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Destruyéndote "Palabras Mortales" por hatsune yaoi

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Notas del fanfic:

Bueno esta es una versión bastante oscura de Seakiichi Hatsukoi mezclado con el suspenso de series como lindas mentirosas. Cabe mencionar que solo estoy tomando a los personajes de Sekaiichi Hatsukoi incluyéndolos en ésta trama retorcida como base lo cual no significa que sea 100% fiel a las personalidades del anime y manga. 
La idea original es ésta pero por supuesto que no se a dónde me va a llevar esta historia pero les prometo que tendrá épicos giros en la trama mientras avance. 

Acompáñenme a ver si este misterio será resuelto y si Onodera aprenderá que las mentiras terminan por alcanzarnos de una forma u otra.

 

Notas del capitulo:

Este fic utiliza simplemente como inspiración las caracteristicas principales de los personajes de sekaiichi hatsukoi para relatar esta historia que si bien no es 100% fiel a la historia de su autora sí explora una nueva manera de ver a nuestros personajes favoritos.

Las luces de la sala golpeaban con fuerza el rostro pálido y cansado del muchacho de cabello azabache, mientras removía con las manos su melena. Lucía fatigado; el semblante lúgubre de su rostro no mentía. En los últimos meses Ritsu había visto pasar cientos de rostros afligidos, desesperados o impávidos desde el diván pero en el semblante distante y casi vació del muchacho sentado frente a él solo un el deje de cansancio percibía
Ojos grisáceos enmarcados por altos pómulos y una nariz delgada habían sido una descripción perfecta de lo había visto desde el diván. Era atractivo; no necesitaba observarlo fijamente para saberlo sin embargo de vez en cuando desviaba la mirada hacia las marcas rojas en sus brazos curtidos; había necesitado más de dos miradas furtivas para notar las líneas blancas en su piel
¿Qué clase de problemas tendría un muchacho tan bien parecido?- se preguntó mientras tomaba otro caramelo acido y volvía la mirada a su compañero de espera
A decir verdad su presencia lograba reconfortarlo. SI AQUEL MUCHACHO NECESITABA UN PISCÓLOGO NO CABÍA DUDA QUE EL UNIVERSO NO ERA TAN EMBUSTERO COMO LO HABIA PENSADO.
Nuevamente fijó su atención en las líneas duras de su cuerpo y los ojos del muchacho alcanzaron a escrutar su mirada antes de que Ritsu alejara su vista hacia el muro contiguo.
{Lo sabe sabe que lo miraba como un estúpido}
¿Qué carajos estoy haciendo?- se dijo a sí mismo. Había clavado su mirada en una pintura de aspecto abstracto; el único objeto interesante de la habitación. Observaba los pequeños detalles dentro del lienzo; los trazos duros y marcados, las figuras imprecisas y las inconexas siluetas como si realmente le interesase suplicando que no hubiese notado su indiscreción
-Onodera entra por favor- profirió una voz aguada que lo invitaba a introducir sus esbelto cuerpo en la estancia y sin dudarlo ya estaba dentro del consultorio con el rostro sonrojado. Inmediatamente la mujer de aspecto prolijo y hermético se acerco hacia él con aire de cansancio y respiró aliviado el dulce aroma de manzanilla que inundaba el consultorio con delicadeza.
-Te ves agitado- le había dicho la mujer de cara redonda y pecosa con la mano extendida; invitándolo a tomar asiento.
-Que va Rika; he estado ocupado con un proyecto- respondió aceptando la oferta y sucumbiendo a una serie de interrogantes y respuestas que le eran tan familiares como el gusto azucarado de la infusión siempre dispuesta en la mesita junto a la silla.
La hora siguiente Ritsu se había limitado a asentir, negar y dar respuestas concisas hasta que la mujer de cabellos rubios dio por concluida la sesión con un timbre agudo en la garganta.
-Así que todo ha estado bien Ricchan- finalizó; con una libreta desgastada en la mano y una sonrisa pura en el rostro.
-No ha podido estar mejor - había respondido rozando su cabello castaño con la punta de los dedos. Desde el accidente todo había regresado a la normalidad. Aquella distante sombra en su memoria que procuraba no evocar parecía desaparecer mientras retomaba las riendas de su vida. Tenía el apoyo de sus amigos y familiares, tenía un futuro prometedor o por lo menos eso le parecía y tenía a An; la muchacha de la mirada marrón y cabello castaño brillante.
- Con eso daríamos por terminada la sesión- había espetado la mujer – ¿Podrías esperar unos segundos?... Podemos tomar un taxi y comprar donas de camino a tu departamento; ya sabes esas que te tienen encantado- finalizó mientras introducía el último par de esmaltes baratos en su bolso negro.
{ ¿Cómo podía decir eso? El chico moreno estaría esperando }
¡Rika! El motociclista de aspecto extraño aun está en el diván. ¿No vas a atenderlo? - le había señalado. Aunque habría querido referirse a él como el suejeto de brazos cortados se abstuvo.
-¿Qué motoclista Richan? Hoy no tengo más pacientes- enfatizó
-¡El muchacho de cabello negro con cortadas y cicatrices en el cuerpo; Rika!-
-Hoy sólo somos tú y yo. ¿Estás seguro que me esperaba? -
{Si lo estoy} se decía internamente
El silencio penetró la pequeña habitación y las miradas de ambos se encontraron por un momento, miles de ideas cruzaron sus mentes mientras las manecillas del reloj avanzaban con paso lento. Finalmente la mujer mayor salió al encuentro del joven de melena de apariencia sombría.
-Ritsu aquí no hay nadie - había expuesto antes de que el joven saliera a comprobar la afirmación.
Nada Rika tenía razón. Parado en seco frente a la pequeña mesa entre el diván sólo había un silencio gélido, una estancia vacía y una mirada de consternación en sus rostros.
-Tal vez se fue cariño- espetó la mujer mayor arreglándose la falda.
Él asintió con un gesto amable; dispuesto a no entablar más palabras de las que fuesen necesarias.
—Creo que regresaré solo a casa-profirió- Había olvidado que An y yo cenaremos en ese odioso restaurante de comida italiana.
Con una mirada compasiva lo guió hacía la salida.
Había evitado mirarla directamente; no podía hacerlo no cuando parecía un demente. Sin pensarlo tomó su maletín de entre el asiento junto a los mullidos almohadones; donde la imagen del chico inusualmente atractivo aun estaba fresca en su memoria. Con todo el alboroto había olvidado su maletín marrón con detalles metálicos.
-Olvidas el sobre - le hizo notar ella.
Inmediatamente se apresuró a tomar el pedazo de papel del asiento con un arrebatamiento de urgencia.{Una carta} pensó.Observó rápidamente las letras gruesas y carmesí sobre el papel:
Para: Ritsu Onodera
De: La fille de fleur
Había pasado bastante tiempo desde que hacía uso de su limitado francés aun así el significado del remitente no representó dificultad: La florista
Arrugó el sobre manila y lo introdujo en su bolsillo derecho huyendo tranquilamente hacía el pasillo escasamente alumbrado del cuarto piso. Se había despedido de Rika con un afectuoso abrazo y mientras trotaba hacia el ascensor había jurado escuchar el chillido de su voz aguda aunque no habría podido saberlo con certeza sin volverse todo el camino de regreso.
...

El piso de azulejos perfectamente pulidos brillaba tenuemente bajo la luz artificial de los focos fluorescentes mientras caminaba hacia al ascensor. Había olvidado lo odioso que podía ser caminar con zapatos de vestir en el piso del edificio. Una vez dentro volvió a tomar el papel entre sus manos. No sabía quién podría ser la florista o por qué habría dejado una carta y aun así la curiosidad hervía en su cuerpo. Lentamente ajustó su vista a la iluminación del elevador, abrió el pequeño sobre, desdobló la hoja del interior y comenzó a leer su contenido
"Hay tres cosas que no se pueden ocultar por mucho tiempo; el sol, la luna y la verdad." Buda
Estimado Onodera:
Los secretos no se pueden ocultar por mucho tiempo son como agua cristalina; siempre hayan la salida.
La oscuridad esta en nuestro corazón y lo que más queremos no siempre es lo que aparenta. Incluso los ángeles tienen secretos.
Posdata: Deberías visitar el jardín de amapolas alguno de estos días; se rumora que criaturas celestiales pasean por los pasillos acompañados de hermosas mujeres. ¡Tal vez te sorprendas!
No olvides que la flor de los sueños no es fácil de encontrar, en la oscuridad la hallarás.
Posdata #2: Deberías revisar el sobre una vez más.
No pudo evitarlo arrojó la hoja hacia el suelo metálico
Temeroso introdujo sus dedos en el sobre y sin mirar dos veces tomó su contenido firmemente. Tardó poco tiempo en notar de qué se trataba antes de volver sobre si mismo arrojando el sobre y la pequeña sorpresa. No pudo evitarlo las lagrimas sucumbieron...

Notas finales:

Gracias por leer y si gustan dejen sus comentarios


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