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Tres hombres y dos bebés por zandaleesol

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Título: Tres hombres y dos bebés

Pareja: Harry/Severus

Disclaimer: Los personajes todos pertenecen a J.K. Rowling. No percibo beneficio económico.

Advertencias: AU. Mpreg. Chan. Contenido Hetero


Capítulo 1.


La noche era brumosa. A través de la niebla se filtraba la luz misteriosa de la luna. Decidió salir a caminar luego de concluir la cena en el Gran Comedor. Necesitaba pensar sobre su actual situación. Estaban en mitad de junio y ese curso en Hogwarts estaba a punto de terminar y, tenía muchas cosas que resolver. Debía tomar decisiones definitivas con respecto a su vida y, aunque era un hombre de treinta y siete años, sabía que su comportamiento fue el de un adolescente y ahora le pesaba, pero no por sí mismo, sino por la persona que se había enamorado de él. Aunque tenía absoluta certeza de amarla también, eso no hacía las cosas más fáciles. Mantenían una relación oculta desde hacía un año. Se preguntaba cómo había llegado a eso, nunca se le pasó por la mente involucrarse en una relación prohibida, pero sucedió sin que se diese cuenta.


Había muchas cosas en juego. Su trabajo como profesor era una de ellas. Podía suceder que Dumbledore, al enterarse de su falta le pidiera que abandonara la escuela. Esperaba que eso no sucediera porque realmente le gustaba enseñar a los alumnos. Además creía que ya no era tan joven como para empezar de nuevo en otro lugar, pese a que su destreza como mago era excelente. Además sabía que extrañaría ese estilo de vida, hacía muchos años que estaba en la escuela y, fue maravilloso ver a su hijo crecer y convertirse en un gran mago.


Pensar en él le preocupaba sobremanera. No quería imaginar cómo reaccionaría al enterarse de quién había sido su pareja en el último año.


Una ráfaga de viento helado llegó desde el lago, eso le hizo desear estar en su cama y dormir. Se encaminó hacia el castillo, ya todos los alumnos se habían retirado, pues eran más de las nueve, de seguro su hijo se había ido a la Torre a dormir. Últimamente mostraba un gran cambio, aunque nunca fue un chico tranquilo, al contrario, siempre estaba metido en problemas de índole disciplinaria. Pasaba bastante tiempo castigado en el despacho de sus profesores. Pero el que más seguido le castiga era Severus Snape, y él no comprendía muy bien por qué, pero a pesar de no estar conforme, no intervenía, pues ese era un asunto de ellos, también era profesor y estaba obligado a ser imparcial, nunca había influido para que su hijo se librara de los castigos que con justa razón le aplicaban muchos de sus colegas. Harry era un chico demasiado travieso, tal como lo fuera él mismo en sus años de alumno.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Lo sabía ya desde hacía una semana y, aún no encontraba el valor suficiente para darle la noticia a quienes debían conocerla. La jefa de su Casa le había dado un permiso especial para ausentarse de la escuela. Era una suerte que la profesora McGonagall fuese tan comprensiva y, discreta además. Aunque estaba seguro que en realidad estaba preocupada por él. Tal vez temía que padeciera alguna enfermedad grave. Lo que le sucedía no podía catalogarse de enfermedad precisamente, aunque en su caso era muy peculiar, aquello no le sucedía a todos los magos.


Casi se desmayó cuando el sanador le dio la noticia. Era tan asombroso que hasta reconocía tener algo de miedo, aunque el hombre dijese que aun siendo un caso especial, tampoco era algo peligroso. Se preguntaba qué dirían todos al saber que esperaba un bebé, pero sobretodo le preocupaba lo que diría su padre. Quizá estaría muy decepcionado, pues había imaginado un futuro brillante para él como jugador profesional de Quiddich. Ese bebé cambiaría su vida por completo.


Pero además de pensar en su propio padre, también debía pensar en el otro padre de su bebé. No podía imaginar cuál sería su reacción. Con el carácter que tenía el hombre era muy probable que se molestara. Nunca habían hablado de tener hijos y, se suponía que en el caso de dos magos los bebés se planificaban porque era necesaria una poción de fertilidad. Pero él no necesitó de ninguna poción, era fértil de forma natural. De haberlo sabido hubiese tomado precauciones para evitar un hijo a tan temprana edad, apenas cumpliría dieciocho años el siguiente mes.


Inició una relación con Severus Snape el año anterior, durante las vacaciones cuando ya había cumplido su mayoría de edad. Sin embargo eso no les eximía de culpa, pues siendo alumno y profesor les estaba prohibido relacionarse de forma íntima según los estatutos que regían la escuela. No deseaba por nada del mundo perjudicar a Severus, después de todo el profesor no podía imaginar que él era un mago fértil y que esa relación daría frutos. Apenas faltaban tres semanas para el término del curso, bien podía esperar a que acabara el curso para dar a conocer su estado.


Tal vez esa fuese una buena forma de proteger a Severus. Después de graduarse bien podía darle la noticia, apenas tenía dos meses de embarazo y no se le notaba nada. Pero aquello no le parecía del todo correcto. Severus tenía derecho a saber que sería padre. El asunto sería otro si después de saberlo el hombre simplemente se enfurecía y decidía terminar con él para siempre, pero de todo corazón deseaba que no sucediera de esa forma porque amaba a Severus Snape con toda su alma.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


James acababa de regresar de su paseo nocturno por el lago cuando vio que Severus bajaba las escaleras que llevaban al quinto piso, donde estaba el despacho de Dumbledore.


-¿Aprovechando la noche para pasear? -preguntó Severus con una sonrisa a su colega, pero cuando James volvió el rostro para mirarlo de inmediato notó algo extraño en él.

-No tienes muy buen aspecto, sucede algo malo -preguntó el hombre de ojos negros.

-Eh… No nada, sólo estoy cansado, supongo que es debido a que son los últimos días del curso cuerpo y mente se resienten -contestó James con tono desenfadado -, además ya no somos tan jóvenes, por desgracia.

-¡Por Merlín! Si nosotros que tenemos apenas treinta y siete debemos considerarnos viejos que le queda entonces a Dumbledore.


James sonrió ante el comentario.


-Sí supongo que tienes razón. No sé, quizá sea que con el término de cada año escolar me siento algo melancólico.

-Quizá tu desanimo se deba a que Harry se gradúa y ya no lo tendrás tan cerca.

-Sí, puede ser que eso también influya. Pero entiendo que Harry ya es mayor de edad y debe hacer su vida, tomar su propio camino.

-¿Por qué no vienes a mi despacho y bebemos un poco de whisky de fuego? Por lo menos te ayudará a dormir.

-Te lo agradezco Severus, pero me temo que no soy buena compañía esta noche.

-Esta bien lo comprendo -concedió Severus -, yo beberé por los dos.


James volvió a sonreír.


-Ten cuidado mira que la resaca por whisky de fuego es bastante dura y mañana debes dar clases.

-No te preocupes, tengo mis pociones especiales para el caso. De todas formas creo que no pasaré de un vaso.

-Eso me parece sensato -respondió James -. Que tengas buenas noches Severus.

-Igualmente -respondió el hombre de ojos negros mientras veía al padre del muchacho que amaba alejarse por un pasillo.


Severus exhaló un suspiro involuntario. No le agradaba mentirle a James de esa manera, hacía meses que buscaba el modo de decirle que amaba a Harry y tenían una relación desde el día en que el chico había cumplido su mayoría de edad. Bajó hacia las mazmorras que pese al calor del insipiente verano, los pasillos desiertos como había sucedido desde siempre estaban fríos. Pero cuando entró a su despacho la chimenea estaba encendida con un discreto fuego, apropiado para temperar el lugar y no volverlo un caldero. Sonrió complacido, eso era un indicativo de que Harry había venido a verle.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


James llegó al aula de Defensa, dio una mirada en derredor y suspiró con aire casando. De pronto escuchó un ruido que venía del despacho privado que estaba subiendo la escalera de piedra, no creía fuera Harry quien hubiese venido a hacerle una visita a esa hora. Presintió que se trataba de alguien más y, no se equivocó. Ahí en el barandal de pronto se posó la figura alta y delgada de la persona que le había robado el corazón; cuando la conoció siendo una pequeña niña jamás imaginó que se transformaría en la chica tan hermosa que era ahora.


Lily fue el único amor de su vida, hasta ahora. Estuvo seguro de que nadie llenaría el vacío que ella había dejado en su corazón al morir aquella noche en que Voldemort, los atacó en su casa del Valle de Godric. Por más que Sirius y Remus lo instaron a que buscara una nueva compañera, simplemente no pudo abrir su corazón a nadie. Pero con ella sí sucedió lo que parecía imposible. Imposible, a menudo se había repetido esa palabra los dos últimos años mientras la veía convertirse en toda una mujer.


Jamás le pasó por la mente que ella pudiera corresponder a sus sentimientos, era demasiado viejo. Además ella era tan apegada a Harry desde siempre, que estuvo seguro que se enamorarían, pero no sucedió, su hijo la quería como una hermana. El cariño que él mismo sintió hacia ella también fue del tipo filial durante mucho tiempo, pero luego de aquel baile Navideño del quinto curso, eso comenzó a cambiar. Ella se había transformado en una jovencita hermosa y, además más inteligente que el promedio de las chicas de su edad, tan madura, con una increíble capacidad de comprender los sentimientos de los demás. Era extraño, pero en cierto modo le recordaba a Lily en muchos aspectos. Esto último era lo que más le asustaba, quizá por eso se había sentido atraído hacia ella, sin embargo, no tenía ninguna duda con respecto a que la amaba total y profundamente.


El curso estaba por terminar y sabía lo que ella esperaba de él. Una decisión definitiva de si continuarían juntos o todo quedaría sólo como un romance que les dejaría un bello recuerdo. Ella tenía tanto que vivir, pensaba James mientras la veía sonreírle desde lo alto de la escalera.


-Está usted muy serio esta noche profesor Potter, ¿sucede algo malo? -dijo la chica con voz pausada.

-No. Sólo algo cansado, aún me quedan exámenes que corregir.

-Ya lo sabía, por eso vine a ayudar.

-Eres maravillosa, pero no debiste, tú has tenido mucho trabajo estas últimas semanas con eso de los exámenes finales, debes estar cansada también.

-Sólo un poco. No los suficiente como para no desear venir.


James sonrió. Comenzó a subir la escalera con lentitud. Al llegar junto a la muchacha se acercó y la besó dulcemente en los labios, ella respondió echándole los brazos al cuello. Luego permanecieron abrazados un rato en completo silencio. James se apartó para mirarla a los ojos.


-Este último curso ha sido el más maravilloso gracias a ti -dijo el hombre de ojos castaños.

-James, quiero hablarle a mis padres de lo nuestro antes de la graduación.


El hombre no respondió enseguida.


-Estás segura de que eso deseas.

-¿Por qué lo dudas? Mis sentimientos por ti son sinceros.

-No he dicho que no lo sean Hermione. Pero estás segura de querer pasar el resto de tu vida junto a un hombre que te lleva veinte años. Sólo tienes diecisiete.

-En septiembre cumplo dieciocho.

-La edad es un factor importante que debes considerar.

-James, me parece que es un poco tarde para comenzar a analizar nuestra diferencia de edad -dijo la muchacha.

-¿Tarde por qué? Yo soy bastante realista al respecto, entendería que luego de graduarte no quieras continuar nuestra relación. Naturalmente debes tener planes para tu futuro, ahora es cuando recién comienza tu vida.

-Es increíble lo frio que puedes ser a veces James, hablas de un modo que me hace sentir que estoy frente a un desconocido.

-Hermione… Yo sólo deseo que tú...

-Deseas que yo tome la decisión de terminar porque tú no tienes el valor para hacerlo, ¿no es eso?

-¡Por Merlín! Yo jamás he…

-Me voy, no quiero escucharte.


Hermione se apartó desentendiéndose de los brazos de James, aunque éste intentó retenerla y, bajó la escalera con prisa, el hombre corrió tras ella y le aprisionó el brazo, pero ella se zafó y salió corriendo del aula. James se debatió por un segundo en correr tras ella, pero creyó que era mejor dejar pasar el momento, debía pensar con calma antes de hablar con Hermione.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Ron estaba jugando con Neville una partida de ajedrez mágico, cuando vio entrar como una exhalación a Hermione, luego la chica se acomodó en el sillón más apartado que encontró y ahí se quedó con el rostro visiblemente enrojecido. Ron comprendió que había estado llorando. Él no era ningún experto en eso de comprender a las chicas y mucho menos consolarlas, apenas entendía a su hermana Ginny y mucho más trabajo le daba comprender a su novia Lavender. Pero con Hermione era diferente, porque su amiga no era una chica temperamental como lo eran la mayoría de las que conocía, no era de esas que iba por ahí llorando cada dos por tres, por eso entendió enseguida que algo malo le sucedía y era serio el asunto. Siendo el único que conocía el secreto de su amiga, pues imaginó que cierto profesor era el responsable de esas lágrimas.


Miró el tablero de ajedrez y decidió hacer un movimiento que le daría la victoria a Neville. Esa noche se sentía especialmente bondadoso así que dejó que su amigo ganara la partida, luego de dejar al muchacho celebrando su triunfo se acercó discretamente a Hermione y se acomodó en la alfombra frente a ella.


-¿Estás bien? -preguntó el pelirrojo.

-Sí, estoy bien Ron, no te preocupes.

-¿Fuiste a verlo cierto?

-No, nada de eso.

-Siempre tardas más en regresar y además lo haces muy feliz, pero esta noche es diferente, algo sucedió.


Hermione dejó escapar una sonrisa medio triste.


-Ron… Eres tan extraño, eres el chico más distraído que conozco, pero cuando se trata de mí eres demasiado perspicaz.

-Debo serlo Hermione -dijo el muchacho y luego miró en derredor-, soy el único que conoce tu secreto y debo estar atento para cuidarte.

-Te lo agradezco Ron, pero no necesitas cuidarme, ya soy mayor de edad, ¿o caso lo has olvidado?

-Eso no tiene que ver Hermione. Soy tu amigo, ni modo que le digas a Harry que te cuide de su propio padre.


Hermione movió la cabeza en señal de negación.


-James me ama y sé que jamás me hará daño.

-Yo sé que es bueno y todo eso, pero a veces sin querer se puede lastimar.


La chica encontró muy razonables esas palabras ya que coincidían con lo sucedido en el despacho del profesor Potter. Ella estaba segura de que James la amaba, pero tenía miedo a muchas cosas que podían suceder cuando finalmente todos debieran saber del romance que tenían, sobretodo el hombre temía la reacción de Harry.


-¿Y a Harry lo has visto? ¿Ya se fue a dormir? -preguntó la chica para cambiar de tema.

-Pues no, salió hace un buen rato, dijo que iba a ver a su padre.

-¿A qué hora fue eso? No pudo ser cierto, yo entré al aula de Defensa y James no estaba allí, mucho menos Harry.

-Tienes razón no había pensado en eso. Quizá en la biblioteca.

-Madame Prince cierra la biblioteca justo a las nueve -dijo Hermione.

-Ya son casi las diez. Creo que Harry tiene una cita con alguien -razonó Ron.

-Yo creo que desde hace rato Harry está saliendo con alguien, lo que no comprendo es porque no lo ha dicho. Es cierto que siempre ha sido reservado con el asunto, pero nosotros somos sus amigos deberíamos saber con quién está.


Ron sin querer soltó una carcajada.


-¿De qué te ríes? -preguntó Hermione.

-Hace rato que tú también debiste decirle a Harry que tienes un romance con su padre.

-Sí, es cierto. Pero ha sido James quien teme que Harry se entere, a mí me apena mentirle.

-Bueno ahora que se acaba el curso supongo que ya no habrá opción -respondió Ron.

-Es probable que Harry jamás llegue a saberlo.

-¿Por qué dices eso?

-Creo que James quiere acabar todo. Me habló de que yo era muy joven que tenía muchas cosas que hacer.

-Eso es cierto. Es bastante mayor que tú.

-Yo lo amo. Y sé que el estar a su lado no me impedirá hacer otras cosas.

-Bueno si estás completamente segura de que él es el hombre de tu vida, pues nada más tienes que convencerlo de que no es tan terrible que tenga más años que tú. Además eso debió pensarlo antes, ahora tiene que afrontarlo.

-Espero que así suceda -dijo Hermione con poco animo -, creo que me iré a dormir, últimamente he estado un poco cansada, supongo que por el final del curso.

-Si ve a descansar, yo me quedaré a esperar a Harry.


Hermione subió la escalera que llevaba a la habitación de las chicas.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Mientras Ron y Hermione se preguntaban dónde estaría su amigo. El chico de ojos esmeraldas disfrutaba de una muy agradable estadía en la cama de Severus Snape, profesor de Pociones.


-Severus nunca voy a cansarme de ti, eres maravilloso -murmuró el muchacho para luego dejar escapar el aire de sus pulmones tras experimentar la liberación de un delicioso orgasmo.

-No tendrás vida para cansarte de mí, ninguno de los dos la tendrá luego de que James se entere de todo esto.

-Sev, sí se molestará, pero después se olvidará. Es mi padre y me ama y cuando comprenda lo feliz que me haces terminará aceptándolo, tiene que hacerlo.

-¿Aceptando que su colega se ha estado follando a su hijo durante todo un año? -preguntó Severus con tono irónico.

-Sev, mi padre te aprecia.

-Sí, pero dejará de hacerlo cuando se entere de que me aproveché de su retoño.

-No te aprovechaste. Te enamoraste de mí.

-Sí, me enamoré como un quinceañero.

-Te enamoraste mucho más, porque cuando tenías quince amabas a mi madre -dijo Harry con una sonrisa.

-Es cierto, estoy peor que un quinceañero, porque a Lily la amé sólo la mitad de lo que te amo a ti.

-Y amándola sólo la mitad fuiste capaz de ir a nuestra casa en el Valle de Godric, para advertirle que Voldemort nos había encontrado.

-Y llegué tarde.

-No lo hiciste, salvaste a mi padre.

-Pero no pude salvar a Lily.

-Ella murió protegiéndome, y eso provocó la muerte de Voldemort. Además gracias a eso mi padre y tú olvidaron su odio mutuo.

-Pues lo recordará en cuanto sepa lo nuestro.

-Ah Sev, insistes en lo mismo, si te recuerdo aquello es para hacerte ver que para mi padre es más importante la amistad que hoy existe entre ustedes.

-Nos estamos olvidando de tu querido padrino, Black pondrá el grito en el cielo.

-Hmm… quizá al comienzo, pero cuando vea lo feliz que me haces lo aceptará también.

-Eres un optimista sin remedio -dijo Severus con una sonrisa mientras besaba al chico.


Por un momento le pasó a Harry por la mente el darle a Severus la noticia de que esperaba un hijo, pero lo notaba tan preocupado por lo que diría su padre cuando se enterara de la relación que mantenían, que pensó que sólo lograría que le diera un ataque. Esperaría hasta después de la graduación tal como ya lo había decidido. Era mejor que Severus no tuviera encima la presión de saber que había embarazado a su alumno. Porque cuando el hombre se sentía presionado resultaba ser tan peligroso como un caldero a punto de hacer explosión.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Por la mañana Hermione despertó sintiéndose algo extraña. Estaba segura que se debía a la mala noche que había pasado como consecuencia de esa pequeña disputa con James. Esperaba que durante el desayuno, su profesor le enviase esa mirada que ya era un rito entre ellos, sólo de esa forma se sentiría un poco más tranquila. Cuando bajó a la sala común Ron ya estaba esperándola sentado junto a Lavender. Estaba consciente de que no le simpatizaba del todo a la novia de Ron, la chica no dejaba de sentir algo de celos de aquella amistad tan especial que compartían.


-¿Y Harry, no ha bajado aún? -preguntó Hermione.

-No, aún duerme, traté de despertarlo, pero fue imposible -dijo Ron mientras era sostenido de la mano por su novia.

-¿Lo viste regresar anoche? -fue la siguiente pregunta de Hermione.

-No, ni idea a qué hora llegó.

-Hermione, si me permites un consejo -intervino Lavender -, no deberías vigilar tanto a tu novio, los chicos tienden a escapar de muchachas demasiado opresoras.


Hermione miró a Lavender como se mira una niña de tres años que ha dicho una gracia.


-Lav, te lo digo por enésima vez, Harry no es mi novio, es mi amigo y me preocupo por él tal como lo hago por Ron.

-Por Ron no te molestes, para eso estoy yo que soy su novia.


Hermione rodó los ojos y se dio la media vuelta y caminó hacia el retrato de la Dama Gorda.


Al llegar al Gran Comedor, lo primero que hizo Hermione fue mirar hacia la mesa de profesores, le alegró ver que James estaba allí conversando animadamente con McGonagall. Por fortuna para ella su primera clase era de Defensa. Estaba segura que, como sucedía siempre, mientras repasaran hechizos, James la miraría de aquel modo tan maravilloso que hacía que su corazón latiera con prisa. Aquello bastaría para que los dos comprendieran que la pequeña disputa de la pasada noche en realidad no había sido importante y el amor que sentían nada iba a cambiarlo.


Cuando todos los alumnos ya dejaban el Gran Comedor, Hermione aún permanecía sentada. Ron miró hacia la mesa de profesores con disimulo y vio al profesor Potter mirando a su amiga. Luego salió en compañía de los demás profesores hacia las aulas.


Ron era jalado por su novia Lavender para ir a la clase de Defensa, pero el chico se fijó que Ginny aún estaba sentada y miraba con preocupación a Hermione.


-Lav, ve tú yo te alcanzo en seguida -le dijo el chico pelirrojo a la muchacha que lo miró con resentimiento.


Ron tras ver marchar a Lavender junto a su amiga Parvati, se acercó a su hermana.


-¿Por qué no se mueven?¿Ginny no tienes clases con McGonagall?

-Hermione no se siente bien, Ron.

-¿Qué le pasa? -preguntó el muchacho preocupado sentándose junto a su hermana.


Hermione no respondió enseguida tenía los ojos cerrados.


-¿Qué sucede Herm? -preguntó el muchacho.

-No lo sé, tengo el estómago revuelto, creo que fue la tarta de manzana que me hizo mal.

-No puedes ir así a clases -sentenció Ron.

-Claro que iré, ya se me pasará -respondió Hermione.

-Claro que no -dijo el muchacho en tono que no admitía replica -, irás a la enfermería, si no tienes nada malo pues irás a la clase de Defensa. El profesor Potter no se molestará contigo porque llegues un poco tarde.

-Yo los acompañaré -dijo Ginny.

-Esta bien, pero luego te vas a tu clase Transformaciones -respondió Ron.


Hermione agradeció la insistencia de sus amigos, pues realmente se sentía mal.


Al llegar a la enfermería Hermione le explicó a Madame Promfey su malestar. La enfermera la hizo acomodarse en una cama, mientras Ron y Ginny la miraban con atención. Luego la enfermera se volvió hacia los hermanos Weasley.


-Ya pueden marcharse yo me haré cargo, pueden venir más tarde a verla.

-Si no le importa yo me quedaré -dijo Ron.

-Este es un asunto femenino, señor Weasley -dijo la enfermera.

-Entonces me quedo yo -se apresuró a decir Ginny.

-No, tienes clase así que vete ya. Yo me quedaré allá afuera hasta que usted concluya madame Pomfrey -dijo Ron.

-Esta bien, pero ahora salgan los dos -respondió la enfermera.


A regañadientes Ginny se marchó hacia su clase de Transformaciones mientras Ron se quedaba fuera de la enfermería.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Hermione lamentaba más no poder asistir a clase de Defensa y no poder ver a James, que el estar en la enfermería con ese malestar al estómago.


La enfermera acercó una silla y sentó junto a ella.


-Bueno querida, tengo que hacerte algunas preguntas y luego realizaré una prueba definitiva para confirmarlo.

-Disculpe, pero no le entiendo.

-¿Sufres a menudo de malestares estomacales? -preguntó la enfermera.

-No, en ese aspecto siempre he sido muy sana.


La enfermera se debatía entre la comprensión y el enojo.


-Bueno ya eres mayor de edad, así que no te daré un discurso sobre la responsabilidad, pero no esperaba algo así de una chica que siempre se ha mostrado tan sensata como tú.

-¿De qué está hablando? Sólo tengo malestar estomacal.

-Me extraña que siendo tan inteligente, aún no lo comprendas.

-¡Por Dios! No entiendo, ¿sería tan amable de explicarme de qué está hablando?

-¿Cuándo fue tu último periodo, querida?

-¿Mi último qué…?-preguntó Hermione, pero no terminó de hablar, ya había comprendido.


El rostro de la muchacha palideció de golpe. No lo recordaba, entre los exámenes finales y sus encuentros furtivos con James, ni siquiera lo había pensado. Pero la comprensión llegó por fin, recordó esa noche de mayo en que Gryffindor celebraba el haber ganado la Copa de Quiddich. Esa noche se encontró con James y ambos estaban tan eufóricos por el triunfo que les había dado Harry, que los besos y abrazos no fueron suficientes. Como epílogo para un día que había estado saturado de emoción sucedió que James la tomó en sus brazos y la llevó hasta su habitación privada. Esa noche Hermione conoció el amor en su forma física en la cama de su profesor, James Potter, que era el padre de su mejor amigo.


-Bueno creo que no tengo nada más que decir ya lo has comprendido. Ahora iré a buscar lo que necesito para confirmarlo, no te muevas de aquí -dijo la enfermera.


Ron estaba apoyado en la pared cuando vio salir a la enfermera, la mujer ni siquiera pareció verlo. Aprovechó esto para deslizarse hacia el interior de la enfermería e ir hasta la cama donde estaba su amiga.


-Ey… Vi salir a Pomfrey, ¿cómo estás? -dijo Ron.


Hermione miró al pelirrojo con ojos húmedos.


-¿Qué pasa Herm? -preguntó el chico asustado.


La chica se mordió los labios mientras las lágrimas rodaron por sus mejillas. Luego levantó la mirada hacia Ron con algo de vergüenza.


-Estoy embarazada -dijo sin más.


Ron palideció. De inmediato comprendió que el asunto era muy grave.


-¡Por Merlín!


Hermione se cubrió la cara.


Ron no sabía que decir que fuera apropiado.


-¿No será una falsa alarma?

-No Ron, ojala lo fuera, pero no, estoy esperando un bebé.

-Bueno… Mamá dice que un bebé siempre es una alegría -dijo el muchacho intentando infundirle ánimos a la chica castaña.

-¡Por Dios! ¿Cómo se los diré a mis padres?

-Y a él, porque también debe saberlo… Esto es culpa de él -dijo Ron.

-No es su culpa… Yo jamás pensé que podría suceder, sólo fue una vez y…

-Tú hijo es un Potter, y él debe asumirlo -dijo Ron con tono cortante.


Hermione guardó silencio y suspiró. No quería imaginar cómo tomaría James la noticia, justo ahora que estaba dudando de la relación de ellos.


Los dos jóvenes hablaban con tono bajo, pero de todas formas su conversación fue escuchada por Madame Pomfrey que había regresado sin que ellos se percataran. La mujer movió la cabeza en señal de negación, imaginó que James Potter no estaría nada contento al saber que su hijo había embarazado a su novia, pero no le extrañaba el chico era bastante alocado, menos mal que el curso estaba por acabar, el escándalo no sería tan grande después de todo.



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