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Lobo Protector por lotochoc

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Notas del fanfic:

No subo hace mucho asi que estoy algo oxidado, pero ancioso y entusiasmado con esta historia. Mi primer mpreg.

Notas del capitulo:

Espero le den una oportunidad

Me había acostado con un hombre mayor, con un hombre que era mi profesor, con un hombre casado.
Al principio fue solo un juego para demostrar ante mis amigos que nadie se resistía a mis encantos, pero luego me corte con la misma arma que empuñe. Me había enamorado de aquel hombre que había sido un reto para mi, y que sabia que nunca podría ser mas que un simple juego de un tiempo para el. Al final ya no sabia quien estaba utilizando a quien. 
Cuando me baje del auto en silencio como siempre, cerré la puerta y quede observándolo, el en ningún momento voltio siquiera a verme, ¿que esperaba? ¿una sonrisa? ¿una palabra de cariño? Sabia perfectamente que ambos jugábamos, pero quizás pensé sujetando, mi vientre, este bebe, me había vuelto mas sensible y no me gustaba eso. Suspire arreglando mi ropa y dando media vuelta me enfrente a la gran casa que estaba frente a mi. Di un paso firme seguido de otro, había que seguir con el otro juego, la familia.
Durante la cena solo se escuchaba el ruido del servicio contra la vajilla. Era un ambiente tan vacío de cualquier sentimiento, un mero tramite para aparentar ser una familia perfecta, para contar que puntualmente la familia a las ocho de la noche estaba sentada a la mesa compartiendo, claro, pero compartiendo el silencio. Nuevamente sujete mi vientre, por debajo de la mesa y dando un suspiro, me atreví a quebrar el filoso silencio.
-¿Papá recuerdas que me darías dinero para comprar un nuevo teléfono?
-Ocupa la tarjeta hijo, ya te lo he dicho.
-Es que necesito efectivo.
-¿Efectivo? ¿Para que?
-Es que un compañero me va a vender el de él. Se compró uno nuevo y lo tiene casi nuevo el anterior.
-Claro que no. No me gusta que usen cosas recicladas-dijo mi madre dando un ademan de desagrado.
-Bien es que quiero donar en un orfanato, pero lo quiero hacer de manera anónima.
-¿Anónima? ¿Entonces de que sirve donar si nadie te ve?
El comentario de mi madre me llenó de repulsión, pero debía conseguir el dinero.
-Bien hijo.-sacó su billetera-¿Cuanto quieres?
Me sentí realmente estúpido. Ni siquiera había averiguado cuanto iba a necesitar.-Unos ¿docientos dolares?- dije dudoso, mi padre simplemente me miró extrañado y luego me dio el dinero. Me levante lo mas rápido que pude y volví a mi habitación para proceder con mi plan. Este fin de semana terminaría con todos mis problemas.  Anoté el numero en una hoja. 
Al día siguiente luego de clases, me excusé con mi amante y despaché al chofer de la familia. Tomé el primer taxi que divisé y le indique que me dejara lo mas lejos de donde estaba. Me dejó en un parque no muy transitado, caminé un poco y luego me senté en una banca alejada. Tomé mi móvil tratando de calmarme, las manos me temblaban, mis ojos se aguaron, pero necesitaba hacerlo. Marque el numero y esperé a que tomaran la llamada, lo cual fue antes de sentirme preparado, aunque siendo sincero, creo que jamas me hubiera sentido preparado. Respondí cortante a las preguntas y corté lo mas rápido que pude. Derrame lagrimas, de dolor, angustia, pena, rabia, millones de sentimientos viajaban dentro de mi, queriendo hacerme estallar, pero debía controlarme, debía ser fuerte. Me había metido en esto solo y saldría solo. Volví a casa. Estaba todo en silencio. Ya habían cenado, para mi alivio, no tendría que ver sus caras de desagrado por esta noche, o eso era lo que pensaba. Al entrar en mi dormitorio, di un suspiro de alivio. El día había terminado al fin, aunque para mi hermana no.
-¿Me dirás en que pasos andas? dijo para luego callar mi grito de susto con sus manos
-¡¡¡¿Tratas de matarme del susto maldita loca?!!! dije gritando con susurros.
-Estoy preocupada por ti.
-¿Ah en serio? ¿Pensé que lo único que te importaba ahora era tu matrimonio con ese hombre de negocio?
-Alex, eres mi hermanito, obvio que me preocupas, y aunque no he estado tan cercana a ti estos últimos meses.
-¿Tan cercana? Con suerte hablamos dos días seguidos y luego no se si sigues viva.- dije molesto quitándome la chaqueta para sentarme en la cama, ella me miró suplicante.
-Casarse no es de un día para otro. ¿A caso no recuerdas cuando eramos mas niños y planeábamos nuestras bodas?
-Prometimos casarnos el mismo día, pero creo que para ti eso no eran mas que juegos de niños.-dije molesto y dolido, aunque no me explico que comenzara a llorar, bueno en realidad si. Ella se sentó a mi lado abrazándome fuertemente como cuando eramos niños y yo despertaba de una pesadilla, Angela siempre estaba allí para calmarme, solo ella estaba siempre y ahora aun ella me había abandonado, cuando mas la necesitaba. Sin darme cuenta derramé todo el dolor que llevaba guardado, nos abrazamos fuertemente. Al alejarnos ella me miró con sus ojos llorosos, sentí la necesidad de contarle lo que estaba pasando, pero no era el momento. No quería arruinar sus planes de boda, no quería quitarle la felicidad que estaba pasando. Me acarició mis mejillas limpiándome las lagrimas que aun caían de mis ojos.-Siempre voy a estar para ti hermanito. Nunca lo dudes.
No era que lo dudara, simplemente que ya no era así. Ella tenia a su novio, que luego seria su esposo, luego serian sus hijos, luego los nietos. Nuestras vidas ya se habían separado irremediablemente. Me obligué a sonreír para calmarla
-¿Todo mejor bobito?-me miró expectante y asentí.-Te voy a incluir mas en las decisiones de mi boda. Siempre has tenido buen gusto.- "Pero malas decisiones hermana" pensé para mi mientras salia cerrando la puerta tras ella.
Llegó el fin de semana. Mi madre salió temprano a reunirse con sus amigas y mi padre tenia reunión de negocios. A mi hermana la vino a buscar su novio y quedé solo en casa.  Tomé mi mochila y salí con rumbo a la dirección que llevaba en mi bolsillo. Usé el transporte publico, tenia miedo, dudas, quería bajarme, correr a cas y pedirle ayuda a mi hermana, pero no podía actuar así. Me había metido en problemas y debía resolverlos. Me detuve frente al edificio. Me había cerciorado que las buenas recomendaciones, aunque fuera un lugar clandestino, por fuera se veía bastante decente. Entré temblando y me acerqué al mesón de atención donde había una mujer de mediana edad frente a un computado, me miró notando mi duda. -¿A que viene joven?
-¿Tengo una cita con el doctor Rivera?-me volvió a mirar examinándome y con una expresión de sorpresa buscó en la pantalla-¿Tu nombre muchacho?
-Alex bue...-dije sulfurado casi gritando, pero me detuvo-Solo el nombre de pila. Preferimos mantener la discresion-me miró como regañándome y yo asentí-De acuerdo, toma asiento por favor. Te llamará n en unos minutos.-me giré buscando las butacas, me acerqué de manera robótica mirando de reojo a las demás "pasiente". En la sala de espera estaba una mujer con un hombre hablando despacio, ambos se veían de cincuenta años, cansados y aburridos. Un poco mas allá había una chica como de mi edad, estaba llorando en silencio, movía una pierna en modo de tic nervioso, en medio atrás había una chica de unos veintitantos vestida de punk, se veía impaciente, masticaba chicle haciendo globos bastante seguido. Fui hasta el fondo, donde al rincón había una chica, de facciones bastante extrañas, podría haber dicho luego de haberla observado por veinte minutos que era un chico tras-vestido, ella miraba su móvil cada dos segundos. Me dejé caer en el asiento pesadamente y mirando el suelo comencé a repetirme una y otra vez que lo que estaba haciendo era lo correcto, pero con cada vez que lo decía, menos preparado me sentía, me había perdido en mis pensamientos tanto que no escuché cuando me llamaron hasta que la chica punk me grito-Hey chaval, que te llaman-Miré a mi alrededor y todos me miraban expectantes, encontré la mirada de la mujer tras el recibidor, algo molesta me volvió a invitar a que pasara a la sala. Tomé mi mochila y caminé casi arrastrado por una fuerza invisible. Sentía temblar todo mi cuerpo. Tomando aire abrí la puerta. Tras ella una especie de quirófano, se veía de aspecto limpio, pero la mirada del doctor, un hombre ya mayor y los instrumentos sobre una mesa de metal junto a la camilla me dieron un terror paralizante-Bienvenido-dijo calmándome el doctor-No tienes que preocuparte. Esto será realmente rápido e indoloro.-Fue por mi donde estaba invitándome a avanzar hasta estar junto a la camilla.-¿Vienes solo?- me miró fijamente como adivinando que no podía pronunciar palabra y yo asentí-Debes desvestirte de la cintura hacia abajo. Puedes hacerlo tras el biombo que esta junto a la camilla.
Unos minutos mas tarde estaba sobre la camilla, con la pierna en alto, temblando entero. El hombre se acercó con la jeringa, mirando mi deplorable condición.-¿Estás seguro de lo que quieres hacer?. Hay muchas maneras de no quedarte con ese bebé. Puedes darlo en adopción.
En cinco minutos estaba cruzando la puerta de salida de ese recinto. Corrí hacia un parque y sentadome en una banca comencé a llorar fuertemente, sentía que iba a explotar mi corazón. No me importó nada ni nadie.
-¿Oye te encuentras bien? ¿Quieres que te ayude?
Limpié mi rostro empapado de lagrimas pero mis ojos hinchados aun me hacían ver borroso. No podía hablar, me había quedado sin voz.-¿Como te llamas? ¿Quieres que llame a alguien?-insistió el hombre que me hablaba, me entregó un pañuelo desechable con el cual me limpié un poco, el desastre que estaba echo. Luego de calmarme un poco me ofreció una botella de agua que tomé sediento. Luego de saciar mi sed me fijé al fin en el chico que estaba a mi lado, se veía preocupado, no era para nada ordinario, iba de uniforme, impecable para ser la hora que era y el día.
-¿Te siente mejor?- dijo calmándome ahora podía oír mejor su voz sin mi llanto de fondo.-¿Te acompaño a algún lugar?
-Estoy mejor gracias-pude articular con un hilo de voz, volví a tomar otro sorbo de agua.
-Soy Wolff Erland- me sonrió amablemente mientras tomaba mi mano fuertemente para sacudirla en modo de saludo-¿Cual es tu nombre desconsolado muchacho?, me había perdido un momento en el turquesa intenso de sus ojos y el me miró expectante-¿ah? dije medio bobo
-¿Que cual es tu nombre? dijo divertido por mi expresión
-Alexander Buenaventura.- Dije débil
-¿Puedo ayudarte en algo mas?-su pregunta retumbó en mi cabeza. ¿Ayudarme? ¿Acaso esta era una ayuda del cielo? lo volví a mirar y asentí.
-Necesito que en tres meses mas me recibas en tu casa.
El chico me miró descolocado, temí que se negara y se esfumara la media idea que ya había formado en forma de salvamento para mi y ese bebé. Tomé mi vientre discretamente mientras el estaba perdido en sus pensamientos.
-Dime entonces cual es tu plan-no pude evitar abrazarlo, aunque no sabia si esto realmente funcionaria, pero al menos con su afirmativa de ayudar la idea tenia alfo de firmeza, lo demás, seria paso a paso.
Notas finales:

Gracias por leer que tengan una excelente semana 


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