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Linger (Cherik. Mpreg) por midhiel

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Linger

 

Capítulo Uno: Resignificación

 

Este fic está dedicado a @KiKaLoBe, ella sabe por qué y se merece mucho más que esto. ¡Gracias por tus ideas y aliento!

 

Charles Xavier se revolvió entre las sábanas, desnudo. Alzó la vista y vio la botella de champagne descorchada y las dos copas sobre la mesa de luz. Se estaba impacientando porque Erik ya se tardaba demasiado. Se había encontrado con Raven en la cocina bajo su forma azul y había leído que había buscado a su amante y este la había hecho sentirse orgullosa por primera vez. Así era Erik: alzaba la autoestima de los demás mutantes demostrándoles que eran una raza superior, el nuevo estadio que cambiaría a la humanidad. A Charles no lo entusiasmaba la idea de supremacía pero en el fondo de su corazón, sabía que Erik estaba en lo cierto.

 

Suspiró, mientras sacudía las piernas debajo de las sábanas. Estaba excitado y tenía su miembro erecto, lo que significaba que si Erik no entraba pronto debería masturbarse y eso no le gustaba. Él quería que Magneto le hiciera el amor. Además, a la mañana siguiente tendrían que volar hacia Cuba y detener a Shaw antes de que desatara la Tercera Guerra Mundial. Charles estaba ansioso por eso y por la necesidad de tener relaciones con su amante.

 

Finalmente la puerta se abrió y Erik se presentó con esa sonrisa de tiburón que lo fascinara tanto.

 

-Perdona, Charles – se disculpó sin perder la sonrisa -. Tuve asuntos mutantes que atender.

 

-Lo sé – asintió Charles -. Me crucé a Raven en la cocina.

 

Erik llegó hasta los pies de la cama y gateó sobre el colchón para alcanzar la cabecera. Alzó la botella y las dos copas. Charles lo besó y rieron. El telépata le retiró las copas para dejarlas en la mesa y lo abrazó y besó otra vez efusivamente. Erik se pegó a su cuerpo y percibió su erección.

 

-Me parece que alguien está más que impaciente – bromeó insinuante.

 

Charles se le ubicó encima, obligándolo a rodar en el colchón. La botella descorchada volcó y las sábanas se mojaron. Ambos soltaron una carcajada, excitados y felices. Se miraron a los ojos, fascinados con la magia de verse reflejados en las pupilas del otro. Charles encima de Erik, Erik, observándolo embelesado.

 

-Erik – susurró, cargado de emoción -. Te amo y no quiero perderte.

 

-¿Por qué habrías de perderme? – cuestionó Magneto con intriga.

 

-Mañana nos encontraremos con Shaw cara a cara – recordó el telépata.  

 

El humor de Magneto se transformó. Molesto, hizo con cuidado a su amante a un lado y se sentó en la cama. No podía controlarse ante la mención del nazi que había desatado su ansia de venganza. Amaba a Charles y quería tenerlo a su lado siempre, pero ese lado oscuro que Shaw había desatado en él mediante torturas en Auschwitz podía más que el amor y la esperanza.

 

-Sabes que lo haré, Charles – contestó. Charles sacudió la cabeza, se negaba a leer ese lado oscuro en su Erik. Magneto lo tomó de la barbilla para que lo mirara -. Sabías de esto cuando nos conocimos. Sabías que es lo que busco.

 

-¡Pero hay bondad en ti! – replicó el telépata. No iba a darse por vencido -. Te leí, Erik. ¿Ese recuerdo maravilloso que rescaté de tu memoria sobre tu madre y el Hanukkah ya no significa nada?

 

-Tú lo significas todo para mí, Charles – confesó con dulzura. Su amante sentía sin leerlo que no le mentía -. Pero para construir el futuro que anhelo contigo, necesito sellar mi pasado. Shaw es ese pasado que quiero acabar y por eso tengo que hacerlo.

 

-Como te lo dije cuando jugábamos más temprano al ajedrez, matar a Shaw no te traerá paz.

 

-Y yo te responderé lo mismo, mi amor – replicó Erik y sus ojos se aguaron -. La paz nunca fue una opción para mí.

 

Charles sentía que las emociones lo superaban. Quería llorar de angustia y desencanto pero, en especial, quería llorar por Erik. Su amante no deseaba reconocer ese aspecto bondadoso que él había rescatado con el recuerdo como Charles se negaba a ver ese lado oscuro que ensombrecía su espíritu.

 

Erik le besó el cuello, luego los hombros, el pecho y finalmente alzó los labios hacia su boca. Charles se dejó besar como consuelo. Se abrazaron y ahora fue Magneto quien lo hizo rodar en el colchón. Con el corazón puesto en la misión del día siguiente, se hicieron el amor. El telépata bloqueó su mente para no seguir pensando en lo que el futuro les depararía. Erik no necesitó hacer nada de eso, cuando amaba a Charles, Shaw y todo su odio se evaporaba, pero solo cuando le hacía el amor.

 

 

………………

 

Un mes después

 

Charles había sido una persona optimista, que creía que con su mutación podía cambiar, o, mejor dicho, salvar al mundo. Estaba convencido de que descubriría siempre bondad en la mente que tocase y con Erik Lehnsherr lo había comprobado al principio. Erik, el nombre tenía una carga emocional intensa para él. Había sido su primer y único amor después de relaciones efímeras donde sacaba ventaja de su telepatía simplemente para tener sexo. Con Erik congeniaba lleno de complicidad, era el hombre con el que había compartido su sueño de construir un universo feliz para los mutantes. También la persona que lo había fascinado sexual e intelectualmente.

 

Charles lo había amado y, sin embargo, no podía seguir haciéndolo ahora. Estaba volviendo a su casa en una silla de ruedas arrastrada por Moira MacTaggert. Ah, Moira, la agente que le había parecido atractiva cuando la conoció pero que ahora lo fastidiaba. Era una buena persona, mucho mejor que Lehnsherr, pensaba, pero ahora Charles la sentía irritante. Es que Moira no dejaba de hacer sugerencias y bromas tontas que el abatido telépata no podía soportar más. Por eso la llevó de paseo por los jardines y aprovechó para borrarle la memoria.

 

Cuando la agente se marchó, Charles se encerró en su cuarto a cobijarse entre las sábanas y sufrir su miseria. No era el no poder volver a caminar más lo que lo deprimía porque Hank le había explicado en el hospital que estaba desarrollando un suero para ayudarlo, sino lo que había hecho Erik Lehnsherr con él: lo había obligado a asesinar a Sebastian Shaw. Sí, por culpa de Magneto Charles había cometido un asesinato. Él, una persona optimista que creía en la bondad de los demás, había sido cómplice de un crimen. Además, con un espíritu sádico que su misma venganza había desatado, Erik lo obligó a sentir la agonía de Shaw. Era verdad que Charles estaba en el uso pleno de sus facultades y podía haberse retirado de la cabeza de la víctima en cualquier momento, pero aun en medio de un crimen y el dolor agónico de la muerte, no iba a dejar solo a su amante. Ahora Charles se arrepentía. ¿Hubiese sido mejor salir de esa cabeza y dejar que Erik se las arreglara solo? ¿Iba Erik a sobrevivir si Shaw recuperaba su cuerpo y lo atacaba con el poder de una bomba nuclear? Charles nunca lo sabría.

 

Entre las sábanas, llorando, Charles quería olvidar. No solo la fatídica escena en la playa de Cuba, sino a Erik, a la CIA, a todos. ¡Qué diferente hubiera sido su vida hoy si no aceptaba ayudar a Moira! No se habría involucrado con la agencia, ni habría conocido a Erik, ni lo hubiese rescatado del mar. Tampoco se habría enamorado y no sentiría el dolor que solo un corazón quebrado provoca.

 

Charles lloraba su miseria, su futuro y la ausencia y traición de Erik. La mente tampoco lo dejaba en paz. Estaba tan desolado que no podía controlar su cabeza y las voces, lejos de ayudarlo con su empatía, lo torturaban. Alex y Sean habían llegado y estaban cerca pensando con Hank. Ninguno hablaba pero el telépata podía escucharlos porque estaba tan cansado y triste que no podía bloquear su mutación.

 

“Quiero ver a Charles. Hoy salió del hospital y quiero verlo,” era la mente del taciturno Alex.

 

“Tengo que cuidar a Charles. No puedo dejarlo solo, él me necesita, ya no tiene más a Raven ni a Erik,” era el considerado Hank.

 

“No sé qué hacer, tiendo a arruinarlo todo, pero Charles me necesita y tengo que ser mejor por él,” oía al atolondrado Sean.

 

En esos pensamientos tenía la prueba de lo que significaba para los demás, cuánto había cambiado a esos jóvenes diferentes, pero Charles no podía sentirse orgulloso. Simplemente deseaba permanecer solo en la oscuridad llorando y lamentándose. Pensaba en su madre que terminó destruida por la depresión y el alcohol. Él había tratado de ayudarla sin resultado y ahora se daba cuenta de que se estaba volviendo tan patético como ella. Pero, ¿quién podía juzgarlo después de lo que había sufrido?

 

Erik. Erik Lehnsherr. Una y otra vez regresaba la imagen del hombre que había conquistado su alma y su corazón. Después lo había traicionado y Charles tenía que resignificar su nombre porque ya no era posible un futuro con él y debía procesar el difícil duelo de haberlo perdido y de haber cometido un crimen.

 

Hank golpeó la puerta. Los demás querían verlo y sentía que Charles no podía estar solo a oscuras en su cuarto.

 

-¡Vete, Hank! – ordenó Charles con un gemido.

 

-Charles.  .  .

 

-¡No entres! Quiero quedarme solo, ¿lo entiendes? ¡No necesito a nadie aquí!

 

Charles odiaba provocar lástima en los demás. Era arrogante y consideraba la compasión una humillación hacia su persona. Quería quedarse a vivir solo. Tal vez necesitara a Hank si llegaba a conseguir el suero, pero solo a él.

 

-Charles – la voz de Hank sonó lastimera -. Entiendo por lo que estás pasando pero cerrarte no solucionará las cosas.

 

-¿Entiendes? – repitió el telépata con sorna -. Claro que todos son unos psicólogos expertos ahora. ¡Déjame!

 

Detrás de la puerta, Hank bajó la cabeza y dejó de insistir. A su lado estaban Alex y Sean, tan tristes como él. Sin embargo, no podían hacer nada. Se retiraron los tres. Beast los acompañó hasta la puerta y Alex y Sean se fueron cabizbajos y con las manos en los bolsillos.

 

Se sentían impotentes pero no podían ayudarlo si él no les permitía.

 

Charles siguió refugiado entre las sábanas. Todavía podía sentir el dolor de Shaw cuando la moneda le perforaba el cerebro, la actitud desafiante de Erik mientras la movía, su grito de angustia: “¡No!” y después la separación porque ya no podían seguir juntos. Magneto no era más el Erik del que se había enamorado. Erik, Erik Lehnsherr, definitivamente Charles tendría que reconstruir su vida y resignificar ese nombre.

 

…………………….

 

Hola. Aquí llego con un nuevo fic con mpreg. ¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado.

 

 

 

 


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