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Haunting Past por outofcontrol

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Notas del capitulo:

Por si es es que alguien aún se acuerda de mí xdd hola. Decidí volver al pasatiempo de escribir después de un año (lo sientoooo por no haber actualizado :'''v)

 Si es que hay alguien que leyó los anteriores fanfics Thorki y se topa con este, quiero aclarar que los pienso terminar ahora que me siento con más ánimos para hacer estas cosas.

Sólo espero que en mi tiempo de receso mi escrito haya mejorado en algo (lo cual es difícil si no lees y dejas de practicar Dx) 

 

Espero les guste

23 de Junio, 2013.
 
Chris se había sumergido en los barrios más bajos en alguna parte perdida de Europa Oriental. Precisar la razón resultaba decepcionante ante cualquiera que una vez conoció a ese hombre lleno de vigor y seguridad. Su mirada estaba perdida en las botellas de whisky de sorpréndete calidad para los estándares tan marginales del lugar. Las voces de la gente fluían suavemente por el ambiente; los temas variaban y se desligaban rápido de su memoria gracias a la poca concentración que tenía Chris debido al alcohol, pero estaba seguro que el tema de armas biológicas fue tocada por alguien a unos pocos metros de la barra de madera en la que él se encontraba.
No determinó a aquellas personas y todo se volvió menos lúcido (gracias al efecto de aquel brebaje que simulaba ser alcohol; la especialidad de la casa, o eso especificaba el hombre de apacible mirada que corría el bar), comprendiendo que si ignoraba su palpitante pasado que dejó atrás hace cuatro años, las preocupaciones​ que rondaban por su mente se esfumaban con cierta facilidad.
 
La bebida desaparecía sorbo tras sorbo, la noción de dónde se encontraba en ese momento se iba disminuyendo, encontrándose que comenzaba a disfrutar cada vez más del turbio ambiente. Pero un ligero aroma que creyó se había extinguido cuando el olor de carne chamuscada inundó el ambiente, quiso moverse pero el temor y la poca energía que tenía lo retuvo de concluir la acción de buscar algún indicio del fantasma que lo atormentaba con aquel perfume cítrico. 
Su cuello comenzaba a escocer, como si su propio cuerpo lo traicionase a buscar por más delirio, por rememorar la cicatriz psicología que su último enfrentamiento en el volcán le dejó. El sonido de pasos acercándose lo alertó lo suficiente para tensarse, pero nada más. Pronto dos sujetos se colocaron a cada lado de la barra, sonriéndole al menos el de la derecha, que si no fuese por la bebida que corría por todo su sistema podía ver picardía en sus ominiosos ojos.
 
 
—Hola— se adelantó hablar el mismo hombre de burlona sonrisa, acercándose más a Chris, confundiendo a este, sintiéndose más tenso ya que por más que le pesará admitirlo, y que sorprendentemente se percató de que aún podía pensar lo suficiente como para darse cuenta que, estaba en total desventaja ante los desconocidos  por los estragos del alcohol que regresaban nuevamente, mareandolo.
Las miradas por más que tratase de encontrar una pista de lo que buscaban le resultó imposible, ya que con sólo mover sus ojos todo le daba vuelta nuevamente, y juraba avergonzado que podía desplomarse en el piso si trataba de levantarse a confrontarlos o realmente al hacer cualquier movimiento.
 
—Retirense, por favor— pidió sintiendo que se le iba el aliento, posicionando su vista en el vaso sudoroso que parecía darse más cuenta  que él en la situación peligrosa que se encontraba. Tragó duro, deseando por un milagro que lo sacase de ese aprieto, pero se vió que por más que intentase pensar en alguna manera de lidiar con la situación por su cuenta, ninguna idea venía a su cabeza. Apretó su mandíbula levemente al ver que los hombres soltaron un bufido burlesco, ambos comenzando a levantarlo por los brazos. Contempló en la idea de pedir ayuda ¿pero quién lo ayudaría?
 
Los tres guardaron silencio hasta la salida, Chris perdió toda esperanza de salvación al abandonar el bar por una de las puertas que daba a una suerte de callejón oscuro. El castaño no sabía que decir, sus músculos se veían contraídos pero sin sentirlos así, sus sentidos obstruidos por el estrago del alcohol que seguía revolviendose en su estómago y continuaba quemando su interior. Desorientado fue aventado al piso sin cuidado, chocando su cabeza contra el barro seco que suavizó en algo el golpe. 
Uno de los hombres se colocó encima suyo, presionandose contra su espalda y usándolo como filtro para que éste no tocase el mugroso piso, moviendo sus manos por toda la extensión de su cuerpo.
 
—¿Sabes? —preguntó cerca de su oído, la respiración caliente penetrando su piel y erizandola.— Aquel señor que sirve las bebidas nos hizo un muy buen precio por tu precioso culo. Nos comentó que siempre vas solo por alguna razón...— las manos de éste se deslizaban por las espacios abiertos de sus prendas, metiéndose desperadamente apretando su piel con su mano, asimilandose a un masaje descuidado. —Entonces... le comentamos que te queríamos como una nueva mascota, ya que el anterior hombre no aguantó la última tortura que se le propinó...— la manos llegaron a ambas partes privadas del castaño, tocandolas con total descaro. Presionando su pene con fuerza y retrayendo su prepucio dejando al descubierto su glande, mientras la otra se concentraba en forzar varios dedos en su entrada que rehuía de la intromisión.
 
—¡No! ¡Basta!— gritó apenas Chris, sacudiéndose inútilmente del firme agarre del hombre, logrando sacar varias risas cínicas. Unas cuantas lágrimas reprimidas salieron a borbotones de sus ojos, su garganta parecía cooperar soltando uno que otro gemido débil pero continuos que se perdían en el callejón.  
 
—Tranquilo lindo, nadie te escuchará, y si lo hacen no te ayudarán. A si que mejor guarda esa angustia para el jefe. A él le fascina cuando le llegan maricas miedosas.
 
Su ropa era rasgada y desprendida de su cuerpo por ambos hombres, el frío hizo que tuviese más lucidez ante la situación, pero no por eso se sintió más aliviado. Ahora con su fuerza que aparecía levemente se sacudía con más violencia para liberarse del agarre que lo sometía. Ganándose un patada en su cara por el hombre que se había mantenido en silencio todo el tiempo y ahora permanecía parado, muy atento de sus  movimientos.
Se desoriento por completo, como si el efecto de la patada hubiese logrado activar nuevamente el líquido que había tomado con total indiscriminación, sintiéndose igual que el primer trago.
Sus brazos eran cruzados en un rápido y fuerte nudo de la propia tela que antes era su ropa. No pudo evitar volver a llorar al verse derrotado, y tampoco pudo contener más su ahogado grito cuando sintió que le despojaban de su ropa interior, dejándolo desnudo por completo. Su cabeza palpitaba con fuerza, ignorando la fuerte patada que le habían propinado, el sudor bajaba frío a los costados de su cabeza y sus lágrimas se secaban para pasar a la auto resignación.
 
Pero pronto, una gruñido casi animal hizo echo por las paredes y retumbó con fuerza en los oídos causándoles escalofríos.
 
—¿¡W-wesker?!— gritó a todo pulmón, fijando sus hinchados ojos hacia donde se produjo ese sonido, topandose con  la misma figura que portaba una gabardina como el manto que llevaba la parca,  logrando así que todos sus sentimientos y pensamientos chocarán, haciendo que colapse mentalmente por todos los acontecimientos.
 
— ¿Y tú quién eres imbécil?— indagó el hombre que se mantuvo callado todo ese tiempo, visiblemente irritado, mientras su compañero sin prestarle mucha atención a la impotente figura volvió a su cometido y sacó su pene hinchado para restregarse lo más fuerte posible contra la entrada de Chris y tratando en vano meterse dentro, sacándole aún en su estado de inconsciencia un ligero quejido.
 
Cuando quiso dirigir su pene nuevamente a la tan estrecha entrada del hombre que se tornó roja, dos cosas pasaron: una bala sonó y su compañero yacía a varios metros muerto, y el hombre que estaba hace unos momentos a varios metros de ellos se encontraba en la misma posición en la que se encontraba su compañero.
Se paró rápidamente del cuerpo donde estaba recostado, con total miedo sacó su pistola de uno de los costados de su cintura y comenzó a disparar a la dirección del rubio que esquivó las balas, dejando una estela de polvo y a paso lento se dirigió al aterrado hombre aún con el pene afuera, Albert corrió rápido y con una sóla cortada de su cuchillo cercenó el pene del hombre.
El desdichado comenzó a gritar desenfrenadamente, traumatizado, soltando su arma tocandose la parte faltante de su cuerpo, manchandose de sangre y sin previo aviso recibiendo un balazo en su cabeza, cayendo sobre la puerta del bar, abriéndola. Afortunadamente la gente no parecía importale la escena que se desarrollaba y el rubio procedió a cubrir rápido a Chris con su gabardina, desatando sus brazos del arcaico pero eficiente nudo que dejó rojas sus muñecas, mostrandole una mirada afligida lo levantantó con cuidado del piso envolviendolo entre sus brazos y pegándo entre los límites de lo posible su cuerpo contra su pecho, dirigiendose con prisa a su carro.
 
La temperatura en el vehículo era tibia, el ambiente era... reconfortante a pesar en el estado que encontró a Chris cuando se decidió entrometer. Se prometió a si mismo que saldaría cuenta con ese grupo de gente, el virus T comenzaba a activarse de nueva cuenta pero pronto se disipó toda rastro de éste al ver que su pasajero se removía en el asiento trasero.
Se sentía tan pesado y, perdido. La cabeza le daba vueltas y su cuerpo dolía, su mirada trataba de enfocarse visualizando solamente una mancha negra.
 
—Ya despertaste... — recalcó secamente, observandolo por la vista del retrovisor, tratando de disfrazar cualquier tono en su voz. Deteniendo el carro en el solitario camino salió del carro y se dirigió al lado de Chris, que ya se encontraba sentado y con una expresión de temor.
 
—¿Wesker?... ¿Eres tú?... — pensó que la figura presente delante de él sólo era parte de una alucinación de mal gusto, generada por su subconsciente. Acercó más su cara a la del hombre que ahora se encontraba a unos centímetros de él, entrecerrando sus ojos para aclarar su visión pero fallando, dejando que el "extraño" responda su pregunta.
 
—Yo... Ha sido un largo tiempo desde nuestro último encuentro, Christopher.— fue lo único con lo que pudo salir, porque muy a su pesar, estaba muy nervioso como para decirle algo convincente. Ambas miradas se toparon, el mar de sentimientos era sin duda algo compartido. La expresión de esos ojos marrones que lo veían incrédulo lo intimidaban por primera vez, ya que ponían en juicio su credibilidad y parecían querer buscar cuál era la jugarreta que está vez el mayor se había inventado, pero que por más que odiase admitirlo, no había ninguna. Su mente estaba en blanco por primera vez, y no sabía que decir más que dejar al silencio dictar la situación.
Wesker analizó con rapidez el rostro de su ex subordinado, sin poder evitarlo su mano fue a la mejilla del hombre, tornándose tenso ante el sutil toque. Había un considerable moretón en su pómulo derecho y unas pequeñas rasgaduras en su piel, a la par de sus ojos que estaban hinchado y a la vez morados; posiblemente por ¿malas noches?
 
Su corazón dió un vuelco cuando Chris dirigió su mano izquierda a su brazo para alejarlo, detestandolo por ello ya que de hecho, le demostraba que era un simple mortal con una suerte de super poder. Pero reprimió ello ya que el odio que le habían inculcado no lo llevaría a ninguna lugar, sólo a más miseria y por eso ahora él se encontraba allí en ese momento, para solucionar un asunto que ha estado evitando por quince años.
 
Tragó duro, desviando su mirada del hombre delante suyo, sintiendo su garganta quemar ¿pero qué más daba mostrar su lado humano sólamente a él?
 
—Lo lamento— las dos palabras fueron más pesadas que cualquier cosa con la que una vez intentaron matarlo— Lo siento— repitió sintiendo como algo que reprimía se rompía en su interior y su cuerpo temblaba.— Perdóname, por todo...
 
Por primera vez su rostro se bañó con lágrimas que creyó sólo podían causarlas el daño físico.
 
El silencio desapareció, y el llano y el gemido desconsolado de Wesker inundaba el carro. Sus manos cubriendo su rostro, apenas pudiendo articular palabras que se perdían en sus gimoteos que se tornaban más y más fuertes, cuando sintió  brazos débiles y dudosos pasando por su espalda acercandolo al cuerpo ajeno, reposando así su cabeza en el hombro tibio, sintiendo la textura de su gabardina contra su frente. Imitando la acción del contrario este se sujetó con fuerza de su propia prenda y por fin pudo comprender la verdadera escencia de ser humano.
 
 

Notas finales:

Agradecería muchísimo, si me pueden decir en qué debo mejorar, por favor <3

 

Gracias por leer.


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