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Los padres de mi kaichou por lauritachan

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Notas del fanfic:

Este two shot tambien esta disponible en otras plataformas. Puede contener menciones de mpreg.

Notas del capitulo:

Hola, queridas lectoras amantes del yaoi. Despues de un tiempo ausente he decidido escribir esta pequeña y breve historia. Espero les encante tal y como a mi me encantò

Se había despertado más temprano que de costumbre aquella mañana cálida, no había nubes en el cielo y el sol brillaba como nunca antes lo había hecho... o al menos eso creía el joven de cabellos rubios mientras contemplaba la vista desde la comodidad de su cama.

Mas tarde desayunó algunas galletas caseras que su madre había preparado con un poco de leche endulzada con miel y se limitó a escapar de su molesta familia para evitar las preguntas indiscretas sobre sus planes. Salió de su casa vistiendo ropa fresca y un sueter amarillo pastel mientras que en su mente podía escuchar a sus hermanas molestas comentando sobre su paradero y si se encontraría con alguna chica linda, seguidas de sus risas y comentarios acerca de, en palabras de aquellas mujeres, su aspecto parecido a una preciosa muñeca de porcelana.

Arrugó la nariz en señal de molestia, tratando de disipar su mente mientras se dirigía a su destino. El sitio donde el y su sempai se encontrarían se ubicaba a 20 minutos de donde el vivía, por lo que ir de pie parecía una buena idea... Quería disfrutar del buen tiempo, aun si debía pensar en su situación diaria con ese trío de mujeres que decían llamarse su familia. 

El clima era realmente agradable, el suave viento soplaba haciendo volar las hojas de los arboles que estaban alrededor, podía escuchar las ramas de estos crujir y a lo lejos el sonido de los automoviles en marcha. Parecía que no había mucha gente en ese parque el día de hoy, y si Ryou lo pensaba un poco podría ser un escenario perfecto como el de esas novelas romanticas que sus hermanas mayores solían ver por televisión... Aquellas en donde la chica tímida espera bajo un arból insegura de si el llegará o la dejará plantada.

Odiaba admitirlo pero él se empezaba a sentir así de inseguro en esos momentos. No porque el kaichou le fuera a dejar plantado, pues sabía de buena fé cuan comprometido podía ser cuando se lo proponía. Estaba mas preocupado por él mismo y su aspecto y puntualidad.

-"¿habré llegado muy pronto?", "¿que tal si llueve?", "debi haber traido un regalo para sus padres", "¿y si no le agrado a sus padres?"-

En definitiva su mente era un caos en ese momento, y fue aun peor al darse cuenta que se comparaba con una adolescente en su primera cita...

-¡¿En que demonios estoy pensando?!- murmuró angustiado al haber pensado en su nombre, el de su sempai, y la palabra cita en la misma oración.

-Nishimiya- la voz grave de su sempai le habia sacado de sus pensamientos antes de que su cerebro imaginara algo mas comprometedor y terminara por volverlo loco.

Le saludó el de cabellos negros, acercandose a él con una suave y amigable sonrisa.

El aludido volteo a verle y lo miro ahi, a unos pasos de distancia, observandole con esos ojos verde oliva, expectante de que contestara su llamado.

-Sempai...- Ryou se volteo por completo saludándole lo mas casual que se le pudo ocurrir, aun estaba alterado por el espectaculo que hubo en su mente hace unos segundos.

-¿Nos vamos?- sonrió luego de un momento de silencio, propiciandole la confianza que en ese momento, Ryou necesitaba.

Ryou sintió sus mejillas ardiendo, e imaginó que estaban mas rosas que cuando se percató de la presencia. Entonces solo asintió y se limito a seguir a Seichirou.

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No se si estuvo distraido durante todo el viaje o si este habia sido corto, pero en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraban frente a frente en el hogar donde la familia Minamoto habitaba. 

-Woah- atinó a decir mientras admiraba la estructura de aquella vieja casona, era una casa bastante tradicional, demasiado japonesa comparandola con en sitio donde el vivía que tenía un estilo mas occidental, incluso podría jurar que era una construccion bastante antigua.

Seichiro le miraba de reojo, sonriendo ante la incredulidad del muchacho de cabellos rubios, adorabla verlo asi.

-no es la gran cosa realmente- comentó de forma casual, seguramente siendo modesto.

-¡Claro que lo es!- la voz del mas bajo sonó emocionada, como la de un niño que ha descubierto algo nuevo -digo... me resulta interesante- al darse cuenta de aquello bajó el tono de su voz, algo avergonzado, pero en sus ojos lilas se podía apreciar el brillo que delataba su fascinación.

El joven de cabellos negros por su parte solo se encogio de hombros lanzando al aire una suave risa.

-Además...- Nishimiya giró su cabeza y con una sonrisa grande bromeó -... parece la casa que tendría algun jefe de los Yakuza, tal vez un ninja...-

El de ojos verdes cambio un poco su expresión a una mas neutra, y esbozó una sonrisa de lado como respuesta.

-Deberíamos entrar- cambió el tema de pronto, abrió el portón e invitó a Ryou a entrar primero.

-eh... uh, claro- el rubio asintió, un poco confundido por el repentino cambio en su superior, pero decidió no darle demasiada importancia, después de todo... solo sería una tarde en la casa de Minamoto-sempai

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El ambiente que se vivía en la casa era bastante tranquilo, se escuchaba el ruído de la naturaleza, el crujir de las hojas, las aves cantar, el golpeteo de la fuente de bambú junto con la caída del agua... Era tan pacífico que se sentía algo extraño.

-Ya llegamos- el joven de cabellos negros anunció luego de haberse quitado los zapatos y haber abierto la puerta corrediza que daba al salón principal.

Ryou iba tras él, admirando cada una de las decoraciones que ahí se encontraban.

La casa de su sempai era muy diferente por dentro de lo que era por fuera: había un tatami bastante grande en el centro de la sala, frente a este se podía ver una tv de plasma sujeta a la pared y bajo esta un mueble con una colección de cds y dvds apilados en orden. El comedor también era bastante amplio, con sillas altas y una mesa rectangular decorada con flores frescas seguramente del jardín y un camino de mesa de color azul; al lado, cerca de la cocina había una pequeña barra que dividía la habitación con un par de copas y vasos de cristas acomodados y limpios, listos para usarse en cualquier momento.

-"Es mas occidental de lo que pensé"- se dijo asi mismo mientras seguía inspeccionando con detenimiento.

-¿Sorprendido?- dijo divertido el muchacho mas alto, viendo como su invitado se movía por la habitación, en dirección al mueble con los cds.

-no pensé que fuera asi por dentro...- habló sincero mientras se arrodillaba para ver mas de cerca la superficie del mueble.

Fue entonces que se percató de algunas fotos sujetas en marcos que no había visto cuando entraron a la casa.
Pudo percatarse que muchas de estas eran fotografías de su kaichou tomadas desde que era un niño, como una cronología de su vida. 
Suspiró con una mueca de resignación al ver cada una de esas imagenes, en todas aparecía el iconico perrito blanco con ojos azules de aspecto suavecito que a  Seiichiro le gustaba; el rubio solo movió la cabeza de lado a lado como respuesta hasta que se percató de una foto que era diferente a las demás.

Tomó entre sus manos el marco con la imagen, era una foto de un hombre posando cerca de una avioneta en alguna pista de aterrizaje.

Tenía marcas de dobleces y arrugas, lucía borrosa y el rostro del hombre ya no podía distinguirse bien.

-¿El es tu padre?- preguntó curioso Ryou, acercando a su rostro el marco y entrecerrando sus ojos para intentar ver la cara del hombre

-Asi es- confirmó el joven Minamoto con una sonrisa y luego continuó explicando.

-esa forografía es de cuando era piloto en la fuerza aeréa-

-¿Enserio? ¡Eso es genial!- Ryou quería gritar de la emoción. La idea de estar en la milícia representaba tantas cosas para él, un simple joven atrapado con 3 molestas mujeres que lo trataban como su muñeca.

-¿Podrias contarme mas sobre el?- insistió señalando la fotografía con una actitud que se parecía mas a la del molesto Yuu que la suya

-De acuerdo, de acuerdo- Seiichiro reía divertido por ver al menor felíz y empezó a contar un poco sobre su padre.

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-¿E... enserio?- estaba incrédulo, casi sin habla por todo lo que había escuchado.

Ambos estaban sentados en el suelo con las piernas cruzadas y algunas fotografías regadas a su alrededor.

El padre de su kaichou había sido piloto en estados unidos cuando tenía unos 20 años y poco después ayudó durante un incidente en un pueblo pequeño donde todo se salió de control.

-... unos 20 años antes de mudarse a Japón estuvo en una organización anti terrorismo como capitán de un pelotón de soldados...- contaba el joven muchacho a su kouhai, este solo asentía completamente cautivado por la historia.

-¡Tu padre debe ser la persona mas genial del mundo!- exclamó cual niño pequeño

-si... el es todo para mi y para mi madre- asintió aun sonriendo para despues seguir con la conversación

Ryou se sintió algo avergonzado, estaba maravillado por la vida del padre de su sempai pero había olvidado por completo preguntar sobre su mamá.

-¿Como es tu madre?- preguntó el adolescente de ojos lilas entonces, curioso acerca de la mujer -seguramente es una persona igual de increíble-

-claro que lo es- Seichiro se inclinó un poco y señaló lo que parecía ser un viejo album de fotos que el menor no había visto antes.

-¿te gustaria ver una foto de cuando el era joven?- ofreció Seichiro al ver aquellos ojos lila brillando de la emoción.

-Me encanta...- se detuvo en seco

-"el"- esa palabra resonaba en su mente... no sabía si había escuchado bien asi que iba a pedir que repitiera la pregunta.

-Seichirou, ¿ya estas en casa? esta listo el almuerzo- una voz masculina pero suave interrumpió de pronto haciendo que ambos adolescentes giraran sus rostros hacía el sitio de donde había surgido.

Y de la cocina, salió un hombre joven de aproximadamente unos 30 años.

Ryou le miró de pies a cabeza, sorprendido por la repentina aparición de aquel individuo.

Era de contextura delgada pero tenía buena musculatura, apuesto, de cabellos color miel y ojos verdes como las aceitunas, identicos a los ojos de su kaichou. Usaba una playera verde militar de manga larga con un nudo en la manga izquierda; parecía que había sufrido un accidente que le hizo perder el brazo y le había dejado cicatricez en el rostro.

Llevaba un delantal con un pequeño cinamorol dibujado enmedio, seguramente regalo de su hijo. En su único brazo cargaba una bandeja con algunos emparedados recien hechos.

-¡Madre! Pensé que no estabas en casa, no habias contestado mi saludo- habló feliz el joven de cabellos negros, poniendose de pie dirigiendose hacia el hombre joven para ayudarle.

-Disculpa Sei... estaba ocupado preparando el almuerzo- habló el mayor pasandole el plato.

Ryou miraba desde la sala aquella curiosa escena, petrificado y en shock por lo que acababa de descubrir.

-¡¿Madre?!- el rubio preguntó en un susurro, con voz temblorosa.

El hombre se percató entonces de la presencia del invitado de su hijo y le dedicó una gentil sonrisa.

-Sei... ¿no vas a presentarnos?- preguntó al muchacho.

Seiichiro asintió y guió al hombre hacia la sala al notar que su amigo estaba en shock.

-El es Ryou, un amigo del instituto- habló con cortesía y después de una breve pausa en donde el menor no dijo nada prosiguió.

-Nishimiya... el es mi madre-

Notas finales:

Tal vez algunas ya sabrán a donde va esto xD, dejé pistas muy obvias.

¿Vivirá el rubio para conocer al padre de Seichiro? ¿Las cosas podrian ser mas raras? 
Descubranlo en el siguiente capitulo.

 

por cierto, esta historia esta disponible en otras plataforma.


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