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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Bajo el brillo de la pantalla de su computadora, Wakiya Murasaki yacía revisando los asuntos oficiales que se tendrían que llevar a cabo dentro de poco tiempo en la WBBA. Algunos equipos tanto nuevos como viejos se enfrentarían en una serie de torneos de menor rango que estaba organizando desde hace meses; con ello esperaba que subieran de nivel, además de lograr interesar a más personas dentro del deporte.

 

Pero no podía concentrarse del todo en las estadísticas, las estrategias de localización de los torneos ni en todo lo demás que debía revisar y aprobar. Su mente divagaba en otro lado; apenas ver un par de archivos, los abría y cerraba simultáneamente y nuevamente recordaba lo que Silas le comentó hace poco.

 

“—¿Qué le dijiste que? —preguntó Wakiya con incredulidad, casi dejando caer su teléfono de sus manos.

 

—Lo que escuchaste, —respondió Silas con simpleza—, le dije a Rantaro que dejara de intervenir entre nosotros.

 

Los colores parecieron dejar el rostro de Wakiya, pero eso no impidió que la molestia se le subiera de golpe.

 

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Cuando te conté sobre Rantaro no era para que fueras a amenazarlo! Solo quería contárselo a alguien y ya.

 

Silas chasqueó la lengua y se recargó en el marco de la puerta, lo miró con seriedad.

 

—Honestamente no esperaba alguna felicitación de tú parte ni nada por el estilo, se que no te iba a hacer feliz nada de esto. Pero no ví otra forma de que Kiyama finalmente se rinda de este hostigamiento innecesario, ¿No es eso lo que querías?”

 

El rubio se llevó las manos a la cabeza, le dolía un poco en esos momentos. Apagó la computadora por ahora, no serviría de nada tener todos esos documentos abiertos si no iba a poder concentrarse y trabajar en ellos. Por lo que tomó la decisión de relajarse por el momento y pensar en su situación actual.

 

No fue capaz de responder al cuestionamiento de Silas en ese momento, en teoría tenía razón pero de alguna manera sentía que también estaba mal.

 

Recordó que se suponía que este viaje lo había hecho para ayudar a Shu a crecer en su camino blader y estaba fallando miserablemente, pues desde hace días ni siquiera lo había visto. Ya mejor ni hablaba sobre ayudarlo en su situación con Valt. Se estaba distrayendo demasiado en sus propios asuntos.

 

<<Demonios, ¿qué hago?>>, se preguntó a sí mismo, mirando constantemente las cosas que decoraban aquella oficina provisional que Cristina había preparado para él, como si estas tuvieran las ansiadas respuestas que necesitaba. No lograría nada quedándose ahí sentado, así que salió un momento a distraer su mente en cualquier otra cosa.

 

Sintió sus cortos cabellos ondear al son del viento, se encontró brevemente con unos cuantos conocidos y los saludó rápidamente, prometiendo pronto organizar una que otra batalla entre su antiguo club y el BC Sol.

 

Miró el sol y notó como los días resplandecientes se opacaban lentamente entre las repentinas nubes diurnas. Si las cosas continuaban por el mismo camino, quizás tanto él como Shu deberían volver pronto a Japón antes de que el clima se los impida por las fuertes lluvias y tormentas de la temporada.

 

Por supuesto que el clima no se llamaba Rantaro Kiyama, ni era una excusa para escapar.

 

Pero, ¿en verdad volvería a escapar? Es decir, ¿él consideraba que escapó de Rantaro cuando fue a refugiarse con Shu al BC Sol?

 

No se había detenido a pensarlo así, sus intenciones eran enseñarle a Shu sobre el beyblade o al menos eso era lo que le contaba a todos, incluso a Silas; quien se supone que era su amigo leal y lo hacía caer en cuenta de sus errores. Pero quizás está vez se estaba engañando hasta a sí mismo con esa excusa.

 

Se suponía que su estancia en BC Sol sería corta y luego viajarán a Sunbat United, sin embargo su estadía se empezó a alargar demasiado justo después de que Ranjiro lo llamó y le contó que Rantaro viajó hasta allí para verlo a nadie más ni nadie menos que él.

 

Y cuando lo comprobó no supo cómo sentirse, ¿estaba feliz o fastidiado por verlo ahí?

 

¿Se estaba quedando más tiempo a propósito para ver qué sucedía? ¿Para comprobar si Rantaro lo buscaría después de todo lo que sucedió?

 

¿Se fue de Japón para escapar de él o para ayudar a Shu?

 

—¡¿Por qué estoy tan confundido?!

 

Gritó a la nada, levantó la mirada notando un largo camino que se alzaba frente a él. No se había dado cuenta que había llegado ahí, a ese camino por el cual se podía llegar al hotel donde descubrió que Rantaro se hospedaba.

 

Y como si sus respuestas lo buscaran, a lo lejos lo vio a él, caminando hacia su dirección.



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Al caer la noche anterior, el aliento de Valt se había casi esfumado de sus pulmones pero aun así, el dolor en su corazón y garganta no disminuían en absoluto.

 

Llegó a su habitación con el sentimiento de derrota más grande que alguna vez hubiese experimentado por no encontrar a Shu ni a Aiga; dejó caer su peso casi muerto sobre la cama y se quedó a oscuras. Ya no tenía fuerzas para llorar, se habían terminado desde hace rato cuando se dio cuenta que lo que había sucedido quizás sería irreparable.

 

Quería disculparse y explicárselo todo a Shu, borrar esa terrible expresión que hizo al momento en que lo vió a él y a Shasa. Una expresión tan sorprendida y a la vez dolorosa que le había helado la sangre y el corazón. Jamás se había sentido así, nada se comparaba con esa sensación y lo peor de todo, es que él mismo fue el causante.

 

Y aunque sabía que estaba dispuesto a renunciar a Shu, no podía hacerlo del todo, sentía que estaba traicionando a su propio corazón.

 

Por ello, se quedó dormido por el desgaste emocional, unas cuantas lágrimas brotaron en medio de los sueños que no recordaría al día siguiente.

 

El sonar de su teléfono fue lo que terminó por despertarlo, miró fugazmente en la pantalla que ya pasaba del mediodía. Sorprendido pero dejando pasar de lado ese hecho, respondió tranquilamente.

 

—¡Valt! —sonó la voz de su madre del otro lado—. ¿Cómo has estado, mi pequeño?

 

—¿Mamá? ¿Qué pasa? —respondió aun un tanto adormilado, haciendo el mejor esfuerzo para despertar.

 

—¿Acaso tiene algo de extraño que hable con mi querido hijo primogénito? —preguntó la adulta en un tono indignado, Valt no se perturbó por ello y respondió.

 

—Bueno, de hecho si. No me has llamado desde hace varios días.

 

—Bien, bien, dejemos eso de lado. —Valt reprimió un bostezo mientras escuchaba el resto—. Ha sido mucha charla por el momento, ¿no crees? Mejor te paso a tú hermana.

 

El siguiente bostezo murió insatisfactoriamente en la boca de Valt, pero no pudo percatarse de ello cuando la sorpresa superó esa sensación con creces.

 

—¡¿Qué?! ¿Con NIka? ¡Mamá no, espera!

 

Pero no pudo replicar mucho, pues a los pocos segundos la voz de su hermana fue la que sonó.

 

—Hola Valt.

 

El mencionado tragó duro; como si la chica fuera capaz de verlo, fingió una sonrisa antes de responder.

 

—Nika, ¡Hola! ¿Cómo va todo? ¿Qué tal la escuela?

 

—Muy bien, de hecho hace poco hubo bastantes exámenes y saqué una nota alta en ellos. —respondió la chica con sinceridad, la sonrisa de Valt se suavizó ligeramente al escucharla.

 

—¿En serio? Estoy muy feliz por ti, espero que a Toko le haya ido igual. —comentó el mayor de los hermanos Aoi, la pelirosa rió con su comentario.

 

—Bueno, digamos que tuvo unas cuantas dificultades pero no le fue tan mal.

 

Valt pudo escuchar los reclamos de su hermano menor al fondo y rió un poco al igual que Nika.

 

—Bien eso me alegra por ambos, ¿podrías pasármelo por favor? —pidió Valt un poco apresurado, intentó ser lo más natural posible pero no lo consiguió y terminó dándose cuenta de ello cuando Nika tardó un poco en contestar.

 

—Em bueno, es que primero quería hablar de algo contigo.

 

Esas palabras calaron un poco en el estómago de Valt, que se achicó cuando se dio cuenta que no podría huir de esto.

 

—E-Está bien, ¿que sucede Nika?

 

La menor soltó un largo suspiro que Valt escuchó a través de la línea telefónica.

 

—Lo siento mucho Valt. —El nombrado se sorprendió ante ello, pero no pudo preguntar nada pues Nika continuó—. Fui muy egoísta con lo que hice y créeme que de verdad lo lamento. No debí actuar así y…

 

—Espera. —La interrumpió Valt, tenía una idea de lo que hablaba pero debía verificarlo—. ¿De qué estás hablando Nika? ¿Hiciste algo malo?

 

—S-Si, lo hice y tú sabes bien que fue.

 

El pulso del mayor de ellos se aceleró, sin darse cuenta, apretó su teléfono con fuerza.

 

—Antes que nada, quiero decirte que ese día que besé a Shu, él me rechazó.



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Con los pies acelerándose casi tanto como el golpeteo de su corazón, Wakiya camino en dirección a Rantaro. La boca le temblaba ligeramente, como un tic nervioso bien disimulado que logró apagar antes de estar frente a frente.

 

Rantaro miró el semblante de Wakiya, su cabello corto realzaba sus finas facciones que siempre poseyó, al igual que su mirada tímida y expectante, la boca un poco cernida hacia abajo al igual que la nariz; inconscientemente la comparó con la sonrisa socarrona de siempre y esos ojos afilados y confianzudos que a todos les dirigía. Al final terminó odiando demasiado su expresión actual.

 

Nadie dijo nada en un buen tiempo, pues ninguno sabía qué decir. Wakiya estaba tan confundido respecto a sus sentimientos y su forma de actuar que no sabía por dónde comenzar. Por su lado, Rantaro estaba demasiado impulsado por los celos y un incontenible deseo que no sabía cómo terminar por explicar.

 

Al final, ambos entrecruzaron palabras incompletas.

 

—No. —dijo Wakiya cuando ambos se detuvieron, lo miró de una forma extraña entre odio y duda—. Tú habla.

 

Kiyama se extrañó por ello, pero aún así continuó.

 

—Quería hablar contigo desde hace un tiempo, p-pero yo… —Empezó a ponerse nervioso, inevitablemente su voz se perdió en el viento.

 

Wakiya no dijo nada, no entendió nunca porque Rantaro estaba ahí en España, así que solo se limitó a esperar a que continuara. Finalmente, el más alto de ambos lo miró decidido y soltó las palabras que Wakiya alguna vez añoro, pero que ahora temía escuchar.

 

—Me gustas Wakiya, creo que desde siempre me has gustado y yo tenía que…

 

—Basta.

 

Rantaro se detuvo al instante como Wakiya le dijo, las manos le sudaban en nerviosismo y las palabras que había planeado decir murieron en su boca.

 

Por su lado, Wakiya no estaba mínimamente feliz ante las palabras de Rantaro, todo lo contrario; el estómago se le revolvió aún más y el sabor agridulce de su saliva le advertía que estaba a punto de vomitar. Juntó toda la fuerza de voluntad que tenía y finalmente, después de tanto tiempo, decidió que no podía escapar más.

 

La confrontación sería aquí y ahora.

 

Alzó la mirada y sus ojos nuevamente chocaron, Rantaro no vio timidez en Wakiya, solo había furia.

 

—¿Por qué me dices esto? ¡¿Por qué ahora?! —Casi estalla en llanto al gritar la última oración—. ¿Es por que viste las fotos con Silas? ¿Es por que él fue contigo a hablar? ¿Qué es lo que buscas ganar con esto, Rantaro? ¡¿Qué?! —El aliento escapó de sus pulmones un momento pero lo recuperó rápidamente para continuar—. ¿Acaso no sufrí lo suficiente contigo?

 

Si al principio Rantaro estaba impresionado por la reacción de Wakiya, tras escuchar sus palabras se sintió completamente molesto.

 

—¿Por qué crees que busco algo? Hablas como si hiciera esto para divertirme contigo.

 

—¿Y no es así? No sería la primera vez que haces algo como esto, ¿crees que no me di cuenta como me usabas? Solo me utilizaste como el reemplazo de Kaoru hasta que ella regresó a la escuela y de nuevo me ignoraste. ¡Solo me buscas ahora que la relación entre ustedes dos terminó! —La voz del de ojos azules se quebró al final y sin poder controlarse, sus labios se fruncieron hacia abajo.

 

Rantaro no podía creer lo que escuchaba, casi suelta una carcajada pues, no podía ser verdad lo que Wakiya intentaba insinuar. Pero la furia en su interior lo único que hizo fue aumentar.

 

—No hablas en serio, ¿verdad? —miró al rubio está vez con un semblante bastante malhumorado—. ¿Crees que te veo solo como un reemplazo y nada más? ¿A-Acaso soy esa clase de persona para ti, solo porque no me puse a llorar cuando te metiste con mi hermano?

 

Ese comentario fue algo que no se esperaba Murasaki, no pudo responder antes de que Rantaro nuevamente arremetiera.

 

—¿Sabes porque no termine por estar contigo? Porque se suponía que tú tenías una relación con mi hermano menor, porque si Ranjiro se enteraba de nosotros entonces seríamos culpables ambos y no quería que ninguno de ustedes terminará saliendo afectado por mi. Y ahora resulta que ustedes dos solo estaban jugando conmigo y además, ¡Soy yo quien debe pedir perdón por no caer ante sus engaños!

 

—¡Quizás no hubiera intentado hacer una tontería como esa, si alguien se hubiera detenido a hablar conmigo!

 

—¿Hablar? ¿Sobre qué? ¿Sobre Kaoru? No necesito del permiso de nadie para empezar a salir con otra persona.

 

—¡Yo sé que no! —gritó Wakiya en medio de la frustración, sentía como si todos los errores que había cometido se los estuvieran escupiendo en el rostro uno tras otro—. Pero no solo sobre eso había que hablar, debíamos hablar sobre lo que ocurrió después entre nosotros y también sobre lo que estaba pasando antes. Pensé que estaba surgiendo algo entre los dos y un día simplemente llegas con una chica colgando de tu brazo, ¿Cómo crees que me sentí con eso? ¿Lo hiciste a propósito o en verdad no sentías lo mismo que yo en ese entonces?

 

Inevitablemente algunas lágrimas desbordaron de los ojos azules de Wakiya, Rantaro sintió que ese contraataque le dio con todo.

 

Un largo silencio siguió después, como si el tiempo mismo necesitará descansar un momento de su discusión que sin querer, terminó por darles a ambos la respuesta que no deseaban aceptar.

 

Pero si no lo hacían, terminarían siendo una catástrofe.

 

—E-Entonces, ¿aún podemos…?

 

—No lo creo. —respondió Murasaki en un susurro doloroso.

 

—Pero…

 

—¿Qué no lo ves, Rantaro? —La mirada triste que Wakiya le dirigió era exactamente la misma que Kiyama poseía—. Somos un desastre, ya no tiene sentido hablar ahora de lo que no hicimos antes. ¿Cuántas veces más seguiremos repitiendo esto? ¿Por cuánto tiempo más seguiremos peleando por cosas que no dijimos cuando debíamos? ¿Por no saber escucharnos ni entendernos?

 

Rantaro soltó las primeras lágrimas en todo el tiempo que se la pasaron ahí, Wakiya aun secaba las propias.

 

—Todo esto que pasó es culpa nuestra. —dijo Kiyama, entendiendo que no había más opción.

 

—Se supone que te amo, ¿desde cuando empecé a dejar de sentirme feliz al mirarte? ¿Desde cuando se convirtió en una batalla por llamar la atención?

 

El mayor de los Kiyama no respondió, pues se sentía del mismo modo. Perseguían una sombra de lo que nunca fue, un sueño que nunca se haría realidad. Terminó sonriendo forzadamente.

 

—Hasta aquí llegamos, ¿no es así? —preguntó mordiéndose el labio inferior, a pesar de todo lo dicho y ocurrido, no era sencillo para ninguno de los dos.

 

—Si, creo que así debe ser. —Wakiya le sonrió también, entre lágrimas que no lo dejaban ver bien la cara de Rantaro.

 

El tiempo ocurrió con tanta lentitud para ambos antes de que Wakiya se diera la media vuelta, pero no pudo avanzar casi nada. Solo se quedó ahí de pie, algunos segundos pasaron antes de que escuchara las pisadas de Rantaro alejándose a sus espaldas.

 

Quería voltear una última vez, correr a sus brazos y decirle que lo olvidara todo, que ambos lo olvidaran y empezaran desde cero aquí y ahora.

 

Pero se aferró a sus ideales, a lo que él consideraba que era lo más correcto. Apretó con fuerza sus puños y frunció el rostro en un gesto doloroso. Empezó a caminar también, de regreso al BC Sol sin mirar ni una sola vez atrás.

 

Tenía que ser valiente para admitir cuando una relación ya no tenía espacio en su vida.



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—¿Él te rechazó?

 

Aun al teléfono, Valt no podía creer lo que su hermana menor estaba diciendo. No pudo evitar que la emoción creciera en su interior.

 

—Si, me rechazó después de que lo besé. —admitió Nika con pesar en la voz—. A pesar de eso él fue muy amable conmigo, así que estamos en buenos términos, como amigos.

 

Valt sintió como si una venda cayera de sus ojos, pero también logró sentirse un poco peor por los acontecimientos recientes. Todo este tiempo temió acercarse a Shu para que sus sentimientos no interfirieran con los de su hermana, pero al final de todo no existía ninguna relación entre ambos. Se sentía como un completo idiota.

 

—¿Y, por qué te disculpas conmigo? —preguntó finalmente a su hermana, ella nuevamente suspiro.

 

—Porque yo sabía lo que sentías por él, lo que creo que aún sientes por él. Lo amas, ¿verdad?

 

El silencio de Valt fue una afirmación a los oídos de Nika.

 

—Yo quise fingir que me estaba equivocando y que lo que había entre ustedes dos era una simple amistad. Pero terminé entrando en pánico cuando los veía tan juntos y felices, así que actúe precipitadamente; no quería que terminaras por ganártelo antes que yo. Y al final de todo, solo terminé trayendo problemas entre ustedes dos.

 

—No. —respondió Valt después de un rato—. Shu y yo no nos alejamos solo por ti Nika, pasaron otras cosas… es complicado.

 

—Aun así, fui parte del problema que sea que tengan ustedes dos ahora, también soy responsable.

 

—Nika, no es así. En todo caso el único responsable aquí sería yo, no le di la oportunidad a Shu para aclarar las cosas.

 

Nuevamente, los recuerdos de Shu mirándolo en el bosque al lado de Shasa se hicieron presentes. Quizás ahora sabía cómo se sintió Shu al descubrir que vio el beso entre él y Nika.

 

—Valt, no sé exactamente lo que sucede entre ustedes dos. —continuó la chica del otro lado del teléfono—. Pero no dejes de intentarlo. No te detengas por mí ni por nadie Valt, pelea por lo que te hace feliz.

 

—Yo… ya no estoy seguro de que me hace feliz. —respondió Valt con un tono desanimado—. O no sé si lo que quiero va a hacerme feliz de verdad.

 

—Entonces podrías perderlo para siempre sin saberlo, sin intentarlo.

 

Las palabras de Nika helaron la sangre de Valt, este ya no quiso hablar más del tema y cambió la conversación a algo más banal. Luego platicó un poco más con Toko y la llamada terminó, dejando a Valt con un sabor agridulce que no podía quitarse y muchas cosas en qué pensar.

 

Por otro lado, Aiga terminaba una plática que lo dejó completamente insatisfecho. La última pregunta que le hizo a Shu y la respuesta que este dio, le hizo pensar que sus esfuerzos fueron inútiles.

 

“—¿Cómo que avanzaras solo? —preguntó el menor angustiado, Shu lo miró indiferente y asintió.

 

—No puedo quedarme para siempre actuando así, me di cuenta de algo hace poco y es que aun soy débil. No puedo escapar de mi propia naturaleza insegura.

 

—¿Naturaleza insegura? —preguntó Aiga sin obtener una respuesta de Shu, este solo se levantó y antes de irse dijo.

 

—Cuando me vaya de aquí, cuídalo bien.”

 

<<Tan confuso como siempre>>, pensó Aiga al volver a analizar la conversación.

 

Pero no iba a quedarse a mirar, él nunca se conformó siendo un simple espectador. Quizás era demasiado entrometido para el gusto de muchos pero no podía evitarlo, menos si él fue parte de las causas que los llevaron a esos dos a este problema.

 

Así que si Shu no lo dejaba ayudarlo, iría con la otra cara del problema.

 

Bajo las pesadas nubes en el cielo, observó a lo lejos el BC Sol y decidido, caminó hacia allá en búsqueda de Valt.

 


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