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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Hace tres años.

 

De: Wakiya: ¡Chicos, no van a creerlo!

 

De: Daigo: Que?

 

De: Audaz: Ya habla ricitos! Solo nos dejas en visto!! xc

 

De: Wakiya: ¡¡Callate Audaz!!

 

De: Wakiya: ¡¡Finalmente me llegó!! La carta de mi solicitud de la WBBA!! :0

 

De: Daigo: :0

 

De: Ken: Y que dice??

 

De: Valt: De que me perdi?

 

De: Wakiya: ¡¡¡Me aceptaron!!! Soy el nuevo presidente de la WBBA.

 

De: Valt: Que?! Felicidades amigo!!

 

De: Ken: Muchas felicidades!!

 

De: Daigo: Señor presidente Wakiya!!

 

De: Audaz: Presumido :p Al menos invita a una fiesta

 

De: Wakiya: En serio no se porque aun no te bloqueo

 

De: Valt: No es mala idea, deberiamos celebrar esto en grande!

 

De: Daigo: Es verdad, hace tiempo que no salimos a ningún lugar juntos, que mejor ocasion para celebrar?

 

De: Audaz: Ves? Tengo muy buenas ideas :D

 

De: Wakiya: ¡Está bien! ¿A donde quieren ir?

 

De: Audaz: A la playa!!!

 

De: Valt, Ken, Daigo, Wakiya: No!

 

De: Audaz: Que? Porque?

 

De: Daigo: Ahí fuimos la ultima vez que nos vimos!!

 

De: Valt: Aburriidoooo!

 

De: Wakiya: ¿Que les parece las montañas?

 

De: Ken: Por mi está bien :)

 

De: Valt: Yo no puedo, Kris me dio solo un día libre :(

 

De: Audaz: Querras decir que no podemos! Estoy a un lado tuyo Valt e.e

 

De: Wakiya: ¡¿Un día?!

 

De: Daigo: Amigo eso no nos va a dar tiempo de hacer nada 

 

De: Ken: La mejor parte de ir a las montañas es escalarlas y quedarnos a dormir en la cima :(

 

De: Valt: Perdon!! :´(

 

De: Audaz: x2

 

De: Audaz: Que les parece las aguas termales?

 

De: Daigo: Es el mismo problema, no podriamos quedarnos alla el tiempo que necesitamos

 

De: Ken: Todos sabemos que las aguas termales se disfrutan más de noche UwU

 

De: Valt: Perdonenme amigos :’(

 

De: Audaz: Que es a los dos!!

 

De: Wakiya: ¡Cuando sea presidente obligare a los equipos que den un tiempo de vacaciones!

 

De: Valt: Wakiyaaa! Eres el mejor

 

De: Wakiya: Lo se ;)

 

De: Audaz: Saben que? Ranjiro me dijo que habra una feria cerca de Beigoma, deberiamos de ir

 

De: Wakiya: ¿Una feria? ¿En serio es lo mejor que se te ocurrio?

 

De: Daigo: Yo quiero ir :)

 

De: Ken: x2

 

De: Valt: x3

 

De: Wakiya: ¡Diablos! ¡Pero que conformistas son!

 

De: Wakiya: Bueno ya que, creo que no puedo ponerme tan exigente

 

De: Wakiya: Mañana los veo a los dos en el aeropuerto? También estoy en España

 

De: Valt: Si!!!!

 

De: Audaz: x2

 

De: Wakiya: ¿Como que x2?, ¿que no sabes usar las palabras?

 

De: Audaz: Es adictivo :’(



El rubio dejó de lado su teléfono mientras se soltaba el cabello, era bastante tarde así que ya debía de irse a dormir si quería recoger a ese par antes de partir a Japón. El teléfono seguía sonando sin parar, al parecer aún seguían enviandose mensajes unos a los otros. 

 

Después de un rato lo tomó y se limitó a enviarle a ese desastroso par la hora y lugar donde se encontrarian para partir, finalmente apagó su celular y se fue a la cama muy contento por sus logros, después de tantos años por fin habían reconocido todo su esfuerzo.

 

Tal como lo planeo, voló con ambos chicos en su jet privado hasta Japón, el viaje no fue tan largo debido a la velocidad de su transporte así que llegaron en poco menos de dos horas. Cuando arribaron ya estaban Ken y Daigo esperandolos en el aeropuerto, todos se saludaron muy felices después de tanto tiempo sin verse.

 

—Vaya el señor presidente nos honró con su presencia —dijo Daigo divertido, él rodó los ojos igualmente entretenido.

 

—Lo sé, en estos días soy bastante popular —dijo sin ninguna pesadez, siguiéndole el juego.

 

—Vaya que te luciste con tu titulo esta vez —exclamó Valt con emoción, el le sonrio.

 

—Miren quien lo dice, la leyenda en persona —comentó Ken provocando un sonrojo de vergüenza en la cara del de cabello azul.

 

—Bueno ¿estamos aquí para hablar de nuestros logros o para divertirnos? —interrumpió Rantaro la conversación, todos le sonrieron y sin decir más salieron del lugar. Tomaron una limusina que los estaba esperando cortesía del rubio de ojos azules.

 

—¿Quién va en limusina a la feria? —preguntó Rantaro con un tono poco amigable, Wakiya que estaba sentado a un lado suyo lo miró con expresión amenazante.

 

—Si te molesta puedes saltar cuando quieras —comentó molesto, Rantaro a un lado suyo le soltó un reclamo.

 

—Esos dos nunca cambian ¿eh? —comentó Ken, Valt a un lado suyo asintió.

 

—No saben lo aliviado que estoy de que nuestros clubes están lejos, de no ser así estarían todo el día peleando —comentó el de cabello azul, los demás soltaron un suspiro.

 

—Por cierto Wakiya, ¿Hoji no va a estar con nosotros? —preguntó Daigo interrumpiendo la pequeña discusión que tenía con el otro rubio.

 

—No, está tomando clases particulares para el examen de admisión a la preparatoria —contesto el rubio adinerado.

 

—Vaya es cierto, los días de la preparatoria se acercan muy rápido ¿no creen? —preguntó Valt mirando a la nada con una enorme sonrisa.

 

—Así es, por eso Hoji se está preparando muy duro. Quiere entrar a una de esas escuelas prestigiosas con una beca —comentó Wakiya, luego soltó un suspiro— Le dije que yo podría ayudarle con la colegiatura pero él se negó, que orgulloso.

 

—Bueno, la recompensa sabe mejor cuando te la ganas por ti mismo —dijo Ken usando a Besu, el rubio se alzó de hombros poco interesado.

 

—Como sea, el punto es que gracias a eso no vendrá —comentó Wakiya molesto.

 

—¡Ah, ya sé! —gritó Valt repentinamente, asustando a todos— Deberíamos de ir también nosotros ¿no creen?

 

—¡Ir, a dónde? —preguntó Rantaro.

 

—No me digas que… —La oración de Daigo quedó cortada debido a la interrupción de Valt.

 

—¡A la preparatoria! Imaginense, sería como cuando estábamos en Beigoma, ¡Qué emoción!

 

—No lo sé Valt, nos está yendo muy bien en BC Sol —dijo Rantaro, luego Wakiya lo secundo.

 

—Así es, ahora con mi nuevo cargo tengo más responsabilidades, no puedo estar perdiendo el tiempo a jugar al estudiante.

 

—Vamos, por favor chicos. ¿Ustedes no me van a decir que no extrañan esos dias en la academia? Sería tan divertido volver a ser adolescentes normales. Aprender cosas en la escuela, meterse en problemas, llegar tarde todos los días, dar nuestro primer beso, ¡encontrar el amor!. Esas cosas solo pasan en la escuela.

 

Todos miraban al chico con asombro pues parecía hablar muy en serio.

 

—¿En serio esos son tus objetivos? Que simple —comentó Ken usando a Keru, más en su rostro había un pequeño sonrojo.

 

—Además, no somos adolescentes normales, ¿Titiritero loco?, ¿Gótico inversionista?, ¿Leyenda del beyblade?, ¿Presidente de la WBBA? ¿Entrenador fisicoculturista y leyenda viviente?

 

—Tú no eres fisicoculturista —dijo Wakiya con la intención de fastidiar al chico quien solo se cruzo de brazos.

 

—No conoces todas mis facetas Ricitos.

 

Y todos se echaron a reír, la limusina se detuvo y el chofer anunció que ya habían llegado. El primero en bajar por supuesto fue Wakiya quien al instante fue desplazado por un emocionado Valt, seguido de todos los demás quienes no lo ayudaron a levantarse, molesto los miró y estuvo a punto de reclamar de no ser porque una mano apareció en su campo visual.

 

—Vamos —Miró a la persona que lo ayudaba, encontrándose para sorpresa suya con Audaz— No querrás que tu ropa se ensucie.

 

Sin mucha confianza miró al chico, intrigado tomó su mano y lo ayudó a levantarse. Se le quedó mirando por un rato donde Audaz al parecer apenas había notado lo que hizo, pues se puso nervioso y desvió la mirada.

 

—Uhh, bueno… vamos por las entradas.

 

Comentó sacando su enorme abanico y echando un poco de aire en el rostro para luego retirarse, Wakiya solo lo siguió con la mirada un poco confundido por su actitud. Por un momento le pareció ¿atento? ¿preocupado por él?

 

Sacudió su cabeza alejando esos pensamientos, ni en un millón de años Audaz sería así, al menos no con él.

 

Cuando entró ya todos estaban ahí esperándolo.

 

—¿A cuál juego deberíamos subir primero? —preguntó Daigo mirando a todos lados, pues había una gran variedad de atracciones de las cuales podían disfrutar.

 

—¡Yo ya elegí a cual quiero subir primero! —gritó Valt mientras corría hacia una montaña rusa de escala aterradora.

 

—¡Espera, Valt! —gritaron Ken y Daigo siguiendo al chico.

 

Rantaro estuvo a punto de seguirlos de no ser porque notó a Wakiya quien miraba con especial miedo la atracción. Pronto cayó en cuenta de que Wakiya aún le seguía temiendo a las alturas. Detuvo su andar lo cual llamó la atención del otro rubio.

 

—Tran..tranquilo, ve con ellos si quieres —dijo el de ojos azules completamente nervioso, Rantaro lo miro seriamente.

 

—¿Y dejarte aquí solo para que te orines en los pantalones? No gracias.

 

El rubio más bajo estuvo a punto de reclamarle pero por casualidad se quedó mirando la montaña rusa, un grupo de personas estaba a punto de bajar en los carriles y escuchó sus gritos. Rápidamente se llenó de nerviosismo y le temblaron las piernas.

 

Una mano sostuvo la suya y fue arrastrado lejos de ese panorama, no replicó pues era incapaz de hacerlo con todo ese miedo recorriendo su cuerpo.

 

Cuando ya estaban a una distancia considerable se detuvo, respiró hondo tomando el control de su cuerpo nuevamente.

 

—¿Ya estas mejor? —preguntó Audaz a su lado, el desvío la mirada y asintió— Me alegro.

 

—¡No te preocupes! —exclamó Wakiya con rapidez— Deberias ir con los demás a divertirte.

 

—¡Ni de broma! —dijo el mayor de los Kiyama sorprendiendolo— Estamos aquí gracias a ti, no soy capaz de dejar solo por ahí al festejado.

 

Wakiya desvió la mirada, inusualmente inseguro pues todas esas atracciones gigantes incluyen el factor más aterrador para él, las alturas. Todo eso lo intimidaba, ahora recordaba porque odiaba ir a esos sitios.

 

—Además, aquí no hay solo atracciones de alturas —dijo Rantaro tomándolo de la mano.

 

—¿Ah no?

 

El de ojos azules nuevamente se vio arrastrado a otro sitio, donde solo muchos puestos se miraban alrededor, entre ellos había una especie de entrada a algún lugar. Se acercaron a paso calmado y Wakiya miro un rió, en el lugar varias lanchas y botes pequeños esperaban ser abordadas.

 

—También hay pequeños viajes en el río —dijo el rubio más alto, caminaron hacia una de ellas donde Audaz se subió, le dirigió una sonrisa despreocupada y decidió subir con el.

 

Tomó uno de los remos y ambos comenzaron a moverse a través del rió artificial. El inicio fue calmado y un poco conflictivo al no ponerse de acuerdo para remar, después de que él tomará el control se puso a admirar un poco del lugar y el ambiente que los rodeaba, bastante tranquilo y hermoso con los árboles en la orilla o el sonido del agua correr.

 

Aunque ese panorama no duró mucho, pues en un par de minutos las aguas comenzaron a volverse más turbulentas, pronto recordó que se trata de otra atracción así que debía de ser un tanto agitada para ser emocionante. Rápidamente perdió el control del rumbo y empezaron a dar vueltas sin control.

 

—¡Dame eso! —gritó Rantaro agitado, intentando quitarle los remos que neciamente no dejaba ir.

 

—¿Para que nos mates? ¡Yo puedo con esto! —respondió Murasaki igual de agitado, forcejearon un rato y finalmente Rantaro tomó los remos, usó toda su fuerza para estabilizarlos y llevarlos lo más cerca de la orilla donde las aguas parecían un tanto más calmadas.

 

El resto del recorrido se puso más y más turbulento, Wakiya se aferraba con toda su fuerza a la lancha mientras que Audaz hacia todo lo posible para evitar salir disparados en medio de la agitación.

 

El recorrido finalmente terminó en las aguas calmadas donde iniciaron, ambos muy mareados y agitados bajaron de ese juego infernal.

 

—Jamás volveré a subirme a un bote contigo —exclamó Wakiya mareado, Rantaro respondió.

 

—Lo mismo digo, nunca volvamos.

 

Y ambos salieron de ahí, caminando chueco y con poca estabilidad. Luego de un rato se detuvieron en un puesto para ganar un regalo, Rantaro se le quedó viendo y Wakiya se detuvo con el.

 

—¡Pasen! Derribe uno de los pilares de frascos con esta pelota y gane cualquiera de estos regalos para su novia —dijo animado el chico encargado del puesto a Audaz, este contuvo lo más que pudo la risa mientras que la cara de Wakiya se coloreaba de un rojo escarlata, indignado por ser confundido con una mujer.

 

—Está bien, ganaré un premio para mi “novia” —dijo Rantaro muy divertido, Wakiya detrás suyo continuaba sin poder creer esa ofensa.

 

—¡Yo no soy una chica! —gritó lo más fuerte que pudo llamando la atención de varios, el encargado quien primeramente parecía sorprendido por el chico luego se puso tan colorado como Wakiya, para después susurrar un “perdón”

 

—Aun así lo intentare —dijo el rubio más alto pagando al chico, este le dio una pelota de hule y Kiyama a lanzo, fallando el blanco por muy poco.

 

—¡Buu, es malo, saquenlo! —gritó Wakiya, Kiyama rodó los ojos y pago por otro intento.

 

De nuevo repitio la acción con la diferencia de que logró derribar la pila, el encargado le preguntó cuál regalo quería y él observó con calma. Después de un corto rato se decidió.

 

—Tenga señor —Le dijo el encargado mientras le daba un pequeño peluche de un dragón púrpura.

 

—No puedo creer que gastaste tu dinero en esa cosa —exclamó Wakiya después de retirarse, habían decidido sentarse a comer en un restaurante del lugar.

 

—Oh vamos, es adorable —comentó Kiyama tomando al peluche, después con un tono de voz bastante raro dijo— “El señor purpuroso te quiere”.

 

—Dejale las voces a Ken —dijo Wakiya seriamente, una gotita rodó por la frente de Audaz— Por cierto, ¿dónde estarán? ¿Se habrán perdido?

 

Como si los hubiera invocado, Valt, Ken y Daigo se acercaron con ellos.

 

—¡Chicos! —gritó Valt con entusiasmo— ¿Dónde estaban? Debieron ver a Daigo, vómito cinco veces.

 

—Nunca subiré de nuevo a un juego mecánico —exclamó el chico gótico algo pálido, a su lado Ken negó.

 

—Valt es muy salvaje, subimos ahí siete veces —comentó Ken usando a Besu, Valt a su lado sonrió.

 

Los chicos también se sentaron a comer, a excepción de Daigo quien sólo pidió un poco de agua y una ensalada, al parecer su estómago estaba muy sensible. Cuando terminaron el grupo salió con entusiasmo a explorar aún más juegos y diversiones, esta vez a la altura del suelo para no dejar de lado a Wakiya.

 

Pronto llegaron a un juego giratorio, era en parejas y como Daigo aun no se recuperaba Valt subió con Ken y Wakiya con Audaz.

 

El juego como todos los demás comenzó a girar con lentitud pero muy pronto tomó impulso y las vueltas eran más rápidas, Valt soltaba risas muy divertido por el juego mientras que Ken solo se mareaba. Rantaro estaba igual que el azabache, miro a Wakiya con preocupación de que le vomitara encima pero en cambio se encontró con el rostro apacible del chico, parecía que se estaba divirtiendo de verdad. Cuando el juego subió de intensidad, Wakiya también soltó en una risa plena y divertida, Rantaro lo miró sorprendido pues juraba que jamás había escuchado reír al chico así. Su cabello en algún momento se soltó y perdió la liga que lo mantenía junto en algún lugar, ahora se movía al son del viento dejando a Rantaro completamente embelesado con el chico frente suyo.

 

El juego terminó, Ken salió a depositar su comida poco digerida en un bote de basura cercano mientras ellos platicaban divertidos de la atracción. Pronto Daigo se les unió.

 

—Wakiya, tú cabello —comentó al ver al chico con la melena revuelta y dispersa, Wakiya quien no había notado su propio desastre lo toco, busco la liga que lo sostenía por todas partes.

 

—Toma —dijo Valt extendiendo una pequeña liga naranja— Siempre cargo unas cuantas por si se me rompe algo.

 

Wakiya la tomó y se amarró el cabello, un poco avergonzado por la escena que había armado.

 

—¡Miren! —gritó Valt llamando la atención de todos, el chico señaló hacia una cabaña de aspecto espeluznante— Hay que ir.

 

Los demás no soltaron ninguna objeción, el recorrido era individual por lo que tenían que esperar cierto tiempo para entrar uno detrás del otro. Cuando tocó el turno del rubio de ojos azules camino muy seguro por el lugar. Se encontró con varios sustos en el camino pero ninguno le causó un temor real. Repentinamente chocó con algo duro y firme, no lo vio venir así que el impacto que se dio en la nariz fue algo doloroso.

 

—¿Qué? —preguntó tocando la superficie, luego se dio cuenta que no se trataba de algo sino de alguien, antes de poder gritar unos brazos lo envolvieron.

 

—¡Ah, Wakiya! —Reconoció su voz al instante, lo intentó apartar pero el chico se aferraba a él.

 

—¿Audaz? —preguntó inseguro, el chico temblaba sin parar— ¿Qué haces ahí parado en medio? No me dejas pasar.

 

Pero Kiyama no le respondió, suspiro asumiendo al instante que el chico tenía miedo. Estuvo a poco de burlarse de él pero pronto recordó que antes ese zopenco lo había ayudado a él, así que soltó un largo suspiro y palmeó su espalda.

 

—Vamos, si no me sueltas nunca podremos salir de aquí. Vayámonos juntos, ¿quieres? —preguntó con la voz más amable que pudo hacer, a pesar de que no era muy bueno consolando gente al parecer su intento funcionó pues Rantaro lo soltó y se conectaron únicamente por sus manos.

 

Paso a paso y rodeados de sustos poco convincentes, al menos para Murasaki, lograron salir vivos de ahí. Afuera se encontraron con los tres chicos temblando como gelatina y aferrándose unos a los otros.

 

—E..eso no estuvo tan mal —comentó Valt a los amigos.

 

—N..No.. —dijo Ken a su lado, Daigo asintió en contestación, al parecer estaba demasiado asustado para decir algo.

 

—Genial —comentó Rantaro soltando finalmente su agarre, Wakiya a su lado suspiró derrotado.

 

—Pero creo que es mejor tomarnos las cosas con más calma —comentó Daigo al final de cuentas, señaló hacia el cielo— Ya está atardeciendo, creo que solo podremos subir a un juego más.

 

—¡Montaña rusa! —gritó Valt, entusiasmado de repente.

 

—¡No! —gritaron todos al unísono, Valt se sorprendió pero luego sonrió tontamente.

 

—¿Qué les parece eso? —preguntó Ken mirando a lo lejos una rueda de la fortuna.

 

—Pero no podemos, Wakiya le teme a las alturas ¿olvidas? —comentó Valt, el rubio mencionado intervino.

 

—De hecho… creo que seria buena idea intentarlo —Todos lo miraron sorprendidos.

 

—¿Estás seguro? —preguntó Audaz, Daigo lo siguió.

 

—No queremos presionarte amigo, tomate las cosas con calma.

 

—Eso es lo que pretendo —dijo mirando la atracción— Es un juego lento y no es demasiado alto, me gustaría intentar subir ahí.

 

Todos se dirigieron al lugar sin replicar más, no estaban muy seguros de que Wakiya estuviera de acuerdo con subir a una atracción donde el mayor atractivo era la altura.

 

Solo podían subir de dos a tres personas, Ken, Valt y Daigo subieron en una cabina y Wakiya y Rantaro en otra. Al de ojos azules ya le estaba pareciendo un poco raro ese patrón pero de alguna extraña manera no le desagradaba, el chico de apellido Kiyama no era tan molesto como solia ser habitualmente.

 

Se sentaron frente a frente, cuando su cabina comenzó a ascender Wakiya se aferró inconscientemente a su asiento, Rantaro lo notó pero no hizo nada por el momento. Wakiya quería afrontar su miedo por si mismo así que no pensaba intervenir hasta que fuera necesario.

 

En un momento el juego se detuvo agresivamente, Wakiya soltó un pequeño grito mientras se llevaba las manos a la cabeza, Rantaro se levantó de su lugar y se sentó a su lado. Lo envolvió en uno de sus brazos brindándole algo de confort.

 

—Tranquilo, todo estará bien —dijo calmando al chico.

 

Nuevamente avanzaron con lentitud pero otra vez el juego se detuvo sacudiendolos adentro. Wakiya se abrazó inconscientemente al chico con fuerza, Audaz sintió su corazón dispararse y fingió una tos para ocultar ese palpitar.

 

A Wakiya no podía importarle menos si al chico más alto le late el corazón rápido o no, el miedo lo estaba cegando poco a poco. Rantaro notó esto y se le estaban acabando las ideas para consolar al chico, miró alrededor intentando encontrar algo con que distraer a Murasaki y encontró la respuesta justo a un lado suyo. Tomó al pequeño peluche y lo colocó entre ambos.

 

—Mira, es el señor purpuroso —dijo mientras movía al dragon de manera divertida, Wakiya no lo vio de todas formas— “Hola ricitos, soy yo, el señor purpuroso”

 

Dio pequeños toques en la cabellera rubia del asustado chico, esté un poco motivado por el contacto decidió abrir los ojos y mirar al peluche, aun si tenía algo de miedo.

 

—“Vamos, no hay porque tener miedo” —dijo Audaz modulando su voz a un intento de caricatura— “Puedes abrazarme a mi si quieres, yo te protejo”.

 

Wakiya aun temblando un poco soltó con el brazo derecho a Rantaro que luego dirigió hacia el peluche, quedando así abrazando tanto al rubio como al pequeño dragón. El de apellido Kiyama suspiro aliviado pues a pesar de que Wakiya aún tenía miedo fue capaz de moverse un poco, lo miro notando que el de ojos azules había dejado de temblar y ya no se aferraba tan fuerte de él, a pesar de que aún continuaba con los ojos cerrados.

 

—Oye —comentó sin esperar a que Murasaki volteara a mirarlo— ¿Qué opinas de lo que dijo Valt hace rato? Acerca de volver a la escuela y eso.

 

Wakiya abrió ligeramente los ojos, aun sin voltear a mirarlo pero parecía menos aterrado.

 

—Ah.. ¿eso?...Yo.. no sé… —respondió dubitativo, Rantaro al ver que retoma su confianza continuó.

 

—Me parece algo tonto pero también muy divertido.

 

Wakiya finalmente se decidió a mirarlo por el tono nostálgico que usó en su voz, encontrándose con el chico mirando hacia afuera; su rostro parecía pacífico y feliz pero lo que lo cautivó fue la sonrisa sincera plantada en su rostro, era tan diferente a esas sonrisas de superioridad o de orgullo que solía mandarle todo el tiempo, por un momento lo dejó embelesado.

 

—Yo lo haría.

 

Dijo de la nada, Rantaro volteo a mirarlo un poco sorprendido por sus repentinas palabras, en ese instante su cara se tornó ligeramente roja.

 

—Qui.. quiero decir, lo haría si todos los demás lo hacen —comentó desviando la mirada nervioso, en algún instante dejo de abrazar a Kiyama y se quedó con el peluche entre sus brazos. Rantaro luego sonrió al ver que Wakiya finalmente había regresado a la normalidad, o al menos algo parecido.

 

—Entonces vamos, hay que decirle a todos —exclamó Rantaro felizmente mientras se levantaba y salía de la cabina, Wakiya asustado por las locuras del más alto en salir precipitadamente del juego en movimiento intentó detenerlo, pero luego notó que ya no estaban en movimiento y que de hecho el operador ya les había abierto la puerta.

 

Un poco avergonzado por la escena que solo el notó salió de la cabina y se encontró con todos los demás que ya estaban platicando.

 

—¿Vieron? Desde la cima se veía mi casa —exclamó Valt muy feliz y emocionado, Wakiya intento ignorar su comentario de cuan alto era el juego en realidad.

 

—Si, fue divertido —comentó Daigo, pareciendo disfrutar también del juego.

 

—Por cierto —interrumpió Rantaro la plática— Wakiya y yo platicamos sobre tu idea Valt.

 

Valt lo miro confundido, no recordaba de qué estaba hablando.

 

—¿Cuál idea? ¿Combinar las papas fritas con licuado?

 

—Que asco —comentó más de uno con las palabras de Valt, Rantaro negó.

 

—No, acerca de ir a la preparatoria, pensamos que no era tan mala idea después de todo.

 

Los ojos de Valt destellaron al escuchar la aprobación de Audaz.

 

—¿En serio lo crees? ¡Vamos! ¿Cuándo se hace el examen, qué hay de los trámites?

 

—Tranquilo —dijo Daigo intentando detener la emoción desbordante de Valt.

 

—Pero ¿qué hay del BC Sol? ¿No se enojara Cristina con ustedes? —preguntó Ken mirando a Valt y Rantaro los cuales se miraron mutuamente sin saber muy bien qué hacer.

 

—Ay por favor, ella también debe entender que tienen una vida por vivir y son libres de hacer lo que quieran —Wakiya comentó sumándose a la conversación— Además, si ya dejo que Free se fuera varias veces a explorar el mundo por muchos años, no veo porque no dejaría a ustedes dos explorar la preparatoria.

 

—Pero tú situación no es muy diferente, recién te nombraran presidente —dijo Valt al rubio, este se acomodó la coleta con orgullo.

 

—Claro que puedo encargarme de las dos cosas al mismo tiempo, ¿con quien crees que hablas? Es más, yo puedo abogar por ustedes con su mandona jefa —dijo completamente seguro de sus palabras.

 

—Wakiya… —dijo el de cabello azul con la voz quebrada, fingiendo un llanto— Si te importamos.

 

Al instante se echó a abrazar al rubio, todos los demás miraron la escena sorprendidos.

 

—Creo que se lo están tomando en serio —comentó Daigo, Ken a su lado asintió para después que una sonrisa se le dibujara en el rostro.

 

—En ese caso yo tambien me uno —dijo el titiritero azabache uniéndose al abrazo, Daigo lo miró sorprendido pero después se alzó de hombros y también se les unió.

 

—Creo que no puedo negarme —dijo el rubio de ojos cafes para sí mismo y despues se unio al abrazo, claro que no iba a desaprovechar la oportunidad de abrazar a cierto rubio poco afectivo.

 

Con los dos brazos envolvió a Wakiya y Valt, cuando el rubio más bajo lo sintió abrió los ojos sorprendido pues casi podía jurar que el chico estaba más encima suyo que de Valt además de que parecía que su agarre con él era más fuerte. Se empezó a sentir un tanto extraño, no era desagradable pero le preocupaba un poco que su corazón se acelerara más y más mientras transcurrían los segundos.

 

Finalmente se soltaron, al parecer ese había sido el pacto que los condenaba al retorno a la vida de estudiantes que ya habían dejado tiempo atrás. El atardecer ya había caído hace rato y pronto oscuereceria así que se dirigieron a la limusina que los esperaba fuera del lugar. Dejaron a Ken y Daigo en sus respectivos hogares y los tres estaban por dirigirse al aeropuerto pues debían regresar a España.

 

—¡No, espera! —dijo Valt alarmado, Wakiya le pidió al chofer que se detuviera.

 

—¿Qué pasa? —preguntaron ambos rubios al unísono, el de cabello azul busco algo en su mochila.

 

—Traje regalos para mamá y los gemelos, tenemos que ir a mi casa.

 

—Olvidalo, ya es muy tarde —dijo Wakiya al menor, este puso ojos de huevo cocido como si estuviera a punto de llorar.

 

—Aww, no seas tan malo ricitos, ¿qué podemos perder? —dijo Rantaro cayendo al instante en su trampa, Wakiya bufó.

 

—Ay está bien, ambos son igual de insoportables —dijo el rubio fingiendo enojo, luego le indico al chofer la dirección de la casa de los Aoi.

 

Cuando llegaron Valt rápidamente bajo pronunciando un “no tardare”, dejando a Wakiya y Rantaro solos en su lujoso transporte.

 

Un incómodo silencio invadía el lugar, no sabían muy bien qué decir o qué hacer mientras Valt regresaba. Repentinamente Wakiya notó que aún llevaba en sus manos el peluche morado que Rantaro uso durante su paseo en la rueda de la fortuna. Un poco avergonzado lo tomó y se lo extendió al rubio.

 

—Lo había olvidado, ten te lo regreso.

 

Rantaro miró sorprendido al peluche, el también había olvidado que Wakiya aun lo tenia. Una idea rápida cruzó su cabeza y sonrió enternecido.

 

—Puedes quedártelo si quieres.

 

Esas palabras sorprendieron a Murasaki quein miro a Kiyama confundido.

 

—Pero ¿porque? Tú te lo ganaste en ese horrible puesto —dijo ganándose unas carcajadas sinceras de Rantaro, de nuevo volvió a sentirse raro.

 

—Consideralo como mi regalo por haber sido elegido por la WBBA, el señor presidente necesitará un asesor financiero ¿no?.

 

Wakiya se sonrojo sin siquiera saber porque, de nuevo un silencio los invadió pero este ya no era incómodo, más bien era bastante íntimo, como si guardaran un secreto que no debían decir incluso entre ellos.

 

A pesar de la vergüenza Wakiya no podía dejar de mirar a Rantaro, de nuevo se sentía extrañamente atraído a su sonrisa que, a pesar de los años que habían compartido, jamás había visto así de sincera y feliz. 

 

Rantaro no podía serle indiferente al chico y noto su mirada penetrante, como si quiera llegar hasta su alma. Nuevamente ambos sintieron ese sentimiento del cual Kiyama hace tiempo conocía pero que para Wakiya apenas era nuevo y muy confuso. No notaron que desde fuera eran vistos por otro Kiyama que iba pasando por ahí como una simple coincidencia.

 

—Gracias —dijo el de ojos azules con la voz tímida, respingo cuando sintió una mano en su mejilla que, para extrañeza suya, no deseaba retirar de ahí.

 

Miro a Rantaro sorprendido, aun así no dijo nada. Por su lado Kiyama sabía perfectamente lo que hacía y no quería detenerse, quizás sería ese día donde finalmente tiraria todo a la borda y se arriesgue en robar aunque sea un beso del chico que había robado su corazón. Acercó su rostro al de Murasaki quien no podía o más bien no quería adivinar lo que Rantaro haría, cuando la distancia se acortó pudieron sentir el aliento del otro, inconscientemente Wakiya cerró los ojos y espero.

 

—¡Listo! Perdón por tardar pero mamá me regaño por no avisar que iba a casa.

 

Entró el de cabello azul sin notar la escena que había matado, pues como si despertará de un sueño Wakiya se alejó de Audaz lo más rápido que pudo y se colocó hasta el extremo opuesto del asiento, completamente sonrojado y avergonzado. 

 

Por su lado Rantaro también se sonrojó y empezó a maldecirse a sí mismo por lo que estuvo a punto de pasar, ¿de verdad iba a besar al chico y arriesgar su amistad de años? Definitivamente era una locura, no supo en qué momento se había armado de valor pero toda esa valentía se había ido al caño en un abrir y cerrar de ojos.

 

Valt los miró confundido después de que ninguno de ellos le respondió o siquiera se dignara en voltear a mirarlo, se sentó muy confundido en otro asiento a un lado de donde ellos dos estaban.

 

—Bueno ¿ya nos vamos? No se ven muy bien —comentó el de cabello azul, Wakiya rápidamente carraspeó y le indico al chófer su destino al aeropuerto.

 

El resto del camino, incluso cuando subieron al jet de regreso ni Wakiya ni Audaz se habían dirigido de nuevo la palabra dejando a Valt confundido, pensando que ambos chicos se habían peleado fuertemente. Intentó hacer de todo para que ambos “hicieran las paces” pero eso solo lograba avergonzarlos más; cuando aterrizaron Valt se acercó a Wakiya mientras Audaz buscaba sus cosas.

 

—Oye ¿no crees poder hacer las paces con Audaz? No me gustaria que esten enojados de verdad.

 

—¡No estamos enojados! —gritó con vergüenza Murasaki, Valt saltó en su lugar sorprendido.

 

—Calma ricitos, Valt solo está preocupado es todo —interrumpió Rantaro al rubio de ojos azules, este último se cruzó de brazos orgulloso.

 

—Pues sigue pensando que nos peleamos, como se podía esperar de ese cabeza hueca.

 

—¡Oye! —gritó el de cabello azul— Yo solo estoy preocupado, ambos no se han hablado en todo el viaje.

 

Rantaro palmeó la espalda del menor.

 

—Tranquilo Valt, estamos normal. Mira.

 

Se dirigió a Murasaki quien notó su mirada suplicante, al instante captó que quería que dejaran de lado la situación incómoda de Japón. Titubeó pero lo pensó con rapidez, quizás era lo mejor por el momento olvidar esa extraña sensación, para no preocupar a Valt ni a nadie más. Rantaro le extendió la mano y él la apretó con la suya, mirando a otro lado con fastidio.

 

—¿Ves? No hay porque estar preocupado. Ricitos solo está en sus días.

 

Murasaki apretó con más fuerza su mano provocando un chillido en Audaz, luego rió y todo parecia normal de nuevo. Valt sonrió contento por sus amigos y junto con Audaz se retiró hacia el BC Sol.

 

—Vaya, si parecían estar peleados —comentó Valt al mayor, este sonrió.

 

—¿Alguna vez te has enamorado? —preguntó Rantaro confundiendo a Valt, no veía porque le preguntaba algo como eso. El menor cruzó los brazos sobre su cabeza mientras pensaba.

 

—Creo que del beyblade y ya —Audaz soltó una sonrisa ligera confundiendolo aún más.

 

—Me refería a una persona.

 

—Oh, en ese caso no —contestó con simpleza, Rantaro miro al cielo coloreado de azul con una sonrisa.

 

—Entonces cuando lo hagas no seas como yo, huyendo como un cobarde cuando las cosas se ponen difíciles.

 

—¡Oye! Yo no soy un cobarde, ¡No huiré, no huiré, no huiré! —gritó el de cabello azul ganándose unas carcajadas por parte de Audaz debido a su hiperactividad.

 

Una vez que ese par ya no estaban al alcance visual de Wakiya, este se llevó una mano al pecho. Había dicho que olvidaría esa extraña sensación por el momento, pero eso solo duró minutos. De nuevo sintió un cosquilleo en su corazón cada vez que repasaba lo sucedido en su limusina el día anterior, naturalmente se le dibujó una sonrisa en el rostro.

 

Hace ya tres años de eso.

 

En todo ese tiempo el palpitar de su pecho solo aumento y aumento, cuando se reencontraron en la preparatoria descubrió de qué se trataba ese sentimiento y no hizo nada para detenerlo. Jamás imaginó enamorarse de un hombre y mucho menos de Rantaro Kiyama, ese descuidado chico que lo irritaba y lo comprendía de una extraña manera, uno de sus amigos de la infancia y lo que hizo fue preguntarse porque no lo notó antes.

 

El tiempo pasaba y había veces en las que pedía permiso para ausentarse de la escuela y arreglar asuntos de la WBBA, cuando se alejaba demasiado de él solía llevarse ese pequeño peluche púrpura con forma de dragón, así lo sentía más cerca.

 

Llegó el momento en el que pensó que era correspondido, había veces donde notaba las miradas de Rantaro sobre él, lo atrapó en más de una ocasión con una sonrisa boba dirigida hacia en su dirección. Creyó descubrir sus verdaderos sentimientos cuando en una ocasión donde le prestó un cuaderno suyo encontró en una diminuta y poco entendible letra su nombre escrito, acompañado de lo que parecía un corazón.

 

Juro que por poco gritaba de la impresión, más ese día tomó una decisión importante.

 

“¿Rantaro no iba a venir con ustedes?”

 

“Es que hay algo muy importante que debo hablar con él y quería saber si vendría”

 

¿A quién diablos se le ocurría confesarse el día de su cumpleaños? Solo a él por supuesto. Ese día espero y espero, llegaron muchos invitados pero ninguno de ellos era él, comenzó a preocuparse de que se haya enterado de su plan y que ahora Audaz no solo lo odiara sino que sintiera asco por haberse enamorado de él.

 

Pero nada lo preparó para lo que en realidad paso.

 

—Kaoru y Audaz, Audaz y Kaoru —susurró para sí mismo en esa enorme habitación vacía donde llegaba a reposar todas las noches.

 

Ese día había sido largo, nuevamente Silas llegó a fastidiarlo a él y a Ranjiro y las cosas en la academia no eran lo mismo sin Valt. Estaba agotado mentalmente y solo quería dormir pero no podía hacerlo, acariciaba suavemente al dragón de peluche mirando lo bien cuidado que estaba, le extrañaba en sobremanera como un peluche barato y de baja calidad podría hacerlo sentir tan bien.

 

—¿Tú que opinas señor purpuroso? El estupido de tu padre nos dejó solos.

 

Tomó al pequeño peluche entre sus brazos y lo envolvió con fuerza, sintiendo un poco de alivio mientras recordaba.

 

“Puedes abrazarme a mi si quieres, yo te protejo”.

 

Lágrima tras lágrima se resbalaban en su rostro, no dejaría que nadie más a parte de ese peluche lo miraran así de frágil.

 

—Mentiroso.

 


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