Los ventanales ofrecÃan la imagen de un sinnúmero de estrellas regadas en el cosmos mientras hacÃan una pequeña desviación hacia un asteroide que llevaba metales que podrÃan servir para el funcionamiento de la nave. Los ojos de Castiel se desviaron de la vista cuando fue nombrado por Baltazar que venÃa a por su izquierda.
—¿Estás listo para salir afuera?
—Por supuesto que lo estoy —respondió Castiel— he entrenado para esto toda mi vida.
—Será tu primer vuelo fuera de los simuladores, no creas que será igual. Créeme que lo aprendà de la mala forma —dijo mientras alzaba su brazo que era una prótesis biónica totalmente equipada.
—Lo tomaré en cuenta, Baltazar.
—No seas austero, Cassie. Me gusta más cuando sonrÃes —Baltazar dijo con un puchero en su rostro.
—Amelia dice lo contrario…
—Bueno, ella no ve el encanto en tu siniestra sonrisa. Es una pena que tengas que estar prometido a ella… —suspiró— si tan solo Michael...
—No lo digas, Baltazar.
Los altavoces se hicieron escuchar interrumpiendo la conversación llamando a todos sus pilotos para que fueran a sus puestos. Ellos dos se movieron hacia los puertos de salida donde montarÃan naves especializadas en la extracción de diferentes recursos. Después de todo, eran una nave generacional con destino al planeta KOI-4878.01, tardarÃan más de mil años en llegar porque iban por debajo de la velocidad de la luz y los recursos con los que habÃan dejado la tierra hace más de ocho generaciones habÃan diezmado considerablemente al punto de volverse casi carroñeros si no fuera porque habÃan modificado su estructura genética haciendo que pudieran subsistir de formas mucho más simples pero aún asà necesitaban elementos que les pudiera ayudar llegar a su destino.
—Nos vemos allá afuera, Cassie —se despidió Baltazar con un ademán mientras abordaba su nave.
Castiel abordó la suya propia con ayuda de su hermana, quién era la ingenierÃa mecánica que se ocupaba de mantener la pequeña nave en un óptimo servicio. Ana le puso su puso su casco de oxÃgeno y cerró los compartimientos deseándole buena suerte. Él tomó el mando y teclear la pantalla táctil para activar los diferentes programas para que estuvieran en su pantalla. Desde los audÃfonos escuchó como el capitán empezó a ladrar órdenes mientras las compuertas del hangar fueron abiertas.
Castiel no pudo evitar sonreÃr cuando por fin salió fuera, toda su vida habÃa estado confinado en una nave que dejó de ofrecerle nuevas cosas cuando terminó de recorrerla hasta los más recónditos lugares, entonces lo único que le quedaba era el vasto espacio por ello se convirtió en piloto para poder salir y ver qué habÃa más allá de estas paredes de titanio y acero, encontrar su lugar entre las estrellas.
—Capitán, mis sensores detectan una anomalÃa en la zona sur del asteroide —expresó Dumah desde su posición.
—Ignóralo. Nuestro equipo ya lo revisó, es solo transferencia de un pequeño agujero negro en nuestra proximidad.
—Entendido.
Castiel como sus otros compañeros escucharon la conversación debido a que tenÃan sus enlaces conectados y con curiosidad trató de direccionar su sensor hacia donde Dumah indicó y captó la interferencia, la cual era extraña para ser de esa naturaleza. Aún asÃ, la misión debÃa continuar asà que abordaron el asteroide en la zona norte donde estaba la mayor concentración de nÃquel y titanio, comenzaron a extraer los materiales preciosos con mucho precaución para no alterar su trayectoria.
Pero, la intransferencia siguió continuando, molestando a Castiel, por lo tanto decidió dejar lo que estaba haciendo para dirigir la palabra a su capitán, sin embargo, una explosión se dio en la parte donde Amenadiel estaba extrayendo el nÃquel haciendo que las demás naves salieran expulsadas por la onda de choque.
Castiel perdió la consciencia cuando su cabeza chocó fuertemente con su asiento y su máscara de oxÃgeno.
Y en ese tiempo que estuvo ausente no pudo ver cómo sus compañeros estaban siendo atacados por unas formas de vida que no necesitaban todos esos instrumentos para sobrevivir en el espacio. No vio cómo sus vidas fueron apagadas con los afiladas y duras partes corporales que podÃan atravesar el más duro vidrio que podÃan crear como si fueran cáscaras de huevo. Pero para su buena o mala suerte, el lÃder de las criaturas se detuvo frente a su nave y vislumbró como su vida se estaba apagando por un simple golpe. Entonces, el mamparo fue roto y fue sacado de su nave con un destino desconocido.
•••
Los ojos de Castiel se abrieron y lo que vio hizo que su corazón latiera desenfrenado, doloroso al punto que querÃa salir de su pecho. Estaba en una estructura formada por filamentos viscosos parecidos a la red de una telaraña o más bien un vómito de tripas. Pero lo que más lo horrorizó fue ver otras naves atrapadas en sus redes y eso querÃa decir que sea lo que sea lo que lo atrapó no fue la primera vez que se cruzaba con humanos. Este era el primer contacto con una especie desconocida.
—Hola, Castiel.
Castiel se paralizó cuando oyó su nombre. No querÃa voltear. A lo largo de su enseñanza descubrió que si algún dÃa se cruzarÃan con una forma de vida no serÃan ni remotamente humanoides si no algo muy diferente, con otro sistema de vida. Lo que no esperó es que precisamente esta especie comprendiera su lenguaje. Pero él querÃa conocer más el espacio, ¿no es asÃ? Asà que debÃa voltear y enfrentarse a lo que el destino lo arrojó. Se volteó y tan pronto como lo hizo se arrepintió queriendo huir pero no tenÃa dónde. La forma de la criatura era casi arácnida si no fuera por su torso vagamente humano pero incluso asà era horroroso.
—¿C-Cómo sabes mi nombre? ¿Dónde está mi tripulación?
—Fácil. Solo tuve que buscar en tus pensamientos. Y con respecto al otro, están muertos.
Castiel se quedó quieto tras oÃr eso. Baltazar estaba muerto, su único amigo quién no tuvo miedo a acercarse a pesar de su estúpido privilegio.
—¿Por qué?
—Me temo que ustedes no son los únicos que operan bajo órdenes.
—¡¿Órdenes, de quién?! —bramó, el miedo estaba siendo opacado por la furia que corrÃa por todo su cuerpo.
—Tu especie es demasiada minúscula para entenderla. Saltaron demasiado pronto para su búsqueda… —la cosa cerró sus muchos pares de ojos verdes como si estuviera arrepentido. Sin rasgos suficientes no podÃa saber realmente lo que sentÃa— si sirve de algo tu verdadera tripulación seguirá viva por unas generaciones más. Hoy solo fue una prueba.
—Eso no sirve de nada —una risa dolorosa salió de sus labios tras oÃr eso— es solamente unos años más hasta que mates a toda mi tripulación. Eso ni siquiera es misericordioso… ¿Conoces la palabra? —escupió amargo.
—La conozco, Castiel.
—Lo dudo —dijo apartando la vista hacia lo que podÃa llamar suelo— ¿Qué harás conmigo? —preguntó amargo, aún con miedo pero resignado porque no habÃa forma para escapar.
—Te tendré aquà encerrado en tu mente hasta que dejes de respirar. Esa es nuestra manera de decir lo siento —se acercó hacia Castiel que puro instinto de supervivencia comenzó a retroceder.
—¿Q-Qué?
—No dolerá. Mientras vivas en el todo será como un largo sueño del cual no querrás despertarte nunca y yo estaré allà contigo en todos tus pasos, Cas.
Cuando estuvo a su alcance la criatura lo sujetó con varios de sus brazos para que no huyera y de lo que se suponÃa era una boca extrajo una protuberancia parecida a una lengua que chorreaba un lÃquido blanco que fue directo a su boca, haciéndolo tragar hasta que dejó de luchar por liberarse y minutos después la criatura retrocedió.
—¿Q-Qué más has dado? —preguntó Castiel gimiendo fuertemente mientras se abrazaba asà mismo y querÃa algo pero no sabÃa qué.
—Algo que pronto te hará soñar hasta tu último aliento… —se agachó a su lado, tomándolo en sus brazos para posicionarse en un lugar mejor, en el propio nido que habÃa hecho para ambos— tómalo como un afrodisÃaco que solo hará que me necesites a mÃ.
—Joder...
—Podremos hacer eso cuando comiences a soñar, Cas… —con sus seudo-manos comenzó a acariciar sus cabellos— cuando estés allà me encontrarás como Dean… búscame y recuerda que yo si me preocupo por ti. Por todas las almas que recojo.
Lo último que pensó Castiel antes de perder la consciencia fue la imagen de la familia a la que nunca volverÃa a ver y en los hermosos ojos de Michael.
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