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'SAINTSEIYA . Amor Sincero por amourtenttia

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Amor Sincero

Primera Parte

 

 

 

 

El Templo de la Virgen era sede de la particular reunión que, semana tras semana, se daba entre su guardián y el Caballero del León. Aioros observaba al rubio hombre delante suyo con suspicacia antes de resignarse al grado de permitirse sentarse a un lado suyo en las afueras de su hogar. Una semana más terminaba delante de ambos, que se dedicaban a observar el último atardecer juntos como lo hacían desde hace años. La rutina había sido establecida en un mudo acuerdo, y había sido solo alterada ante la inesperada presencia del nuevo amante de turno del rubio. Sin embargo, contrario a todos sus anteriores romances, Ikki de Fénix no era solamente ocasional. Al menos, no era así como el León podía percibirlo.

—No soy dueño de su corazón

La explicación suena tan frívola que el menor no puede evitar sentirse asqueado por la habitual personalidad del otro. Ni todos los años le harían acostumbrarse a aquella falta evidente de emociones, ni a la paz de su rostro al hablar de un mal de amores como se apuntaría lo obvio de un color en el cielo.

"Él siempre ha sido de esta manera" debe recordarse, pero ni con ello en mente logra evadir la sensación de incomodidad. 

Él, quien es capaz de hablar de su amante de la misma manera que le hablaría sobre los planes de entrenamiento del día, le resulta todavía incomprensible. Aioria ha crecido rodeado de hombres tan distintos entre sí como lo son los colores. No ha sido fácil para nadie hallar puntos comunes entre todos y, aunque él mismo se considera especial, poco o nada se compara a las peculiaridades del otro.

—Lo que prefiera hacer fuera de mi hogar, e incluso después de cruzar las puertas dentro es su decisión ... Su mente es libre. No poseo más que el tiempo que accede a entregarme. 

Shaka es de esa manera. Es tan distinto. Tan raro a sus ojos... ¿Era eso lo que lo hacía tan espectacular para él? ¿Era esa la razón detrás del interés que despertaba en su mente? Diez caballeros dorados había estudiado por años... Pero ese onceavo... Dedicó décadas enteras exclusivamente a él.

—¿Te has enamorado alguna vez? ¿Has sentido algo real por alguien?

No necesita mirar su rostro para leer la respuesta que no sale de  sus labios. Al menos ilusamente, creía saber ya qué tipo de comentario vendría... Ni todo el tiempo que los Dioses le dieran le prepararía para lo siguiente. 

—Te he amado durante largo tiempo, pero nunca has parecido interesado en el tipo de relación que ahora mismo estás pensando. Respeto tu persona, amigo mío... Y no necesito de gran sabiduría para entender que yo no soy lo que tu estás buscando.

"El hombre más cercano a los Dioses. Vaya nombre tan absurdo le han colocado" recuerda haber pensado Aioria. ¿Cómo era posible que tuviese idea siquiera? No se conocían así de bien, por mucho que hubiera intentado...

—Lo que dices entonces es que tus amantes han sido tu manera de olvidarme... —acusa, sin sonar siquiera sorprendido o perturbado por ese hecho.

Él mismo o cualquier otro... Sus acciones serían inequívocamente las mismas. Amar era algo prohibido para ellos. ¿No era mejor dejarlo ir entonces, fuese de la manera que fuera? 

—No he dicho ni sugerido tal cosa antes... Olvidarme de ti nunca ha sido una opción. Castigo o bendición, estoy condenado a esperar por ti, con plena consciecia de los límites de nuestra relación. 

—¿Nunca pensaste siquiera que yo podría tener una opinión sobre ello?

—Tu corazón es demasiado puro como para hacerlo. Podría soportar años de tu ausencia... Sobreviví a ellos... Pero ni siquiera yo podría con la culpa de hacerte amar a alguien a quien no deseas. 

—¿No te vuelve eso egoísta? Dices amarme y, sin embargo, repudias la idea de mis sentimientos hacía ti... Hablas de mi amor como si fuera cualquier cosa...

—Yo tardé años en encontrar el amor propio... Entonces cuando me enamoré de ti supe que te quería más que a mi mismo... Ahora dime con honestidad, aparte de tu hermano, ¿a quién puedes jurar amar?

No hay respuesta, justo como espera.

—No te amas ni respetas, ¿y deseas herir mi corazón con la esperanza de que me quieras? 

Aioria no sabe qué decir.

—Él tiene sus propios problemas —continúa el rubio, tranquilo, igual de impasible que antes, haciendo enojar al León— Está tan enamorado de ese hombre como lo estoy yo de ti... Si tu preocupación es que cambien mis sentimientos, no deberías temerle en lo absoluto...

—¿Cómo eres capaz de hablar tan libremente del hombre con el que te acuestas con el hombre al que dices amar?

—Es fácil cuando no existen sentimientos que me aten a él. Más que el placer que me produce, no mentiré diciendo que me interesa saber algo más de él.

—El amor que me profesas es tan deshonesto...—replica entonces el menor, sintiéndose herido sin comprender totalmente la razón 

El caballero más cercano a los Dioses se permite ladear el rostro en su dirección entonces. Aun con ojos cerrados, Aioria puede sentir su mirada intensa en su persona.

—No, Aioria... Mi amor es por mucho el más sincero... Es por ello que te niegas aceptarlo. Has crecido rodeado de mentiras, tanto que cuando alguien es honesto contigo, no sabes cómo manejarlo.

Cuando el ofendido León abandona su recinto con la ira escapando por sus poros mientras su cosmos entero vibra de manera peligrosa, Shaka se permite dejar salir apenas un suspiro desganado. Ha perdido la cuenta de las veces que han discutido sobre este tema en particular. Su peculiar manía de despertar de tanto en tanto con un cuerpo distinto entre sus brazos... Aunque prefiriera fingir ignorancia, Aioria siempre ha sido consciente de los sentimientos que tiene por él. Y el que se sienta celoso aún cuando no corresponde el amor que le tiene es lo que obliga al mayor a dar marcha atrás en cada oportunidad. Ha sido hiriente, pero honesto. El hombre que adora ama a su hermano mayor más de lo que se estima a sí mismo... ¿Qué clase de sentimientos puede esperar de él, que no puede respetarse ni un poco? Las guerras y las muertes no son comparables a una existencia vacía donde un amor falso te hace despertar cada mañana... No vale la pena arriesgarse. Debe obligarse a creer esto.

Si decidieran intentarlo ahora, luego de tantos años jugando a la inconsciencia, no terminará bien para ambos.

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Ikki observa a su amante con cierto desinterés mientras que el cigarro continúa en sus labios. Sabe cuánto odia que fume dentro de su habitación tanto como entiende la libertad muda que le otorga a sabiendas que no cederá en su pequeño capricho. Es un mal hábito que nacio desde la ansiedad que ese hombre le dejó al marcharse, y no es algo que vaya a cambiar pronto.

No si no es precisamente quien lo originó quien le detiene realmente.

—Incluso si tiene el permiso de Hades para hacerlo, nunca abandonará su vida allá abajo solo por complacerme...

Esa es la respuesta que da a la duda que su antiguo maestro ha dado. Iluso creyó que una armadura tan pura como la de Virgo aceptaría caer en sus manos... Shaka lo llegó a pensar también. Y continuaba convencido de ello. Si no fuera porque el maltrecho corazón de fénix continuaba luchando contra la veracidad de sus sentimientos, el mayor habría jurado que la armadura le obedecería solo a él.

—No debe ser sencillo... Fue moldeado para permanecer allí tanto como su vida le permita, que demandes de él semejante acto...

Ikki resopla con fuerza.

—Nunca le pediría que abandonara todo de un modo similar... Pero no es como si fuera aceptar algo tan vago como una promesa de diez años. No vale la pena. No es tan importante como para hacerlo...

Shaka podría replicarle que cualquier amor correspondido valdría la pena todo el esfuerzo, pero adivina la respuesta cruda sin necesidad de pronunciar palabra alguna. Prefiere desviar la conversación de ese punto, observando un hecho que ha estado rondando en su mente recientemente.

—Fénix... El que me escogieras a mí de ocasional... ¿Es debido a que te recuerdo a él, o fue simple coincidencia?

El menor ahora sí que deja el cigarro de lado, mirándolo directo sin llegar a comprender. ¿Cómo podría Shaka siquiera comenzar a compararse? La realidad le pega de una. No es que el físico sea realmente el mismo, pero los principales atributos están allí sin duda alguna. Rubio, aunque fuese un tono distinto. Piel pálida al grado que parecería enfermo a un lado suyo. Una voz que aunque puede curar heridas del alma con tonos tranquilos, igualmente puede condenar al infierno mismo cuando se alza más de la cuenta. Y desviándose totalmente de lo físico... Un carácter de mierda bien oculto tras ese rostro tan bonito.

Nunca había encontrado el parecido.

—No lo había pensado realmente—admite, volviéndose a acostar en la cama, ahora permiténdose observar el techo con una expresión más bien contrariada— Carajo, ni siquiera lo había notado antes...

Shaka intenta no reír de manera demasiado notoria al escucharlo. Claro que él si que lo había pensado antes. No necesariamente porque fuese su idea realmente... 

"—¡Deja de joder, estás usándolo tanto a él porque te recuerda a mí! ¡No intentes mentirme!"

El más alto reniega ligeramente mientras deja el vaso de agua de lado, antes de regresar a la cama junto con el chico, quien continúa despotricando por lo bajo contra el único Juez del Infierno que Shaka sabe perdonará alguna vez. Lo besa luego de que nota que ha apagado el cigarro desde hace rato... Le agrada que su pequeño amante ocasional sea a veces demasiado ignorante.

No es que odie el olor, es todo lo contrario. 

Aoiria fuma en secreto todo el tiempo cuando está a su lado. Ésa es la razón por la cual permite que Ikki continúe haciéndolo... Así puede mentirse un poco de vez en cuando. Será más bajo, y tendrá más diferencias evidentes entre ambos, pero ciertamente su musculatura es lo suficientemente similar como para engañarlo durante el esperado acto. Esa siguiente ronda de la noche es un poco más amarga que las anteriores, ahora que han caído en cuenta de cómo han estado sustituyendo una cosa por otra. Ikki le dedica apenas una mirada enfurruñada cuando sale de su cuerpo, y Shaka no puede más que aceptar que eso es lo más lejos que esa relación particular va a llegar.

—Eres demasiado suave en la cama, fénix... —comenta, tras un rato en que el menor le mira enfadado

Contrario a su taimada apariencia, no es de los que le guste ir demasiado rápido.

Es un maldito romántico.

—Seguro que tu León es una bestia sexual—replica sarcástico, no creyendo ni media palabra de un escenario similar.

¿Aioria de Leo? ¿Ése Aioria de Leo? Joder, que hasta pasaba por virgen con verlo. Más que el propio caballero con quien compartía ahora mismo el lecho. La pequeña risa del de cabello largo le hace volver a la tierra de golpe. 

—No te dejes engañar por su apariencia... Aioria no es un hombre romántico. No te miento en lo absoluto al afirmar que de entre los 12 Dorados, es él quien tiene el peor complejo masoquista, y su único rival es sin duda su propio hermano...

Honestamente Ikki no quiere averiguarlo. O preguntar cómo sabe eso.

Ni siquiera cuando en su mente una vocecilla le advierte que con tal de complacerlo Shaka no debe ser demasiado distinto a la tétrica imagen que le está dibujando ahora mismo. ¿Es una especie de broma de los Dioses? El caballero más virginal... Por su amante... ¿Es realmente alguien más bien rudo?

Definitivamente son el uno para el otro sin importar cuánto lo estén negando.

Quizá de la misma manera en que Radamanthys es justo el amor que ha estado esperando.

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