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Entrenamiento por nezalxuchitl

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Notas del fanfic:

Este es un fanfic SageXAspros, sin embargo, no habra penetracion, por lo que el lemon sera suave, lime, segun algunos.

Esta ubicado en un universo donde hay mpreg, y por tanto, varones y donceles. Turra es un sinonimo de doncel. Sage es turra y cree que Aspros tambien, por lo bonito que es.

Y decide entrenarlo de acuerdo a los usos de su cultura. (Sage es lemuriano, de Jamir).

Este fanfic puede ser considerado el inicio de una serie de fanfics mios y de mi hermana Adanhel, todos los cuales seran publicados en esta misma web y trataremos de ponerles un orden, sin embargo, leerlos en serie es opcional, cada uno podra ser disfrutado independientemente.

 

Notas del capitulo:

Enlace a la portada del fanfic:

https://www.pinterest.com.mx/pin/793970609281435231/

Una belleza exquisita. Nada de andrógina, la suya era una belleza perfecta, deslumbrante. Si lo deslumbraba a el, que habia visto bellezas a lo largo de los siglos.

La tradición dictaba que el caballero de Geminis debía ser seme, pero esta vez se rompería. No habia manera de que ese rostro delicado, de forma tan similar a la suya, cuando tenia su edad, fuera el rostro de un seme. No con esos ojos enormes y preciosos, esa boquita, ese cabello, cuyos mechones desorganizados y rebeldes eran lo único con esas características en el.

Era un niño bueno. Tan obediente, tan aplicado, que una vez mas, le hacia pensar en si mismo cuando tenia su edad.

Una prueba mas de que era turra, pues los semes nunca tenían esa devoción, esa meticulosidad. Les faltaba fuerza de voluntad, empeño, para dedicarse a una tarea hasta el final.

Con un movimiento de cabeza lo decidio. Ordeno que le llevaran el libro de los seintos, donde apuntaba las particularidades de sus caballeros. Reorganizo a nivel molecular la tinta con que estaba escrito indeterminado y al terminar la reconfiguración, la tinta escribia con su propia caligrafia “Turra” en el espacio correspondiente para su genero.

Una gran sonrisa apareció en su rostro. La calidez de su corazón se esparcia por su cuerpo, proporcionándole un agradable cosquilleo.

-Que el aspirante a caballero de Geminis se presente esta noche en mis aposentos – todo, desde el templo mejor conocido como sala del trono hasta su dormitorio eran sus aposentos – para un entrenamiento.

Debia comenzar con el de inmediato. Luego de lo aprendido con Lugonis, decidio que era mejor comenzar antes que comenzar después, e iniciaría con cosas muy suaves. Seria delicado, cuidadoso, para que Aspros llegara a gozar tanto de su sexualidad como una lemuriana.

El asistente que lo servia asintió, respetuoso. El patriarca daba muchos entrenamientos particulares.

 

*

 

Aspros recibió la noticia exultante. Se permitio no contener su alegría, su satisfacción. ¡Por fin, por fin recibiría un entrenamiento con el patriarca! El honor, la distinción que esto daba. Un entrenamiento particular, en sus habitaciones personales; solo al advenedizo de Manigoldo se le habia concedido un privilegio asi.

A ese estúpido chiquillo malportado, bocazas y sin ningun merito, que nadie, salvo el patriarca, le hubiera visto.

Habia sentido emociones tan adultas y encontradas cuando a el se le dio lo que ni a el se le habia dado. Rabia, celos, ira, frustración. Ganas de hacer lo incorrecto, de no seguir el camino ni los pasos, de no obtener por via legal, por la satisfacción del merito propio.

Pero Deuteros le conto que ese chiquillo era del signo de cáncer, y que podía ver a los espiritus, por lo que tenia algún sentido que el patriarca le diera clases particulares… aun asi…

Solo abrazado por su adorado hermano logro que el sabor amargo bajara. Que se diera cuenta, racionalmente, de que el camino ganado era mas que el por conquistar, que la fascinación del patriarca por Manigoldo seria fugaz, que terminaría cuando viera lo desobligado y mal caballero que era.

Que entonces veria el contraste con el, tan digno, tan merecedor como pudiera desearse. como le parecía que lo veía ahora, llamándolo finalmente a un entrenamiento particular.

-¿Crees que debería llevar algo, Deuteros?

-¿Te lo solicito?

-No

-Entonces ve asi. Cualquier cosa que necesites la puedes convocar desde otra dimensión.

-¡Es cierto! – exclamo alegre, abrazando a su hermano – Que inteligente eres Deuteros. Como te amo.

-Y yo a ti. – su gemelo, morenito y condenado a las sombras, lo beso con timidez.

Aspros le devolvió el beso con enjundia. El, que siempre habia brillado al sol. Lo vio ascender por el camino de las escalinatas, ufano, y se sintió muy alegre por el. Porque ahora, con lo que le enseñara el patriarca, habría algo que no podría imitar por no haber visto y su hermano seria definitivamente mejor que el.

 

***

Aspros entro por la imponente puerta de la sala del trono, y en la misma le fueron dadas indicaciones sobre como llegar a las habitaciones privadas del patriarca.

A sus habitaciones privadas. Apostaba a que Manigoldo no habia estado ahí, porque se jactaba demasiado de ello. ¿Qué habría ahí? ¿La biblioteca aledaña a Starhill? ¿Acaso…

Su corazón latio muy intenso, muy fuerte, y parecio detenerse.

Era el inicio de su preparación como patriarca. Como futuro patriarca.

Claro, el patriarca, tan sensible, habia comprendido su deseo de serlo. Habia llegado a la misma conclusión que el; que no habia mejor candidato. Deuteros saldría a la luz, besaría su mano como el mejor de sus caballeros, y el regiría benévolo desde el trono, desde donde esa cansada belleza lo hacia.

El patriarca, a quien relevaría, salvándolo como un caballero a una dama, cual debía, satisfaciendo su anhelo romántico, sus deseos ortodoxos, que, aunque pocos, habían sido en su mayoría con esa bella reina venida de tierras lejanas.

-Aspros, ven, no seas timido. – lo llamo desde el espejo de su tocador, frente al que se peinaba.

Se vio a si mismo caminar hacia ella en el espejo. Dejo el cepillo en su lugar, se levanto y se volteo, recibiéndolo con cortesía. Vio la suave curva de su trasero, lo que se adivinaba de ella, en el espejo.

-Patriarca.

Beso su mano. Demostraba respeto y le gustaba hacerlo. Una vez mas, las ideas infantiles sobre romanticismo y caballerosidad.

Sage se dejo; tan lindo. Correcto y amable, pero de un modo mucho mas cortesano que Sisifo. Garboso.

-Ven, Aspros. – cogio su manita y lo llevo a un banco amplio, acojinado, bajo una ventana. Un lugar hermoso y agradable. – Aspros, como sabes, tu cuerpo esta cambiando. No solo seras mas grande y fuerte, también experimentaras deseos y tentaciones… si es que no las estas experimentado ya ahora. – añadió al ver como se ruborizaba.

¡Todo se espero Aspros, salvo eso, que el entrenamiento fuera “la charla”!

Asintio, conciente de que se esperaba una respuesta. Pero, por vez primera, no podía decir lo que sabia correcto, lo que tenia en la punta de la lengua.

No podía decirle que los deseos habían nacido inocentemente con Deuteros, que desde que tenían memoria se besaban, que una noche las caricias se volvieron de otra índole, dejándolos mas satisfechos, mas plenos en la mutua demostración de su amor.

No podía. Eso era algo muy intimo. De Deuteros y el.

-No tiene nada de malo. – le alzo la barbillita, gritando internamente por el moe que su hermoso rostro le producia – Ese es el punto que quiero enseñarte. Tu cultura y la mia, antiguamente, estaban mas cerca, mas de acuerdo sobre lo que la vida y el disfrute del cuerpo significaban. Ahora, para los griegos, esta mal visto besar en publico, sin embargo, no es mas diferente ni reprobable que morder una manzana.

-Estoy de acuerdo con usted.

Sage lo flipaba. Claro, Aspros era tan agudo y abierto; veria la luz en cuanto se la explicara. Seria un alumno genial, una persona genial.

-No esperaba menos de ti, Aspros. Tienes mucho potencial, y, guiado por mi, llegaras lejos.

Eso sonaba a promesas patriarcales a los oídos del jovencito.

-Quiero que usted me enseñe todo lo que sabe.  Estoy ansioso por aprender.

Sage le beso la boquita. No habia mejor modo; la boquita tierna y primorosa de esa fresca flor. Quiza su primer beso, quizá no, jugueteo con la idea, emocionándose.

Aspros estaba en shock. Era la primer persona, además de su hermano, que besaba. Y aunque era lo ortodoxo, o eso se suponía, se sentía mal, como si estuviera traicionando. Algo solo compartido con Deuteros, ahora también con el patriarca.

-Es mas fácil de lo que crees. – le dijo la vieja belleza, atribuyendo su inactividad a ignorancia.

-S-si. – asintió, todavía no muy seguro de que se esperaba de el. Turbado de verdad, con el rosa bien esparcido en sus mejillas.

Sage le alzo la carita, volviendo a besarlo. Dejo sus dedos sobre sus mejillas, y el sonrojo llego casi hasta ellos. Su primer beso a una turra. Una hermosa turra con la que habia fantaseado.

Respondio al movimiento de sus labios, prudente y paciente, esperando saber mas para actuar. Debia complacer al patriarca, pues de el dependía la felicidad de Deuteros.

Con un gemidito se arqueo, tomada de inmediato su espalda, en la parte mas curva, por la otra mano del patriarca. Parecia que complacerlo no seria algo desagradable.

Intento meter la lengua en su boca y Sage se lo permitio, pero rompió el beso al considerarlo muy torpe e invasivo.

-No, no. No tienes que darte prisa. Debe ser suave, lento, asi…

La cortina blanca volvió a caer velando sus rostros. Aspros se dejo explorar por esa lengua gentil, experta, que rodeaba cada cavidad de su boca, que no dejaba pedazo sin saborear. Era un hermoso beso, que quería repetir con Deuteros.

Sage, sentado frente a el, deslizo la mano de su espalda a su muslo. Su muslito, cubierto por ropas burdas de entrenamiento. Como podía tan delicada piel soportar esa tela, se pregunto, trazando círculos con un dedo como lo hacia con su lengua, encontrándola luego en círculos con la turrita, que hábil alumna, pudo repetir y chuparle la suya, de una manera mas gentil.

Cuando separaron sus bocas vio su carita sonrojada y hermosa. Su pantaloncito, que abultaba mucho en la entrepierna.

El dedo de los círculos se elevo, pero sin llegar a tocar.

-¿Te gustaria que te tocara? – pregunto, tocándole la nuca y electrizándolo, acercándole el rostro.

-S-si. – fue su tartamudeante respuesta, que encanto al otro, cuando en realidad quería decir “Si! Vamos, si!”

La lemuriana le metio bien los dedos entre el cabello, sujetando su rostro para el siguiente beso. Toco su brazo, a pesar de que su pollita vibraba. Toco su brazo y su cuello y volvió abajo, sobándole el costado, yendo por la pancita, cada vez mas lejos, pero sin llegar a tocar.

Aspros moria de ganas por ponerle las manos encima, pero no sabia si seria correcto. Tocar a esa turra donde llevaba un tiempo con ganas de hacerlo. Poso su mano tímidamente sobre su cintura.

Sage reacciono como un animalito cariñoso.

-Puedes tocarme todo lo que quieras. – le dijo.

Aspros, sin aliento, porque todo se lo habia robado, lo miro como quien ve un sueño y le llevo la mano al pecho. Sobo la no bubi, encantandole el pezón contra su palma. Creyo que el patriarca se lo impediría cuando le tomo la mano, pero solo lo obligo a ser mas gentil.

Se sobaba el pecho con su mano, bajando el rostro de ves en cuando para besarse las puntas de los dedos, que, en realidad, debía pretender besar las suyas, pero sus manos aun eran mas grandes.

Luego separo su mano, la extendió, como si bailaran, pego su pecho al de el, ajustando la altura para besarlo de nuevo. Le respondio ansioso, impaciente. Todavía no sabia que quería, pero quería mas. ¿Perder su virginidad ¿heterogenerica? con el patriarca? Se le antojaba demasiado, pero que tal besar ahí, donde la tela se sumia de manera tan antojable en su baja espalda… o separarle las piernas y lamer entre ellas, el delicado interior de sus muslos… si, hacérselo! Adentrarse en el, adelante, atrás, afianzándolo de esos muslos tan bellos.

Sus besos eran apasionados, pero torpes, demasiado bruscos. Ya lo puliría, para eso estaba ahí, para enseñarle. Sus instintos naturales también estaban bien encaminados, frotandosele, buscando frotarsele tan intensamente, pues seguramente desconocia el placer por la parte de atrás, ese que era mucho mas satisfactorio.

Se dejo echar hacia atrás por el, quedando casi recostado entre la pared y el banquito. Alzo la pierna al turrito cuando se le fue encima, haciéndolo quedar con las piernas abiertas sobre el. Se frotaban, seguían frotándose, besándose. Sus manitas inexpertas, bruscas, lo tocaban emocionadas. Que ternura recibir esas caricias torpes, que gusto encontrar esa buena disposición, y no la común reticencia de la mayoría de las turras humanas.

Le puso las manos sobre las caderas y tomo control del beso. Rodeo hacia sus pompas, sobando, rodeando todo, esa carnita deliciosa y joven. Sobo cada vez mas cerca de su agujerito, un dedo de uña ovalada, corta, tensando la tela para acercarse lo mas posible.

Aspros se sorprendio cuando le rompió el pantalón. Un poquito, ahí, donde precionaba, para tocarle el culete a flor de piel. El culete. Ese agujerito que solo se tocaba con Deuteros. Pero tantas cosas que solo hacia con Deuteros estaba haciéndoselas el patriarca ahora.

Aun asi le parecio raro, por lo que tenia entendido, por…

El dedo sobando su hoyito lo dejo sin pensar. Sage le solto la boquita, babeante, para verlo en toda su gloria, su primera expresión de placer, placer que el le causaba con un solo dedito.

-¿Te gusta? – le pregunto, aunque era obvio.

-S-si. – estrujo su ropa, a la altura de las no bubis – Ah! – exclamo de nuevo, cuando Sage le hizo algo muy placentero, sobando, luego de friccionar rápidamente de arriba abajo. Sobando ahora muy intenso, con presión.

Sage dudo. ¿Entrar o no entrar? Tenia deseos, conocer ese calido hoyito por dentro. Pero seria demasiado para una primera vez. Tenia que pensar en el bien de Aspros y no en el suyo, por lo que siguió sobando, solo sobando, a pesar de que ese hoyito incitante se abriera y cerrara en su contra, a pesar de que esa piel sonrojada, lo que era visible con la camisa puesta, lo invitara a lamer.

Pero solo lamio su cuello, larga, sensualmente, dejándolo jadear. En libertad para respirar, gemir. Besando su orejita, capturándola, sin perderse sus expresiones de placer. Aspros lo aferraba cada vez mas, abriendo y cerrando los deditos, arañando su pecho a través de la ropa. Frotandose contra el, buscando hacerlo, mientras le sobaba la entradita. Polla contra polla, a través de la tela, y cuando termino, lo hizo por ambos frentes.

Jadeante, enrojecido. Tan tierno tratando de cubrir la vergonzoza mancha en sus pantalones. Sage lo beso, buscándole la carita en vez de alzándosela. Retirandole las manitas y tocandolo el mismo ahí.

-Tenemos que limpiarlo. – dijo.

Aspros alzo las caderas y luego se dejo ir atrás para que el patriarca le quitara los pantalones. Su corazón latia muy rápido, y no era por lo experimentado, si no por lo por experimentar. Cuando Sage se fue sobre el busco la manera de quitarle la ropa, pero era la primera vez que se enfrentaba a ropa intima de turra.

Saboreando ese pensamiento se dejo sacar la camisa, insistiendo con lo de la ropa; no solo el patriarca quería tocar, sus pezones lo llamaban tan poderosamente como los suyos a la turra. ¡Que gemido, cuando su boca abierta capturo su no bubi, su nunca bubi! Cuando termino la succion sobre su pezón, estimulándoselo deliciosamente, sobando su pancita, embarrando, olvidado de limpiar.

O eso creyo hasta que los ojos verdes, la cortina blanca, fueron mas abajo, acariciando con su increíble textura, suavidad, sus costados. Con su lengua calida, delicada, su vientre. Su bajo vientre, lamiendo todo lo que habia embarrado, prometiendo ir mas abajo, llegar ahí, donde tan gratamente habia aprendido lo gratificante que era chupar con Deuteros.

Pero a diferencia de su hermano, que iba ahí cuando era su turno, el patriarca se tomaba su tiempo. Era desesperantemente lento y evasivo, y aunque lo disfrutaba, cada lamida, también la sufria. Queria mas. Asi trato de decírselo, jalándole ese mechon que sostenia entre sus dedos.

Sage alzo la cabeza de inmediato, electrizado. Solo sentía dolor cuando lo deseaba, y aunque un tironcito de pelo no era mucho, su dignidad… La turrita no habia querido hacerlo, decidio cuando vio sus ojos perdidos, su boca entreabierta. Habia sido un movimiento involuntario, la pobre nena que seguramente nunca habia sentido tanto placer.

Pero su manita, insistiendo con su ropa, si que era voluntario, y no quería desvestirse, porque desnuda era mas fácil que perdiera el control, que hiciera mas de lo que Aspros necesitaba. Era tan hermoso, lo atraía tanto, que tenia ese miedo con el.

Sin embargo, si quería tocar, que lo hiciera. Con un movimiento de hombros dejo resbalar los tirantes, dejo al descubierto su pecho, alzando los brazos.

Aspros jamas habia visto algo tan erotico. Se fue sobre ese pezón, pero, recordando lo que el patriarca le habia dicho, fue mas gentil de lo que quería ser. De lo que su naturaleza le mandaba. Sage abrazo al jovencito, alzando el rostro con una expresión de placer. Que buen alumno era.

Aspros termino de bajarle el camisón. Era increíble tener a una turra desnuda, entre sus brazos. Tocarla, aunque fuera delicadamente, como si fuera a romperse. Era tal la suavidad de su piel, de sus curvas, que entendio porque debía ser igualmente suave. Era deliciosa y se estremecia por el tacto bajo sus dedos. Estaba de nuevo arrecho, listo para lo que quisiera hacerle.

Ganoso, le comia el pecho, a cuya altura llegaba naturalmente. Lo bajo para besarle el cuello, admirando la gracilidad con la que doblaba mas sus muslos, separados. Se frotaba contra su polla.

Sage tomo las erecciones de ambos en la mano. Comenzo a frotar, a rodear, besando entonces el el cuello de Aspros, deleitándose con su joven belleza, mostrándole como se hacia… Como llevar la lengua por los puntos mas sensibles, donde y con cuanta intensidad chupar. Aspros gemia, y de nuevo estaba siendo brusco, no podía controlarse, su fuerza, tan inexperto.

-Mas suave. – volvió a susurrarle al oído, comiéndoselo luego, cogiéndole una mano para sobarse con ella su pompa, dejándola luego en libertad y yendo por la del turrito, masajeándolos a ambos…

Aspros quería mas, mucho mas, pero a la vez era tan placentero lo que el patriarca hacia: asi que ese era el poder, la habilidad de un patriarca, que el debía llegar a poseer. Era un rey tocando, no, mas, un dios, decidio cuando empezó a hacerles eso a sus puntas, juntas, gimiendo también.

Aquello era inocente, y era placentero, pero no era lo que quería que desarrollara. Cualquiera puede satisfacer por delante, la verdadera habilidad estaba en hacerlo por detrás; explotar ese inagotable manantial de orgasmos, sin embargo, no quería tocarlo de mas en la primera. No quería ponerse excitado, o, a ojos de una turrita, podría parecerse a un seme de execrable lujuria.

Con ese pensamiento se concentro en terminar, haciendo a Aspros acabar también, sus fluidos juntos, mezclados.

-Ahora yo lo debo limpiar – dijo el turrito, agarrándole la mano y lamiendola, chupando cada uno de sus dedos de un modo que lo hizo estremecer, a pesar de la torpeza con que, como todo lo demás, era hecho.

Y cuando lo quiso echar atrás para lamerle el vientre se detuvo para no caer, interponiendo una mano entre ellos.

-Puedes hacerlo pero será lo ultimo.

Esos muslos abiertos, esa pancita embarrada. Esos tobillos tan delicados, en la penumbra bajo la forma de corazón.

Lamio el vientre de la turra adorando hacerlo, haciendo presión con su lengua, tocando esos muslos. Acordandose de su adorado gemelo, con quien le encantaría hacerlo. Estaba seguro que entre los dos, podrían satisfacer mucho mejor al patriarca.

-Basta – se obligo a apartarlo Sage.

A pesar de su inexperiencia habia en el una pasión, una manera de tocar que lo desbordaba, que lo hacia querer entregarse.

Aspros, obediente, se sento sobre sus muslos flexionados como el. Divino. Delicioso.

No pudo contenerse de acariciarle el rostro, pero aparto la mano rápido.

-Quiero que experimentes mas con tu hoyito. – Aspros lo escuchaba atento – Sobalo, se delicado con el. Es por ahí por donde te esperan los mayores placeres.

Su carita mostraba un ligero desconcierto. Luego un mohín de enfado. ¡Tan encantador!

-Los exploraremos poco a poco, si quieres.

Volvia a tocarlo, el patriarca, pero no como quería.

-Claro que quiero.

Vehemente, encantador. Volvio a tocarle el hombrito desnudo.

-La lujuria no es tan creativa como su descubrimiento, Aspros. Explorate a ti mismo, y, si quieres hacer algo en particular la próxima vez, lo haremos.

Aspros  solo asintió, todavía dividido entre el enfado, la necesidad de contenerlo que sintió y la emoción por la promesa de que se repetiría. Que podría volver a ponerle las manos encima. Que podrían hacer lo que quisiera.

Lo despidió, la turra incitante. A saber lo que iria a hacerse sola. El mero pensamiento lo ponía duro de nuevo.

 

*

 

-¡¿Qué paso, hermano!? ¿El patriarca te mostro cosas maravillosas?

Deuteros se habia dicho todo el rato que no le preguntaría, que no quería que creyera que quería imitarlo, ser igual que el. Pero la emoción al verlo, las genuinas ganas de saber todo lo que en su vida ocurria le ganaron.

Aspros, que también habia pensado todo el camino de vuelta en lo que le diría, no pudo contenerse. No con su gemelo.

-¡Cree que soy una turra! – dijo indignado.

De todo, de todas las maravillas y los placeres, eso era lo mas impactante.

-¿Qué?!

-Cree que soy una turra y quiere que me toque por atrás. Si me dijo que los mas grandes placeres me esperan por ahí es porque cree que soy una turra, ¿verdad Deuteros?

-Si. – parpadeo - ¿El patriarca te dijo que te tocaras por atrás?

-Me toco el mismo!

-¡Vaya!

-Me beso también, ¿no estas enojado? – le tomo una mano, atrayéndolo pero alejando el pecho.

-No, ¿Por qué habría de estarlo?

-Porque bese a alguien que no eras tu.

-Es lo natural hermano, tienes que convivir con mas gente.

-¡¿Y porque tu no!? – sus ojos se mostraban enojados, desafiantes.

-Yo estoy contento con solo tratarte a ti.

-Yo también lo estaría. No los necesito para nada. Mas que para sacarte de las sombras, Deuteros. El patriarca me lo prometio – añadió entusiasmado – que seria su sucesor.

-¡Eso es maravilloso!

-¡Si! Podre sacarte a la luz y entonces tu también podras besarlo, tocarlo y hacerle lo que quieras, porque es muy hermoso.

-Lo es. – lo habia visto muchas veces, de lejos - ¿Qué se siente tocar a una turra?

-Increible. – declaro con mas rotuntidad de la que suponía era buena para que Deuteros no se sintiera triste – Aunque también un tanto desesperante. Decia que de esto – lo toco – debía de ser mas suave. – Deuteros le daba la razón con la mirada – Debe ser porque su piel es muy, muy suave. Y también hacia unas cosas increíbles con los dedos y la lengua – miro a su gemelo de los pies a la cabeza y se relamio. Ya quería repetirlas para que no se le olvidaran, para compartirlo con el. – Vamos hermano – lo condujo a la cama – te lo enseñare.

Deuteros, obediente y entusiasmado, camino tras el.

 

 

Notas finales:

Me imagino a Aspros de unos catorce años, no lo considero shota para la epoca y madurez del personaje, pero si alguien siente que deberia ponerlo y me da buenos argumentos, lo hare.

Slán!


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