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Sobran las Palabras por Dark_Gaara

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Notas del fanfic:

¡Hola~! Traigo una nueva historia de Sueprnatural, otra vez Destiel. Es importante que lean unas pequeñas aclaraciones que dejo en el primer capítulo antes de comenzarla para evitar mal entendidos.

¡Nos leemos~!

Notas del capitulo:

¡Hola~! Gracias por darle una oportunidad a esta historia. Dejo las aclaraciones y el primer capítul, espero que lo disfruten.

Antes de comenzar a leer el fanfic, les pido que lean estas breves (pero necesarias) aclaraciones:

1-Esta historia toca una temática sensible. No voy a comentarla acá para no spoilear (pues es parte del suspenso del fanfic), pero quiero aclarar que no quiero incomodar a nadie. Si conoces a alguien que sufre el mismo problema que Castiel y te parece ofensivo el modo en que lo trato (aunque, reitero, no es mi intención), te pido que me contactes y lo hablemos. A su debido tiempo se explicará qué es lo que ocurre, y ahí haré la aclaración de dónde saqué la información.

2-Si estás acostumbrado a leer mis otras historias (lo cual agradecería <3) quiero que sepas que esta es un poco diferente en cuanto al estilo. En general mis capítulos son bastante muy largos, pero esta historia la escribo realmente como un relax, así que los capítulos serán bastante breves. De hecho la había concebido como un one shot, pero vinieron otras ideas y decidí hacerla más larga, aunque también consideraré su repercusión (esto no quiere decir que estás obligado a dejar comentario, pero sí que si veo que nadie la lee probablemente deje de subirla y la deje en mi imaginación, al menos por el momento, ya que tengo otros proyectos que me demandan más). Aún así les pido que le den una oportunidad <3

3-Si bien no especifico la época en la que transcurre la historia, sí quiero aclarar que no existía Internet ni las computadoras, así como tampoco los celulares (porque sería muy fácil que los personajes googlearan o se mandaran mensajes de texto, jeje).

Creo que eso es todo. Espero que disfruten la historia <3

CAPÍTULO 1- NUEVO VECINO

-Con ese nuevo vecino no creo que me extrañes demasiado.

La voz burlona de su pequeño hermano lo devolvió a la realidad. Se había perdido en la cintura estrecha, los musculosos hombros, las piernas marcadas, el cabello revoloteado. El muchacho llevaba algunas cajas del auto a la casa, ajeno a que sus vecinos de enfrente lo espiaban desde la ventana.

-Cállate.-fue lo único que pudo articular.

Sammy rió, divertido por las mejillas coloreadas de su hermano mayor.

-Al menos no me siento tan mal ahora de ir a ese campamento de verano.

-Tsk.-gruñó, pues quería ver si el rostro del chico era tan lindo como su cuerpo, o si sería una decepción.-De todas formas no iría a ese asqueroso campamento. Es para niños.

-Wow, disculpa adulto mayor. Ni siquiera puedes beber alcohol aún, aunque lo hagas.

-No todos somos tan aburridos como tú, Sammy.

-No me digas Sammy.-lo regañó.

-¿Ves? Agradece que no voy, porque te llamaría así delante de todos. Sobre todo de Jessica.

-¡Eso sí que no!-le pidió, y esta vez fue el turno de Dean de reírse.

-Ve y disfrútalo. Por cierto, deberías hacer las maletas.

-¡Sí!-y salió disparado.

Dean suspiró. Iba a extrañar a Sammy, vaya si lo haría. Nunca pasaban mucho tiempo separados. Y en parte eso hacía que fuese bueno que su hermano fuese al dichoso campamento. Además, sabía que él tenía esa necesidad de estar con más gente, de sentirse rodeado de personas de su edad con las cuales interactuar. A fin de cuentas, no tenían muchas más personas para hacerlo. John, su padre, trabajaba casi todo el día para mantenerlos. Y él tenía sus propios amigos. Aunque tampoco es que fuese realmente sociable. Lo normal. Sam, en cambio, parecía necesitar más compañía, especialmente de su edad. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido del timbre. Se levantó del sillón, acomodó la cortina y se dirigió a la puerta principal. Abrió, y se halló frente a él a un hombre de unos cuarenta años, con el pelo enmarañado y una sonrisa un poco tímida.

-Buenas tardes, soy Chuck Shurley, tu nuevo vecino.-y extendió una mano amigablemente.

-Dean Winchester, para servirte.-correspondió el saludo con una sonrisa ante aquel adulto que parecía un adolescente ingresando a una nueva preparatoria.

Iba a agregar algo para que no se generase tensión en el ambiente, cuando apareció Sam desde el fondo.

-Hey, Dean, ¿sabes dónde está mi mochila?-preguntó pero se interrumpió cuando vio al hombre del otro lado de la puerta.

-Él es Chuck Shurley, nuestro nuevo vecino de enfrente. Él es mi hermano menor, Sammy.

-Sam.-le corrigió enojado. Luego agregó, amablemente-Un gusto, señor Shurley.

-Oh, llámame Chuck, por favor.

Los hermanos sonrieron ante el pedido. Parecía un hombre amable y sencillo, lo cual siempre era bienvenido.

-Por cierto, tu mochila está debajo de tu cama. Hace semanas que te lo digo.-respondió Dean a la pregunta de su hermano, con un tono parecido a una madre regañona.

-Gracias.-respondió rodando los ojos.- Adiós, Chuck.

-Adiós.-respondió el aludido riendo ante aquellos hermanos.

-Siempre se pone así antes de viajar.-explicó Dean.-En fin, ¿necesitas algo?

-Oh, sí, sí. Siento ya tener que pedirte algo.

-No hay problema, para eso estamos los vecinos.

-Por casualidad, ¿tendrás una soldadora? Tengo que reparar un mueble antes de seguir poniéndole cajas.

-Sí, claro. Tenemos varias herramientas por aquí. Déjame buscarla.

Dean se adentró a la casa, y salió a los pocos minutos con la soldadora. Miró a Chuck con cierta condescendencia.

-Es un poco pesada, ¿sabes? Así que déjame llevarla a tu casa.

-No, no. No quisiera abusar de tu amabilidad. Llamaré a mi hijo para que me ayude.

Antes de que Dean pudiera objetar, Chuck se dio vuelta.

-¡Castiel!

"Un nombre realmente angelical", pensó Dean. Castiel. Sí, sonaba lindo. El aludido era nada más y nada menos que el muchacho que había estado espiando hasta hace unos minutos. Vio cómo el muchacho giraba la cabeza ante el llamado, pero aún no podía ver bien su rostro, pues estaba al otro lado de la calle.

-¡Ven a ayudarme con esto!-le gritó Chuck.

Dean lo vio dudar. Era obvio que estaba mirándolo a él, como si eso lo detuviese en su lugar. Se preguntó si sería extremadamente tímido. Chuck seguía mirándolo, impasible, sin cambiar de opinión. Después de unos segundos, Dean comenzó a incomodarse, pensando que quizás lo mejor fuese dejar la soldadora en la puerta y cerrarla. Por fin, el tal Castiel dejó la caja que estaba sosteniendo en el suelo, y comenzó a caminar hacia ellos. Dean pudo adivinar una sonrisa triunfal en Chuck. Cuando estaba a unos pocos pasos de distancia, Dean pudo observar al fin su rostro, y el alma se le cayó a los pies. Si Castiel tenía un bello cuerpo, su rostro no tenía nombre. Sobre todo por esas joyas azules que vaya a saber quién le había puesto en donde deberían ir sus ojos. Brillantes y enigmáticas, le robaron el aliento.

-Dean, te presento a Castiel.

-Ho, hola. Hola.-se acomodó Dean, abrumado.

Estaba esperando una risa burlona de Castiel, pero éste lo miraba seriamente, como si lo estuviese estudiando. Chuck lo miró severamente, y recién ahí Castiel alzó una mano a modo de saludo. Cayó sobre ellos un breve pero molesto silencio, interrumpido por un suspiro cansado del adulto.

-Dean es nuestro vecino, así que espero que seas amable con él.

Castiel dejó de mirar a Dean y posó su mirada en su padre, mientras asentía ligeramente con la cabeza.

-Es un barrio tranquilo.-fue lo único que Dean pudo articular.-De hecho, es bastante aburrido.

-Bueno, qué bueno entonces que hay otro chico de tu edad.-comentó con diversión Chuck, y Castiel fulminó a su padre con la mirada.

-No dudes en decirme si necesitas algo.-comentó Dean, mirando fijamente a Castiel.

Notó un ligero rubor en las mejillas tan pálidas, y sintió una pequeña victoria. Al menos el chico no era un robot. Castiel bajó la mirada, y se encontró con la soldadora. Codeó a su padre y lo miró interrogativamente, señalando la máquina.

-Sí, Dean nos la prestó. Como es pesada te pedí ayuda. Pero además quería que tú...

Castiel no dejó terminar de hablar a su padre. Tomó la máquina sin evidente esfuerzo, miró a Dean una última vez y realizó un movimiento de cabeza a modo de saludo. Luego volteó y se fue, simplemente. Chuck miró a Dean, claramente incómodo.

-Lo siento.-y fue un murmullo. Más alto agregó- Muchas gracias, luego te la devolveré. Adiós.

El hombre se fue, pero Dean seguía parado con la puerta abierta, mirando la silueta de Castiel. Por fin, cerró la puerta. Mierda que había sido la presentación de vecinos más extraña que había tenido.

 

Notas finales:

¿Y? Espero que puedan dejarme un comentario para saber si les va gustando/interesando esta historia. Tengo varios capítulos escritos (son muy breves) así que probablemente actualizaré pronto. Gracias por leer <3

¡Nos leemos~!


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