Para iniciar una buena historia siempre se tiene que empezar con buenos argumentos y explicar bien que fue lo que paso a detalle; bueno esta es mi historia, el cómo puede llegar a lo que soy ahora; soy Onodera Ritsu un autor de libros del siglo XXI que ha sufrido una maldición.
He estado vivo por aproximadamente más de un siglo, no puedo morir, envejecer o enfermarme, no me quejo he juntado la suficiente fortuna como para tener una buena vida, los libros que hago son especialmente de todo lo que me ha pasado en la vida, muchos críticos opinan que las historias que relato pareciera como si realmente hubieran pasado por eso he tenido grandes éxitos. Me ha tocado vivir de todo, guerras mundiales, la evolución de la humanidad en tecnología, desastres naturales e incluso ver como la sociedad se está hundiendo poco a poco.
Te has de preguntar....¿Cómo es posible esto?.....Déjame decirte que ni yo lo sé... recuerdo perfectamente todo, a pesar que ha pasado mucho tiempo cada recuerdo sigue latente en mi mente, pero se desde que momento inicio todo, les relatare en que momento mi vida empezó a alargarse y ser lo más cruel que me ha pasado...
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Año 1870
Es el año de 1870 y yo Oda Ritsu soy un abogado de Austria que ha sido enviado a Rumania para encontrarme con un tal Conde en Transilvania, se llama... Drácula. Él ha adquirido una mansión muy hermosa en Carfax.
Salí de Austria muy temprano en la mañana y llegue a Klausenburgo y me hospede en un hotel muy famoso en ese tiempo. Estando en Austria pude ir a una librería a comprar mapas y libros que me ayudaran a identificar Transylvania, siempre me ha gustado leer así que yo tengo una pequeña colección de libros de interés pero en ninguno de ellos venia la dirección del castillo del conde Drácula. Esa noche en el hotel no pude conciliar el sueño, me sentía muy incómodo y sentía que algo afuera de la ventana me observaba pero aun así trate de dormir.
En la mañana siguiente me levante y desayune, salí corriendo de ahi por que el tren partía a las 8 y ya se me estaba haciendo tarde, tenía que viajar a Bistrita de ahi me llevarían en carruaje hasta Transylvania donde me encontraría con el Conde. Llegue al hotel en Bistrita y me recibió una señora ya mayor.
-¿Es usted el caballero de Austria?- me pregunto en un tono amable.
-Si- conteste.-soy Oda Ritsu.
Ella sonrió y extendió su mano dándome una carta
-Es del Conde me pidió que se la entregara.- Sujete la carta y la guarde, ya estando en mi cuarto la abriría.
El Conde me decía en la carta que solo podría llegar a su castillo en carruaje, pero para esto tendría que salir temprano en la mañana en el carruaje del hotel para poder llegar de noche y ahi en una parte de la camino donde se dividía en dos tendría que esperar el otro carruaje que sería de parte suya.
Paso otro día por la mañana, baje a desayunar y me topé con los dueños del hotel, me acerque a ellos y les pregunte si conocían al conde y si podían darme informes con respecto al castillo, ellos se miraron al algo de preocupación y me dijeron que no sabían absolutamente nada de él; pregunte por la anciana de anoche, pero tampoco me dijeron que no sabían nada de alguna anciana que trabajara en el hotel.
Cuando ya me iba a ir del hotel para llegar al castillo, la dueña subió a mi habitación.
-Disculpe, ¿Realmente tiene que ir a ese lugar?- me pregunto con voz alterada-. ¡Pobre joven!¿No sabe acaso a quien va a visitar?.
Sonaba muy preocupada, así que tomo un crucifijo que estaba en su cuello y me lo entrego.
-Úselo por favor.- me rogo la señora me lo puse y ella salió de mi habitación.
Tome mis cosas, salí del hotel; vi como la señora se asomaba levemente desde la ventana hasta que me subí al carruaje. El bello paisaje me ayudo a distraerme un poco y olvidar mis inquietudes. Viajamos a gran velocidad a pesar que el camino era tan horrible, sin duda el conductor quiere llegar lo antes posible.
El viaje parecía no tener fin el sol descendía poco a poco y la noche empezaba a cubrir el cielo; en todo el recorrido los que acompañaban al cochero me estuvieron dando extrañas cosas como ajos y rosas silvestres secas. Comprendí que no podía rechazar tales presentes, pues me los daban con suma sencillez.
Llegamos al destino, comencé a buscar con la vista el carruaje que me tenía que estar esperando pero no logre tener resultado, todos esperaban ver surgir algo en medio de la noche. El cochero se volvió hacia mí y me aconsejo:
-No se ve ningún coche; mejor siga el viaje al pueblo más cercano y después volveremos aquí mañana...
Mientras el señor hablaba, los caballos empezaron a relinchar. Luego, mientras los viajeros lanzaban exclamaciones de espanto, una calesa tirada por cuatro caballos paso a lado de nosotros y se detuvo al instante.
A la luz de sus faroles vi que la conducía un indicio de gran altura, o por lo menos más grande que yo, el cual estaba cubierto por un gran abrigo y un sombrero, por lo tanto no se podía apreciar bien el rostro de ese cochero, pero al acercarse más pude observar gracias a la luz de los faroles solo unos ojos que a mi vista tenían un color rojo.
El hombre le pidió mis maletas al conductor del carruaje del hotel; yo me baje del carruaje y me senté en la calesa. Así estando mucho más cerca de aquí hombre más alto que yo, pude ver sus labio de un color algo rojos y unos dientes algo puntiagudos, él era una persona extraña.
Nosotros comenzamos nuestro recorrido y un rato después llegamos al castillo, que por cierto de lejos se veía súper grande, le bajo mis maletas y rápidamente se fue, dejándome solo en la puerta de ese enorme castillo con un frio que podría quemarte los huesos, esperaba que alguien me abriera la puerta, alguna ama de llaves o un mayordomo, pero no, nada...
Me estaba sintiendo solo y siendo observado hasta que....
-Buenas noches, disculpe la molestia de haber tardado tanto en atenderle, por favor entre.- la puerta de ese enorme castillo se abrió y estaba parado ahi un hombre, de gran estatura, su cabello negro como la noche, se veía pálido a pesar que era de noche y podía ver unos ojos castaños.
-Buenas noches.- dije con algo de alivio, al fin estaba alguien conmigo; entre al castillo.- Soy Oda Ritsu, me han mandado hasta aquí para hablar con el Conde Drácula, ¿podría hablar con él esta noche?.- le pregunte al hombre que cerraba la puerta y se acercaba a mí con una cara seria y algo fría.
- Creo que no me presente, yo soy el Conde Drácula, mucho gusto...
****Continuara****