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A Stray but Bulletproof family por Nia_Kaia

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Notas del capitulo:

Hola a todos ^^/

 

Gracias por leer 

La familia Kim.

 

Chan se despertó temprano esa mañana por culpa de un estridente golpe proveniente de la cocina, seguido inmediatamente por una mezcla de risas y protestas en el alto volumen de la voz de Jin. El joven se levantó de la cama y se vistió con resignación, sabiendo que no podría volver a dormirse con el caos reinando en la casa, y se encontró cara a cara con Minho, que estaba practicando unos pasos de baile, en su camino hacia el desayuno.

— ¿Qué fue lo que pasó?— preguntó con curiosidad, aunque creía saber la respuesta.

— Creo que Namjoon rompió algo... ¡Hyung! ¿Qué sucedió?— respondió el otro joven, alzando la voz para hacerse escuchar por Woojin, que se encontraba en la cocina ayudando a limpiar el desastre de vidrios rotos que había por el suelo. El aludido respondió sin perder su impasibilidad.

— Mi padre rompió otro vaso, no se acerquen si están descalzos o podrían lastimarse.

Chan había perdido la cuenta de cuántas veces habían tenido que reemplazar la vajilla de la casa debido a la catastrófica naturaleza de Namjoon.

Minho rió y comenzó a hacer bromas a expensas de su padrastro, pero Chan permaneció en silencio mientras veía a sus dos “hermanos” intercambiar comentarios divertidos.

¿Acaso lograría alguna vez dejar de sentirse así?

Él quería y les agradecía muchísimo a los Kim por haberle abierto las puertas de su hogar, de sus vidas, pero ahora era su turno de devolverles algo. ¿Por qué siempre sentía que hiciera lo que hiciera no era suficiente?

Minho y Woojin se conocían desde hacía mucho tiempo, pues sus padres eran viejos amigos además de pareja, y Chan envidiaba la naturalidad con la que se dirigían el uno al otro (e incluso a Jin y Namjoon) mientras que él se sentía casi fuera de lugar en aquella familia. Le costaba acostumbrarse a que ahora tenía no solo un hyung sino también un dongsaeng. Desde siempre había sido él y solo él. Sin otra ayuda aparte de la gente del orfanato, aunque nunca lo habían tratado como una familia en ese lugar; sí era cierto que las personas que trabajaban ahí eran buenas, amables e intentaban ser cariñosas, pero eso no era lo mismo a una familia, al abrazo de una madre.

Ese era el único recuerdo que Chan tenía de su madre, ni siquiera recordaba su rostro o su color de cabello, lo único que tendría de ella para siempre era ese último abrazo que le dio antes de dejarlo en la puerta del orfanato, un día soleado, porque la ironía siempre había sido su mejor amiga.

Durante años él había vivido en ese lugar, rodeado de chicos y chicas como él, la mayoría con más suerte que él, quienes eran adoptados al poco tiempo de haber llegado. Mas Chan había pasado ahí unos doce años de su vida, los suficientes como para perder toda esperanza de encontrar una familia. Y cuando ésta por fin había llegado… no había sido de la forma en la que el joven la esperaba. Para empezar, él ya tenía 17 años en ese entonces, si solo esperaba dos años más sería mayor de edad para la ley y podría irse del orfanato a vivir solo. Sin embargo cuando conoció a Seokjin y a Namjoon una tarde de lluvia torrencial, (ironía, ¿recuerdas?) algo se sintió bien, y aceptó. Ellos le habían contado un poco acerca de su familia disfuncional. Es decir, sí, eran dos padres, pero no solo era disfuncional por eso, sino que ambos vivían en la misma casa con sus hijos biológicos de otras parejas. Biológicos. Una palabra que siempre había sonado extraña y desconocida en la boca de Chan.

Por un lado estaba Minho; si Chan tuviera que describirlo en una sola palabra, utilizaría “caótico”. Despreocupado, alegre, sin miedo a hacer el ridículo para sacarle una sonrisa a los demás e incluso algo narcisista, pero un trabajador empedernido, siempre intentando mejorar y ayudar a los demás a mejorar también.

Y por el otro, Woojin, de mirada dulce y voz igualmente melodiosa. Él era el mayor de los tres y trataba a Chan como si fuera algo frágil, algo que debías mantener vigilado todo el día porque sino podía romperse. Y quizás sí, a veces era difícil no caerse a pedazos, pero esa no era razón para que Woojin le preguntara diez veces al día si necesitaba algo. Sin embargo a Chan le gustaba la forma en que Woojin le sonreía cuando se sentía decaído, su hyung podía simplemente sonreírle y Chan se sentiría bien.

Aunque tenían personalidades distintas congeniaban a la perfección, de verdad se trataban como si fueran hermanos, porque sí, Woojin era hijo de Namjoon y Minho era el hijo de Seokjin. ¿Y dónde entraba Chan en la fórmula? Pues, Chan era el hijo adoptado de ambos.

Por lo que sí, eran una familia disfuncional, pero funcionaban entre ellos. Ellos. Sin Chan. Él no entendía por qué los Kim lo habían adoptado, ya tenían no uno sino dos hijos, eran una familia perfectamente feliz y no lo necesitaban. O al menos así lo veía él.

— Chan… ¿te encuentras bien?— la voz de Woojin lo trajo a la realidad de golpe; no se había dado cuenta de que estaba tan sumido en sus propios pensamientos hasta el punto de olvidar por completo la presencia de sus hermanastros en la habitación.

— Sí, solo estaba…

— ¿En Chanielandia? Sueles hacer eso, pero así te queremos, hyung — la voz de Minho fue quien le respondió.

— ¡Mis bebés! — la voz de Seokjin se escuchó llegando desde el pasillo.

— Jin, te hemos dicho que no nos llames así, por favor, sabes que no somos niños. — Minho se cruzó de brazos al hablar.

— En primer lugar no me llames Jin, soy tu padre. En segundo lugar, siempre serán mis bebés. Y en tercer lugar ya es hora de desayunar, sino llegarán tarde a la escuela y no queremos más retrasos — él ladeó un poco su cabeza antes de exclamar — ¡ni más vajillas rotas, Kim Namjoon!

El sonido de la voz de su otro padre murmurando algo fue la respuesta que Seokjin obtuvo, lo que fue suficiente para que Jin volviera por donde había venido gritando:

— ¡Atrévete a decir eso en voz alta!  

— Creo que hay problemas en el paraíso. — murmuró Minho.

— Ya sabes como son. — agregó despreocupadamente Woojin acomodando la mesa para el desayuno.

Chan ayudó a su hermano mientras escuchaban de a poco cesar los gritos de sus padres para irse convirtiendo en risas discretas.

 

°~°

 

La otra familia Kim.

 

Esa mañana, al despertar, en lugar de una alarma, todo lo que Hyunjin pudo escuchar fue a dos personas imitando el sonido de Pingu en estéreo, uno a cada lado de su cabeza. Decidido a que eso no arruinara su día permaneció con los ojos cerrados hasta que las dos voces se callaron. acto seguido abrió los ojos lentamente intentando poner la mejor cara de póquer que podía a las 7 de la mañana.

— ¡Hyuuuuuuung, papá y yo tenemos grandes noticiaaas! — para continuar con la racha de gritos su hermano habló.

— ¡Es algo que habían querido desde hace tiempo y que finalmente hoy sucederá! — agregó la voz contenta de su papá.

Aún con la mitad de sus extremidades dormidas y con su cerebro intentando reconocer el año en que se encontraba Hyunjin respondió:

— ¿Iremos al parque de diversiones? — él conocía bien a su papá y a su hermano y sabía que ese era el lugar favorito de ambos. La forma en la que los ojos de Felix se abrieron por la sorpresa le indicó que había acertado en su suposición.

— Hyung, ¿nos lees la mente? ¡Papá, Hyunjinie saber leer las mentes!— exclamó con entusiasmo.

— Bueno, esa es la segunda parte de la sorpresa… — respondió su padre.

— ¿Y cual es la primera parte…?— preguntó entonces el joven, arrastrando las palabras al hablar por causa de la modorra que aún lo invadía.

— A partir de hoy empezarán a tomar clases en la academia de baile de un amigo mío.

— ¡En la Academia Dark & Wild, hyung! — al oír el nombre Hyunjin se incorporó en la cama.

— ¿De verdad? ¿En la academia Dark & Wild? — repitió Hyunjin sin poder creerlo.

— ¡Síííí! — Felix saltaba de alegría.

— ¿Y dices que uno es amigo tuyo? — Hyunjin siempre buscaba respuestas de todo lo que decía su padre.

— Sí. Uno de los profesores es Jimin, ¿se acuerdan de él?

— ¿El tío Jimin? — preguntó Felix.

— ¿Pero no se habían peleado por…? — Hyunjin fue interrumpido por su padre.

— No nos hemos peleado, solo nos distanciamos un poco…

— Ah… ¿entonces…? — Hyunjin lo interpeló.

— ¡Entonces empezarán baile como siempre han querido! Ahora podrán aprender de forma profesional además de solo aprender coreografías de youtube.

— ¡Genial! — exclamó Felix, mientras que Hyunjin aun estaba un poco desconfiado, pero no por eso menos emocionado. ¿A quién quería engañar? Ir a la Academia Dark & Wild había sido uno de sus sueños desde que empezó a bailar.

— Eso es una gran sorpresa, papá, gracias. — Hyunjin abrazó a Taehyung y Felix se unió al abrazo gritando en el oído de Hyunjin, mientras Taehyung, su padre, secundaba los gritos haciendo que a Hyunjin no le quedara más opción que gritar también.

 

°~°

 

La familia Park.

 

Park Jimin podía vivir sin su academia. Park Jimin podía vivir sin el amor de su vida. Park Jimin podía vivir sus sus amigos. Park Jimin podía vivir sin hablar de nuevo con sus padres para el resto de su vida. Park Jimin podía prescindir de todo eso. Pero jamás podría vivir sin su hijo Jeongin. El pequeño apenas había cumplido los 14 años hacía tres meses pero a los ojos de Jimin él siempre sería un niño. Un niño que ese mismo día daría el discurso de inicio de clases ya que había sido el mejor promedio de su escuela el año anterior. Aunque Jimin hubiera tenido que dejar muchísimas cosas atrás para poder criar solo a su hijo, volvería a tomar la misma desición mil veces si tuviera que hacerlo. Jeongin era su orgullo.

— ¿Has practicado tu discurso, In-ah? — le preguntó.

— Sí.

— ¿No estás nervioso?

— No.

— ¿No tienes hambre? Apenas has tocado tu comida.

Jeongin removió con los palillos el tazón de arroz que tenía en su mano mientras lo miraba como si fuera algo extraño que observara por primera vez.

— Creo  que debo irme ya. Sino llegaré tarde.

Jimin sonrió con su boca, pero sus ojos no reflejaban el mismo sentimiento.

— Claro. — Observó a su hijo levantarse de la mesa mientras él comía un bocado más y luego dejaba su plato también justo al mismo tiempo en que Jeongin se terminaba de poner las zapatillas y le decía:

— Hasta después.

— Que tengas un buen día, In-ah. — respondió Jimin con cariño. — Suerte con el discurso.

Jeongin asintió y salió de la casa.

Jimin se quedó en silencio. A veces era difícil entender a un adolescente. Extrañaba las épocas en que para su hijo él era la persona más increíble del mundo y siempre pedía su ayuda. Jimin dejó escapar un suspiro al ver la hora en el reloj de la sala y notar que Jeongin se había ido treinta minutos más temprano de lo normal. Se levantó de la mesa y guardó en la heladera la comida sobrante y dejó los platos sucios para ser lavados después.

Y se sorprendió cuando antes de llegar a la puerta del baño para terminar de arreglarse para ir a trabajar escuchó que la puerta de la entrada volvía a abrirse. En el rellano de la puerta vio a su pequeño quien lucía abatido y estaba casi temblando.

— Papá… ¿qué es lo que haces para tranquilizarte antes de salir al escenario?

Jimin sonrió y se apresuró a abrazar a su hijo.

— No tienes que avergonzarte de estar nervioso o asustado In-ah, eso solo significa que sabes que esto es muy importante para ti. — Jeongin lo rodeo con sus brazos.

— ¿Y si me olvido de algo y todos se ríen de mí? — murmuró.

— Entonces cierras los ojos y cuentas hasta diez y piensas en que nada de lo que pueda pasar es malo, solo es algo que pasó y que por lo tanto ya es pasado. Puedes incluso reírte o hacer una broma. Pero no temas. Tus amigos estarán ahí, ¿verdad? Búscalos a ellos y piensa que les estás hablando solo a ellos.

Jeongin asintió sobre el pecho de su papá e inspiró profundo. luego se apartó un poco y pasó su mano por sus ojos, intentando sacar las lágrimas antes de que su padre pudiera verlas. El simple gesto hizo a Jimin sonreír. Después de todo seguía siendo un niño.

— Gracias, papá. Ahora sí me tengo que ir.

Jimin le revolvió el cabello y observó a su hijo volver a salir por la puerta, esta vez con una expresión más relajada. A continuación Jimin sacó su teléfono del bolsillo y marcó un número para llamar. Luego de unos segundos de silencio alguien del otro lado le respondió y Jimin habló:

— Hobi, creo que no podré ir hasta después de las nueve.

 

°~°

 

La familia Jeon.

 

— ¿Realmente es necesario que nos acompañes el primer día? No somos niños, ¿lo sabes no?

— Jisung ya te he dicho que para mí es un placer traer a mis niños el primer día de escuela, así de paso puedo ver quienes serán sus maestros.

— Seguro que solo quieres ver a los padres de los otros alumnos, papá, ya te he dicho que aquí la mayoría tiene una mamá y un papá. — respondió desafiante Jisung a su padre.

— Pues, mi querido Alvin, no es eso a lo que vengo. Solo quiero asegurarme de hablar con tu maestro para decirle que eres un niño problemático y que tiene que tener un ojo sobre ti en todo momento.

— Tú lo único que quieres es avergonzar a tus hijos, admítelo.

— No veo que Seungmin se esté quejando.

Jisung se giró desde el asiento del copiloto para mirar a su hermano quien estaba sentado detrás de Jungkook en el auto demasiado ocupado con lo que fuera que estuviera haciendo con su celular mientras escuchaba música con sus auriculares puestos.

— Él ni siquiera nos está escuchando. — se quejó Jisung al no tener un aliado en la lucha contra su padre.

— ¿No crees que es mejor que yo los traiga en auto así no tienen que venir en colectivo? Incluso pueden llegar más temprano. — reflexionó Jungkook.

— Uy sí, qué divertido, llegar temprano a clases. — respondió Jisung mientras se dejaba caer de nuevo sobre el asiento y se cruzaba de brazos.

— Ya hemos llegado. — anunció Jungkook deteniendo el auto en el primer espacio vacío que encontró ya que el lugar estaba plagado de autos de padres que, como él, habían decidido avergonzar a sus hijos llevándolos a la escuela.

— Bien, como sea, pero a partir de ahora no me hables más. No quiero que me vean contigo. — le dijo Jisung y luego se giró hacia su hermano — Nos vemos adentro, Seungminie.

El menor levantó su mirada del celular al notar que ya habían llegado y junto a su padre esperaron unos minutos a que Jisung hubiera salido y hubiera entrado al precinto.

— En realidad sí los estaba escuchando, solo no quería meterme en la conversación. — le dijo a su padre antes de bajar del auto.

Jungkook suspiró buscando paciencia antes de bajar también del auto y dirigirse junto a su hijo hacia la escuela, donde se estaban conglomerando una multitud tanto de padres como de alumnos. Jungkook pudo divisar a lo lejos a su hijo mayor hablando con sus amigos.

— Me iré a saludar a mis amigos, papá, nos vemos esta tarde en casa.

— De acuerdo, me quedaré a escuchar el discurso de bienvenida así luego puedo hablar con el maestro de tu hermano y luego me iré. Que tengas un buen día, Minnie.

Luego de un rápido abrazo Seungmin se fue a saludar a sus amigos y Jungkook se puso a charlar con las madres de los amigos de sus hijos, intentando buscar consejo femenino sobre cómo lidiar con las fases rebeldes de su hijo mayor. Unos minutos más tarde el director invitó tanto a padres como alumnos a dirigirse al salón de la escuela donde se realizaría el discurso de bienvenida. Jungkook camino con la muchedumbre mientras las madres le preguntaban por qué aún estaba soltero y le decían que debía conseguirles una madre a sus hijos antes de que fueran más grandes, los 15 años no eran fáciles de enfrentar solo.

Si tan solo esas señoras supieran que a sus hijos no los había tenido con una mujer, así que buscarles una mamá era lo que menos le interesaba en ese momento. Además no era como si estuviera solo, tenía a su hermano mayor que de vez en cuando hacía de niñero cuando Jungkook necesitaba una noche libre. Pero eso podía esperar para otro momento, porque ahora un niño del último año de la escuela media estaba por dar el discurso de bienvenida. El niño era pequeño y adorable, hizo que Jungkook pensara en que su madre estaría orgullosa al verlo ahí, aunque también se notaba que estaba muy nervioso. El joven registró la sala con la mirada y pareció relajarse un poco al divisar a alguien entre la multitud. Jungkook sin pensarlo siguió la dirección de su mirada y su corazón se paró durante un segundo al ver a quién miraba el niño.

Park Jimin.

Y Jungkook mentiría si dijera que verlo sonreír a quién probablemente era su hijo no hizo que quisiera volver casi veinte años atrás.

Jungkook volvió a mirar al joven del estrado y pudo reconocer a su viejo amigo en él.

 

°~°

 

La familia Jung.

 

El grito de júbilo proveniente de la casa de los Jung posiblemente se oyó con claridad en todo el vecindario. Cualquiera que les escuchara se atrevería a suponer que habían ganado la lotería, cuando en realidad…

— ¡Binnie, llegó el correo!— Hoseok bailaba en medio de la sala sosteniendo en sus brazos una caja de tamaño considerablemente pequeño en brazos, mientras su hijo corría en círculos alrededor de él haciendo ruiditos extraños tras oír la noticia.

Y como si de una espada de los caballeros del Rey Arturo se tratase, Hobi sacó de la caja un par casi idéntico de sombreros estilo playero con unas inscripciones al frente, y le tendió uno a Changbin haciendo muchos aspavientos, como si se tratase de una gran ceremonia. Adoptando una pose típica de superhéroe, el chico se colocó el sombrero en la cabeza, desde donde se podía leer claramente la frase “MAAAAATROSHIKA!”. La de su padre rezaba “Say hello to my Hope World”.

— ¡Y ahora a desayunar!— proclamó entonces Hoseok, liderando el camino hacia la cocina, donde preparó un desayuno completo para que su hijo estuviera lo suficientemente alimentado como para soportar el primer día de clases sin pasar hambre.

— Changbinie, ¿estás seguro de que no quieres que te acompañe en tu primer día?— preguntó por décima vez Hobi mientras lavaba la vajilla que habían utilizado (por lo general esa tarea le correspondía a Changbin, pero en ésta ocasión el joven iba con el tiempo justo, así que Hoseok se había ofrecido a hacerlo en su lugar). El aludido negó con la cabeza.

— Estaré bien, tú tienes que trabajar, y no es un día tan especial de todas formas. Solo estamos comenzando otro año escolar— Changbin era muy independiente para su edad, lo hacía todo prácticamente solo, y siempre ayudaba en todo lo que podía. No quería que Hoseok trabajara más de lo necesario, porque sabía que se esforzaba mucho no solo en el trabajo sino también en mostrarse siempre alegre y con actitud positiva aún de cara a los peores momentos.

Saludando enérgicamente a su padre, el joven se encaminó hacia la escuela, luciendo su recientemente adquirido sombrero con orgullo. Los habían encargado hacía una semana, eligiendo ellos mismos las inscripciones. Changbin había pedido también uno para su tía Jiwoo que decía “Coolest Aunt ever”, para que fuera un ítem familiar.

El joven emprendió su camino con decisión, repasando mentalmente la programación del día; ese día tenía clases con su profesor de rap, y estaba realmente entusiasmado de re-comenzar las clases tras el receso de verano. Su tutor, August D, era, junto a su padre, el modelo a seguir más grande de Changbin en lo que al rap se refería. Por supuesto que no hablaba mucho de él, no al menos en casa, porque no quería que Hoseok sintiera que prefería al profesor por tener un estilo más “oscuro”, cosa que no era exactamente cierta; aunque sí le gustaba mucho la estética de sus composiciones.

Con esos pensamientos en mente, se encaminó alegremente a la escuela, tarareando un rap melódico por lo bajo.  

 

°~°

 

La familia Min.

 

Min Yoongi se vio obligado a salir de la cama con un suspiro de resignación tras oír el gran alboroto que estaba armando su pequeño en la cocina. Se calzó sus pantuflas y se dirigió hacia la escena del crimen de brazos cruzados, listo para darle un sermón a su travieso retoño.

— No te puedo dejar solo ni un minuto, ¿verdad Demi-ah?— por toda respuesta, Demi le dedicó una inocente mirada con sus enormes ojos perrunos y sacó la lengua.

— ¡Wooof!— ladró con alegría al ver a su amo, actuando como si no se encontrase sentado sobre los restos de lo que en mejores tiempos había sido una vieja almohada de plumas.

Una pequeña sonrisa se asomó a los labios de Yoongi, que sabía que había perdido la batalla incluso antes de empezarla, pues su Sheltie parecía saber exactamente de qué manera mirarlo para hacerle olvidar su enojo.

— Ven, ya que me has hecho salir de la cama, vamos a desayunar juntos— se rindió finalmente, prometiéndose a si mismo que limpiaría aquel desastre luego de haber ingerido unos cuantos alimentos.

Mientras él preparaba su café, Demi correteaba a su alrededor ladrando alegremente saltándole encima y “bailando” al ritmo de las canciones que emitía la radio, artefacto que por lo general Yoongi tenía encendido solo por las mañanas para escuchar las noticias antes de prepararse para trabajar.

—...y según las estadísticas, hay una gran posibilidad de que los amigos de la infancia se distancien en sus años de madurez— aunque hasta el momento Yoongi no había estado prestando demasiada atención a lo que los locutores estaban diciendo, aquella información salida de la nada le trajo recuerdos que hacía bastante tiempo tenía olvidados.

Por primera vez en mucho tiempo, volvió a pensar en sus viejos amigos. ¿Qué sería de ellos en estos días? Lo último que había oído de Hoseok había sido cuando nació su hijo, evento que Hobi le había comunicado por mensaje de Kakaotalk (y de eso haría ya unos… ¿quince, dieciséis años?), y no había mantenido comunicación alguna con los demás. No desde que cada uno tomase caminos diferentes tras aquellos incidentes.

¿Estarían cumpliendo sus sueños de enseñar a través de la música? Él era feliz con las lecciones de rap en su pequeña escuelita que funcionaba en el garage refaccionado de su casa, quizás los demás hubiesen logrado alcanzar sus metas también. ¿Habrían tenido familia, todos ellos? Recordaba vagamente al niño de Namjoon, una pequeña bola de adorabilidad demasiado joven como para mantener una interacción memorable con él, y sabía que Hoseok también fue víctima de los encantos de formar una familia. ¿Pero habrían seguido Seokjin, Jimin, Taehyung y Jungkook los mismos pasos, o estarían más cerca de su propia realidad, solos y felices cuidando de una cariñosa mascota y algunos cactuses como única compañía? No podía imaginar qué caminos estarían siguiendo ahora mismo, había pasado más de una década y ya no podía jactarse de conocerlos tan bien como antes, ¿cómo podría pretender saber lo que hacían y lo que no, cuando eran prácticamente desconocidos para él en esos momentos?

Hacía mucho tiempo que no le daba vueltas al asunto. Y luego de tantos años de no saber absolutamente nada de sus ex-colegas, Yoongi se preguntó cómo los estaría tratando la vida.

 

Notas finales:

¡Hola, hola! Bienvenid@s a nuestra historia.

Un día durante una conversación aleatoria se nos ocurrió pensar: ¿qué pasaría si los chicos de Stray Kids fueran hijos de los chicos de BTS?
¿Quién sería padre de quién, qué características podría haber heredado cada uno de su progenitores? 

Y así es como nace este fic, del cual acaban de leer lo que es tan solo una pequeña introducción a las familias que conformarán la historia.

¡Esperamos que lo hayan disfrutado! 

No duden en dejar su review si quieren decirnos algo, nos leemos en el proximo capítulo ^^/

~Kaia y Nia. 


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