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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Esa tarde leía un viejo libro en el sofá de su casa, por hoy no había salido con Valt a ningún lado y leer ha sido desde siempre uno de sus pasatiempos favoritos. Solía leer bastantes libros como modo de relajación en Alemania; de esa manera podía entrar a diferentes mundos cuando deseara, llegar a un mundo lleno de magia o a extraordinarias narraciones de un aventurero, también conocer anécdotas de vidas pasadas escritas con gran pasión por las manos de simples espectadores. Entonces ¿porque?, ¿porque costaba tanto trabajo hacerlo ahora?

 

Quizás no estaba en la posición más cómoda en ese sofá, se movió un poco intentando hallarse satisfecho pero no era ese el problema, en ese caso debía tratarse de que el libro era aburrido de algún modo pero esa es una posibilidad casi imposible, leería con gusto una y mil veces cualquier texto relacionado a la mitología griega justo como ahora hacia. 

 

Un terrible sonido lo distrajo nuevamente, rodó los ojos con fastidio pues odiaba admitir que sus problemas para leer se debían a ellos. Miro a pocos pasos de su ubicación a la cocina donde sus padres felizmente “cocinaban”, pues en realidad solo se lanzaban varias cosas uno al otro mientras reían como un par de tontos enamorados.

 

Dejó de lado su libro sin importarle perder la página que estaba leyendo, se levantó y con el enojo bien disimulado habló en un tono serio.

 

—Oigan —Ambos adultos detuvieron momentáneamente sus acciones para mirar a su hijo de ojos color rubí, este suspiro antes de continuar— ¿Cuándo van a regresar a trabajar?

 

Ambos adultos lo miraron extrañados, luego se vieron el uno al otro confusos.

 

—¿No se lo has dicho? —preguntó el mayor a su esposa, está se miró sorprendida por el cuestionamiento.

 

—Creí que tú lo harías.

 

Shu rodó de nuevo los ojos, sabía que fuera lo que sus padres no le comentaron debía ser algo muy importante pero ellos eran tan despistados que lo olvidaban todo.

 

—Shu justo ahora estamos pasando por un proceso muy importante —Comenzó a decir con gran seriedad su padre.

 

—Abriremos un restaurante familiar —exclamó la mujer con emoción siendo abrazada por su marido mientras ambos miraban expectantes la reacción de su querido hijo, en cambio este último estaba anonadado por la noticia, no era lo que esperaba escuchar.

 

—¿Un restaurante? Pero qué hay de sus empleos…

 

—Oh no, olvidalo cariño —interrumpió la mayor— Ahorramos todo este tiempo para poder abrir este restaurante.

 

—De hecho mañana iremos a ver varios locales disponibles en la plaza, ven con nosotros —comentó su padre con una sonrisa.

 

—No gracias, prefiero estar aquí —Decidió negarse rápidamente.

 

—Bueno, ya sabíamos que no querrías ir y por eso… —Su madre busco algo en la alacena, fue extraño ver que sacaba una pequeña libreta de ahí— Te encargaras de preparar uno de los menús que incorporaremos.

 

Le entrego la libreta azul claro, él estaba perplejo por tan inesperada tarea. Antes de poder replicar ambos mayores se retiraron en una carrera nada disimulada. Miró con resignación la libreta y la abrió leyendo lo poco que había escrito en ella, solo era una pequeña lista de ingredientes que no tienen gran relación entre ellos.

 

“Esto me pasa por entrometido” Se regañó mentalmente recordando por milésima vez que lo mejor que podía hacer por sí mismo era ignorar a sus padres cuando estaban en casa.

 

Pensó en que debería hacer al respecto, no tenía muchas ganas de realizar esa tarea pero al final de cuentas tendría que hacerlo. Tomó su teléfono y marcó rápidamente un número, espero a que entrara la llamada y a que fuera contestada.

 

“¡Shu, hola! ¿Que pasa?” Alejo un poco el teléfono, la voz de Valt solía ser escandalosa incluso en las llamadas por celular.

 

—Valt, necesito de tu ayuda.

 

“Por supuesto, ¿donde te veo?” pregunto el chico con ánimo, Shu lo pensó un rato.

 

—En mi casa —respondió con simpleza, un extraño alboroto se escuchó del otro lado de la línea.

 

“Estaré ahí más rápido que un rayo” Antes de que pudiera despedirse el menor ya había colgado, suspiró y guardó el aparato en un bolsillo del pantalón.

 

Solo tuvo que esperar cinco minutos para tener al chico en la entrada de su casa.

 

—Hola Shu, perdón por la tardanza —dijo un tanto agitado, el otro lo miró extrañado a él y su medio de transporte.

 

—No sabia que tenias una bicicleta —El de cabellos azul mostró un gesto de complicidad y se acercó al de ojos rojos.

 

—No es mia, es de Toko pero no sabe que la tome —Rió divertido al decir esto último, Shu le indico donde ponerla para que no estorbara mucho y despues entro a la sala donde le tocó contarle todo lo que había sucedido esa misma tarde, Valt lo escuchó atento y dedujo su petición.

 

—¿Quieres que te ayude a comprar los ingredientes? —pregunto el menor con inocencia, Shu ladeo la cabeza ligeramente.

 

—Si y aparte… —El menor lo miró algo extrañado esperando a que terminara— necesito que me ayudes a hacer este menú. Veras, no se si los platillos que pueda proponer funcionen así que necesito el consejo de alguien más que sepa de cocina, alguien de confianza.

 

Valt sintió a su corazón oprimirse por un instante y luego una rafaga de sensaciones calidas y maravillosas lo recorrieron de pies a cabeza, intento lo más que pudo que sus mejillas no se sonrojaran fracasando miserablemente ante la mirada curiosa de Shu.

 

—Cla..claro que te ayudo —dijo en un tono más que entusiasmado a pesar de las emociones que silenciosamente vivía, el de cabello blanco le sonrió ligeramente aumentando aún más esas sensaciones pues pocas veces Valt podía ver al chico sonreir así.

 

—Gracias, ire por una chamarra y salimos —dijo el mayor para retirarse a su habitación, dejando atrás a un Valt hecho un revoltijo consigo mismo, conociendo perfectamente a qué se debía esa sensación a pesar de que nunca antes la había sentido.

 

Poco después ambos ya se hallaban en el supermercado que solían frecuentar, pues ya más de una vez habían tenido que ir por encargos ya sean de los padres de Shu o de la madre de Valt. Durante el transcurso de sus compras Shu le comentaba a Valt varias de sus ideas y el le regresaba su opinión respecto a los gustos en general de las personas y la disponibilidad de los ingredientes; así fue como poco a poco armaron un menú de cuatro platillos sencillos.

 

Salieron del lugar con varias bolsas bastante pesadas por lo cual el camino de regreso debía ser lo más rápido posible. No contaban que una de las calles por donde debían pasar estuviera completamente empapada.

 

—Ten cuidado Shu, el suelo es muy liso y mojado como está podrías caerte —El de cabello blanco asintió y caminaron con precaución por el lugar, daban paso a paso lo más cuidadosos posibles pero inesperadamente el talón de Valt se doblo un poco y ese fue su final.

 

Ya había asumido que su vida terminaría ahí mismo, cayendo de lleno o de sentón en frente de la persona que le gustaba como solo un campeón puede hacerlo. Dispuesto a dejarse morir aceptó su destino jamás cumplido, pues unos brazos lo salvaron mucho antes de siquiera tocar el suelo mientras escuchaba al mismo tiempo algo romperse.

 

Miro a la persona que lo atrapó, como si de un sueño se tratara juro que Shu se veía mil veces más apuesto de lo normal, con su cara de susto momentáneo reemplazada por un alivio casi instantáneo.

 

—¿Estas bien? —Fue lo primero que escucho salir de sus labios, esos labios delgados que le encantaba admirar, los miro y luego al portador de estos; dibujó una sonrisa aliviada.

 

—S..si, gracias —dijo mientras retomo de nuevo el equilibrio por su cuenta, miro a Shu y luego a sus manos donde ya no había nada— ¿Donde estan las bolsas?

 

El mayor abrió los ojos algo sorprendido, busco en el piso encontrándose con las bolsas y su contenido derramado en el suelo, pues en ella estaba un pequeño frasco de mermelada que hace un tiempo ansiaba entre otras cosas. Lo miro pensando para sí mismo que ni siquiera se dio cuenta de cuando lo dejo caer, todo por evitar que Valt se cayera y se lastimara. El de cabello azul se dio cuenta de lo mismo y rápidamente se acercó.

 

—Lo siento mucho Shu, todas las cosas se cayeron por mi culpa —dijo en un tono lleno de culpa, Shu observaba como intentaba salvar algunas cosas, bajo a su misma altura a ayudar.

 

—No te preocupes, algo puede salvarse.

 

Entonces ambos se dedicaron a inspeccionar los productos rescatables del suelo los cuales fueron casi todos a excepción de dos frascos de mermelada y uno de leche, limpiaron lo mejor que pudieron el sitio y continuaron con su caminata de regreso a la casa de Shu, solo que esta vez era más silenciosa que de costumbre pues Valt se sentía algo culpable por su pequeño accidente del cual ya no quería pensar demasiado.

 

Sanos y salvos ingresaron al hogar del de ojos rojos y comenzaron a idear varios platillos, Valt comenzó a soltar varias ideas al aire y Shu cocinaba a partir de ellas añadiendo su propio toque personal. Entre tanto y tanto a Valt se le ocurrió que era buena idea preparar algo pero a diferencia de Shu, el no era un cocinero en su totalidad pues solo posee conocimientos basicos de reposteria, resultando en un extraño suceso con el queso que se tenía que estar “derritiendo” en el sartén.

 

—¡Shu, Shu! —Escucho el albino los pequeños gritos que soltaba Aoi desde la cocina, solo se fue al baño por dos minutos así que no sabía que podría estar sucediendo. Apresurado corrió al sitio y lo que vio parecía sacado de un alocado sueño.

 

No había ni un solo traste roto, las paredes estaban limpias e impecables tal cual él las dejó, la mesa y la estufa funcionaban bien sin embargo eso quizás estaría por cambiar dentro de muy poco pues en medio de la escena, Valt sostenía desesperado el sartén mientras daba pequeños saltos sin saber que hacer, pues en ese hondo sartén una enorme burbuja blanca crecia y crecia sin control alguno.

 

“¿Qué? ¿Por que no se quema?” Era lo único que el albino podía pensar al ver que esa enorme cosa no se detenía, sabía que sus pensamientos eran absurdos en esos instantes pero irónicamente no podía moverse o hacer algo al respecto, mientras tanto Valt opto por apagar el fuego de la estufa que lo único que hacía era empeorar su situación. Poco a poco la burbuja disminuyo notoriamente su tamaño y su nivel de amenaza, Valt suspiro aliviado mientras Shu finalmente reaccionó y al igual que Aoi suspiro.

 

—¿Cómo paso todo esto? —preguntó al menor mientras miraba con curiosidad la burbuja que aun permanecia en la superficie de la sartén, aún seguía siendo algo grande pero a comparacion de lo que era ya no significaba ningún riesgo.

 

—No lo se, solo puse el queso que me diste y lo comencé a derretir aquí —dijo mostrando el sartén, Shu suspiro sospechando cual había sido el problema.

 

—¿Pusiste aquí todo el queso? —Valt lo miro confundido y asintió, él suspiró por segunda vez— Valt solo debias poner un poco, no todo el paquete… ¡Eran casi dos kilos!

 

Aoi se quedó en blanco, bajo la mirada al sarten donde la burbuja aún no bajaba y comenzó a picarla como si con eso pudiera regresar el tiempo atrás.

 

—Oh mira, ya se enfrió —dijo mientras seguía con esa tarea autoimpuesta sin cesar, Shu no pudo advertir ni reprender al menor de la catástrofe que terminó sucediendo pues, la burbuja en algún momento fue atravesada por el dedo del menor y terminó por explotar llenando la cara del de cabellos azules como si un pastelazo le hubiese dado de lleno.

 

Por su lado Shu únicamente terminó con la ropa sucia pues alcanzó a retirarse un poco de la explosión, miro a Valt quien parecía un cachorro confundido, el queso le había manchado hasta el peinado y estaba seguro que le había entrado un poco hasta las orejas; de su expresión ni hablar pues tenía los ojos abiertos bien grandes, completamente impactado sin aun asimilar que había ocurrido.

 

Quizás en otro momento se habría enfadado, ¿cómo no iba a hacerlo cuando Valt había arruinado ese valioso queso en perfecto estado?; además que también había ensuciado su ropa y parte del suelo debido a sus descuidos; sin embargo cuando vio a Valt estar tan confundido, tan sorprendido y tan inocente a la situación, como un niño haciendo una travesura; únicamente lo hicieron extrañamente sentirse un poco feliz.

 

Soltó una carcajada divertido, Valt lo miro impactado mientras sus risas aumentaban más y más, el se sonrojo y también comenzó a reír por todo y nada y sin darse cuenta, ambos desearon que ese momento jamás terminará.

 

Después de que terminaron de reír y recuperaron la respiración decidieron comenzar a limpiar, Shu le indico a Valt que debía lavarse la cara y este sin replicar así lo hizo mientras el albino limpiaba el suelo y parte de la pared que no había salido bien librada de ese pequeño desastre. Al poco tiempo Valt regreso con la cara un poco húmeda pero libre de restos de queso.

 

—Vaya, si que hice un gran desastre —dijo el menor mientras miraba el sartén hecho un horror, Shu levantó los hombros indiferente.

 

—Son cosas que suelen suceder —dijo en un tono neutro.

 

—Bueno si, pero seguro a ti nunca te pasó algo así ¿o me equivoco? —dijo acercándose a lavar el sartén, mientras tanto Shu dejó sobre la mesa el trapo un tanto pensativo.

 

—De hecho… —Esas palabras llamaron la atención del de cabellos azules, dejó de lado lo que estaba haciendo mientras ponía aún más atención al albino— Yo era bastante malo.

 

—¿Qué dices? ¡¿Tú?! —La impresión en Valt era bastante grande haciendo reir un poco a Kurenai mientras asentía— No puede ser pero ¿como?, ¿cuando te volviste tan bueno?

 

—Creo que fue después de que practique mucho cuando era un niño —dijo sin mirar a ningún lado en particular— Mis padres siempre fueron unas personas muy ocupadas y no tenían mucho tiempo para mi, ni siquiera para prepararme algo para comer. Aun recuerdo verlos salir de la casa a altas horas de la madrugada, ellos me despertaban para decirme que había comida en el refrigerador y que no regresarian hasta la noche, y muchas de esas veces esa “comida” no estaba preparada.

 

Valt estaba incrédulo, no podía imaginarse a alguien dejar así a su hijo.

 

—¿Estamos hablando de tus padres? ¿Esos dos descuidados y relajados señores que se pasean en tu casa? —pregunto el menor más que confundido, Shu lo miró un momento y asintió antes de desviar de nuevo la mirada.

 

—Ellos no siempre han sido así, de hecho cambiaron de actitud hace poco y no se porque —dijo el albino igual de extrañado— Supongo que debió pasar algo en sus trabajos, no lo sé. En fin, tuve que aprender por mi propia cuenta a preparar algo para sobrevivir solo, mis maestros fueron un viejo libro en el librero familiar y varios programas de televisión. Jamás faltó el alimento en casa pero no creo que dejar a un niño a su propia suerte fuera la mejor manera de crianza.

 

Valt no dijo nada, jamás había escuchado una historia como la de Shu pero extrañamente lo comprendía, aun así tenia varias dudas.

 

—Pero aún no entiendo Shu, ¿porque no les dijiste a tus padres que los necesitabas?

 

—Lo hice —respondió el chico sin ninguna expresión en particular— Ellos nunca me escucharon, siempre estaban tan ocupados en sus asuntos, siempre con algo que hacer para el día siguiente pero nunca había tiempo para Shu.

 

Valt no sabía qué era lo que más le perturbaba de esa situación, si el hecho de que ambos adultos dejaran a la deriva a su hijo por tantos años y que ahora parecieran tan alejados de la descripción que Shu daba de ellos o si la manera en la que Shu relataba toda esa horrible experiencia, parecía tan indiferente al asunto, no mostraba felicidad, tristeza ni comprensión por nada, su expresión siempre se mantuvo vacía, ni siquiera había algo de melancolía o nostalgia por aquellos recuerdos.

 

—Quizás por eso no era tan bueno hablando —Para sorpresa de Valt el albino continuó con su relato— Tal vez por eso los demás se burlaban tanto de mi…

 

Apenas se dio cuenta de lo que había dicho se interrumpió a sí mismo, miró a Valt quien tenía la sorpresa plasmada en todo el rostro. Bajo la mirada sin saber muy bien qué hacer.

 

—Gracias por ayudarme pero tengo que subir a mi habitación, yo limpiare más tarde así que puedes irte a casa —Se apresuró a decir y comenzó a caminar hacia las escaleras, una mano en su muñeca lo detuvo.

 

Miró a su opresor, Valt lo miraba inquieto y curioso, por un momento en sus ojos no pudo ver a alguien que fuera a juzgarlo por cosas más terribles o ridículas que dijera o hiciera. Sin darse cuenta desistió de sus actos.

 

—S..si tú estás dispuesto a hablar… yo estoy dispuesto a escuchar —dijo el de cabellos azules no tan seguro, ¿serían suficientes aquellas palabras para que Kurenai se quedara? El de ojos rojos lo miró sorprendido y sintió su mano relajarse, se sintió aliviado al darse cuenta que lo había logrado.

 

Tomaron asiento en la isla del comedor, Valt espero a que el mayor encontrará el mejor momento para comenzar mientras este miraba a todos y ningún lado, pensando en si era buena idea hablar sobre esto con el, eran amigos de tan poco tiempo que no estaba del todo seguro sin embargo no sentía desconfianza ni miedo con platicar de algo tan personal con el chico. De hecho, ya le había contado algo muy personal al hablar de sus padres con el y no lo había juzgado, quizás ya debía dejar de darle vueltas a cada asunto o situación que los involucrara a ambos y dejar que las cosas pasaran.

 

—Yo… siempre fuí inseguro, desde que era pequeño hablar con otras personas me intimidaba, incluso con personas de mi misma edad. Mis padres me dejaron solo por años, ¿en que momento iba a decirles de mis problemas? Pensaba que seguramente los de ellos eran mucho más importantes, ¿es normal que un niño de cinco años piense así?

 

Soltó la pregunta al aire y Valt no supo qué responder así que opto por no contestar, espero a que el chico continuara.

 

—Conforme pasó el tiempo de alguna manera logré hacer unos cuantos “amigos”, en realidad solo eran unos amigos de mi misma calle que conocí debido a una reunión del vecindario. Sin darme cuenta ellos se aprovechaban de mi, mis padres siempre me dejaban bastante dinero para comprar algo si lo necesitaba en sus ausencias, materiales escolares, dulces, incluso me daban para algún juguete; todos esos chicos sabían eso y me utilizaron para que les comprara cosas también. Aun puedo recordar perfectamente el día en que mi madre descubrió todo aquello, me regañó fuertemente y me negó seguir dándoles dinero a esos niños, yo sabía que ellos me rechazarían si hacia eso pero no tuve elección.

 

Se detuvo un momento recordando esos momentos dolorosos, Valt solo se limitó a posar su mano sobre su hombro en forma de consuelo.

 

—Ellos me golpearon, los primeros amigos que había hecho me rechazaron y me gritaron en la cara que era un inútil, un estorbo, una molestia. Quizás solo dramatizo un poco pero eso me lastimo, ese día regrese a una casa vacía, lave mis heridas y me fui a dormir, ese día odié a mi madre por que pensaba que ella fue la culpable de que estuviera solo de nuevo, de que ellos me odiaran.

 

—Tú madre solo quería protegerte —dijo Valt en un tono comprensivo, Shu lo miro con algo de dolor.

 

—Ahora lo sé, pero en ese tiempo fue difícil para mi entenderlo —Ahogó un suspiro en su garganta antes de seguir— Pocas veces volví a hacer amigos pero la historia se repitió cada vez que lo intenté, ellos se enteraban de mi posición y decidían que era buena idea sacar provecho. Todas las personas que conocí como amigos se convertían rápidamente en enemigos con los que me continue topando a lo largo de mi vida en Alemania, al menos hasta que finalmente mis padres decidieron que era buena idea mudarse a Japón.

 

Shu no dijo más, Valt supuso que ahí había terminado todo así que intento pensar en algo que decirle, algún consuelo o cualquier cosa.

 

—Creo.. que está bien —Shu respingo confundido, miró a Valt quien parecía metido en un embrollo— Quiero decir, no estuvo nada bien lo que esos chicos te hicieron ni que estuvieras tan solo allá, yo no sé que haría estando en tú lugar. Soy un poco torpe pero nunca he tenido miedo a decir lo que pienso así que creo que las personas desde el comienzo ya han aceptado quién y cómo soy, el abandono y el rechazo también los he sufrido, de manera diferente pero ahí han estado así que de cierto modo creo que te entiendo. Por eso mismo digo que está bien, está bien que me contaras esto, que ahora estés aquí.

 

Dijo lo último sonrojandose un poco, Shu lo miró algo sorprendido.

 

—Porque aquí, conm.. con nosotros puedes encontrar amigos de verdad Shu, y honestamente creo que puedes encontrarlos en cualquier lugar, solo es cuestión de buscarlos bien.

 

Valt ya no tuvo más que decir, Shu no respondía nada a lo que había dicho y eso lo inquietaba, ¿lo habría ofendido? ¿fue muy brusco?

 

—Tal vez… sí, tal vez tienes razón —dijo el albino mientras tomaba la mano de Valt que reposaba en la mesa, este estaba contento y se derretía por dentro por el simple contacto; el albino añadió sonriendo— Ustedes son muy divertidos.

 

Y ambos rieron un poco, Shu se mantenía pensando en que los chicos del club no eran tan malos mientras ignoraba que Valt lo miraba como un tonto enamorado con otros pensamientos y una enorme curiosidad matándolo por dentro, decidido realizó la tan ansiada pregunta.

 

—Oye Shu — llamó la atención del chico quien nuevamente posó su mirada sobre la suya, muy en el interior de Valt se repetía a sí mismo que no lo hiciera— ¿Al..alguna vez… has tenido novia?

 

El chico lo miró confundido.

 

—¿Para qué quieres saber eso? —Valt se rascó un poco la cabeza intentando idear algo.

 

—Bueno, creo que es normal preguntar ¿no? —El albino aun lo miro extrañado pero no replicó más.

 

—Creo que solo lo normal —contestó simple, Valt se sintió un estúpido por unos instantes.

 

—¡¿Cómo qué solo lo normal?! —Casi gritó sobre el otro, Shu únicamente se confundía más y más por la actitud del menor.

 

—Pues sí, ya sabes… había una que otra chica que me gustaba en Alemania.

 

—¿Y se hicieron novios? —A Shu todo ese cuestionario le estaba pareciendo un poco raro y Valt no se estaba dando cuenta de cuan directo estaba siendo con el albino.

 

—Bueno.. solo de una chica —Valt sintió su corazón estrujarse un poco, incluso si lo más obvio es que Shu no continuaba con aquella persona quería saber cómo terminó aquella relación.

 

—¿Y qué sucedió? —preguntó intentando parecer un poco más casual respecto al tema, sin embargo Shu ya había notado la enorme curiosidad de Valt.

 

—Ella fue simplemente como los demás, quería darle celos a su ex-novio y aquí encontró al único idiota que cayó en su juego —dijo mientras se señalaba a sí mismo, Valt dibujo una sutil expresión de dolor en su rostro— Al final de cuentas todos son iguales, se acercan a ti con unas intenciones muy diferentes a las que terminan por hacer.

 

Valt desvió la mirada, pensando en si mismo y en sus sentimientos hacia Shu, ¿acaso estaba mal amarlo siendo su amigo? El ya había sido lastimado durante mucho tiempo, ¿que tal si lo lastimaba si llegase a confesar alguna vez lo que sentía?

 

—Valt, ¿me estás escuchando? —preguntó Shu al notar que no le respondía, el menor respingo en su lugar saliendo de sus pensamientos.

 

—Ah no, perdona ¿que habías dicho?

 

—Que si tú has tenido alguna novia —El menor se sonrojó un poco, negó ligeramente con la cabeza.

 

—No nunca —dijo mientras comenzó a juguetear con sus dedos por debajo de la mesa.

 

—¿Y eso? —Shu continuó preguntando, de alguna manera tenía curiosidad.

 

—Nadie me ha llamado la atención, quiero decir varias personas se me han declarado antes pero nunca pude aceptar, no sentía lo mismo —respondió simple, Shu de alguna manera no estaba conforme.

 

—Y… ¿hay alguien que te guste? —preguntó en un tono misterioso cerca de su oído, mismo que le puso la piel de gallina al menor.

 

—Ah.. yo.. —Desvió la mirada mientras se sonrojaba, recordó las palabras de Ken y era cierto, era pésimo mintiendo así que no tuvo opción más que decir la verdad— Si, creo que hay alguien.

 

Shu sintió a su corazón oprimirse mientras extrañamente un sutil enojo lo recorrió, tragó saliva antes de preguntar.

 

—¿Quién es?

 

Valt se moría por dentro, vio al chico con una expresión seria, un poco enfadado pero serio al final de cuentas; no podía decírselo.

 

—Es… un secreto.

 

Aquellas palabras dejaron impactado al chico, no se rendiría tan fácil.

 

—Pero puedes confiar en mi.

 

—No lo dudo pero… esta persona no está lista para saberlo y no quiero faltarle al respeto diciéndole a alguien más que me gusta —Se apresuró a contestar, Shu se encontraba inexpresivo a su respuesta.

 

—Entiendo —Fue todo lo que dijo antes de levantarse de la silla y retomar la limpieza en su cocina, Valt lo miro preocupado.

 

“Lo lamento Shu, no puedo decírtelo” pensó para sí mismo, se levantó y ayudó al albino a limpiar y al poco tiempo las cosas entre ambos regresaron a estar iguales, con la diferencia de que los corazones de ambos sentían el mismo dolor por la otra persona.


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