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Lebt por Melu102

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Notas del fanfic:

Holu~ bien, para los que pudieron apreciar en el resumen, estas serán historias de un solo capítulo y sin ninguna cronología, no estoy muy segura de cuantas haré, pero seguro una de cada una xd

Bueno, las parejas serán las siguientes (aunque ya lo aclaré en el resumen, pero lo hago de nuevo por las dudas xd)

*Fullmetal Alchemist - Elricest (EdwardxAlphonse o AlphonsexEdward, según se dé el caso xd)

*Digimon - Yamakeru (YamatoxTakeru o MattxT.K ya que algunas personas los conocen con ese nombre debido a la traducción latina)

*Get Backers ??“ Banji (BanxGinji)

*Fullmetal Alchemist ??“ Royal (RoyxAlphonse)

Y esas son todas xd

Bieen~ este primer capítulo va dedicado a Atelín, (quien debería continuar con su historia y también leer Danke porque se quedó atrasada ¬v¬) porque la quiero mucho y necesitaba dedicarle algo lindo :3 (espero te guste esta wea xd) Así que ¡Te lo dedico Atelín-san!~ 

Y bueno, todos los personajes que vaya a usar en este y los siguientes capítulos son propiedad de sus respetivos autores, si fueran todos míos, pues ya saber cuáles parejas serian canon xd

En fin~ Que lo disfruten

Los amplios y tranquilos prados de Resembool, ese día, eran inevitablemente cubiertos por grandes y espesas nubes sobre el cielo, ocultando con su oscuridad, al hermoso azul que solía reinar allí. Brumas de un triste color gris, tan gris como la lluvia que se avecinaba. Dos chicos corrían apresuradamente debajo de ellas, tratando de evitar a que las gotas que en cualquier momento se esparcirían por toda la extensión de tierra, les mojase completamente de pies a cabeza. Al mismo tiempo, rogaban a todo lo existente, que al llegar a la casa no recibieran regaños de la abuela de Winry, quien seguro les diría alguna cosa por no llegar antes de que comenzara a lloviznar, cuando hoy en la mañana, les había dicho que no salieran porque se anunciaba que llovería a cantaros. 

   Inevitablemente las gotas comenzaron a hacer presencia entre las nubes,  hasta llegar a la tierra, humedeciéndola con cada caída de agua y dejando apreciar aquel aroma tan característico. Las gotas caían primero lentamente, después, aquel ritmo aumentó considerablemente, mojando a ambos hermanos que ya llevaban la mitad del camino ganado.

   -Ahh… mierda. – Expresó el mayor de los dos, mientras tomaba la mano del castaño y lo arrastraba debajo de un árbol. Al cabo de unos segundos, el rubio se giró para verle, y, al igual que él, había sido preso de las gotas de lluvia.

   -Je, je. – Reía Alphonse al notar la mirada preocupada del chico a su lado, mientras los grandes y ambarinos ojos tomaban un semblante aún más preocupado.

   -¿Cómo que “je, je”? ¡La abuela nos regañara toda la noche! – Gritó con furia, y a la vez miedo. El castaño soltó una risa aún más amplia ante el comentario de su hermano, siempre solía darle demasiada importancia a cosas que no la tenían realmente. No era como si los dejara sin comer por una semana, o los obligara a dormir en la cucha de Den, de seguro les diría alguna que otra cosa y luego los mandaría a cambiarse de ropa para no enfermarse. Alphonse soltó una risa aún más fuerte sabiendo que, de seguro en ese momento, su hermano debería de estar imaginando a la abuela de Winry como si de un demonio se tratase. – ¡AHHH! ¿¡De que te estas riendo!? ¿¡Que no ves que vamos a morir!? – Dijo nuevamente mientras aumentaba el volumen de su voz, rascándose al mismo tiempo toda su cabellera rubia con molestia, sacudiendo gotas por doquier.

   -Tranquilo Nii-san, no va a pasar na-

   -¿¡COMO QUE ME TRANQUILIZE!? ¡¡La vieja nos va a matar por llegar tarde y mojados!! ¡¡Y no creo que esta lluvia vaya a terminar nunca!! – Las quejas del mayor se hubiesen escuchado alrededor de toda la zona si no fuese por el ruido de la lluvia que, como él estaba diciendo, comenzaba  a aumentar considerablemente, y no parecía que fuese a parar en varias horas.

   El menor, quien ya se había comenzado a cansar de las quejas de su hermano, soltó un gran suspiro al tiempo que sonreía, mientras escuchaba atentamente todas y cada una de sus quejas. Cuando sus oídos ya no lograron soportarlas, sumadas al ruido de la insistente lluvia, se acercó hacia el rubio sin que este lo notara realmente, pues estaba más concentrado en quejarse y seguir quejándose. Alphonse tomó con sus manos las mejillas del chico y depositó un pequeño beso sobre sus labios. Un suave roce, de no más de dos segundos, logró calmar por al menos un pequeñísimo momento las quejas de aquel chico rubio bajo el árbol. Edward, totalmente colorado de pies a cabeza, lleno de sorpresa y aquel sentimiento que le revolvía el estómago a cada segundo, que a pesar de ser extraño no le desagradaba para nada, solo se quedó allí, cerrando sus ojos con fuerza y al mismo tiempo, muy dentro de su ser, deseando firmemente que nunca terminase aquel contacto. Pero, lamentablemente el menor se separó, y las mejillas de aquel rubio se llenaron de color en cuanto observó la amplia sonrisa y aquel brillo tan precioso en los ojos de su pequeño hermano.

   -No va a pasar nada malo ¿De acuerdo? – Expresó entonces, aun sonriendo. Aquella sonrisa que para el mayor sería, en algún momento, la sonrisa que lo ayudase a seguir adelante, esa que solo su hermano menor podía articular, aquella que lo despertaba por las mañanas y lo acunaba por las noches. Edward, casi hipnotizado, solo asintió en silencio, mientras el menor reía con dulzura. Una dulce risa, tan dulce que parecía empalagosa, pero para él, para aquel niño de tan solo diez años llamado Edward Elric, le parecía el sonido más hermoso y angelical que ningún instrumento podría siquiera llegar a copiar. Ni siquiera, un querubín y sus delicadas cuerdas del arpa.

   -¡¡EDD!! ¡¡ALL!! – En cuanto el hermano mayor de los Elric comenzaba a perder de a poco su conexión con la realidad, la chillona voz de Winry lo sacó de su trance, obligándolo a caer nuevamente en la tierra y dejar todas aquellas analogías que creaba a cada segundo, su gran mente de futuro alquimista. -¡¿En dónde están!? ¡¡La abuela dice que se apresuren antes de que se vuelva a largaar!! – Edward entonces, cayó en cuenta de que la lluvia ya nos e encontraba a su alrededor, miró a su pequeño hermano, quien le observaba con su cabeza ladeada, aun sonriendo. Alphonse cerró sus ojos en arcos al notar que su hermano mayor había vuelto a la realidad y se giró para agitar en alto su mano mientras le gritaba a su amiga que se encontraban allí. La rubia, al verlos sanos y salvos, se dio vuelta nuevamente en dirección a la casa, advirtiéndoles que se apresuren.

   Esta vez, fue Alphonse quien tomó la mano de su hermano mayor, dulce, tierna y suavemente. Edward pudo sentir el calor que irradiaban no solo las manos del castaño, si no también e inevitablemente, sus propias y ahora, totalmente sonrojadas mejillas.

   -Vamos nii-san, que la abuela nos espera. – Expresó el menor sonriendo, y el rubio volvió a asentir como todo un tonto sonrojado, logrando otra hermosa risa por parte del chico de ojos pardos. Edward se sintió afortunadamente dichoso, pues en este momento, estaba siendo guiado por las manos más cálidas en toda la faz de la tierra. Para Edward, las manos de Alphonse eran tan suaves como las alas de un hermoso ángel, pues en su imaginación, las alas de los ángeles de seguro debían de tener la misma suavidad y calidez que las manos de su hermanito menor.

   Lo que Edward realmente no sabía, era lo que significarían aquellas manos para él en un futuro, las cuales dejarían de parecer las alas de un ángel, para convertirse en aquello que le devolvería la esperanza, que lo traería de nuevo a la tierra. Alphonse pasaría de parecer un ángel, a convertirse en uno realmente para él. Un hermoso y sensible ángel de cristal, que estaría siempre allí para sacarlo de cualquier hoyo de oscuridad, y lo llevaría hacia la luz, su propia luz, su propio cielo, aquel que ellos compartirían sin importarle realmente lo que cualquier otra persona o cosa pudiera opinar.

   Porque en su propio cielo, aquel en que ellos dos siempre se refugiarían, siempre sería su salvación, porque en ese lugar siempre estaría el otro a su lado. Porque Edward estaba convencido de que Alphonse le haría crecer unas alas y le enseñaría sin duda, a volar por aquel espacio, y ambos serian libres, no habrían ataduras, no habrían remordimientos, no existiría algo que los dañase, ya que sería solo de ellos.

   Porque si ellos dos no estaban juntos, ya no existiría nunca aquel sublime cielo.  

Notas finales:

Fin~ ¡Espero que te haya gustado Atelín!~ y si no te gustó, mil perdones :”c

Y muchísimas gracias a todos por leer, este proyecto la verdad pensaba hacerlo más adelante, pero lamentablemente ahora estoy trabajando hasta el día de los enamorados (14 de febrero, San Valentín, etc xd) asique no voy a poder actualizar Danke por unos días más, por ahora, les dejo estos para que se entretengan mientras tanto, porque no los quería dejar sin nada :”)

Gracias por todo, y nos vemos en el próximo~ 


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