La nave surcaba el vacío, como un cascaron hueco y congelado.
Sus alerones estaban destrozados, y el motor de gas refinado había estallado, dejándola como un ente, poco más que chatarra espacial, a la merced del frio y del espacio. En su interior, sin embargo, el sistema electrónico continuaba funcionando con la energía auxiliar, registrando cuatro firmas de vidas.
Dentro, una pantalla de intercomunicaciones brillaba con una leve luz intermitente, acompañada por el pitido suave e insistente, de una transmisión entrante. Y uno de sus tripulantes volvió a la vida, como quien sale a la superficie luego de bucear un tiempo infinito, en un océano oscuro y sordo.
Su cuerpo pesaba, sentía las extremidades entumecidas, con las articulaciones y los músculos rígidos y duros como el acero. Tenía garganta seca, y la mera acción de parpadear dolía como un millar de agujas. Hasta su mente parecía dañada, víctima de una perturbación hueca, donde antes había estado el pensamiento.
Una luz roja, de emergencia, giraba en la cabina de desembarque donde se encontraba tendido.
‘’Estoy vivo’’ pensó, víctima de una certeza engañosa.
Intentó erguirse, presionando las palmas de sus manos contra el frio metal, haciendo acopio de toda la fuerza de voluntad que pudo reunir. El esfuerzo lo hizo temblar dolorosamente, pero al final, apretando los dientes y sintiendo como el cuerpo se le cubría de un sudor helado, pudo recomponerse lo suficiente hasta que su espalda chocó contra la pared.
‘’Hace frio’’ su aliento se convertía en vaho frente a su boca, una nube blanca y escarchada. En el espacio siempre hacia frio. ‘’Los sistemas de calefacción han fallado.’’ Supo al instante ‘’Es un milagro que aun tengamos oxigeno’’
Cerró los ojos, tiritando, preguntándose por qué la energía de su traje no lo estaba resguardando ante aquello. Su segunda piel adaptable se sentía más como una carga que como un blindaje de protección.
‘’Que… extraño’’ Se tomó un tiempo para recobrar fuerzas, cerrando las manos en puños y rodeando su cuerpo. Estuvo así un largo rato, tratando de acomodar su cabeza dentro de un contexto que pudiera entender, pero sus pensamientos no hacían más que virar a la deriva otorgándole ningún tipo de explicación.
Las imágenes saltaban de acá para allá, una embarcación de alto rango, su equipo, una nueva misión… pero estaban cercenadas, y eran cronológicamente inexactas. Sus recuerdos y memorias parecían haber sufrido una especie de disección, y al llegar al punto que creía más reciente, todo se tornaba negro.
‘’Y terrorífico.’’ Como espiar en las fauces de un ser monstruoso. Hacía que le doliera la cabeza de una forma atroz. ‘’Salimos vivos de milagro… pero ¿cómo?’’ el caos era lo que más brillaba, las explosiones, los gritos… ‘’No podíamos hacer nada. Ni todo nuestro entrenamiento nos preparó para lo que encontramos allí. Nosotros…’’
Abrió los ojos de repente. ‘’Sabana’’ pensó el agente, con una aprensión en el pecho que amenazaba con asfixiarlo. Se incorporó lo más que pudo, y ahogando un gemido, comenzó a caminar de forma torpe y rígida hacia la cabina de mando.
La lanzadera contaba apenas con dos áreas separadas por un pasillo corto, con un almacén pequeño, y un sitio de aseo más pequeño aún. Cuando llego a la puerta deslizante de la cabina de mando, la encontró estancada por la mitad. No había corriente suficiente para hacerla mover, y si bien el protocolo dictaba que mantendrían abiertas llegado el caso, los sistemas habían fallado.
Debería hacerlo manualmente. Se ubicó en el espacio que estaba libre, presionó las manos contra la ranura, y haciendo fuerza con su espalda, empujo para terminar de abrirla. Le demandó una cantidad inusual de fuerza, pero al final la puerta chirrió, y la escarcha en sus bisagras se resquebrajo, terminando por ceder.
‘’Mierda. Que frio’’ el interior estaba aún más congelado que el área de desembarque. Dio una inspección rápida; los controles parecían estar desactivados, a excepción del área de comunicación, y en el aire flotaba una película de polvo gélido; diviso a un cuerpo a un lado en el suelo, y a dos más, en los asientos del piloto y el copiloto.
‘’Están inconscientes. Pero aún viven’’ Sin embargo, sus trajes no lucían el brillo azul característico de la energía psionica. El agente se paró en el centro, y dio otra vuelta, barriéndolo todo con la mirada nuevamente. Al final apoyo el cuerpo contra la pared, y apretó la mandíbula. ‘’Sabana se ha ido’’
Por más que lo intentara, no podía recordar cómo, no podía saber cuándo. Lo único certero era el momento en que su presencia había desaparecido por completo. Su energía psionica incinerada del canal que mantenían como equipo.
Y el dolor. Antinatural. Una perdida que los sacudió hasta la última fibra nerviosa, y que amenazaba con destruirles los huesos. Jamás había experimentado algo igual, como si su cuerpo estuviera a punto de estallar.
‘’Murió por buscar a la oficial altanera. ¿pero cómo? El enemigo… ¿Quiénes eran? ¿Cuántos eran? ¿qué era?’’ Se masajeo las cienes. Estaban entrenados para hacerle frente a cualquier tipo de adversidad; corsarios, a un organismo alienígena, hasta a una nave Protoss. Pero en cambio, habían tenido que huir en una lanzadera de transporte.
‘’Acabó con las guarniciones a bordo. Destruyó los cañones de fotones. Y nos espantó como a unos niños de teta’’
La pantalla de intercomunicaciones volvió a encenderse con un brillo tenue, captando su atención. El agente la vio desde donde estaba parado, en el otro extremo junto a su compañero desmayado, y salvo la distancia con pasos cortos y cuidados. No sentía sus músculos, no reconocía su cuerpo.
introdujo el código correspondiente en el teclado de la pared, y fue cegado por la repentina imagen que lo alumbro con intensidad.
-Por Koral. – Dijo la mujer del otro lado. Su rostro, de nariz estrecha, pómulos altos y ojos color ámbar, ocupaba casi toda la pantalla – Se encuentran con vida.
El agente la escuchó sin entender, tratando de procesar sus rasgos enterrados en su pasado.
-¿Prefecta? – dijo confundido. De todas las personas que podían haberlo contactado, era sin dudas la que menos esperaba.
-No tenemos mucho tiempo – la imagen se difumino y volvió acomodarse – la conexión es débil, y no sé cuánto soportaran allí dentro.
-¿Dónde…? ¿Dónde estamos? – preguntó el agente, sosteniendo el peso de su cuerpo contra la pared, repentinamente mareado.
-Han aparecido cerca del espacio de una ruta del dominio. – explicó la mujer – Alejada, pero lo suficientemente cerca de los sensores de un planeta militar. Los neurotransmisores que se les instala en la academia… nuestro panel… se habían apagado hacia tres meses, y de repente, volvieron a brillar como luces de festival. Han hecho saltar la alarma.
‘’¿tres meses?’’ el agente sintió como el mundo a su alrededor daba vueltas.
-Esto… - intentó decir – el tiempo…
-Escúchame. No hay tiempo. Hay órdenes directas de deteneros, a ti y todo tu escuadrón. – el sonido de sus palabras no acompañaba al mover de sus labios – No sé bien que está sucediendo, pero se los acusa de traición y asesinato.
-¿Qué?
‘’Tres meses. Es imposible’’
-Sin embargo. Tienen… otra opción. Antes de que los lleven a un juicio militar, se me ha ordenado traerlos de nuevo aquí, a la Academia. Ahora mismo – hubo un corte acompañado por ruido de estática – … patrullas van hacia allí para recogerlos. Hanson, la resocialización es mejor que la ejecución.
¿Resocialización? La palabra era como recibir una descarga de energía cinética.
-Prefecta… - el agente vio su mano temblorosa y la cerró en un puño.
-Hanson… la transmisión… mis patrullas están…
La imagen termino por colapsar.
-Mi energía psionica… ya no está – murmuró a su reflejo en la pantalla, oscura como el vacío espacial.