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Can't Sleep por Lost Lake Girl

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Notas del fanfic:

¡Hey! Es la primera vez que publico en esta plataforma así que disculpenme si me he salido de lo establecido. 

 

Este es un AU (Universo Alterno) de Shingeki no Kyojin en el que Eren y Levi renacen en un mundo pacífico. Levi no tiene recuerdo alguno hasta el momento en que conoce a su pequeño vecino de 6 años, Eren Jaeger. 

 

Básicamente escribí este Fanfic originalmente como un One Shot Navideño, pero una vez publicado me entró el gusanito de escribirle algunas otras cositas más, así que digamos que ahora es una historia corta. De modo que espero que la disfruten.

 

¡AH! Casi lo olvido. Este FanFic está inspirado en una canción. Pueden encontrarla como Can't Sleep de Armchair Cynics.

 

Dedicatoria: a Levi Ackerman, por darnos la fuerza del soldado más fuerte de la humanidad, por hacernos sentir fuertes al luchar tantas batallas y por enseñarnos a seguir adelante sin arrepentimientos. Feliz cumpleaños, Capitán. ?

Notas del capitulo:

Voy a dar unas cuantas pequeñas advertencias antes de comenzar este capítulo. 


Eren tiene 6 años, lo que convierte esta historia en lo que podría decirse Shota, sin embargo y antes de que me denuncien (por favor bajen sus antorchas) no hay ninguna clase de interacción sexual entre él y Levi mientras es pequeño.


Eso es todo, pueden Leer.


 

"Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad.


Pero se les olvido mencionar...


que las pesadillas también son sueños."


Oscar Wilde


.


La historia empezaba como cada noche, repitiéndose eternamente sin descanso. Una explosión repentina, gritos de desesperación y terror infinito, la oscuridad de una noche sin estrellas, la sensación de la muerte justo detrás de su espalda, un bosque oscuro de árboles gigantescos, criaturas enormes asechando a cada instante y sangre, demasiada sangre.


Los gritos se intensificaban cada vez más, el olor óxido y salado de la sangre aumentaba a cada minuto y unos penetrantes ojos grises lo miraban con furia, desesperación y.... algo más. Algo tan intenso que le dolía en el pecho. Una voz grave, distorsionada por la angustia... gritaba su nombre.


.


Eren despertó sobresaltado, respirando con dificultad. Un sudor frío se resbalaba por su pálido rostro, adquiriendo un toque fantasmal al ser tocado por la luz de la luna, que se colaba a chorros por la ventana de su habitación. Lentamente intentó calmar su respiración, pero los hipidos entrecortados que salían de su garganta le impedían calmarse del todo. Pronto las lágrimas se asomaron por grandes sus ojos y rodaron gruesas por su tierna mejilla, sonrojada por el llanto, hasta su barbilla y más allá, descendiendo por el cuello hasta perderse en la camisa del pijama azul.


Estrujaba las limpias sábanas blancas con sus pequeñas manos mientras el llanto se incrementaba, sollozando. El recuerdo del sueño aun atormentaba su mente, no era un sueño que debiera tener un niño de seis años.


"Si no puedes dormir esta noche, dejaré la puerta abierta"


Abrió los ojos recordando la pequeña promesa que él le había susurrado suavemente, con su habitual voz grave extrañamente inexpresiva, pero dejando notar un leve tono de... ¿De qué? Eren no tenía idea, aún era demasiado joven para entenderlo; solo sabía que, en su momento, esas palabras lo habían hecho sentir aliviado y seguro. Protegido de las terribles imágenes que acosaban su infantil mente.


Bajó de un salto de la cama al frío suelo de madera, un escalofrío se hizo presente un segundo después de que sus pies llegaron a tocar el piso. Se talló los ojos con el dorso de la mano repetidas veces, pero las lágrimas se empeñaban en seguir fluyendo una tras otra.


-No llores- susurró bajito, regañándose, enojado consigo mismo. Tomó aire lentamente mientas del llanto no quedaban más que suaves hipidos que se iban apagando poco a poco y pequeñas lágrimas traviesas que limpió con la manga de su pijama.


Salió de su habitación cuidando sus pasos, procurando no hacer ruido para no despertar a sus padres. Probablemente habría caído, caminando por la acostumbrada oscuridad del pasillo, de no ser por los pequeños foquitos que adornaban un magnífico árbol navideño -que él mismo había ayudado a decorar- ayudando a iluminar su camino. Su mirada pasó fugazmente por los numerosos regalos que se encontraban bajo éste, el papel metálico de varios colores con el que estaban envueltos los paquetes tomaba un color hipnotizante conforme las luces navideñas titilaban dándole un bonito aire caleidoscópico a los moños y envolturas.


Pero Eren no se detuvo a curiosear lo que Santa Claus le había regalado ese año, siguió su camino hasta la puerta del departamento y lentamente la abrió con un crujido suave.


Su pequeña cabeza se llenó de dudas el contemplar la puerta justo frente a la suya, al otro lado del pasillo a oscuras. Le asustaba que al despertar al dueño del departamento frente al suyo, este pudiera enojarse por la hora a la que el niño invadía su morada.


Tomó una bocanada de aire inflando sus mejillas para llenarse de valor, convenciendose a sí mismo y giró la perilla de la puerta que, efectivamente, se encontraba abierta. Empujó lentamente escuchando el quejido que soltó la bisagra y asomó su cabeza por la pequeña abertura un poco intimidado; mirando en el interior del enorme dúplex pudo divisar la chimenea encendida, mientras un fuego naranja bailaba haciendo chasquear la madera tranquilamente, inundando la habitación de un calor agradable y haciendo figuras en las blancas paredes con un resplandor anaranjado que lo tranquilizaba.


Nunca había estado en ese lugar tan entrada la noche.


Se adentró por completo en la habitación y cerró con cuidado la puerta tras de sí. La decoración navideña en el departamento era nula, Eren siempre había querido pasar una mañana decorando el espacioso lugar con luces en serie, esferas de vidrio y pequeñas campanas doradas.


Sus pies descalzos se deslizaron lentamente por el perfectamente pulido suelo de madera. Pasando por el living de puntitas, subió las escaleras deslizando su mano por la blanca pared. Cruzó el oscuro pasillo velozmente, haciendo resonar sus pequeñas pisadas en el piso de madera, plantándose finalmente ante la blanca puerta entreabierta de la habitación.


Empujó suavemente la madera, lo suficiente como para poder pasar. Una de las paredes laterales estaba parcialmente cubierta por un ventanal grande que daba paso a un pequeño balcón por el que entraba el pálido resplandor del astro nocturno, bañando con su luz blanca la gigantesca cama e iluminando a su vez al hombre que dormía en ella.


Su vecino, Levi Ackerman.


Caminó con cuidado hasta un lado de la cama, el hombre que dormía profundamente le daba la espalda, respirando pausadamente con tanta tranquilidad que Eren pensó, sería una gran pena el despertarle. Y sin embargo...


-Levi -la dulce voz del niño, se deslizó como susurro tímido.


El nombrado se giró sobre la cama lentamente, haciendo crujir las sábanas, clavando sus cansados ojos grises en él. Apoyó su cabeza en un brazo con pereza, recorriendo con la mirada al pequeño frente a él.


Reparó en los ojos inchados, la nariz roja, el precioso cabello castaño revuelto y la suave piel canela claro de su rostro surcada por los caminos que habían dejado sus lágrimas ahora secas. Comprendió la situación de inmediato y se pasó una mano por el flequillo negro, peinandolo hacia atrás.


-¿Otra pesadilla?


La voz ronca del azabache le dio un pequeño escalofrío al infante al tiempo que asentía con la cabeza. Levi suspiró para después abrir las sábanas e invitarlo a entrar en ellas con un gesto de cabeza. Eren sintió como su tierno rostro tomo un suave tono rosado y bajó la mirada ocultando su preciosos ojos brillantes entre su desordenado cabello castaño. En verdad no creía que su vecino fuera a invitarlo a dormir ahí, y sin embargo, se apresuró a subir a la cama -con un poco de dificultad debido a su altura- y se acurrucó entre las sabanas calientitas, escondiendo el ligero rubor de sus mejillas en la mullida almohada del azabache.


Escuchó nuevamente en suspiro suave deslizarse lentamente de entre los labios del ojiplata, seguidamente sintió los fuertes brazos del mayor envolviendo lentamente hasta dejarlo hundido en su pecho. Eren abrazó con fuerza la almohada a la que se sostenía, aún sin mirar a su vecino.


-¿Qué ha pasado ésta vez? - Le preguntó con su habitual voz neutra, tranquilizadora, aún adormilada y ronca, ocultando a la perfección la preocupación que lo embargaba.


La respuesta de Eren tardó en llegar, continuó aferrándose por un rato a la almohada, recordando el horrible sueño que le acechaba, intentando despejar su mente aspirando el aroma fresco y suave de Levi de la blanda superficie en la que enterraba su tierno rostro. Con lentitud ladeó ligeramente la cara, aún sin despegarla del blando refugio que se había formado y miró de reojo al hombre que lo estrechaba contra su cuerpo, siempre estoico y atrayente como un imán. Los ojos plata del pelinegro lo recorrían con la mirada, sus finas cejas negras se fruncían con preocupación, intentando transmitirle tranquilidad al castaño, esperando pacientemente por su respuesta.


-Y-yo...- la voz del pequeño tembló un poco al recordar su pesadilla y sus hermosos ojos alejandrita comenzaron a llenarse lentamente de cristalinas lágrimas que los hacían resplandecer con tristeza. El azabache sintió su pecho estrujarse dolorosamente ante esa simple imagen, hermosa y melancólica como lo era en ese momento el pequeño castaño entre sus brazos.


-Hey, no tienes que hablar si no quieres- lo tranquilizó el azabache. No quería obligar al niño a revivir el momento nuevamente.


Por fin, Eren soltó la almohada a la que se había aferrado como a un salvavidas y se aferró al pecho de Levi comenzando a sollozar suavemente. Humedeciendo la banca camisa del pelinegro con sus saladas lágrimas. Éste solo suspiro permitiéndole llorar tendido en su pecho.


-Y-yo... Era-a un monstruo- gimió por fin el castaño entre hipidos suaves, Levi se tensó ante estas palabras, apretando el abrazo que ejercía sobre el pequeño castaño contra su cuerpo, queriendo convencerle -y convencerse a sí mismo en el proceso- de que no era de esa forma, que entre sus brazos solo había un tierno niño llorando amargamente por los restos de una pesadilla. Solo un tierno niño y nada más.


Dejó que Eren llorara entre sus brazos, enterrado en su cama, bajo sus sábanas, sollozando suave contra su pecho. Ese mocoso llorón y terriblemente hermoso se encontraba entre sus fuertes brazos. Encerrando entre la jaula que estos formaban a su alrededor sin querer soltarlo nunca, sientiendo las pequeñas manos del infante aferrarse a su camisa.


Cuando el llanto de Eren disminuyó hasta convertirse en suaves jadeos y uno que otro pequeño hipido, Levi lo apartó ligeramente de su cuerpo, lo suficiente para poder enfocar en la oscuridad de su habitación los hermosos ojos verdes con pinceladas de dorado brillante a la luz de la luna, manteniendo al niño en el reconfortante agarre que habían formado.


-Escúchame bien, mocoso.- La mirada de Levi era penetrante y decidida, mientras que su voz destilaba un autoridad asombrosa, pero mantenía la calma imperturbable que lo caracterizaba, Eren lo miro atentamente, acatando la orden del mayor.- Tú no eres ningún monstruo.- Recalcó cada palabra con lentitud, dejándo que se deslizara por su lengua como una verdad irrefutable, el tono grave de su voz no daba lugar a réplicas.


El pequeño bajó la mirada sonrojado, la mirada penetrante del mayor deshizo suavemente el nudo de su garganta, mandando un estremecimiento a su cuerpo. Creyendo que el pequeño tendría frío, Levi lo tomó de la nuca e hizo que la pequeña cabeza de Eren descansará en el hueco entre su hombro y cuello, olisqueando el dulce aroma del castaño mientras enterraba su nariz en la increíblemente suave maraña de cabello chocolate.


Un escalofrío placentero recorrió ambos cuerpos, esparciendo una sensación cálida por sus venas, alcanzando cada rincón de su cuerpo con el rítmico bombeo de sus corazones, latiendo al unisono con tranquilidad, casi con vergüenza de sentir el cadencioso ritmo del contrario contra su propio pecho. Era una sensación exquisita, la forma en que sus cuerpos buscaban más cercanía mientras, lentamente, se deslizaban en los brazos del otro, dejándose acoger por el sueño.


Con un efímero rastro de lucidez en su cuerpo, Levi fue plenamente consciente de lo reconfortante que era tener a ese mocoso en brazos, sintiendo un agradable calor emanar de él, protegiéndolo con su cuerpo del mal sueño y pidiéndole silenciosamente que cuidase a su vez de sus propias pesadillas, sangrientas pesadillas de una olvidada guerra, envueltas por la fina telaraña de la melancolía, pasión y ternura que tendría un tipo de amor iniciado hace dos mil años atrás.


.

Notas finales:

¡Hey! Si llegaste hasta aquí, espero que te haya gustado. 

En este primer capítulo podemos apreciar que Levi tiene sus recuerdos, mientras que el pequeño Eren de 6 años cree que todo son simples sueños. Levi no le dice lo que realmente significan porque cree que Eren puede no llegar a recuperar sus recuerdos, al menos no por completo y prefiere que sea así para que no sufra nuevamente por todas aquellas muertes, por esto intenta convencerlo de que solo son malos sueños. 

También se habrán dado cuenta de que Levi aún siente algo por Eren, ese amor del pasado sigue ahí, solo esperando el momento justo para despertar, aunque claro que Eren es muy pequeño aún para entender del todo qué siente. 

Espero que les haya gustado y me dejen un lindo review. 

Les ha hablado Wollkat y les deseo buenas noches.


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