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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Aiga miraba a la nada en su habitación a altas horas de la noche mientras en su mente pasaba una y otra vez aquella escena que horas atrás se llevó a cabo, Cristina abrazando a Shu cariñosamente.

 

Y eso no le habría extrañado en cualquier otro contexto, si no conociera a ninguno de los dos y los viera en la calle de manera casual quizás hasta le hubiesen parecido una bonita pareja.

 

Pero ese no era el caso.

 

Y es que si bien conocía a la perfección los sentimientos que Shu aún resguardaba por Valt, y estaba consciente que no había ninguna amenaza por la cual temer aún no estaba tranquilo, pues conociendo la astucia que tenía Valt solo era cuestión de tiempo para que malinterpretara todo.

 

La puerta de su habitación se abrió en apenas un susurro, gracias a la luz de la luna pudo distinguir al chico albino quien le brindaba una mirada casi neutral, pues podía distinguir en ella claramente su enojo contenido.

 

El castaño se sentó en su lugar observándolo fijamente, conociendo perfectamente la razón de su visita nocturna.

 

—Te dije que no causaras celos —dijo Shu conteniendo con todas sus fuerzas la molestia y enojo que lo invadía.

 

—No lo hice —respondió Aiga con tanta sinceridad que simplemente dejó boquiabierto a Shu.

 

—Entonces Cristina… ella me…

 

—Lo sé, los ví —respondió Aiga poco antes de suspirar superficialmente, desvió su mirada a una de las esquinas bastante pensativo—. Yo tampoco lo entiendo muy bien.

 

Shu tomó asiento en la cama conjunta a la de Aiga que se hallaba vacía, al parecer el chico también tenía una recamara solo para el.

 

—¿Entonces porque se me acerco así?

 

—No estoy seguro, ¿de que estabas hablando con ella? —cuestionó el menor buscando las respuestas, Shu repasó rápidamente los acontecimientos previos.

 

—Solo le pedí dejarme quedar aquí por más tiempo porque sentía que estaba mejorando, ella se alegró y cuando menos me di cuenta ya me estaba abrazando.

 

—Que raro —mencionó Aiga—. Cristina sin duda alguna si te hubiera dejado quedar más tiempo pero abrazarte no es propio de ella, desde que la conozco siempre ha mantenido su distancia con sus reclutas.

 

—Pero yo no soy su recluta, solo soy un visitante —recordó Shu la situación actual.

 

—Eso no importa, según se incluso es difícil cortejarla por cuenta propia —Aiga miró celosamente a todos lados buscando algún espía, luego se acercó más al albino y habló en voz baja—. Al parecer ha rechazado a muchos pretendientes de familias ricas, incluso los que estaban a punto de heredar grandes fortunas del mercado mundial.

 

—¡¿Y eso se supone que debería de ayudarme?! —preguntó Shu estallando momentáneamente, no le hallaba el sentido a nada.

 

Aiga suspiró llegando a la conclusión, fue confuso pero pudo hallar la explicación más lógica para el comportamiento de Cris, le avergonzaba reconocer que ver muchos doramas con Naru si rindió frutos.

 

—Shu, creo que mientras más rápido te des cuenta es mejor ¿no crees? —preguntó Akaba con sinceridad a lo que el albino se halló en una encrucijada—. Le gustas.

 

Y es que aunque Kurenai se dio cuenta al instante durante aquel abrazo, no quería admitir los sentimientos que la chica le profesaba; por lo que busco a alguien para que le ayudará a negarlo más no funcionó, pues Aiga coincidía por completo con sus sospechas.

 

El problema de todo esto no es que Cristina no le gustará a él, por el contrario eso lo mantenía tranquilo ya que conocía muy bien sus propios sentimientos. El verdadero problema se trataba de que involuntariamente la chica trataría de llamar su atención y provocaría celos en Valt, claro que solo era un problema si se aferraba a la idea de que el chico aun guardara algún sentimiento afectivo hacia el.

 

—¿Y qué debería hacer? —preguntó Shu después de un largo silencio al de ojos turquesas, este lo miró fijamente y se alzó de hombros.

 

—Yo que sé —dijo en un tono indiferente ganándose a la vez la mirada tétrica que pocas veces usaba Shu—. ¡Bu-Bueno! Es que apenas soy un chico, lo más cercano que he tenido al amor es ser rechazado por Valt.

 

Shu miró a otro lado resignado pues sabía que Aiga tenía razón, no era bueno fiarse de alguien tan poco experimentado en aquellos temas como él, además de que era bastante insensible.

 

—Bueno ahora que ya sabes que yo no provoque nada deberias de irte a dormir —comentó el castaño antes de lanzar un sonoro bostezo a la vez que se acomodaba en su cama.

 

—Pero ¿qué hay de Cris? —preguntó Shu angustiado por lo que fuera a pasar el día siguiente—. Mañana hay una excursión y ella me comentó que nos iba a acompañar.

 

—Solo ignorala, va a cansarse de insistir y te dejará en paz, asunto resuelto.

 

Shu estuvo a punto de replicar pero Aiga empezó a roncar como un anciano después de una buena borrachera. Rodó los ojos y decidio dejar las cosas así, solo esperaba que el tonto plan de Aiga funcionara.

 

A la mañana siguiente un cansado Drum se dirigía arrastrando los pies hacia el baño, apenas doblar en una esquina por el pasillo vio algo impredecible, impensable para cualquiera.

 

Valt tenía el semblante decaído, oscurecido como nunca pensó verlo. Su mirada yacía apagada como un muerto y llevaba ojeras bastante marcadas.

 

Cuando sus miradas se cruzaron el mayor se sorprendió y rápidamente cambió su semblante, brindando a Drum una sonrisa amplia y falsa.

 

Y Drum la odio por completo.

 

—Drum buenos días —saludó fingiendo indiferencia a su semblante anterior, pasando de largo al rubio con rapidez sin darle ninguna oportunidad para responder.

 

El paso acelerado de Valt no era para nada cuidadoso, por lo que inevitablemente terminó chocando con alguien.

 

—¡Ah, perdón! —dijo al sentir el impacto, miró rápidamente con quién chocó encontrándose con la dueña del BC Sol.

 

—Valt —exclamó la chica con cierta felicidad su nombre lo cual lo extraño—. Te estaba buscando, que bueno que estás aquí.

 

Lo tomó del brazo y lo llevó prácticamente arrastrando a su oficina donde le entregó una enorme canasta de mimbre.

 

—¿Qué es esto? —preguntó el chico confundido.

 

—Necesito que ayudes a Ange en la cocina, hoy tenemos la excursión ¿Recuerdas? —dijo la chica mientras buscaba quien sabe que cosas en el pequeño cajón de su escritorio.

 

—¡¿Co-Cómo que tenemos?! —preguntó el de cabello azul alarmado— ¿Vas a venir con nosotros?

 

Cris dejó de lado su búsqueda y lo miró sonriendo.

 

—Claro que sí bobo, así que ve y ayuda a Ange a preparar la comida —Hizo una pequeña pausa antes de continuar— . ¿Sabes cuál es el sándwich favorito de Shu?

 

Aquella pregunta tomó más que desprevenido al menor quien por poco suelta la canasta de sus manos.

 

—Oh, mejor olvidalo ¿Sabes que? Iré yo, quiero preparar algo especial —dijo la chica acercándose rápidamente y tomando la canasta de las manos congeladas de Valt. Luego salió de ahí descuidadamente, dejando a Valt completamente solo y bastante confundido.

 

Un tronido poco agradable se originó en el estómago de Valt.

 

Drum corrió por los pasillos, confundido por lo que estaba pasando, no sabía exactamente de qué se trataba pero sabía que no todo era normal, así que rápidamente se dirigió a la habitación de Aiga quien seguía plácidamente dormido y saltó sobre él.

 

—¡Aaaaaaaah! —gritó el castaño asustado y adolorido por el impacto de los pies de Drum sobre su estómago, rápidamente se puso de pie y apartó el menor de su lado—. ¡¿Q-Qué diablos está pasando?!

 

—¡Es lo que yo quisiera saber! —gritó Drum sin disculparse por ninguna de sus acciones anteriores—, ¿que sucede? ¿por-por qué todos lucen tan tristes?

 

Aiga lo miró con expresión incrédula, ¿Solo lo había despertado por eso? Se dio la media vuelta y se envolvió en sus mantas dispuesto a seguir durmiendo.

 

—No Aiga, no duermas, ¡dime qué está pasando! —reclamó el menor meciendo una y otra vez al castaño quien por más que fingiera que no pasaba nada finalmente estalló.

 

—¡¿Cómo diablos eres tan insistente?!

 

Después de su enorme grito con el que asustó a Drum, se levantó de un salto en su cama y caminó hacia la puerta de la habitación para cerrarla de golpe, luego regresó del mismo mal humor con Drum y lo miró seriamente, pensando en que tanto contarle.

 

—Te lo contaré todo pero no vayas a meterte, ¿está bien? —dijo con un tono de voz amenazante a lo que el menor asintió con cierto nerviosismo, un poco arrepentido de preguntar.

 

Aiga le contó a grandes rasgos sobre Shu y Valt, por supuesto que omitió su participación al provocar que ambos se alejaran en el pasado, solo se enfocó en lo “más importante” para arreglar la situación actual.

 

—¿Y entonces qué va a pasar? Hoy es la excursión en el bosque —comentó Drum preocupado, al parecer tenía las mismas alarmas que él.

 

—No te metas en esto, Drum —advirtió Aiga al menor—, recuerda que es parte de nuestro trato.

 

—Lo sé pero….

 

—Pero nada —interrumpió Aiga con un tono autoritario—. Yo me encargare de esto.

 

Y sin más se cambió rápidamente y salió de la habitación seguido de un Drum cuya preocupación actual le impedía seguir con el “trato” que hizo con Aiga.

 

Así que ambos se dirigieron a la cocina a hurtadillas donde Ange y Cristina platicaban amenamente sobre algunas cosas mientras preparaban el almuerzo.

 

—Uuuh galletas —canturreó Drum al ver un enorme platon lleno de ellas a lo que Aiga golpeó ligeramente su mano.

 

—¿Quieres que nos descubran? —regañó Aiga en un susurro a lo que Drum se lamentó en voz baja y tomó una sola galleta antes de continuar.

 

Llegaron arrastrándose con ayuda de sus brazos a la enorme canasta de mimbre, la cual obviamente usarian para los alimentos de ese día, Aiga sacó de su bolsillo un frasco lleno de hormigas y estaba dispuesto a vaciar su contenido ahí, sin embargo Drum lo detuvo.

 

—¡No! —exclamó alarmado a lo que Aiga lo miro confundido—, ¿este es tu plan?

 

El castaño asintió decidido a lo que Drum se palmeó la cabeza mentalmente.

 

—Eso no va a ayudarnos, necesitamos retrasarlos durante el viaje, no antes —susurró en un tono de represalia a lo cual Aiga se extraño.

 

Drum hizo al mayor a un lado y escondió un artefacto extraño entre los alimentos que yacían allí.

 

—¿Qué es eso? —preguntó Aiga curioso.

 

—Una pequeña bomba casera.

 

—¡¿Qué?! —exclamó Aiga casi en un grito a lo que Drum lo calló—. ¿De dónde sacaste eso? —preguntó en un susurro.

 

—Yo la hice, saca jugo y plasma por todos lados —respondió sin mucho interés—. Quería hacer una broma antes de irme de regreso a Japón.

 

Aun sin poder creer que lo que decía Drum era cierto, Aiga decidido confiar en él y salieron de ahí en silencio sin ser descubiertos.

 

Por otro lado Shu se arreglaba y vestía en su habitación para el tan popular picnic que se llevaría a cabo ese día, solo esperaba que todo saliera bien.

 

Salió directo al jardín donde supuestamente todos se reunirían en un par de horas más para salir a la excursión, cuando llegó espero que no hubiera nadie ahí más en cambio se encontró de frente con Free.

 

Las miradas de ambos chocaron, silenciosa y retadoramente, Shu en realidad no había coincidido mucho con él pero su cercanía con Valt le decía que se llevaban bien juntos, aun así no comprendía del todo porque lo miraba de aquella manera tan extraña.

 

Ninguno dijo algo en lo que parecía un tiempo eterno, Shu se cansó un poco de la situación y decidió cortar con el contacto visual para sentarse en el pasto y mirar al cielo, solo esperando el momento en que llegaran los demás.

 

—Así que has dejado muy impresionado a todos, ¿verdad? —preguntó Free de la nada, aunque más que un cuestionamiento parecía una afirmación con un tono casi sarcástico de su voz.

 

—No lo sé —respondió el albino tranquilo y casi seco a lo que los labios de Free se fruncieron en una sonrisa.

 

—Vaya, que modesto —comentó con el mismo tono burlón de antes, sin embargo Shu cerró los ojos, conocía el juego al que Free lo retaba, después de todo siempre fue víctima de ese tipo de jugarretas en el pasado.

 

Después de aquello se quedaron en silencio casi absoluto, casi debido a que una llamada entró al teléfono de Shu.

 

—¡Oh, Wakiya! —exclamó el albino al responder la llamada, luego de un corto intercambio de palabras se despidió y colgó.

 

—¿Algo que nuestro querido presidente desee compartir? —preguntó Free a lo que Shu respiró hondo.

 

—Si, al parecer no podrá asistir a la excursión, dice que se encontró con un buen amigo —respondió el albino en tono indiferente, después de todo no servía de nada esconder una información tan banal como esa.

 

—¡Vaya! ¿en serio?, que grosero es Muarasaki, ni siquiera me llamó —Se coló una tercera voz a la conversación , ambos voltearon a mirar a la portadora encontrándose con Cristina quien cargaba una canasta grande y aparentemente pesada.

 

Free se levantó de su lugar para ayudarla a lo que ella se negó.

 

—¿Sabes? Mejor ve por las botellas de agua, las olvide en la cocina —explicó la de ojos azules en un tono avergonzado, en ese momento la información fluyo rápidamente en la mente de Free y ocultó hábilmente su mirada de sospecha.

 

—Está bien.

 

Y se retiró a paso lento y calmado de ahí, con posibles teorías del comportamiento inusual de Cris.

 

Y sonrió internamente, sus planes solo mejoraban cada vez más.

 

Shu por su lado se levantó a ayudar a Cris después de la retirada que Free hizo bajo sus órdenes, la muchacha le agradeció antes de entregarle la pesada canasta y sin querer, sus manos se rozaron por unas simples fracciones de segundo.

 

Cris apartó la mano avergonzada y sumamente sonrojada, Shu apenas alcanzó a sostener con firmeza la pesada canasta mientras miraba con preocupación a Cris.

 

—¿Estas bien? —preguntó el albino preocupado por el estado de la muchacha pues la sorpresa fue tan grande para ella que casi se va de espaldas.

 

—Eem, s-si —respondió tímida y avergonzada, mirando siempre hacia el suelo a lo que Shu suspiro alegre y un poco frustrado, no por que ella estuviera bien, sino por su comportamiento hacia el.

 

Como nadie llegaba aun decidieron sentarse a esperar, Cris se acomodo a una distancia prudente pero también cercana a el albino quien no supo si era buena idea replicar o no, así que decidió no hacerlo.

 

—¿Y qué te parece el BC Sol? —preguntó la chica a el albino quien se sorprendió un poco por la pregunta más la respondió.

 

—Es… bueno y divertido estar aquí… supongo.

 

—Me alegra tanto —respondió la chica con un tono aliviado, a lo que Shu simplemente le sonrió.

 

Continuaron hablando un rato más así mientras empezaban a llegar los chicos quienes los saludaban y se sentaban también a esperar, en poco tiempo estaban casi todos, incluso Drum y Aiga ya habían llegado, solo faltaba un par de personas.

 

—¿Han visto a Sasha y Valt? —preguntó Cris a Free y Silas quienes se alzaron de hombros.

 

—Ya los ví —dijo un recluta mirando al par llegar desde la lejanía.

 

—Está bien, entonces vámonos chicos —anunció Cris empezando a caminar y adentrarse dentro del bosque seguida por los demás.

 

Drum y Aiga se quedaron unos momentos para esperar a Valt y Sasha quienes llegaron juntos, sospechosamente juntos a decir verdad, sin embargo por la expresión de Valt parecía que eso no estaba en sus planes. 

 

Buscando respuestas el par de chicos se acercó con ellos.

 

—¿Por qué la tardanza? —preguntó Aiga sin disimulo ni reparos a Valt quien saltó en su lugar sorprendido, al parecer la pregunta lo tomó con la guardia baja.

 

—Tuve que arrastrar a Valt prácticamente hacia acá —respondió Sasha divertida por la situación—. Por alguna razón nuestro querido Valt no quería venir a la excursión.

 

Pronto las miradas intrigadas y acusadoras del trío se posaron sobre los ojos marrón de Valt quien no tenía ni la mínima idea de que responder para zafarse de está, de no haber sido por la intervención de Free quizás hubiera muerto por un ataque al corazón.

 

—Ustedes también lleven esto —dijo el rubio acercándose a Drum y Aiga y dejando en sus brazos bastante botellas mal acomodadas con la intención de que las tiraran, pronto eso pasó y ambos chicos se quedaron muy detrás del grupo para recogerlas.

 

Mientras Valt avanzaba y miraba preocupado a los dos niños y su triste situación, Free le guiñó el ojo a Sasha a lo que está dibujó una expresión de molestia en su rostro. Luego el rubio se adelantó con los demás dejándolos solos.

 

—Oye Valt —llamó la chica la atención del mencionado quien sintió como su brazo era apresado por el de Shasa, volteó a mirar qué sucedía notando que ella lo apegó forzosamente a su cuerpo.

 

—¿Q-Qué pasa? —preguntó el menor confundido a lo que Shasa le sonrió misteriosa.

 

—A decir verdad tienes razón, está excursión es boba —respondió la chica en un tono que a Valt por alguna razón no le gustaba—. Así que pensé que era mejor idea que nosotros hiciéramos nuestro propio picnic.

 

—¿Qué? ¿Pero cómo…?

 

Antes de continuar con su pregunta sintió como la chica lo jalaba fuera de la ruta de todos los demás, Valt miró a Shu inconscientemente y se encontró con que esté yacía al lado de Cris, platicando y conviviendo felizmente.

 

En medio de la decepción y con una punzada en el pecho se dejó arrastrar por Sasha al interior del bosque.

 

Poco después Aiga y Drum regresaron con las botellas entre sus manos, percatandose rápidamente de la ausencia de Valt y Sasha.

 

—¿A dónde fueron? —preguntó Drum confundido mientras que Aiga miraba a todos lados.

 

—Seguramente se adentraron en el bosque pero será difícil conocer su paradero —mencionó Aiga mientras notaba algunas huellas frescas en la superficie lodosa pero estas se perdían rápidamente en el pastizal alto que continuaba en el resto del camino—. No hay nada que podamos hacer…

 

Apenas terminar la frase, una pequeña explosion se dejó escuchar seguida de gritos y conmoción al frente del grupo, Aiga ubicó su mirada al origen de todo encontrándose con Cristina embarrada de quien sabe que cosa que en algún momento debió ser alguna vez un paquete de sandwiches, a su lado Free estaba igual de sucio e impresionado por todo mientras que Shu miraba al par sorprendido pero limpio, la explosión no le afectó, Cristina se había acercado más a Free justo antes de que todo ocurriera. Ninguno de los tres tenía idea de que sucedió.

 

—La canasta… simplemente explotó —murmuró Cristina a las personas que se les acercaban para saber qué fue lo que pasó.

 

Rápidamente el de ojos turquesas miró a Drum a su lado quien sostenía un pequeño control remoto en su mano mientras presionaba con fuerza el único botón rojo que poseía.

 

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Aiga al menor quien le sonrió travieso.

 

—Resuelvo uno de nuestros problemas —respondió contento, Aiga parpadeó aun confundido por la situación, poco después ambos presenciaron cómo Free y Cristina regresaban al BC Sol, obviamente a cambiar sus ropas.

 

—Aaaah —titubeó la dueña del BC Sol al par de chicos, ella sacudió un poco su ropa pegajosa antes de continuar—, guíen al grupo por favor, ya saben donde entrenamos.

 

Bien, eso no lo esperaban.

 

Miraron a Free y Cristina marcharse, detrás de ellos una voz grave y seria se dejó escuchar, asustandolos en el acto.

 

—Excelente plan —mencionó Shu al par de muchachos, ellos lo miraron como un par de niños regañados.

 

Después de todo el conflicto no les quedó de otra más que acatar la orden de Cristina, llevándolos a todos a la zona de entrenamiento.

 

Por otro lado, Sasha revisaba desde la copa de un árbol considerablemente alto que nadie los hubiera seguido, después de verificar que eso no sucedió descendió con calma y cuidado pues no quería hacer mucho ruido.

 

¿La razón? Simple, Valt se durmió después de los primeros diez minutos en los que iba a “descansar” de la pequeña carrera que hicieron. Llegaron a un claro no muy amplio, apenas arribar Shasa le dijo al menor que iría a observar algunas avecillas en los árboles y el se sentó hasta quedarse profundamente dormido.

 

<<Seguro no durmió>>, pensó la chica de mirada violácea al mirar cómo dormía “plácidamente”, si así se le podía llamar a esa extraña mueca de dolor que hacía entre sueños. A eso le acompañaban las ojeras marcadas debajo de sus ojos.

 

Ella suspiró un tanto frustrada, no estaba segura de lo que estaba a punto de hacer fuera lo correcto, a decir verdad tampoco era algo que deseara hacer, se metería en muchos problemas pero… si en verdad deseaba obtener lo que quería debía hacerlo.

 

<<Maldito Free, espero te pudras en el infierno>>, pensó la chica cuando sacó su teléfono y activó la cámara, un par de fotos y un video quizás bastarían para satisfacer las demandas del rubio.

 

Un montón de tintinares se dejaron escuchar entre los miembros del club a la mitad de su entrenamiento, Shu miró confundido a todos lados buscando de donde provenia el sonido y al ver como los chicos revisaban su teléfono supo que se trataban de notificaciones simultáneas. Drum se acercó a Aiga rápidamente cuando vio de qué se trataba la dichosa notificación y ambos corrieron hacia quien sabe donde; el albino estuvo a punto de reprenderlos cuando su propio teléfono le avisó de la llegada de una notificación.

 

Por otro lado, Free miraba desde la comodidad de su habitación el desastre que él mismo había provocado, claro que gracias a la ayuda de Shasa, contuvo una risa malintencionada mientras escuchaba los gritos enfurecidos de Cristina desde quien sabe que parte de la mansión.

 

Aiga por su lado se desplazaba de árbol en árbol cual mono mientras que Drum corría intentando seguirle el paso.

 

—No puedo creer que Valt haya hecho eso —mencionó Drum entrecortado pues ya llevaban un buen rato corriendo en el bosque, Aiga le respondió en voz fuerte.

 

—No lo hizo.

 

—¿Cómo lo sabes? —cuestionó Drum, un tanto decepcionado por lo que afirmaba Shasa en la descripción de ambas fotos y en ese video.

 

—Él no es así —susurró Aiga esto último, sin embargo el rubio de mechas azules pudo escucharlo y ambos aumentaron la velocidad de su andar.

 

No sabian exactamente donde podrían estar Valt y Shasa pero por las fotos, Aiga pudo reconocer un lugar preciso en las inmediaciones del bosque; sin embargo antes de llegar se encontraron de frente con la persona que estaban buscando.

 

—Hola chicos —saludó Valt con la voz suave y arrastrando las palabras, parecía que acababa de despertar y eso simplemente les dio un mal presentimiento al par de niños. Valt al mirar su expresiones horrorizadas los miró confundido—. ¿Sucede algo?

 

Aiga bajo de un salto del enorme árbol, cayó de pie y amenazante miró al de cabellos azul.

 

—¿Dónde está Shasa?

 

—¿Shasa? ¿De qué hablas? Estaba solo por allá cuando desperté, me dejó dormir.

 

El par de chicos intercambiaron miradas confundidas, Valt no entendía qué estaba pasando ni la mala actitud con la que Akaba le habló, por lo que procedió a cuestionar.

 

—¿Acaso sucedió algo malo? ¿Ella está bien? —preguntó Valt como primer instinto pues ninguno de ellos le daba pista alguna de cuál era el problema. Desesperado se acercó a ellos—. Ya diganme que pasa.

 

Drum lo miró con cierta lástima y Aiga le dió la espalda, el rubio buscó rápidamente en su teléfono aquello que los había alertado no solo a ellos, si no al BC Sol completo y le extendió el aparato a Valt.

 

El mayor, confundido tomó el celular y miró lo que había en él, quedando en shock al instante.



Wakiya bajó del automóvil, las notificaciones que llegaban constantemente a su teléfono no le importaban en absoluto, no por ahora.

 

Repasó en su mente el mensaje que le llegó esa mañana.

 

<<Espero que estés equivocado Ranjiro>>, pensó internamente al mirar el hotel que se alzaba frente a él. 

 

No era nada lujoso, mucho menos caro, se notaba a simple vista que era un lugar de paso por lo pequeñas que parecían las habitaciones desde el exterior.

 

Decidió que era momento de adentrarse, una señora jugando con el teléfono lo atendió después de notar su presencia.

 

—Buenas tardes, bienvenido. ¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó amablemente, Wakiya no estaba seguro si debía preguntar esto pero debía intentarlo.

 

—Hola que tal, estoy buscando a un… amigo.

 

—¿Amigo? —cuestionó con cierto duda la señora, Wakiya se puso un poco nervioso pero continuó con su plan.

 

—Así es, un amigo que al parecer se perdió en la ciudad y me pidió que lo recogiera aquí.

 

Wakiya le lanzó una sonrisa y una mirada amable a la señora pero sabía que quizás no le había creído, aun así continuo con las apariencias bajo la mirada examinadora de la mujer.

 

—¿Y su amigo tiene un nombre? —cuestionó ella mientras abría el libro de entrada, más Wakiya no le respondió—. Señor, ¿su amigo tiene un nombre?

 

Pero el rubio no la miró, en cambio observaba a otro lado, al interior del recinto.

 

—Ya lo encontré —murmuró enfocándose en la persona que yacía frente suyo, mirándolo igual de sorprendido.

 

Mientras tanto, Valt corría apresurado por los pasillos del BC Sol, ya había oscurecido así que todos debían estar en sus respectivas habitaciones y eso se veía al encontrar a pocas personas a su paso, todas ellas mirándolo con cierta intriga.

 

Después de ver aquellas fotos y ese video que Drum le enseño, no se quedó mucho más tiempo y se apresuró a llegar a la mansión donde seguramente debía estar la chica; ni siquiera les dijo nada a ese par para aclarar lo que sucedió en realidad.

 

Sin embargo, mientras más tiempo pasaba no podía dar con ella, incluso se saltó la hora de comer por estarla buscando pero nada; primero se encontró con Cristina quien lo reprendió sin darle la oportunidad de aclarar las cosas.

 

“¡Esa clase de actos no se tolerarán en el BC Sol!”, recordó que le gritó en más de una ocasión, él simplemente se sentía pésimo de que todos en el equipo vieran eso.

 

<<Seguro que Shu también lo vio>>, pensó desesperado, ya sudaba de los nervios de que eso fuera verdad.

 

Y como si lo hubiera invocado, chocó contra alguien por estar tan distraído. Por suerte no cayó al suelo y ambos se pudieron mantener de pie.

 

—Aah yo…

 

Pero antes de continuar rápidamente se dio cuenta de quién se trataba, la sangre se le heló en una fracción de segundo y palideció, sin embargo su corazón se aceleró por el nerviosismo.

 

—No estaba mirando —dijo con detenimiento y miedo en la voz, estaba consciente de que estas eran las primeras palabras que le decía a Shu desde que llegó al BC Sol pero aun así, el albino no lo estaba mirando pues permaneció con la mirada baja todo el tiempo—. Lo lamento… Shu.

 

—No —respondió el albino con la voz más profunda que jamás había escuchado el mayor de los hermanos Aoi—. Fue mi error.

 

Y sin más Shu siguió su camino, dejando atrás a un Valt petrificado, culpable, arrepentido.

 

Y sin pensarlo, el de cabellos azules sacó su propio teléfono y miró las fotos que le llegaron hace pocos minutos, se las enviaron mucho después que a los demás, eran las mismas que tenía el resto del BC Sol.

 

En la primera aparecía él junto a Shasa, aparentemente felices y disfrutando de un lindo picnic, de no ser porque en primer lugar a él no se le veía el rostro, pues estaba de espaldas recargado sobre el árbol y la foto se enfocaba más en Shasa, quie traviesa sonreía a la cámara y enseñaba la lengua. La descripción de la foto dictaba: “Me ha invitado a pasear, ¿planeara algo?”.

 

Quizás no era tan alarmante esa pero lo que siguió era un video corto, solo cinco segundos en los que Shasa dio  entender algo peor.

 

Pues en él la joven estaba recostada, usaba sus piernas como almohada mientras sonreía traviesa, en la descripción ponía: “¡Feliz de ser la primera en 'estrenar' al campeón!”

 

Valt sintió a su estómago revolverse, se sentía, usado, ultrajado.

 

Y la última foto, quizás no era nada gráfico pero daba a entender muchas cosas más.

 

En el pasto ambos estaban acostados, ella encima de él y con una sonrisa… que no le agradaba en absoluto.

 

“Se quedó dormido al terminar, ¡Es tan tierno!”, era lo que la foto decía en la descripción.

 

Cerró los ojos con el sentimiento pesado en el pecho, apretó con fuerza el aparato en su mano y contigo el aliento en sus pulmones.

 

Era inútil continuar con su búsqueda, no la encontraría, lo sabía muy bien. Así que sin más opción se dirigió a su habitación, cerró la puerta detrás suyo con seguro y se dirigió a la cama.

 

Pero no se recostó, solo se quedó ahí de pie, respirando agitado, pesado y arrítmicamente.

 

—¡Aaaaaah! —gritó con furia desde lo más profundo del pecho y lanzó el teléfono al suelo, destrozandolo en un instante.

 

Quizás alguien lo escuchó, pero no dirían nada, pues eran personas ajenas a la situación.

 

Y entre ellos Shu se incluyó, no quería involucrarse más.

 


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