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Alma de oro. por Junsuhiroishiwata

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Cuando  todos revivieron sin razón aparente,  la mayoría  se hallaba  desorientado. ¿A quién se debería  esto? ¿Por qué? Y lo más  importante.  ¿Para que? Si no hace mucho habian cedido  para abrirle  paso a los caballeros  de bronce.  Paso para poder, al fin  derrotar  a Hades. Era lo importante en el momento, sin embargo. Ahora volvían,  resurgiendo  de las cenizas  para volver  a comenzar.

No se negarían a la oportunidad, más  aquellos cuya  vida pasada había  sifo un rotundo fracaso. Y ya con esos datos  tan ilícitos podría  imaginar los cuantos  donde se debía  edificar.

Máscara  de la muerte, como mucho le conocían. Desde el santuario hasta notredam. Era uno de ellos, teniendo  atrás mucho  que querer  borrar, el mismo lo sabía. Más  no se arrepentía.

Por eso, el primer día  que logró  hallar un bar. Se metió  sin titubear, pidiendo  al cantinero unos cuantos  tragos para iniciar  el nuevo  plan.

─ En esta  vida. Por fin  seré  alguien dichoso. ─  Se dijo, estirándose. Como le era habitual; los de alrededor no dijieron  nada. Pues al menos la mayoría  estaban  atemorizados. No lo podría  explicar con precisión, pero algo  los angustiaba, y no  era nada. Aparentemente  relacionado  con la muerte de la representante  de asgard.

Hilda  de polaris, quien no hace mucho habia de perecer al lado de los dioses  guerreros. Dejando  al pueblo  al borde la deriva. Bueno,  de hecho. Detah  mask suponía  que rodos sus compañeros, en algún  momento  le seguirían. Reviviendo  como margaritas, pero. Lastimosamente no era así, estando más  que equivocado.
Bebió, comió. Y al cuarto  día  se preguntó.

Ahora  y con una sórdida  seriedad que había  hecho mal.

Estaba  solo,  como una  misera cucaracha  a la cuál  aplastar. Ahora, como única  ocasión. En verdad  podria sentir  la profunda  soledad.

─ Esto es Asgard. ¿Verdad? ─  El cantinero, con la típica  cara de solemnidad, asintió  a la varada pregunta  puesta sobre el aire.

─ Así es
─ En que más  le puedo servir 
Le preguntó terminado  de limpiar los vasos  del canceriano. Aquel con espantosos  hábitos  al tomar. Detah,  al principio  su aprovechó. Dando  gusto de la nueva oportunidad, aprovechando cada minuto y segundo  que pudiera  pagar.

Suponiendo  que alguien  le fuera  a reclamar, ya fuese el entorpecimiento de Afrodita. Quién, curiosamente pasaba  largos rayos entre disputas  y una buena amistad.

─ Nada por el momento ─  cuando logró  contestar, se miraba  a si mismos  por el reflejo  que el vaso de cristal  mostraba. Su cara,  con las antiguas  cicatrices,  las facciones  y todo lo demás. No le conferían una respuesta de nada.

Ahora, extrañaba  el alboroto de los chicos.

─ Todos estamos en situaciones  difíciles.  ─  respondió temblando, procurando no soltar algo que le pudiera delatar.

En eso, alguien cruzó  la puerta de E entrada. Azotando con rigor  al cerrar. Muy posible sun malas  intenciones intenciones, pero causando  la respuesta  involuntaria de más  de uno. Entre ellos, el encargado: que aun le hacía  compañía  al derrumbado  canceriano.

«Se le ofrece algo. Caballero. »
La voz serena  pefo quizás un poco alterada. Se dejó  resonar,  sacando  a Mask de su extraña  ensoñación.

─ Lo mismo que toma  el desdichado  de aquí.
La presencia  altura y con un cosmos  rebosante,  erizo  el vello parcial de Death,  poniendo los ojos en blanco por la clara intención.

─ Quién  te  crees. ─ Detah se levantó, enrabietado  como en muchas  otras ocasiones  donde alguien  le provocada, pero. Para su sorpresa y gratuidad oculta. El rostro que distinguió, le alivio el ímpetu  del corazón.

─ Saga... 
Pronunció, pasando del desconcierto al típico  dejo  socarrón. Que tanto le caracterizaba.

─ Mi hermano  no está  aquí.
Kanon contestó, refunfuñando al verse comparado con su odioso hermano  mayor

─ Oh. La copia  barata.
Sin inmutarse, el peliazul avanzó  por las sillas redondas alededor del recibidor. Donde ya el encargado  de las bebidas  le tendrá un jarrón  rústico de madera. Con el único  contenido  que al menos por esas instancias tenía  su completa  atención.

─ Que feos  gustos  tienes.

─ ¡Oye!

─ Tomás de lo más  barato.
Kanon, aún  con la cerveza  sobre sus finos  labios,  la sorbio hasta la última  gota. Dejando que el sabor amarillo le llegará  hasta lo más  profundo  de la garganta.
Era verdad,  y el otro lo sabía. Siendo  resucitado no contaba  con muchos bienes  monetarios para abastecer  gustos muy cotizados.

Pero,  en realidad  su disconformidad  también  derivaba en la crítica  del miserable  hermano  gemelo de saga.  Del que, no  sabía  gran cosa. Pues lo rumores no se hicieron  presentes  gasta el día  en que les tocó  traicionar  a sus  diosa.
Siendo el mismísimo  saga  quien habia interferido, contando sobre el hermano  menor que jamás  reveló.

─ Y bien. Kanon.
─ ¿Si?
─ Que te tare a un bar de tan poca  suerte.
Kanon carraspeo, y se volvió  para enfrentarlo  directamente  a la cara.

─ Estaba buscando.

"Cuando  kanon  regresó consigo  mismo. No podía  distinguir  el lugar, mucho  menos la razón divina que pudiera salvar su  alma de la perdición  en la que se encontró al morir"

─ A mi hermano.
Mintiendo  con pequeña  artimaña  mantuvo  su perfil  sereno. Pues no conocía  a gran detalle  al dichos Caballero  con precisión. Exceptuando  a Milo, o a los pequeños de bronce.

─ Ya veo.

─ Sí. ─  contestando  ariscamente, le observó  con atención  la cara. Queriendo encontrar  así  algún  resquicio  de duda.  Y cuando sus  azulinos  se conectaron  con los morados contrarios. Se quedó  ahí  por un prologado  rato. Perdiéndose  el misterio que ahora no gallo en la razón de su regreso.

─ Y... ─  Death  mask  interrumpió.

─ Has visto a otro caballero.
Preguntó, denotando  la incertidumbre  del mayor.

─ No.

«En realidad a nadie  más. »

─ ¿Seguro?

Las facciones  de kanon  mostraron  la leve irritación  de verse cuestionado, era claro  que en situaciones  ahí. No sería  un vil  tramposo como  en otra ocasión  lo demostró.
Y es que  aquel mal pasado por traicionar  a Athena, parecía  quedarse tan recalcado  en su  ser, que parecía  que nadie le sería capaz de creer a la primera.

─ Bien. Bien, te creo.

─ Y que me dices tú. Death.
Cruzado  de brazos, alzó  una ceja dubitativo. Esperando  abuso una explicación palpable a su paradero en Asgard.

─ No. No he visto  a nadie más. Solo a ti.

─ Oh.

─ No te ofendas. ─ Death mostró  su alto sonriente, relajando  los hombros antes tensos. Al menos ahora podía  tener un mayor  alivio para difuminar  su desconcierto por la forma en que había  nuevamente llegado.

─ Que vamos hacer.
Sin  mostrarlo  como pregunta, kanon  comenzó  a ponerse sumamente  ansioso,  era de desconfiar los hechos puestos  sobre la mesa.
Ni athena podía  ser tan vil para volverlos a levantar  de entre los muertos sun explicación, o algún  objetivo  en común.

─ No lo sé.

─ Rayos.

─ Pero si propones algo. Con gusto te sigo.
Death, accesible  a conformarse  con la compañía  del ajeno. Respiró  hondo, tanto que dentro de sí. Podía  distinguir  una inexplicable  calma  por pasar un buen rato con aquel  caballero  ciertamente  desconocido.

─ Propongo  investigar.

─ ¿Ahora?

─ Sí. Por qué  ni.

«Mientras  más  rápido  mejor. » pensó, entrecerrando  los ojos dudoso  de como avanzar. Antes de llegar a esa escuálido  establecimiento.  Había  pasado por montañas  rocosas  cruzado  pueblos interminables  de nieve.
Pasando de extremo  a extremo,  y ni cosmos o intervención divina  halló  entre  el ajetreo.

─ Deja término  de tomar.


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