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Promesa de 10 Años por Kumagoro2093

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Notas del fanfic:

Volví a subir esta historia con distinto nombre

—¡Kuroko, date prisa! Rápido, nos esperabamos encontrar con los demás a las cuatro, y ya son pasadas las cinco. —Decia arreglando los últimos detalles de su salida un hombre de veintiseis años, con cabello rojo, y una gran altura. Pero que a pesar de eso, lo que más llamaba la atención de verle eran unas tupidas y curiosas cejas. Kagami Taiga.

—Relájate, por favor. Llamé a Kise hace unos minutos, diciéndole que tardaríamos un tiempo más. También recuerda que Hikaru tenia clases hasta tarde hoy... Te lo repetí todos los dias. —Respondió su marido, Kuroko Tetsuya. Él tenía su misma edad, pero una estatura notablemente mas baja, piel de porcelana, y cabello curiosamente celeste. A comparación de su esposo, tenía baja presencia cuando se acercaba a otros.

Ambos llevaban mas de 10 años juntos. Con altos y bajos, habian pasado por alto la rareza de la homosexualidad, amándose más que muchos aún siendo del mismo sexo. Porque si, eso es posible. 
Gracias a la ciencia, que ha avanzado de manera descomunal —A causa de un personaje que pronto se dará a conocer—; Se logró crear un antídoto, el cual al ser inyectado, creaba óvulos artificiales, y en un tiempo determinado, se concebía una humanidad completamente sana. Era posible, gracias a los grandes resultados obtenidos hace siete años.

-Papá... perdón por atrasarlos...-Decía Hikaru arrepentido. Miraba con tristeza a su padre, ya que era lo que el niño más amaba, a parte de su madre. Y molestarlo por algo de lo cual el tuvo la culpa, le hacía sentir pésimo. 
Él era un pequeño de solo seis años de edad, tímido, pero en lo que concierne de basketball, todo un tigre. Su padre, le observó triste, y levantó entre sus brazos para luego disculparse y abrazarlo, diciendole que podría atrasarse lo que deseara, ya que era lo que mas quería en el mundo. "Lo demás puede esperar, siempre y cuando se trate de ti o de tu madre" dijo Kagami. 
Kuroko, aunque admitiendo que estaba algo celoso, se sentia el hombre mas feliz de la tierra. Se acercó sigiloso a sus dos amores, y les abrazó, haciendo que estos dos le recibieran de la misma manera.

Minutos más tarde, los tres salieron corriendo al parque en donde se encontrarian todos. —Nótese que Hikaru se encontraba en los brazos de su padre—, para pasar un lindo tiempo entre amigos, y familia. Al llegar, cansados, Hikaru se bajó de aquellos brazos y se dirigió rapidamente hacia Kouta. Hijo de Kise Ryota, un reconoccido piloto, que en esos momentos estaba de vacaciones, y Kasamatsu Yukio, un amo de casa, amante de su familia, y obviamente, la limpieza. Este niño, tenia una personalidad encantadora, pero un tanto irritante. Mas aún, era el alma de la amistad entre los niños.
Pronto, se unió Seitarou de un salto. Hijo de Midorima Shintarou, el médico más importante de Japón, —Por lo que se tiene dicho— y Takao Kazunari. Un músico apasionado, amante de su guitarra, su hijo, y mas aún, su esposo. Seitarou, era tan hiperactivo como su madre, pero con los pies sobre la tierra desde niño, e inteligente como su padre. Amándole al ultimo dicho al igual que Takao. Ambos estaban completamente enamorados de su "Shin-Chan".
Unos minutos despues, lentamente se acercó Atsuya. Hijo de Murasakiraba Atsushi, chef de repostería del hotel 5 estrellas de Tokio, y Himuro Tatsuya. Compositor de Takao, y novelista de ficción. Atsuya era un chico fanático de los dulces, y con una sonrisa en su rostro que hacia brillar cualquier cosa. Se acercó lentamente a sus amigos, después de que su padre se decidiera a bajarle de sus brazos.
Los niños reían y jugaban, mientras sus padres suspiraban tranquilos, y se acercaban entre ellos para concretar una conversacion.

—Hasta que al fin te dignaste a aparecer, idiota. —Comentaba a Kagami, Aomine. —Si hubiese sabido que tardarías milenios, me hubiese quedado con Yoshiki y Sakurai en casa un rato más.

—Si claro, imbecil. —Le respondia. —Puedo apostar que Yoshiki estaría en la casa de alguno de sus amigos, y quién sabe lo que estarías haciendo tú con Sakurai.

—Por lo menos no estaría esperándote, cejón atrasado.

Pronto, la típica discusion de Aomine y Kagami comenzaba, hasta que un hombre de su misma edad, cabello rojo, y ojos heterocromaticos, aunque no tan alto como ellos pero con gran presencia, decidio amenazarlos. Este era de gran familia reconocida a nivel nacional, de apellido Seijuro. —O se callan, Daiki, Taiga, o yo mismo me encargare de enterrar mis tijeras en su cuerpo. Mi hijo Masaki esta durmiendo. Les exijo respeto y silencio.

Eso hizo que ambos se tranquilizaran de inmediato. Suspirando de por medio, yéndose cada uno por su lado. 
Furihata Kouki, la madre de Masaki, y esposo de Akashi suspiró, y con su hijo en sus brazos se acercó a él y le dijo: —No te preocupes, Sei. Recuerda que Masaki tiene un dormir profundo. No despertará, hasta que le despiertes tú. —Eso logró que aquel hombre relajara sus hombros, y le sonriera a ambos personajes parte de su familia.

Sakurai observó con una suave sonrisa a Aomine, mientras tenia a su pequeño hijo de 4 años, Yoshiki. Un niño terriblemente tímido, aunque apasionado en el basketball, y amaba a sus amigos. Aún así, sentía una leve vergüenza el pensar que podría llegar, y aparecer en el grupo.
Pasaron varias horas, y todos conversaban acerca de su vida, tanto privada como laboral. Kuroko educaba en un jardin infaltil, y Kagami era bombero.

—Mamá... —Dijo Yoshiki en un susurro acercándose a su madre. Sakurai a penas escucharle dirigió su mirada a su pequeño con una sonrisa.

— ¿Pasa algo, Yoshiki? —Con el tiempo Sakurai se había vuelto alguien maduro. Ya no era un chico que se disculpaba por cada acción que cometia. Aunque la palabra maduración, no tiene nada que ver con que ame mimar a su marido y a su hijo.

— Quiero estar con mi papá...-Dijo con vergüenza. Claro, tenia sentido. El trabajo de Aomine gastaba gran parte del tiempo de su semana, e inclusive su fin de semana. Por lo qué Yoshiki no podía pasar todo el tiempo que quería su padre. Y ahora que tenía la oportunidad, no quería perderla. Eso ultimo lleno de ternura el corazon de su madre, y llamó a Aomine.

—Daiki... —Le llamó con una voz suave y cariñosa.

—¿Pasa algo, cariño? —Se alejó un poco del resto, y le dio atención a su hijo y esposo. —¿No te sientes bien? ¿Quieres irte? —Preguntó preocupado.

—No te preocupes. —Dio un suave beso en la boca de Aomine, dejando a este enamorado y con ganas de otro. —Yoshiki quiere estar contigo. —Mira a su hijo, que avergonzado observaba a su padre. Este le sonrie, y le toma entre sus grandes brazos para luego regalarle un abrazo lleno de amor y ternura. Aomine era basquetbolista en sus tiempos libres, y policia. En más de alguna ocasión había sido invitado por la NBA, pero no dejaría ni loco a su familia por partir hacia Estados Unidos. Claro que no.

—No debes avergonzarte por pedirme cosas, hijo. —Comentaba Aomine alejado de los demas. —Si deseas algo, simplemente deberias decirlo. —Besa su mejilla, y Yoshiki abraza con fuerza a su padre. Sentía una gran admiración por el, a pesar de que a veces su genio no se junten mucho con el del otras personas.

—¡Bien, nosotros nos vamos!-Dijo Takao con una sonrisa radiante de felicidad, levantandose de la banca en donde se encontraba sentado. —¡Hoy Shin-chan me invito a una cita! ¡Asi que nos vamos ahora! ¿No es cierto, Shin-chan?

—C...Callate, Kazunari. No hables de nuestra vida privada así como así. —Respondió Midorima moviendo su marco de los lentes hacia arriba, con un ligero rubor adornando su piel.

—¡Pero si es cierto! Sei-chan se quedara en la casa de mi madre para que podamos estar solos durante la noche. —Reía Takao. A el le enamoraba el hecho de que su marido a pesar de los años, fuese tan contradictorio en sus acciones y palabras.

—¡La abuela me dara muchos dulces!.-Decía emocionado Seitarou. —¡Shin-chan, mamá, vamos!

-Yo tambien quiero dulces...-Decía Atsushi y Atsuya, mientras Himuro reía enternecido.

-En casa tengo suficientes dulces para ustedes. No se preocupen. Pero recuerden que en la cena habrá verduras. No quiero que a los dos tengan caries, ni diabetes.- Comentaba Himuro mientras ya sacaba una bolsa de papas para que entre su hijo y esposo compartieran.

—¿Entonces nos volveremos a ver el proximo mes? —Decía Akashi mientras en sus brazos cargaba a su aún dormido hijo.

—¡Si, que emocionante! —Gritó Kise emocionado, junto con su hijo.

—Callense ambos, un niño está durmiendo. O de lo contrario se quedarán sin postre. —Kasamatsu no tenía compasion alguna.

—Bien... —Se fueron ambos a sentar en silencio alejados de Kasamatsu. Mejor no molestarlo. ¡La hora del postre era la mejor hora del día! Claro, para Kouta. Pues la mejor parte del día para Kise es cuando lograba estar con Kasamatsu en la noche en la cama. Donde le podía tocar donde deseara porque en ese momento al fin el castaño se dejaba mimar entre besos y abrazos. Quizá una que otra cosa más, que está fuera del contexto.

Todos estallaron en carcajadas. Se volverian a ver en un mes mas. Tal como lo habian prometido hace diez años. Se levantaron de sus asientos, se despidieron, rieron, y las familias se retiraron. Aunque cada niño tenía una duda, la cual sería respondida por sus padres, siempre cuando ellos quisieran.


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