afrontar lo que pasaría de decir la verdad sobre lo que hicimos.

—Umm... Tal vez... En cierta medida, no solo por esto, sino por... otros asuntos más—se encoge de hombros, lentamente paseo su mano hasta ponerla sobre al de James, que giro los ojos para verlo por el rabillo de este—. Esconder es algo que beneficia muchas veces...

—Supongo que sí. —susurró apretando la mano de Sirius, quién no tardó en jalarlo para ponerse sobre él—. Oye...

—La última vez fuiste tú, así que me toca ya que estamos tan serpentinos hoy, me da más razón para hacer ejercer mi gusto por sobre el tuyo. —bromeo, James rió suavemente, estirando el cuello para depositar un beso en los labios de Sirius, que no tarda en hacerlo más profundo.

~***~

No sabía que era peor, si estar aburrido por no tener tarea o tener tareas y hacerlas para acabar igual de aburrido. No tenía nadie con quién hablar, principalmente porque Lily se molestó cuando le conto lo que hizo a Potter. No entendía porque se enojaba, a su ver, tampoco había sido tan malo, quizá excesivo, pero seguía vivo... De hecho, era un buen escarmiento.

Al doblar a la esquina, con la idea de irse a esconder tras alguna a estatua a leer un libro para la clase que tendría después de las vacaciones de pascua, se topó con algo curioso sin tener la intensión. Permaneció donde estaba, evaluando la situación, se quedaba, los pasaba de largo... los ignoraba...

Hay muchas estatuas en este castillo, quizás incluso pueda ir a la orilla del lago... —Pensó para sus adentro, dispuesto a dar media vuelta. El ligero escandalo lo obligó a volver a mirar.

— ¡Ooooh vamoooosss! Pensé que te gustaba esta clase de retos, con está no pasará nada. —asegura James con un guiño y la capa de invisibilidad en la mano.

—Me gusta cuando soy yo el que ocasionara indirectamente el escadalo, no cuando mis cuerdas vocales son las que trabajaran.

—Vaya, no sabía que causaba esa reacción, debo matarte de gusto con cada embiste. —bromea en tono lujurioso, Snape alzo una ceja, aquello sonaba tan raro.

—No más que yo a ti, enano—burla, James hizo una mueca—. Además, es más fácil que me cubra desde arriba, si no, nos notarían al instante...

—Que niñita eres. —infla los mofletes.

—En tu cama, cuando quieras. —ofrece poniendo un brazo por sobre los hombros del contrario.

—Entonces... Yo ahora, tu después. —Snape ladeo la cabeza, no entendía na-

— ¿Qué fue eso...? —preguntó Sirius, pensó escuchar una especie de exclamación.

—No debe ser nada, algún fantasma. No te distraigas, canuto. —ronronea jalándolo de nuevo para iniciar un beso.

Snape, azorado, salió corriendo por el pasillo en el que vino. Eso que vio... DEBÍA SER UN CHISTE. Detuvo sus pasos, jadeando y miró atrás, con su mente trabajando a toda su capacidad. Quizás... Esto le sirviera, mucho.

 


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