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Downtown (KookMin) por virichan

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— ¿Trabajaras esta noche? —. La voz de Jin hizo que JiMin se girará sobre sus talones, miró al castaño preguntándose a que se refería, después de unos segundos entendió, sonriéndole con suavidad asintió. — ¿Quieres compañía? —. Volvió a preguntar. 

— No, está bien Jin, pero ¿podrías ir por mi cuando termine? —. No le gustaba pedir esa clase de cosas a Jin, pero era de esa forma que podía llegar seguro al departamento compartido con el castaño. — Claro, pensaba hacerlo, no me gusta que andes tan tarde en la noche —. Le dio una sonrisa antes de acariciar las hebras azabaches. — Si sigues con esto, tu cabello se va a caer —. JiMin no dudó en reír. — Estará bien, se quita con el agua —. Dijo sin importancia. — Vamos, tengo que hacer algo de tarea antes de ir al club, si llegó tarde NamJoon va a castigarme otra vez—. Hizo un suave puchero apenas terminó de decir aquello.

—No lo hará, eres su estrella principal —. Jin le guiño un ojo.

Jin tenía razón, era la estrella en el club, no se orgullecía de eso, pero le hacía ganar el dinero suficiente para mantenerse, y mantener sus estudios de la Universidad, era el mejor sueldo que pudo haber encontrado, que requería un par de horas con poco esfuerzo, y hacía algo que le gustaba demasiado, bailar. 

 



— JiMin, es la primera vez que llegas antes —. NamJoon dijo con burla apenas vio a JiMin entrar al club desde la parte de atrás.

— Termine antes con mis deberes, así que aquí me tienes —.

— Empiezas en una hora, el club no se ha llenado lo suficiente, y quiero que seas mirado por muchos —. NamJoon se acercó al cuerpo más pequeño, acarició el rubio cabello hasta llegar a las adorables mejillas. — Ponte algo lindo, me gusta ver tu blanca piel iluminada por los reflectores—.

JiMin creía que le gustaba a NamJoon, nunca había dado un paso hacía tener algo con él, sólo le decía palabras lindas, algunas caricias, e incluso besos en las mejillas, hombros o manos, pero más allá no. No se retiraba de sus los toques, no iba a hacerlo enojar, NamJoon no era desagradable, así que los mimos de un hombre guapo estaban bien.

—Iré a arreglarme entonces, traje nueva ropa—. JiMin habló emocionado, era otra cosa que le gustaba, comprar ropa, se veía bien casi con cualquier cosa. — Ve —. Como siempre NamJoon le dejó un beso en su mejilla, y JiMin desapareció por el pasillo hacía la habitación que usaba como camerino.

 

Deslizó la falda por sus caderas, le gustaban las faldas cortas, hacían que su cintura se viera más pequeña, y su trasero más grande, claro que ayudaba la ropa interior que usaba, negra de encaje, dejando que se viera la piel de su trasero. El pequeño top apenas si tapaba lo necesario, era como una camisa anudaba a la altura de su pecho. Todo en colores azul marino.

Intento cubrir su piel con una crema que tenía algo de brillos, de esa forma estos brillarían debajo de la luz cuando estuviera en el escenario. Por último, se colocó sus tocones negros, con unas cintas que enredaba en sus piernas, de los tobillos hasta sus muslos. Junto con el maquillaje en su rostro y su cabello rubio alborotado era la combinación perfecta. Se miró en el espejo de cuerpo completo en la habitación, antes de ser interrumpido por el ruido de la puerta.

— Siempre tan hermoso —. NamJoon se recargó en el marco de la puerta, admirando al chico rubio frente al espejo. — Vamos, ya es hora —. JiMin asintió, mirándose una última vez en el espejo, NamJoon le ofreció su brazo, algo que agradeció JiMin, no le era difícil caminar con los tacones, pero un gesto caballeroso no estaba de más. 



NamJoon lo dejó detrás del escenario, en uno de los sillones que solían usarse para los bailarines que esperaban su turno. Pasaron un par de minutos antes de que escuchara su nombre a través de las bocinas, sabía que era hora.

Acomodó su ropa, intentando inútilmente bajar un poco más su falda, suspiró y caminó hasta el telón, escuchó los aplausos y chiflidos, sonrió con satisfacción, le hacía sentir completo al ser admirado. Abrió el telón, caminando despacio, por toda la tarima siendo iluminado por los reflectores.

Su jefe había cambiado el escenario, antes sólo era rectangular que ocupaba de un extremo a otro, después de algunas sugerencias de JiMin ahora tenía una forma de "T", con un circulo al final rodeado con luces que provenían desde abajo, en medio de este el caño sobre el cual solía bailar, la madera había sido sustituida por un suelo transparente de led, hacía que sus pasos resonaran mejor, y que no se lastimara cuando hacía pasos de baile en el suelo.

Cuando llegó al caño sus manos sujetaron el frío material, movió su cadera en suaves ondas apenas haciendo que la falda se levantara un poco. Cuando la música comenzó JiMin se dejó caer en el suelo, gateando hasta la orilla, mirando algunas caras de los clientes, dio una suave vuelta hasta quedar acostado, sus piernas sostenían a su cuerpo mientras hacía suaves ondulaciones con su cuerpo, volvió a la posición de antes, abriendo y cerrando sus piernas mientras su pecho se mantenía pegado al suelo, uso la fuerza de sus brazos para hacer un perfecto Split frontal sin tener que mover su torso.

Apenas unos segundos en esa posición en un movimiento logró sentarse, apenas subió el rostro, su mirada se cruzó con una mucho más intensa.

Con apenas un poco de luz debajo del escenario logró distinguirlo, se veía increíblemente guapo. Sentado en uno de los sillones del lugar VIP, estos tenían una altura mayor a la demás gente, de esa forma podían ver el show sin acercarse, de la misma manera para JiMin, eran los primeros clientes que solía ver apenas pisaba el escenario. Una de las manos del hombre sostenía un vaso, mientras la otra reposaba en el respaldo del sillón, con sus piernas de lado al lado, mirándolo de esa manera intensa, que hizo que su cuerpo temblara de emoción.

Volteó su mirada, si seguía así no podría concentrarse. Así que se levantó, primero sus piernas y después el resto de su cuerpo, acariciando su piel en el proceso. Una vez más agarró el caño, para subir de un salto a este, hizo lo mismo un par de veces más hasta llegar al final, bajando con lentitud, dando vueltas sin sostenerse con sus manos, haciendo leves movimientos con estos, hasta que volvió a encontrar esa mirada, y antes de que cayera por su distracción sujetó el tubo debajo de su trasero haciendo un arco, soltó sus piernas dejando que se acomodaran en el suelo, moviendo las caderas, especialmente a ese lugar, donde aún en esa posición podía sentir la mirada.

Bajó su cuerpo y subió un par de veces, movió sus caderas de un lado al otro, terminando con un toque desde sus tobillos hasta sus caderas, levantando su cuerpo con lentitud.

La canción terminó, y JiMin recibió varios aplausos, chiflidos además de algunos gritos, que hizo que les sonriera a sus clientes, en especial a aquel que no había despegado su mirada en todo el show. Se despidió con leves movimientos de manos antes de desaparecer por el telón.

 

— Cada vez lo haces mejor —. Lo felicitó NamJoon apenas entró a su vestidor. —Pero no vine a eso, hay alguien que quiere conocerte —. JiMin iba a protestar, NamJoon sabía que no se acostaba con los clientes, era un bailarín no un prostituto. —Sabes lo que pienso sobre eso, no me vendo —. No iba a darle importancia, siempre iban a obtener negativas sobre aquello. —Lo sé, se lo dije, pero insistió en conocerte, si no te gusta no tienes por qué estar con él, pero no puedo negarle nada yo, es alguien... poderoso —. El rubio notó la preocupación de su jefe, iba a decir no, pero lo haría más como un favor para NamJoon. Asintió y decidió no cambiarse, el más alto lo guio por el club, pero su respiración se quedó atorada cuando vio a donde se dirigían.

No podía ser cierto, no es que no hubiese querido verlo de cerca, pero hombres con esa mirada no eran inocentes, claro que al principio pudo juzgarlo mal, pero con la confirmación de NamJoon de ser alguien poderoso, al lado de esa palabra siempre venía otra, peligroso, pensó.

—Señor Jeon, le presento a JiMin, la estrella del club —. NamJoon lo colocó frente a la mesa VIP, de esa forma podían verse mejor. El rubio sintió la mirada del hombre recorrerle todo el cuerpo, deteniéndose en un rostro, lo cual agradeció, no quería ser grosero diciéndole que dejara de comérselo con la mirada. — Los dejo solos —. Su jefe se fue, no sin antes darle un empujón a su espalda baja.

—Hey bonito, es un placer conocerte —. La voz del hombre hizo que su cuerpo tuviera escalofríos, incluso más que sólo una mirada. —Eres más lindo a esta distancia—. JiMin no sabía qué hacer, siempre se negaba cuando era pedido por un cliente, sólo bailaba y después se iba, pero por ser importante NamJoon no pudo negarse, haría lo mismo que veía hacer a los que trabajan ahí. —Ven aquí —.

JiMin obedeció, caminando alrededor de la mesa hasta sentarse a su lado, justo donde había palmeado en el sillón. El olor a colonia invadió toda su cabeza, no sabía si lo que le volvía loco era ese aroma en específico, o el hombre que lo tenía puesto. — ¿Quieres algo de beber? —.

— Un whisky solo —. Jeon alzó la mano y el mesero llegó casi corriendo, eso seguía confirmando que era alguien importante. El castaño pidió la bebida del rubio junto con un vodka para él.

— ¿Qué edad tienes JiMin? —.

—No creo que me haya llamado sólo para preguntarme mi edad, ¿verdad, Señor Jeon? —. Preguntó sonriendo divertido, aunque no parecía de aquellos que contrataban compañía, más bien que escogían de su larga fila de pretendientes. La sonora risa del hombre le hizo morder sus labios, si, casi había tenido una erección.

—Tienes razón—. Las bebidas llegaron más rápido de lo que creyó el rubio, pero tan pronto el vaso estuvo cerca le dio un sorbo. — ¿Cuánto me costaría una noche contigo? —. JiMin saboreo lo dulce en su paladar, le agradaba esa clase de sabores en su bebida.

—No va a pasar señor Jeon —. Miró su vaso, como el líquido se movía mientras su mano formaba suaves círculos. — No me vendo, así que, si quiere un prostituto, puede pedir a alguien más del club —. Bebió lo último de su vaso antes de dejarlo sobre la mesa, le dio una sonrisa de lado antes de levantarse de su lugar. —Si era todo, me voy —. Sin mirar atrás regreso a su camerino.

No se sentía ofendido del todo que creyeran que era un prostituto, era razonable, a excepción de él, sus compañeros de trabajo si se vendían, ni siquiera JiMin aceptaba hacer privados, le invadía el pánico saber que estaría con un hombre encerrado en una sola habitación, donde nadie podía ayudar lo suficientemente rápido. Aun así, odiaba que noche tras noche NamJoon le dijera cuantos habían preguntado su precio.

—Jeon...—. Murmuró el nombre que le tenía dando vueltas la cabeza. Era increíblemente atractivo, aun podía recordar como olía y la grave voz que hizo añicos su cordura. —Podría haberlo hecho gratis—. Negó con su cabeza, esa clase de hombres estaban fuera de su línea, no era idiota para imaginar que Jeon se ahogaba en dinero por sus negocios sucios, no sabía mucho de hombres así, pero no parecía ser alguien de negocios honesto.

Mientras la ropa de trabajo dejaba su cuerpo, imagino ser tocado por las grandes manos, seguro se sentirían ásperas en su piel, mucho más que las suyas propias, si seguía pensando así una erección volvería. Ya no quiso imaginar más, le había dado una negativa a Jeon, ese era el fin, no iba a meterse en problemas, sólo hacía esto por la universidad y nada más.

—JiMinnie, es hora de irnos —. Jin había entrado a su camerino, NamJoon debió de haber dejado que entrara desde la puerta de atrás.

—Ya estoy —. Acomodó lo último de sus ropas, y salió con Jin, no había rastros de su jefe, no quería pensar que lo había metido en problemas por como trató a Jeon, sólo esperaba que el hombre comprendiera y dejara a NamJoon en paz.

— ¿Pasa algo? —. Jin notó como JiMin miraba hacía el pasillo contrario a la salida.

— No, está bien, vámonos, a este paso podré dormir 6 horas —. Suspiró cansado.

 

 

—No puede ser —. Jadeó golpeando su cabeza contra el restirador de madera. Todo estaba mal, el plan era dormir 6 horas por lo menos, pero ni siquiera logró conciliar el sueño después de pasar por lo menos media hora dando vueltas en la cama, tomó su cuaderno de dibujo, sus lápices y borradores, sin saber que haría comenzó a dibujar. El despertador sonó, marcando la 5 de la mañana, y lo único que contemplo fue su dibujo de Jeon.

— Me tiene mal...—. Pasó sus manos por su rostro, queriendo morir justo ahora, no era justo que perdiera sus valiosas horas de sueño gracias a un maldito hombre. Miró el dibujo, no estaba mal, pero sentía que le faltaba algo, no capturaba todas las sensaciones que le hizo experimentar con esa mirada. — Deja esto JiMin —.

— No me digas, estuviste soñando con el señor delicioso —. Jin entró a la cocina, con una sonrisa en el rostro mientras JiMin hacía su desayuno. El azabache rodó los ojos, no debió de contarle a Jin de Jeon en ningún momento, estaba seguro que ahora se lo estaría recordándolo por siempre.

— No sé de qué hablas —. Sirvió su tostada, poniéndole queso encima.

— ¿Seguro? —. Jin agitó su cuaderno de dibujo, justo donde estaba el rostro de Jeon. JiMin casi se ahoga con el bocado de comida.

— ¿Por qué husmeas en mi habitación? —.

— No es husmear si la puerta está abierta y esto está la vista —. Sonrió triunfante, mirando le dibujo. — Definitivamente es guapísimo, ¿Por qué no te lo tiraste? —.

— Me pregunto cuanto cobraba Jin —.

— Entonces si no hubiese ofrecido dinero... —. Antes de que Jin terminara la frase comenzó a caminar hacia la habitación, gritando "no sé de qué hablas", JiMin no quería seguir hablando sobre ello.

— Regresa el dibujo a mi habitación —. Gritó desde esta, Jin sonrió muy divertido.

JiMin soltó un gran suspiro, sólo faltaban un par de horas para terminar ese día la universidad, pero tal parecía que su cerebro no quería cooperar.

 

 

— ¿Aún piensas en el señor delicioso? —. JiMin ya ni siquiera quería escuchar el ridículo sobrenombre que le había dado Jin.

— ¿No tienes clases ahora? —.

— ¿Quieres decir que no te alegra mi compañía? —. Dijo obviamente indignado.

— No si lo único que tienes que decir es sobre mi cliente anoche —.

— Bien... pero si esta noche va al club quiero saber todo —.

— Después de mi negativa no creo que regrese —. JiMin no estaba preocupado sobre si regresaría o no, NamJoon había dicho que no se había podido negar, entonces eso era una idea más sólida de que él era peligroso. ¿Y si le pasó algo a NamJoon por qué JiMin se negó?.

Antes de su siguiente clase llamó al celular de su jefe.

— ¿A qué debo el honor de ser llamado por ti? —. Los cumplidos del mayor le hicieron sonreír, por lo menos no sonaba mal.

— ¿Paso algo con el señor Jeon? —. El silencio se hizo presente a través de la línea, sin quererlo se preocupó aún más. — ¿NamJoon? —.

— Fue algo extraño JiMin, después de que dejaste la mesa sólo se quedó ahí riéndose, no tardo en irse—. Se sintió un poco aliviado, al parecer Jeon no se mostró molesto, también le intrigo demasiado como actuó, el hombre sí que era misterioso.

 

 

 

— Tú cliente de ayer está aquí —.

— ¿En verdad? —. La sorpresa se reflejó en el rostro de JiMin, dejó de aplicarse maquillaje para ver al mayor.

— Si, no creí que regresaría —. Él suspiró, eso le hizo creer que Jeon no era del agrado de NamJoon, quizá porque el hombre sobrepasaba las reglas, como pedir a JiMin. Regresó su mirada al espejo, terminando todo el maquillaje en su rostro, pensando en lo que haría, le atraía, eso no iba a negarlo, la atracción que ahogaba su cuerpo era indescriptible.

— NamJoon, ¿Puedes hacerme un favor? —.

Movió sus manos con obvios nervios, no mostraba esa clase de faceta seguido. El favor que pidió había dejado a NamJoon con la boca abierta, definitivamente hoy era el día en el que JiMin mostraba facetas inusuales. Aún no sabía que peligros podría traer sus acciones.

— El show que todos estaban esperando esta noche, JiMin —. La voz del altavoz le hizo girar la cabeza hacía el telón, justo ahora no quería moverse. El aire entró a sus pulmones por su nariz, exhalando por su boca mientras los latidos de su corazón bajaban de ritmo, bailar era una de sus especialidades.

Su mirada buscó la de Jeon, no fue sorpresa cuando lo vio en el mismo lugar de ayer, la mesa que ocupaba el día anterior, en medio del lugar, en dirección al escenario. Sus tacones negros resonaron en el suelo de led, y se llenó de la canción que ayer había presentado, antes de su show pidió la misma melodía.

Movió su cadera mientras caminaba, la corta falda mostraba su ropa interior, remarcando su trasero. En ningún momento dejó de ver al hombre, mordiendo su labio con sensualidad. Hasta que llego a la orilla del escenario, justo enfrente, a unos metros del cuerpo que le calentaba.

Bajó su cuerpo de forma lenta abriendo sus piernas y cerrándolas repetidamente, Le pedí que me ayude con una misión, que me llene entero de satisfacción, repitió las letras en su mente. En un salto ágil bajó del escenario, caminando entre las mesas, hasta subir el escalón que llevaba a la mesa VIP del señor Jeon.

Dejó que una sonrisa divertida se dibujara en su cara, entendía la sorpresa en su cara, claro que no duro mucho esa expresión, pronto cambió a una sonrisa increíblemente sexy.

Posó sus manos en la tela de la mesa, moviendo sus caderas en círculos antes de subir a esta a gatas, sin despegar su vista ni un segundo. Hizo una onda con su torso, rozando su piel con el mantel rojo.

Jeon sonrió con sensualidad, admirando la dulce vista que tenía frente, el cuerpo moviéndose con la atrevida canción, restregando su piel con el duro material, deseaba que fuese su cuerpo la mesa. El calor se hizo sofocante, y aún sin dejar de mirarlo se quitó el saco bajo su atenta mirada, botando la prenda en algún lugar del sofá.

Casi se atraganta con tal acción, la camisa marcaba sus fuertes brazos, su duro pecho y sus sexys clavículas, JiMin quería morder en ese lugar. Se incorporó con sus manos, quedando con sus rodillas pegadas en la mesa, bajó su cuerpo haciendo alarde su flexibilidad. Jeon sólo podía pensar en todas las posiciones que podía hacer JiMin en la cama.

El delicado cuerpo subió una vez más, sentándose en la mesa, esta vez con las piernas abiertas frente a él. Clavando su mirada en el hombre comenzó a tocarse, pasando su pequeña mano por su abdomen, piernas hasta los tobillos quedando sus miradas más cerca, JiMin le guiñó el ojo con coquetería antes de bajar de la mesa, justo frente al tormento de sus pensamientos.

Jeon estaba cómodamente sentado en el sofá, con la espalda en el respaldo y sus piernas abiertas, donde JiMin se había acomodado de rodillas, pasando sus manos en sus muslos, pero no se movió, no siquiera para intentar tocarlo.

La canción terminó con JiMin entre las piernas del más importante cliente que haya pisado el club, con su mejilla pegada al muslo de este, muy cerca de su entrepierna, mirando hacia arriba con tanta sensualidad. Soltó una suave risa antes de levantarse, no sin antes hablar. — Espero el baile fuese de su agrado —. Y sin más desapareció hacía su camerino.

Se recargó en la puerta de su camerino, apretó sus piernas intentando no ver su erección, ese hombre sabía cómo encenderlo sin ni siquiera tocarlo, había hecho que su cuerpo hormigueara de puro placer, sólo con esa mirada, simplemente con sus profundos ojos negros. —Mierda... Jeon—. Lo que hizo fue tan atrevido, NamJoon no le había quitado la vista, para que ningún cliente se sobrepasara, pero también había visto su mirada de sorpresa cuando salió del escenario, incluso pudo haberse arrepentido antes de bajar, pero no lo hizo.

Tenía que salir de ahí, Jeon lo buscaría sin dudarlo, y no podía dejar que eso pasara. Rápidamente se quitó toda la ropa, poniéndose la ropa con la que había llegado, Jin no se había ofrecido a ir por él en auto, y era tan tímido que no podía pedirle eso a Jin, él también tenía sus propias preocupaciones. Tomó sus cosas en una maleta de mano, abrió la puerta y salió corriendo por la puerta trasera, ni siquiera tenía por seguro que Jeon lo buscará, pero no quería verlo, saltaría a sus brazos apenas le hablará.

 

—No me digas, estas escapando del señor delicioso —. Jin estaba en pijama, mirándolo desde la sala, sentado mientras tomaba una taza de alguna bebida caliente. —¿Qué te hace creer eso? —. Dijo cerrando la puerta del departamento. —Puedo verlo en tu mirada—. Respondió tranquilo.

JiMin removió sus manos, no creía que Jin se daría cuenta en tan solo unos instantes, ¿tan obvio era? —Hice algo tan tonto, en verdad que no sabía porque lo estaba haciendo, baje del escenario a bailar, casi como un privado, me toque frente a él y... que vergonzoso—. JiMin escondió su rostro entre sus manos. Jin mantenía una mirada perpleja, dejando su taza de lado. —La verdad es que NamJoon me llamó hace unos momentos, estaba preocupado por ti porque no estabas en el camerino cuando fue a buscarte—. El rubio golpeó su propia frente, le había soltado toda la sopa a su amigo. —Jin, pudiste haber parado mi boca...—.

—No, está bien, puedo anotarlo en cosas vergonzosas que se de ti—. El más bajo dio un grito de frustración antes de irse a su habitación, este era un día tan vergonzoso.

—Cada día puedo ver más tus ojeras, sé que estas tan enamorado del señor delicioso, pero no puedes dejar de dormir por él—.

—Jin, no estoy enamorado —. Repitió por décima vez, no creía que estuviese enamorado, ni siquiera conocía su nombre completo, sólo lo había visto dos veces, más bien, sentía muchas de ser poseído por ese hombre.

—Sólo quieres tirártelo—. JiMin hizo una mueca, no podía negarlo, pero definitivamente Jin no escucharía decir que sí. Soltó un gran suspiro, desde la función que dio no lo había vuelto a ver, ¿demasiado atrevido?, no, Jeon parecía que había visto cosas más atrevidas, quizá recibía muchas propuestas de ese tipo y perdió el interés, ¿Y si se dio cuenta que era demasiado difícil?, ¿o muy fácil?, esa clase de preguntas lo invadían siempre, y sin darse cuenta paso una semana sin ver a Jeon.

 

 

 

Abrió sus piernas un par de veces, acariciando sus muslos mientras las dejaba en el aire, antes de levantarse con esa sensualidad que poseía y dar un guiño a los clientes al pie del escenario, mandó un beso caminando hacía el telón. Apenas entró a su camerino vio una caja blanca, con un lindo moño dorado y una tarjeta blanca. "Estabas increíblemente lindo cuando te vi la primera vez, te extraño, pronto volveré a verte cariño, Jeon". JiMin sonrió al ver el mensaje, las letras estaban escritas en una perfecta caligrafía cursiva, ¿lo habría escrito él? Abrió la caja, varios pastelitos se mostraban dentro, parecían caros y deliciosos. —Justo como él... —.

Tomó uno, dándole un mordisco, dulce y delicado. Cuando llegó al departamento, llevó sus pastelitos a su habitación, poniendo la caja en uno de sus buros. Miró el restirador, ahora todo estaba llenó de sus dibujos, del señor Jeon, desde sólo su rostro, sus ojos, su cuerpo y había hecho uno sin camisa, no estaba seguro si así se vería, esperaba algún día poder verlo.


Cada noche era lo mismo, terminaba de bailar y en su camerino eran puestos regalos de todo tipo, ¿Quién los dejaría?, no miraba entrar hombres desconocidos cerca de su camerino, ¿podría ser NamJoon?, definitivamente no, todas las notas estaban al nombre de Jeon. La mayoría era comida, incluso una vez un ramo, pero se sorprendió al ver el ultimo regalo, un brazalete de oro blanco, era tan delicado, era una cadena con incrustaciones de diamante y esmeralda. —Demasiado costoso—. Dijo admirando la caja de terciopelo negra.

No quería hacer suposiciones, pero el señor delicioso era definitivamente alguien peligroso, con dinero y no debía relacionarse con él, pero era ya muy tarde, Jeon no dejaba de rondar sus pensamientos. 




—¡Diablos JiMin! —. Jin examinó el ultimo regalo adquirido por su amigo. —Esto en verdad es caro—. JiMin rodó los ojos, eso ya lo sabía, había visto la noche anterior, después de regresar a casa buscó en internet, encontrando el precio con 1500 dólares, casi se atraganta con su cena al ver el precio.

—Ya lo sé—.

—¿Qué pasa?, ¿no te gustan los regalos caros? —. Preguntó confundido por los gestos que JiMin hacía.

—Si alguien te regala cosas caras, significa que tiene mucho dinero, si tiene mucho dinero sólo hay dos formas de conseguirlo, eres famoso o de maneras sucia, ¿y adivina qué?, yo no lo he visto en la televisión—.
—Estoy seguro de ello, si lo hubiese visto en la televisión no lo olvidaría jamás—.

—No quiero involucrarme con alguien así—. JiMin caminó por los pasillos de la universidad, había tenido una clase de dibujo a carbón con un modelo desnudo, se dio cuento de varios errores que cometió cuando hizo un dibujo de Jeon, ¿dejaría que JiMin lo dibujara?, desnudo sería lo más conveniente. 

El brazo de Jin detuvo sus pasos en la entrada del edificio, miró confundido la mano de su amigo. —Jin, ¿Qué pasa? —. Dijo confundido. 
— Mira hacia enfrente—. El pelinegro hizo lo que dijo, alzando la mirada hacia el arco que estaba en la entrada de la universidad. Tres camionetas estaban estacionadas, cada una con los espejos polarizados, junto con ello bajaron un par de hombres a abrir la puerta, donde salió su peor pesadilla, o debería decir, su mejor sueño. El señor Jeon, en su perfecto traje hecho a la medida, y su encantadora sonrisa. 
—Es Jeon...—. Murmuró JiMin.

—Lo sé, vi tus dibujos —. Jin se quedó sin habla, al igual que el otro, ¿Qué hacía en su universidad?, el mundo debería de ser tan pequeño para que el hombre sus sueños estuviese bajando de su impecable camioneta, en frente de su facultad. 
—No es nuestro problema, vamos—. Es cierto que el castaño le mandaba regalos caros, de hecho, tría puesto el brazalete. Tomó el brazo de su amigo para salir de la universidad, claro que no por la entrada del principal, no quería mirar a Jeon a los ojos, aunque sería casi imposible que lo reconociera, no era lindo rubio que siempre bailaba en el club. 
Comenzó a caminar con Jin a su lado para salir por la entrada lateral, ¿si lo veía aquí significada que iba a regresar a su show en el club?, JiMin casi entra en pánico cuando Jin dijo que Jeon comenzó a caminar hacia él, ¿Por qué esos 20 metros hacia la salida parecían tan lejos?; se quedó sin habla cuando la voz de Jeon diciendo su nombre llegó a sus oídos, intento acelerar el paso, pudiendo escuchar su corazón latir.

La mano en su hombro hizo que detuviera sus pasos. 

—El negro te sienta muy bien—. Los dedos en su cabello lo sorprendieron, haciendo a su cuerpo dar un respingo, aún sin poder creer que Jeon estuviese ahí, más importante, ¿Cómo es que sabía dónde estudiaba?, ni siquiera a NamJoon le había hablado de ello.

—¿Qué hace aquí? —. La sorpresa estaba reflejada en su rostro, y Jeon podría verla, cualquiera que pasara cerca podría ver lo incomodo que JiMin estaba.

—Creí que una visita, después de mucho tiempo de no vernos, sería agradable —. Jeon le sonrió, aunque el pelinegro no hizo ninguna expresión, estaba confundido por la actitud que tomaba el hombre con él. —Por lo que veo, estas usando uno de mis regalos—.

—Sí, es un lindo presente—. La mirada del mayor estaba puesta en sólo él, no prestando atención a su alrededor, aunque todos parecían pendientes en cada uno de sus movimientos, una situación irreal.

—Me gustaría hablar contigo, ¿Me acompañarías a un lugar? —. Todas las alertas estaban sonando en su cabeza, no lo conocía, ni siquiera sabía su nombre, ¿por qué habría de acompañarlo?, quizá era un hombre increíblemente sexy, pero no era más que un simple desconocido.

—No quiero ser descortés, pero no iré con usted—. El hombre tuvo que ver su determinación, porque sólo sonrió un poco, con la mirada llena de ¿felicidad?, parecía orgulloso de sus palabras, lo que a cada segundo le ponía más confuso.

—No esperaba menos, te veré en el club—. Después de sus palabras se fue, en las mismas SUV de vidrios polarizados, y parecía que al fin podía respirar toda la audiencia que los había estado observando.

—Creo que me he enamorado—. JiMin miró a su amigo con extrañeza, el hombre apenas había dicho unas cuantas palabras.

 

 

 

No vio al hombre durante su presentación encima del escenario, sin embargo, apenas bajó NamJoon lo tomó del brazo para llevarlo a su oficina, pero no le pareció extraño cuando Jeon ocupaba la silla principal del escritorio.

—Nos volvemos a ver JiMin, mucho más hermoso luciendo así —. No se sorprendió por las palabras de él, había dejado claro que prefería su cabello rubio. —Gracias NamJoon, puedes dejarnos solos —. Su jefe hizo aquello, sin ni siquiera mirarlo, lo que le hizo darse cuenta de cuan poderoso era, incluso en su propio establecimiento NamJoon no parecía dueño.

JiMin caminó por la habitación, sentándose en el único sillón del lugar, bajo la atenta mirada del hombre.

—Iré directo al grano—. Sus manos jugaron con las plumas encima de la madera, sin quitar la mirada del más bajo. —He estado observándote, eres increíblemente sexy, enloqueces a quien te observa bailar, como si los hipnotizaras—. Se mostró más confundido.

—Eso no es ir directo al grano, sólo me estas adulando —.

—Lo sé —. Jeon le dio una de esas sonrisas que hacían que su cuerpo se erizaba, maldito hombre que con una mirada podía derretirlo. —Soy dueño de un par de clubs, mi favorito un casino, ubicado en una zona millonaria en Seúl, y tú, mi precioso JiMin, quiero que trabajes para mí —.

—No estoy buscando trabajo, por si no lo habías notado, tengo uno muy bueno aquí —. Dijo levantándose, quería conservar su actitud antes de que Jeon se diera cuenta de la desilusión en su rostro.

—Estoy seguro de ello, no te estoy pidiendo que renuncies, pero quiero que trabajes en mi casino por lo menos una vez a la semana, te pagaré por lo menos 5 veces más que lo que puedes ganar en una semana trabajando aquí —.

—Si es todo lo que vas a decir, me voy señor Jeon, fue un gusto haberlo conocido—. Se levantó del sillón, acomodando su ropa demasiado ajustada. JiMin se sentía un poco decepcionado, creía que la razón por la que Jeon lo buscaba era porque estaba interesado en él, sin embargo, sólo lo quería para trabajar en su negocio.

—No tienes que bailar —. Jeon caminó hasta llegar al pequeño cuerpo, sujetándolo de los delgados brazos. Para el rubio era la primera vez que Jeon lo tocaba, claro que no era la situación en la que quería ser tocado. —Escúchame, te he observado, y no había visto a alguien con los encantos que tú tienes—. Sus manos viajaron por la suave piel, acariciando, hasta llegar a la cintura descubierta.

JiMin estaba completamente en trance. —Hazlo como un favor para mí, ¿sí?, sólo una vez, si no te gusta puedes irte, y todo será olvidado—.

Después de la proposición Jeon había salido del lugar, no sin antes darle una tarjeta de su negocio, dejando a JiMin aun con la conmoción por sus palabras. Era cierto que estudiar arte era de un costo elevando, el trabajo que tenía pagaba lo suficiente, para el departamento, materiales, e incluso algunos gustos si es que podía ahorrar, ¿tener más dinero?, no tendría que bailar en poca ropa, no es tan molesto cuando eres amante de la danza.

Miró su muñeca, aun traía puesto el elegante brazalete, él le dio muchos presentes, ayudar a Jeon una vez no sería demasiado, si tenía suerte podría comprar los nuevos colores de pintura oleo de su marca favorita.

 



Definitivamente era un lugar para ricos, las calles estaban más que iluminadas a pesar de ser más de las 11 p.m., las personas llegaban en grandes y lujosas limosinas, incluso en sus pantalones de vestir negros se sentía fuera de lugar.

El guardia frente a la puerta se puso colocó delante antes de poner un pie en el lugar, JiMin miró hacia arriba, el hombre era por lo menos 20 centímetros más grande que él.

—Soy JiMin —. Había dejado su cabello rubio, tal y como decía Jeon que le gustaba. La montaña de hombre habló por un radio en su hombro antes de abrir paso, dejando que JiMin entrará al lujoso lugar, sólo para encontrase un pasillo con unas cortinas.

—Antes de llegar al fondo, camine hacia la derecha, suba por las escaleras, el jefe Jeon estará ahí esperando —. JiMin asintió antes de seguir las instrucciones, sin contar con el hecho de que había varias puertas en un pasillo al final. Claro que la puerta al fondo, más lujosa y misteriosa tendría que ser de él.

Ni siquiera tocó, sus pasos no parecían resonar por el suelo, pero Jeon tendría que estar esperando.

—Mi hermoso JiMin, espero que tu presencia sea para aceptar mi propuesta—. El hombre parecía más intimidante en un lugar controlado por él.

—Algo así—. Entró a la habitación cerrando la puerta detrás de sí, mirando con curiosidad las paredes, quizá podría averiguar algo más de Jeon. —Vine a intentarlo, si no me gusta me voy, así que, ¿Qué tengo que hacer? —.

—Lo has entendido bien, no harás nada que no quieras —. JiMin enarco una ceja, es cierto, no estuvo obligando a venir, pero Jeon debía ser consciente de lo que causaba en él. Jeon sacó de uno de los cajones una carpeta. —Te diré lo que harás, ¿Qué tan bueno eres cantando cariño? —.

 

 

Le gustaba vestirse con lindas faldas, short o cualquier prenda considerada "femenina", para él no había género en la ropa, o incluso en los accesorios que podía usar; sin embargo, para algunos era difícil de digerir que un pequeño chico usara esa clase de ropa en público, así que no estaba acostumbrado que lo animaran a ser simplemente él. Jeon lo hacía.

Con un lindo vestido negro, unas botas largas con apenas un poco de tacones y unos guantes que llegaban más arriba de sus codos. Subió al escenario, siendo recibido por miradas curiosas de los hombres, el micrófono con pedestal estaba en medio. Con una suave melodía comenzó a cantar, moviéndose con ritmo, acariciando el pedestal con la punta de sus dedos.

Bajó las escaleras del escenario, mirando a todos los del casino, centrándose en una persona en especial frente a la ruleta, un hombre alto, con unos lindo pómulos y un cabello castaño perfectamente de lado. Sus labios se movieron, aquellos ojos azules que poseía se clavaron en el hombre, sonriéndole con coquetería mientras seguía con su canción.

El plan era fácil, sólo los empleados en el casino sabían quién era el dueño, los clientes no lo sabían, de esta forma podía mezclarse como un cliente más; con todo el dinero circulando dentro del lugar, ya que no se manejaban fichas sólo dinero en efectivo, sólo necesitaba distraer al hombre guapo para que uno de los empleados tomará un par de fajos de dinero. Cuando Jeon le dio una sonrisa indicándole que estaba hecho, JiMin se alejó, guiñando su ojo antes de regresar al escenario a recibir los aplausos por su actuación.

 

 

 

—¿No es fácil? —.

—Es un robo —.

—Si a las personas que les robas hacen trampa en tu casino, no es un robo—. Dijo contando el dinero. —Creen que no existen cámaras—.

—¿Y si se dan cuenta?, ¿si denuncian y tienes a policías buscando aquí?, ¿No crees que pedirán la cinta? —. Preguntó curioso, quitándose los guantes botándolos en algún lugar en el suelo.

—Eso no pasará, somos cautelosos, además con un ardiente chico distrayéndolo no recordará cuánto dinero tenía en su posesión—. JiMin rodó los ojos, Jeon estaba adulándolo demasiado.

—Aunque cada que nos vemos me digas lo sexy que soy, ardiente y hermoso, eso no lograra que me quede —. Se miró en el gran espejo, acomodando su cabello rubio.

—¿Eso significa que sólo será una vez? —. Su falso tono decepcionado le hizo reír, mirando al hombre por la mala actuación.

—Tengo algunas dudas, pero definitivamente la bonita ropa que me proporcionas en un punto a favor —. Bajó la cremallera de sus botas, dejándolas al lado del escritorio, hizo lo mismo con el vestido, quedando en una ajustada lencería negra. —Este conjunto te lo mandare por correo—.

Jeon tragó duro al ver la suave piel expuesta, la ropa le había sido entregada a JiMin para su gran debut, claro que él no pensaba en pedir la ropa de regreso.

—No iba a pedirte de regreso el atuendo—. Su vista no se apartó del sensual cuerpo frente a su escritorio, mucho menos podía ignorar la sonrisa que JiMin le estaba dando.

—¿En serio? —. La inocencia fingida hizo reír a Jeon, JiMin era demasiado astuto. —Bueno, aun así, no iba a regresar con un vestido a casa, por lo tanto, tenía que quitármelo —. Dicho eso regresó a su ropa con la que había llegado, no sin antes darle a Jeon una vista de su trasero mientras se ponía sus pantalones. —Vendré una vez a la semana, aquí está mi cuenta de banco, espero el primer pago —. Dejó una tarjeta con un número bancario, antes de salir de la habitación con las nuevas pertenencias.

Su nuevo trabajo comenzó, yendo 2 días a la semana al casino, en compañía de Jeon, había descubierto algunas cosas durante esas 6 semanas, por ejemplo, Jeon no sólo era dueño de club o lujosos casinos, llegaban hombres algo... intimidantes, parecían interesados en el show, pero no pasaba mucho tiempo antes de desaparecer por detrás del escenario, estaba seguro que Jeon se desempeñaba en algo muy sucio; después de aquello descubrió el nombre de Jeon, JungKook, era curioso, un nombre que jamás pasaría por su cabeza; por último, la tensión sexual entre ellos aumentaba cada día más.

La presencia del nuevo show en el casino atrajo muchos clientes, y su trabajo aumento, sabía que "tramposos" era una excusa, había investigado un poco, los hombres eran políticos, e incluso empresarios, la diferencia de los demás es que ellos tenían demandas con negocios sucios, problemas con la policía, no creía que fuese coincidencia. Dejó de importarle a quien le robaba. La adrenalina que causaba en él, y los elogios de Jeon, eran suficientes para seguir haciéndolo.

—Bien cariño, hoy llegaron varios hombres de los que necesito que te encargues—. JiMin le sonrió, esta noche no iba a cantar, simplemente estaría como acompañante con los clientes, aconsejando y haciendo que apostaran más, era más difícil que solo cantar y distraer.

Esta vez traía un vestido largo, con encaje por todo el pecho y brazos, una abertura en la pierna, unos lindos tacones, con eso era suficiente para ser una buena distracción.

—Bien, quiero ver las fotos —. Se acercó a los archivos, recordando cada rostro. —Es la cuarta vez de él este mes, es curioso, ya debía de darse cuenta que el dinero mientras apuesta está desapareciendo—. Era Kim Jong In, sabía el nombre ya que solía presentarse, darle su número e incluso se atrevía a invitarlo a salir, cuando JungKook le había dicho que JiMin estaba fuera del alcance.

—Lo tienes loco JiMin —.

 

 

—¿Esta vez aceptaras una salida conmigo? —. JiMin mordió su labio, sonriéndole con coquetería mientras miraba el juego de Blackjack donde Jong In participaba.

—Jeon no acepta romances entre los empleados y los clientes—. Dijo acariciando su brazo encima del costoso traje.

—Eso ya lo sé, pero no tiene por qué enterarse—. JiMin fingió estar sorprendido, pero curiosamente su falsa actuación no impidió que el hombre aun lo viera como enamorado.

—¿Quieres que mienta?, no hago eso, créeme que no quiero ser despedido—. El empleado de JungKook le asintió a JiMin, este simplemente sonrió. —¿No crees que deberías apostar más?, estoy seguro que esta vez ganaras —. Se inclinó encima de la mesa, sujetando un par de fajos de billetes más poniéndolos como la apuesta. Con ese movimiento y su mano libre, pudo meter otro par de fajos en la cinturilla de su vestido, la que separaba la seda del encaje. Caminó como si nada hacia la oficina de Jeon, escuchando a lo lejos como ganaba Jong In, eso debía ser suerte.

Todos los movimientos que hacía era para tomar dinero, guardarlo y llevarlo hacía la oficina de JungKook. Con Jong In siguiéndole los talones, estaba un poco asustado, la obsesión no era buena.

 

 

 

JungKook entró a la oficina, no había visto a JiMin en la estancia principal desde hace un rato, probablemente ya estaría cambiándose. Claro que no espero verlo dentro de su oficina, semi desnudo, con una bata de encaje trasparente, negra, como la mayoría de ropa que usaba en el casino.

—No pensé que estuvieses aquí—. Dijo cerrando la puerta de prisa, no solía pasar gente por el pasillo, pero no iba a arriesgarse.

—Bueno, aquí hay más privacidad—. Le sonrió con diversión, recargándose en el escritorio aún lleno de dinero. —Dime JungKook, ¿Te masturbas viendo los videos de la cámara de seguridad en la habitación que me diste? —. Preguntó curioso, bajando un poco la bata por sus hombros.

—No es lo que crees, la última vez era una habitación donde administraban el casino, la mayoría de las habitaciones tenían cámaras, cuando te la di había olvidado sacarla—. La risa de JiMin llenó el lugar, incluso sin mirarlo sabía que no le creía.

—¿Después de casi un mes?, estoy seguro que tienes unos 10 videos míos desnudándome, dime, ¿me veía increíble? —. Preguntó desatando esta vez el nudo de la corbata.

—No te he visto—. Dijo restando importancia, mientras se encaminaba a la mesa, mirando todo el dinero en la mesa. —Fue una buena noche, eres increíble en lo que haces—.

—¿No sientes ni un poquito de curiosidad? —. Preguntó dejando caer la bata al suelo. Jeon intentaba desviar su mirada del tentador cuerpo, que estuviese insinuándose no era de mucha ayuda, sólo tenía que contar hasta diez mientras guardaba el dinero en su caja fuerte.

El rubio era caprichoso, desde que JungKook sólo lo había buscado para su negocio, el sentimiento de no ser suficientemente bonito y atractivo abarco toda su mente, hacia más ejercicio, estiraba más, incluso había ido a la peluquería a hacerse más platinado el cabello, ¿y que había obtenido?, que solo Jong In se diera cuenta.

—Sé que no le soy indiferente señor Jeon—.

—Por supuesto que no, eres increíblemente lindo, nadie te podría ser indiferente—. Buscó entre sus cajones, antes de sonreírle a JiMin con una caja entre sus manos, —Te tengo un regalo—. El menor se quedó perplejo cuando el regalo llego a él. Con una sonrisa abrió la caja, encontrando con unos botes de pintura, específicamente las que había pensado comprar.

—JungKook... esto es...—. Dijo sonriendo, para él era una sorpresa. —Gracias—. Le sonrió sinceramente, aun si le hubiese dado un chocolate sería un gran gesto. Después de pensarlo un momento, dejó la caja a un lado, cruzando los brazos mientras estrechaba los ojos. —Espera... ¿Por qué me diste esto de regalo? —. JiMin no recordaba haberle hablado de lo que estudiaba en su universidad, era cierto que la universidad era especial en artes, pero había varias especialidades ahí, danza, diseño, arquitectura, entre muchas otras. Y que fuese coincidencia, no era viable.

—¿Acaso no te gustan?, sé que te gusta pintar, creí que sería un buen regalo —. JungKook lo miró sin entender, en su mente parecía algo obvio.

—¿Cómo es que sabes aquello?, jamás te mencione nada—. JiMin fue cuidadoso en cada palabra que decía, aunque Jeon ya supiese donde estudiaba, no quería darle más pistas como en donde vivía, o que hacía, mientras menos se involucrara mejor.

Jeon lo miro fijamente, sin decir nada, simplemente ahí, sin ni siquiera moverse.

—Es sólo que Jong In era insistente, no quería que te pasara nada fuera del club —.

—No es una explicación, ¿Por qué sabes esto de mí? —. El rubio podría sentir sus piernas débiles, por un momento temió por su vida, Jeon era increíblemente sexy, no obstante, daba miedo que supiera más cosas de las que debería.

—Hice que mis hombres te siguieran para cuidarte, vigilar que nadie estuviese siguiéndote —.

—Claro, sólo tus hombres —. Dijo alzando las manos sin poder creerlo. —Eso es ilegal Jeon, ¿Qué mierda te pasa? —. Buscó en el suelo su bata, algo de lo que no estaba feliz es que no le hubiese dicho nada, estar con alguien controlador y que tenía el poder para vigilarlo no estaba en sus planes. Buscó entre las prendas sus pantalones, tenía que salir de ahí.

—Cariño, estaba preocupado ¿vale? —. Jeon caminó hasta JiMin, intentando que no dejará la oficina.

—No tienes derecho a invadir mi privacidad—.

—Lo sé, lo siento. Estaba muy preocupado, Jong In puede ser muy peligroso. Quiero que me entiendas —. JiMin mordió su labio, no sabía que tan sincero estaba siendo el mayor, ya le había ocultado algunas cosas.

—¿Qué tanto me siguieron? —. Preguntó aun con los brazos cruzados, mirando con severidad al hombre.

—En ningún momento te dejaron solo—. El sólo pensar que tenía a hombres siguiendo sus pasos, sintió escalofríos recorriendo su piel. —Les pedí discreción, que fueran cautelosos para no asustarte—.

—Carajo JungKook, ¿sabes cuánto pavor me da, el pensar que hubo alguien siguiéndome todo el tiempo? —.

—Estuve mal, lo entiendo, y te pido disculpas, no volverá a pasar—. JungKook parecía arrepentido, dándose cuenta de las palabras que había dicho con anterioridad el mayor, encima de la actitud que estaba teniendo.

—¿Por qué importa lo que haga con Jong In?, acepte trabajar aquí, como un favor, no estoy bajo un contrato, puedo irme cuando quiera y relacionarme con los clientes como me dé la gana—. Para JiMin, JungKook había sobrepasado un límite en su intimidad, se habían mantenido al margen de la vida de cada uno, aunque eso había sido unilateral de su parte.

—Porque me gustas maldita sea, Jong In está tocándote todo el tiempo—. Al mismo tiempo que sus palabras salieron, su mano fue directo al escritorio, con un sonoro golpe que sobresalto a JiMin.

—¿No es ese mi trabajo?, ¿seducirlos y distraerlos lo suficiente como para robar su dinero?, ¿Acaso no es eso? —.

—¡Ya lo sé! —. Alzó la voz. —Pero joder, me enfurece verte así con ellos, sonriéndoles, tocándolos, siendo tan amable con ellos, dejando que te toquen—.

—¿¡Cómo crees que me sentía yo?!, estabas mandándome regalos únicamente para traerme a tu negocio, mientras en mi imaginación creía que te gustaba, pero estabas comprándome con cosas caras—. JungKook se quedó paralizado con sus palabras. —¿Crees que me visto así para los clientes?, estoy esperando que me notes, que me mires más allá de los negocios—.

—Créeme que doy cuenta, me percato de ti siempre—. A cada palabra que decía sus pasos lo llevaban a JiMin, colocando sus manos en sus delicados hombros. —Estoy tan interesado en ti—. 

El rubio se quedó quieto, dejando que JungKook hiciera todos los movimientos hacia él, hasta tenerlo tan cerca, donde su piel desnuda de su vientre rozaba la hebilla del pantalón contrario.

Las yemas de sus dedos acariciaron la piel de sus brazos, desde los hombros hasta sus muñecas, causándole escalofríos que llenaron todo su cuerpo, mientras aquella mirada no dejaba de seguir los movimientos hechos. JiMin levantó la mirada, conectando sus ojos con los de JungKook, a su mente regreso a la primera vez que lo vio; tan imponente, atractivo y esa mirada penetrante, la cual no dejaba que desviara su atención, justo como ahora.

Cuando JungKook bajó su mirada a sus labios, supo que estaba a punto de pasar, JiMin no era de los que esperaban que el otro se encargara, así que se adelantó, sujetando su cabello entre sus manos para acercarlo a él, besándolo apasionadamente, correspondido por JungKook cuando tomó su nuca. Sus labios ardían, el mayor estaba siendo más salvaje de lo que imagino, mordiendo y jalando la carne entre sus dientes, en tanto JiMin buscaba como sostenerse del cuerpo más grande.

Jeon fue acorralado en la pared, le hizo sonreír, JiMin parecía seguro de lo que quería, no parecía esperar nada, prefería hacerlo él. La abultada boca del rubio bajó por su cuello, dejando besos que le hicieron gruñir, en especial cuando se concentró en su clavícula que sobresalía de la camisa. Dejó que siguiese jugando, después de todo lo estaba haciendo demasiado bien. Los delicados dedos desabrocharon uno por uno los botones de su camisa, dejando ver cada musculo marcado.

Los besos volvieron, esta vez jadeando y obteniendo el aire en los segundos que podían separarse, antes de seguir atacando.

Para JungKook fue fácil cargar a JiMin, dejándolo encima del escritorio, sobre el dinero que aún seguía esparcido en la madera. Fue el turno de Jeon, mordiendo la fina piel, concentrándose en los muslos, sosteniendo las piernas con sus brazos, dejando el interior de estos al alcance de su boca. Dejó de hacerlo sólo con sus labios, lamiendo esta vez su vientre, llegando a la sexy lencería, llenando de saliva la tela, permitiendo que la erección de JiMin se marcará.

—Eso... es bueno—. Gimió abriendo aún más sus piernas, haciendo sonreír a JungKook por lo necesitado que parecía.

—¿Aquí? —. Preguntó, sin dejar de sonreír, lamiendo una vez más la dura erección.

—Si... ahí—. JungKook quitó la lencería, deslizando la delicada tela por sus contorneadas piernas; había notado que JiMin no tenía ningún vello en su cuerpo, pero lo confirmó cuando toda la ropa estaba en el suelo.

JiMin se incorporó, sentándose para alcanzar los labios de su jefe, agarrándose de la nuca contraria para que no se moviese.

—¿Vas a hacérmelo aquí?, ¿Nuestra primera vez? —. Preguntó separándose, quitándole la camisa, uniéndose en el suelo con la poca ropa que le había quitado.

—¿Nuestra primera vez?, ¿Significa que va a haber más? —.

—¿Tu qué crees? —. Le dio una risa divertida, mientras mordía su labio con picardía. JiMin siguió quitando la ropa, desabrochando el cinturón y bajando un poco los pantalones, al igual que su ropa interior, sintiendo la pesada erección en una de sus manos. —Estas tan duro—.

—Verte desnudo no ayuda a mantenerme tranquilo—.

—Esa es la intención—. Sus dedos rodearon el falo, subiendo y bajando, apretando en el proceso, notando como palpitaba en la palma de su mano. Quiso hacerlo más rápido, dándole más presión con su dedo pulgar encima del glande, que estaba más que lubricado. Se acercó a su oído, susurrándole cuanto le gustaba el cuerpo de JungKook y lo excitado que estaba con sólo tocarlo.

JungKook gruñía y maldecía cada que JiMin apretaba ese lugar.

JiMin miraba fascinado a Jeon, suspirando y sintió su caliente aliente en su hombro, hacía lo mejor que podía para darle el placer que merecía, no dejaría que JungKook olvidara con quien estaba, le enseñaría lo que es tener sexo con él.

El más alto comenzó con los besos en los hombros, pasando por su cuello hasta su boca, donde dejó un par de mordidas antes de seguir hacia su espalda, JiMin tuvo que bajar del escritorio y girar, sosteniéndose con sus brazos encima de la madera, dando paso libre a que JungKook besara toda su espalda, hasta que noto como este se arrodillaba detrás de él.

Los besos siguieron hacia su espalda baja, sintiendo los dientes rozar sus caderas, llegando a su trasero, donde mordió esta vez, haciendo que gimiera y diera un respingo sorprendido, JungKook escuchó su risa justo después, lo que le hizo reír de igual manera, mentiría si dijera que no fantaseo con morder ese trasero que siempre se meneaba frente a él.

JungKook no esperó más, sujetó la pierna del rubio para que la subiera encima de la mesa, dejando una vista increíble, en seguida su lengua paso sobre su grieta, mojándola con su saliva, haciendo temblar a JiMin y que este dejara caer su cuerpo. —Mierda... Jeon—. Los pequeños gemidos de JiMin lo excitaron más, junto con los estremecimientos que podía notar desde su posición.

JiMin era aficionado al sexo oral, creía que era uno de los juegos previos más excitante, sentir la húmeda lengua en su piel tan sensible, lo hacía delirar por más, podía pasar horas siendo lamido y ni siquiera protestaría por ello. 

No quería desatenderlo en ningún momento, así que su mano rodeo el pene del rubio, el cual ya había estado rozando en la orilla del escritorio. Los jadeos desesperados de su acompañante, como decía que quería más y que no debía detenerse, le envió sensaciones directo a su pene, tuvo que sujetar la base con fuerza para no terminar en una vergonzosa situación.

Siguió con sus dedos, metiendo dos tan rápido como sintió que el anillo de músculos se había relajado debajo de su lengua, aunque duro poco con ese par dentro, porque añadió otro rápidamente, deseando que fuese su pene el que estaba siendo estrujado por la entrada del rubio.

Entró despacio, por lo menos la primera tercera parte de su erección, no obstante, JiMin no parecía parte de esos planes, ya que, en un movimiento rápido hacia atrás, todo su falo entró hasta tocar algo suave, que le hizo jadear, sujetándose de la cintura de JiMin, en un intento de mantener su cordura sobre su salvajismo.

—Carajo JiMin...—. Su voz sonó más gruesa de lo normal, ni siquiera había esperado eso. —Podrías haberte lastimado—.

—Está bien... sólo... muévete ya —. Con una mano en la cintura del menor, y la otra puesta en la pierna que mantenía sobre el escritorio, su pelvis daba lentas embestidas, disfrutando como la entrada de su chico apretaba en la base y después en la punta, podría hacerse adicto a esa sensación.

Fue de a poco acelerando, con fuerza enterrándose hasta que no podía entrar ni un centímetro más. JiMin seguía teniendo otros planes, apoyándose con su pierna y sus brazos hizo el vaivén rápido, golpeando su trasero con la pelvis de Jeon produciendo sonidos húmedos, acompañados de sus propios gemidos y las maldiciones de JungKook, que no dejaba de sorprenderse por lo necesitado que JiMin parecía.

Pero JungKook no podía permanecer sin hacer nada, aunque la vista que mantenía era increíble, JiMin no podía alcanzar el ritmo necesario para hacerlo terminar. Decidió subir la otra pierna en el escritorio, dejando que abriera al máximo antes de comenzar a empujar con fuerza, sujetándolo del cuello, con su espalda en un sensual arco y su nuca cerca de su boca, mordiendo en especial ese lugar.

—Si... mierda... ahí—. Probablemente los pequeños gritos de JiMin se escuchaban por el pasillo, quizá incluso más lejos, no había ningún cliente en el lugar, por lo que la mayoría de sus empleados hay se habían ido, el lugar fuera debía de estar silencioso, o casi, JiMin era de los ruidosos.

La mano en su cuello se apretó más, su voz se fue apagando a cada segundo, mientras ahora solo podía escuchar las duras embestidas que le eran dadas, hasta que sus oídos comenzaron a zumbar, su respiración se cortó completamente y su vista fue volviéndose oscura a los lados, pero eso no le impidió terminar tan duro, vaciándose completamente, encima del dinero que aún seguía en el escritorio, incluso cuando JungKook lo dejo respirar, tuvo otro orgasmo, estremeciéndose, apretando el dinero entre sus manos, aunque de su pene no salió más semen, pero la sensación estaba ahí.

—Acabas de tener un orgasmo seco... JiMin... eres increíble—. JungKook había detenido sus movimientos cuando JiMin estaba comenzando a perder el conocimiento, debía saber cuándo parar, y eso necesitaba toda su atención. Volvió a empujar fuerte, en movimientos cortos y rápidos, pronto se acercaba su orgasmo.

Cuando estuvo tan cerca sacó su erección, dándole un par de sacudidas antes de vaciarse sobre el trasero de su chico, gruñendo y deleitándose con la vista de la palpitante entrada, escurriendo varias gotas de semen.

La fascinación por el sexo oral de JiMin le hizo bajarse del escritorio y ponerse de rodillas frente al castaño, atrapando la, aun, erección de este entre su boca, saboreando el semen que aun poseía en la punta. Jeon no pudo hacer más que estremecerse, la zona se había hecho demasiado sensible, pero los movimientos del rubio no dejaban que su erección bajara por completo. JiMin puso empeño en succionar el pene del otro, lamiendo la punta de vez en cuando mientras sostenía la base para hacer que la sangre se retuviese ahí.

No bastaron más que unos cuantos minutos, chupando, lamiendo y besando el pene de JungKook, para que terminara por segunda vez, esta última en su boca y parte de su rostro.

Para Jeon era la primera vez que terminaba tan seguido.

—Aquí... hay más cámaras que en la habitación que te di—.

 

 

 

 

Siguieron así por varias semanas, teniendo sexo apenas JiMin y JungKook estaban solos en algún lugar, no podían desaprovechar ninguna oportunidad. El rubio estaba un poco molesto, Jeon no parecía pedirle que fuesen pareja, aunque para él ya lo eran, salían, dormían y por supuesto tenían sexo, pero necesitaba escucharlo de los labios de JungKook.

El plan era verse después de sus clases de la universidad, pero no había salido para nada a la hora planeada, tenía una hora de retraso, 2 llamadas perdidas de JungKook y 6 mensajes en el buzón de voz provenientes de Jin.

"JungKook está tocando la puerta JiMin, ¿Por qué esta aquí?"

"Bien... ya lo invité a pasar, no contestas el celular, así que te esperara aquí JiMin"

"Su voz me intimida JiMin"

"JiMin... JungKook está en tu habitación, ni siquiera se molestó en preguntar si podía entrar, aunque claro que ya son algo, ¿no?, ¿entonces está bien que entre?"

JiMin frunció el ceño, eso había sido raro, Jin estaba actuando raro con eso de la habitación, era ordenado, así que no había problema, de todos modos, no había demasiado que ver, claro, a menos que decidiera revisar el cajón de su ropa interior, entonces sería raro.

"JiMin... dime que guardaste el lienzo en que lo dibujaste"

Mierda, no. El pelinegro casi corrió por todas las calles, no podía ser cierto, había estado dibujando a Jeon desde que lo conoció, de eso ya varios meses, por lo menos una vez al día dibujaba un nuevo boceto, muchos no sólo en papel.

"Creo que no lo hiciste"

Apenas entró al departamento, Jin tenía cara de pánico, él sabía de la pequeña obsesión que se había formado con el señor Jeon, desde antes de estar juntos hasta ahora.

—Esto es... algo acosador, ¿no crees cariño? —. JungKook dijo mirando el enorme lienzo, donde estaba él dibujado mientras dormía, en una de las tantas veces en las que se había quedado con él en su casa.

—¿Significa que no serás novio de tu acosador? —. 

 


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