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La confesión de Rem por ArlequinRojo

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen a mí, sino a sus respectivos autores Tsugumi Oba y Takeshi Obata. Tenía curiosidad por leer algún fanfic sobre Rem y Misa, que ahondara en los sentimientos de Rem hacia Misa, pero al no encontrarlo decidí crearlo yo basándome en lo que en Death Note se mostraba sobre ello. ¡Espero que os guste!

P.D: contiene spoiler.

Notas del capitulo:

Para quien no lo tenga claro, Rem es un shinigami de sexo femenino y como tal lo he plasmado en esta historia.

 Todo comenzó aquel día, el día en que un shinigami llamado Jealous decidió sacrificar su vida para salvar la de una chica humana de la cual estaba enamorado. Rem solo pasaba por allí, de casualidad; sin embargo, por alguna razón que desconocía, decidió quedarse a observar para finalmente bajar al mundo humano a entregar el cuaderno de Jealous a la muchacha. Desde entonces permaneció a su lado.

 ¿En qué momento pudo suceder? Rem no lo sabía con certeza. Llegó a considerar ridículo el sacrificio que hizo Jealous por esa muchachita, pero gradualmente esa joven rubia y alegre iba conquistando su corazón, el cual ni siquiera había latido en siglos.

 Al principio trató de negar que semejante sentimiento surgiera en su interior, un interior hueco y vacío. No quería aceptarlo, era inconcebible para ella y trataba de acallar esa voz que constantemente le susurraba a gritos la evidencia de sus sentimientos. Pero poco a poco sentía que su gris existencia se inundaba de luz, de una calidez que nunca había experimentado. Estaba allí con un propósito: protegerla.

 Ya no podía más. Ya no importaba nada, no podía seguir negándolo y muchos menos ocultándolo, puesto que su amor por ella era lo que la mantenía a salvo

 Rem llevaba días así, absorta en sus pensamientos y más callada de lo habitual. Evitaba mirar a la cara a la joven de la que se había terminado enamorando perdidamente. A Misa Amane.

 Misa, a pesar de lo ingenua que solía ser, terminó dándose cuenta de que algo no andaba bien con la shinigami que la acompañaba. Tenía la sensación de que la evitaba y pensó que quizá había hecho algo malo. Aún así, no se decidía a preguntarla directamente.

 Una tarde en la que Misa planeaba ir a casa de Light, se dirigió a la shinigami con su voz alegre y chillona de siempre.

 - ¡Rem! ¡Debemos darnos prisa en ir con Light!

 La shinigami no respondió. Sabía que no tenía derecho a ir en contra de los deseos de Misa, pero acompañarla a ver a Light era lo último que le apetecía y ya no era capaz de ocultarlo. Se encontraba de espaldas a la joven rubia, no quería enfrentarla, no podía... Sabía que si la miraba a los ojos ya no podría controlar los impulsos que empezaban a aflorar en su corazón.

 - ¿Qué ocurre, Rem? - quiso saber Misa. No entendía la actitud de Rem, apenas hablaron durante los últimos días y pasaba la mayor parte del tiempo ausente, sumida en sus pensamientos.

 Rem no sentía ánimos para responder, pero era consciente de que había estado evitando a Misa y la había dejado de lado, tarde o temprano acabaría preguntando. Y le parecía justo responder con sinceridad.

 - Muchas veces me arrepiento de haberte entregado el cuaderno de muerte - declaró, dejando en shock a Misa. - Si no hubiese venido a dártelo no estarías metida en ese asunto tan peligroso de Kira ni estarías en manos de ese Light Yagami.

 - ¿Qué dices, Rem? Yo decidí ponerme al servicio de Light, ¡yo decidí apoyar a Kira!

 - La devoción que sientes por Light te ciega, pero solo te está utilizando... Tú lo adoras y te acabará haciendo daño. Pero yo no pienso permitir que sufras.

 - ¿Por qué me dices todo esto ahora? Esto me hace feliz, estar al lado de Light me hace feliz.

 Rem se alegraba sinceramente por la felicidad de Misa pero al mismo tiempo sentía una punzada en el pecho cada vez que oía de sus labios que era Light quien la hacía feliz. Y más aún sabiendo que a Light le importaba Misa tanto como Light a Rem; absolutamente nada.

 A pesar de ser un shinigami, Rem poseía una pureza de espíritu enorme y un amor incondicional hacia Misa. No obstante, aún sabiendo que era lógico que Misa no correspondiera sus sentimientos dolía, dolía tanto que sentía una opresión en el pecho que le impediría respirar de no ser por su condición de shinigami, que nublaba su raciocinio dándole deseos de actuar por puro impulso, despertando un odio desmesurado hacia Light Yagami, quien se aprovechaba de su belleza e inteligencia para encandilar a cualquier chica. Misa también había caído en sus redes, totalmente prendada, y una parte de su ser se sentía furiosa, sentía ganas de matar a Light y reclamar a Misa como suya, puesto que nadie amaba a la joven rubia como ella lo hacía.

 Sí; Rem, una shinigami, estaba celosa y ese día no tenía intenciones de ocultárselo a Misa. Se volvió hacia ella, se acercó y tomó el rostro de Misa con sus frías manos mientras la miraba fijamente a los ojos. La mirada ambarina de Rem, profunda e intensa, se topó con la castaña de Misa, confusa e insegura.

 - Mírame bien a los ojos - dijo Rem.

 - Rem, estás muy rara, no te entiendo...

 - No tengo ningún derecho a interferir en tu vida, Misa, ni tampoco puedo decidir a quien entregas tu corazón. Pero me gustaría que al menos una vez me miraras a los ojos y vieras lo que siento yo por tí.

 Esta declaración impactó profundamente a Misa. Abrió sus ojos de par en par, navegando en la mirada de Rem, una mirada que trasnmitía un sin fin de sentimientos dedicados únicamente a ella. Y no se había percatado nunca de ello, tan ensimismada que estaba con Light. Veía a Light como el amor de su vida, el hombre perfecto, pero nada de lo que veía en esos momentos en la mirada de Rem lo había visto en Light.

 - Rem... Entonces tú...

 - No digas nada - Rem posó uno de sus índices en la boca de Misa, sellando sus labios. - Sé perfectamente que una chica como tú jamás correspondería a un monstruo como yo. Pero aún así siento rabia de que haya sido alguien como Light quien se haya ganado tu corazón. Es manipulador, egoísta y malvado, se aprovecha de tu ingenuidad para utilizarte. ¿Soy un monstruo por insultar a la persona que amas? ¿Por confesar que te quiero solo para mí, que me duele el corazón cuando te veo a su lado? ¿Por desear ocupar tus pensamientos, por desear tus besos? En ese caso sí, soy un monstruo.

 En ese momento, Rem vio que Misa derramaba lágrimas sin parar, cascadas de lágrimas que caían profusamente de sus ojos sin que ella pudiera evitarlo.

 - ¿Era por esto que me evitabas, Rem? ¿Tan mal lo estabas pasando que no podías siquiera mirarme a los ojos? - la voz de Misa se quebró en llanto, y Rem se sintió horrible en ese momento; decía amarla y protegerla, pero ella había causado ese daño en la joven.

 - Lo siento mucho, Misa... No debí haberme dejado llevar.

 Apartó la mirada, sintiendo que también se quebraría en cualquier momento. Pero de repente sintió como unas pequeñas manos tomaban las suyas, y al mirar vio a una Misa sonriente y cálida.

 - Tienes toda la razón... Soy una tonta por amar a Light aunque me utilice... Sé que lo hace pero aún así lo amo y quiero estar a su lado. Lo siento muchísimo pero no puedo evitarlo... Siento no haberme dado cuenta de lo que sentías y de haberte hecho daño. Aunque lo parezca no eres indiferente para mí, ni tampoco un monstruo. Sino fuera por tí no sería tan feliz como lo soy ahora.

 No, otra vez estaban ahí, esos impulsos que le costaba cada vez más controlar. Rem terminó dejándose llevar y abrazó a Misa. Quería sentirla, aunque fuera unos instantes. Acarició su cabello, estrechó su cintura y rozó su cuello y su mejilla con la nariz. Misa se sintió extrañamente bien y cómoda con lo que la shinigami le hacía, podía sentir todo su amor inundándole el alma. Fue consciente entonces de que Light jamás le transmitiría eso.

 - Ojalá me hubiese enamorado de tí, Rem, y no de Light.

 Rem rompió el abrazo y volvió a llevar sus manos al rostro de Misa, acariciando tiernamente sus mejillas mientras volvía a mirarla los ojos.

 - Yo solo quiero que seas feliz, Misa. Decidas lo que decidas, estaré a tu lado para apoyarte y protegerte.

 - Y yo quiero que sigas conmigo, Rem.

 Y así fue, Rem permanció a su lado hasta el final. No dudó en morir por ella cuando llegó el momento, y aunque Misa nunca lo manifestó abiertamente, guardaría el recuerdo de Rem en un lugar muy especial en su corazón. 

Notas finales:

Espero que os haya gustado, quizá un poco cursi, pero así me ha venido la inspiración jajaja. 


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