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La mejor venganza por SPatt

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Notas del fanfic:

¡He vuelto!

Espero les guste y me dejen un comentario para saber su opinión n.n 

 

Notas del capitulo:

Espero nadie se sienta ofendida u ofendido, amo a las personas gorditas ??????’? :3

La observaba desde lejos, era inevitable no verla, una bola de grasa de ese tamaño no pasaría inadvertida jamás.

 

Rechiné los dientes, cuánto la odiaba, era la más inteligente del salón, la más aplicada, la que siempre sacaba 10 en todo y la favorita de los profesores.

 

No había día en el que no la utilizaran como ejemplo, los profesores no hacían otra cosa que alabarla, lo peor era cuando nos comparaban.

 

Nunca podía superarla, por más que estudiara o me esforzara, ella siempre era la mejor.

 

Y parecía burlarse de ello con su rostro inexpresivo y su apariencia de fuckgirl, daba la impresión de que nada le importaba.

 

A pesar de ser una nerd, ella tenía amigos que la apreciaban y los demás compañeros le guardaban respeto, en cambio, yo sólo era conocida por ser la segunda en todo, la que quedaba desplazada por ella.

 

Pero eso cambiaría muy pronto.

 

Puede que no pudiera superarla, pero eso no significaba que ella fuera inmune a bajar de su nivel; acabaría con su reputación y ya tenía el plan perfecto para eso.

 

¿Qué pensarán los demás al ver a la "impecable y perfecta nerd" actuando como una gata en celo?

 

Unas simples pastillas habían llegado a mí como la sencilla respuesta a todos mis problemas.

 

Si las cosas salían mejor de lo esperado, hasta los docentes se verían involucrados; quizá después de esto correrá el rumor de que sus buenas calificaciones son producto de “favores” hechos a los profesores.

 

Ya tenía todo preparado, sólo era cuestión de escoger el día apropiado para llevar a cabo mi plan maestro.

 

¡Oh, pobre Zoé! Tu único error fue haberte metido en mi camino y ahora pagarás las consecuencias de haber hecho eso.



( • )( • )( • )



No puedo borrar la sonrisa de mi rostro. Es hoy el día que tanto esperé y anhelé. Ya veo mi triunfo cerca. Sé que este día marcará un antes y un después. Las cosas no volverán a ser lo que eran.

 

Ahora Zoé será recordado por sus acciones de hoy, no importarán los años de buena conducta, el cambio que se dé será definitivo, no habrá vuelta atrás.

 

El salón está vacío, justo como esperaba encontrarlo a estas horas, sé que ella es la primera en llegar, pero hoy me le adelanté.



Pasan los minutos y no hay rastro de ella, ni de nadie.

 

Confundida empecé a guardar mis cosas cuando de pronto escucho el sonido de la puerta siendo abierta, volteé hacia esa dirección y ahí estaba ella.

 

Ni se inmutó con mi presencia, sólo se dirigió hacia en escritorio del profesor y comenzó a buscar algo en uno de los cajones.

 

-¿Qué haces?- Pregunté aún sin entender la situación.

 

-¿No es obvio? Estoy buscando algo que me pidio el profesor.- Respondió con simpleza.

 

-¿Y los demás?- Continué queriendo saciar mis dudas.

 

-Están en el laboratorio.- Mencionó sin mirarme.



¿El lab…? ¡Que idiota! ¿Cómo pude olvidarlo? El profesor había avisado la semana pasada que la siguiente clase sería en el laboratorio.

 

Me di un golpe en la frente mentalmente.

 

Bueno, después de mi pequeño tropiezo las cosas no estaban arruinadas del todo, pues ella estaba aquí, justo frente a mí.

 

-Oye quería pedirte las paces, sé que no nos llevamos muy bien y no veo la razón de ello, ambas somos las mejores del grupo y tal vez podríamos ayudarnos mutuamente.- Hablé con mi voz amable, fingiendo una sonrisa y esperando a que ella tomara mi mano, la cual tenía extendida hacia su dirección.

 

Zoé detuvo sus movimientos y me miró al fin, su rostro siempre inexpresivo ahora reflejaba confusión y desconfianza.

 

-¿Por qué quieres hacer las paces conmigo? A kilómetros se nota que me detestas.- Dictaminó.

 

-Eso no es cierto, exageras las cosas, sólo se trata de competividad sin sentido.- Le resté importancia al asunto. -Toma para que sellemos nuestra tregua.- Extendí un jugo hacia ella, Zoé me dedicó una mirada recelosa.

 

-No estoy segura de…- La interrumpí antes de que se negara.

 

-Vamos, sólo es un jugo, ¿me vas a despreciar este pequeño detalle que quiero tener con mi futura amiga?- Insistí haciendo un leve puchero.

 

Ella lo tomó no muy convencida.

 

-Gracias.- Dijo aún con dudas.

 

-Hasta el fondo.- Le sonreí mientras bebía de mi jugo, la morena imitó mis movimientos.

 

No creí que caería tan fácil.

 

Bajó el vaso con lentitud y cerró los ojos mientras llevaba una de sus manos a su cabeza.

 

Estaba haciendo efecto el fármaco diluido en su bebida.

 

-Debemos irnos al laboratorio.- Musité como si nada.

 

-¡¿Qué le pusiste?!- Apretó los ojos y alzó la voz.

 

Supongo que con esa simple acción intentaba aminorar lo que provocaba la droga en su sistema, sin embargo, dichos efectos no desaparecerían hasta unas horas después, en realidad, se harían más potentes con el paso del tiempo.

 

-No sé de qué hablas.- Fingí inocencia. -Ya debemos irnos.- Intenté empujarla hacia la salida, pero ella estaba muy rígida.

 

Abrió los ojos precipitadamente, sus pupilas estaban dilatadas.

 

Sonreí al ver lo que había logrado, no obstante, creo que canté victoria demasiado pronto, pues sin esperarlo ella me empujó con fuerza hacia la pared tomándome desprevenida.

 

-¡Ouch!- Me quejé por el impacto en mi espalda. -¡Oye! ¿Qué te suce…?- Mis palabras quedaron atoradas en mi garganta al percibir su enorme cuerpo pegado al mío completamente. Me tenía acorralada entre ella y la pared.

 

-¿Desde cuándo hueles tan bien?- Olfateó sin descaro alguno mi cuello. -Si no fuera porque sé que las feromonas de los humanos no existen te diría que las tuyas tienen un exquisito aroma y un imán demasiado atrayente.- Musitó recorriendo cada espacio de mi cuello con su nariz.

 

-¡Aléjate!- Ordené mientras trataba de apartarla sin éxito alguno, la rigidez en su cuerpo me lo impedía, además de que su masa corporal era basta. -¡No te atrevas a tocarme mantecosa!- Exclamé con algo de temblor en mi voz, su cercanía me causaba no sé qué, pero no la quería cerca; en parte me sentía un poco nerviosa, no sabría lo que esta chica sería capaz de hacer siendo controlada por una potente droga.

 

-¿Pero si esto era lo que querías no? Poniéndole esa sustancia tóxica a mi bebida.- Susurró mientras daba una lamida a mi cuello, justo detrás de mi oreja donde se encontraba uno de mis puntos débiles. Sentí mis piernas fallar y hubiera caído de no ser porque ella me tenía bien sujetada con sus brazos firmes.

 

¿Qué era ese extraño olor? Chocolate y fresas, creo que provenía de ella…

 

Una de sus manos bajó a mis caderas y apretó en esa zona con fuerza, acercándome aún más a ella como si eso fuera posible.

 

-No, para nada quería esto, este no era mi plan.- Admití. -Así que aléjate o te arrepentirás.- La miré directo a los ojos con una mirada amenazante.

 

-Umm… yo creo que no. -Fingió pensarlo por un momento. -La que se arrepentirá será otra, porque aunque quiera no puedo detenerme, no controlo mis propios sentidos, la droga es la que lo hace.- Se encogió de hombros con una sonrisa ladina plasmada en el rostro.

 

Quise alzar mi mano para darle una bofetada, pero apenas si podía moverme y lo máximo que logré fue colocar mi extremidad sobre su pecho, grave error…

 

Pareciera que mi acción fue un tipo de interruptor que activó algo en la corpulenta persona que me tenía presa.

 

Sujetó mi rostro con una sola mano y me besó ferozmente obligándome a corresponderle, mientras su otra mano se dirigió a mi trasero y lo apretó con fuerza.

 

Quise protestar tal atrevimiento, pero abrir mi boca sólo le ayudó a ella para que pudiera introducir su lengua. Me besaba con tanta desesperación y hambre que me sorprendí, nunca creí que la bola de grasa fuera tan buena besadora.

 

Un momento, ¿qué clase de cosas estoy diciendo? De seguro los efectos de la droga me están afectando a mí también.

 

Luego de algunos minutos que parecieron breves instantes me dejó respirar, estaba a punto de dejarme sin oxígeno, un delgado hilo de saliva unía nuestras bocas.

 

Su respiración era agitada, al igual que la mía, nuestros pechos subían y bajaban con rapidez intentando recuperar el aire perdido.

 

Ella parecía no perder el tiempo, pues todavía no me recuperaba del todo cuando ya tenía de nuevo sus labios sobre los míos, devorándome con fiereza.

 

Una de sus manos se coló bajo mi blusa y tanteó la zona de mi vientre, creía que sus dedos se sentirían rasposos y grasosos, aunque en realidad su tacto era muy suave.

 

Sus leves caricias y sus demandantes besos me estaban haciendo perder la cordura.

 

¿Qué me pasaba?

 

No lo sabía, pero justo en estos momentos no quería detenerla, estaba totalmente a su merced y eso no parecía importarme en lo absoluto.

 

Ella se separó abruptamente dejándome atontada, ¿por qué no continuaba con sus delicadas caricias? Me había quedado embelesada.



Se alejó rápidamente y tomó sus cosas con prisa.

Mientras tanto yo seguía pegada a la pared siendo abrumada por los eventos anteriores.

 

Ella se marchó sin decir nada y sin mirarme.

 

¿Qué acababa de pasar?

¿Por qué se había ido así?

Y más importante aún… ¿por qué me sentía tan rara?

Notas finales:

Gracias por leer :3


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