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Enséñame a amar por MissWriterZK

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Me desperté de golpe, aún con la sensación de la cálida piel de Priya contra mis labios. Levanté la cabeza y abrí mis ojos, parpadeando varias veces para enfocar bien, descubriendo que aún era noche cerrada. Suspiré, estaba empapada, no solo yo, sino también mi ropa interior y mis sábanas… Nunca antes había tenido un sueño húmedo y creía que eso era competencia exclusiva masculina, quizá mi cuerpo había llegado ya a su límite y necesitaba desahogarse con eso…

Fui al baño para lavarme la cara helada y, viendo que no recuperaba la serenidad, decidí darme una ducha helada para aclarar mis pensamientos y calmar a mi corazón. Era inevitable no pensar en todo lo que acababa de ocurrir en mi mente cada vez que mis dedos rozaban alguna zona que hubiera sido tocada por sus pieles suaves y candentes.

«¡Maldición, Sucrette! ¡¿Cómo vas a poder mirar a Chani mañana a los ojos?! ¿Qué vas a hacer si te cruzas con Priya?» pensé para mí misma, en un intento de eliminar aquellos pensamientos subidos de tono de mi mente.

Salí de la ducha y me metí de nuevo en la cama, cuyas sábanas estaban medio húmedas todavía… Era una pervertida con todas las de la ley.

La noche pasó más rápido de lo que me hubiera gustado, parecía que solo había cerrado mis ojos un momento y, por suerte o por desgracia, no volví a soñar. Los rayos cálidos del sol me despertaron, incidiendo en mis ojos. Decidí permanecer así por unos minutos, la sensación de mi piel siendo calentada por el sol era algo satisfactorio.

Salí de la cama y fui al cuarto de baño, pisando el suelo de madera con mis pies descalzos. Me miré al espejo, intentando encontrar una respuesta a la noche alocada de mi sueño húmedo, consiguiendo solo que todos los recuerdos que compartía con Priya regresaran a mi mente.

FLASHBACK

«¿Es cosa mía o aquella figura femenina que se ve en la distancia es Priya? ¡Deja de soñar, Sucrette, sería demasiada casualidad!» pensé para mí la noche en la que nos reunimos en el Snake Bar. Mis sospechas resultaron ser certeras… lo sabía, no había nada que se resistiera a mis sentidos si se trataba de mi antigua compañera de instituto.

Cuando se acercó a nosotros, me quedé muda y no supe muy bien qué decir. Mi mente solo podía pensar en lo preciosa que se veía y lo bien que le habían sentado esos años de universidad. Su cabello castaño oscuro y sedoso llegaba hasta sus glúteos, seguía llevando su bindi rojo y sus tatuajes de henna se mantenían, aunque eran más complejos y sensuales, según mi punto de vista.

Vestía una blusa verde agua sin mangas y con adornos dorados, sus senos podían adivinarse bastante bien y su figura cuidada y tonificada podía ser contemplada a la perfección gracias a ella y a los pantalones de tiro alto entallados… Su cuerpo había terminado de desarrollarse y se había convertido en toda una diosa de la sensualidad que me hacía imposible apartar mi mirada de ella o ignorar el latido frenético de mi corazón.

«¿Por qué me ocurre esto? Solo es mi amiga, ¿no? Además, ambas somos chicas…»

Me saludó como si el tiempo no hubiera pasado y estuvimos charlando, poniéndonos al día. Ella y yo comenzamos con unas cervezas, mientras que Alex y Rosa disfrutaban de unos mojitos. Descubrí que estaba estudiando derecho y de que ella también vivía en la residencia universitaria.

Justo cuando iba a invitar a otra ronda, ella se interpuso con su carisma solar y ese magnetismo hechizante, dedicándome una mirada intensa con una sonrisa traviesa que ordenaba que corría a su cuenta. Solo pude tragar saliva ante aquella vista sublime y ella me dedicó una mirada divertida y un guiño burlón.

FIN FLASHBACK

Aún recordaba la importancia de su ayuda para obtener mi cargo como camarera. No importaba cuántas veces me equivocara, ella siempre estuvo ahí para arreglarlo con su sonrisa y su carisma característica.

Le agradecí todo lo que había hecho por mí, haciendo mención a que ella siempre había sido así, siempre sabía cómo sacarme de un aprieto. Incluso pude contemplar ciertos celos de su parte cuando se refirió a que Hyun lo tenía todo bajo control y que si ella hubiera estado a tiempo, hubiera caído en sus brazos, devolviéndole la jugada al decirle que me hubiera encantado que ella me hubiera atrapado. La expresión de sorpresa y el tímido sonrojo que cubrió su rostro sería algo que nunca olvidaría.

Mi rostro se oscureció cuando recordé la expresión desolada y esos ojos vidriosos de la clase de desarrollo personal, en la que nos mostró parte de su pasado. Todavía seguía culpándome por no haber preguntado y haberla comprendido y apoyado, debió sentirse muy sola. Cuando posé mi mano en su brazo, temerosa por su reacción, temerosa por si aquella mujer bella tanto por dentro como por fuera, de aspecto tan frágil como el cristal en esos momentos, se rompería con mi toque. Me miró con una mirada dulce y melancólica y una sonrisa forzada que demostraba que no se encontraba nada bien.

Apreté mis puños con fuerza, no la conocía del todo y ya estaba soñando esas cosas con ella. ¡Ni siquiera sabía cómo me sentía por ella! Solo sabía que me era imposible dejar de sonreír cuando ella se encontraba a mi lado. No había estado más radiante trabajando en el café como cuando ella me estuvo ayudando.

Haberme sentido como una idiota cuando prometí pasar tiempo con ella en el concierto de Castiel y que todo resultara desastroso con una Rosalya borracha y sincera, el gentío que impedía respirar y dicho pelirrojo con ganas de hablar, o Nath y Ámber con su desplome inesperado… Todo eso me alejó de ella y cuando por fin la encontré, tuvimos que regresar, enterándome de que estuvo hablando con una ex… Esa información hizo que mi pecho doliera y en aquel momento no comprendí muy bien el porqué, ahora comprendía de que se trataban de celos…

Aquella noche fue la primera en la que la sentí tan cerca de mí cuando me abrazó por la espalda para hacerme entrar en calor. En aquel momento, pude ser feliz entre sus brazos cálidos, sintiendo la textura de su piel morena, suave y cálida contra la mía y el deleite de su perfume avainillado.

Descubrir que incluso algo tan ridículo como el delantal del café le quedaba de fábula, que se excusara diciendo que todo eso era debido a su confianza basada en que le daba igual lo que pensaran los demás y recibir el cumplido que jamás se me olvidaría: «¿Acaso te has parado a pensar en cómo me siento yo cuando te veo vestida con ese delantal?» ¿Era una confesión de que se sentía atraída por mí?

Haber podido ver la ternura y la pasión en su mirada en el momento en que colocó uno de mis mechones tras mi oreja. En ese momento, el tiempo dejó de pasar para mí y me dediqué a admirar la perfección de esa mujer exótica que se encontraba frente a mí y volvía loco a mi corazón. Que ese acto hubiera sido después de haber hablado sobre sus intereses románticos y que eso me hubiera provocado esa sensación de cosquilleo inimaginable que nunca había experimentado con ninguna de mis amigas, ni siquiera con Rosa…

O el día de la playa, desde haber conversado con ella sobre su sexualidad, sus deseos de futuro…  que me calmara en pleno ataque de ansiedad y me salvara del pesado de Hyun; hasta la negativa de acompañarla en su baile que me llevó al agua en un baño de medianoche con ella como acompañante… Recordando lo que le dije, sentía como mis mejillas ardían: «Si mal no recuerdo, para que sea un baño de media noche tenemos que estar desnudas» y que ella no lo negara, sino que dijera que había demasiada gente para ello. ¿Era una indirecta o estaba construyendo un romance sin fundamento? ¿Y el beso en la mejilla cargado de emoción? ¿Era un gesto amistoso o romántico?

Actos como la ternura y la preocupación de sus gestos como cuando me fue a visitar a la enfermería después de haberme desmayado, la mirada dulce y sus manos suaves… O la preocupación y auténtica furia después de haber escuchado sobre mi asalto e incluso sus intenciones homicidas respecto a Nath… Todo eso me hacía pensar en todo lo que habíamos compartido y en lo insegura y confusa que me encontraba.

Justo después de haber lavado mi cara y haberme peinado y maquillado, recibí un mensaje de texto por parte de Chani. Mi móvil casi cae al suelo debido a la impresión. El mensaje decía lo siguiente:

«Buenos días, Su. ¿Has dormido bien? Me he levantado con un hambre voraz, ¿me acompañarías al comedor? Tengo antojo de milhojas de frambuesa…»

Realmente amaba esos dulces y tenía un sexto sentido para hacerme sonreír. Necesitaba hablar con alguien, aunque ella hubiera estado presente en mi sueño… Podría intentar no entrar en el tema de identidades. Ella siempre me dio buenos consejos, así que, ¿por qué no confiar ahora?

«Buenos días, Chani. Veo que tienes más antojos que cualquier embarazada. Voy para tu habitación. Respecto al tema de la noche, necesito hablar. ¡Espera hasta que llegue!»

 


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