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El Diablo en el espejo por The_King_Under_The_Mountain

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Un espejo significa demasiadas cosas en demasiadas culturas. Para los egipcios, griegos, etruscos y romanos era un objeto de tocador y manual, alegórico a la belleza. Para los hebreos, su significado era más bien religioso. Pero para Itachi Uchiha, el espejo significaba esperanza. Itachi, el clásico chico perfecto, con calificaciones siempre perfectas en su boleta año tras año, no podía ser algo menos que perfecto, y un desaprobatorio en su boleta era el ejemplo más alejado de la perfección a la que estaba acostumbrado. Eso solo podía significar el peor de los tormentos en su hogar, donde además de despreciado por ser doncel sería castigado férreamente por la mano dura de su padre, sin contar el desastre que habría si decidía abrir la boca para contar que ese tal maestro de biología Orochimaru, un doncel madre de un hijo, lo había amenazado con reprobarlo si no hacía los deberes que como maestro le correspondían. Jamás le creerían y lo sabía, por eso no iba a defenderse con ello.

Siendo así, con el corazón en la maleta y sudor recorriendo su espalda, decidió seguir los burlones consejos de su satánico amigo Hidan. Ese estúpido loco algo de razón debía tener si aseguraba haber hecho pactos con el Diablo, e Itachi, tan desesperado y versátil, ignoró su prudencia y frialdad características para obedecer las serias instrucciones de Hidan. Consiguió un envase grande lleno de sal, un espejo grande, siete velas blancas, un trozo de hilo rojo y una caja de cerillas, y empezó con la travesía de su primera experiencia sobrenatural.

Meterse en la desierta, a esas horas, iglesia fue fácil para él, los remordimientos estaban en una parte alejada de su consciencia y las herramientas de intrusión fuera mientras abría candados y se aseguraba de dejar todo en orden, colándose al lugar sin mucho esfuerzo. Cerró las grandes puertas al entrar finalmente, en una esquina había una pequeña puertita que conducía a los baños para los feligreses y entró ahí, una amplia ventana en la parte posterior del cuarto le mostraba la eternidad de la noche oscura ausente de estrellas, el baño estaba limpio, el piso lustroso. Se arrodilló pues acomodando el espejo recargado sobre la pared en la oscuridad, trazó después un semicírculo de sal que rodeaba al objeto tocando los extremos también los muros, y al colocar las velas se maldijo, debió comprarlas rojas igual que el hilo, ya que según Hidan el rojo es símbolo de protección en muchas culturas y religiones. Envolvió el hilo en el espejo, revisó una última vez la simetría de las velas fuera del círculo aun apagadas y, exhalando, las encendió esperando que ardieran como ardía su pecho. El círculo de protección estaba listo.


Para el siguiente paso sacó de su mochila una imagen de Jesucristo que su madre le había obsequiado y sin contemplaciones la rasgó, mirando atentamente al espejo, en ningún momento se dio cuenta el chico de como la puerta de cerraba lentamente, menos de como las velas del altar religioso se apagaban, y el viento soplaba dentro del encerrado espacio alborotado el largo cabello negro. Itachi cerró los ojos concentrado en su tarea, invocando mentalmente a aquel cuyo nombre es una mera ofensa, y al abrirlos, pudo ver en la superficie del espejo dos ojos rojos rasgados que sobresalían en el fondo negro neblinoso, un par de ojos diabólicos y expectantes que le obligaron a contener el grito, las pupilas amarillas dilatadas titilaron como muestra de su diversión y el profundo brillo siniestro lo cegó por unos instantes en que notaba sus piernas temblar, las ganas de salir huyendo lo estaban matando pero se mantuvo todo lo firme que pudo, aguantando hasta respirar.

"¿Qué es lo que quieres de mí?", preguntó él con voz profunda, haciendo que cada pelo de Itachi se erizara. Enmudeciéndolo.

Falto de juicio, Itachi solo fue capaz de balbucear. "Me gustaría desafiarlo a un juego de preguntas y respuestas...", de esta forma, olvidó su objetivo principal, porque él realmente no tenía consulta alguna que hacer y se preguntó que rayos estaba pensando para haberlo invocado, con cada segundo que transcurría y sin manera de medir el tiempo, que no debían ser mas de 66 minutos con 6 segundos, sentía que iba deslizándose más al abismo. Aparentando estar ajeno a sus pensamientos, el intruso en el espejo afiló la mirada, malicioso.

"¿Donde estoy?", fue la primera pregunta pronunciada en tono divertido, el mortal contuvo el impulso de secar la gota de sudor que quería deslizarse por su frente y se concentró entre todo su temor, señalando el espejo.

"Dentro del espejo"


Sin saberse si bien o mal y ante el silencio, decidió hacer su primera pregunta al Diablo.


"¿Qué puedo hacer para pasar biología?"


Los amarillentos ojos se entrecerraron y no supo si fue con burla o con seriedad. "Nada. No puedes hacer nada porque no eres nada, ¿no te lo dice ya tu padre?"


Itachi sintió el golpe muy duro, más fue incapaz de rebatir porque era verdad, la voz burlona volvió a sonar con la segunda pregunta.


"¿Porqué se suicidó el cuervo dejando que su sangre corriera?"


¿A qué cuervo se refería? Casi lo preguntó. Una risilla le impidió a tiempo preguntar, porque recordó que cuervo era el nombre clave de su primo Shisui en su infancia y él había muerto hace años, exactamente se suicidó, y hasta la fecha él es el único que lo sabe porque los demás piensan que fue un robo fallido. Itachi tembló.


"Porque... tenía muchos problemas...", dijo, "seguramente lo sabes... así que dime... ¿porqué se suicidó el cuervo dejando que su sangre corriera?"


Él pareció satisfecho con su respuesta y su pregunta, mirando hacia atrás de Itachi.


"Itachi..."



Esa voz...


"¿Porqué me hiciste esto?"


"Shisui decidió quitarse la vida después de un suceso, uno que tú conoces de sobra... Itachi, ¿qué fue lo que pasó?", ronroneó.


El Uchiha respiraba erráticamente, apretó los puños. "Ese día... Shisui dijo que... alguien lo había rechazado... a quien él más amaba...", se hizo el silencio, Itachi avasallado por si mismo y el Diablo esperando a que continuara. "Nunca me dijo quien."


Ante su firmeza, Lucifer soltó una brumosa carcajada. "Si esa es tu respuesta..."


"Itachi"


"Muy bien. Que divertido es este juego. ¿Porqué vuelan las aves, Itachi Uchiha?"


"Por su... porque su esternón es capaz de soportar el peso de sus alas... las aves son capaces de luchar contra la fuerza de gravedad de la tierra porque tienen huesos huecos, plumas, no tienen vejiga..." descolocado pero completamente seguro de su respuesta, intentó calmarse pensando que al menos en una le había ganado.


"Cuanta seguridad, Itachi. Tu turno."


Malévola y tranquila, esa voz lo seguía agobiando. De pronto escuchó ruidos tras suyo, cadenas arrastrándose, gritos ahogados y un goteo incesante, luchó con todas sus fuerzas para no voltear, Hidan le había advertido de ello, nunca debía apartar su mirada del espejo.


"Es una voz... que no se escucha... es un rugido que no sale de una boca... un grito silencioso que te hace sentir frío en invierno y frescura en verano..."



Su invitado gruñó, pensativo. Las adivinanzas dichas al Diablo jamás debían ser escritas, ni esas del Hobbit, ni una inventada. No plasmadas ni en celular, ni en papel, ni en una pared. Ni susurradas al viento. El viento... ¡el viento!


"Mi respuesta es el viento. Ahora tú me dirás, ¿qué hay atrás de ti, que se arrastra, muerde, grita, llora, y una muerte lenta te dará?"


Una carcajada resonó seguida de las cadenas, gemidos aberrantes y una sensación de ser observado, Itachi quiso cerrar los ojos pero por más que intentó hacerlo no pudo, sintió algo mojarle las manos y vio que era sangre, después, sintió alguien pararse tras él, un sonido de algo cortando el aire. Y volteó aterrado, y en el momento que lo hizo las velas se apagaron dejando todo en profunda oscuridad, se quedó quieto, muy quieto, antes de buscar apresuradamente el encendedor y tomar una vela destruyendo con sus movimientos torpes el círculo de sal, recuperó la visibilidad pero ya no había nada, ni sangre, ni ruido... ni el diablo en el espejo.


Unas manos lo tomaron de los hombros. 


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