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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Un trueno cayó en el bosque, afortunadamente, no había nadie afuera pues ya todos estaban resguardados en el BC Sol; indicando que las fuertes lluvias finalmente habían comenzado.

 

Desde su habitación, Valt miraba el cielo notando aquello; sabía que si llovía de esa forma tan agresiva, entonces Shu debió volver al BC Sol. Si quería hablar con él sobre el asunto del día anterior, está era la oportunidad perfecta.

 

Pero incluso antes de que saliera de la habitación, nuevamente llegó otra llamada a su teléfono. Miró de quien se trataba y no dudo en responder.

 

—Audaz. —saludó al mencionado, este le devolvió el saludo—. ¿Qué pasa?

 

Por un momento Valt había olvidado que Rantaro estaba en España, después de todo, lo llamó hace un tiempo para que estuviera al tanto de su situación y aceptó la extraña petición que le hizo sobre no decirle a nadie más que iría hacia allá. Y aunque realmente nunca preguntó el porqué de tanto misterio, fácilmente podía hacerse una idea al respecto.

 

—No mucho, solo quería avisarte que me voy del país, regresaré a Japón mañana.

 

Eso sin duda tomó por sorpresa al de cabello azul, rápidamente se acomodó en su lugar.

 

—¿Qué? ¡¿Por qué?! Pensé que ibas a hablar con Wakiya, ¿No es así? ¿No era eso lo que querías? No te vi ni una sola vez pasar por aquí.

 

Una extraña desesperación se apoderó de Valt, una de la cual no era consciente del todo ni entendía porque sentía. Pero su tono tan apresurado y la forma en la que habló le indicaba a Rantaro que algo más sucedía con él, lo podía notar muy bien; después de todo se trataba de su mejor amigo de años.

 

—¿Valt? ¿Está todo bien por allá?

 

—Yo… si. Todo está bien, solo cuéntame, ¿qué pasó entre ustedes?

 

Sin estar del todo convencido, Rantaro empezó a explicar la situación.

 

—Solo pasó lo que al final tuvo que pasar, me acobarde.

 

—¿Cómo es eso? No lo entiendo.

 

—Así es, Valt, es que yo fui un idiota todo este tiempo. No importaba que yo pensara que estaba haciendo lo correcto, eran mentiras. Todo era una excusa que me imponía a mi mismo para convencerme de que Wakiya simplemente nunca estaría para mí porque él se alejaba, pero quizás era todo lo contrario y yo me aleje de él. Es raro pensar que así fue pero al hablarlo todo, me di cuenta que fue culpa de ambos.

 

—Pero tú no podías hacer nada, las cosas pasaron y ya.

 

—No es así, si pude hacer algo, pude decir lo que pensaba en lugar de quedarme ahí a observar cómo ocurría todo el desastre. No solo Wakiya se encargó de hacer y deshacer con nosotros a su conveniencia, también fui yo al ser tan cobarde como para arriesgarme un poco y luchar por lo que realmente quería; solo deje que el miedo me congelara justo en el peor lugar donde podía estar. Por eso es mi culpa.

 

Valt se quedó sin palabras al escucharlo, sostuvo un largo rato el teléfono mientras contenía un suspiro que le llenaba el pecho de un inusual dolor. Después de unos momentos, Rantaro pareció controlarse (algo que Valt no notó hasta ese momento), pues apenas se escuchaban algunos llantos ligeros del otro lado de la línea telefónica.

 

—Pero ya no queda nada más por hacer, seguir con esto me hubiera dolido mucho más de lo que me duele ahora tener el corazón roto… supongo.

 

—Audaz… yo, no sé qué decir. —susurró Valt con una gran incertidumbre en la voz.

 

—No tienes que decir nada Valt, al final de cuentas esto no es culpa tuya ni de nadie más. —respondió Rantaro, aunque su voz parecía sonar algo animada, el deje de tristeza en ella era notorio y no pasó desapercibido para Valt—. Pero amigo, solo quiero que me prometas algo.

 

Aunque la petición llegó a confundir a Aoi por un momento, este respondió.

 

—¿Qué cosa?

 

—No tomes las mismas decisiones que yo tomé. Sé que no todo está bien por allá, sé que ver a Shu no debió ser fácil para ti pero créeme, tampoco lo fue para él.

 

Valt no dijo nada, luego Rantaro continuó.

 

—Buena suerte, amigo mío.

 

Y la llamada terminó.

 

Cuando escuchó a Rantaro hablar de aquella forma tan certera, no podía negar lo ciertas que eran sus palabras, estaba de acuerdo con todo lo que él decía pues simplemente era muy lógico. Sin embargo, cuando se detenía a pensar en la situación que ahora estaba viviendo con Shu, no podía aceptar que les estaba pasando algo parecido.

 

Apenas dándole un respiro a Valt de tan solo pocos segundos de reflexión, la puerta de su habitación se abrió agresivamente dando paso a Aiga, en cuyo rostro yacía una mueca de enfado absoluto.

 

Sin tener el tiempo de reaccionar, Valt fue abordado rápidamente por el castaño.

 

—¿Acaso tienes la menor idea de lo que estás haciendo?

 

—Aiga, ¿Q-Qué, de qué estás…?

 

—No me vengas con nada de “¿De que me estas hablando?”. Tú sabes muy bien a qué me refiero, no te hagas el desentendido.

 

Finalmente Aiga entró a la habitación cerrando la puerta detrás suyo con tanta fuerza que la pared cimbró un poco. Valt dejó de lado el teléfono que aún mantenía en las manos y se recompuso, intentando tomar el ritmo de la situación.

 

—Oye cálmate, de verdad que no entiendo nada de lo que dices. —Se explicó el de cabellos azules, Aiga le dirigió nuevamente esa mirada de molestia pero no la sostuvo mucho tiempo al darse cuenta que así las cosas no iban a avanzar mucho. Por lo que se sentó en la cama contraria a la de Valt sin dejar de mirarlo directamente.

 

—¿De qué más iba a estar hablando? De Shu, por supuesto.

 

—¡Agh! —Casi inconscientemente, el Aoi dejó escapar un bufido en forma de queja.

 

—Así es, “agh”. Eso debería decir yo después de tantos días intentando cosas estúpidas para que voltearas a mirarlo. —Se quejó el castaño con bastante frustración.

 

—¿Qué? ¿Cómo es eso? —preguntó Valt confundido a lo que Aiga desvió la mirada está vez..

 

<<¡Maldición!, termine hablando de más>>, se regañó a sí mismo.

 

Sin embargo, también sabía que no tenía muchas opciones a estas alturas de la situación, iba a jugarse todas las cartas que pudiera usar por más desesperadas que fueran.

 

<<Voy a tener que jugármelas todas>>, pensó con determinación.

 

—Cuando conocí a Shu no me agrado nada, la forma en la que ustedes dos eran tan unidos me hizo sentir… celoso. —Comenzó a explicarse repentinamente, sin poder evitar que un sonrojo surcara en sus mejillas. Valt lo miró aún algo confundido, no sabía que tenía que ver lo que Aiga platicaba—. Debido a eso termine por causarle un gran daño a él y también a ti, incluso si no lo sabes entonces es hora de que te vayas enterando que fui yo el culpable de que tú y Shu discutieran.

 

—Aiga…

 

—No, déjame terminar. Deje que mis celos me cegaran y no pensara bien en las cosas, ahora que me di el tiempo de conocerlo, descubrí que Shu no es mala persona; solo no sabe expresarse bien. Por eso decidí ayudarle, por él y… por ti.

 

—¿Por mi? —preguntó Valt confundido, Akaba se quería sumergir en su lugar, pues le parecía muy vergonzoso admitir que aun a pesar de su rechazo, seguía siendo muy atento a las emociones de Valt.

 

—Así es, no me lo dices a mi directamente pero es muy fácil deducir porque estuviste tan triste en estos meses, incluso ahora estás triste y todos nos damos cuenta de eso. Quizás Free se da más cuenta que nadie.

 

—Free… —susurró Valt . Por su mente pasaron los recuerdos de las situaciones tan peculiares en las que se había involucrado con Shasa, así como el desdén que noto que ella le dedicaba a su rubio amigo. Pero no quiso pensar en nada más, no le gustaba mal pensar en sus amistades.

 

—No podemos quedarnos mirando como te marchitas así nada más, tenemos que hacer algo por ti, al menos yo quiero hacer algo por ustedes. Incluso si casi no ayudé a Shu, no puedo retirarme de la jugada sin decir que lo intente. Pero tú Valt, ¿qué has hecho tú en todo este tiempo? Incluso si Shu solo quería acercarse y hablarte como un amigo nada más, ¿cómo crees que se sintió al ver que lo rechazabas todo el tiempo? Ni siquiera le diriges la mirada para saludarlo, la indiferencia que le dedicas parece ser una venganza por lo que él te hizo hace meses.

 

—¡No es una venganza! —gritó Valt repentinamente, notoriamente exaltado.

 

—¿Entonces qué es? ¿Un juego retorcido o algo así? 

 

—¡Nada de eso! ¿En verdad piensas que me siento bien por todo esto?

 

Finalmente habló Valt, llegando al límite de su tolerancia por primera vez en mucho tiempo. Encaró a Aiga directamente y continuó.

 

—N-No es como si yo hubiera planeado esto, no es como si yo hubiera pedido dejar de hablarle a Shu de un día para otro, o como si yo hubiera deseado que me rompiera el corazón o que me volviera más inseguro con todo en lo que gira sobre él. ¡Yo nunca quise empezar a sentir miedo por hacer algo mal y tener que perderlo para siempre!

 

El llanto no tardó en aparecer, un llanto tan poco característico de Valt Aoi que ahora parecía ser una rutina para él, pero al ser la primera vez que lloraba frente a Aiga, no pudo evitar sorprenderlo.

 

—Yo no queria que las cosas resultaran así, pero empece a sentir mucho miedo sobre Shu, ya no quería volver a verlo hasta que eso cambiara, hasta que todo el dolor en mi pecho se fuera pero parece que eso solo empeora las cosas. Entonces ¿qué debo hacer?, si vuelvo a equivocarme o fallar frente a Shu es mi fin, es nuestro fin.

 

Aiga lo miró más que impresionado, no entendía qué era lo que Valt decía sobre “fallar” o “ser el fin”. Terminó por preguntarse qué tantos escenarios extraños había imaginado la mente de Valt como para arrinconarlo de esa manera.

 

—¿A qué te refieres?

 

—Ya me equivoqué antes con Shu, asumí cosas que no eran cuando lo vi con mi hermana y volví a hacerlo cuando lo vi contigo, luego deje que el malinterpretara mi situación con Shasa pero aun así, creo que no puedo hablarle.

 

Aiga se exasperó al escucharlo decir nuevamente esa frase, sin modular el tono de su voz preguntó.

 

—¡¿Y por qué no?!

 

—¡Porque si le hablo, voy a romperme en mil pedazos! —Un sollozo acompañó su oración, pudo calmar a los que seguían para continuar—. Si lo miro al rostro, no voy a poder evitar decirle todo lo que siento, todo lo que siempre he sentido por él. Pero tampoco podré evitar recordar lo que me ha hecho, lo que yo le he hecho y eso no va a dejar de doler. ¿Y si él me rechaza por eso? ¿Y si yo me arrepiento de que me acepte? No sé qué seguirá después y es tan… desolador.

 

Después de todo lo dicho, finalmente Valt dejó recorrer sus lágrimas sobre su rostro con toda libertad, sin contenerse ni un poco. Por otro lado, un bufido se escuchó dónde estaba Aiga.

 

Confundido por el sonido emitido, Valt miró al castaño quien se acercó hasta que los centímetros entre ambos fueron pocos; lo tomó de ambas mejillas y fijó sus miradas.

 

—Dime Valt, a pesar de todo lo que pasó con Shu en Japón, ¿tú lo sigues amando?

 

El de ojos cafés se sorprendió por la pregunta pero al ver la seriedad con la que Aiga hablaba, reflexiono un poco más la pregunta y luego respondió asintiendo con la cabeza.

 

—Yo… si.

 

—¿Alguna vez lo odiaste por lo que te hizo?

 

—No… pero me lastimó mucho.

 

—Siguiente pregunta, ¿Lo has perdonado?

 

—No había nada que perdonar… el error fue de ambos. —Nuevas lágrimas empezaron a surcar en los ojos de Valt, Aiga lo miró y sonrió al notar que su mensaje fue captado.

 

Soltó a Valt y se sentó en su sitio anterior.

 

—Entonces, ¿a qué le tienes tanto miedo? ¿No crees que Shu en algún momento pensó igual que tú? El quizás se siente del mismo modo incluso ahora, después de todo lo que vio o le hicieron creer. Valt, no se exactamente de donde sacaste esas ideas tan locas y rebuscadas, no van contigo; el Valt que yo conozco es un chico que actúa y luego piensa, siempre busca lo que lo hace feliz y se aferra a eso con la alegría y certeza de que está haciendo lo correcto. No dejes que el Valt que todos queremos se vaya por no saber que le pasara en el futuro debido a su pasado.

 

El Aoi lo miró asombrado, hace un tiempo se había olvidado en pensar sobre sí mismo. Aiga se sentó a su lado y palmeó su espalda con suavidad pero también con decisión.

 

—En algún momento nos toca arriesgarnos por un amor que añoramos, varios se han arriesgado por ti. Está vez es tú turno.

 

Las lágrimas finalmente dejaron de salir de los ojos de Valt; como si simplemente despertara de un sueño o como si alguien le hubiera dado una patada en el trasero (quizás así fue); terminó reaccionando.

 

Apresurado se levantó de su lugar, dándose cuenta de lo estupido que había sido últimamente y miró a todos lados, como si buscara en esa misma habitación algo que lo ayudara a terminar de reavivar la llama de su espíritu.

 

—Tienes razón, me he portado como un zopenco. Debo hacer algo pero ya.

 

Sin quedarse a escuchar la risa que Aiga soltó por decir “zopenco”, salió corriendo de la habitación.

 

—Oye espera, no salgas así ¡Te ves terrible! —gritó Akaba reaccionando a las acciones de Valt y saliendo corriendo detrás suyo.

 

Rápidamente le pudo dar alcance, siguió a Valt hasta que llegaron a la habitación de Shu.

 

Aoi volteó a mirar a Aiga una última vez quien, con una simple mirada, le dió los ánimos suficientes para entrar ahí sin esperar ninguna invitación.

 

—¡Shu!

 


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