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Cadenas por Maby de Sagitario

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Notas del fanfic:

Hola n.n

Hace siglos que no aparecía por aquí, esta historia de mi autoría también está disponible en wattpad por si acaso.

MiloxCamus.

SagaxCamus.

Saint Seiya no me pertenece, tomo sus personajes para crear historias nada más.

Notas del capitulo:

Hace mucho tiempo que no andaba por aquí, realmente espero sea de su agrado.

No era del tipo victoriano, ni Versalles, tampoco de la era Tudor.

Soberbio, elegante y poderoso, se erguía aquel palacete que se vizualizaba desde una gran distancia,  impresionando a propios y extraños. Como un niño pequeño que va al castillo llamado jugueteria, asi me sentia yo, Milo Lemonis al divisar desde mi posición semejante estructura. 

El auto en que nos transportabamos brincaba por el camino que conducía hacia la sede de aquella fiesta con tintes empresariales, el conductor del auto nos echaba miradas furtivas quizá esperando la primera palabra indolente hacia mi, tu esposo.

Tu ibas del lado derecho en completo silencio mirando el hermoso jardín en forma de laberinto que se hallaba metros mas allá de una escalera en la que varias personas departian secretos,  chismes y noticias del dia; por mi parte, luchaba por contener mi dolor "merecido" y mostrarme incólume y seguro ante los demás. 

-¡Detente!-ordenas.

El chofer iba a protestar porque aún se hallaba lejos de la puerta principal, tú lo fulminas con la mirada en tanto sacas el seguro y abres la puerta del auto. Hago el ademán de salir tras de ti, adivinas mis intenciones y colocas tu palma sobre mi pecho empujandome hacia el interior del vehículo.

-no me quedare mucho tiempo ahí dentro, por eso no te llevo-me mientes, el chofer niega ante tu insensibilidad-no salgas hasta que yo regrese.

-se supone que...

-¡ eres sordo o te haces!-alzas la voz y tu acento francés en tu enfado me abofetea tanto que apreto la mandíbula-por lo menos deja de perseguirme tanto, pareces mi...

-no tienes que repetirmelo ni tampoco tratarme de imbécil, sé que no tengo ni voz ni voto entre tus socios. Créeme de los dos, soy el que más lamenta tu fastidio hacia mi, sé que hablas con él y le cuentas que estás harto de mi, de mi amor patológico,  que deseas su regreso... 

Unas gotas de lluvia traviesas caen en el parabrisas del auto, otras en tu mano, probablemente un dios se compadecio de mi y decidió interrumpir tu retahíla de reproches. Maldices en francés y te marchas apresurado.

-no tiene derecho a tratarlo asi-comenta el chofer acusativo-usted permite que lo haga señor... eso no es amor, eso es masoquismo.

-lo se-enfoco mis orbes en los suyos-sigo a su lado porque aun no encuentro donde marcharme ni en quien apoyarme.

-no tiene porqué seguir a su lado-apaga el auto-si quiere puedo ayudarle señor...

Tomo esas palabras y prometo analizarlas con cabeza más fría.

Después de que Camus se marcha decido entablar una charla con mi acompañante, de eso transcurre media hora razón por la cual, decido ir en búsqueda a sabiendas de que me ganaría más tu desdén. 
Ya no caían gotas de lluvia, ahora soplaba un viento helado que si no fuera por mi ropa me congelaba mientras caminaba, pero mi valentía se fue al caño al acercarme a la puerta y visualizarte desde mi posición. Hablabas con alguien y el espíritu valeroso se escondió...
Entonces entre.... y desee ser invisible,  más quise retroceder,  pero ya había dado el primer paso.

Y el siguiente acto comenzó....

Tenía la intención de escabullirme o que Zeus me pulverizara, para evitar pasar vergüenza ante todos ante la actitud que tomarías frente a mi...

Mis planes se desbaratan cuando uno de tus amigos advierte mi presencia y te señala que yo estaba a tus espaldas, sé que él ignora el trato que me das en privado y no lo culpo. Era una fiesta de esas de reencuentro entre amigos de colegio a las cuales tú detestas ir porque según tú solo hablan de cosas banales, cuentan chistes que te desagradan y se dedican a mirar quién es mas guapo o el mas feo.

Lo cierto es que odias las reuniones porque te toca llevarme, exhibirme y fingir que me amas cuando en realidad me desprecias porque te até a un compromiso que no querías y en parte fue mi culpa.

Pongo la mejor de las sonrisas en mi rostro y camino altivo, a mi paso algunas personas se quedan mirándome y los mas observadores posan sus orbes en ti notando el disgusto dibujado en tu rostro de mármol.

¿ En que pensaba cuando me fije en ti?

¿ Cual fue el hechizo ejercido para que me enamorara de alguien que simplemente me ve como un molesto adorno?

¡ Se bien que amabas a esa otra persona! ¿ Cómo se llamaba...?  ¡ Saga Venizelos!

Pero vine yo y te fregue todo. Saga se alejo de ti y yo me quedé contigo, ¡ Pero a que precio...!

Me detengo frente a ti, una imperceptible mueca cruza tu rostro mientras tu amigo espera que digas algo, no sé quizá una palabra de "cariño", más tus labios se fruncen para salir de ellos un reproche que me dolió mas que tu mueca.

-Milo, te dije que me esperaras en el auto-me dices con voz helada. A mi lado pasa una pareja que se voltea a verte sorprendida por tu tono. Tu amigo, un español al que llaman Shura alza ambas cejas incrédulo, él no sabe aparentemente que mi vida a tu lado es una pesadilla por tu desamor y realmente lo envidio porque es feliz con su compañero a pesar de que su relación comenzó sin una pizca de amor.

-lo siento cariño-respondo suavemente causando que chasquees la lengua-pero me sentía aburrido en esa carcacha.

Shura ahoga una risa, tú lo fulminas con la mirada y yo me muerdo el labio inferior para cortar la mía. 

-¿para eso me rogaste que te trajera?-ataca si miramientos-no sé en que demonios pensaba cuando acepté casarme contigo... no haces más que importunar...

Aminalarme por zaherirme,  jamás.  Lo que me duele en el alma es tu horrible mirada  cual filosa daga y porque lo haces frente a todos; no es que apruebe tu indiferencia hacia mi, pero por lo menos disimula que me detestas. Aunque yo te ame mi hermoso aguador, se bien que ni en sueños borraré la huella indeble de Saga en tu piel, memoria y corazón; él ya te marcó como suyo y yo sólo soy un invasor que lleva sobre su espalda el peso de tu odio viceral.

-¡permiso!-inclino mi cuerpo sutilmente ajeno a las risas, mi cabello se agita por el movimiento y me retiro tal como llegué... en silencio y por la puerta grande. 

Fin PDV Milo.

Narración autora.

-¡ estoy harto!-Camus  apretó sus puños-ni siquiera es brillante,  no entiendo porqué me casé con él. Por su culpa dejé a Saga... para que... para ser infeliz a lado de alguien que ni siquiera amo.

Shura descubrió muy a su pesar que Milo era una belleza maltratada, despreciada y triste, si no estuviera casado lo cortejaba y le otorgaba el estatus que merecia. Camus era su amigo, pero eso que habia visto sobrepasaba los límites de crueldad.

-yo creo que es hermoso, cualquiera se sentiría dichoso teniéndolo a su lado. Además mi querido amigo, nadie es bruto ni ignorante.

El esposo de Shura se acerca cauteloso, Camus no le simpatizaba aunque fuera un león en los negocios e hiciera ganar fortunas, su apreciación de él no era halagadora.

-te dejo-murmura Camus.

-hablamos luego-dice el ibérico enfocando su atención en su esposo que lo miraba preocupado.

-¿esta todo bien?

-no-mueve la cabeza preocupado-Camus se ha vuelto insensible y frio desde que se casó con ese chico.

-el muchacho de cabello azul eléctrico rebelde-dijo a modo de pregunta.

-si.

-es un muchachito-comenta consternado el esposo-sin embargo se le nota un deje de pesadumbre.

A raíz de esas palabras, su esposo decide formular una pregunta que la tenía en mente desde hacía tiempo.

-tú,¿ me odiabas cuando te casaron conmigo?

El otro negó frenético, lo único que experimentó fue incertidumbre y miedo al futuro, a como sería su vida a lado de alguien que conocía poco y amaba nada.

-solo temor.

Los ojos de Shura adquirieron un tinte de alivio, durante todo ese tiempo se martirizaba con que su compañero haya sentido ese sentimiento, ese que ahora corría lentamente a Camus y hería a Milo. Sus labios se curvaron en una sonrisa genuina que contagió al esposo que acercó sus labios a los suyos y  le robó un beso.

-ahora te amo-susurro al romper el beso.

********
Milo.

Muchos rostros, muchas máscaras, tan abrumado me siento que escapo hacia el laberíntico jardín, una pareja de chicas para de hablar para mirarme curiosas, recobro mi compostura y adopto aquel aplomo que me salva en momentos tan complicados. Fue Camus quien me lo enseñó al casarnos y yo lo pongo en práctica cada vez que él me desprecia en público. 

-¡ amigo!-una de ellas me habla en tono amistoso-¿necesitas alguna ayuda o guía en esta casa?

Sacudo la cabeza. Alzo la vista y la enfoco en sus rostros que por cierto son hermosos, una de ellas es del color del ébano y sonrisa embriagadora y la otra de piel aceitunada de mirada franca.

-no-respondo incapaz de decir algo más. 

Ellas me miran largamente, la chica de ébano no queda convencida y trata en vano de sonsacarme la verdad.

-¡mientes! A ti te pasa algo... 

Quisiera confiar y decirle que mi amado aguador me desprecia, más mi lengua se traba y lo interpreto como señal de que debería callar.

-no hermosa-recobro mi aplomo y sonrió otra vez-algo me cayó pesado en la fiesta. 

Se ven derrotadas y no insisten de nuevo.

Agradezco internamente que ya no insistan, decido irme a otro lado. En eso veo a lo lejos al amigo de Camus, Shura acompañado de otro joven castaño, que al verme murmura algo al oído de Shura que asiente gravemente y se aparta.

Veo intenciones del azabache de acercarse a mi, lo espero tranquilo.

-creí que te habías ido-sonrie ampliamente a tal punto que me quedo deslumbrado por ella-mi esposo y yo deseamos que te sientas a gusto aquí-se inclina hacia mi oído y susurra-Camus no te merece, sé que lo amas con locura, pero él no debe tratarte como la suela de su zapato...

La forma en que me lo dice provoca que tome una decisión radical, si, esas simples palabras me orillaron a plantearme una salida a mi encrucijada. 

Yo lo tenía todo, vivía cómodamente,  más era infeliz. Camus amaba a otro y entonces yo debía hacerme a un lado.

Por primera vez la tristeza desaparece, mi amor por Camus ya no es ciego, ahora es realista y descubro que la única forma de que él borre su rabia era desatar la cadena que lo mantenía doblegado a un matrimonio desgraciado. 

-muchas gracias por abrirme los ojos de una vez por todas-hablo agradecido mientras apoyo mis manos sobre sus hombros, Shura pestañea confuso para después comprender todo y asentir entre aliviado y orgulloso-tu esposo debe ser envidiado por tenerte, si te hubiera conocido antes... 

-el pasado ya no importa,  ahora debes vivir realmente,  los dos merecen ser felices a su manera-posa una mano en mi mejilla, su toque es amistoso-dime...¿cual es tu plan?

**********

En la mañana.

En el garaje de la que hasta hoy será mi casa, hay dos autos. Uno en el que Camus siempre anda y el otro que es mío, en una de mis manos traigo una maleta con mis pocas pertenencias y en la otra las llaves.

El anillo de bodas lo dejé sobre la mesita de noche de mi antigua alcoba junto a un trozo de papel escrito. Gastar tinta explicandote mis razones está de más,  por lo tanto la misiva va dirigida a Saga, el real dueño de tu amor.

Tu al no verme por la casa lo sabrás, en tanto yo buscaré otro mar donde navegar.
No te preocupes por el trámite de divorcio, te facilitare todo, tampoco te exigo la mitad de tus bienes, sólo deseo que seas feliz y que ya no me odies más. 

El auto me conduce a las afueras de la ciudad, suelto un suspiro de alivio, tanto tú como yo somos libres. Shura anoche me aconsejó donde podría ir a buscar nuevos aires y me aseguró que incluso hasta encontraría alguien que me quisiera de verdad; no revelaré donde es, es un secreto.

Avanzo por el camino, escucho música a todo volumen mientras dejo que el paisaje y la letra me hagan olvidar todo lo malo y me deje lo bueno que fue conocerte y amarte sin remedio, espero que hayas descubierto la carta y se la hayas echo saber a Saga.

***********

Camus.

Silencio. A esta hora Milo debería estar merodeando el jardín hablando boberias con mi chofer, todos en esta casa adoran a Milo, pero yo no... por su gracia mi relación con Saga se destruyó. 

Debo decir que ambos dormimos en habitaciones separadas, la única vez que lo toque fue antes de toda esta farsa, de ahí ni más. Mi rabia era tanta que en una ocasión lo derribe de un golpe, no me importó que el resto de habitantes de la casa me viera, estaba cansado de sus estúpidas declaraciones y de su constante victimizacion.

Decidí buscarlo en su cuarto, al abrir la puerta una bocanada de aire opresor golpeó mi rostro, todo está oscuro, prendo la luz y me topo con un orden prolijo con una atmósfera fría, de pesadumbre; mis ojos advierten un fulgor dorado sobre algo blanco, lo reconozco,  es el anillo de bodas de Milo. Al tomarlo, la hoja cae con un ruido seco al suelo.

Abro. Una escritura elegante en tinta negra me da la bienvenida.

Para Saga Venizelos.

" Esperaba decirte esto desde hace mucho tiempo.

Cuando te conocí fui víctima de la tóxica envidia, juré que te ganaría la batalla por el amor de Camus aunque tuviera que emplear métodos poco ortodoxos. Después de un tiempo gané la lucha y te retiraste digno del campo de batalla aún empuñando tus armas.

El premio para el vencedor sería Camus, tal como en la guerra de Troya al enfrentarse Paris y Menelao por la bella Helena, pero en mi caso, mi reino de dicha se destruyó el mismo día que me casé con él,  creí tontamente que me amaría cuando aquella persona vendría a nuestras vidas, más.... meses más tarde recibí mi escarmiento y mi pérdida fue espantosa.

Todos los días veía un infierno con su actitud fría,  descortés en privado, en público era distinto y todos creían que era un amantísimo esposo y yo ayudaba a propagarse el mito.

Pero abrí mis ojos, la venda que me resistía quitarme cayó y vi la cárcel que fabriqué con mi necedad y egoísmo la cual se hacía cada día más oprimente y tenebrosa.... entonces tomé la mejor decisión de mi joven vida....

La muralla que te impidió alcanzar a Camus cayó, ahora él es libre y puedes tomarlo entre tus brazos y besarlo hasta el hartazgo. Por mi parte dentro de pocas horas estaré a millones de kilómetros lejos de ustedes, rezaré que su amor sea próspero y duradero y que tenga sus frutos.

Finalmente, te encomiendo que cuides su corazón de cualquier sentimiento corrosivo, como dicen si amas deja en libertad, aquello es la prueba de amor infinita, cosa que cumplo sin chistar más.

Deseando que me comprendas y perdones...."

Saga no lo creería cuando la leyera, Milo renunció a seguir a mi lado, a todo y sólo se había marchado con su ropa y el auto. Sin embargo en vez de experimentar alegría, sentí un vacío sin nombre, ¿ qué era esto? ¡ yo amaba a Saga! ¿ entonces porqué sentí eso...?

Más tarde le di la carta a Saga mientras cenábamos en su casa, él la leyó en completo silencio. Cuando terminó, la dejó a un lado y se quedó mirando a la nada.

-¿ qué piensas de eso?

Leí la conmoción en su mirada. Tuve un mal presentimiento.

-él fue más valiente que yo....

-¿cómo puedes decir eso de él? ¡ nos separó vilmente!

Sacudió la cabeza y la echó para atrás. Yo esperaba una respuesta coherente a semejante locura.

-su amor por ti fue genuino, en cambio yo-sus pupilas se oscurecieron de dolor-bajé los brazos y me retiré, pero después te incité a verme a sabiendas de que él te amaba y por eso...

-aunque hubiera nacido, no me ataría a Milo-respondí amargamente-no fue tu culpa, fui yo que no quise....-las lágrimas se agolpan en mis ojos-sólo me importas tú... ¡ me oyes! Milo es pasado.

Sonrié a pesar de la conmoción. Me pierdo en su gesto y acerco mis labios a los suyos, sin embargo me rechaza sutilmente para decirme esto.

-gracias a su gesto, comprendí que nunca es tarde para ser feliz. Necesito verlo, ya no es mi enemigo, ¿ sabes dónde fue?

Kilómetros más lejos.

Un hermoso joven de cabellos azulinos consultaba un mapa, se halla en una gasolinera, a su lado se estaciona una moto de la cual baja un muchacho castaño musculoso y ojos verdes vivos que habla sin desparpajos al despachador que se rie estruendosamente.

-¡ espérate! estoy atendiendo al joven-señala a Milo que alza la mirada.

-¡ ah! disculpe-se ruborizó el castaño al descubrir semejante belleza ante sus ojos-¿ eres soltero?-luego se tapó la boca como un niño al preguntar lo que no debía-upsss.

-legalmente no, pero ando en busca de otros aires-respondió Milo.

Decir que el otro experimentó un flechazo era por demás.

-somos dos entonces-reveló arrimándose a su moto-¿ que tal si nos vamos por ahí a fregar? ¿ qué dices?

-mientras no me lleves a una guarida de motociclistas salvajes, está bien-accedió Milo.

Le dio su palabra de que no sería así.

-me llamo Aioria y ¿ tú?

-Milo.

-bien Milo, en marcha......

" Esta vez elegiré bien, será mi segundo intento....."

 

 

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado.


Acepto críticas siempre y cuando sean sin insultos ni faltas de respeto.


Se los quiere n.n


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