Capítulo 1: Sencillo...¡sí, claro!
La preparatoria es intrigante al comienzo. Tus amigos de la secundaria no están allí contigo, ni siquiera uno solo. Y al pasar los días, te das cuenta que las clases son peor que en el octavo grado, además, las tareas son un bono aparte.
Un suspiro salió de la boca de Taehyung mientras caminaba hacia la cafetería. Se suponía que tenía que ir en compañía de los dos únicos amigos que ha podido hacer alrededor de tres meses. Lo cual es raro, puesto que al principio, se repelían como cargas opuestas.
―Ni siquiera te tomaste la molestia de esperarme ―le recriminó Jimin, el primer amigo que consiguió luego de derramarle jugo de naranja en toda su rubia cabellera.
Luego de ese terrible error en el segundo día de clases, Jimin lo tenía fichado. Todos murmuraban que jamás iba a librarse de la ira y venganza que contenía Jimin por dentro, porque como si eso no fuera suficiente, se enteró de que el chico tenía cierto estatus en la pirámide de popularidad. ¡Rayos! Fue deprimente al comienzo, sus pertenencias desaparecían como por arte de magia, su casillero era diariamente bombardeado con cosas desagradables y más.
Sin embargo, una tarde en la que llovía como si el cielo estuviera a punto de caer, Taehyung encontró a Jimin parado en tras la puerta de salida. Obvio él no iba a salir y dejar que el agua arruine su hermoso cabello...no, no, no. Él era Jimin, el líder del club de canto y tenía una imagen que cuidar. Fue así simple, le prestó su paraguas y salió corriendo sin importar nada más.
Como decirlo... eso conmovió el duro corazón del extravagante Jimin.
―De hecho, te envié diez mensajes al móvil ―dijo Taehyung, señalando una mesa vacía.
Jimin buscó rápidamente su celular, y nada. ¿Por qué siempre tenía la costumbre de perder las cosas? Taehyung pensaba que era el karma.
―No lo encuentro ―se quejó Jimin, sentándose con molestia, con un puchero en los labios―. Okey, no importa, puedo comprar otro.
Si, ser amigo de un chico con padres adinerados, era un tanto complicado.
―Tus contactos estaban allí y tus citas apuntadas, todo en tu tarjeta de memoria... que raro ¿no? ―se burló Taehyung.
Jimin mostró una cara desencajada entonces. El maldito chip... ¡Joder!
Taehyung iba a seguir diciéndole lo descuidado que se había vuelto últimamente, cuando lo vió... su magnífico rostro, su mirada esquiva y su andar prolijo. Kim Seokjin, el chico más popular entre los populares. El chico que se ubicaba en la cima de la pirámide social dentro de la preparatoria, y el que no habla con cualquiera que no esté dentro de su círculo de amigos cercanos. Como siempre, acompañado de los selectos.
¿Por qué no podía dejar de mirarlo?
Fue entonces que sintió un nudo en la garganta cuando el chico de sus sueños levantó la mano en su dirección y lo saludó, añadiendo a ello, su hermosa sonrisa.
¿Sería un sueño? Tenía que estar soñando, pero era su sueño, así que podía disfrutar de ello un poco más ¿no?
Justo cuando iba a corresponderle el saludo, alguien le tocó el hombro por detrás.
Namjoon, el otro amigo al que difícilmente logró caerle bien desde el principio. Como sea, ahora Namjoon estaba saludando a Jin... ¡a su Jin!
Esperen, tal vez el saludo no estaba dirigido a él desde un principio. Era patético haber creído que sí, ¿por qué Kim Seokjin iba a fijarse en un invisible?
Jimin le dio una patada por lo bajo y cuando lo miró, se percató de lo deforme de su cara al tratar de aguantar la risa. ¡Qué amigos más geniales tenía!
―¿Todavía no llenaron sus bandejas? ―les preguntó Namjoon luego de acomodarse en su asiento.
Resultaba difícil creer que el subcapitán del equipo de básquetbol, evitara sentarse con los otros jugadores y simpatizara más con ellos.
―Te esperábamos ―respondió Jimin, volviendo su cara a la normalidad. Lo único que le agradecía al rubio, era su discreción con respecto a su enamoramiento―. Estoy bastante molesto ahora, así que será mejor que seas tú quien nos traiga de comer el día de hoy ―apuntó Jimin, con un aura que realmente reflejaba su estado de ánimo.
―Pero si acabo de llegar, y...
―¿Disculpa? ―le interrumpió el rubio.
Namjoon sonrió con sarcasmo y se levantó de inmediato. Tratar con un Jimin enfadado, no era bonito y no hacer caso a sus peticiones, mucho peor.
―¿Por qué no solo le pides ayuda y terminas con todo este drama barato? ―al parecer la boca de Jimin nunca podía estarse cerrada.
―Porque sería humillante. Él pensaría que soy un idiota que no pudo ingeniárselas para acercársele de otra manera.
―Cierto ―concordó Jimin―. Todavía no sé cómo fue que nos hicimos tus amigos.
―¡Oh vaya, gracias! Eso definitivamente me subió los ánimos.
―Lo digo enserio, deberías tratar de destacar en algo... ―cuando Taehyung iba a acotar algo, Jimin lo interrumpió―, en algo que no sea ser el niño genio favorito de los profesores.
La vida era un asco. Al menos, ese día, Taehyung sintió que debería poner en práctica el consejo de Jimin... ¿pero de qué manera?