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La Calma por Nycs

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Notas del capitulo: Bienvenido a mi primer intento de fic.

"Bien, no eran tan idiotas como parecía cierto?"  Le decía su conciencia con mucha ironía.

 

O sino él no estaría ahora retorciéndose en los brazos del gemelo más grande, pataleando de una forma algo ridícula en un mero intento de zafar de los brazos de aquel hombre musculoso. También grito, aunque sabía perfectamente que aquello era inútil, como si fuera alguien a escucharlo, y en caso de que lo hicieran el susodicho acudiera a rescatarlo de ese par de locos.

 

Miles no podía hacer otra cosa que dejarse arrastrar por los gemelos. Pero aunque estaba al borde de un ataque de histeria, no dejó de preguntarse cómo es que no lo habían matado de inmediato y en su lugar se lo llevaban fuera del área de duchas.

 

"¿Puede que no les interese hacer el trabajo rápido? Volvió a hablar aquella parte cínica y cruel de su propia psique, la que reconocía que para su desgracia era muy seguro que sería torturado, de vaya a saber qué maneras antes de tener un triste final. ¿De verdad querían comer su hígado? Diablos, apostaría su pellejo a que si… si no es que esa parte de él también iban a comérsela. No le sorprendería en absoluto.

 

-Esta muy tenso…- dijo el más bajo de ellos y que tenía más cabello.

 

-Mal. Su carne no tendrá buen sabor- respondió el alto que tenía  prisionero al periodista en sus brazos.

 

El cuerpo de Miles se estremeció, tenía frío, su respiración estaba muy agitada y a la vez le invadía una inmensa ansiedad por saber qué harían con el. Aunque para ser sinceros, su lado más razonable le decía que no quería saberlo. Y mucha razón tenía.

 

"Solo a ti se te ocurre jugar al periodista intrépido al atender un correo que te dice que vayas a un sitio tétrico en mitad de la nada Upshur" Se reprendió a sí mismo.

 

Pero bueno, la necesidad de conseguir una noticia "emocionante" que le diera un lugar dentro del medio, sumada a su oportuna (o tal vez inoportuna) pasión por su profesión habían hecho irresistible la idea de atender el llamado anónimo que le trajo a este maldito Asilo. ¿Y que ganaba con esto aparte de una muerte dolorosa? Bueno, tal vez la lección de que la curiosidad y el entusiasmo podían llegar a ser cuchillos de doble filo.

 

"Debí haber aceptado ser reportero para el noticiario local" Se lamento Miles que ya había dejado de luchar, y tan concentrado en sus pensamientos como lo estaba, nunca prestó atención de a donde lo llevaban.

 

 El gemelo más chico abrió una puerta y el periodista fue arrojado a una habitación acolchada. No… a esa habitación acolchada. La misma en la que había despertado hace apenas media hora, luego de que el viejo loco lo hubiera drogado para impedir que escape de ese infierno.

 

Miles había caído de espaldas contra la pared, su cámara se le escapó de las manos y terminó en un rincón. Por lo menos la superficie blanda la salvaba de los golpes, así como a el mismo. Solo que...

 

No sé atrevió a levantar la mirada, pero vio unos pares de pies descalzos aproximarse hacia el. La habitación que de por si era pequeña parecía encogerse más si era posible.

 

Los gemelos habían entrado.

 

El más bajo cerró la puerta detrás de sí y luego ambos permanecieron mirando al hombre frente a ellos, en silencio.

 

Temblando, Miles se obligó a sí mismo a mirar a sus captores. Se quedó congelado cuando los vio de cerca.

 

"La madre que me…" casi escapa de su boca.

 

Había olvidado que los gemelos estaban completamente desnudos...

 

A saber cuál era su razonamiento detrás del no llevar ninguna clase ropa. Internamente, el hombre se preguntó si no pasarían frío estando así, lo cual le hizo sonreír de una manera bastante tonta.

 

Y sin embargo ahí estaban, luciendo esos cuerpos perfectamente tonificados. Bastante mugrientos y llenos de sangre seca, pero aun así tan masculinos, tan calientes…

 

¡Por dios! ¿En qué estaba pensando? Ese par de dementes que de seguro estaban planeando desollarlo vivo para devorar sus entrañas y quien sabe que…

 

Pero los pensamientos razonables eran empujados a un lado por las imágenes que tenía ahora mismo de los gemelos. De cómo sus entrepiernas al descubierto estaban a literalmente unos centímetros de él.

 

Miles descubrió estupefacto y con miedo como tales pensamientos lascivos se traducian en forma de una creciente erección, la cual ya apretaba en sus pantalones vaqueros.   

 

"Cielos Upshur, ambos sabemos que tienes tus gustos y hace años no sales con alguien, ¿pero no crees que esto es algo extremo?" Le pregunto su conciencia.

 

Los gemelos debieron notar algo de lo que pasaba por su cabeza en ese momento, ya que el más alto se aproximó hacia el periodista, tomándolo por el cuello de la chaqueta para hacerle poner de pie. Luego arrinconandolo contra la pared, presionando sus cuerpos juntos.

 

-Yo quiero su lengua- dijo antes de estrellar su boca contra la de Miles.

 

Él pobre periodista se quedó completamente estático, su mente estaba en blanco en aquel momento. La situación le parecía muy irreal. ¿Aquel maníaco lo estaba besando…?

 

Así parecía.

 

Solo que lo peor no fue darse cuenta de eso, sino de que su excitación sólo crecía al sentir como aquella cálida lengua invadía repentinamente su boca, chocando y frotandose de forma dominante con la suya. Casi parecía que se iba a desmayar en aquel momento.

 

Lo cual no ocurrió, en su lugar se encontraba cada vez más relajado en los brazos del gemelo más grande. El otro sin que se diera cuenta, lo había rodeado y ahora se encontraba a sus espaldas, rodeando su cintura con los brazos. Miles tambien sentia algo duro presionando contra su trasero por encima de la ropa, lo cual le hizo tragar grueso ya que tenía una idea muy clara de que se trataba.  

 

-P-por faa-vorr -dijo el periodista de forma entrecortada

 

-Creo que necesita esto -dijo el más bajo con la tranquilidad que le caracterizaba

 

Su hermano lo sabía, y no tardó mucho en volver a besar de forma ruda al hombre que tenían entre ellos. Miles se dejaba llevar, mientras sentía que le quitaban la chaqueta, a lo cual el respondió estirando los brazos para hacerlo más fácil.

 

Él que lo besaba tomó su camisa y prácticamente arrancando sus botones, le hizo quitarse también esta prenda. Una sensación fría recorrió el cuerpo del hombre más joven, aunque desapareció enseguida cuando de nuevo fue apretado entre los pechos fuertes y peludos de los gemelos, su propio torso ahora desnudo obtenía contacto directo con la piel de ellos, cosa que hizo que su cara se pusiera extremadamente roja.

 

Queriendo tener su oportunidad, el de cabello negro tomó a Miles y le hizo recostarse en la pequeña cama, no tardando en ponerse el encima del periodista. Fue considerablemente más suave que su hermano, incluso en la forma en que besaba y acariciaba el cuerpo de su pequeña presa.

 

Miles entre tanto quería gemir ante el toque de esas manos callosas pero muy hábiles, las cuales pasaban desde su estómago hasta sus pectorales, aunque los sonidos provenientes de su boca eran ahogados con los besos que estaba recibiendo. Y pudo sentir además el roce de sus erecciones sobre la tela, al mismo tiempo que el gemelo más grande aprovechaba la distracción para quitarle sus botas, las cuales fueron arrojadas sin más al igual que su chaqueta y camisa.

 

Quizá lo más sorprendente hasta este punto era cómo había pasado de su terror inicial junto con la certeza de que sería conducido a una muerte segura, a la excitación por lo que este par de Variantes estaban haciéndole. "Diablos ¿En serio quiero esto?" Se preguntó Miles.

 

Y justo en ese momento, el que estaba encima de él había desabrochado su cinturón para poder meter una mano en sus pantalones, pasando por los boxers del hombre más joven y tomando su miembro ya totalmente duro. Miles soltó un grito ante tal acción.

 

"Si… por supuesto que lo deseo" pensó el periodista envolviendo los brazos alrededor del cuello del gemelo.

 

Impaciente por la espera, el más grande le hizo indicaciones a su hermano para que volvieran a cambiar de posiciones. También deseaba tener lo suyo con este hermoso hombre de cabello negro que habían atrapado. Miles pronto se encontró separado de los besos y manoseos del gemelo más chico, para su decepción (que increible que diga eso), aunque no tuvo tiempo de protestar ya que le hicieron sentarse en el borde de la cama, de frente al más alto.

 

Este no hizo ningún intento por disimular lo que quería, cuando acercó su miembro erecto al rostro del periodista. Él por su parte de quedo paralizado, observando el enorme pedazo de carne que tenía frente a sus ojos.

 

Ninguno de sus antiguos novios o cualquier hombre que haya conocido en un bar el viernes por la noche se podía comparar a esto. Hasta tenia miedo de que entrara en su boca, y sin embargo apenas mirar a la cara del más grande, pronto se encontró tomando su miembro con las manos y acercando su boca tímidamente. El suave roce de sus labios provocó un fuerte gemido del variante, que desesperado por sentir más placer del que el periodista ya le daba, puso ambas manos detrás de la cabeza de este, forzandolo a introducir su pene dentro de su boca. Miles casi se ahoga por el brusco empujón, aunque no tardó en adaptarse y cerró los ojos con fuerza, moviendo la lengua con viveza para estimular al gemelo, mientras sentía como los dedos de este jugaban con sus mechones negros. Aquel sabor era... extraño, pero para nada desagradable, sino que deseaba sentir mas del mismo por lo que cada vez chupaba con más emoción.

 

El otro gemelo por su parte observaba la situación de forma casi risueña, arrodillado en la cama acariciando su propio miembro mientras se inclinaba contra Miles para dejar unos cuantos chupones en su suave piel, en especial en la zona del cuello. Estirando un brazo alcanzó de nuevo la entrepierna del joven, volviendo a complacerlo sin dejar de tocarse el mismo. Para el periodista era una sensación completamente enloquecedora, recibir placer desde tantos puntos y de una forma tan “profesional” digamos, porque tenía que reconocer que estas variantes sabían perfectamente cómo hacer lo que hacen. Tal vez fuera esto mismo lo que le impulsó a él a tratar de seguir el ritmo, moviendo la cabeza de atrás hacia delante, logrando que el miembro del más grande llegará hasta su garganta.

 

Para este fue una auténtica sorpresa, pues no espero que su pequeña presa tuviera tales habilidades. Hasta empezaba a dudar de la idea de tener que cortarlo más tarde, pues se perdería de esto. Los gemidos que salían de boca delataban que lo estaba pasando increíble, casi mejor que cuando solo eran él y su hermano para satisfacer aquellas necesidades. Ya empezaba a sentir el orgasmo acercarse.

 

Miles también se daba cuenta de que no le faltaba mucho para correrse, su propio pene seguía siendo acariciado por el otro gemelo. La sensación le quemaba, estaba desesperado por liberarse de una vez.

 

El grandote por su parte ya no podía contenerse y con un ronco gemido, finalmente eyaculo un gran torrente de semen en la boca de Miles, quien no pudo tragar la totalidad del líquido caliente así que parte de este cayo sobre su rostro. Fue algo sucio, pero sentir el gusto salado fue suficiente para hacerle correr a él también, en la mano del gemelo que le estaba masturbando que no dudo en lamer la semilla de sus dedos luego de acabar también, manchando la espalda del periodista.

 

Este se encontraba muy agitado por la experiencia. Jamás había vivido algo tan intenso, y de alguna manera sentía que no había tenido suficiente.

 

Claro que ambos hermanos no tenían pensado acabar ahí… si apenas iban por la mitad. Miles enseguida fue levantado como si fuera un niño pequeño, ahora solo esperando a ver cual sería el próximo movimiento.

 

El gemelo grande se había recostado en el suelo de la habitación, tirando del periodista para que estuviera encima de él. Mientras que su hermano se dirigió rápidamente a los pantalones de Miles, tirando de ellos para dejar su trasero expuesto. Un pequeño gemido escapó de sus labios, entendiendo que estaba por suceder.

 

Luego de haberse encargado también de su ropa interior, el hermano menor agarró al hombre de las caderas y tenía la vista fija en su entrada, a la cual acercó su boca para empezar a lamer con viveza. Miles tuvo escalofríos por la extraña sensación, si bien entendía que a falta de algún lubricante la saliva era su mejor opción para no salir lastimado durante el proceso. Aunque quien sabe, el gemelo menor se mostró más cuidadoso así que le daba algo de esperanza.

 

El mayor se entretuvo limpiando los restos de semen en el rostro de Miles, a su pelicular manera, lamiendo despacio mientras este cerraba los ojos. Mientras que el menor seguía preparandolo, ahora lamiendo uno de sus dedos para introducirlos en su entrada y de la mejor forma que pudo, moviendolo para estirarla. Ciertamente era incomodo sentir esa intrusión en su cuerpo, pero al menos ayudaba que el más grande decidiera besarlo con lengua otra vez, lo cual sirvió para distraerlo mientras que su hermano iba introduciendo otro dedo extra y los habría con movimientos de tijeras.

 

Miles agradeció internamente que tuviera más autocontrol y algo de sensibilidad por su estado, ya de otra forma esto habría resultado muy doloroso. Él mismo puso de su parte al tratar de estar lo más relajado posible para recibir a los gemelos.

 

-Creo que él nos quiere -había dicho el hermano menor

 

-Nos tendrá… -respondio muy seguro el otro mientras lo sujetaba por la espalda

 

Decidiendo que su pequeña presa ya estaba lista para ser penetrada, el gemelo se acomodo para entrar más fácilmente. Este sintió como el pecho del menor se apoyaba en su espalda, haciendo algo de cosquillas con sus bellos, y su miembro rozando su entrada.

 

Los tres parecían un sandwich, estando Miles en medio de los gemelos, algo apretado por el peso de ambos pero también recibiendo el calor de sus cuerpos. Y luego sin previo aviso, el miembro del menor empezó a penetrarlo lentamente.

 

Él cerró los ojos y apretó los dientes con fuerza, mientras escondía el rostro contra el pecho del hermano mayor. A pesar de estar preparado, no dejaba de ser algo un poco doloroso, en especial habiendo pasado tanto tiempo desde la última vez que ha hecho este tipo de cosas con alguien.

 

Los gemelos por su parte no parecían tener tales preocupaciones, o al menos el más grande de ellos, pues no esperó siquiera a que su hermano terminara de introducirse para empezar a hacer lo mismo él. Esto provocó un fuerte dolor en el periodista, que sintiendo como su entrada se estiraba excesivamente, mordió de forma involuntaria el pectoral del mayor. Temió que el variante se enfadara, pero para su sorpresa este ni siquiera parecía haberlo notado aun cuando sus dientes dejaron una fuerte marca. "Bueno, los has visto aguantar cosas mucho peores"  se recordo Miles.

 

Pasaron unos cuantos minutos hasta que se acostumbró a tener a ambos en su interior, empezando a disfrutar ese sentimiento único de estar lleno. Las cosas estaban en calma, y por primera vez en toda esa maldita noche desde que pisó el asilo por primera vez, Miles se sintió verdaderamente seguro. Lo cual era algo increíble considerando que aquel par estuvo hablando de comerlo no mucho rato antes.

 

Como sea, habiendo terminado la espera el menor le hizo una señal a su hermano y ambos comenzaron a moverse dentro de hombre, llevando una sincronía perfecta entre la forma en que empujaban con sus caderas. Los tres estaban en puro éxtasis, sus cuerpos empapados de sudor.

 

El más grande lamia su cuello, el más chico mordía suavemente el lóbulo de su oreja. Y Miles solo gemía sin parar, abrumado por el placer que estas variantes le daban al follanlo al mismo tiempo.

 

Esto por supuesto no lo disfrutaba él solo, los gemelos también estaban teniendo un momento único, sus penes frotandose juntos en el interior de joven periodista. Fue esta clase de contacto especial que solo ellos compartían, ahora reforzado por la aparición de Miles. Quien casi se desmaya al sentir cómo su próstata era golpeada de forma simultánea por los hermanos.    

 

Casi muy demasiado hermoso para ser cierto. Por dentro ninguno de los tres deseaban que el momento se acabara.

 

Pero como todo lo bueno tiene un final y no podían seguir por siempre, la llegada de un segundo orgasmo era algo inminente. Su clímax era inevitable.

 

Miles, cuyo propio miembro se apretaba entre su abdomen y del hermano mayor que tenía debajo fue el primero en correrse. Sus paredes cerrándose alrededor de ambas variantes, quienes no pudieron soportar más antes de dar las últimas estocadas y eyacular al mismo tiempo dentro del periodista.

 

Aquel calor en su interior le hizo derrumbarse sobre el pecho del más grande. Miles estaba completamente agotado y no podía mover un solo músculo.

 

Sintió dos pares de fuertes brazos envolver su cuerpo de forma posesiva. Los gemelos lo mantenían lo más cerca posible mientras le acariciaban con una sorprendente ternura, en un gesto protector.

 

-Gracias… -dijo Miles con un suspiro sin saber si aquello significaria algo para los hermanos

 

La pequeña habitación acolchada quedó impregnada de un fuerte aroma a sexo. Resultaba extrañamente relajante.

 

Que pasaría a continuación era algo de lo que no tenía idea. Pero no es como si le quedaran muchas energías para pensar en ello. De hecho se encontró cerrando los ojos y exhausto como estaba (entre el sexo y todas las persecuciones que había tenido aquella noche) no tardó en dormirse, acurrucado entre los gemelos.

 

-No quisiera tener que cortarlo -menciono el menor a su hermano

 

-Tal vez… podemos hacer una excepción por esta vez -respondio este mientras inhalaba el aroma del cabello de Miles

 

Los dos se quedaron en silencio después de eso, relajados y disfrutando el calor del pequeño hombre que dormía muy tranquilamente. Pronto debían presentarse a la ceremonia del Padre Martín, aunque tenían tiempo de descansar todavía.

 

Fue una buena noche, pensaron ellos…

 

 

Miles se despertó lentamente un tiempo después, sin estar seguro si había tenido pesadillas con respecto al manicomio que había ido a investigar y demás…

 

Dando un vistazo rápido a las paredes de esa habitación, no tardó en comprender que lo que vivió fue muy real. Incluido su encuentro con los gemelos.

 

El periodista se sonrojo fuertemente. No había señal de los dos hermanos, y el estaba solo en la habitación. Acostado desnudo sobre la cama, si bien alguien tuvo la amabilidad de cubrirle con su chaqueta para que no pase frío.

 

Se levantó apresuradamente y busco el resto de su ropa para vestirse. Mientras se ponía los pantalones se dio cuenta de que su vieja amiga, la cámara de video estaba tirada en el rincón, olvidada durante sus recientes actividades. La recogió con un suspiro de alivio al comprobar que estaba intacta (después de todo, era su garantía de que podía exponer todos estos horrores al mundo)

 

La batería estaba muerta, pero no era un problema ya que tenía algunas de respuesto en los bolsillos de la chaqueta. Al buscar dio con ellas y no tardó en reemplazarlas, volviendo a encender la videocámara. Lo que encontró entonces le dejó helado…

 

Al parecer el aparato seguía encendido cuando se le escapó de las manos, y por la posición en que había caído pudo captar con todo detalle cómo tuvo sexo con los gemelos.

 

"Bien esa parte podemos editarla" le recordó su conciencia, aunque ni siquiera se había planteado borrar aquellos fragmentos si bien podía hacerlo si quería.

 

Avergonzado, Miles terminó de ponerse la ropa y salió con cuidado de la habitación. No había peligro a la vista, por lo que de nuevo se encaminó hacía el área de duchas, siguiendo con su objetivo inicial de encontrar una vía de escape de ese lugar.

 

Muy dentro de él se preguntó si alguna vez volvería a ver a los gemelos de nuevo. Para que no estaba tan claro, solo que tenía otra pregunta que le tenía muy inquieto...

 

-¿Y mi camisa? -se pregunto Miles luego de buscarla pero no haberla encontrado en la habitación.

 

...

 

A ningún otro miembro de la congregación del padre Martín le llamó la atención que uno de los gemelos hubiera asistido llevando una prenda que no era suya consigo, solo les producía una ligera curiosidad.

 

Tal parece él había conseguido su propio recuerdo de aquella memorable experiencia…

 

 

Notas finales:

No tengo mucho que decir. Si estoy inspirado hago una segunda parte o algo por el estilo.

 Lo que es seguro es que habra más cosas de Outlast. Si te gusta leer lo que escribo, puedes dejar una opinión al respecto.

 

 Hasta la proxima.


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