Todo ocurría en un viernes por la noche, cuando dentro de una habitación un par de jóvenes se dejaban llevar y entregaban a sus deseos más ardientes.
Alexy, el chico de cabello azul gemía y se aferraba al compañero que lo hacía sentir las sensaciones más exquisitas que jamás se había molestado en probar. Este compañero se trataba de Kentin, quien en este momento se encontraba embistiendo con ímpetu a aquella persona, abrazándola y repartiendo besos y ligeras mordidas sobre su piel.
Pero… ¿Cómo es que habían llegado a esta situación?
Después de un exitoso concierto, los jóvenes de Sweet Amoris en su mayoría; asistieron a la fiesta promovida por Castiel.
En aquel lugar, los muchachos platicaban, una que otra botana iba hacia sus estómagos, las bebidas y los bailes eran simples y comunes. Conforme los minutos pasaron todo comenzó a “subir de tono”, las latas de cervezas y botellas vacías comenzaron a acumularse, los jóvenes bailaban canciones cada vez más vulgares.
Mientras tanto, un grupito se divertía jugando a la botella, a excepción de uno. Alexy, quien dedicaba atención absoluta a lo que su amigo Kentin y los demás hacían.
Alexy siempre estuvo interesando en él desde el momento en que lo vio por primera vez. Sin dudarlo, se acercó a él, comenzó a hablarle y al mismo tiempo molestarlo un poco con comentarios sobre su ropa entre otras cosas; lo que hacía que el chico perdiera la paciencia por segundos, sin embargo, nunca le agredió o algo parecido.
Al saber que Kentin era heterosexual, Alexy prefirió nunca mencionar las suyas cerca de él, pues el estar persiguiéndolo podría hacer sospechar al castaño y se alejaría de él… situación que Alex nunca quisiera pasar. Y por lo mismo decidió amarlo en secreto y disfrutar de la amistad que tenían.
Aun así, no era suficiente…
Hasta que ese momento llegó.
—reto a Kentin…. –apunto Rosalya con el dedo índice al susodicho— a que……
Después de pensarlo poco, los ojos de la albina se detuvieron en el peliazul
—a que bese a Alex….
A Alexy casi se le cae el vaso con soda al escuchar eso y lo que le sorprendió fue un “esta bien” por parte de su amado. Por un instante se sintió feliz, pero no tardó mucho en caer la realidad sobre él.
El alcohol— pensó desanimado. ¿Por cuál otra razón aceptaría? Así que se negó a cumplir el reto.
Recibió varias quejas de sus compañeros e incluso Kentin le vaciló, diciéndole:
—¿Acaso estoy muy feo?
Alexy le respondió que esa no era la razón, después de un rato los demás siguieron jugando y ahí fue cuando el muchacho se arrepintió, pero… ¿realmente hubiese valido la pena? ¿acaso era mejor algo a nada?
Aproximadamente a las dos de la madrugada, algunos invitados abandonaron la casa de Castiel. Como su hermano se había retirado más temprano, Alexy acompaño a Kentin hasta la casa de este pues le preocupaba que le sucediera algo estando ebrio. Durante el camino, Kentin estuvo hablándole acerca de Sucrette, esa chica que desde hace tiempo lo tenía loco y la cual aún no se proponía pedirle un noviazgo.
Alexy ya sabía de esos sentimientos, no iba a decir que no le dolía… no obstante, soportaría todo porque Ken se sintiera cómodo a su lado.
Llegaron a casa, Alexy le pidió las llaves a Kentin para abrir la puerta y al estar adentro caminaron hasta la habitación de Ken, no había mucho de qué preocuparse los padres de Kentin habían ido a visitar a un familiar y no regresarían hasta la tarde del día siguiente. Lo recostó y no pudo evitar mirarle. Recordó el reto que dejo ir hace unas horas, quizá… No había aceptado antes por la presencia de toda la gente que estaba ahí, pero ahora que estaban a solas, algo lo incitaba a aprovechar que el castaño no estaba muy consciente de lo que ocurría a su alrededor.
Después de pensarlo por unos segundos, cedió; acerco sus labios a los de su amigo y los selló en manera de un beso, podía saborear un poco del sabor del alcohol. Aunque nunca se hubiese imaginado que su amigo lo tomaría de las mejillas y comenzara a corresponderle, aquello lo asustó y quiso alejarse de él, pero el de ojos verdes lo impidió agregando mayor fuerza a su agarre.
—No te vayas… —susurró suplicante.
Esas palabras hicieron que una pizca de sorpresa e ilusión recorriera el corazón de Alexy y se sonrojara.
—Está bien… —le dijo con un tono de voz muy dulce.
Y ya no pudo resistir más cuando su amado siguió besándole y recorriendo cada parte de su piel.
—Ke… ¡Kentin!— Llamó aquel chico entre gemidos y jadeos, sintiendo que pronto llegaría al clímax del acto. Como podía se masturbaba así mismo mientras el otro chico seguía dando las desenfrenadas estocadas.
El momento esperado llegó, de la boca de Alexy salió un pequeño gritillo, al igual que su propio semen manchó su vientre y el de su pareja. Casi seguido de él, Kentin terminó en su interior y se recargó un poco más en él.
Ambos trataban de regular sus respiraciones, en especial Alexy, quien sentida que aun después de que Kentin saliera de él, la parte de su recto contraerse constantemente. Le costaba creer que la esencia de aquel chico que tanto quería estuviese dentro de él…
Sus pensamientos se vieron cortados cuando Ken lo abrazó, pero para su mala suerte el chico susurró:
—Te amo, Su… —cayendo de inmediato en un profundo sueño.
Entonces la cruda realidad lo golpeó de nuevo.
—Ella… —fue pensó antes de cerrar los ojos.