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El otro por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

hola!!!! Este es un nuevo fanfic en el que he estado trabajando, espero que les guste. 

Naruto es de Masashi Kishimoto

Another es de yukito Ayatsuji

Notas del capitulo:

Hola!!! Espero que les guste este fanfic, se me ocurrió cuando estaba viendo another al mismo tiempo que escribía mis fanfics. espero que les guste.

“¿Has escuchado acerca de lo que pasa en esa clase?” murmuraban los alumnos de primer año mientras avanzaban por los pasillos. Esos sonidos se hacían más comunes conforme él se acercaba a la clase de tercer año que le tocaba. Era un nuevo estudiante… sí, un nuevo estudiante, no sólo en la escuela sino que en la ciudad. Hace poco sus padres recibieron una oferta de trabajo que no pudieron rechazar en esa pequeña ciudad, pero… eso no era lo que realmente importaba. No a él.

“Parece que me tendré que revisar yo mismo” se dijo, golpeándose la frente. Shizen Sanada bajó el celular, donde tenía la ventana del whatsapp abierta. Él tenía sus razones para haber venido a esta pequeña aldea. Quizás no eran las correctas, más… era algo que tenía que hacer para cerrar un episodio muy importante de su vida. Una que deseaba dejar atrás.

“Hola, ¿Cómo has pasado el verano?” a su alrededor todos se saludaban como viejos amigos. Era lo que odiaba de ciudades como aquella, todos se conocían entre ellos. Aunque… bueno, no importaba. “Hey, es el nuevo”

“Es la primera vez que lo veo” sólo decían lo obvio. El chico paseó la vista por la clase, inmediatamente notando algo extraño. Entre las personas ahí reunidas había una que casi no se dejaba ver por nadie, sentada en su silla del fondo. A diferencia de las demás, esta era vieja, muy vieja. Iba a hablarle cuando alguien más se le puso en frente. A diferencia de los demás, que hablaban de él como si fuera una curiosidad, su expresión era de genuina amabilidad.

“¡Hola!” el chico era demasiado entusiasta para su propio bien, eso era obvio. “Soy Hashirama Senju, mucho gusto” le puso al frente a otro estudiante, que al parecer se esforzaba por ser tan amable como él. “Él es Madara Uchiha”

“Un… un gusto” respondió, repentinamente sintiéndose tímido. No había venido a esta ciudad para hacer amigos, justo al contrario. Odiaba este sitio y el maldito trabajo que sus padres aceptaron ahí. Además… “Yo… ¿conocen algún hospital por aquí cerca?”

“¿Hospital?” preguntó el moreno, ladeando un poco la cabeza. “Sólo hay uno en la ciudad y está un poco lejos de la escuela… más si quieres te podemos llevar” de repente se preocupó. “¿Estás enfermo?”

“No, es que… tengo una pregunta y sólo ahí encontraré la respuesta” dijo enigmáticamente. En ese momento se fijó en unas personas al fondo de la clase, que lo miraban de una forma extraña. Entre ellos estaba una pelirroja cuya expresión no le gustaba para nada. “¿Y a ellos qué les pasa?”

“¿Qué…? Ahhhh, ellos” se puso un poco incómodo. “Son el grupo de contramedidas” Shizen levantó la cabeza sin entender. “Sólo no te metas con ellos, te puede ir muy mal si lo haces. Además refuerzan las reglas de la clase… es para seguridad de todos” se sentó al frente. “No tienes que entender, sólo obedece” se acercó un poco más. “Cuando termine el año te lo contaré, solo que… no ahora.”

“Como digas” se encogió de hombros. Por un momento captó por su vista periférica que el chico al fondo del salón se paró de su escritorio, caminó hacia la puerta y salió sin que nadie reparara en su presencia. En medio de eso se le calló un papel. Este se quedó en el piso, ningún otro chico lo recogió. Esto le pareció sumamente extraño, era casi como si no estuviera ahí para el resto de la clase.

“Alumnos, todos a sus carpetas” el profesor llegó en ese momento, trayendo sus libros en la mano. Su clase entera lo obedeció, todos menos el chico fantasma. Él no regresó hasta bien entrada la hora, pero el maestro no lo regañó. De hecho, ni siquiera volteó cuando entró en la habitación.

“¿No se ha dado cuenta de que alguien está entrando?”

“Presta atención” Hashirama le susurró, escribiendo furiosamente en su cuaderno. Seguro que no quería problemas, tendría que soportar al sensei incluso en su casa. Senju-sensei… pobre de su nuevo amigo.

“¿Es tu pariente o algo así?”

“Que prestes atención” siguió el moreno, escribiendo furiosamente. Finalmente la clase terminó y todos salieron del cuarto para el salón de arte. El profesor de la asignatura tenía el pelo negro, los ojos también. Les daba críticas constructivas a muchos alumnos, incluidos unos tan terribles como la chica del pelo rojo. En medio de todo eso el chico fantasma se movió, saliendo al parque con su block. Y nadie lo regañó. “¿A dónde vas?”

“Al baño” respondió el joven, saliendo detrás de su compañero. Esto se hacía cada vez más interesante, debía saber lo que estaba pasando. ¿Por qué sólo él podía verlo? ¿O quizás era ignorado a propósito por sus compañeros? Lo encontró en el patio frente a un gran árbol, haciendo un bosquejo del mismo. “Vaya que eres fácil de encontrar”

“Sólo si quiero” respondió, continuando con su trabajo. “Dime… ¿está bien que exista para ti? ¿no te importa?”

“¿Debería? Existes, eres mi compañero” el otro siguió mirándolo extraño. “Mira, si te hacen bullying entonces dile a un profesor, no tienes por qué decir algo así como que…”

“Ahhh, vaya, no sabes” comentó el peliplateado, dejando de lado sus lápices. “Uno pensaría que alguien en la clase te hubiera puesto al corriente… o que al menos el grupo de contramedidas interviniera antes de que pudieras tener contacto conmigo” el pelinegro continuaba sin entender. “Bueno, supongo que después de todo no importa. Ya había comenzado de todas maneras.”

“¿Qué había comenzado?”

“Ya lo verás, será muy interesante de ver” se levantó del asiento. “Soy Hatake Sakumo, por cierto. No dejes que te vean hablando conmigo o sabrás…” se acercó “lo que es ser como yo.”

“Hatake-san…”

“Ya ha comenzado, sólo recuerda eso. No vayas a creer después que es culpa tuya” cerró su libro, caminando hacia la escuela. Los ojos de Shizen lo siguieron. Iba a seguirlo, pero su teléfono sonó en su bolsillo. Era extraño, nadie más que sus padres tenía su teléfono… oh, no. Ya lo recordaba. Se lo había dado a Hashirama antes de que comenzara la hora. Contestó con mala cara.

“¡¿Qué se supone que estás haciendo?!” la voz del Senju sonaba apremiante. “¡Estás rompiendo las reglas de la clase al hablar con algo que no existe! ¡Si se dan cuenta el grupo de contramedidas te va a echar la bronca por ponernos a todos en peligro! ¡Regresa de una vez y haz como si nunca lo hubieras hecho!”

“Es que no entiendo… ¿Por qué tenemos que hacer como si ese chico no existiera? Si lo consideran divertido eso es…”

“Ya te lo he dicho, te lo explicaré cuando nos graduemos” el moreno parecía nervioso de repente, quizás porque el profesor estaba cerca mientras hablaba por su celular. “Por ahora tienes que mantener la fiesta en paz o nos veremos en serios problemas.”

“Está bien, ya voy” el estudiante se guardó el celular en el bolsillo y fue al salón. Ahí se encontró con el misterioso Sakumo, terminando su dibujo. Ni siquiera el profesor lo molestaba, era como si él también lo ignorara. Durante un momento pensó en preguntarle a Hashirama lo que estaba pasando aquí, pero sabía que no se lo diría. Entonces se decidió por su otro amigo, Madara, y susurró. “¿Qué le hacen a Sakumo?”

“Nada que se pueda evitar” respondió el Uchiha, también nervioso. “Mira… simplemente no te acerques a él, ¿está bien? Te lo explicaremos todo en la graduación, ya te lo ha dicho Hashi-kun” clavó la vista un segundo en el grupo de contramedidas. “Es lo mejor. Además la alternativa es… es…”

“¿Qué demonios es?”

“No quieres saberlo” él bajó la cabeza, centrándose de nuevo en su trabajo. Todavía no podía olvidar lo que le habían dicho en el patio, que sea lo que sea ya había comenzado y que no era su culpa. ¿A qué se supone que se refería? No tuvo mucho tiempo para pensar, ya que en ese momento se le acercó un miembro del grupo que causaba tanto temor entre sus compañeros. La chica pelirroja, cuyo gancho sujetaba el pelo lejos de su cara.

“Hola, creo que no nos han presentado, dattebane” ella le extendió una mano, estrechándola fuertemente. Parecía un poco decepcionada, aunque no por más de dos minutos. “Soy Kushina Uzumaki. Si tienes alguna pregunta, no dudes en venir a mí. Con gusto te atenderé… siempre y cuando cumplas con las reglas de la clase.”

“¿Cuáles se supone que son las dichosas reglas?” la muchacha no hizo ningún gesto, sólo levantó tres dedos frente a su cara.

“La primera es siempre hacer caso a las reglas de la clase” ella comenzó, bajando el primer dedo. “La segunda es recordar que son para protección de todos. Esta clase es especial, tiene unas circunstancias particulares y… se puede decir que cosas malas han pasado por no querer seguir las normas” bajó el segundo dedo. “La tercera es ayudarnos los unos a los otros, sobre todo cuando… eso ocurre.”

“¿Te refieres a las circunstancias especiales de la clase?” él preguntó, dejando sus lápices. “¿Qué son esas cosas malas que nos pueden pasar si no las seguimos?”

“Bueno… dattebane” Kushina parecía tan renuente a hablar de eso como Hashirama. “¿Tus amigos han accedido a decírtelas después de la graduación?” él asintió. “Pues bien, espera hasta ese momento. Si no… entonces tendrás que cargar con el peso de las consecuencias.” Le agarró las manos. “Fue un gusto conocerte”

“Sí… yo también lo pienso” él la vio un poco extrañado. No sabía lo que había sido eso, pero escuchó al grupo de contramedidas… ¿contramedidas contra qué? Cuchichear a sus espaldas. Sobre todo a un chico rubio de ojos azules que le dedicaba una mirada algo sospechosa. No lo conocía, ¿Por qué se comportaba así?

“¿Es él?” preguntó con la voz baja. “Kushina-chan…”

“Calma, Minato-kun, no es él” la pelirroja flexionó las manos, como reflexionando sobre algo. “Sus manos no estaban frías… además no es uno de los nuestros, viene desde Tokio” ella se sentó. “Tienes que ser uno de los nuestros para que se te apliquen las circunstancias especiales.”

“¿Estás segura?” le lanzó otra mirada extraña, acercándose. “Oye, chico nuevo. Si quieres unirte a un club, soy el presidente del club de atletismo, Namikaze Minato. ¿Veo a un futuro atleta en potencia?”

“Lo siento, soy muy lento. No les serviría para nada” comentó el susodicho, tomando de nuevo el carboncillo. Dibujó una nube antes de continuar. “¿Querías algo?”

“Sí, quería saber la razón por la que te mudaste aquí. Es que no suele venir gente de la gran ciudad” trató de mostrarse amistoso el joven. “Pues bien, ¿acaso tienes familia aquí? ¿Naciste en un sitio cercano?”

“Yo… nací aquí” un ceño vino rápidamente a la cara del rubio cuando le contó la verdad. “Fui puesto en adopción inmediatamente y no he vuelto hasta ahora.”

“¿Ahhh, no?” el Namikaze levantó una ceja. “Eso explica por qué no lo sabes. Las circunstancias especiales de esta clase son un secreto a voces en esta ciudad. Cualquiera que haya nacido aquí las conoce.”

“¿Cuáles son las circunstancias especiales?”

“Las conocerás… pronto” Minato se marchó, sacudiendo la mano. Su grupo seguía ahí, aunque ya no eran tan sospechosos como antes. Shizen suspiró, deseando haberle hecho caso a Hashirama desde antes. Así quizás hubiera evitado una confrontación con el extraño grupo de contramedidas.

-Más tarde-

“Este es el hospital” le señaló Madara, habiendo corregido el curso de su mejor amigo antes de que este los sacara del pueblo en su intento por llegar al centro de salud. “Si quieres nos podemos quedar contigo, no tenemos por qué regresar a casa tan…”

“No, está bien, ya lo hago yo. Sé cómo llegar desde aquí a mi casa” se despidió de ambas, yendo hacia el interior. No lo supo en ese momento, más Minato lo estaba observando. Su padrino Jiraiya estaba internado en ese momento, habiendo sufrido un accidente. Era afortunado… o algo había tenido que ver la mano del rubio en evitar la calamidad. Entró en el cuarto del novelista cerrando la puerta detrás de sí.

“Me tuviste preocupado” comentó, sentándose al lado de la cama del peliblanco, que le dedicó una sonrisa traviesa. “No es broma, maldito viejo.”

“Claro que no, es que siempre olvidas que en mis tiempos yo también sobreviví a mi propia calamidad de la clase tres. Yo, tu madre y Orochimaru… fuimos un grupo de contramedidas un poco impar, pero lo hicimos bien considerando las circunstancias” estiró una mano hacia él. “¿Qué querías preguntar?”

“¿Cómo la detuvieron? Fue el único año que…”

“Ahh, ahh, no fue el único año, ya había pasado antes y otros preguntaron. Sólo me tropecé con la investigación de otro, logrando hallar la respuesta.”

“¿Quiénes?” el capitán del equipo de atletismo preguntó, ansioso por saber la respuesta. No le gustaba en lo absoluto la situación, si las precauciones fallaban como en otros años podía perder a Kushina, sin mencionar a todos los demás.

“Ellos no alcanzaron a detenerla, murieron en las calamidades… pero estuvieron cerca” Jiraiya le hizo una seña para que acercara. “Recupera el equilibrio, niño. Manda a los muertos con la muerte y los salvarás a todos. Es así de simple… más ten cuidado. Si te equivocas tendrás sangre en tus manos y eso no se evita tan fácilmente.”

“No lo haré” le apretó la mano. Tenía una idea aproximada sobre quién podía ser el muerto, más debía estar seguro antes de poner su plan en acción. Ahora, si se equivocaba… ¿Cómo podía averiguar quién era el verdadero muerto? Su mente se llenaba de preguntas. Al salir del cuarto vio al chico nuevo pasar de nuevo por ahí, esta vez con un papel en las manos. Parecía decepcionado, muy decepcionado. ¿Acaso había encontrado algo que no debía? Quizás… debería seguirlo.

-En otra parte-

“Menudo chico ese Shizen, hablando con el inexistente de esa manera” Hashirama comentó, estirando los brazos por encima de su cabeza. “Me pregunto qué lo habrá traído desde Tokio hasta acá justamente este año.”

“¿Realmente tienes que preguntarlo?” Madara se detuvo por un momento. “Shizen… qué bonito nombre. Lo apruebo… es el indicado” sonrió por lo bajo. Luego suspiró, cambiando de tema. “¿Tienes que hablar así? Sabes bien que quien no debería existir en este mundo no es Sakumo Hatake.”

“Cierto” bajó la mirada al piso antes de tenderle una mano. “Pero… no puedo más que alegrarme de que él sea el inexistente. Aunque traiga mucho pesar, la calamidad…”

“Para, es en serio” siguieron caminando, cruzándose precisamente con el joven inexistente. El chico no levantó la mirada, ambos lo ignoraron como decían las reglas de la clase. Sakumo continuó su camino, desapareciendo en un comercio con pinta de antiguo. “Quizás deberíamos hablar en un sitio más tranquilo.”

“Eso me gustaría” entraron en un café, donde ordenaron la bebida especial. Los dos tomaron con calma, con el pelinegro estirando la mano para que el moreno pudiera tocarla. “¿Has visto algún indicio de que la calamidad nos haya azotado?”

“Hasta ahora nadie ha muerto” aseguró Hashirama. “He escuchado acerca de un par de cosas acerca de accidentes extraño, pero ninguno es letal hasta ahora… o al menos eso creo. Las contramedidas están funcionando, pero nunca está de más mantener los ojos abiertos en periodos como este.”

“Lo sé” le aseguró, acariciándole la muñeca. “Pase lo que pase, tendremos que actuar. Hay que mantener a salvo lo que más queremos, detener la calamidad si es preciso. Sabes que el propósito del sistema inexistente es recuperar el equilibrio, cosa que en este caso no va a lograrse. Más temprano que tarde empezará.”

“Como siempre, eres una fuente de sabiduría, Mada-chan”

“Y de más cosas” lo guio fuera del local cuando hubieron terminado, directo a un apartamento desierto. En el cuarto sólo había un futon, junto al cual el pelinegro se deshizo de su uniforme escolar, dejándolo caer al piso. “¿Esto sí lo recuerdas?”

“No podría olvidarlo nunca” el moreno se adelantó, plantándole un beso. Ambos se recostaron en el futon, con el Senju encima del Uchiha. Sus manos pasearon por encima del bello cuerpo, acariciando los puntos erógenos que volvían loco a su amante. Las ropas de ambos pronto faltaron y el mayor se adentró en la cavidad apretada del otro, jadeando cada vez que se empujaba dentro de él. Siguieron por horas, hasta que finalmente Hashirama rodó a su costado, cansado.

“¿Ha sido mejor que la primera vez?” preguntó un poco ladino Madara, tapándose con la sábana. Ya sabía la respuesta, por supuesto que había sido mejor que la primera vez, porque ya sabían qué complacía al otro. “¿No temes que pase lo de la otra vez?”

“Nah, eso ya no se puede” la tristeza embarró un poco sus facciones. “Bueno, ¿Qué tienes planeado para detener la calamidad? Francamente no quiero hacerlo.”

“Yo tampoco… querido” el pelinegro se volteó, encarándolo. “Dices que las contramedidas están funcionando, ¿verdad?” el otro asintió sin entender. “Entonces no tenemos por qué hacer nada. Dejemos las cosas como están, quizás no suceda nada y podamos disfrutar de este regalo. Si algo pasa… bueno, digamos que hay personas a las que no extrañaré.”

“¿Cómo puedes decir eso?” se sorprendió el mayor, poniendo cara de espanto. “¿Es que no hay nada que no estés dispuesto a sacrificar para conseguir lo que quieres? ¿Aunque sean las vidas de otros?”

“Hasta ahora no me he cobrado ninguna y quiero seguir así… dejémoslo así” tomó las manos de Hashirama, que lo observó con extrañeza. “Además, tú más que nadie debería saber lo que estoy dispuesto a sacrificar con tal de tener esto.”

“Así es” sus dedos se enlazaron. “Quiero lograrlo tanto como tú”

“Entonces dejémoslo como está y esperemos lo mejor” se besaron, hundiéndose el uno en los brazos del otro. En otra parte de la ciudad, una mujer morena que hablaba por teléfono se subió a un ascensor. Estaba vestida de doctora y sus ojos blancos ni siquiera se fijaron en los números al presionar el botón del ascensor. Un chirrido metálico se escuchó repentinamente, cosa que asustó a la mujer y la hizo tirar el teléfono. Entonces el suelo pareció desplomarse a sus pies, precipitándola con el aparato hasta el primer piso…una mancha de sangre ensució el piso, el aparato aún entero saliendo despedido del ascensor. Ella estaba muerta… Hiyori Hyuuga, la primera muerte de la calamidad.

Notas finales:

Espero que les haya gustado. ¿Saben ya quién es el muerto este año? Juuuu, a saber,  a saber. ¿Y por qué razón está aquí? Review!!!


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