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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Por suerte el fin de semana había llegado, no tendría que soportar esa tediosa escuela por hoy. Se despertó algo tarde, tenía el hábito de despertarse temprano todos los días incluso si no tenía deberes pero al parecer aun no se acostumbraba al cien por ciento al horario de Japón.

Después de comer el desayuno que preparó su padre regresó a su habitación, estaba perezoso pues no quería cambiarse la pijama y no deseaba salir a ningún lugar.

Se sentó en su escritorio que quedaba de costado a la ventana de su habitación, tal vez sería mejor estudiar algo ya que aún había varias palabras que se le dificulta identificar en clases.

Rápidamente se aburrió, honestamente nadie en el mundo deseaba estudiar en un sábado a las nueve de la mañana, se dejó caer en el respaldo de la silla con fastidio. Sin saber qué más hacer miró hacia el exterior, el clima era cálido en esta época del año así que el cielo estaba despejado dejando ver su hermoso azul característico, la vista tampoco estaba tan mal pues las casas cercanas no fastidiaban la vista hacia las montañas. De reojo distinguió una silueta familiar en la calle.

Fue tan rápido que tuvo que asomarse para ver a la persona que había pasado, Valt corría usando un conjunto deportivo blanco hacia algún lado, miro con molestia como se iba sin aparentemente haberlo notado.

Decidió ignorarlo y regreso su vista al interior de su habitación, estaba un poco desordenada así que optó por arreglarlo; quería ignorar el hecho de haber visto a Valt hace poco frente a su casa pero le era inevitable.

Mientras levantaba los libros del suelo no dejaba de pensar "¿Hacia dónde habría ido?", cuando limpió el exterior de su ventana se preguntó "¿Vivirá cerca de aquí?"

"¿A donde iría siendo un sábado tan temprano?, ¿Acaso visitará a alguien?"

"Basta" se dijo a sí mismo callando sus pensamientos tan tontos pero era inútil, por más que se esforzara el chico de cabello azul y ojos marrón seguía dentro de su cabeza.

Llevo sus manos a su cabello y lo jaloneo con frustración intentando despejar su mente pero no funcionaba, decidió que lo mejor era salir de ahí o se volvería loco; se vistió con unos pants grises y una sudadera azul marino.

Cuando bajo para salir la voz de su madre lo detuvo— ¿A dónde vas?

—Correré un rato, de paso aprovecho para conocer cómo es cerca de aquí.

—Muy bien cariño pero no olvides llevar tu teléfono, recuerda que tú padre y yo saldremos a visitar a unos viejos amigos así que llámanos cuando regreses —Asintió y salió al instante, sin pensarlo demasiado se dirigió hacia el mismo lugar al que vio donde fue Valt.

La ruta era amena y poca gente se veía en la calle, miro los lugares a los que había ido con su familia cuando compraron los muebles y vio otros que no había visitado pero que extrañamente le parecían familiares, se planteó a sí mismo la posibilidad de que tal vez los recordaba de cuando vivía ahí en su infancia.

Después de algunos minutos se detuvo cuando llegó a un parque, camino mirando silenciosamente los espacios verdes así como la gran variedad de flores y árboles. Todo estaba extrañamente silencioso así que camino más explorando a profundidad su nuevo descubrimiento, un sonido pronto llegó a sus oídos, eran gritos de emoción y risas provenientes de lo que parecía el centro del parque.

—¡Vamos Achilles! —Distinguió el grito cuando se estaba acercando hacia su origen, pasó entre algunos árboles y lo primero que vio fue a un grupo de chicos alrededor de un pequeño estadio, mientras más pasos daba pudo identificar que estaban jugando aquel viejo juego.

Era beyblade, hacía mucho tiempo que dejo de jugarlo y pensó que había desaparecido con el paso de los años pero no fue así, al parecer había más gente que aun seguía inmersa en aquello.

Sin darse cuenta se acercó demasiado a ellos llamando su atención, cuando noto sus miradas fijamente sobre él se vio sorprendido.

—Disculpa, ¿se te ofrece algo? —pregunto un rubio de ojos rojos con una mirada seria.

—Ahh, no yo… solo estaba… —No sabía muy bien qué decir para quitarse de encima la abrumadora atención que le ponía cada uno de ellos, de repente otro rubio de pelos parados se levantó y lo confronto con un rostro familiar pero poco agradable.

—Eres un espía ¿verdad? Viniste a copiar nuestro entrenamiento —Juzgo con rapidez, Shu por su lado se dedicó a mirar los rasgos extrañamente familiares del rubio, de la nada fue jalado por otro de lentes.

—¡No te dejaré ir hasta que confieses! —grito decidido, no se los tomó en serio hasta que noto que hablaba por todos, eran un grupo de niñatos notablemente menores que él pero el verdadero problema es que eran demasiados, además de que se veían serios y algo locos.

—Suéltame, no se de que hablas —dijo intentando parecer lo más amenazador posible pero no tuvo ningún efecto en ellos.

—¡Valt! —Volteo hacia donde el nombre tan familiar fue pronunciado, un castaño de ojos turquesa miraba hacia alguien, cuando pudo verlo se sintió extrañamente aliviado.

—Aiga ¿que pasa? —pregunto cuando llego, la mirada del de cabello azul se posó sobre él de cabello blanco y se alarmó al instante— Oigan ¿que le hacen? Lo conozco.

—Es un espía —respondió Ranjiro al mayor, este negó al instante.

—¡No! El es mi compañero de clase.

—¿En serio? —pregunto el castaño mirando al muchacho que tenían acorralado en uno de los pilares que rodeaban al estadio, este asintió silencioso.

El agarre sobre su brazo se deshizo instantáneamente, miró con enfado a cada uno de los que lo aprisionaron incluyendo al castaño frente a Valt, a pesar de que no lo estaba mirando pudo notar que se hallaba bastante feliz de la presencia del de ojos marrón; extrañamente sintió enfado ante esto y caminó pasando a un lado de Valt que intentó saludarlo pero fue ignorado.

Valt por su lado se quedó mirando como el de ojos rojos emprendía un trote hacia quien sabe donde.

—Oye Valt ¿que te parece una batalla? —preguntó con mirada ilusionada Aiga, Valt negó con las manos extendidas.

—Lo siento, deje a Valkyrie en casa pero será otro día. —Sin quedarse a enfrentar la cara sorprendida de los chicos se apresuró a poder alcanzar a Shu.

Corrió hasta que pudo visualizar la espalda del albino, sonrió para sí mismo y le dio alcance corriendo ahora a la par.

—No me sigas —dijo impasible por su presencia, el otro respondió.

—No te estoy siguiendo… solo estamos corriendo hacia la misma dirección —contestó con un tono inocente y travieso, Shu rodó los ojos fastidiado y se resignó a aceptar la presencia del otro.

Corrieron por la parte más externa del parque, la luz del día se mezclaba en una grandiosa armonía con el verde de los árboles más altos, coloreando el camino en una variedad de tonos verdes y amarillos.

—Es asombroso salir temprano a las calles —Shu no dijo nada así que continuó hablando— Creo que las mejores experiencias siempre nacen a esta hora de la mañana.

—¿Como ser acorralado por un grupo de niños? —preguntó sarcástico.

Valt rió un poco por el comentario, después solo sonrió divertido— Por favor perdónalos, se están preparando para una competencia importante y están algo paranoicos al respecto.

No dijo más, salieron del parque y corrieron ahora por las calles poco transitadas.

Con cara seria miraba las casas y negocios por los que pasaban, todas ella eran diferentes y con su toque que las volvía únicas, a pesar de la inexpresión de su rostro sus ojos brillaban ligeramente ante el panorama, Valt noto esto y sonrió.

—No importa cuantas veces venga por aquí o cuanto tiempo pase después de mi última visita, nunca deja de impresionarme como lo cotidiano se vuelve casi un espectáculo si pones la atención suficiente.

Su rostro no lo demostraba pero Shu en realidad ponía bastante atención a todo lo que Valt decía, le relataba pequeñas anécdotas sobre cómo solía correr a casa después de la escuela por esas mismas calles, cuando entrenaba con sus amigos hace algún tiempo atrás. El solo se limitaba a imaginar aquel tiempo y como se veía todo alrededor lo cual parecía ser exactamente igual a ahora, solo unos pocos detalles eran diferentes.

Un destello llamó su atención, se detuvo en seco cuando visualizo el origen de aquella deslumbrante luz cristalina.

Valt también se tuvo que detener al percatarse que Shu ya no estaba a su lado, regresó la mirada contemplando que el de ojos rojos miraba impresionado hacia una conocida dirección.

El de ojos rojos miraba el lago frente a él ensimismado, en su mente risas y diversión venían en forma de recuerdos bastante borrosos, llevó una mano a su pecho.

—Oye —Valt no entendía lo que tenía su acompañante así que se acercó lentamente hacia él— ¿Pasa algo?

—Este lugar… lo conozco, creo que solía jugar aquí.

—¿En serio? —Valt se sorprendió, Shu asintió aun contemplando el lugar— Pero ¿como puede ser?

—Viví en está zona hasta que cumplí cuatro años —pronunció mientras se sentaba en su lugar— Estar aquí es como un déjà vu.

—No lo sabía —comentó Valt aun de pie, recordaba que Wakiya le mencionó que Shu solía vivir en Japón pero no dijo nada acerca de que vivía justo en esa misma ciudad, probablemente su amigo no conocía tampoco ese detalle.

El de cabello azul llevó las manos a sus bolsillos del pantalón, cerró los ojos cuando sintió una brisa fresca golpearle en la cara. Miró luego hacia el árbol justo a un lado de la orilla del cuerpo de agua.

—Yo también solía jugar aquí cuando era niño —pronunció con una sonrisa llena de nostalgia— Me la pase bien con mis amigos por mucho tiempo y a pesar de que ya no suelo pasar mucho el rato en este lugar, cuando llego a hacerlo siento una paz incomparable llenar mi pecho.

Shu escuchaba en silencio, lo que Valt decía de alguna manera describe lo que él también sentía al estar ahí.

—Creo que tienes razón —susurró lo más bajo que pudo, aun así Valt alcanzó a escucharlo y sonrió.

Se quedaron un rato así, contemplando el panorama que casi todas las mañanas se apreciaba en aquella ruta. Valt miro a Shu sentado, sus cabellos blancos se movían a la par del viento y la luz del sol parecía rebotar en su piel; en ese preciso momento sintió algo nacer en su corazón.

—Shu —susurro el nombre de su acompañante, este desvió la mirada posandola sobre él, su voz salió más tímida que nunca— En Alemania… ¿tenias muchos amigos?

De repente los dolorosos recuerdos de las personas egoístas que conoció a lo largo de su vida se reprodujeron en su mente como una película muy rápida, agacho la mirada y se levantó dispuesto a irse de ahí.

Valt noto el cambio de actitud en Shu así que antes de que pudiera dar un paso lo detuvo tomándolo de la muñeca, el mayor intento zafarse pero simplemente Valt no cedía su agarre y pronto dejó de intentar.

—Suéltame —ordeno seriamente aunque no volteo a mirar a su opresor en ningún momento.

—No —dijo con el mismo tono el de cabello azul, Shu chasqueo la lengua molesto— No te dejaré hasta que me digas si dije algo malo.

—¡No es de tú incumbencia! —grito el otro alzando su mano deshaciendo el agarre de Valt, corrió lo más rápido que pudo.

—¡Es que si lo es! —Escucho el grito de Valt, al parecer de nuevo comenzó a seguirlo pues no lo escucho tan lejos y estaba agitado— Quiero ser tu amigo, ¿porque no me dejas serlo?

Dijo Valt mientras frenaba a Shu poniéndose en frente, lo tomó de los hombros y lo derribó en el suelo.

—¡Quiero que platiquemos! Nadie debería de estar por siempre solo, eso es simplemente malo para cualquiera ¡¿Que no ves que me importa?!

—¿Y tú qué sabes de mi? —grito molesto, Valt se detuvo y miró al chico debajo de él, sus ojos rojos ahora estaban cristalizados dejando caer gordas lágrimas y lo miraban con un gran dolor que lo sorprendió— ¿Qué.. sabes tú de mí? ¿Crees que me interesa si te importo? ¡No me trates como un estúpido trabajo de caridad!

—¡Yo nunca haría eso! —dijo mientras agarraba más fuerte los hombros del otro, sus miradas no se apartaban en ningún momento— Ya te lo dije, quiero ser tu amigo porque…

Titubeo y desvió la mirada sonrojándose un poco, Shu lo miró interrogante pero espero a que terminara.

—Porque... ¡Me preocupo por ti! —Sus ojos se abrieron muy grande, esperaba que le dijera cualquier cosa menos eso, el de ojos marrón volvió a verlo directamente— Tal vez no tengas una buena experiencia con los amigos pero eso no importa, siempre puedes volver a intentar hacer más. En este mundo existe toda clase de personas que pueden ser buenas o malas para ti pero sólo puedes saberlo si intentas conocerlos, el camino siempre es más fácil si estamos acompañados, ¡pero lo que nunca debes hacer es dejar de intentarlo!

Shu por más que lo intentara no podía apartar la mirada de Valt, sus lágrimas hace rato se habían detenido y ahora veía con claridad el rostro ligeramente rojo del menor mientras le decía todas esas cosas.

—Quiero conocerte mejor, que me cuentes como estas y las cosas que haces, ¿es tan difícil de entender?

No contestó, aún estaba asimilando todo lo que Valt dijo, en sus ojos no vio falsedad ni segundas intenciones, "¿que tal si el chico le decía la verdad?" Repaso con calma el tiempo que habían pasado juntos y se dio cuenta que en realidad no le parecía tan fastidioso, solo se había cegado un poco a sí mismo sobre el menor.

Sin darse cuenta se quedaron un rato mirándose fijamente.

—Oik —Una gota golpeó la cabeza de Valt provocando que hiciera un ruido raro, tocó la zona donde había caído confirmando que no había sido una jugada de su imaginación aquella sensación.

—Pff… —El menor miro el origen de otro sonido raro, Shu debajo de él cubrió ligeramente su boca con una de sus manos, pronto comenzó a reírse un poco más fuerte dejándolo algo confundido— Perdona pero tu cara, debiste verla.

De la nada se soltó en carcajadas, Valt se sonrojo fuertemente llenándose de vergüenza; a pesar de todo estaba feliz ya que sentía que había logrado algo grande mientras miraba a Shu reir. Se levantó dejando libre al albino, extendió su mano llamando la atención del otro quien finalmente había parado de reir.

—Entonces ¿qué dices? ¿Me das una oportunidad?

Shu miró la mano del menor, dudoso la tomó levantándose del incómodo suelo.

—Eres un poco raro pero.. creo que no pierdo nada.

Desvió la mirada mientras Valt sentía que una gran felicidad se instalaba en su pecho, estaba por decir algo hasta que unas grandes gotas comenzaron a azotar contra el suelo.

—¿Pero qué…?

Repentinamente ya estaban bajo el ataque de un diluvio, corrieron lo más rápido posible debajo del techo de un local para protegerse.

—No va a detenerse en un buen rato —susurro Shu, Valt asintió pues no había señales de que pronto la lluvia fuera a acabar— Rayos, hace poco estaba soleado ¿como pudo cambiar el clima tan rápido?

Como el local estaba cerrado tuvieron que quedarse fuera esperando a que la lluvia pasara pero ya estaban comenzando a mojarse.

—Desearía que fuéramos a mi casa pero queda algo lejos —comentó el menor, Shu se lamentó pensando en que ni siquiera sabía que tan cerca estaba su propia casa.

—Espera —El de ojos rojos miro las calles reconociéndolas un poco— Estamos cerca de la escuela ¿verdad?

Valt asintió a su pregunta algo confundido, el otro sonrió ligeramente.

—Mi casa no está muy lejos de la escuela, podemos ir ahí. —Los ojos de Valt se iluminaron ante la propuesta de Shu, asintió felizmente antes de emprender una carrera hacia la casa del mayor bajo sus indicaciones.

 

 


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