Hace cientos de años, cuando existían las espadas y armaduras, la tierra se encontraba en guerra entre los seres inmortales y los humano. Guerra que se llevó la vida de miles de seres y mortales, guerra que duro más de 1000 años. Para evitar más daños y miserias el rey de los mortales y el dios del inframundo firmaron un acuerdo de paz entre ambas especies para convivir juntos y en armonía. Luego de que este pacto fuera sellado, los humanos aún tenían un miedo terrible por los seres inmortales, por lo cual estos usaron sus poderes para ayudar a los humanos. Así el miedo se fue perdiendo y pudieron convivir en paz y tranquilidad.
Pero en lo más oscuro de las calles de Euphoria, ciudad donde vivían los seres y los mortales, unas fuerza malignas habitaban. Algunos humanos llenos de prejuicios y odio planeaban sacar del trono a su rey actual, el cual por decisión de ambas partes, era mitad humano mitad ángel, un ser que hasta a ahora en sus cincuenta años de reinado no había cambiado en nada, tanto física como moralmente. Era sereno, de actitud refrescante pero muy inteligente y gracia a sus poderes podía saber claramente que intentaba rebelarse contra él.
Y el día llegó, el día en que los rebeldes se metieron en el castillo y mataron a su rey, el cual incapaz de hacerle daño a sus ¨hijos¨ se rindió ante la inminente amenaza. Y el acuerdo quebró, y se volvieron a separar convirtiéndose en dos reinos nuevamente, para evitar cientos de años de guerra, miles de heridos.
El tiempo pasó y pasó y los seres inmortales se convirtieron en solo mitología, no existían para los humanos. Eran simples cuentos para hacer a los niños portarse bien. Pero al contrario de los humanos, los seres aún los recordaban, recordaban lo crueles que fueron solo por ser diferentes. Los seres eran escasos en la actualidad, algunas veces aparecían en el mundo de los humanos, o bien para jugarles una travesura, o para ayudarlos de forma anónima o solo para verlos, envidiarlos de que pudieran ser tan libres, sin tener que esconderse en las sombras
-Jimin, Jimin Park
-Oh-dijo sorprendido- abuela Sam, que sucede
-Llevo quince minutos intentando atraer tu atención hacia mí, pero parece que ese libro es muy interesante.
-Simplemente buscaba un libro para una tarea, cuando este cayó en mi cabeza. Me pareció curioso y decidí leerlo. Además me viene bien.
-¿Por qué?, te has encontrado algún fantasma-dijo burlona-
-No diría precisamente un fantasma-hablo seriamente-
-¿Deberas viste algo?-pregunto intrigada-
- Si, pero prometeme que me tomará enserio
La señora asintió repetidas veces
-Bien, hace algunas semanas atrás me encontraba en el orfanato, acostado en mi cama, cuando un fuerte dolor en mi pecho apareció repentinamente llevándome afuera para tomar aire fresco. Ciertamente más que aire fresco había una tormenta de nieve, pero por alguna extraña razón mis pies me guiaron solos. Comencé a caminar a través del bosque cercano y me encontré con algo
-¿Qué encontraste?
- Al ser más hermoso que he visto en mi vida. Era blanco como la nieve, llevaba una camisa del mismo tono. Su pelo era negro como la noche y sus ojos, dios pensé que me perdía en ellos. Eran grises oscuros, con rasgos felinos. Aquellos ojos me miraban tan sorprendidos y me reflejaban tan perfectamente, al parecer estaba tan sorprendido como él. De pronto comenzó a caminar a través de la tormenta y decidí seguirle hasta que me perdí
- Y que pasó
-Después de tanto caminar el frío comenzó a hacer de las suyas y terminé por desmayarme. Lo último que recuerdo fueron unas manos alrededor de mi espalda y su rostro tan cerca del mío. Al otro día amanecí en mi cama bien tapado, como si todo hubiera sido un sueño.
-Y como sabes que no lo fue
- Porque en la ventana de mi cuarto había una rosa de cristal, y en mi cabello habían rastros de nieve
-Vaya, no pensé que fuera tan rápido
-¿qué?
-Ya va siendo hora
-¿De qué habla abuela Sam?
-Dime Jiminie ¿cuántos años tienes?
-Dentro de dos semanas cumplo dieciocho, ¿por?
-Nada importante pero debo decirte algo. Siempre te he dicho que eres especial, diferente a los demás niños ¿cierto?
-Sí, aunque no sé qué ve de especial en alguien como yo
-la señora sonrío-Todo se sabe en su debido momento, y cuando te corresponda saberlo verás que tengo razón, además ya va siendo hora de que te vayas a estudiar
-¿Me está echando?-pregunto haciéndose el ofendido- me lo esperaba de la hermana María o de Teresa pero ¿de la educada y hermosa Samantha?
-No seas adulador Jimin. Y sabes que no te echo. Luego no te quejes cuando no te dejen venir las hermanas.
-Era broma, se porque lo dijo. Es tarde y debería seguir estudiando.
-Espera, puedes llevarte el libro. Te lo regalo-dijo entregándoselo-
-¿¡En serio!? Definitivamente, usted es la mejor por mucho-dejo un beso en la mejilla derecha de la señora-le quiero mucho
-Interesado-le replico- abrígate bien, todavía seguimos en invierno.
-Okey-gritó desde afuera-
-Bien ya va siendo hora de partir, fue un gusto conocerte Park Jimin. De ahora en adelante te lo encargo
-De acuerdo-se oyó una voz en aquella sala -
Diciendo esto una luz iluminó la habitación y la señora Sam cayó en el suelo.
-Abuela se me quedó el libro de exam… ¿abuela? ¡ABUELA!
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