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Killing me Soflty (Kiribaku) por Antonyanchan

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Notas del fanfic:

¡Hola! 

Este es un songfic basado en  Killing Me Softly, canción interpretada por muchos artistas diferentes basado en el poema del mismo nombre. Mi favorita es la versión de Frank Sinatra, y fue esta la que escuche mientras escribía.

https://www.youtube.com/watch?v=NGCunCritnM

 

¡Espero que puedan disfrutarla!

Notas del capitulo:

¡Hola!

Esta canción siempre me ha parecido preciosa, y escribir sobre ella. Finalmente la idea vino en mi cabeza, y la materialice en unas de mis ships favoritas.

Recomiendo escuchar la canción mientras lo leen. 

Sin nada más que agregar, espero que lo disfruten. 

Nunca he sido fanático de visitar bares, tampoco soy un buen bebedor y de música no conozco mucho. No había razón para ir, no había razón para visitarlo, no había razón para verlo, no había razón para volverme adicto a él.

Trabajó en una pequeña clínica como psicólogo infanto-juvenil. No gano mucho, pero puedo mantener mi vida sin problemas en un pequeño departamento en Mihama-ku, en la ciudad de Chiba. Nunca he tenido problemas para tener amigos, y he mantenido alguna que otra relación, pero jamás conocí a alguien como él.

La primera vez que escuche de él, fue en la hora del almuerzo con otros compañeros de trabajo. Un colega dijo haberlo visto en un bar, y que escucharlo fue maravilloso, que su canción era maravillosa y que su estilo único. Otros colegas reconocieron haberlo escuchado también, y quedar enamorados de él.

La segunda vez, fue en mi grupo de amigos. Las mismas palabras. Incluso una amiga, que es una experta en música, indicaba haber quedado cautivada.

Cuando me di cuenta, siempre él terminaba siendo el centro de las conversaciones en cualquier lugar donde iba. El cantante de un pequeño bar de Hanamigawa-ku era único según los relatos. Entonces quise ir a verlo, escucharlo por un tiempo en un viernes por la noche.

Me senté en la barra del bar. Un lugar occidental, de luces suaves pero decoraciones elegantes. Alguien como yo sobraba. Pedí un vaso de vodka, antes de poner mis ojos en el escenario. Un lugar vacío, hasta que él se sentó frente a mí con una guitarra en sus manos. Un desconocido para mis ojos.

Rasgueando mi dolor con sus dedos, cantando mi vida en sus palabras, matándome suavemente con su canción.

No pude dejar de mirarlo, y sentía que él me miraba a mí también. Mis labios temblorosos probaban el fuerte sabor del vodka, pero casi ni fui capaz de sentirlo. Con su canción, había absorbido todos mis sentidos. Su mirada era frívola, pero su voz romántica y poética. Me sentí identificado con cada línea de su canción, y sentía que me la estaba dedicando, contando mis secretos a la multitud. Por un momento, me sentí avergonzado, todo enjuagándose en la fiebre del momento. Desvié mi mirada, pero inevitablemente volví a mirar.

Rasgueando mi dolor con sus dedos, cantando mi vida en sus palabras, matándome suavemente con su canción.

Terminó de cantar, y bajó del escenario. Los aplausos mostraron el final del espectáculo. Volví a mi vaso de vodka a beber lo poco que quedaba. Llame al hombre de pecas que hacía de coctelero. Él pensaba que quería beber más, pero le pedí el nombre de la persona que me desnudó en el escenario.

Katsuki Bakugou.

Pronuncie su nombre torpemente tras escucharlo, y así me di cuenta que con solo verlo una vez, ya me había causado una adicción.

Comencé a visitar el lugar todos los viernes, donde él cantaba siempre la misma canción. Si no lo escuchaba, me volvería loco. Cuando llegaba, le pedía al coctelero una bebida al azar. Durante su canción, le escribía una carta. Cuando bajaba del escenario, me iba sin decir nada, y dejaba la carta sin firma sobre la barra.

De repente una noche, sentí como si hubiera encontrado mis cartas y las estuviera leyendo en voz alta. Rezaba para que la vergüenza terminara, pero él simplemente siguió. Sentí como si me conociera, y que se había vuelto tan adicto a mí como yo a él. Eso me encantó. Me había hipnotizado por completo.   

Rasgueando mi dolor con sus dedos, cantando mi vida en sus palabras, matándome suavemente con su canción.

El día que se me ocurrió grabarlo con mi teléfono celular, fue un error.

Regrese a casa ese viernes. Me desnude y me acosté en mi cama. Reproducí la grabación mientras conectaba mi celular al cargador. Me quede dormido fantaseando que él susurraba su canción en mi oído. Que en vez de tocar su guitarra, él tocaba mi cuerpo. Desperté solo en mi habitación, abrazando a la nada. Había dormido excelente, pero también, pude entender que lo deseaba. Que me estaba matando suavemente con su canción.

Visite a un psicólogo, quién al ver que trabajábamos en lo mismo, pensaba que estaba estresado con algún paciente y necesitaba guía. Me quede paralizado frente a él, y no pude admitirle mi loco amorío con alguien desconocido. Me límite a decirle que el trabajo me agotaba un poco, y que a pesar de ser adulto, aun dudaba un poco sobre mi orientación sexual.

Yo más que nadie sabía que si no era honesto con el psicólogo, jamás podría curarme de esa adicción, pero, quizás ya comenzaba a gustarme que me matara suavemente con su canción.

Aquel viernes de esa misma semana fui como siempre. La bebida fue esta vez un whisky en las rocas. No había traído papel como de costumbre, pensando que eso me ayudaría a lentamente volver a la normalidad.

Bakugou subió al escenario como siempre, junto a su fiel guitarra en mano. Él cantaba como si conociera toda mi oscura desesperación. Y entonces vio a través de mí, como si yo no estuviera ahí, pero él siguió cantando, claro y fuerte. No toque el vaso de whisky en toda la canción.

Rasgueando mi dolor con sus dedos, cantando mi vida en sus palabras, matándome suavemente con su canción.

Bajó del escenario, y yo pensaba irme cuando acabara el vaso de whisky. Tan solo quedaban un par de gotas, Bakugou se sentó a mi lado. Exigió al bartender una bebida, hablando de forma agresiva. Su voz sonaba tan diferente cuando hablaba. Me quede paralizado mientras lo miraba, y Bakugou se dio cuenta.

—¿Qué miras, pelo pincho? —preguntó agresivo. Negué con la cabeza, y deje de mirarlo. Hubo un silencio, hasta que él decidió hablar nuevamente. —¿No te cansas venir todas las semanas para escuchar la misma canción de mierda?

—No es una canción de mierda… —le corregí torpemente, sin ser capaz de mirarlo. Me había notado. Quizás hasta leyó mis cartas… Me asustaba preguntar más, por lo que me quede en silencio. Bakugou siguió hablando.

—Es la única que gusta. He intentado cantar otras canciones pero nunca son tan buenas como esa. Simplemente me rendí con el público, y comencé a cantarla todas las noches. Hay personas que nunca se aburren y vuelven siempre a escucharla, pero nadie como tú. Todos los viernes sin falta, apareces y te sientas en el mismo lugar. Supongo que si llego a cantar otra canción, te iras y no volverás ¿no? —sugirió sin darse cuenta de mis sentimientos. Yo lo amaba a él, no a esa canción. Él era el asesino, y la canción su arma.

—La única razón por la que vengo eres tú y tu voz… Si cambiaras de canción no me importaría… —le confesé al rubio. Mis mejillas se sonrojaron, y quise huir en aquel instante, pero Bakugou se limitó a reír suavemente.

—Ven conmigo. Te mostrare el resto de mis canciones de mierda.

Y lo seguí hasta llegar frente al río Hanami. Bakugou comenzó a cantar canciones desconocidas para mis oídos, pero las disfrute. Él me mato en cada canción que cantaba, pero cuando comenzaba a rasguear la guitarra para comenzar a cantar una nueva, yo revivía para morir nuevamente.

Me recosté sobre la hierba fresca del rocío al escucharlo. Era hermoso. Mucho más que en mis fantasías antes de dormir que la grabación provocaba. De repente, note la mirada de Bakugou sobre la mía, y como esta rápidamente me robó un beso. ¿Estaba fantaseando? Era la opción más posible, pero sus labios fuertes presionando contra los míos, se sentían tan real. 

—Pelo Pincho, no sé tu nombre… —me dijo suavemente. Su voz no sonaba tan enfadada como en el bar.

—Eijirou Kirishima. —le conteste mientras entrelazaba mis dedos con los suyos. Él repitió mi nombre antes de volver a besarme.

Aquella noche de primavera, con los cerezos cayendo sobre mi piel, cumplí mi fantasía de que él tocara mi cuerpo, de unirme con él. Escondía mis gemidos de los transeúntes, intentando no llamar la atención. Sus jadeos se volvieron una dulce melodía adictiva, y cuando lo sentí adentro, confirmo todas mis sospechas. Todo lo que yo había pensado que eran fantasías, pudieron ser verdad.

Su piel cálida contra la mía en forma de abrazo. Acercó sus labios a mis oídos. En mis fantasías me susurraría que me amaba, pero en la realidad, aquel susurro fue diferente…

—La próxima semana, será la última vez que cante en el bar…

Me confesó que se había aburrido de tantos años cantar en el mismo lugar. Que desde pequeño había fantaseado con ser alguien grande dentro de la música y poseer renombre y fama. Simplemente aquel bar se había vuelto demasiado pequeño. No, Hanamigawa-ku, la ciudad de Chiba o incluso la prefectura del mismo nombre, eran demasiadas pequeñas para él. Quería probar suerte en Tokio, por lo que ya había preparado todo para irse desde hace meses atrás.

—Me alegra haber podido hablar contigo antes de irme… —me comentó mientras comenzaba a vestirse. Me sentía defraudado, como si él me hubiera traicionado. Entendía sus sentimientos, pero tan solo deseaba tenerlo cantando para mí en aquel bar para siempre.

Hoy, es viernes. Estoy en mi oficina escribiendo todo esto en mi computadora. Un paciente me canceló en último momento, por lo que he tenido tiempo libre.

 No sé qué hacer. Lo más sensato sería irme a casa, pero también quiero verlo cantar por última vez. Quiero que rasgue mi dolor con sus dedos, que cante mi vida en sus palabras. Pero en cierto modo, tengo claro que no debería ni presentarme.

Aunque esa última canción sea capaz de matarme en serio.

Notas finales:

Sinceramente, reconozco que Eijirou es muy creepy durante el fic al obsesionarse de esa forma con un desconocido xd Lamento haber hecho actuar así al personaje.

Espero que lo hayan disfrutado. ¡Muchas gracias por leer el capitulo!


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