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A n i m a l s por Raven Rotten

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– ¡Detente! ¡Déjame en paz, maldición! – Gritó el adolescente, tratando de separarse del hombre que lo tenía agarrado por detrás, rasguñándole el vientre con sus garras y oliendo su cuello como si fuera un perro. – ¡Para!

El otro sólo enterró con suavidad sus garras en el vientre plano.

– Nunca pensé que olerias tan bien, niñato... – Manifestó con voz ronca bajando una de sus manos, metiéndola dentro del pantalón corto de pijama. Tocó el miembro semi despierto del adolescente, lo que originó que forzará sus caderas hacia atrás, interceptando sus palpables nalgas con la caliente erección de su enemigo. – Sasuke... – Gruñó grave. – No me insites a devorarte ahora mismo...

– Deja de tocarme ahí... – Jadeó. – No quiero que me toques, menos ahí... Créeme, lo menos que quiero es insitarte más...

Itachi notó un deje de miedo en la voz del muchacho.

Sus colmillos dolieron por eso.

– Sasuke, ésta noche llegaré hasta el final... Voy a aprovecharme de tí esta noche... – Le mordió el lóbulo de la oreja, disfrutando de la humedad de su cabello y el olor a su shampoo. Unas gotitas caían de su pelo hacia su cuello delgado y blanco.

Sasuke soltó un gimoteo asustado. Divisó la mano que había estado tocando su miembro acercarse a su boca, colándose por sus labios, palpando su lengua humeda. Como acto de reflejo, mordió los dedos, provocando que el otro lo soltara.

– ¡Hijo de puta! – Se quejó Itachi, sacudiendo su mano, para aminorar un poco el dolor.

El muchacho aprovechó la situación para correr escaleras arriba y encerrarce en su habitación, cerrando la puerta con pestillo, apoyándose en la misma como intentado así que se reforzara el seguro. Sintió ardor en su estómago, subió su camisa, vio unos rasguñones largos, rojizos e hinchados, junto a cuatro marquitas de uñas enterradas en un lado de su vientre.

– Desgraciado... – Susurró, sobando su piel, tratando de no llorar de la frustración.

Aquel perro habia llegado hace unas noches exigiéndole salir con él, fue un día después de su cumpleaños número dieciocho, llegó jadeando y con las mejillas rojas. Le parecía raro, ya que ambos eran rivales, a ambos les gustaba Obito, un amigo, por el que tuvieron muchas riñas verbales, jactándose de ser mejores para estar con Obito. Se odiaban a muerte.

Por lo que casi le da un ataque al corazón cuando ese mismo día entró a su casa sin permiso, lo tiró al sillón y le dejó varios chupones en el cuello y en una de sus piernas. Hasta que sollozó asustado, lo que hizo que el mayor se levantara sin mirarle a la cara y se largara.

Otra noche llegó enojado, preguntando por qué olía a Obito y a otro hombre, comentario que lo desconcertó bastante, por lo que mentalmente lo apodó “perro”. Nuevamente fue arrojado al sofá, sólo que esa vez Itachi le hizo una de las mejores mamadas que alguien le haya hecho, pero eso no lo diría en voz alta, ni siquiera en ese momento dejó que se le escapara ningun gemido, sólo sollozaba y uno que otro jadeo se le escapaba. Después de la mamada, se le restregó sensualmente, provocándole otra erección y, nuevamente, se largó.

Pero ahora le asustaba que fuera a violarlo de verdad, llegó muy furioso a las dos de la mañana, encontrándolo en la cocina, luego de que se hubiera bañado, ya en pijama. Le acusaba de haber estado con alguien más, que apestaba a hormonas alteradas y a diferentes olores de mujeres.

Pelearon verbalmente, Sasuke se enfadó y caminó rumbo a las escaleras, ignorándolo para irse a dormir, hasta que lo amordazó entre sus brazos.

La puerta fue golpeada suavemente.

– Sasuke, abre la puerta. – Su voz era neutral.

– No.

– Ábrela.

– No lo haré.

– ¡ABRE LA JODIDA PUERTA! – Rugió, enojado.

– ¡NO ME GRITES! – Chilló, asustado.

Últimamente, Itachi usaba un tono de voz que lo alarmaba, que cuando gritaba usándolo, lo aterraba como si fuera un niño pequeño. Ahogó un gemido y sus ojos amenazaron con llenarse de lágrimas.

Sintió como Itachi exhalaba.

– Ábrela.

– No... Me asustas.

Escuchó un gemido de dolor, como sí se lamentara. Cayó sentado a la cama cuando el seguro fue forzado e Itachi había entrado estruendosamente.

Pensaba que era genial vivir solo, pero ahora lo dudaba.

Gateó asustado por sobre la cama para poder escaparse de él, pero lo único que logró fue que Itachi le agarrara las piernas y lo pusiera debajo de él.

– ¡No, Itachi, no! – Gritó aterrado. Maldición, mal momento para que la mayoría de sus vecinos salieran de vacaciones.

– Quieto...

El mayor metió su mano bajo su pantalón, tanteando su ano con uno de sus dedos, Sasuke gimoteó agobiado, tratando de escabullirse de los brazos del adulto, pero lo detuvo la incomodidad en su entrada, Itachi había adentrado un dedo en él.

De un momento a otro, el adulto sacó su dedo y agarró su pantalón corto de la orilla, tirándolo hacia arriba, causando que la tela se adentrara en su recto, separando sus nalgas. Finalmente, y como acto reflejo, curvo su espalda

– ¡No hagas eso! ¡Arde...!  – Eso sólo hizo que Itachi tirara más. – ¡Agh!

Poco a poco, el mayor fue apartando la entrepierna del pantaloncillo para dejar al descubierto la entrada de muchacho y parte de sus nalgas redondeadas, que se veían como un pastelito esponjoso, quería morderlas.

Sasuke abrió los ojos de golpe, tratando de gatear nuevamente, pero sólo logro darle espacio a Itachi en su cama y acomodarse en ella, antes de que mordiera una de sus nalgas, sacándole una grosería y un sollozo.

– No te resistas o te dolera más... – Le comentó en el oído.

– Itachi, por favor... ¡No seas perro! – Alegó cuando sus manos fueron apresadas en su espalda por una mano de Itachi y la punta caliente del miembro del mayor rozaba su entrada que se contraía de vez en cuando. – Agh... Está caliente... Ardien... Ardiendoo...

Fue adentrando su falo a la sensible entrada, deleitándose con los leves apretones que le daba ese caluroso lugar.

– Sácala, Dios mio, sácala... – Clamó Sasuke, temblando bajo él, afirmándose  de sus manos para mantener su torso levantado, apretando los dientes y los ojos.

Itachi jadeaba, viendo el hombro del adolescente expuesto cómo un sabroso manjar, ya estando completamente dentro de Sasuke por lo que hizo leves círculos con su cadera dentro del interior del menor.

Sasuke soltaba quejidos, apretando los dientes.

Luego, jadeos con los labios apretados y las cejas tiritando.

Para seguir con gemidos ahogados, mordiendo su labio, con sus ojos entrecerrados y las cejas en un gesto triste.

Y culminar en ojos cerrados por gusto, la boca abierta, dejando caer delgados hilillos de saliva, soltando gemidos chillones.

Dejó caer su torso a la cama, con la cola en alto y las piernas abiertas, permitiéndole a Itachi acariciar su interior a gusto. Tenía un brazo flexionado, con la palma apoyada en el colchón como evitando que cayera más allá de la cama, mientras que el otro brazo estaba estirado agarrando las sabanas con fuerza, casi sacándola de la orilla.

El mayor acercó su cabeza al cuello de su presa, lamiendo la extensión de él, para su sorpresa y agrado, Sasuke lo insentivó, dejando espacio para lamer y pasando su mano por su cabeza. Sonrió ladinamente, separando sus pelvis y arremetiendo contra las contrarias de manera abrupta, sacándole un chillido al menor.

Sasuke, por su parte, había terminado de sacar la sábana de la orilla de un tirón, al mismo tiempo que agarraba los cabellos de su amante, todo por la embestida que le había dado.

– Itachi... Itachi... – Gimoteaba, sacándole la liga del cabello, para que éste cayera libre, haciéndole cosquillas en el hombro y cuello. Dejó la liga roja en su muñeca.

El otro elevó su torso, posicionando sus manos a cada lado de la cabeza de su amante, arremetió con mas fuerza sacándole más chillidos. En un momento, usó el impulso suficiente para golpear la prostata de Sasuke.

– ¡Itachi, Maldi...! – Sasuke volteó levemente su rostro, dejando que Itachi pudiera mirarlo y le encantó ver como apretaba los dientes, con la saliva cayéndole por los labios, los pómulos rojisímos, los ojos llorosos y la mueca de las cejas. Volvió a arremeter con fuerza. – ¡¡!!... ¡Para! ¡H-Harás que me... ¡Ah!... Corra! Ngh...

Itachi se lamió los labios, golpeando fuerte sus pelvis, hasta que olió las hormonas de Sasuke revolotear como locas por su cuerpo. Acercó sus colmillos sobresalientes a la curvatura del cuello del menor y los enterró, hiriéndolo.

– ¡!... Ita... ¡¡Itachi...!! – Sasuke derramó su escencia en sus pantaloncillos en cuanto sintió la mordida. El mayor gimió con los colmillos aun enterrados en su cuello, eyaculándo dentro de él. Cuando el contacto del semen con su carne interna ardió, se percató que tenía unas leves heridas dentro de su ano.

Ocultó su rostro entre las sábanas, jadeando cansado. Sentía el cuello tenso, Itachi aún no desencajaba sus colmillos y ya comenzaba a doler.

– Itachi... Duelen... Tus dientes... – Farfulló Sasuke, su cuello cosquilleo cuando el mayor comenzó a sacarlos de su carne, la sangre cayó mojando parte de su hombro y cuello, manchando de paso las sábanas.

La lengua de su amante limpió la herida en su cuello. Fue ahí cuando cayó en la cuenta de lo que había ocurrido.

– ¡Dios...!  Acabas de violarme, acabas de violarme... – Comenzó a balbucear restregándose para escapar nuevamente. Se quejó más al sentir que el miembro de mayor aun permanecía en su interior. – ¡Sal de mí! ¡Le diré a Obito lo que me haz hecho! ¡Ah! – Chilló de susto cuando Itachi salió de él, lo volteó y lo se abrazó a su cuerpo. – ¿...Qué haces...?

– Ahora eres mío, eres mi pareja... – Pasó su nariz por el cuello del menor. – Hueles tan bien... Absolutamente delicioso.

Sasuke se espantó, no por sus palabras, sino por como los ojos del mayor brillaban en un carmesí chispeante, con esos colmillos sobresaliendo. Los dedos tenían unas garras afiladas que amenazaban con rebanar la carne de sus costados.

– ¿...Qué demonios...eres...? – Inquirió bajito, temiendo por su bienestar nuevamente.

Itachi acercó sus rostros, luego bajo al cuello y lo olisqueo.

– Soy un Alfa... – Susurró en su oído.

Gimió dulcemente.

Un Alfa era algo así como el jefe entre los hombres lobos. Él conocía a unos cuantos hombres lobos, pero todos eran Betas u Omegas, por lo encontrarse ahora con un Alfa hacía que un cosquilleo se le formara en el vientre.

Con razón Itachi tenía un tono de voz que lo aterraba, era su voz de mando que se forzaba a usar con alguien que no acota sus órdenes.

– Soy tu Alfa... – Le volvió a susurrar.

Sasuke puso sus ojos en blancos y mordió su labio. Tal vez él fuera un humano ordinario y corriente, pero aun así podía sentir las feromonas sexuales de Itachi calarle la piel, despertando sus propios deseos.

– Alfa... – Le llamó.

Para colmo, ahora eran una pareja con el vínculo de la mordida ya formado, por lo que no podía evitar el querer seguir apareándose con el Alfa hasta que el ritual de vinculización culminara.

¿En qué?

Pues en él con más de una herida en el cuerpo, convertido en hombre lobo y sin poder caminar en varios días.

– Alfa... – Repitió, dando vuelta sus cuerpos para quedar sentado sobre el mayor. Itachi le sostuvo las piernas, mientras él posaba sus manos en el estómago ajeno. – Sácate esto... – Habló Sasuke, tomando la orilla de la camisa de Clash y sacándola sin mucho esfuerzo.

Se mordió el labio, ojeando el pecho trabajado del hombre bajo él. Las manos de Itachi subieron, una a la espalda de Sasuke para atraerlo a su cuerpo y la otra al interior del pantaloncillo.

– Deja de tocarme el trasero...

– Mi autocontrol es débil...

– Aprende a hacerlo más fuerte...

– Es que me encanta tu trasero...

Tenían las mejillas juntas, uno respirando en el cuello del otro. Sasuke se separó un poco, pasando sus manos por los hombros fuertes del mayor y le miró los ojos. Itachi lo estaba mirando de una manera tan deslumbrante, tan atrayente, tan... Tan amorosa y dulce. Siempre quizo que Obito lo mirara de esa manera. Pero, en ese momento, pensó que esa mirada se veía mejor en los ojos de Itachi.

Pasando sus dedos por la nuca del mayor, le dió un piquito en los labios. Se miraron a los ojos y comenzaron a comerse la boca.

En un arranque de excitación, Itachi metió dos dedos a la entrada de su amante, provocando que curvara su espalda, cada vez tratando de llegar más adentro, arrancándole gemidos a Sasuke.

El menor tuvo que separarse.

– Ngg... Dios mio... – Lloriqueó el menor, ocultando su rostro en la curvatura del cuello del Alfa. El otro hundió más los dedos. – ¡Ahh...! – Mordió su labio, escuchó la risa de Itachi por soltar aquel gemido.

El de cabello corto bajó su mano por el pecho de su amante hasta llegar a su miembro, tomándolo y mimándolo. Escuchó que gruñía, jadeaba y se aguantaba las ganas de gemir.

Vio su rostro, estaba contraído y con los colmillos sobresaliendo cada vez más.

– Por favor... Métela otra vez... – Le murmuró al oído.

– No tienes por qué pedírmelo...

Itachi movió a un lado la entrepierna del pantalón, mientras que Sasuke guiaba el miembro a su entrada.

– Ahora oleras a mí. – Comentó Itachi, antes de levantar las caderas de un salto, enterrándose completamente en Sasuke, quien soltó un grito de dolor.

– Me duele... – Lloriqueó, apretando los ojos, arqueando la espalda.

Itachi se sentó en posición índia, acomodando las piernas claras de Sasuke a sus lados, metiendo las manos debajo del pantalón para acariciarles las abultadas nalgas.

– Pronto ya no las sentiras...

Sasuke supuso a que se refería a las heridas dentro de su ano. Asintió y volvió a besar a su amante. Se abrazaron fuerte, apretando piel, enmarcando músculos y mordiendo labios y cuellos.

Fue Sasuke quien comenzó a moverse por su cuenta sobre la cadera de Itachi, dejando piquitos en sus labios, provocando sonidos humedos, pero agradables. Se quitó la camisa de pijama para que sus pieles se tocaran como era debido.

– Sasuke... – Gimió en sus labios, deleitándose de la manera en la que su amante se movía sobre él. – Tus feromonas me están volviendo loco...

El humano le mordió el labio, sonriéndole sensualmente. Rápidamente, el Alfa le dió la vuelta quedando encima, justamente donde estaba la orilla de la cama, dejando que la cabeza de Sasuke quedara colgando, estirándola a gusto hacia atrás por la excitación. Mostraba toda la longitud de su cuello herido.

¿Alguien más habrá mordido ese cuello?

– ¿Qué tanto te gusta Obito?

Sasuke se obligó a mirarlo, ¿A qué venía esa pregunta? Luego, los ojos de Itachi le gritaron lo que ocurría.

Estaba celoso.

– Me gusta mucho. – Gimió en su oído.

Itachi gruñó, golpeando más fuerte contra él.

– Obito ha estado dentro de mí... – Habló con algo de dificultad. – He gemido su nombre...

Abrazó los hombros del Alfa sintiendo que pronto de desmayaría.

– Obito... Obito... Obito... – Le mordió el lóbulo, sonriendo descaradamente.

El Alfa arremetió demasiado fuerte dentro de él, volviendo a desgarrarlo. Gritó de dolor y de excitación por eso, sollozando con los ojos lagrimeándoles.

Cuando Itachi vio la sonrisa burlona, supo que le estaba mintiendo.

– No me obligues a arrancarte el cuello con los dientes. – Gruñó Itachi.

– Si, por favor. – Gimió Sasuke.

Itachi se acercó a olfatear el cuello de su dominado, regocijándose por el fuerte olor a excitación que venía de ahí, fue subiendo hasta llegar detrás de la oreja donde el olor precedía con más fuerza. Cuando olfateó su cabello, gruñó amenazante porque éste no olía a excitación, sino a shampoo de manzana.

Iracundo, bajó al cuello y lo mordió, al mismo tiempo que metía su mano al los pantaloncillos y apretaba el miembro en sus manos, provocando un doloroso placer.

– ¡Ah! ¡Itachi... Itachi... Itachi...! – Gritó Sasuke, agarrando los cabellos de la nuca y la muñeca de su dominante.

El mayor lo volvió a acomodar sobre la cama, dejando ahora la cabeza de Sasuke recostada sobre una almohada, poniéndose de rodillas y subiendo las caderas del más joven hasta más arriba.

El Alfa mordió las clavículas, las costillas y los hombros de Sasuke dejando marcas rojizas que mañana amanecerian amoratadas. Sasuke, teniendo más cerca a su amante, se vio en la facilidad de morder su cuello, lo que culminó en golpe certero a su próstata.

– ¡¡!! – A Sasuke se le dibujó una sonrisa en la cara, las mejillas se le encendieron aún más y las pupilas se le dilataron.

La cama sonaba fuerte, como si la estuviera zarandeando y el respaldo chocaba casi rompiendo la pared.

Itachi besó la boca de su dominado cuando el orgasmo se acercó a su cuerpo.

Primero Sasuke se derritió en sus brazos, recibiendo encantado el beso. Al mismo tiempo, Itachi se derramaba en su interior apretado.

– Dios... – Jadeó Sasuke sin creerse que tuvieran tanto apetito sexual.

– Al parecer, nos llevamos bien cuando estoy dentro de tí...

El pasivo rió cansado, cerró los ojos y calló en estado REM.

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Soltó un gemidito quedo, casi ni el mismo lo escuchó. Olfateó la almohada y las sabanas, apestaban a sexo, a un poco de sangre, a sudor, a saliva y a semen. Los aromas se le calaron por la nariz, haciendo que su vientre bajo cosquilleara agradablemente y su boca empezara a salivar. Cuando levantó su cara de la almohada se percató que estaba boca abajo, sus cabellos negros caían a cada lado, limitando su vista.

Momento, él no sabía como olía el semen... O la sangre.

¡La mordida! Ahora la recordaba, había sido brutal y dolorosa. Tocó su cuello y no encontró rastros de sangre o de piel lastimada.

Escuchó un sonidito de uno leves golpeteos, una respiración casi imperceptible. A su nariz llegó el olor a testosterona, cuero y sexo. Por entre sus cabellos divisó al dueño de esos olores.

Unos ojos negrísimos, con unas pestañas largas le miraban. Con cabello alborotado y mirada de niño curioso, Itachi se asomaba por el colchón, sentado en el piso.

Cuando se acercó a la orilla, el Alfa descansó su mentón en la colcha, él le imitó y rozaron sus narices, ronroneando.

– ¿Cómo te haz despertado? – Preguntó el mayor, sin dejar de rozar las narices.

– Me duelen las caderas y aún me siento agotado. – Respondió él.

– Eso es bueno, quiere decir que la transformación va lenta, pero eficaz, ya que los desgarros han sanado. – Tocó los cabellos de Sasuke, enredando un mechón en su dedo.

– Ahora sí eres mi Alfa...

Se rió dulcemente, acercándose para darle un pequeño beso en los labios a su nuevo Alfa.

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Extra

↭3 años después↭


La casa olía dulce, como cuando mamá horneaba un bizcocho de vainilla y el olor y el calorcito se queda en todas partes.

Subía con cuidado las escaleras, siguiendo el suave olor que se extendía por toda la casa. Y, como era inusual, estaba totalmente calmado y sumiso.

Caminaba con mucha cautela y descalzo, con miedo de hacer mucho ruído y causar un escándalo. Asomó su mirada por la orilla de la entrada de la habitación, temeroso de entrar.

Lentamente fue agachándose hasta quedar parado como un animal, caminando en cuatro patas. Cuando llegó a la orilla de la cama, olisqueando las sábanas. Sonrió cuando lo vio ahí, acostado, con la camisa de manga larga y ancha de The Cardigans y un pantalón con diseños de garras de lobo.

Se veía tan lindo y cada día se enamoraba aún más de él.

– No te quedes ahí parado, ven aquí...

Itachi subió a la cama, posicionándose detrás de su pareja, abrazándole la cintura y oliendo su nuca, justo donde estaba la marca de sus dientes.

– Obito llamó.

– ¿Qué dijo?

– El parto fue excelente, el bebé esta sano y es un varoncito, aún no saben sí será hombre lobo o humano.

Sasuke volteó su cabeza, con un gesto confundido.

– Pero Shisui fue convertido en hombre lobo, ¿No se supone que el niño también saldrá así? – Inquirió, volviendo a su posición, dejando su mano sobre la de Itachi.

– Depende.

– ¿De qué?

– De sí los genes de Shisui son más fuertes que los de Obito, saldrá humano. Sí los de Obito son más fuertes, saldrá hombre lobo. – Respondió con tranquilidad.

– Comprendo...

Hubo un silencio tranquilizador.

– ¿Qué tal si nosotros hacemos lo mismo? – Preguntó Sasuke, dándose la vuelta.

– ¿Qué cosa? – Itachi levantó una ceja.

El Alfa gimió sorprendido cuando sintió una mano meterse en su pantalón, tocando su miembro.

– Seguir con la línea familiar... – Sasuke sonrió coqueto, pasando su lengua por sus afilados colmillos.

– ¿Tendrías un hijo conmigo? – Sonrió igual de coqueto, pasando su mano por el muslo de su pareja.

– Contigo yo tendría diez hijos. – Admitió. – Empecemos con un par...

Itachi metió su mano al pantalón regocijándose al notar que no llevaba ropa interior.

– Solamente te lo digo, por sí quieres practicar...

– Vaya que sí... 

Notas finales:

Me gusta esta canción wn xd

 

Este fic fue inspirado tanto en la canción, como en un fic de un fandom ajeno xd

 

El fic se llama “No le digas a Scott” de AkaneAMR y es del fandom de Teen wolf. Si ya viste o piensas ver la serie y terminas shippeando Sterek, este es uno de los fics y escritora que más te recomiendo. 

No' vimo'

 

Se despide:

 

E l C u e r v o P o d r i d o
?—?


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