Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sasori no está por Calipso_2016

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es la primera vez que escribo un songfic, o algo xD Supongo que es así :v

Notas del capitulo:

~

Sasori no está, Sasori se fue…, Sasori se escapa de mi vida.

***

Una leve caricia en mi cabellera rubia, hace que abra los ojos enseguida. Mi corazón late frenético en el pecho, sintiendo ese dolor al que aún no me he acostumbrado. Otra vez…, he tenido ese sueño otra vez; no he podido sacarlo de mi mente, cada vez que cierro los ojos vuelvo a verlo, como si no se hubiera ido, mirándome fijamente con esa intensidad que tanto me gustaba.

– ¿Estás bien, Deidara? creo que ya has bebido demasiado.

Oh es cierto, no estoy sólo. A mi lado, la persona que se supone es a quién más odiaba, no me quita los ojos de encima, con esa expresión de preocupación marcando su rostro que de cierta forma me fastidia.

– No he bebido lo suficiente, Itachi. – Respondo recuperando el vaso de sake que me ha quitado, atrayéndolo hacia mí para dar otro trago.

Me quedo quieto por un momento al sentir como pasa su dedo índice por mi mejilla derecha, en una suave caricia que retira una lágrima de ahí. Joder, ni siquiera he notado que estoy llorando. Esa acción me hace llevarme ambas manos al rostro, constatando que está algo empapado.

– ¿Volviste a soñar con él? – Pregunta desviando la vista pero permaneciendo cerca de mí.

***

Y tú que sí estás, preguntas por qué lo amo a pesar de las heridas.

***

– Sí… – Respondo simplón, pasando el antebrazo por mi rostro, duele pero odio sentirme débil, peor aún mostrarme así frente a otros.

– ¿Por qué?

Noto un dejo de tristeza en su voz al preguntar eso; sé que tras tantos años trabajando juntos, por así decirlo, aquella atracción que decía sentir por mí ha incrementado. Y es que desde que me reclutó para Akatsuki, la mafia a la que pertenecemos, se ha esforzado por tener algún tipo de acercamiento. No negaré que funcionó de cierta forma, pero nada de eso pudo concretarse nunca.

Poco después de ingresar a Akatsuki, fui asignado como compañero de Akasuna no Sasori, un hombre bastante extraño pero con el que tuve afinidad.

Cuando conocí a Sasori en persona, físicamente hablando, sin esas marionetas idiotas; pensé que era un hombre realmente lindo, digo, sólo un ciego no podría notar su belleza. Me encandiló con su presencia y, pese a que nuestra apreciación del arte era distinta, siempre lo admiré en secreto. Admiración que desembocaría en una gran pasión que me quemaría hasta ahora.

Con él me sentía niño de nuevo, buscaba pelear y demostrarle mi punto de lo efímero con relativa frecuencia, y es que el muy testarudo insistía con que el arte es eterno, sin importar su figura, aunque se destruya, pase lo que pase, sería eterno de una forma u otra. Él mismo es la prueba de ello, inmortalizado en mi memoria y en sus obras, considerado arte ante mis ojos.

– Ya sabes por qué…

***

Lo ocupa todo su recuerdo, no consigo olvidar el peso de su cuerpo.

***

Fue imposible no quedar prendado de sí, tanto su arte como su personalidad me encantaban, era el único que podía hacerme sentir tan acelerado y calmo al mismo tiempo.

Recuerdo el sabor de sus labios cuando me besaron por primera vez, el calor de su cuerpo sobre el mío, el tacto de sus suaves manos… Daría lo que fuera por volverlo a ver, a sentir. Ahora no hago más que pensarle, en cada memoria está él.

– Han pasado meses desde su deserción. – Menciona llevando el vaso de sake a sus labios, mirando el vacío como intentando entenderme.

– Lo sé y quiero olvidarlo… – Mentí volteando el rostro hacia el suyo. – Por eso te he pedido que vengas.

Coloco una mano sobre la que Itachi mantiene en la barra, acariciando levemente el dorso de la misma con el pulgar; acción que lo hace voltear en mi dirección.

***

“Sasori no está, eso lo sé, y no lo encontraré en tu piel. Es enfermizo, sabes que no quisiera besarte a ti pensando en él.”

***

Cierro los ojos al sentir el cálido aliento del azabache golpear mi cara, separando ligeramente los labios para sentir el roce de los contrarios. Itachi acaricia mi nariz con la suya y me da un suave beso seguido de otro y otro, como si probara mi reacción.

Me mantengo firme y decido corresponder, abro más la boca para permitirle besarme profundamente mientras me abrazo de su cuello y el posa sus manos en mi cintura. Sé que no debería hacer esto pero el calor de su cuerpo apegándose al mío, sujetándome como si no quisiera dejarme escapar, consigue despejar mi mente o más bien… nublarla.

– ¿Estás seguro de esto? – Entre jadeos cuestiona sin separarse; sólo hemos parado para tomar aire.

– Quiero estar contigo, Itachi.

***

Esta noche inventaré una tregua, ya no quiero pensar más… Contigo olvidaré su ausencia.

***

Con pasos torpes y a prisa, salimos de aquel bar al que fuimos a beber y bailar hace varias horas. Es algo difícil caminar cuando se es abrazado desde la espalda mientras dan ligeras mordidas en el cuello. Supongo que la intensidad es demasiada, pues la mirada incómoda del recepcionista en el motel me hace sonreír antes de tomar la llave de la habitación y continuar nuestro camino.

Invité a Itachi a este pub estando harto de este sentimiento que me consume, tal vez pueda probar si lo que dicen es cierto, “un clavo saca otro clavo”. Por lo menos eso quiero creer y las manos del azabache recorriendo mi cuerpo por encima de la ropa son lo suficientemente hábiles como para borrar las caricias que Sasori me daba.

Sólo quiero olvidarlas.

***

Y si te como a besos… tal vez, la noche sea más corta, no lo sé.

***

Permito que me quite la ropa mientras me devora la boca, el ritmo desenfrenado que lleva me nubla la mente para dejar paso al placer, incluso el dolor de sus mordidas para hacerme abrir más la boca y poder invadirme con esa ávida lengua, resulta demasiado excitante.

Siento un jalón de cabello que me obliga a alzar el rostro, haciéndome jadear por el movimiento inesperado. Nunca hubiera imaginado que me llevaría a este límite tan pronto.

– Itachi… – Gimo de forma casi lastímera al pronunciar su nombre y de un empujón me arroja a la pequeña cama que chirrea un poco por el peso.

***

Yo sólo no me basto, ¡quédate! y lléname su espacio, quédate.

¡Quédate…!

***

Le abro las piernas en una clara invitación para acomodarse entre ellas. A pesar de la poca luz podría decir que sus ojos se ven aún más oscuros, tanto que podrían arrastrarme.

Sin esperar más tiempo, acepta mi “invitación” para tomar lugar, acariciándome descaradamente desde las rodillas, pasando por los muslos hasta la cadera y el vientre. Con cuidado se agacha hacia mí para volver a besarme y yo paseo las manos por el torso desnudo de mi acompañante, disfrutando de la suave y firme piel bajo mis dedos.

Echo la cabeza hacia atrás jadeando ligeramente, frotándome con el contrario, dejándole sentir mi estado de excitación al chocar mi cadera con la suya.

Un nuevo dolor en el pecho me hace abrir los ojos de nueva cuenta, observando el cabello rojizo escapar de entre mis dedos al enredarlos en su cabellera.

***

Sasori se fue, no dijo adiós, dejando rota mi pasión. Sasori quizás ya me olvidó y otro gozó su corazón. Yo sólo sé decir su nombre, no recuerdo ni siquiera el mío.

***

– Sasori… – Susurro casi inaudiblemente al tener a mi nuevo amante apoderándose de mi cuello y hombros, repartiendo besos y mordidas por la piel que tiene a su alcance.

La sola idea de que él estuviera haciendo lo mismo con alguien más, me hace apretar los puños, tragando fuerte para deshacer el nudo que se forma en mi garganta.

Vuelvo a la realidad al ver los mechones de largo cabello negro escurrir de mis dedos, aunado a la rudeza con que me está tratando. Es tan jgual y diferente al mismo tiempo, pues a Sasori le gustaba ser duro conmigo, pero amable de cierta forma, podía sentir amor en cada una de sus caricias pese a su costumbre. Sin embargo con Itachi es diferente, esto no es más que sexo en toda la extensión de la palabra, frío pero placentero, no me puedo quejar, es bueno, más no es suficiente.

Sus dedos rozando mi entrada me hacen tensarme un poco, hace tanto tiempo que no he sido el pasivo, es casi como ser virgen de nuevo. Itachi se da cuenta de ello y deja mi pecho para descender por el vientre hasta llegar a mi cadera; con una mirada juguetona da una larga lamida en mi miembro antes de metérselo a la boca.

– Ahh… espera, no tienes que hacer… eso.

Coloco ambas manos en su cabeza para tratar de detenerlo, pues yo sólo quería que me tomara con la suficiente fuerza como para impedirme pensar, no quiero disfrutarlo… maldición.

Pronto dejo de jalar su cabeza y empiezo a hacer presión, levantando la cadera para penetrar su boca; mierda, esto se siente tan bien, tanto que no le doy importancia al dígito que acaba de meterlo en mi ano, simulando embestidas con él antes de ingresar un segundo.

– Estás tan estrecho… – Menciona mirando el movimiento de sus dedos, masturbándose a sí mismo.

– Ammm… Házmelo de una buena vez… ahh… idiota.

***

¿Quién me abrigará este frío?

***

Dejo escapar una nueva lágrima, ya ni siquiera sé si es de dolor o placer, sólo sé que mi cuerpo quiere esto, quiere sentirse invadido, satisfaciéndose con el recuerdo de otro hombre. Mientras mantenga los ojos cerrados no importa…

Itachi incrementa el ritmo en mi miembro y en sus “penetraciones”, volviéndome loco a su paso, haciéndome encorvar la espalda al correrme copiosamente en esa húmeda cavidad.

– ¡Sasori! –Gimo con fuerza al terminar, cayendo rendido en el colchón para recuperar el aliento.

– ¿Qué? – Pregunta confundido, retirándose los rastros de semen que salen de la comisura de sus labios. – No puede ser…

Agarrándose la frente se aparta de mí, mirándome con una profunda decepción en sus bellos ojos ónices. Maldición, la he jodido y bien; no es la primera vez que menciono ese nombre en pleno acto sexual, pero al menos hoy he debido tener cuidado.

***

Y si te como a besos… tal vez, la noche sea más corta, no lo sé… Yo sólo no me basto, quédate y lléname su espacio, quédate.

Quédate…

***

– ¡No te vayas! – Exclamo incorporándome tan rápido como puedo, tomando su mano al notar sus intenciones de irse.

– No quiero estar con alguien que piensa en otro mientras me lo cojo… – Responde sin mirarme, temblando al contener la erección que aún no ha podido descargar.

– Lo siento, en verdad, no quise hacerlo, sé bien que me entiendes y sé también que quieres tenerme; yo… puedo olvidarlo, es lo que más quiero, pero si te vas ahora, no podré quitarme sus huellas… por favor…

¿Pero qué mierda estoy haciendo?, nada de lo que digo es verdad, sólo deseo una noche con compañía y el único que puede dar la talla es Itachi, probablemente sea mejor que Sasori, siempre lo he creído, pero el corazón insiste… supongo que no se puede escoger a quien amar.

***

Puede  ser difícil para ti pero no puedo olvidarlo. Creo que es lógico, por más que yo intente escaparme, él está…

***

Itachi voltea a verme, haciendo un esfuerzo casi titánico por creer en mis palabras, aunque no puede hacer mucho cuando yo afilo la mirada y llevo una mano hacia su miembro; acción que le hace jadear y acariciar mi mano, guiándome como a él le gusta.

Deposito un beso en su espalda baja y arrastro los labios dando cortos besos por ella hasta llegar a sus hombros donde empiezo a morder dejando marcas en su piel aporcelanada antes de instarlo a besarme, continuando con el “trabajo” que le venía haciendo hasta sentir su semilla en mi palma.

– Ahh… Deidara, no sabes cómo me pones.

Vuelve a tumbarme en el colchón, recargando su peso sobre mí mientras se frota para volver a encendernos. Yo simplemente correspondo a sus caricias; gimiendo su nombre en su oído y acogiéndolo de nueva cuenta entre mis piernas.

***

Unas horas jugaré a quererte, pero cuando vuelva a amanecer me perderás para siempre.

***

Creí que Itachi aceptaría ser mi amante ocasional, realmente pensé que aceptaría tener mi cuerpo sin ningún compromiso de por medio, tomándome cuando lo necesite y viceversa; sin embargo, me está entregando más de lo que quiero y lo que menos deseo ahora es lastimarlo; no quiero causar el mismo dolor que Sasori me ha causado a mí.

– Perdóname… – Le susurro al oído, abrazándome a su cuello mientras él coloca la punta de su miembro en mi entrada.

Aprieto los dientes con fuerza al sentir ese dolor de ser abierto por ese trozo de carne que parece ser mucho más grande una vez que ha ingresado por completo. Automáticamente clavo las uñas en la espalda de mi amante, deslizándolas hacia su cadera cuando empieza a embestirme, al principio lento hasta dejar de sentir resistencia y rápido al tener la libertad de moverse en mi interior.

Cierro los ojos para dejarme llevar, gimiendo sin importarme si alguien más pueda escucharme, pues el azabache me está empalando contra el colchón sin piedad alguna y yo me sujeto de sus piernas para frenar un poco el movimiento de mi cuerpo.

***

Y si te como a besos… sabrás, lo mucho que me duele este dolor, no encontraré en tu abrazo el sabor, de los sueños que Sasori me robó.

***

– Más… aahh más… – A este punto el sexo se ha vuelto espectacular, de mis labios escurre un hilillo de saliva por el enorme placer que estoy sintiendo. Empalándome a mí mismo al montarle como a un semental, doy pequeños saltitos sobre su cadera, apoyado en su pecho para impulsarme.

Itachi sólo me sonríe de lado, afianzando su agarre en mi cintura para cumplir mi petición. no ha dejado de mirarme en ningún momento, lo que me hace avergonzar al no poder evitar contorsionar mi rostro cada vez que golpea mi próstata.

Yo evito hacer contacto visual, lo beso cuando quiere decirme algo e impido a toda costa que me diga algo fuera de lugar. Por hoy entregaré sólo esto, un par de horas o más de entrega física. Sus labios son dulces y sus caricias certeras; mi cuerpo se siente satisfecho aunque mi corazón se sienta completamente roto, más por permitir que sea otro el que me toque.

No es la primera vez que tengo sexo con Itachi, pero sí la primera vez que me toma de esta forma. Sé que espera algo más de mí, puedo ver en sus ojos esa añoranza de alguien que desea ser correspondido, esa resignación de tener que conformarse con una parte. En verdad lo siento, pero no deseo volver a soñar.

***

Si me enredo en tu cuerpo, sabrás, que sólo Sasori es dueño de mi amor, no encontraré en tu abrazo el sabor, de los besos que Sasori me robó.

***

Con un sonoro gemido me corro una vez más en la sábana, no pudiendo soportar más el peso de nuestros cuerpos, caigo de cara al colchón mientras Itachi sigue embistiéndome desde atrás, dando estocadas cortas y rápidas hasta descargarse dentro de nuevo. No sé cuánto tiempo ha pasado, es lo que me gusta de él, que siempre me cumple; he de admitir que es el mejor amante que haya tenido.

– Eso estuvo… increíble… – Dice tras tumbarse a mi lado, con la respiración agitada y una fina capa de sudor cubriendo su cuerpo.

– Sí… lo fue. – Respondo acomodándome boca arriba, luchando por retener el aire en los pulmones.

Una vez que me recupero, me levanto tan pronto como puedo, chasqueando la lengua por el dolor del lumbar que me impide pisar bien y busco con la vista mi ropa, alcanzándola para vestirme tan pronto como pueda.

– ¿Qué haces? – Cuestiona con una expresión de confusión.

– Es hora de que me vaya. – Respondo como señalando lo obvio, recogiendo mi cabello en una coleta alta.

– ¿Ya?, creí que…

– ¿Qué?... Hemos terminado aquí, no tengo nada más que hacer… – Ato las cuerdas de mis zapatos a prisa y camino hacia la puerta de salida. – Espero verte en otro momento, Itachi.

– Que te quedarías… – Alcanzo a escucharle decirme eso, cubriendo sus ojos con el antebrazo, permaneciendo en la misma posición.

Hago de cuenta que no lo he escuchado y cierro la puerta al salir, al frente, está la habitación 54 del motel; la habitación que Sasori y yo solíamos ocupar con frecuencia, supongo que hacerlo frente al lugar, me causa algún tipo de memoria.

Jeh… soy un idiota, desde que Sasori se fue, es como si se hubiera llevado todo de mí consigo, lo odio por eso, por dejarme vacío, esperando como la gente ilusa por un atisbo de esperanza. Desde que se fue he permanecido en el mismo lugar, esperando, simplemente esperando, tal vez algún día lo vuelva a ver, tal vez cuando regrese espere verme también.

Y es que sigo enamorado…

***

Me robó.

Notas finales:

No es como hubiera esperado que quede, pero no salió otra cosa :"v


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).